Tradicionalmente, el papel de la dirección financiera (CFO) dentro de cualquier organización estaba fuertemente enfocado a funciones de control. Presupuestos, Tesorería, Contabilidad, Compras e Inversiones, entre otros, además del reporte de dichos controles a la Dirección.
1. TENDENCIAS
El nuevo rol del CFO en la dirección financiera
Tradicionalmente, el papel de la dirección financiera (CFO) dentro de
cualquier organización estaba fuertemente enfocado a funciones de
control. Presupuestos, Tesorería, Contabilidad, Compras e
Inversiones, entre otros, además del reporte de dichos controles a la
Dirección.
Además, esta Dirección solía trabajar de forma independiente sin
interactuar con otras Direcciones (Comercial, Operaciones, RRHH,
etc.), lo cual la circunscribía a funciones puramente financieras.
Sin embargo, en la última década se viene observando una tendencia
a adoptar un rol mucho más estratégico en la vida de la organización.
Esta tendencia, espoleada notablemente por la crisis financiera, busca
la optimización de todos los recursos de la empresa para reducir
costes, aumentar la competitividad, incrementar los márgenes,
buscar nuevas fuentes de financiación y, en definitiva, mejorar los
resultados financieros de la organización, con una visión mucho más
global de la estrategia de negocio.
Esta circunstancia ha convertido a la Dirección Financiera en un
asesor de los órganos de Dirección y, en colaboración con ellos,
diseñar la estrategia para hacer crecer el negocio y lograr los
objetivos estratégicos de la Compañía.
En este nuevo rol es donde la Dirección Financiera ha encontrado
grandes aliados que le han proporcionado un importante retorno en
términos de inversión: La Consultoría, la Tecnología y el Outsourcing:
2. La Consultoría ayudándole a identificar la estrategia para abordar los
nuevos retos.
La Tecnología que le ha permitido automatizar actividades con
aplicaciones que le han aportado fiabilidad y rapidez en el análisis de
la información y mejorar los sistemas de información de la compañía.
Y el outsourcing, o externalización, que permite llevar a cabo
procesos de negocio de forma externa a la empresa, permitiéndole
enfocar sus recursos en el core business y las actividades que
generan valor añadido para la organización.
Centrándonos en este último punto, es importante comentar que la
externalización es una práctica cada vez más habitual en las
empresas. Al encomendar las tareas no esenciales, la empresa
consigue varios beneficios:
Ahorro de costes fijos, pasando estos últimos a ser un coste variable
directamente relacionado con la facturación.
Permite asumir mayores proyectos sin incrementar el tamaño de la
empresa.
Mejora de los KPI´s, especialmente de la rentabilidad.
Liberar recursos de tareas no esenciales, permitiendo que estos se
centren en la creación de valor.
Homogenización de los procesos internos de la compañía
La implantación de una estrategia de outsourcing conlleva también
algunas dificultades y resistencias. Es muy común que surjan
preocupaciones legítimas, como dudas acerca de la capacidad del
partner para llevar a cabo las tareas encomendadas, o la posible
pérdida de control sobre los procesos externalizados.
Para superar estas dificultades y que nuestra estrategia tenga éxito,
es fundamental elegir al socio adecuado: una empresa sólida y con
experiencia en las funciones que va a desarrollar. Además, el servicio
debe contemplar planes de contingencia, un reporting periódico que
nos ayude en todo momento a tener el control sobre las operaciones,
acciones correctivas y un plan de acción a largo plazo, que nos
permita evaluar la posibilidad de externalizar más funciones en el
futuro. La elección del socio adecuado es determinante en el éxito o
fracaso de esta estrategia.
Recurrir a este tipo de soluciones para la externalización de funciones
financieras, ofrecidas por empresas especialistas en el sector, es una
práctica habitual si no se cuenta la experiencia suficiente para
afrontar estas situaciones.
Sebastián Sánchez
Product Manager en Informa D&B