1. www.distripronavit.com
Endocarditis
La endocarditis es una inflamación del
revestimiento interior liso del corazón
(endocardio), casi siempre por una infección
bacteriana.
Endocarditis infecciosa
La endocarditis infecciosa es una
infección del endocardio y de las válvulas
del corazón.
Las bacterias (o, con menos frecuencia, los
hongos) que penetran en el flujo sanguíneo o
que raramente contaminan el corazón durante
una operación a corazón abierto, pueden
alojarse en las válvulas del corazón e infectar el
endocardio. Las válvulas anómalas o lesionadas
son más propensas a la infección, pero las
normales pueden ser infectadas por algunas
bacterias agresivas, sobre todo cuando llegan
en grandes cantidades. Las acumulaciones de
bacterias y coágulos en las válvulas (lo que se
denomina vegetaciones) pueden desprenderse
y llegar a órganos vitales, donde pueden
bloquear el flujo de sangre arterial. Estas
obstrucciones son muy graves, ya que pueden
causar un ictus, un infarto de miocardio, una
infección y lesiones en la zona donde se sitúen.
La endocarditis infecciosa puede aparecer
repentinamente y llegar a ser mortal en pocos
días (endocarditis infecciosa aguda), o bien
2. www.distripronavit.com
puede desarrollarse gradualmente y de forma
casi inaparente a lo largo de semanas o de
varios meses (endocarditis infecciosa
subaguda).
Causas
Aunque normalmente en la sangre no hay
bacterias, una herida en la piel, en el
interior de la boca o en las encías (incluso
una herida producida por una actividad
normal como masticar o cepillarse los
dientes) permite a una pequeña cantidad
de bacterias penetrar en la corriente
sanguínea.
La gingivitis (infección e inflamación de las
encías), pequeñas infecciones de la piel e
infecciones en cualquier lugar del organismo,
permiten a las bacterias entrar en el flujo
sanguíneo, aumentando el riesgo de
endocarditis.
Ciertos procedimientos quirúrgicos, dentales y
médicos también pueden introducir bacterias en
la circulación sanguínea, por ejemplo, el uso de
catéteres intravenosos para administrar líquidos,
nutrientes o medicamentos, una citoscopia
(colocación de un tubo para ver el interior de la
vejiga) o una colonoscopia (introducción de un
tubo para ver el interior del intestino grueso).
En personas con las válvulas del corazón
normales, no se produce ningún daño y los
glóbulos blancos destruyen estas bacterias. Las
válvulas lesionadas, sin embargo, pueden
atrapar las bacterias, que se alojan en el
endocardio y comienzan a multiplicarse. En
algunas ocasiones, durante el cambio de una
válvula del corazón por una artificial (protésica)
se pueden introducir bacterias, que suelen ser
resistentes a los antibióticos. Los pacientes con
un defecto congénito o con alguna anomalía que
permite a la sangre pasar de un lado al otro del
corazón (por ejemplo, desde un ventrículo al
otro) también tienen un mayor riesgo de
desarrollar una endocarditis.
La presencia de algunas bacterias en la sangre
(bacteremia) puede no causar síntomas de
inmediato, pero es posible que derive en una
septicemia, es decir, una infección grave de la
sangre que generalmente produce fiebre,
escalofríos, temblores y disminución de la
presión arterial. Una persona con una
septicemia tiene un elevado riesgo de
desarrollar una endocarditis.
3. www.distripronavit.com
Las bacterias que causan la endocarditis
bacteriana aguda son a veces lo
suficientemente agresivas como para infectar
las válvulas normales del corazón; las que
causan la endocarditis bacteriana subaguda casi
siempre infectan las válvulas anormales o
lesionadas. Se ha podido constatar que los
casos de endocarditis, generalmente, se
presentan en personas con defectos congénitos
de las cavidades del corazón y de las válvulas,
en personas con válvulas artificiales y en gente
mayor con válvulas lesionadas por una fiebre
reumática en la niñez o con anormalidades de la
válvula debido a la edad. Los que se inyectan
drogas tienen un elevado riesgo de endocarditis
porque a menudo se inyectan bacterias
directamente en la circulación sanguínea a
través de las agujas, las jeringas o las
soluciones de drogas contaminadas.
