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La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlan
1. La gestión pedagógica de la escuela Justa
Espeleta y Alfredo Furlan
“Conflicto y colectividad: un reporte desde la secundaria”
Levinson, Bradley A.
En la lectura habla del proceso de formación de grupos y las distintas prácticas y discursos
que se construyen a partir de ese proceso.
Levinson menciona que la organización y distribución de los grupos es de acuerdo a su
promedio de la primaria y la calificación de su examen de admisión, con esto se pretende
crear grupos “equilibrados o “nivelados”; ya que los maestros y directores aseveran que los
grupos heterogéneos funcionan mejor.
La heterogeneidad en los grupos es para que los alumnos se conozcan y adapten unos a
otros.
Sobre las prácticas y discursos que se generan por la organización de grupos se
mencionan dos que son las de los profesores y alumnos sobre la variación de los índices
de reprobación y aprovechamiento según los grados. Los profesores explican que los de
primer grado llegan “asustados” y quieren quedar bien con el maestro, los de segundo grado
son más inquietos debido a los cambios físicos de la pubertad y en tercer grado son más
responsables y aplicados en su trabajo. Por su parte los alumnos mencionan que en primer
grado no se conocen y no pueden echar relajo y por eso se dedican al estudio, en segundo
grado ya se conocen bien, en tercer grado tienden a ser mejor portados ya que piensan en
interese propios y en su futuro.
Durante los tres años los grupos van adquiriendo características y reputaciones propias.
Habla de que los profesores pueden asignar tareas en la cantidad y con la frecuencia que
les convenga, sin conocimiento de la dirección de la escuela; ya que los maestros se
pueden defender en tanto acaten el programa de estudios.
Las tareas solo se ven como actividad que ayuda a los profesores a terminar con el
programa.
2. LA PROFESION DOCENTE Y LA PRACTICA
ESCOLAR
Enviado por Ednitha-Toledho
16/7/2014
1695 Palabras
LA PROFESIÓN DOCENTE Y LA COMUNIDAD ESCOLAR: CRÒNICA DE UN
DESENCUENTRO.
M. FERNÀNDEZ ENGUITA
EDNA KARELLE SÁNCHEZ TOLEDO
“LOS PADRES: ENTRE LA INDIFERENCIA Y LA IMPOTENCIA”
En este capítulohabla acerca de la importancia que le dan los padres de familia a la
educación de sus hijos ya que la intervención de ellos es de suma importancia porque al ver
que sus padres los apoyan los alumnos sesienten motivados a seguir estudiando, al no
participar ellos con sus hijos algunos se desmotivan o cuando presentan problemas
prefieren superarlo solos sin pedir ayuda a los docentes o directivos dela escuela donde se
encuentra su hijo o en ocasiones cuando se presentan los problemas dentro de la institución
a veces no acuden a los llamados que se les hace ya sea porque los horarios no
eranconvenientes para ellos o porque simplemente no se enteraron pero al saber que su hijo
tiene un problema y no acuden al llamado buscan resolverlos por si solos y no tratan de
buscar una soluciónconjuntamente con la institución, también la mayoría de los padres cree
que no es necesario integrarse a los diferentes consejos o actividades que desarrolla la
escuela ya que no le ven el sentido o no hayuna motivación para su participación o en
ocasiones creen que no deben participar ya que ellos no colaboran con la escuela
económicamente por lo cual se sienten sin derechos hacia la escuela. En ciertaparte también
menciona a los directivos que no buscan las formas de integrar a los padres de familia a los
asuntos de la institución ya que la mayoría de veces que se les hace un llamado son
porquesus hijos tuvieron problemas o porque son llamados por parte de los docentes para
dar alguna información acerca de la situación académica de sus hijos, el texto menciona
que podría haber un cambio en laenseñanza o aprendizaje de los alumnos si hubiera más
comunicación entre el personal de la institución, los padres de familia y los alumnos ya que
si los padres participaran con la escuela se...
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3. LA PROFESIÓN DOCENTE Y LA COMUNIDAD ESCOLAR: CRÒNICA DE UN
DESENCUENTRO.
