1. ORTEGA Y GASSET
<<Cada vida es un punto de vista sobre el universo. En rigor, lo que ella ve no
lo puede ver otra. Cada individuo –persona, pueblo, época- es un órgano
insustituible para la conquista de la verdad. He aquí cómo está, que por sí
misma es ajena a las variaciones históricas, adquiere una dimensión vital. Sin el
desarrollo, el cambio perpetuo y la inagotable aventura que constituyen la vida,
el universo, la omnímoda verdad, quedaría ignorado>>.
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“PUNTO DE VISTA” Y “DIMENSIÓN VITAL”
El término “Punto de vista” no adquiere otro significado que el de
perspectiva, es decir, Ortega lo considera como una divergencia. La diversidad
de opiniones siempre se había explicado en la antigüedad como algo
contradictorio; pero ahora, lo interesante de este pensador es que acepta las
divergencias como formas de enfocar cualquier tema, estimándolas siempre
necesarias. Esta perspectiva no es sino uno de los componentes de la realidad,
es decir, una pieza de las que está compuesta la verdad y también, la forma en
la que está estructurada y organizada.
Por lo tanto, si la perspectiva es esencial del ser humano, es adecuado
afirmar, como decía en esta misma obra, que “Cada vida es un punto de vista
sobre el universo”; de esta forma, cada uno será capaz de alcanzar la verdad
mediante él mismo, dependiendo del punto de vista, la perspectiva, o como
Ortega decía: “Cada individuo es un órgano insustituible para la conquista de la
verdad”.
El concepto “dimensión vital” se refiere a nuestra percepción de la vida
que está marcada por las circunstancias en las que hemos vivido. Dado que la
realidad no es igual para todos, sino que depende de la vida de cada uno, de la
perspectiva desde la que cada uno aprecia la realidad, esta dimensión será
subjetiva.
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PENSAMIENTO DEL AUTOR
Desde el punto de vista orteguiano, la filosofía es constitutivamente
necesaria al intelecto, por tanto, no nace por razón de utilidad pero tampoco
por voluntad. Su finalidad es la de buscar y alcanzar la verdad del todo como
tal.
El ser humano hace filosofía porque su situación es una radical
situación de desorientación y necesita saber por sí mismo y no mediante los
otros; radical no quiere decir “única” ni “la más importante”, sino que quiere
explicar la realidad en la que radican todas las demás cosas.
Este punto lleva al término “vida” que para este pensador no tiene
sentido biológico, sino de biografía, de cada vida humana. La vida concebida
de tal manera es la realidad radical; dicho de otro modo, la vida es lo que da
sentido a la realidad, y esta solo resulta inteligible desde la vida.
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2. Sin embargo, el ser humano está rodeado de elementos físicos y,
también, de lo histórico y lo espiritual; es por esto, por lo que el “yo” no es el
sujeto inmutable y aislado del idealismo, sino que se constituye en su relación
con los elementos antes señalados, o sea, con su circunstancia. Esto queda
reflejado en su afirmación: “Yo soy yo y mi circunstancia”.
El resultado de entender al yo inmerso en la circunstancia es el
perspectivismo orteguiano; ya que la circunstancia determina el modo de
conocer el mundo, como se dice en el texto: “Cada vida es un punto de vista
sobre el universo” (cada una de las personas se forma una imagen diferente de
la realidad conforme a su perspectiva). La suma de estas perspectivas
determina la verdad en su totalidad.
En resumen, ajustándonos a lo dicho anteriormente, Ortega parte de
una tesis equilibrada entre el idealismo y el realismo.
Por un lado, acepta que, según el idealismo, las cosas son independientes del
sujeto, pero carece de sentido afirmar que el sujeto es independiente de las
cosas, tesis que rechaza del realismo. Por otro lado, el yo es necesario para la
comprensión de la realidad, pero no es la realidad primaria ni la más
importante; aquí radica su crítica al idealismo.
De este modo, somos circunstanciales con respecto a que desarrollamos
nuestra vida en relación con lo que nos rodea; es por esto, por lo que no hay
nada fijado ni absolutamente determinante.
Dado lo anterior, la vida es un proyecto que está en proceso ya que no
está hecha sino que hay que elaborarla.
A partir de este punto, podemos reconocer la libertad del individuo en
las posibilidades y circunstancias mediante las que puede construir su vida.
Por tanto, la libertad se convierte en la elección forzosa entre las
posibilidades que se tienen pero, no debemos de equivocarnos al pensar que,
puesto que el ser humano es constitutiva y necesariamente libre, lo sea del
todo y para siempre, ya que en cada situación y momento tenemos que decidir
entre las posibilidades que nos presenta la circunstancia en la que nos
encontramos.
