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2
“La obra española, la obra del patriotismo, es hoy obra de cultura, ésta abrirá el
espíritu al ideal, es la suprema necesidad presente para llenar ese vacío del ideal director
que (...) falta en la vida española desde que acabó, por haberse realizado, el ideal que se
llamó Granada.”
Vicente Gay Fournier
El Renacimiento Cultural, discurso de inauguración del Ateneo Vallisoletano
(27 de Febrero de 1909)
3
ÍNDICE:
I. CONSIDERACIONES PREVIAS:
1. A MODO DE PRÓLOGO GALEATO 6
2. SOBRE LAS FUENTES INÉDITAS 7
3. ABREVIATURAS EMPLEADAS EN ESTE TRABAJO 8
II. INTRODUCCIÓN
1. SOBRE LO QUE ES, Y SOBRE LO QUE NO ES 9
III. ESTADO DE LA CUESTIÓN
1. EVOLUCIÓN EN EL ESTUDIO DE LAS ÉLITES
1.1 ¿Cómo surge la teoría de las élites? 10
1.2 La cuestión de las élites en Castilla y León 12
1.3 Las élites en el marco de las monografías locales 13
1.4 La prosopografía como herramienta historiográfica 14
2. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA EN VALLADOLID
2.1 Las primeras hagiografías del Régimen 15
2.2 Las obras de la República 15
2.3 Un puente identificativo tendido desde el Franquismo 16
2.4 El vacío de la Transición 17
2.5 La recuperación de los 80: una historia política y local 18
3. EL INTELECTUALISMO EN VALLADOLID
3.1 Una cuestión poco abordada 19
3.2 La obra editorial del Ateneo vallisoletano 19
3.3 La Universidad de Valladolid, motor de estudios y
monografías 20
IV. HACIA UNA CONCEPTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO
INTELECTUAL
1. DIFERENTES FORMAS DE COMPROMISO DE LOS
INTELECTUALES 21
2. LA INTELECTUALIDAD VALLISOLETANA EN LA
TRIBUNA DE LOS ORADORES 22
3. LA CULTURA COMO ESPACIO DE SOCIABILIDAD
DE LAS ÉLITES 24
V. LA IRRUPCIÓN DE LA DICTADURA EN VALLADOLID
1. La caza de brujas hacia el albismo vallisolletano 25
2. Ataques a la autonomía universitaria 29
4
VI. HACIA UNA IDENTIFICACIÓN DE LAS ÉLITES
INTELECTUALES
1. MUNDO UNIVERSITARIO 31
2. PRENSA 32
3. ABOGADOS Y HOMBRES DE LEYES 34
4. MËDICOS 36
5. EL ATENEO DE VALLADOLID: ENTRE EL
REGIONALISMO Y LA CULTURA 37
6. OTROS ÁMBITOS INTELECTUALES: LA IGLESIA 41
VII. LA REACCIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES ANTE EL
SONIDO DE LOS SABLES
1. LA PRENSA
1.1 El grupo en torno a El Norte de Castilla 43
1.2 El católico Diario Regional 44
2. LA ÉLITE UNIVERSITARIA, ENTRE LA ADHESIÓN POLÍTICA Y
LA DEFENSA DE SUS INTERESES ACADÉMICOS
2.1 Cerrando filas en pro de la convivencia pacífica
en la universidad 45
2.2 El compromiso político del alumnado 47
2.3 Pugnas de despacho 50
2.4 La adhesión d los boletines universitarios 51
2.5 Otros ámbitos intelectuales de adhesión 52
3. EL ATENEO. ENTRE LA MAREJADA Y LA ZOZOBRA 52
4. LA IGLESIA 54
VIII. EL PRIMORRIVERSIMO, A LA TOMA DEL
ADOQUINADO 56
IX. CONCLUSIONES GENERALES 60
X. CONSIDERACIONES FINALES. LA INCURSIÓN
EN LOS ARCHIVOS 61
XI. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
1. FUENTES 64
2. BIBLIOGRAFÍA 66
5
ÍNDICE DE GRÁFICOS Y CUADROS
CUADROS TÍTULO PÁGINA
_________________________________________________________________________
I Relación entre los albistas y empresas de Valladolid 26
II Políticos e intelectuales exiliados 28
III Médicos firmantes del Manifiesto de la UPC 37
IV Junta Directiva del Ateneo vallisoletano (1909) 38
V Accionistas del Teatro Calderón (1922-1930) 40
VI Catedráticos firmantes del Manifiesto de la UPC 45
VII Archiveros firmantes del Manifiesto de la UPC 52
GRÁFICOS TÍTULO PÁGINA
_________________________________________________________________________
I Publicaciones de las élites en Valladolid 23
II. Participación periodística de las élites en Valladolid 32
III Estructura profesional de las élites en Valladolid 33
IV Parlamentarios por Valladolid 35
V Asociacionismo de las élites en Valladolid 39
VI Socios fundadores de la JUP 46
6
I. CONSIDERACIONES PREVIAS.
1. A MODO DE PRÓLOGO GALEATO:
Era común entre los autores clásicos, el anteponer a sus obras un prólogo que, a
modo de casco, les protegiese de las posibles críticas que pudieran recibir.
Quizá el carácter científico de este trabajo no necesite de tal prólogo, pero si es bien
cierto que algunos de los temas de la contemporaneidad, debido a ese apasionamiento con
que el investigador se entrega a su labor, y a la en ocasiones escasa distancia cronológica
que separa al historiador del hecho, provoca debates historiográficos, a veces muy
encendidos y más cercanos a las grandes disputas entre literatos del siglo XIX -que en no
pocas ocasiones acababan en duelo- que a provechosas tertulias en las que intercambiar
impresiones.
Este trabajo nace como la atracción personal hacia una época, los años veinte, que ha
sido tradicionalmente ignorada por la historiografía, estando muy vinculada -por sus
características lógicas- al mundo cuartelero y de la historia militar.
Sólo a partir de los años ochenta se va a iniciar una apertura de esta época hacia el
mundo universitario, que como ya se ha señalado, ha sentido mayor atracción por otras
épocas inmediatamente posteriores que por ésta, lo que resulta en parte incomprensible, ya
que, si bien el poder de seducción de la Segunda República y la Guerra Civil resulta
evidente, a nadie se le escapa que tiene gran parte de sus explicaciones sociales, políticas y
culturales en la década anterior, es decir, en la España del Directorio.
Con todo, cada una de las aseveraciones que en este trabajo se recogen se encuentra
debidamente justificada documentalmente, en un intento de traer al presente, un trozo de
ese pasado, que se hace cada vez más necesario conocer.
7
2. SOBRE LAS FUENTES INÉDITAS:
Para este trabajo han sido consultadas fuentes tanto impresas como inéditas. La
labor, por ser novedosa, no ha resultado fácil. En ocasiones hemos topado en nuestra acción
investigadora con el vacío documental de los archivos, o la inexplicable falta de importante
documentación. Otra de las trabas ha sido el traslado o reforma de algunos archivos. Buen
ejemplo de ello es el Archivo Diocesano y Catedralicio, que aún no dispone de la totalidad
de sus fondos documentales disponibles. O el Archivo Municipal de Valladolid, que se
halla a caballo del Archivo de la Real Chancillería, del edificio del Ayuntamiento y de la
nueva ubicación en San Benito, donde finalmente ubicará sus fondos.
Caso aparte merece el “redescubrimiento”, junto a dos compañeros de la asignatura,
del Archivo del Teatro Calderón, que se halla depositado en el Departamento de
Musicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid. La
titularidad que en más de una ocasión se le suponía al Archivo Municipal en este caso hizo
que los tres argonautas1
realizásemos nuestro particular periplo por los archivos, en busca
del vellocino documental del Teatro Calderón.
Esta dispersión dificulta en parte la labor investigadora, si bien el personal ha
resultado en todo momento atento y eficaz en su cometido, demostrando una gran
profesionalidad en su trabajo.
Baste terminar esta entrada señalando la dificultad que en ocasiones ha entrañado la
falta de experiencia del autor en el mundo de los archivos. Quizá hagan falta más horas
prácticas en los actuales planes de estudio, y una mayor vinculación de los alumnos de los
últimos cursos en el manejo de la metodología histórica y de la documentación. Por lo
pronto, hemos acudido con entusiasmo a la llamada de la memoria, en un tiempo, en que
parece que conviene que sea condenada al ostracismo del recuerdo. Eso sí, en un cómodo
estante visible para poder disponer de ella a nuestro antojo, siempre que así nos convenga,
en un momento de apuro...
1
Es de justicia señalar a aquellos con quienes he compartido bastantes horas (sin duda no
las suficientes) de labor investigadora: Miguel de la Rosa Lorente, Rodrígo García Cubillo
y Alfonso Ibáñez Colmenares, entusiastas de la Historia.
8
3. ABREVIATURAS EMPLEADAS EN ESTE TRABAJO:
1. Entidades públicas:
ADV Archivo Diocesano de Valladolid
AHPV Archivo Histórico Provincial de Valladolid
AMVA Archivo Municipal de Valladolid
AUV Archivo Universitario de Valladolid
BFYL Biblioteca de Filosofía y Letras
BPCYL Biblioteca Pública de Castilla y León
BURS Biblioteca Universitaria Reina Sofía
2. Documentación:
AMVLA Archivo Municipal de Valladolid Libro de Actas
AUVA Anales de la Universidad de Valladolid
BOEAV Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de
Valladolid
BOP Boletín Oficial de la Provincia (de Valladolid)
BOS Boletín Oficial del Somatén
DR Diario Regional
EDP El Día de Palencia
ENC El Norte de Castilla
9
II. INTRODUCCIÓN.
1. SOBRE LO QUE ES Y SOBRE LO QUE NO ES
A priori pudiera parecer que este trabajo se enmarca dentro del campo de la historia
cultural, muy en boga en los años noventa del presente siglo, respuesta inequívoca a la
última renovación historiográfica. Pero no se trata de ello. Este trabajo no pretende hacer un
recorrido por la historia literaria, musical o universitaria del Valladolid de los años veinte.