M. FERNÀNDEZ ENGUITA
EDNA KARELLE SÁNCHEZ TOLEDO
“LOS PADRES: ENTRE LA INDIFERENCIA Y LA IMPOTENCIA”
En este capítulohabla acerca de la importancia que le dan los padres de familia a la
educación de sus hijos ya que la intervención de ellos es de suma importancia porque al ver
que sus padres los apoyan los alumnos sesienten motivados a seguir estudiando, al no
participar ellos con sus hijos algunos se desmotivan o cuando presentan problemas
prefieren superarlo solos sin pedir ayuda a los docentes o directivos dela escuela donde se
encuentra su hijo o en ocasiones cuando se presentan los problemas dentro de la institución
a veces no acuden a los llamados que se les hace ya sea porque los horarios no
eranconvenientes para ellos o porque simplemente no se enteraron pero al saber que su hijo
tiene un problema y no acuden al llamado buscan resolverlos por si solos y no tratan de
buscar una soluciónconjuntamente con la institución, también la mayoría de los padres cree
que no es necesario integrarse a los diferentes consejos o actividades que desarrolla la
escuela ya que no le ven el sentido o no hayuna motivación para su participación o en
ocasiones creen que no deben participar ya que ellos no colaboran con la escuela
económicamente por lo cual se sienten sin derechos hacia la escuela. En ciertaparte también
menciona a los directivos que no buscan las formas de integrar a los padres de familia a los
asuntos de la institución ya que la mayoría de veces que se les hace un llamado son
porquesus hijos tuvieron problemas o porque son llamados por parte de los docentes para
dar alguna información acerca de la situación académica de sus hijos, el texto menciona
que podría haber un cambio en laenseñanza o aprendizaje de los alumnos si hubiera más
comunicación entre el personal de la institución, los padres de familia y los alumnos ya que
si los padres participaran con la escuela se...
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4. e profundización
“La autoridad (pedagógica) en cuestión” de María Beatriz Greco
- Adaptado para los alumnos de 5º año-
Prof. Lic. Adrián Lilino
“Estamos parados en el territorio de la invención,
allí donde el desierto se vuelve “terreno de juego”, recreación de
sentidos.”
(Maria Beatriz Greco, “La autoridad (pedagógica) en cuestión pag. 154)
¿Es posible educar sin autoridad? ¿Sobre qué se funda la autoridad del maestro?
¿Qué puede hoy una autoridad? ¿Qué ejercicios diversos de la autoridad pueden ser
pensados hoy? Estos son los interrogantes fundamentales que se hace Greco sobre la
autoridad pedagógica y sobre los cuáles reflexiona en su obra.
En primer lugar demarca que la autoridad hoy esta en crisis, que se encuentra
devaluada, y qué este es un problema complejo donde intervienen factores culturales,
económicos, sociales y políticos. ¿Qué hacer frente a ello? ¿Paralizarnos? No. La invitación
es a reconstruir el concepto de autoridad en el vínculo pedagógico. Es decir,
construir una nueva idea de pensar y sostener la autoridad pedagógica hoy frente a la
crisis, ya que no se puede educar sin autoridad.
¿Por qué reflexionar sobre la autoridad pedagógica? Greco dice: porque “todo
acto educativo implica un acto de autoridad”. Educar implica una noción de
autoridad, porque significa dominar los contenidos que debemos transmitir, manejar
técnicas pedagógicas adecuadas a las edades y contextos en los cuales viven los
estudiantes, estar a la escucha de sus problemas y de la marcha del proceso de
enseñanza- aprendizaje.
¿Se puede sostener una autoridad individualmente? Greco dice que no, que “la
autoridad es institucional”. La autoridad se sostiene en el trabajo en equipo, en la
coherencia, en el clima institucional de la escuela. Con lo cual, si bien la autoridad
pedagógica es labor de cada docente, es también una tarea colectiva y social que se
asume entre todos los docentes de un colegio.
Ahora bien, si la autoridad pedagógica hoy esta en crisis, es en función de que el
concepto de autoridad que sosteníamos hasta el momento ya no funciona, y
debemos re- pensarlo nuevamente para que se legitime. Debemos animarnos al terreno
de la invención, detener la queja y forjar una autoridad pedagógica de otro tipo.
¿De dónde viene esta crisis de autoridad?
Foucault (filósofo e historiador francés) retoma a Kant (filósofo alemán) para decir
que en la modernidad hubo un quiebre respecto a la autoridad externa, la consigna del
sujeto moderno era “no obedecerse más que a sí mismo”. La autoridad entonces
estaba del lado de la razón misma y su afán de autonomía y dominio en el camino del
progreso ilimitado. El maestro aparecía como aquel que “hacía nacer en el niño al
alumno”, que lo acompañaba en el trayecto de su relación con el conocimiento, consigo
5. mismo y con los otros. Nacía alguien que aprende y desea aprender. Hoy, la razón
también aparece cuestionada a partir de no haber logrado el progreso ilimitado que
proponía, y por ende, la autoridad no se desplaza hacia ningún lado,
tiene dificultades para ser encarnada y reconocida.
