La eticidad es la característica distintiva del ser humano y consiste en su condición libre e indeterminada. A diferencia de otros seres vivos cuyo ser está determinado, el ser humano nace sin una esencia fija y puede elegir entre alternativas para completar su humanización absorbiendo cultura. Esta libertad fundamental es lo que permite al ser humano valorar opciones y actos, distinguiendo entre el bien y el mal.
2. Con la palabra eticidad, la filosofía
designa aquello que, en el fondo, hace
posible la vida ética, así como las
morales y todo lo referente al universo
de los valores. La eticidad, como rasgo
distintivo del ser humano, consiste en
su condición libre o indeterminada, en
proceso y diversificada a lo largo del
tiempo y del espacio geográfico.
3. Para la filosofía occidental, el ser humano
se distingue de todos los otros seres por su
libertad ontológica, constitutiva o radical.
Generalmente se habla de diferentes tipos
de libertad: de elección de opciones, de
opinión y de movimiento; pero en la raíz de
todo esto se advierte que las modalidades
de la libertad son
posibles solamente porque el propio ser es
libre. Esto quiere decir que no está
acabado. El individuo puede elegir entre
alternativas porque, ante todo, puede
elegir qué hacer con su propia condición de
ser humano.
4. Todos los otros seres vivos tienen un ser determinado y un
rango de opciones más reducido: el gato y el perro desarrollan
características y modos de actuar que están determinadas
genéticamente por su especie y, al parecer, nunca se
preguntan cómo sería mejor actuar o cómo se llega a ser un
“buen” perro o gato. El ser humano también tiene
determinaciones genéticas de especie, una de las cuales es
que su cerebro desarrolla una mente reflexiva. Pero nace
indeterminado porque tiene siempre diversas opciones y sus
impulsos e instintos no son suficientes para llegar a ser un ser
humano, propiamente dicho; más bien, se humaniza o se
completa absorbiendo una cultura, una o varias lenguas,
conocimientos, técnicas, hábitos, morales.
5. Desarrollo de la conciencia moral según Kohlberg
Esta libertad de decidir, que está en
nuestra estructura misma, es lo que
se llama eticidad y es lo que
permite al hombre valorar las
distintas opciones, preferir entre
una forma de ser y otra. Así, la
humanidad valora los actos de
bondad, de heroicidad y
solidaridad, de valor y coraje; y
rechaza los actos cobardes,
violentos, egoístas y de maldad.
6. Se debe advertir que los seres humanos son racionales e
irracionales, individuales y comunitarios, capaces de amor y
de odio, de alegría y tristeza. Y debido a que llevan los
contrarios en sí mismos, valoran, diferencian, prefieren y
juzgan, otorgan a las distintas situaciones una cualidad,
distinguen entre el “bien” y el “mal” en cada situación
específica. La capacidad de valoración se basa en la
condición libre y contradictoria del ser humano.
Esta última es el fundamento que hace posible todos los
valores que se han descubierto. De tal forma que en la raíz
de todas las éticas, de todos los ideales y valoraciones existe
un hecho, que recibe el nombre de eticidad, y que consiste
en la capacidad propia de la naturaleza humana de preferir,
de no ser indiferente. Cualquier ética y cualquier moral se
fundan en la eticidad constitutiva del ser humano, es decir,
se fundan en la “no indiferencia”.
7. El hecho es que no se puede vivir sin
valorar, no se puede vivir sin ética. Incluso
si una persona decide no desarrollar sus
potencias, si decide caer en la inercia, el
vicio y la esclavitud, no creer en los
valores, esa persona está prefiriendo y
valorando.
8. Por otro lado, la eticidad implica también la
proyección y transformación de la naturaleza
humana. En tanto el hombre es indeterminado,
su ser no está acabado o completo, no tiene una
esencia fija; sino que es insuficiente o carente. Por
ello, tiene que completarse con sus propios actos
y, por lo mismo, es susceptible de adquirir nuevos
rasgos y características. Puesto que las potencias
del ser humano son ambiguas, para realizarlas
tiene que colocarlas por encima de sí mismo,
tiene que proyectarlas como un ideal a alcanzar.
El ser del hombre es posible no sólo en el sentido
de que puede ser o no ser, sino también en el
sentido de apertura y proyección de algo que no
parece ser real, pero se quiere lograr.
9. En síntesis, en tanto el ser del hombre es indeterminado y posee
contrastes, tiende a establecer diferencias, a preferir y a transformar y
proyectar su ser en nuevas potencias y características que enriquezcan
su naturaleza inmediata con las creaciones culturales y con la
adquisición de un carácter o ethos.