1. “Transcurso del día”, de la serie Monocita, Aura Cruz, tinta sobre papel, 2007
Ser y estar en el mundo,
una reflexión sobre los modos de vida de la era global
Yo soy mi casa, …
Pïta Amor
La constitución del mundo global ha ido más allá de solamente instrumentar la
cercanía en pos de los intercambios de bienes y servicios. También se han comerciado
y, más aún, se han instaurado modos de vida que vienen construyéndose desde los
albores de la modernidad, prácticamente el siglo XX.
Este modo de vida global es quizá muy bien comprendido por el filósofo actual, en
boga, Peter Slotedijk, quien describe de manera precisa y sorprendente la construcción
del espacio del individuo en tanto una unidad de relación del yo con los múltiples yos
que se fabrican en esta relación autista y quizá un poco paranoide, ya que se habla
solo.
Es interesante también descubrir que justamente el espíritu de nuestra época, de
nuevo, iniciada en la modernidad, consiste más en la preeminencia del espacio sobre el
2. tiempo. Es decir, nos define más el dónde estamos que el qué somos. O mejor aún,
somos debido a dónde estamos. Es un tiempo donde las relaciones de lugar generan
más sentido que una definición del ser por sí sola. Aquí está entonces la paradoja ante
un mundo donde cada vez las distancias son más irrelevantes: la era de la
globalización.
El mundo de hoy, visto desde el punto de vista del presente artículo, se define, pues,
por dos jugadas simultáneas:
- La construcción del espacio íntimo, el espacio individual, como célula de la
construcción del espacio físico.
- La construcción del espacio comunitario sostenido en la virtualidad mediática.
Qué es vivir
Peter Sloterdijk nos recuerda que los seres humanos delimitamos atmósferas, esferas,
para vivir, y más aún, vivir es crear esferas.1 Ya Eugenio Trías, filósofo español, nos
menciona en “Lógica del límite” que el ser humano tiene como actividad primordial y
más primitiva la creación del territorio que le distingue y le protege del espacio
indeterminado del mundo al que le teme. Esta construcción de esferas es una actividad
animal que provee de seguridad y de relación con lo existente.
Las ego esferas
Con el término ego esferas, Peter Sloterdijk define al concepto creado específicamente
en la era moderna del espacio autosuficiente en el que se desenvuelve el individuo y
también como manifestación de la búsqueda del espacio original donde se estaba
seguro (la “caverna”, el útero materno). También señala que la construcción de estas
esferas se realiza siempre en forma diádica, es decir, en pares: placenta/feto, madre/
niño, Dios/alma, pareja de amantes, etc.
Relación con la colectividad
Es así como la construcción de la ego esfera no supone la reducción de la relación del
individuo a uno, sino a la explosión de los múltiples sub yos, de la duplicidad del uno.
1
SOLTERDIJK,
Peter,
Esferas
I
Burbujas,
Ediciones
Siruela,
Madrid
2003
3. Y es así también como la constitución de este espacio toma el lugar que jugaba la
familia, una vez la base de la sociedad, para dar paso a la simbiosis entre el individuo
solitario, su relación consigo mismo y su medio ambiente.
Y en este sentido el mundo mediático juega dos roles a la vez. Es el medio perfecto
para crear tantas imágenes de uno mismo como significados se busquen, la explosión
del superyó freudiano. Así mismo, es el espacio de interacción con otros, el espacio de
la virtualidad.
Por otra parte el ritual de apertura hacia el mundo externo, más allá de la burbuja
individual, se realiza fundamentalmente como una ruptura acústica a través del
encendido de la televisión, por ejemplo. Es la entrada de otras voces, pero no del
diálogo. Y los medios para dialogar, tales como el teléfono, el chat, etc., son los que
han abolido la necesidad de la simultaneidad en el espacio de dos o más individuos.
Es así como se sitúa la dualidad:
relación con uno mismo – ego esfera (espacio físico)
relación con el mundo – mundo mediático (espacio virtual)
Ser y estar en el mundo global
Conocida la historia podemos decir que una vez fue importante definir quién se era. Si
bien sigue siendo importante, lo que define esta condición de ser es el dónde estoy. El
tiempo de las definiciones ha cedido paso a los tiempos de las relaciones. Porque son
estas relaciones las que acaban configurándome, incluso ante mí mismo.
Paradójicamente, en los tiempos en que las fronteras están aparentemente tan cerca,
aunque ciertamente también el celo de su cuidado es cada vez más feroz, es un interés
fundamental de los individuos el probarse que pueden desprenderse de sus apegos, el
desprenderse de su lugar, es más, no tener lugar. Y ciertamente pueden probarlo,
porque la ego esfera es la que portan y construyen, la creación moderna que funda las
sociedades. Así mismo los apegos se redefinen y se sostienen en el mundo mediático,
como el espacio de la relación con los otros, y este mundo virtual, por definición, se
puede llevar a dónde sea.
4. Sin embargo, el saber en dónde estamos es la pregunta cuyas respuestas nos pueden
dar claridad para diferenciar lo grande de lo pequeño. No en balde, y es interesante
notar la paradoja, el mundo global que crea la construcción de las ego esferas,
aislantes y narcisistas, pero también provee de instrumentos que si bien reducen los
tiempos de comunicación y eliminan la necesidad de la presencia física para
interactuar, muestran a la vez la extensión completa de la tierra que no podría ser
apreciada anteriormente de manera tan elocuente. Tal es el caso de instrumentos
mediáticos como el google earth a través del cual se puede recorrer “aéreamente” la
entera superficie terrestre, e incluso ubicar puntos sobre la misma, conocer sus
numerosos accidentes y diversas expresiones geográficas. Es posible, inclusive, ubicar
“mi casa”…
“Encuentro”, , Aura Cruz, acuarela sobre papel, 2007