En dicho proceso de elección, la persona puede optar por dos caminos:
hacerse cargo de sí mismo y cumplir con su vocación y/o proyecto vital, y
llevar una existencia verdadera y auténtica, o bien, abandonar su
responsabilidad y caer en la falsedad e inautenticidad.
La expresión de que la vida es un proyecto significa que esta se
desarrolla en la historia, es decir, que la vida del ser humano es histórica y,
por tanto, es de reconocer que disponemos de un tiempo y que somos
temporeidad (en este sentido, Ortega es “heraclitano” al creer que la vida es
algo estático y va cambiando con las decisiones personales). Esto quiere decir
que no podemos pensar abstractamente, sino en el tiempo que nos ha tocado
vivir.
Por eso, la razón pura no está capacitada para pensar la realidad humana y
necesitamos la razón vital, exacta y precisa, capaz de aprehender la realidad
temporal de la vida.
Ortega considera que el vivir del sujeto no es individual y utiliza el
concepto de “generación” para exponer que integramos, es decir, que
constituimos un grupo de convivencia que se desenvuelve en un momento
histórico-cronológico determinado.
Para Gasset, la sociedad transmite un conjunto de creencias,
instituciones, normas morales o religiosas, etc., que la mayoría de los que
pertenecen a una misma generación comparten.
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3. Para concluir, es de suma relevancia exponer que en cada generación,
los individuos pueden optar por pertenecer a la masa o bien a la minoría
selecta (ésta es la que tiene realmente opinión propia) y que la denominada
como “rebelión de las masas” está provocada por la pérdida de capacidad de la
élite de orientar a las masas, causa por la que la sociedad entra en decadencia
y crisis al carecer de liderazgo.
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CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO
MARCO HISTÓRICO
El contexto histórico del pensamiento de Ortega y Gasset es el que
corresponde a la primera mitad del siglo XX que se caracterizó por la
inestabilidad política y, además, por el dominio de las potencias europeas.
Los rasgos más importantes son: el auge del capitalismo y, como dije
anteriormente, la inestabilidad política unida a un complejo sistema de
alianzas entre las principales potencias europeas.
Los acontecimientos que van a marcar el inicio del siglo XX serán: la Primera
Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la Guerra Civil española (es la causa de
la gran obsesión de este pensador por el problema de España; de ahí, sus “dos
Españas” que conviviendo juntas, son un misterio la una para la otra) y la
Segunda Guerra Mundial.
Además, vivió unas situaciones en las que España necesitaba una
reconstrucción tanto cultural como políticamente, hechos que le orientaron
hacia su tendencia “europeísta”, al darse cuenta de que el destino de España
era Europa.
En el ÁMBITO CULTURAL y artístico son de destacar dos fenómenos
culturales: el de las vanguardias (impresionismo. cubismo, dadaísmo,
futurismo, expresionismo...), que supuso la incorporación en el arte de
métodos que rompían con la tradición, y la aparición de la cultura de masas
debido al incremento del poder económico de las grandes masas de población
y el desarrollo de las nuevas tecnologías.
En el campo de la ciencia destacan los trabajos de Gödel, Russell o
Frege (pensamiento formal) que supusieron una fundamentación de las
matemáticas y el desarrollo de la lógica formal contemporánea. En física
predominan los trabajos elaborados sobre la naturaleza de la luz, sobre
electricidad y magnetismo de Maxwell, la Teoría de la Relatividad de Albert
Einstein, el nacimiento de la mecánica cuántica y el desarrollo del Principio de
Incertidumbre de Heisenberg.
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4. CONTEXTO FILOSÓFICO
La filosofía contemporánea es muy compleja dada su gran diversidad.
Una clasificación de las corrientes que dominan la filosofía en el siglo XX sería
la siguiente:
a) EL conjunto de: existencialismo, vitalismo, historicismo, etc. que
recogería la tradición más metafísica de la filosofía.
b) El grupo que centra su interés en el análisis del lenguaje y de la
metodología de la ciencia - Filosofía analítica (Neopositivismo,
Atomismo lógico, Círculo de Viena), Filosofías de la ciencia-.
c) Las del apartado del contenido social y político (análisis problemas
sociales y crítica a las ideologías): el marxismo y sus variantes, etc.
Ortega y Gasset entra en contacto principalmente con las que tienen
como estudio el problema de la histoicidad y de la vida.
La principal influencia que recibe Ortega es la que proviene de la
Filosofía Continental Europea, y específicamente, la Filosofía Alemana, que ha
llegado a provocar que se cuestione la originalidad de su pensamiento.
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COMPARACIÓN CON OTRA POSICIÓN FILOSÓFICA Y VISIÓN DE LA
ACTUALIDAD JUNTO CON LA VALORACIÓN PERSONAL
La relación más significativa con otra posición filosófica que podemos
elaborar es con Nietzsche.
La crítica del idealismo y su defensa del vitalismo permiten crear esta
relación de la obra de Ortega con Nietzsche.