Para eso, mejor dirigirse a los títulos de María Antonia Virgili2
y de Lorenzo Rubio3
publicados por el Ateneo sobre música y literatura. Lo que este trabajo pretende son dos
objetivos fundamentales.
El primero de ellos, reivindicar una nueva lectura de las élites de la Restauración en
clave intelectual o ideológica. Es conocido que los detentadores del poder político durante
este período, que además poseían grandes intereses económicos (industriales, agrarios y
financieros) eran personas cuya formación universitaria les unía en un alto porcentaje de los
casos. Por otro lado, muchos de ellos profesionalmente habían encauzado sus vidas hacia
actividades consideradas en mayor o en menor medida intelectuales, en el sentido en el que
se les diferencia del esfuerzo físico. Así pues, encontramos en la nómina de estas gentes a
abogados, periodistas, banqueros, catedráticos... No se hallará, sin embargo, en este plantel
a literatos o artistas con dedicación exclusiva a tales actividades, pero sí a muchos
personajes que alternan su actividad con la prosa. Resulta de obligada mención Francisco
de Cossío, Santiago Alba... etc...
El segundo de los objetivos marcados, es intentar localizar, identificar y
caracterizar a esta particular élite, dentro de los límites espaciales que hemos prefijado en
Valladolid, y de los cronológicos de la Dictadura de Primo de Rivera.
El tercer y último objetivo de la investigación es ver el alcance de este grupo de
poder, conocidas ya sus posibilidades de promoción al poseer plataformas como la prensa
local, asociaciones culturales, y empresas de todo tipo, especialmente del mundo de la
cultura: participación en la sociedad capitalista del Teatro Calderón, Norte de Castilla,
Diario Regional...
Pero tampoco se caerá en el fácil recurso de efectuar unas cuantas semblanzas de
personalidades -por lo general suficientemente conocidas- ni caer en la descripción fácil de
situaciones anecdóticas con mayor o menor repercusión. El análisis historiográfico habrá de
estar, por consiguiente, presente en cada una de las páginas de esta investigación.
2
VIRGILI Blanquet, M.A. La música en Valladolid en el siglo XX. (Historia de Valladolid
XI). Valladolid: Ateneo, 1985.
3
RUBIO González, L. La literatura en Valladolid en el siglo XX (1900-1939). (Historia de
Valladolid X-1). Valladolid: Ateneo, 1989.
10
III. ESTADO DE LA CUESTIÓN
La naturaleza de este trabajo hace necesario que el estado de la cuestión sea
centrado en tres ámbitos diferentes. El primero de ellos hace referencia a las élites
ideológicas, como sujetos históricos y protagonistas del cambio. El segundo de ellos hace
referencia a una época, los años veinte, en el marco de la Dictadura del General Don
Miguel Primo de Rivera. El tercer ámbito, Valladolid, su ciudad y su provincia.
Establecidos estos tres ejes principales de actuación, que acotan en su conjunto el diagrama
básico del presente trabajo, resulta inexcusable pasar a analizar la evolución historiográfica
que cada uno de estos elementos ha experimentado individualmente.
1. EVOLUCIÓN EN EL ESTUDIO DE LAS ÉLITES.
1.1 ¿Cómo surge la teoría de las élites?
La teoría de las élites se inicia en los años 40, aunque no de forma generalizada.
Aparecen en aquella época trabajos centrados en la teoría elitista de la democracia, en el
mundo anglosajón. Los trabajos de Schumpeter, Lipset y Dahl4
. Habrá que esperar hasta
1956, cuando aparezca la obra de C.W. Mills5
, centrada en el estudio de la élite de poder en
el mundo estadounidense, si bien dicho autor no entiende esta élite en clave de poder. Pese
a ser una obra calificable de pionera, no pasa de ser puramente descriptiva, que no entra en
valoraciones, quizá por el marco político en el que se ve contextualizada su publicación, en
plena Guerra Fría. Resulta significativa esta barrera de los años 50, en tanto que se ha
producido un agotamiento de la revolución historiográfica de los años 60: del marxismo,
del analismo, y del cuantitativismo. Se plantea de este modo una recuperación de lo
político, denostado por el positivismo, y se vuelven los ojos hacia las élites, olvidadas por
las corrientes anteriores. Surge un viejo axioma histórico: la élite dinámica frente a una
masa inerte, en función del cual los grupos de poder van a ser los dinamizadores de las
diferentes sociedades.
Pero, ¿por qué las élites? Porque son un producto de la crisis, y un excelente medio
para profundizar en los viejos tópicos a los que ninguna de las anteriores teorías ha sabido
dar respuesta de una forma satisfactoria. Ante una nueva teoría, resulta inextricable armarse
de un nuevo vocabulario, y de un nuevo corpus teórico. La teoría de las élites va a nutrirse,
de este modo, del mundo de la politología y de la sociología, tan en auge en estos años.
El debate, pronto se va a centrar en la estructura de poder. Así Max Weber6
subordinará las clases sociales y el status (diferentes formas de elitismo) al principio
4
LIPSET, S.M. et al. Clase, status y poder. Madrid: Euramérica, 1972
5
MILLS, C.W. La élite de poder. México: Fondo de Cultura Económica, 1975.
6
WEBER, M. Designación social: teorías de estratificación y movimiento social. México:
Secretariado de Ediciones y Publicaciones, 1974.
11
burocrático. Ello se encontraría, no obstante enmarcado en el contexto de las sociedades
capitalistas. Por su parte, Giddens7
se va a oponer a esta teoría explicativa. Serán Pareto y
Mosca los conceptualizadores de la estructura de poder en términos políticos,
entendiéndose a la élite como minoría selecta con influencia en las decisiones que
conducen al cambio.
Dos corrientes van a enfrentarse en pleno siglo XX: por un lado, la escuela
economicista, identificable con el marxismo y con el materialismo histórico. La segunda
escuela será la política, tan despreciada por los materialistas, que centrará su discurso en
dos términos: la política entendida como coto privado de las élites; y la pluralidad de ideas
dentro de este cerrado grupo.
Nuevos intentos en los años 60. Keller planteará en 1963 el problema de la relación
entre la élite y la sociedad, desde un punto de vista estructuralista. Un año después,
Bottomore8
admitirá la interpretación de la teoría elitista como válida, pero bajo los
presupuestos de un análisis de clase.
Será en los años 70 cuando resurjan nuevas interpretaciones, algo más
desvinculadas a las clásicas teorías historiográficas. Se centrará el discurso en el papel de la
burocracia, a la vez que se señalaran las limitaciones de la democracia para frenar la
influencia de los grupos de poder. El concepto de poder se torna entonces como clave para
la correcta interpretación de la teoría. De la observación de la estructura de poder y del
análisis de su naturaleza, se llega a las siguientes conclusiones, paso previo para poder
sistematizar la teoría dentro de los parámetros de la racionalidad: el poder influye en la
propia voluntad de la élite, se distribuye de forma asimétrica, no asume patrones fijos,
responde a un examen de intereses, y se enmarca en un contexto institucional...
De nuevo procedente del materialismo, esta vez del neomarxismo encarnado por
Miliband9
, se va a establecer una nueva visión de conjunto. Así en 1969, el autor defenderá
la identificación de la élite con la clase dominante que controla los medios de producción, a
la vez que observará que la cohesión de la clase capitalista limita el poder del gobierno. Por
otro lado, fijará en las instituciones poderosas el gran aliado de las élites. Estas cuestiones
fomentarán su enfrentamiento con los neopluralistas.
Giddens10
, en la década siguiente, y siguiendo los postulados de Weber11
y Marx, se
centrará en la estructura de relaciones de clase. Ofrecerá el marco para el estudio de la élite
política en el contexto de la estructura social. En los años 80, por último, se considerarán
otros agentes de influencia en la configuración de la élite, desestimados anteriormente, bien
porque no se veían como elementales, bien porque no se reparaba en ellos. No obstante,
resulta generalizada la postura de rechazo de la infraestructura económica.
7
GIDDENS, A. La estructura de clases en sociedades avanzadas. Madrid: Alianza, 1979.
8
BOTTOMORE, T.B. Minorías selectas y sociedad. Madrid: Gredos, 1965.
9
MILIBAND, R. El Estado en la sociedad capitalista. México: Siglo XXI, 1970.
10
GIDDENS, A. Op. cit.
11
WEBER, M. Op. cit.
12
1.2 La cuestión de las élites en Castilla y León
Es ilustrativo el impulso que la Universidad de Valladolid ha dado a la problemática
de las élites. Centrándose principalmente en la élite de la Restauración, en su vertiente
agraria, harinera, industrial... al amparo del proyecto Élites Castellanas de la
Restauración12
. A grandes rasgos, éstos son los campos que han sido estudiados: Celso
Almuiña, se ocupó de investigar el mundo de las élites a través de su relación en la prensa.
Rafael Serrano, por su parte, se decantó por su actividad político-revolucionaria. Ángel
García Sanz y Bartolomé Yun optaron por estudiar el mundo económico agrario, y Germán
Rueda, José Ramón Díez Espinosa y Félix Castillejo analizaron la implicación de estas
élites en los procesos desamortizadores. De la actividad industrial se encargaron Fernando
Manero, Javier Moreno, Pedro Amigo y Pablo García Colmenares. Por último, Ricardo
Robledo se ocupaba de lo relativo a la distribución de la renta y de la riqueza, y Elena Maza
y Pedro Carasa se encargaron de la relación entre élites políticas y el mundo marginal.
El estudio de las élites en Castilla y León comienza a mediados de los años 70,
cuando diversos estudios se ocupan del fenómeno caciquil. Así José Varela Ortega publica
en 1977 su obra (casi de referencia) Los amigos políticos13
muy centrado en el mundo de la
sociología electoral, siguiendo las palabras de José Vidal Pelaz. Esta sociología electoral,
junto a la prosopografía, son los dos medios principales de los que se valen los
historiadores a la hora de estudiar el mundo de las élites de la Restauración.
En esta primera fase de estudio, el sujeto histórico fue el fenómeno del caciquismo.
