1. EL LIDERAZGO Y LAS LUCHAS DE
PODERES
Muchos líderes gozan primeramente de
autoridad funcional que les da sus jerarquías,
grados, nombramientos o cargos
administrativos, pero muchas veces se olvidan
de la autoridad basada en el conocimiento, que
viene siendo la experiencia que posee para
trasmitir confianza y dirección a los
subordinados, por otra parte está la moral que
lo hace ver como alguien apegado a las normas
establecidas o a las razones que los demás
aceptan como importantes. Ahora bien,
valiéndose de la primera autoridad, algunos
imponen sus órdenes por encima de los criterios
y principios que les da la moral y la experiencia.
Es allí donde nace el enfrascamiento en las
luchas de poder, que hace al líder incapaz de
dirigir, imposibilitando su don de mando y
conducción y desquebrajando su autoridad e
imagen ante los demás.
La frase “el líder no se enfrasca en luchas
de poderes, porque su autoridad es moral” (cita
requerida), constituye un principio básico. En
este sentido, si el poder es un tipo de autoridad,
entonces la moral es uno de los grandes poderes
que existe en la humanidad, puesto que, con
ella, se asume el poder sin ningún prejuicio y se
ejerce la autoridad sin ninguna resistencia.
Cuando se habla del liderazgo en las
organizaciones empresariales, este tema es
altanamente efectivo en cuanto a su contenido.
¿Cuántos enfrentamientos no se han presentado
motivados a esas luchas de poderes que nacen
de la ignorancia, la inexperiencia y la
inmoralidad de los “líderes” de hoy día?
En cuanto a las organizaciones con
disciplina castrense, la situación es mucho más
delicada. En estas, el hecho de que exista la
metodología de “ordene y entendido”, que es lo
mismo a decir: mando y cumplimiento sin
novedad alguna, no se pone en “jaque mate” el
subordinado sino al superior o jefe inmediato.
Aquí, en situaciones de alto contraste, aumenta
la tensión y con ella el stress y la cólera entre el
personal cada vez que, por la ausencia de moral
y experiencia para mandar (ordenar) y comandar
(conducir), se generan conflictos por las mismas
luchas de poderes existentes. Esta situación de
conflicto aumenta cada vez que la autoridad
funcional se impone a toda costa por encima del
ejemplo y la capacidad de conducción del
“mandante”.
Uno de los grandes principios de todo
líder viene representado por el hecho de no
exigir lo que no es capaz de dar. Sino cumple con
este principio no debería estar, jerárquicamente,
por encima de los demás. En la medida de que el
líder “disfuncional” exige, ordena, manda, no da
el ejemplo y mucho menos cumple con aquello
que le critica y le confronta a sus súbditos, van
apareciendo las luchas de poderes dentro del
entorno. Es allí donde nacen los enfrentamientos
internos, la indisciplina y se acrecienta la
inmoralidad en los niveles más bajos.
Algunas características del líder:
Se hace pequeño siendo grande
Busca la mejor negociación
Siempre va adelante mostrando el
camino hacia la meta
Da el ejemplo
Ofrece una mano amiga no un dedo
acusador
Trabaja en equipo
Su confianza está puesta en Dios
Acróstico sobre el Liderazgo:
Lealtad: Sentimiento o actitud de fidelidad hacia
algo o alguien
Innovación: Capacidad de adaptación y
transformación al cambio
Disciplina: Capacidad de actuar ordenada y
perseverantemente en función de una meta
Empatía: Identificación mental y afectiva con el
estado de ánimo del otro, humildad.
Rectitud: Justo, severo e intachable en su
conducta
Autoridad: Potestad para ejercer el mando de
hecho o de derecho
Zafo: Libre y sin daño, salvo y excepto
Gratitud: Agradecimiento y correspondencia
Orientación: Capacidad para enfocar el rumbo y
la visión