En los drogadictos y personas que desarrollan
endocarditis por el uso prolongado de un
catéter, la válvula de entrada al ventrículo
derecho (la válvula tricúspide) es la que se
infecta más a menudo. En los otros casos de
endocarditis, las que resultan infectadas son la
válvula de entrada al ventrículo izquierdo (la
válvula mitral) o la válvula de salida de dicho
ventrículo (la válvula aórtica).
En una persona con una válvula artificial, el
riesgo de padecer una endocarditis infecciosa
es más grande durante el primer año posterior al
recambio; después de este período, el riesgo
disminuye pero permanece mayor de lo normal.
Por razones desconocidas, el riesgo es siempre
mayor con una válvula artificial aórtica que con
una mitral y con una válvula mecánica más que
con una válvula porcina.
Síntomas
La endocarditis bacteriana aguda suele
comenzar repentinamente con fiebre
elevada (39 a 40 °C), frecuencia cardíaca
acelerada, cansancio y rápidas y extensas
lesiones de las válvulas. Los fragmentos
de las vegetaciones que se desprenden
(émbolos) pueden alcanzar otras áreas y
extender la infección. Se puede
desarrollar pus (absceso) en la base de la
válvula infectada o allí donde se impacten
los émbolos.
Las válvulas pueden perforarse y en pocos días
pueden producirse grandes escapes de sangre
por las mismas. En algunos casos se produce
shock y los riñones y otros órganos dejan de
funcionar (una afección denominada síndrome
séptico). Por último, las infecciones arteriales
debilitan las paredes de los vasos sanguíneos y
causan su rotura. Ello puede ser mortal, sobre
todo si se produce en el cerebro o cerca del
corazón.
La endocarditis bacteriana subaguda puede
producir síntomas durante meses antes de que
las lesiones de la válvula o una embolia
permitan realizar un diagnóstico claro.
Los síntomas son cansancio, fiebre leve (37,5
°C a 38,5 °C), pérdida de peso, sudores y
disminución del número de glóbulos rojos
(anemia). Se sospecha endocarditis en una
persona con fiebre sin evidencia clara de
infección, si presenta un soplo en el corazón o si
un soplo existente ha cambiado de
características. Se puede palpar el bazo
agrandado. Sobre la piel pueden aparecer unas
manchas muy pequeñas que parecen pecas
diminutas; también es posible observarlas en el
blanco del ojo o debajo de las uñas de los dedos
de la mano. Estas manchas son áreas de
minúsculos derrames de sangre causados por
pequeños émbolos que se han desprendido de
las válvulas del corazón.
Los émbolos más grandes pueden producir
dolor de estómago, obstrucción repentina de
una arteria de un brazo o de una pierna, infarto
de miocardio o un ictus.
Otros síntomas de endocarditis bacteriana
aguda y subaguda son escalofríos, dolores
articulares, palidez, latidos cardíacos rápidos,
nódulos subcutáneos dolorosos, confusión y
presencia de sangre en la orina. La endocarditis
de una válvula artificial puede ser aguda o
subaguda. Comparada con una infección de una
válvula natural, es más probable que la infección
de una válvula artificial se propague hacia el
músculo cardíaco de la base de la válvula y que
ésta se desprenda. En este caso, es necesario
practicar una intervención quirúrgica urgente
para reemplazar la válvula porque la
insuficiencia cardíaca debido al escape de
sangre a través de la válvula puede ser mortal.
Por otro lado, también es posible que se
interrumpa el sistema de conducción eléctrica
del corazón, lo que provocaría una disminución
de la frecuencia de los latidos, que podría
provocar una repentina pérdida de consciencia o
incluso la muerte.