El congreso celebrado en Medina del Campo en 198914
supone el pistoletazo de salida del
estudio de las élites desde una perspectiva global de trabajo, desde un proyecto de
departamento.
Nuevas aportaciones han supuesto las Jornadas de Sedano de 199115
, sobre
prosopografía contemporánea de las élites en Castilla y León, el Congreso Internacional
sobre Historia de Valladolid16
(en su vertiente contemporánea) donde se abordó la historia
reciente de la ciudad desde la óptica del estudio de las élites; o el Seminario sobre
Ayuntamiento, Estado y Sociedad celebrado en 1999 en Valladolid17
. Todos estos
12
CARASA Soto, P. (coord..). Élites Castellanas de la Restauración I. Diccionario
biográfico de parlamentarios castellanos y leoneses 1876-1923. Valladolid: Consejería de
Cultura de la Junta de Castilla y León, 1997.
13
VARELA Ortega, J. Los amigos políticos. Partidos elecciones y caciquismo en la
Restauración (1875-1900). Madrid: Alianza Universidad, 1977.
14
VVAA. Actas del Congreso Caciquismo y Elecciones. Realidades políticas en la Castilla
de la Restauración. Medina del Campo 30-31 de Enero y 1 de febrero de 1989. (en prensa).
15
CARASA Soto, P. (coord..). Élites. Prosopografía Contemporánea. Jornadas de Sedano.
Valladolid: Universidad, 1991.
16
VVAA. Actas del Congreso Internacional Valladolid, historia de una Ciudad. (3 vols.).
Valladolid: Ayuntamiento, 1999.
17
CARASA Soto, P. (coord..) Actas del Congreso Ayuntamiento, Estado y Sociedad.
Poderes municipales en la España Contemporánea. Valladolid: Secretariado de
Publicaciones de la Universidad, 2000.
13
encuentros internacionales, seminarios, jornadas... han tenido una clara doble función: por
un lado, han servido para contrastar planteamientos metodológicos, para presentar nuevas
vias de estudio y nuevas formas de análisis, y para "crear" un clima historiográfico propicio
para el satisfactorio desarrollo de diferentes proyectos de investigación.
1.3 Las élites en el marco de las monografías locales
1991 supone un punto de inflexión en la historiografía castellana. 1991 es la fecha
en que se imparte un curso de Doctorado en la Universidad de Valladolid, dirigido por
Pedro Carasa, que inicia una serie de investigaciones locales sobre los Diputados a Cortes
durante la Restauración. Fruto de este proyecto, es la publicación de sendas monografías
provinciales de Valladolid, Palencia, Salamanca y Zamora, y la creación de un grupo
investigador, con centro en Valladolid y tres vértices fundamentales Valladolid-Salamanca-
Burgos18
.
Sobre otras provincias, existe bibliografía (publicada, aunque también inédita). En
Soria, por ejemplo, la tesis de Romero publicada por la Diputación Soria 1860-193619
o las
tesis doctorales inéditas de Caballero20
y de García Encabo21
, de la Universidad de
Zaragoza sobre las elecciones en Soria durante la Restauración.
Valladolid, Palencia y Salamanca son tres áreas bien conocidas, gracias al impulso
investigador de la Universidad de Valladolid. Palencia y la capital vallisoletana, por los
trabajos de Palomares22
sobre la Segunda República y la Guerra Civil, y el más reciente
sobre la Dictadura de Primo de Rivera. Valladolid, por trabajos de Concepción Marcos del
Olmo23
sobre las elecciones en la Segunda República, de Pedro Carasa24
sobre la
Restauración o de Celso Almuiña25
y Ricardo Martín de la Guardia26
sobre la prensa en el
siglo XIX y XX, respectivamente. Así mismo, la obra de Palomares sobre la Dictadura en
18
VIDAL Pelaz, J. Élites políticas de la Restauración: Estado de la Cuestión, en “Élites.
Prosopografía Contemporánea. Jornadas de Sedano”. Valladolid: Universidad, 1991.
19
ROMERO, C. Soria 1860-1936 (2 vols.). Soria: Diputación, 1981.
20
CABALLERO, M. Las elecciones municipales en Soria capital 1876-1923. Zaragoza:
Universidad, S/A. Memoria de Licenciatura Inédita.
21
GARCÍA Encabo, L.C. Elecciones y partidos políticos en la provincia de Soria durante
el período 1875-1907. Zaragoza: Universidad, 1989. Tesis doctoral inédita.
22
PALOMARES Ibañez, J.M. Nuevos políticoss para un nuevo caciquismo: La dictadura
de Primo de Rivera en Valladolid. Valladolid: Secretariado de Publicaciones de la
Universidad, 1996.
23
MARCOS del Olmo, C. Sociología electoral en Castilla y León durante la Segunda
República: pervivencias y cambios. Valladolid: Universidad, 1990. Tesis doctoral inédita.
24
CARASA Soto, P. Pauperismo y Revolución Burguesa. Burgos 1750-1900. Valladolid:
Universidad, 1987.
25
ALMUIÑA, C. La prensa vallisoletana durante el siglo XIX (2 vols.). Valladolid:
Institución Cultural Simancas, 1977.
26
MARTÍN de la Guardia, R.M. Catálogo de prensa de Valladolid en el siglo XX.
Valladolid: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1992.
14
Valladolid, o las monografías de Pablo Colmenares27
sobre Palencia. Salamanca, es
también una provincia muy bien estudiada gracias a las aportaciones de Diez-Cano28
sobre
las relaciones de poder entre lo económico y lo político de las élites salmantinas de la
Restauración.
Segovia, León, Burgos y Zamora, son las cuatro provincias que, si bien presentan
algunos estudios muy fiables, dista mucho aún de ser bien conocida en su fase restauradora,
mostrando, una vez más, la preferencia de los investigadores por la Segunda República y la
Guerra Civil. Destacan sobre Zamora, los trabajos de Miguel Ángel Mateos29
; en León, los
trabajos de Carmelo de Lucas30
. Segovia y Burgos tenían desconocida la fase de la
restauración hasta hace no mucho tiempo, debido a lo anteriormente expuesto. Finalmente,
Ávila resulta una provincia totalmente desconocida para los investigadores, hasta la
creación de la monografía respectiva dentro del proyecto de estudio de los parlamentarios
en Castilla y León.31
1.4 La prosopografía como herramienta historiográfica
La prosopografía, el estudio de los personajes históricos como motor de la historia
no es nuevo. La pequeña historia de los grandes hombres se ha transmitido desde la
antigüedad hasta nuestros días. Pero sí resulta novedosa la utilización de este medio en la
investigación. Hasta ahora, esta técnica únicamente buscaba la promoción de las hazañas de
tal o cual personaje. Es dentro del marco de las élites donde la prosopografía cobra especial
relevancia, al emplearse como corpus metodológico principal. De este modo, si queremos
conocer la verdadera profundidad de un fenómeno histórico como es el de la Restauración,
debe recurrirse al estudio de todos los aspectos de la vida de aquellos personajes que
hicieron posible tal cambio.
En el tema que nos ocupa, la biografía de Maximiliano García Venero sobre
Santiago Alba32
escrita en 1963 resulta una de las obras pioneras en el campo de la
27
COLMENARES, P. Evolución y crisis de la industria textil castellana. Palencia 1750-
1900. Madrid: Mediterráneo, 1992.
28
DÍEZ Cano, L.S. “Aproximación a los grupos dominantes en la Salamanca de la
Restauración”, en VVAA: Actas del Congreso Caciquismo y Elecciones... op. Cit.
29
MATEOS Rodríguez, M.A. “Sociedad y poder en la crisis del sistema político de la
Restauración en Zamora 1912-1923” en VVAA Actas del congreso caciquismo y
Elecciones... op. Cit. (en prensa).
30
LUCAS del Ser, C. (et al.) Crónica Contemporánea de León. León: Crónica 16, 1991.
31
VIDAL Pelaz, op. cit.
32
GARCÍA Venero, M. Santiago Alba, monárquico de razón. Madrid: Aguilar, 1963.
15
Restauración. Otras obras biográficas son las dedicadas a Filiberto Villalobos33
, Antonio
Royo-Villanova34
, Abilio Calderón35
... escritas la mayor parte de ellas en los años ochenta.
En 1997 la Junta de Castilla y León publica el ya mencionado Élites Castellanas de
la Restauración, con un subtítulo esclarecedor: Diccionario biográfico de parlamentarios
castellanos y leoneses (1876-1923). La obra es el resultado de una titánica labor de
investigación en el mundo prosopográfico, donde más de veinte investigadores de la
Universidad de Valladolid han sido coordinados por Pedro Carasa para elaborar algo tan
inédito como un diccionario de políticos a caballo entre dos siglos. Es una vuelta de tuerca
más a la hora de buscar el máximo rendimiento a la técnica prosopográfica.
2. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA: EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
2.1 Las primeras hagiografías del régimen
La Dictadura de Primo de Rivera, pese a resultar controvertida, no ha sido uno de
los campos de la contemporaneidad más estudiados por los investigadores, más seducidos
por el sonido de los cañones de la Guerra Civil, o por los cuarenta años de la España
franquista que por los "locos veinte", han dejado un poco más de lado la cuestión del
directorio.
Para el historiador que se haya acercado a este tema, y que haya llevado a cabo
lecturas preliminares no se le puede escapar que las obras que hacían referencia a la
dictadura, comenzaron en los mismos años veinte. De este modo, a través de conductos
oficiales el gobierno va a ir vendiendo sus logros a los posibles grupos de presión (por un
lado la banca y el ejército pero por otro los sindicatos y los partidos políticos, sin olvidar a
la Iglesia) en primer lugar, y a la población llana en segundo. Dos tipos de vías se dan de
esta manera para proselitar a favor del Régimen: el conducto oficial, anuarios, boletines
oficiales, el Boletín de la Unión Patriótica... y la publicación de libros y monografías a
cargo de organismos e instituciones paraestatales. Así resulta ser que a finales de la década
de los años veinte, con una visión histórica de tan sólo cinco años, comienzan a publicarse
monografías proclives al gobierno. La mayor parte de ellas, son editadas por la Junta de
Propaganda Patriótica y Ciudadana. En 1928 aparece el libro de José Pemartín Los valores
históricos en la Dictadura española36
, o los folletos Del General Primo de Rivera37
,
33
RODRÍGUEZ de la Hera, A. Filiberto Villalobos, su obra social y política 1900-1936.
Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos: 1985.
34
GUTIÉRREZ, T. “Perfil y trayectoria del diputado D. Antonio Royo-Villanova”, en
VVAA: Las Cortes de Castilla y León 1188-1988. Valladolid: Cortes de Castilla y León,
1990.
35
BARREDA, P.M. D. Abilio Calderón Rojo. Palencia paso a paso. Palencia: Caja
España, 1991.
36
PEMARTÍN, J. Los valores históricos en la Dictadura Española. Madrid: Junta de
Propaganda patriótica y ciudadana, 1928.
37
Del General Primo de Rivera. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929.
16
Discurso del ministro de Hacienda don José Calvo Sotelo38
. Al año siguiente, comienza la
gran explosión de obras iniciadas con los folletos Mirando al Futuro39
, La Nueva España40
,
o El avance de las provincias españolas en el quinquenio 1923-2841
. Las monografías que
se publicarán este año destacan la "premiada en concurso nacional" Psicología del
Dictador, por Emilio Rodríguez Tarduchy42
, y el Pensamiento de Primo de Rivera43
o
Curso de Ciudadanía: Conferencias del Alcázar de Toledo44
, en las que intervienen el
catedrático de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona Eduardo Pérez Agudo, los
asambleístas José Pemartín y Sanjuán, Juan Francisco Correas Fernández, Manuel Siurot
Rodríguez, José María Pemán y Pemartín, Álvaro López Nuñez, Subdirector del Instituto
Nacional de Previsión, El Ministro de Trabajo y Previsión Eduardo Aunós Pérez, Antonio
Horcada Mateo, Director General de Sanidad, el General de División José Villalba
Riquelme, el Director General de Agricultura José Vicente Arche, el Presidente de la
Asamblea Nacional José Yanguas Messía, y el Ministro de Economía José Calvo Sotelo.
Posteriormente surgirán otras obras significativas vinculadas a personajes del
Directorio, como las memorias de Calvo Sotelo45
o de algunos de los ministros del mismo.
2.2 Las obras de la República:
Tras la caída de la monarquía, y en el contexto político de la Segunda República, se
va a abrir un período de claros ataques a la obra de la Dictadura en general, y de la figura
de Primo de Rivera en particular. Son continuas en la prensa, especialmente entre los años
del gobierno Berenguer y finales de 1931, las críticas a la década anterior, muchas veces sin
fundamento alguno.
Pocas serán las voces que salgan en defensa del régimen anterior. Tan sólo, algunos
“hombres fieles” como Tarduchy, Calvo Sotelo, Jose María Pemán o José Pemartín, Ya que
la mayor parte de los altos cargos del gobierno habían abjurado de sus convicciones
primorriveristas. Ni siquiera el Ejército parecía una balsa de salvación para la memoria de
quien gobernara durante siete años el timón de la nave española.
38
Discurso del Ministro de Hacienda Don José Calvo Sotelo. Madrid: Junta de Propaganda
patriótica y ciudadana, 1929.
39
Mirando al Futuro. Madrid: Junta de propaganda patriótica y ciudadana, 1929.
40
El avance de las provincias españolas en el quinquenio 1923-1928. Madrid: junta de
propaganda patriótica y ciudadana., 1929.
41
La Nueva España. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929.
42
RODRÍGUEZ de Tarduchy, E. Psicología del Dictador. Madrid: Junta de Propaganda
patriótica y ciudadana, 1929.
43
El pensamiento de Primo de Rivera. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y
ciudadana., 1929.
44
VVAA. Curso de ciudadanía: Conferencias del Alcázar de Toledo. Madrid: Junta de
Propaganda patriótica y ciudadana, 1929.
45
CALVO Sotelo, J. Mis servicios al Estado. Madrid, 1974.
17
De entre estas voces defensoras, salta a la luz la de su hijo José Antonio Primo de
Rivera, que después será fundador de FE y cofundador de FE de las JONS. En esta su etapa
política inicial, va a entrar en la Unión Monárquica Nacional, eso sí, con la única misión de
la defensa de la Dictadura en su vertiente administrativa46
–es necesario recordar que el hijo
del Dictador era doctor en Derecho-. Pese a ello, una de las más rigurosas críticas hacia la
labor social del Directorio también va a venir de él, en su crítica a la supeditación del
trabajo al capital, en lugar de una conciliación47
de ambos factores de la producción .
2.3 Un puente identificativo tendido desde el Franquismo:
Es por todos conocida la manipulación que desde diferentes ámbitos del franquismo
se hizo de la historia, llegando en muchos casos a dar toda suerte de mitos en las escuelas.
Dejando aparte este discurso que tampoco viene a colación de este trabajo, lo cierto es que,
si bien por un lado no fue la dictadura primorriversita uno de los ejes temáticos
fundamentales susceptibles de ser mitificados (ahí están los Reyes Católicos, los Tercios de
Flandes o la mismísima conversión de Recaredo) no es menos cierto tampoco que el
franquismo sí va a ver en el Directorio un precedente reivindicable. Son muchas las
distancias que salvan ambos regímenes, pero el esquema básico se reducía a la ya conocida
apelación a un “cirujano de hierro” que salvara al país no ya en crisis, sino sumido en el
caos, víctima del terrorismo y con una catastrófica situación económica. Muchos serán los
detalles y cuestiones estructurales que diferencien a ambas dictaduras, pero en los años
cuarenta y cincuenta éstas eran meras aristas fácilmente pulibles con el esmeril de la
tergiversación.
2.4 El vacío de la Transición:
Los años de la Transición española fueron prolíficos en obras de todo tipo. En un
momento historiográfico de hegemonía del materialismo histórico y de algunas de las
escuelas más importantes de Europa –caso de la segunda escuela de annales- condenadas
hasta pocos años antes a un ostracismo científico en España, supone un momento de
vertiginoso auge editorial. El centro de esa explosión, el revisionismo de los años treinta y
posteriores, y recuperar lo que se dio en acuñar “la historia perdida”. Los estudios sobre la
Guerra Civil, el movimiento obrero, la historia de los partidos políticos y de los sindicatos
serán los grandes bloques temáticos que sujetarán el peso de la historia hasta mediados de
los años ochenta. En esta situación no es el tramo final de la Restauración el objeto de
estudio de los investigadores. Ello responde a dos causas. La primera de ellas es la que
acabamos de hacer referencia. La segunda, a que los años treinta suponen una ruptura con
respecto a los años veinte, que pertenecen a una generación anterior.
46
PRIMO DE RIVERA, J. A. Defensa de la Dictadura. “Obras Completas”. Madrid:
Editora Nacional, 1942.
47
HILLERS de Luque, S. El pensamiento social de Primo de Rivera. Madrid: Fondo de
Estudios Sociales, 1981.
18
Tan sólo en 1973 van a brillar con luz propia dos monografías: un estudio
económico, efectuado por el economista muy allegado al régimen franquista que va a ser el
profesor Juan Velarde Fuertes48
; o la de Carlos Mainer sobre la Edad de Plata de la
cultura49
. Es fundamentalmente a partir de estas dos obras, el momento en el comenzarán
estudios alejados de lo estrictamente político para el período que ocupa este trabajo.
2.5 La recuperación de los ochenta: una historia política y local
Los ochenta, tras el boom anterior, van a suponer una normalización de los estudios
historiográficos. El agotamiento del estudio de los años treinta que se había producido, abre
nuevas posibilidades de investigación a otros campos: la revolución industrial, la
Restauración, la Guerra de la Independencia o los estudios constitucionalistas de la mano
del Centro de Estudios Políticos (heredero del IEP franquista) –desde las Cortes de Cádiz
de 1812-. Entre estos “nuevos” temas, va a encontrar sitio la cuestión primorriverista.
Las obras que se van a publicar en este momento van a caracterizarse por dos rasgos
plenamente definitorios: el primero de ellos, pasa por la recuperación de la historia política,
que otras escuelas habían despreciado tradicionalmente, al hacerla patrimonio exclusivo del
positivismo. El segundo es el carácter local de la historia. No debe confundirse esta
reducción geográfica de la investigación con aquella otra teoría que se pondrá de moda por
estos años en Italia, que será la microhistoria. Nada que ver. Las monografías locales,
patrocinadas por el nuevo Estado de las Autonomías a través de sus instituciones de
gobierno –diputaciones, juntas, ayuntamientos…- van a encontrar aquí un subterfugio que
permitirá la publicación de muy importantes trabajos de investigación, obras inexcusables
de referencia, que muy posiblemente no encontrarían su sitio en las cada vez más
dictatoriales grandes editoriales.
Entre las aportaciones más sobresalientes, brilla con luz propia la de Gómez
Navarro, quien, en La dictadura de Primo de Rivera, empleó fondos procedentes de tres
archivos no empleados por los historiadores de este periodo: se trata del Archivo de Natalio
Rivas, el Archivo Maura, y el Archivo de la Foreing Office (Ministerio de Exteriores
británico).
A ello habría que sumar la labor investigadora de la Universidad de Valladolid,
cuyo Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América ha sido, por un
lado referente investigador y se ha situado a la vanguardia de las universidades españolas,
mientras que por otro ha sabido formar a varias generaciones de investigadores.
48
VELARDE Fuertes, J. Política económica de la Dictadura. Madrid: 1973.
49
MAINER, J.C. La edad de Plata (1902-1931). Ensayo interpretativo de un proceso
cultural. Madrid: Taurus, 1973.
19
3. EL INTELECTUALISMO EN VALLADOLID
3.1 Una cuestión poco abordada:
No ha sido el mundo de los intelectuales, siquiera en su más generalista
concepción, el objeto de grandes debates entre los estudiosos, bien de la historia, de la
literatura, de la ciencia... tan sólo un puñado de nombres despuntan cuando se menciona el
tema: Rosa Chacel, Jorge Guillén... pero anterior a ellos apenas si la gente conoce a César
de Medina Bocos, Narciso Alonso Cortés o a Hernando García Luengo, por poner tres
ejemplos contundentes. Valladolid no conoce su propia historia ni la de los hombres que
más se han significado con ella.
