La actividad física es esencial para la salud de las personas mayores ya que incrementa la capacidad aeróbica, fuerza muscular y flexibilidad, previniendo enfermedades. Se recomienda realizar ejercicios de baja intensidad como natación, caminatas o ciclismo de forma progresiva y bajo supervisión médica. Los programas de actividad física deben ser diseñados y dirigidos por expertos para obtener los mayores beneficios.