Para Castoriadis (filósofo y psicoanalista francés) vivimos en tiempos de in-
significancia, de desamparo, por ausencia de significaciones que nos otorguen un mejor
vivir juntos. Bajo la consigna de “sálvese quién pueda”, y del hombre actual instalado
como sujeto consumidor; se ha roto un proyecto identificatorio colectivo, en términos de
Silvia Bleichmar (psicoanalista argentina), que es aquello que nos posibilita reconocernos
en un “nosotros” y proyectarnos hacia el futuro. Stiegler (filósofo francés) habla de una
época signada por el “sufrimiento narcisístico del nosotros”. ¿Qué quiere decir esto?
Que estamos en un momento histórico donde no podemos conformarnos como un
“nosotros”. Cada uno vive “individualmente”, y ello habilita a todo tipo de transgresiones
(es posible hacer “desaparecer” a los otros”). Thomas Hobbes (filósofo inglés), habla de
la “guerra de todos contra todos”, al disolverse la noción de un colectivo social que
nos cuida y proteja más allá de nuestras diversidades. Antes, en un mundo pre- moderno,
dice Castel (filósofo francés), el sometimiento a la autoridad estaba dado, porque
esta, aseguraba una protección y por ello uno era obediente. Si decimos que hoy
importa solo uno y estamos disueltos socialmente, obviamente que la autoridad ya no
asegura ninguna protección, y uno no necesita ser obediente a nadie. Agamben (filósofo
italiano), sostiene que la autoridad reside en el relato y la palabra, en
la experiencia de aquel que transmite. Es decir, que la autoridad tenía que ver con la
transmisión de experiencias acerca de lo vivido entre generaciones; una autoridad de la
experiencia. Algo que se comunica entre generaciones.
¿De dónde procede la autoridad de un maestro? ¿Se es o se ejerce
autoridad?
Estas son otras preguntas que se hace Greco y son fundamentales. ¿Uno posee
autoridad por sí mismo o uno ejerce la misma? Haciendo un análisis de diferentes
definiciones de autoridad, Greco concluye que laautoridad no es un concepto aislado
y recortado de otros, sino que se diferencia o reconoce en base a otros conceptos como
el poder, la fuerza, la influencia, la obediencia, la disciplina, la legitimidad, la libertad. Lo
fundamental de la autoridad, es que se despliega en la intersubjetividad, en una trama
de encuentros entre sujetos diferentes en relación asimétrica.
La autoridad dice Greco, implica un reconocimiento, y es ello lo que hace que
alguien sea autoridad. Nadie puede nombrarse a si mismo autoridad, sino es mirado por
otros como tal. ¿Cuándo se da este reconocimiento? Cuando la autoridad se emplaza
desde la autorización, desde otro que reconoce en mí alguien que busca “hacerme
crecer”. Por ello no se liga a un poder que se ejerce en razón de una superioridad, sino
por contar con una experiencia (como decía Agamben) de importancia para mí, que busca
mi beneficio. Uno reconoce una autoridad y renuncia libre y conscientemente, a
cambio de algo que otro ofrece y dona dice Kojève (filósofo francés nacido en Rusia).
No se trata de ejercer violencia o intervenir por la fuerza, ello no es autoridad. ¿Qué sería
ello en términos educativos? Un docente que no se coloca por fuera de la situación
de aprendizaje, sino que se implica con el alumno y su aprendizaje, que no lo deja solo,
que lo sostiene para que no desista. Que despliegue “miradas habilitantes” para con el
alumno, que busca que sus potencialidades se desplieguen. La autoridad vale entonces,
no por sí misma, sino por que hace nacer y crecer.
6. ¿Cómo puede pensarse hoy la autoridad pedagógica?
Greco propone pensar la autoridad pedagógica ligada a:
- La transmisión: Un docente que transmite un pasado pero no como algo fijo y estático,
sino en constante recreación desde la mirada presente, pero también, de cara al futuro. Es
decir, que busca las formas de enseñar haciéndose cargo para promover un recorrido propio
de cada alumno, que no queda estancado sino que se abre a la complejidad de lo nuevo y
del por venir.