Tan sólo algunos estudios sectoriales han aportado luz sobre la vida cultural del
Valladolid del tramo final de la Restauración. Los trabajos de Frechilla50
, Virgili51
o
Rubio52
son los ejemplos más identificativos, a los que habría de sumar alguna melancólica
aportación de Grupo Pinciano allá por los ochenta53
.
3.2 La obra editorial del Ateneo Vallisoletano:
El Ateneo de Valladolid será una de las instituciones que velará por la memoria
cultural de la ciudad, si no la única. En los ochenta inicia un proyecto editorial sobre la
historia de Valladolid, que se va a materializar en una serie de monografías realizadas en su
mayor parte por docentes e investigadores de la universidad vallisoletana. La mayor parte
de estas obras serán de tipo eminentemente político-social, pero van a destacarse entre ellas
tres por su vertiente puramente cultural: las ya citadas obras de Virgili Blanquet sobre la
música, de Rubio González sobre la literatura, y la de Cano de Gardoqui sobre el arte en el
siglo XX. Por lo demás, pocas instituciones tienen a bien decir que han trabajado por la
recuperación de la memoria de sus más ilustres hombres de artes y de ciencias.
50
FRECHILLA, M. 100 años de música en Valladolid. Ambrosio Rodríguez 1898-1998.
Valladolid: Casa Ambrosio Rodríguez, 1998.
51
VIRGILI Blanquet, M.A. La música en Valladolid en el siglo XX. (Historia de Valladolid
XI). Valladolid: Ateneo, 1985.
52
RUBIO González, L. La literatura en Valladolid en el siglo XX (1900-1939). (Historia de
Valladolid X-1). Valladolid: Ateneo, 1989.
53
GRUPO PINCIANO. Valladolid, imágenes del ayer. Valladolid, 1986. Edición de los
autores.
20
3.3 La Universidad de Valladolid, motor de estudios y monografías:
Es de justicia señalar, así mismo, la ardua labor investigadora de la Universidad de
Valladolid, a través de distintos departamentos de la Facultad de Filosofía y Letras. Si bien
no van a ser muchos los estudios centrados en este tema del intelectualismo, si es verdad
que ha sido un tema abordado coyunturalmente, e incluso accesoriamente para llegar a los
objetivos marcados en los proyectos de investigación sin que tenga mucho que ver. Aun
con todo, se conoce bastante bien la trayectoria profesional de docentes como Calixto
Valverde, su sucesor al frente del rectorado Echávarri, y de otros no menos ilustres
hombres de letras y de ciencia.
Buen ejemplo de esta última circunstancia es la obra de conjunto Historia de la
Universidad de Valladolid54
o algunos de los anteriores trabajos sobre prosopografía de las
élites ya señalados.
Los estudios de esta institución, salvo algunos literarios muy específicos que han
salido de los despachos del departamento de Filología Hispánica de la Facultad de Filosofía
y letras, se centran en la prensa como sujeto de análisis. Su imbricación con el poder, su
desarrollo, influencia, contenidos... Ricardo Martín de la Guardia y Celso Almunia55
han
sido dos de los motores de esta preocupación investigadora.
Por otro lado, algunos artículos pioneros aparecidos en las líneas de la prensa
universitaria, entre los que cabe citarse El Ateneo y la Sociedad Literaria, Casa de
Cervantes en Valladolid, firmado por Manuel Basas Fernández, y publicado en Revista
Santa Cruz56
.
No obstante, los anteriores trabajos referidos de Martín de la Guardia y Almunia,
ninguno se ha ocupado en investigar la vertiente elitista de la intelectualidad. Así pues, ante
el vacío de una cuestión, si bien no inédita, si al menos descuidada, se hace necesaria una
relectura de todas estas obras de historia cultural, erudición local... para darle un soporte
teórico problemático, y alejarlo de ese descriptivismo propio de otras épocas e intereses.
¿Existe una élite intelectual en Valladolid? ¿Quiénes la componen? ¿Cómo actúa? ¿Cómo
reacciona el gobierno? A estas interrogaciones intentaremos dar respuesta.
54
VVAA. Historia de la Universidad de Valladolid (2 vols.) op. cit.
55
ALMUIÑA, C. La prensa vallisoletana durante el siglo XIX (2 vols.). Valladolid:
Institución Cultural Simancas, 1977; y también La prensa vallisoletana en el siglo XX (2
vols.) Valladolid: Diputación Provincial, 1977. MARTÍN de la Guardia, R.M. Catálogo de
prensa de Valladolid en el siglo XX. Valladolid: Servicio de Publicaciones de la
Universidad, 1992.
56
BASAS Fernández, M. El Ateneo y la Sociedad Literaria, Casa de Cervantes en
Valladolid, en “Revista Santa Cruz”,. Valladolid: Universidad, 1947-48- pp. 45-50
(tomado de CAMPOS Setién, J.M. El Ateneo de Valladolid en la vida de la ciudad.
Separata de Valladolid, Arte y cultura. Guía Cultural de Valladolid y Provincia.
Valladolid: Diputación, 1999. p. 828.)
21
IV. HACIA UNA CONCEPTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO INTELECTUAL:
En primer lugar, habría que delimitar el concepto y atribuciones del fenómeno
intelectual. Sobre ello ha teorizado Paul Aubert en su ponencia del Simposio sobre la
España de Alfonso XIII57
. Aubert sitúa el origen del compromiso de los intelectuales en la
Francia del affaire Dreyfuss, con Zola como protagonista, equiparando el proceso de
Montjuic con el origen de este compromiso en España. Lo cierto es que los intelectuales se
habían comprometido con causas socio-políticas desde la época moderna. En el siglo
XVIII, es fácil encontrar ejemplos de hombres de letras que defienden la razón ilustrada y
que incluso llegarán a participar activamente en la revolución liberal-burguesa de 1789. En
España, el XVIII dio buena muestra de intelectuales, si bien incluso remontándose al siglo
XV, se hallan obras apologéticas del poder. Pero el sentido que aquí debe darse comienza
con la Segunda Revolución Industrial, a la que España se incorpora a duras marchas. Es en
este momento, cuando se produce una politización de la sociedad civil por obra de los
sindicatos y de los partidos de masas. Es aquí, donde gente del mundo de la cultura une su
voz al grito de la masa obrera, y se hace valedora de su causa. Aquí podríamos decir, nace
el intelectual en su sentido más contemporáneo.
4.1 Diferentes formas de compromiso de los intelectuales -
Dos parámetros van a delimitar la faceta del intelectual. El primero de ellos, es el
sociológico, que entiende a esta figura en términos de transmisión y reproducción del saber.
La segunda es la coyuntura histórica que evidencia la existencia de un grupo que se
autoproclama, como tal, intelectual. En este caso, es norma general la lucha de éstos contra
alguna razón de Estado, no siendo pues el intelectual un oficio, sino una actitud.58
En la faceta militante, el autoproclamarse y reconocerse públicamente como
intelectual implica cierto grado de chantaje, valiéndose de un argumento de autoridad -en
este caso cultural- para formar o influir en las opiniones de la sociedad, lo que presupone
un cierto agravio comparativo con respecto a la gran masa popular, que sería poco menos
que inmadura, inculta o irresponsable.
Los intelectuales se plantean una dicotomía entre la vía de la reflexión y la vía de la
acción. En términos generales, se sigue la tradición ilustrada del "decir hacer", pero no hay
una coadyuvación material hacia la consecución de los fines proclamados por parte de la
intelectualidad.
57
AUBERT, P. Elitismo y antiintelectualismo en la España del primer tercio del siglo XX,
en "Simposio La España de Alfonso XIII 1902-1931: Las elites españolas en la transición
del liberalismo a la democracia" (Separata de Espacio, tiempo y forma, serie V,
Contemporánea, t. 6). Madrid: UNED, 1993.
58
AUBERT, P. Op. cit.
22
Las herramientas de los intelectuales son bien conocidas: por un lado, la frecuente
crítica en medios periodísticos. Por otro, la publicación de manifiestos, conferencias,
discursos... Entre los primeros cabría citarse a Don Miguel de Unamuno, bilbaíno universal,
a quien sus críticas al Directorio le valieron el destierro a Fuerteventura, o los manifiestos
de los años diez contra la guerra de Marruecos, la postura de los intelectuales barceloneses
ante el caso Montjuic, etc...
Será en Castilla - concretamente desde la revista Castilla la Vieja – Teófilo Ortega,
quien lance el guante para que los intelectuales tomaran conciencia y actuaran en
consecuencia de la nueva situación surgida del 13 de Septiembre, y que suponía para
Palencia la posibilidad de ser absorbida por Valladolid o Burgos59
Con todo, las élites en las que se centra esta investigación son intelectuales en tanto
que precisan del trabajo intelectual para ejercitar su profesión. En función de esta
definición, abogados, médicos, eclesiásticos, catedráticos... se van a valer de las
plataformas sobre las que se sujetan estas ocupaciones, y que en no pocas ocasiones se
encuentran interrelacionadas entre sí, tejiendo una urdimbre compuesta por cientos de casos
de relaciones humanas, de subordinaciones y de influencias mutuas, que van a ser la
herramienta principal a la hora de ultimar las decisiones de poder elegidas en cada
momento, así como detentar los resortes de poder más convenientes en cada momento..
4.2 La intelectualidad vallisoletana, en la tribuna de los oradores -
Entre los que hemos identificado como intelectuales del Valladolid tardo-
restaurador, encontramos que estas personalidades tienen buenas tribunas desde las que
hacer oír su voz. La mayor parte están integradas en clientelas políticas y en grupos de
poder, bien sea mediático, como la prensa, bien sea ideológico, la Iglesia, político, en
partidos propios del período inmediatamente anterior a la Dictadura, bien sea económico:
los grandes capitalistas castellanos y los grandes terratenientes vinculados, por un lado a la
próspera industria harinera, con intereses añadidos en el mundo industrial, en la propia
Castilla interior, o en los núcleos industriales del litoral cantábrico.
