Estándar del bloque 12 de Historia de España de Segundo de Bachillerato donde se explican las alternativas políticas existentes tras la muerte de Franco.
Bloque 12: Explica las alternativas políticas que se proponían tras la muerte de Franco, y quiénes defendían cada una de ellas.
1. Bloque 12
Explica las alternativas políticas que se proponían tras la muerte de Franco, y quiénes
defendían cada una de ellas.
El 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España y dispuso que
Carlos Arias Navarro continuara al frente del Gobierno. En estos momentos el panorama político
que existía en España presentaba tres alternativas:
Los inmovilistas: el llamado búnker. Los que defendían claramente la continuidad del régimen
sin Franco. Como el primer presidente de Gobierno, Carlos Arias Navarro. Destacaba también la
figura de Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva. Al morir Franco contaban con el dominio en las
Cortes, en los medios de comunicación oficiales y en el seno del Ejército.
Los aperturistas: apostaban por una reforma promovida desde las propias instituciones que
culminase en un sistema más o menos democrático. Políticos veteranos franquistas como José
María de Areilza o Manuel Fraga, líder de Alianza Popular (AP), y políticos más jóvenes, que no
habían vivido la guerra civil y que en su mayoría habían entrado en política en el Movimiento
porque era la única manera de hacer carrera política: Adolfo Suárez, líder de la Unión de Centro
Democrático (UCD), y figuras menores como Rodolfo Martín Villa o Marcelino Oreja.
La oposición política antifranquista: la mayoría se inclinaba en un principio por la ruptura con
el pasado dictatorial y la construcción de un nuevo sistema político liderado por las fuerzas
democráticas. Los grupos de la derecha democrática eran muy reducidos. En la izquierda estaba
el Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván y el PSOE dirigido por Felipe González.
Más a la izquierda el Partido Comunista de España (PCE) liderado por Santiago Carrillo. Y en la
extrema izquierda grupos revolucionarios minoritarios.
En el mundo nacionalista destacaba en Cataluña Convergencia Democrática de Catalunya,
dirigida por Jordi Puyol, y en el País Vasco el Partido Nacionalista Vasco, (PNV) con una
creciente actividad terrorista de ETA, apoyada por una parte de la población. En el mundo
obrero la fuerza más determinante la tenía el sindicato Comisiones Obreras (CCOO.), de
orientación comunista, muy por delante de la UGT, de ideología socialista.
El gobierno de Arias Navarro (noviembre 1975-junio de 1975).
Como hemos señalado, a la muerte de Franco, el rey mantuvo al frente del gobierno a Arias
Navarro, un convencido franquista al que no se le podía pedir que liderara la transición hacia un
sistema político democrático. No obstante, Arias Navarro incorporó a su gobierno políticos de corte
aperturista (Manuel Fraga, José Mª de Areilza y Antonio Garrigues) e inició algunos cambios:
concedió un indulto, permitió la actuación, de hecho, de los partidos políticos, pero descartó
elecciones más o menos constituyentes a corto plazo.
Conforme avanzaban los días, se veía que de este gobierno era imposible obtener reformas más
profundas. Las fuerzas antifranquistas promovieron una serie de movilizaciones populares
(manifestaciones, huelgas, campañas reivindicativas…) que reclamaban las libertades democráticas
y la amnistía para los presos políticos. Los conflictos laborales aumentaron sobre todo en Cataluña,
Madrid y País Vasco (en el primer trimestre de 1976 se producen cerca de 18.000 huelgas, seis
veces más que en todo el año anterior). En la oleada de huelgas la más grave fue la huelga general
en Vitoria (3 de marzo de 1976: donde mueren cuatro trabajadores y hubo más de cien heridos).
Los sucesos de Vitoria posibilitaron, a su vez, la unidad de la oposición (la Junta Democrática,
dirigida por el PCE y la Plataforma de Convergencia, liderada por el PSOE) constituyéndose
Coordinación Democrática, conocida también como Platajunta. Algunos de sus dirigentes fueron
detenidos por el gobierno. En estas condiciones era imposible establecer un clima de diálogo entre
gobierno y oposición. A todo esto, y paralelamente, tenían lugar grandes manifestaciones
proamnistía y movilizaciones en Cataluña y País Vasco a favor de la autonomía. También, tras una
2. Bloque 12
breve tregua, ETA reanudó su actividad terrorista.
En definitiva, este gobierno estaba desbordado. El rey Juan Carlos I comprendió que Arias Navarro
era un obstáculo para la democratización de España y que su relevo era necesario: el 1 de julio Arias
presentaba la dimisión. Dos días después el monarca nombró para la presidencia del gobierno a
Adolfo Suárez, un falangista joven y pragmático capaz de liderar al sector reformista del régimen y
abrir un camino hacia a la democracia que permitiera, al mismo tiempo, la consolidación de la
monarquía. Comenzaba así la transición.