- La confianza: Un saber escuchar y saber decir no desde una lógica controladora del otro.
Una asimetría si, pero no desde el lugar de superioridad. Lo cual implica que el docente
renuncie a la omnipotencia, a la totalidad, al control del otro, a capturarlo y cambiarlo según
los propios deseos, a ejercer un poder que no cesa. Se trata de una confianza
instituyente, que da oportunidades, que se abre a lo novedoso, que confía en el alumno
que se le ha dado a cargo y del cual es responsable.
- La igualdad y la ignorancia: No se trata de borrar la asimetría, ni ponerse en lugares
idénticos. Se trata de que el docente siguiendo a Rancière (filósofo francés) y Jacotot
(pedagogo francés) no desiguala con el alumno, sino que por haber recorrido un camino
con el conocimiento, lo despliega con los alumnos y abre nuevos diálogos para que ellos
promuevan sus propios caminos. Que no considera al otro inferior, sino que trabaja con
voluntades, creando vínculos entre inteligencias y textos para arribar a otros mundos
posibles. Ello implica romper con la idea de saber y poder, entre ignorantes y sabios, entre
inteligentes y no inteligentes, entre buenos y malos alumnos. Un ser maestro sin ser
amo y dueño. Un “maestro ignorante”, que enseña sin explicaciones ni indicaciones
sobre las palabras que el alumno deberá decir ni en el lugar en el que deben ser colocadas,
sin el despliegue de la inteligencia del maestro, sino que insista en la necesidad de que el
alumno realice su trabajo intelectual, que no descanse en la inteligencia del maestros sino
que otorgue a su inteligencia todas las posibilidades de desplegarse. Un maestro que
considera que todas las inteligencias son iguales, que cualquier alumno puede
desplegarla, que lo arranca al alumno de su lugar de inferioridad, que lo valoriza, que lo
reconoce y anima al trabajo. Un maestro que “enseña que lo que ignora”, que se ubica
en igualdad, que considera que la ignorancia puede provocar el deseo de saber, que esta
allí no por ser sabio o superior. Un maestro que no aplasta la inteligencia de su alumno,
sino que promueve sus propios caminos. Un maestro que considera que “el alumno hace
al maestro”, lo cual significa que los caminos que vaya armando de enseñanza es a partir
de lo que el alumno ensaya, escribe, improvisa.
- La emancipación: Pasar de una “autoridad del dominio del otro” a una “autoridad
emancipatoria”. Una autoridad que permita el despliegue de las posibilidades de todos y
cada uno. Una autoridad que no sujete, sino que busque que sus alumnos no se sientan
inferiores, que descubran el poder de su pensamiento, que no se menosprecien. Una
autoridad que “subjetivice”, que acompañe, movilice y sostenga. Una autoridad que
se “haga cargo” de sus alumnos y se responsabilice por sus aprendizajes. Una autoridad
que transmita su voluntad, pero no su inteligencia o su saber, sin dejar que la pereza gane
al alumno. Una autoridad que considere que la educación no proviene del maestro, sino que
es un trabajo del alumno efectuado desde su lugar de “igual”. Una autoridad que retome
las ideas previas de los alumnos, aún para corregirlas, que aggiorne las actividades de
enseñanza, que estimule el interés, que secuencie actividades de enseñanza atractivas, que
corrija veladamente, sin violencia, los conocimientos erróneos de sus alumnos[1]. Una
7. autoridad que no considere al alumno una cosa, sino un sujeto- palabra. Un sujeto que al
hablar, se va instituyendo como tal, donde su palabra cuenta. Por ello, siguiendo a la
psicoanalista Piera Aulagnier, no debe ejercerse una “violencia secundaria” que es
aquella que es desubjetivizante, que arrasa, que es excesiva, que en lugar de hacer lugar,
lo quita. Es decir, no ser un espacio áulico o de enseñanza- aprendizaje donde ya este todo
dicho por el docente, para ser uno que no es aún, donde la palabra del docente se dona y
deja que el otro hable desde el reconocimiento del semejante. “Lugares de
habla” donde cada uno pueda hacer oír su voz. Para que en el alumno, siguiendo a la
psicoanalista argentina Silvia Bleichmar, no se produzca un “estallido de identificación”.