Tal y como reivindicábamos en la introducción, este trabajo no se va a ocupar del
paradigma de intelectual definido en el punto 4.1, sino que a través de la documentación
consultada hemos reconceptualizado tal figura. Así pues, a quien consideramos élites
intelectuales es a un grupo heterogéneo, no movidos por un interés comúnmente
compartido. Entre este conglomerado vamos a encontrar un fuerte corporativismo
profesional, que como veremos será determinante en lo concerniente a las reacciones de la
Universidad de Valladolid frente a la Dictadura); por otro lado se encuentra el lobby
mediático, creado a partir de capital harinero (Santiago Alba, Antonio Royo-Villanova,
Justo Garrán, Zorita, Giraldo...) y que tanto protagonismo desempeñará en la vida local. La
Iglesia, que se fortalecerá durante los años extraños ( en palabras de Palomares para definir
a la dictadura) encabezada en Valladolid por el popular Arzobispo Gandásegui, y de donde
saldrá fortalecida para encarar los turbulentos años de la República.
59
EDP, 20-11-23. En Palomares (1990).
23
Como anunciamos en este epígrafe, el mundo cultural de Valladolid se va a
encontrar en cierto modo marginado de estos canales de influencia. Lo más llamativo va a
ser la concentración de la presencia en estos medios. Así por ejemplo, en el Norte de
Castilla aparecerán las firmas de lógicamente Villanova y Alba, Cossío, algunos
catedráticos de la Universidad de Valladolid... en el Ateneo estos mismos personajes serán
los que pronuncien conferencias o abran cursos, a la vez que representan un importante
grado de publicaciones a nivel local durante los años diez, y copan los cargos directivos del
asociacionismo vallisoletano en general, y del cultural en particular: el Círculo de Recreo,
el Ateneo Vallisoletano... hasta 1918 la Sociedad Castellana de Excursiones o el complejo
mundo del asociacionismo católico... en definitiva, la vida cultural local va a girar en torno
a estos grupos de poder que van a controlar de este modo, también el ocio alto-burgués de
la ciudad. En consecuencia, los pocos escritores y poetas, por así decirlo de plena
dedicación, van representar una minoría que por lo general no va a encontrar en la política
uno de sus medios de actuación, aunque sí figure su rúbrica entre las páginas de la prensa
diaria y las cotidianas actividades culturales de la ciudad.
GRÁFICO I
FUENTE: Carasa Soto (1999)60
. Elaboración propia.
60
en VVAA. Valladolid, Historia de una ciudad. Op. cit. p. 939
24
4.3 La cultura, como espacio de sociabilidad de la élite
La élite se va a valer del asociacionismo como otra de sus plataformas de
promoción. Si ya hemos señalado cómo estas gentes se hacen valer en sus ámbitos
laborales, de contactos e influencias, observamos que actividades lúdicas y de ocio
representan un nuevo peldaño en el ascenso al poder. El Círculo de Recreo de Valladolid,
aún hoy inexpugnable en sus archivos, supone la cota más alta de ocio, y es vetado a
algunos a pesar de su índice económico. Privilegio, prestigio e influencias, serán las tres
únicas armas para entrar a formar parte de tan selecto círculo social.
El Teatro Calderón de Valladolid, supone otro hito fundamental de la cultura del
elitismo. Posee este teatro una doble lectura: por un lado, la de la clientela que acude a
presenciar los diferentes espectáculos o hechos sociales que en él se desarrollan, como
proyecciones de cinematógrafo, conferencias... No cabe duda de que los abonos y el reparto
de butacas corresponde a una cuestión económica, pero también de privilegio (aún hoy en
día en ciertos lugares de caché ésta circunstancia se produce). En el mundo de la
musicología, se ha dado en llamar a todo un grupo social que acude a estos espectáculos sin
ningún interés musical o artístico como oyentes de prestigio, cuya única motivación es la
asistencia al espectáculo como acto social, no como representaciones dramáticas o
actuaciones musicales.
La segunda lectura que debe hacerse del Teatro Calderón es que es una institución
de las élites y para las élites. La cata efectuada entre los accionistas del mismo durante los
años 1922 a 1930, muestra que se encuentra en manos (aunque sea simbólicamente) de un
puñado de nombres muy conocidos en otros niveles. Pondremos unos cuantos ejemplos
ilustrativos: Mauro Miguel, Miguel Uña, Cándido Pintó, el fotógrafo Agustín Cacho,
Antonio Royo-Villanova, César Tresgallo... pero además, la empresa arrendataria de las
instalaciones del teatro está formada por los albistas de El Norte de Castilla, Ricardo Allué
y Federico Santander.
Por otro lado, si bien no nos detendremos en ello, si merece la pena destacar que
esta participación se extiende al ámbito católico, donde las tradicionales familias de
derechas participan en una vida social muy atractiva y participativa, dedicándose muchos
de estos personajes, y aun sus familiares, a la beneficencia y a organización de semanas
ascéticas, conferencias, jornadas de convivencia... etc.
El Ateneo, por su parte, supone, un selecto círculo de intelectuales y hombres
activos de la ciudad. Fundado en 1872 al amparo de la Casa de Cervantes (redescubierta
diez años antes en el Archivo de la Real Chancillería), su refundación, en 1909, marcará de
aquí en adelante, el discurrir de la vida cultural de la ciudad, desarrollada
fundamentalmente por la Universidad de Valladolid, el mencionado Ateneo vallisoletano, y
algunas asociaciones católicas y sindicatos obreros.
Conferencias, actos culturales, tertulias... serán las nuevas vías sobre las que
discurra el convoy de las discusiones artísticas, históricas, literarias, políticas o sociales, y
será un ámbito en el cual se desarrollen, de forma extraordinaria, las relaciones de
dependencia y de influencia entre las élites.
25
V. LA IRRUPCIÓN DE LA DICTADURA EN VALLADOLID.
El 12 de Septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña lanza un manifiesto Al
País y al Ejército61
que es publicado al día siguiente. El mismo día 13 se proclama el estado
de guerra por medio de un bando62
y el 15 se establece un Directorio Militar por medio de
real decreto63
. En quince días, se suspenden las garantías constitucionales64
, se
confirmándose el estado de guerra y se disuelven las Cortes y la parte electiva del senado65
y los ayuntamientos y diputaciones de toda España66
, a la vez que se aprueban reales
decretos para reorganizar la vida administrativa del país67
.
La Dictadura pretende de este modo acabar de un plumazo con la obra de la vieja
política, para sobre las ruinas de las anteriores instituciones, erigir el edificio del
corporativismo. En Valladolid, capital material y espiritual del liberalismo albista, se
producirá un constante acoso hacia las diferentes fuentes del poder político-económico
construidas por Santiago Alba. El exilio de éste a Biarritz ante su inminenete procesamiento
por un tribunal militar (y dadas las pocas garantías de independencia jurídica existentes)
supone el inicio de la obr de la Dictadura en la capital del Pisuerga.
1. La caza de brujas contra el albismo vallisoletano
Si hay un grupo político, social, económico, o de otra índole que sin duda fue
perseguido sensu stricto por la Dictadura, ésos fueron los albistas. El grupo político
liderado por Santiago Alba Bonifaz -la Izquierda Liberal Monárquica- experimentó toda
clase de decisiones sectarias que, procedentes de instancias superiores, conducían a
torpedear sus proyectos, negocios, periódicos...
Alba era considerado por Primo de Rivera como el máximo responsable de la
situación político-social española, en general, y del desastre humano en Marruecos, en
particular. Su política de diálogo con Abd-el-krim era a los ojos del militar gaditano una
traición a España y a los españoles, y aseguraba en su manifiesto del 12 de Septiembre una
depuración de responsabilidades de los miembros del anterior ejecutivo, especialmente de
Alba.
61
Moral Sandoval, E. (dir.) Actas del Consejo de Ministros: Alfonso XIII: Presidencia del
General Primo de Rivera. Directorio Civil (1925-1930). Madrid: Ministerio de Relaciones
con las Cortes y de la Secretaría del Gobierno, 1992. p. 507
62
Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. p. 511
63
Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. p. 515
64
Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. p. 517
65
Moral Sandoval, E. (dir.) Op. cit. p. 519
66
Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. pp. 525
67
Moral Sandoval, E. (dir.) Op. cit. pp. 529-530
26
Exiliado el político liberal en la localidad francesa de Biarritz, decidió recurrir a
Alfonso XIII para que mediara en este caso. Pero no estuvo el monarca a la altura de las
circunstancias (ni en este ni en otros muchos casos y escándalos antes, durante y después de
la Dictadura), por lo que el político vallisoletano debió permanecer en el exilio hasta 1930.
Por su parte, sus hombres de confianza en la capital del Pisuerga vieron como se
intentaba truncar su vida profesional, política y social. Enrique Gavilán, antiguo senador y
miembro del Consejo de Administración de El Norte de Castilla en no pocas ocasiones
salió en defensa de su buen amigo en el exilio. Ello le valió el cierre del Círculo Liberal de
Valladolid por orden de la autoridad militar local.