4. www.distripronavit.com
Diagnóstico
Cuando se sospecha una endocarditis
bacteriana aguda, se debe hospitalizar al
paciente para su diagnóstico y
tratamiento. Dado que los síntomas de la
endocarditis bacteriana subaguda son al
principio muy vagos, la infección puede
lesionar las válvulas del corazón o
diseminarse a otros lugares antes de ser
diagnosticada. Una endocarditis subaguda
no tratada es tan peligrosa como la
aguda.
El diagnóstico puede sospecharse a partir de los
síntomas, sobre todo cuando éstos aparecen en
alguien con predisposición a esa enfermedad. El
ecocardiograma, que se basa en la reflexión de
los ultrasonidos para crear imágenes del
corazón, puede identificar las vegetaciones de
las válvulas y las lesiones producidas. Para
identificar la bacteria que causa la enfermedad,
se extraen muestras de sangre para efectuar un
cultivo. Dado que la liberación de bacterias a la
sangre en cantidad suficiente como para ser
identificadas sólo sucede de forma intermitente,
se toman tres o más muestras de sangre en
diferentes momentos para aumentar la
posibilidad de que al menos una de ellas
contenga bacterias suficientes para que crezcan
en los cultivos en el laboratorio. En el mismo
proceso de laboratorio, se prueban varios
antibióticos para escoger el más eficaz contra la
bacteria específica.
En ocasiones, no es posible aislar ningún
germen a partir de una muestra de sangre.
La razón puede ser que se necesiten técnicas
especiales para cultivar determinadas bacterias
o que el paciente hubiera recibido anteriormente
antibióticos que no curaron la infección pero que
redujeron la cantidad de bacterias lo suficiente
como para ocultar su presencia. Todavía cabe
otra posibilidad, y es que no se trate de una
endocarditis sino de alguna otra enfermedad
con síntomas similares, como un tumor.
Prevención y tratamiento
A los pacientes con anormalidades de las
válvulas del corazón, con válvulas
artificiales o con defectos congénitos, se
les administran antibióticos a título
preventivo antes de procedimientos
dentales o quirúrgicos. Por ello, los
dentistas y los cirujanos deben saber si
una persona ha tenido algún problema
valvular.
Aunque el riesgo de que aparezca una
endocarditis no es muy alto en el curso de un
procedimiento quirúrgico y los antibióticos
administrados de manera preventiva no son
siempre eficaces, las consecuencias son tan
graves que, generalmente, el médico
recomienda la administración de antibióticos,
como medida de precaución, antes de la
aplicación de estos procedimientos.
El tratamiento casi siempre requiere el ingreso
en un hospital porque la administración de altas
dosis de antibióticos intravenosos debe hacerse
al menos durante dos semanas. Los antibióticos
solos no siempre curan una infección en una
válvula artificial. Por ello, en ocasiones se
precisa recurrir a la cirugía cardíaca con el fin de
reparar o reemplazar las válvulas lesionadas y
eliminar las vegetaciones.
Endocarditis no infecciosa
La endocarditis no infecciosa es una
enfermedad que se caracteriza por la
formación de coágulos de sangre en las
válvulas lesionadas.
El riesgo de padecer esta enfermedad aumenta
en las personas con lupus eritematoso sistémico
(una enfermedad del sistema inmunitario),
cáncer de pulmón, estómago o páncreas,
tuberculosis, neumonía, infección ósea o
enfermedades que causan una notable pérdida
de peso. Al igual que sucede en la endocarditis
infecciosa, las válvulas del corazón pueden
dejar escapar sangre o bien abrirse
incorrectamente. Existe un alto riesgo de que un
émbolo cause un ictus o un infarto de miocardio.
Aunque a veces se administran fármacos para
prevenir la formación de los trombos, los
estudios realizados todavía no han confirmado
que esto sea realmente beneficioso.