Donde el alumno tenga la sensación de superfluidad (ser descartable, estar de más, de
sobra), disminuyendo su autoestima y la ausencia de un proyecto futuro para vivir en la
inmediatez. Una autoridad que forma inteligencia, que es mucho más que cargar memoria
o repetir frases hechas, aprender de memoria o repetir el libro. Kammerer propone pensar
que el lugar de los adultos es ser “prestadores de identidad”, de pasadores de cultura
recibida con la responsabilidad de “hacer crecer”, proteger lo frágil que nace en niños y
adolescentes.
En la siguiente página pueden encontrar una entrevista a Greco para profundizar
sobre el tema:
http://www.osplad.org.ar/mundodocente/mundodocente2006/sumario/notas/junio_08/ent
relejerciciodeautoridad.htm
dad 2: LA AUTORIDAD
(PEDAGÓGICA) EN CUESTION . Una
crítica al concepto de autoridad en
tiempos de transformación. María
Beatriz Greco
El Maestro Ignorante es un texto de crítica al concepto de autoridad en sí mismo, de crítica a toda
posición de maestro fundada en el saber.
8. El ejercicio de la autoridad del maestro ignorante pone en cuestión la razón y la práctica
pedagógica ordinaria, que confía a la inteligencia del maestro el cuidado de colmar la distancia que
separa al ignorante del saber.
La reunión de ambos términos: “maestro” e “ignorante”, impacta, sorprende, obliga a establecer
nuevas relaciones entre las palabras o a disociar los componentes que constituyen una misma
idea, que permanecen generalmente adosados, pegados, indistinguibles, confusos.
El maestro ignorante no es un lugar vacante, no es ausencia, ni indiferencia, ni desinterés,
tampoco es completa ignorancia, ni absoluto silencio. Por el contrario, el maestro ignorante
“trabaja” de maestro: habla, relata, dice su pensamiento, narra su aventura, ordena actividades,
propone tareas, ofrece un objeto: un libro con el que relacionar todo lo demás, se hace presente
ante el alumno con su palabra, sus preguntas, su deseo, su ignorancia, su camino recorrido, sus
propios interrogantes genuina mente postulados, su propia emancipación. También guarda silencio,
escucha, espera, da la palabra, pide explicaciones, da tiempo cuando la voz del alumno no se
escucha, la palabra no surge o es inconveniente para el trabajo en común.
El maestro ignorante sostiene, fundamentalmente, un encuadre de trabajo que incluye de
maneras diversas: su palabra y sus silencios, una alternancia de presencias y ausencias, la
continuidad de su acción y un vacío necesario para que el otro se haga presente con su
pensamiento.
Es posible pensar que la autoridad pedagógica concebida al modo del “maestro ignorante” reúne
en su propio ejercicio un modo de acercarse al conocimiento y a la convivencia con otros. Organiza
un campo de trabajo donde enseñanza y convivencia no se separan y esto se alcanza rechazando
ocupar lugares de saber-poder, pero dando cuenta de su relación con el conocimiento e invitando
a lo otros a hacerlo.
Hay un sentido escandaloso, político, en afirmar la ignorancia de un maestro dado que el maestro
ignorante es quien se niega al juego de la explicación que perpetúa la desigualdad “oponiendo el
acto desnudo de la emancipación intelectual a la mecánica de la sociedad y de la institución
progresivas”.
Un maestro sólo es tal en una relación de confianza con un alumno que responde, que piensa, que
se equivoca, que va y viene con su pensamiento, en relación con las preguntas genuinas del
maestro, en un vínculo de igualdad.
9. La relación pedagógica emancipadora se establece en estos términos: la instrucción no proviene
del maestro, es un trabajo del alumno efectuado desde su lugar de “igual”
La lógica de la política supone otro proceso, el de la autoridad en igualdad, la que consiste en un
juego de prácticas guiadas por la pre suposición de la igualdad de cualquier ser parlante con
cualquier ser parlante y por la preocupación.
COMENTARIO DEL VÍDEO AUTORIDAD PEDAGÓGICA (Ruth)
Cuando hablamos de autoridad pedagógica no es simplemente de que se enseña si no como se
enseña. Lo que hace el docente, nos hace como docente está unido a idea, concepto principio,
componente de la estrategia.
Beatriz nos dice que autoridad es igual al autor, es el que origina algo o produce algo así que el
docente, no es solo el autor de lo que va hacer si no que hace un aumento.
Autoridad pedagógica es atento crear un espacio de libertad de atreverse.
Lo que puede ser una autoridad es proveer un lugar de habilidad, en donde se deja marcas.
Los docentes deben aumentar las conciencias sobre las ideas y decisiones que inciden en su accionar
cotidiano.