Ello era un anuncio de lo que habría de venir después. Como señala Palomares, a
fines de 1923 llegaba a Valladolid José Álvarez Rodríguez, que se iba a encargar de llevar a
cabo rigurosas auditorias a las empresas que o bien habían estado vinculadas a Santiago
Alba, o pertenecían a alguno de sus hombres de confianza. De este modo, un plantel de las
mayores y más significativas industrias del Valladolid de los años veinte, vinculadas a la
modernización de la ciudad por su importancia estratégica, fueron sometidas al yugo
implacable del auditor de cuentas. En el siguiente cuadro se ve un ejemplo (no se hallan
todos pero sí los principales) parlamentarios albistas vallisoletanos y las empresas en las
cuales fueron propietarios, copropietarios o formaron parte de su consejo de
administración:
CUADRO I
POLÍTICO EMPRESAS________________
Santiago Alba Electra Popular Vallisoletana
Tranvías de Valladolid
El Norte de Castilla
Banco Castellano
Luis Antonio Conde Rodríguez Banco Peninsular Hipotecario
Enrique Gavilán Almuzara El Norte de Castilla
Emilio Gómez Díez El Norte de Castilla
Julio Guillén Sáez Banco Castellano
Electra Popular Vallisoletana
Tranvías de Valladolid
Carburador IRZ
El Norte de Castilla
Financiera “Guillén, Zorrilla y cía”
Talleres de Palencia SA
Diario La Libertad (Madrid)
Ricardo Power Zabala Pradera y Power (Bilbao)
Sociedad Power y Echaguren (Bilbao)
Antonio Royo-Villanova El Norte de Castilla
Sociedad Gestora Teatro Calderón
Federico Santander Teatro Calderón (arrendatario)
Ricardo Allué Teatro Calderón (arrendatario)
El Norte de Castilla
FUENTE: Carasa Soto (1997); Palomares Ibáñez (1990, 1996); y ATC leg. 46.
Elaboración propia.
27
Las sucesivas consultas y peticiones que por parte de Gavilán se hicieron al
Directorio Militar para acelerar la situación jurídica de Santiago Alba cayeron en saco roto.
Ni una sola nota de prensa al respecto.
En cuanto a la nueva situación política nacida del RD de 30 de Septiembre, para los
liberales albistas de Valladolid supuso un mazazo. La renovación del Consistorio se efectuó
manu militari. Lógicamente los albistas que hasta ese momento formaban parte de la
corporación municipal (el alcalde Isidoro de la Villa, y los concejales Francisco de Cossío,
Federico Santander y Alfredo Stampa) se suponían expulsados ipso facto del
Ayuntamiento.
El destierro fue una de las mejores armas con las que contó el gobierno para
deshacerse de políticos incómodos. Es conocido el de Unamuno a Fuerteventura, el de
Jiménez de Asúa a Chafarinas... pues fue Valladolid una de las ciudades donde mejor se
pudo poner en práctica esta política. Basta un pequeño vistazo al CUADRO II para ver el
destino de algunos de los desterrados por la dictadura:
28
CUADRO II
POLÍTICO EXILIO DESTIERRO DURACIÓN
En Valladolid
Santiago Alba Biarritz (Francia) hasta 1927?
Leopoldo Stampa68
Guadalajara
Emilio Gómez Díez69
Soria
Pedro Carreño70
Toledo
Francisco de Cossío71
Chafarinas
En Palencia72
Salustiano del Olmo73
¿? 3 meses
Evasio Rodríguez74
¿? 1 mes
Teófilo Ortega Matilla75
San Sebastián 1 mes
Algunos ejemplos en el resto de España76
Jiménez Asúa Chafarinas 15 días
Arturo Casanueva Chafarinas
Salvador María Vila Chafarinas
Miguel de Unamuno Fuerteventura
Varela Chafarinas
Abogados del Colegio de Barcelona Chafarinas
Miguel Sbert77
Mallorca
FUENTE: Palomares Ibañez (1990, 1996) y Queipo de Llano (1987). Elaboración propia.
68
Ex-alcalde de Valladolid
69
Ex-alcalde de Valladolid
70
Administrador de Electra Popular Vallisoletana, considerado por el gobierno “enlace
revolucionario”y trabajador de El Norte de Castilla.
71
A raíz de un artículo publicado en El Norte de Castilla ridiculizando al Somatén.
72
EDP 13-10-1923, p. 2. En palomares Ibáñez (1990) op. cit. p. 579.
73
Ex –alcalde de Palencia. Cfr. Palomares Ibáñez. La Dictadura de Primo de Rivera en
Palencia (1923-1930). Palencia: Diputación, 1990.
74
Ex –gobernador civil de Palencia. Palomares Ibáñez (1990), op. cit.
75
Médico y miembro del Ateneo palentino. Palomares Ibáñez (1990), op. cit. Inicialmente
deportado a Cuéllar, se le confinó finalmente en la capital donostiarra por tener allí a una
hija enferma.
76
Algunos de los más sonados ostracismos de la época en España.
77
Líder de la FUE, acusado de provocar agitación. Cfr. QUEIPO de Llano,op. cit. y JATO
Miranda, D. La rebelión de los estudiantes. Madrid: edición del autor, 1954.
29
2. Ataques a la autonomía universitaria
La actuación del Directorio con respecto al mundo universitario, es fácilmente
calificable como de ataque, de confrontación a una institución que era, apara los militares
en el gobierno, reflejo del decadentismo moral que había regido en España durante los
últimos años. La situación puede resumirse en los siguientes párrafos.
Ya en 1924, recién estrenado el gobierno castrense, Primo de Rivera muestra cuáles
van a ser sus líneas maestras en lo que se refiere a la Universidad. En el decreto que redacta
ve a las universidades como “corporaciones de interés público con personalidad jurídica”.
Como tales corporaciones debían contar con la autorización delo ministerio, a quien debía,
además, rendir cuentas sobre su patrimonio. Al año siguiente se va a limitar la libertad de
cátedra78
–lo que resulta extraño es que no se hubiera suspendido con la proclamación de
estado de guerra interior en Septiembre del 23- . Tan sólo dos medidas durante el Directorio
Civil permitieron cierta dosis de conformidad (muy discutible) entre los universitarios: la
primera es la creación de los Patronatos Universitarios (por RD de 13 de Octubre de 1926),
que permitirá una mayor libertad económica de las instituciones, y la segunda es la creación
de los colegios mayores.
No va a mejorar la situación durante este Directorio Civil. Eduardo Callejo,
Ministro de Instrucción Pública (y muy vinculado a la Universidad de Valladolid de la cual
era catedrático) va a criticar duramente el papel de los claustros universitarios a la hora de
elegir a los directores de los centros docentes. El principal argumento esgrimido por el
poder central era que si las universidades eran órganos representativos del gobierno, debía
recaer en el señor Ministro la potestad de nombramiento de tales directores de centro,
fundamentándose en los principios de jerarquía y autoridad por los cuales se guiaba el
gobierno. Era una clara forma de mantener el control ideológico de las direcciones de los
institutos de segunda Enseñanza, patente el divorcio existente entre el gobierno y la
Universidad.
Las demandas de reforma eran constantes desde hacía años por parte del alumnado
y de las plantillas docentes. Finalmente, en 1928, se sentaron las bases para una reforma
universitaria (RD de 19 de Mayo de 1926), si bien los anhelos de autonomía nunca fueron
satisfechos. Los principios antes aludidos de jerarquía y autoridad se dejan entrever en la
elaboración de la nueva legislación. Los planes de estudio van a ser profundamente
reformados, si bien serán las Juntas de Facultad las encargadas de organizarlos. Pese a ello,
una de las nuevas medidas creará un profundo malestar entre los estudiantes y los
profesores. Se trata de la equiparación de los títulos de ciertas universidades privadas con
los oficiales. A raíz del artículo 53 del Plan Callejo, varios catedráticos dimitieron y un
amplio sector del alumnado –liderado por la FUE- iniciaron la huelga a la que el gobierno
respondió con el cierre de las aulas y la pérdida de matrículas.
78
RO sobre las propagandas por medio de la Cátedra, en Moral Sandoval, E. (dir.) Op. cit.
p. 541
30
Esta situación repercutirá en el gobierno Berenguer, que mediante la reforma del
Estatuto General de la Enseñanza Universitaria, intentará normalizar la situación, si bien
ésta será una nueva falla entre el ejecutivo y la comunidad estudiantil.
31
VI. HACIA UNA IDENTIFICACIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES
1. MUNDO UNIVERSITARIO
En estos años, coexisten en Castilla dos universidades: la de Salamanca, y la de
Valladolid. Si bien la primera, en lo que respecta a la relación con las élites se encuentra
muy identificada a nivel nacional, es bien cierto también que en la región le va a ganar la
partida la Universidad de Valladolid, más vinculada a la élite local que aquélla, pero más
alejada del grupo dirigente del país. Predominan, por lo tanto, los parlamentarios de
principios del siglo XX que han sido formados en la Universidad de Valladolid.
En esta época ejercen su mandato dos rectores: Calixto Valverde Valverde, y José
María González Echávarri. El primero, cuyo gobierno comenzará antes de que tuviese lugar
la Dictadura, llevará a cabo una gestión impecable de la institución académica, debiendo
dimitir por motivos de salud79
. Católico muy significado, en todo tipo de causas sociales y
culturales80
no se adhirió de forma pública a la dictadura, pero tampoco fue uno de sus más
firmes opositores. En este sentido, Tanto Valverde como Echávarri, también significado
católico, marcan la línea de la Universidad: la aceptación tácita del nuevo statu quo
gubernamental, pero sin entusiasmo, y dejando bien claros dos privilegios tradicionales del
fuero universitario: autonomía e independencia jurídica. Ambas serán atacadas por el
gobierno surgente.
Entre los catedráticos más vinculados a los demás grupos de poder encontramos los
ya omnipresentes Antonio Royo-Villanova, hermano del Rector de la Universidad de
Zaragoza, -son sobradamente conocidos sus intereses en la región- y brazo derecho de
Santiago Alba tanto en política como en algunos de sus negocios, Eduardo Callejo de la
Cuesta, que será concejal del consistorio vallisoletano durante el directorio militar, para
pasar a ser Ministro de Instrucción Pública con el Civil, Claudio Sánchez Albornoz, que en
1926 ingresará en la RAH... son sólo algunos de los ejemplos más representativos.
79
AUV nº 5 Julio-Septiembre 1929 (p.364)
80
Estudiando con detenimiento el BOEAV se aprecian algunos de los más significativos
actos en los que el Rector tuvo participación: la significativa donación económica en la
creación de la estatua del Sagrado Corazón de la Catedral de Valladolid (BOEAV nº8,
1923), en el homenaje a Don Remigio Gandásegui (BOEAV nº 15, 24-12-1924), en la
Organización de la Semana Ascética (BOEAV nº 4, 24-3-1924) y en la peregrinación de
católicos a Roma junto a otras personalidades de la vida vallisoletana.