A ambos autores podemos considerarlos en la “Filosofía de la vida”,
surgida a finales del siglo XIX. La vida es para los dos la esencia última de la
realidad aunque entendida de manera distinta.
Para Nietzsche la vida está valorada desde una perspectiva biológica como un
impulso instintivo, mientras que para Ortega, más influenciado por el
historicismo, la considera como biográfica (suma de vivencias personales).
La diferencia básica entre ambos filósofos se puede encontrar
atendiendo a la consideración que hace cada uno con respecto a la razón. Para
Ortega, la razón es una facultad humana indispensable ya que es necesaria
para analizar las circunstancias que nos rodean a cada uno y dar sentido a
nuestra vida. Mientras tanto, para Nietzsche la facultad racional no puede
influir ni penetrar en la esencia básica de la vida caracterizada como devenir,
desarrollo y cambio puesto que, al dejarnos guiar por la razón y despreciar los
instintos, estamos despreciando, a su vez, la vida. Es por esto por lo que
Nieztsche debe ser considerado vitalista y Ortega raciovitalista.
Ambos tienen una consideración heraclitana de la realidad. Tanto para
Ortega como para Nietzsche la vida se caracteriza por el cambio, el devenir y la
evolución. La realidad está sometida a la historia.
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5. A pesar de lo dicho anteriormente, los dos tienen una idea diferente del
tiempo. Mientras que para Ortega el tiempo solo puede ser entendido
linealmente (vivencias pasadas irrepetibles), para Nietzsche el tiempo es
entendido de una forma cíclica como eterno retorno (todos los acontecimientos
pasados, presentes y futuros están condenados a repetirse eternamente).
Con respecto a la consideración de la vida como proyecto, los dos
filósofos presentan una idea parecida. El superhombre para Nietzsche y el
hombre con existencia auténtica para Ortega son aquellos que forman su vida
creativamente, de forma original y haciendo uso de su libertad.
Aunque Nietzsche vivió en la Alemania de la segunda mitad del siglo XX
y Ortega en la España de la primera mitad del XX, ambos elaboraron un
análisis adecuado de las épocas en las que vivieron (Ortega de la crisis que
sufría España y Nietzsche de la decadencia de la cultura occidental).
Al contrario que Nietzsche, Ortega piensa que la realidad no puede ser
pensada desde categorías últimas y objetivas al margen de las condiciones
cambiantes que las rodean y determinan.
Por otro lado, desde la misma perspectiva que Nietzsche, Ortega
afirmará que el ser humano es un proyecto inacabado, y en este proyecto vital,
la historia está al servicio de la vida y no la vida al servicio de la historia.
Dado que la realidad es una tarea inacabada, la verdad también
termina de ser una categoría estática transformándose en un proyecto. Aquí
es donde Ortega se asocia directamente con el concepto heideggeriano de la
verdad como un descubrimiento, como el poder que pone de manifiesto lo que
estaba oculto.
Para tratar la actualidad me serviré de la tendencia europeísta de
Ortega, dado que vivió unas situaciones en las que España necesitaba una
reconstrucción tanto cultural como políticamente, hechos que le orientaron
hacia dicha tendencia y que le hicieron darse cuenta de que el destino de
España era Europa. Dada la proximidad en el tiempo de las elecciones (junio
2009) al Parlamento europeo, me hace reflexionar sobre el gran periodo que
llevamos perteneciendo a la Comunidad Europea y como ha evolucionado
nuestro país hasta convertirse en una de las nacionalidades más importantes
de Europa de la actualidad.
Para concluir, usaré el ejemplo anterior para elaborar mi valoración
personal y expresar mi postura con respecto al pensamiento de Ortega y
Gasset.
Mi opinión sobre esta filosofía es mayormente positiva puesto que estoy
de acuerdo con la idea de que la vida está influenciada mayoritariamente por
las situaciones históricas en que vivimos, es decir, las circunstancias.
Asimismo, estoy de acuerdo con el perspectivismo orteguiano, ya que como
expone el texto: “Cada vida es un punto de vista sobre el universo”.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con la tendencia europeísta de Ortega
ya que creo que los objetivos y finalidades para las que se creó la Comunidad
Europea o bien no fueron elaborados adecuadamente o no están dando los
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6. resultados que se esperaban de ella puesto que, según mi punto de vista, hay
un ambiente generalizado independentista, es decir, cada país no participa en
la evolución común de todos los de la CE, o sea , no hay verdadera
cooperación continua, a parte de las necesidades que se precisen en
situaciones oportunas que sucedan alguna vez (crisis, accidentes, catástrofes
naturales, pandemias, etc.).
En conclusión, mi valoración sobre este pensador es mayoritariamente
positiva salvo el último punto de vista expuesto anteriormente.
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