32
2. PRENSA
La prensa va a ser una escuela de promoción para las élites muy importante,
llegando a formar parte de los negocios de más de un político del final de la Restauración.
Para el período de 1921-1923, entre 52 diputados contabilizados, 17 de ellos se encuentran
relacionados de una u otra forma con el mundo periodístico81
.
GRÁFICO II
FUENTE: Carasa Soto (1999). Elaboración propia.
En el plantel de periodistas nos encontramos a César Silió, Santiago Alba, Antonio
Royo Villanova, Enrique Gavilán, Diego González Garrido, Gómez Díez, Martín
Fernández, Zarandona... No sólo vinculados de una u otra forma al periódico fuerte, El
Norte de Castilla, sino propiciando y desarrollando proyectos empresariales de creación de
nuevos diarios, como La Libertad, El Eco de Castilla, La Opinión, Diario Regional, y los
intentos de Zorita y Giraldo de fundar sendos periódicos en Tordesillas y Medina del
Campo, respectivamente.
81
CARASA Soto, P. Élites políticas en la Restauración. “Congreso Valladolid, historia de
una ciudad”. Op. cit.
33
Pero este grupo de poder no sólo se nutre de estos grandes periodistas. Hay un
elevado porcentaje de miembros de esta élite que participa y colabora con artículos de
fondo y de opinión en los periódicos de la región.
GRÁFICO III
FUENTE: Carasa Soto (1997). Elaboración propia.
- El Norte de Castilla –
Es de sobra conocida la trayectoria liberal del decano de la prensa castellana.
Fundado en 1851, fue en 1893 convertido en sociedad anónima por Santiago Alba y
Antonio Royo-Villanova, conversión en la cual participó Julio Guillén.
Con un merecido prestigio periodístico ganado en toda Castilla por su seriedad y
rigor, fue El Norte de Castilla la auténtica plataforma política del albismo vallisoletano, si
bien Alba compró junto a Guillén La Libertad de Madrid como medio propagandístico para
afianzar su carrera en la capital de España. Francisco de Cossío, llevó bajo su dirección al
diario castellano hasta uno de sus mejores momentos profesionales.
34
Durante la Dictadura, con Alba en Biarritz, serán directores Ricardo Allué, y
posteriormente Federico Santander, quienes a su vez eran arrendatarios del Teatro Calderón
de Valladolid82
.
Contaba El Norte de Castilla entre su pléyade de plumas inquietas a personajes muy
bien conocidos por los vallisoletanos del primer tercio de siglo: los citados Santander,
Cossío, que obtenía en su sección Ensayos gran popularidad entre los lectores; Royo-
Villanova, Juan Bellogín, Carlos Rodríguez Díaz, Eduardo López Pérez, Jacinto Altés, los
hermanos Ricardo y Fernando Allué, Pedro Carreño, José María Vela, Nicolás Pedrogín,
Francisco Carmo, José Antonio Sanfelices, Francisco Gallardo, Luis de Benito, Agapito
Velasco, y el caricaturista Gregorio Hernández (Geache).
-El Diario Regional-
Será la voz del confesionalismo desde su fundación allá por 1907 por el abogado
Justo Garrán Moso83
que había participado anteriormente en la creación del periódico El
Porvenir. Si bien era este último conservador, con la aparición de Diario Regional vino a
llenar el vacío existente entre la prensa tradicionalista, conceptualizado más en términos
ideológicos de la necesidad de una plataforma pública sobre la que proselitar las bondades
de aquéllos, que como el medio empresarial de obtener pingües beneficios.
Justo Garrán, amén de su importancia en lo que a proyectos periodísticos se refiere,
fue un, si no intelectual, si en cambio un ilustrado inquieto y peculiar. Promocionó diversas
asociaciones relacionadas con la Iglesia, como la creación de una sociedad anónima que
gestionase el Colegio de San José de Valladolid. Dejando de lado su actuación política del
lado del gamacismo y del maurismo, perteneció a la Casa Social Católica, co-organizador
de las Conferencias de San Vicente de Paúl, y miembro del Claustro Extraordinario de
Doctores de la Universidad de Valladolid.
El Diario Regional, el segundo después de El Norte de Castilla, contaba con
personalidades de la derecha vallisoletana. Entre suscriptores y accionistas, como bien
señala Palomares, destacan Luis Silió, Francisco Presa, Manuel Valls, Andrés Martín
Mateo, Rafael Alonso Lasheras, Andrés Mateo Brezmes, Ignacio Pizarro, Francisco
Mendizábal, Mauro García, Virgilio García Antón, o Antonio González Martín.
La labor periodística de Diario Regional era la de, siendo un aparentemente diario
independiente, cantar las excelsas virtudes del Régimen. Lógicamente, no sufrió la censura
de un modo implacable, como ocurrió con El Norte, es por ello que supone una excelente
herramienta de trabajo para el historiador, ya que da numerosos datos sobre los principales
acontecimientos de la provincia.
82
ATC. Leg. 46. Contrato de Arrendamiento entre la Sociedad propietaria del Teatro
Calderón y Federico Santander y Ricardo Allué.
83
Carasa Soto, P. (1997) op. cit.
35
3. ABOGADOS Y HOMBRES DE LEYES
Abogados y magistrados son moneda común en la élite política de este período.
Incluso sagas familiares de hombres de leyes que amplían su carrera a través de la política
en función de sus contactos a todos los niveles de la administración. Estos abogados,
acabarán por ocuparse exclusivamente al parlamentarismo, en detrimento de su profesión.
Entre los parlamentarios del final de la Restauración (por el Distrito de Valladolid)
encontramos, de cerca de cuarenta, la mitad que son licenciados en derecho o abogados.
GRÁFICO IV
FUENTE: Carasa Soto (1997). Elaboración propia.
Entre estos parlamentarios nos encontramos con Lázaro Alonso; por supuesto
Santiago Alba y Antonio Royo-Villanova; Francisco Clemente de Diego, además
catedrático; Joaquín Fernández-Prida; Juan Antonio Gamazo, hijo de Germán Gamazo (el
Cacique de Boecillo); el también periodista Justo Garrán, Enrique Gavilán, que sería
después alcalde, Emilio Gómez Díez; Justo González Garrido; Antonio Jalón Jalón;
Mariano Martín Fernández; literato y periodista además de licenciado en leyes, Mauro
Miguel Romero; Julio Pimentel Alonso-Pesquera; el también militar Rodríguez de Morales;
Manuel Semprún Pombo; César Silió; uno de los lugartenientes de Alba, Leopoldo Stampa;
el Rector Calixto Valverde; o Santos Callejo Díez.
36
Algunos de ellos no ejercen en Valladolid, sino que optan por desarrollar su trabajo
en Madrid, la capital del poder político nacional, creándose toda suerte de contactos y de
vínculos amistosos con una única finalidad: su promoción política.
4. MÉDICOS
Serán los médicos algunos de los grandes apoyos de la dictadura. Al contrario que
en otros sectores socio-laborales, la sólida burguesía medio-alta formada por los
profesionales de la salud suponen un grupo importante a tener en cuenta, no por su cuantía,
pero sí por su capacidad económica y por su corporativismo, máxime, cuando la figura del
médico rural era entre los pueblos una de las tradicionalmente consideradas como fuerzas
vivas. A ello se suma la característica omnipresencia del médico rural en la gran mayoría de
los pueblos de la provincia. Controlar este sector laboral era controlar gran parte de los
pueblos, si bien estaban mejor considerados públicamente los médicos que los sacerdotes,
encontrándose éstos en la misma situación: fuerzas vivas, extendidas por todos los núcleos
con una gran capacidad de influencia sobre sus conciudadanos.
El siguiente cuadro muestra algunos de los médicos más importantes de Valladolid,
que firmaron en los primeros momentos el manifiesto de adhesión a la UPC:
37
CUADRO III
MÉDICOS FIRMANTES DEL MANIFIESTO DE LA UPC
NOMBRE I APELLIDO II APELLIDO
José Barreda Rodrigo
Francisco Becares Fernández
Jesús Benito84
Cipriano Blanco85
Florentín Bobo
Francisco Burgo de Prada
Rigoberto Cortejoso
Alfredo Echávarri
Rodrigo Esteban Cebrián
Mariano Fernández Corredor
Julio Francia Manjón
Miguel García Canal
Félix Igea
Antonio Laguna
Antonio Miguel Román
José Morales Moreno
Leandro Pastor
Amando Represa Navas
Antonio Rodríguez Moro
Vicente Segarra Lascutain86
Blas Sierra Rodríguez
Hilario Uña87
Daniel Vaca González
Ramón Valverde Alonso
FUENTE:Palomares Ibáñez (1996). Elaboración propia.
5. EL ATENEO DE VALLADOLID: ENTRE EL REGIONALISMO Y LA CULTURA
El Ateneo de 1909 había sido un empeño personal de algunos de los más
importantes hombres de la ciudad, que a su vez pertenecían a otras instituciones y empresas
de respaldo y solvencia. Vicente Gay, Francisco Zorrilla, Villegas, Ignacio Villa, Sanz
84
Dentista
85
Dentista
86
Catedrático de Medicina y ex -rector
87
Familiar del ex senador Miguel Uña, accionista del Teatro Calderón
38
Izquierdo, Sanz Benito, Ilera Medina, Ignacio Vergara, Tejerían, Manzanares, Gómez
Argüello, Federico Santander, Pérez Mínguez, Samaniego Cegama, García Lesmes,
Torrecilla, Emilio Villegas, Fernández Gabalda, Andrés Torre Ruiz... es decir, catedráticos,
escritores, historiadores, ingenieros y hombres de negocios con hondas inquietudes
intelectuales, serán los que, en primera instancia, formen el cuerpo local de la cultura.
Su sede en el Círculo Mercantil, no resulta casual. Muchos de estos nombres se
encontraban detrás de las empresas más significativa de la ciudad. La Junta de gobierno
quedó configurada del siguiente modo:
CUADRO IV
JUNTA DIRECTIVA DEL ATENEO VALLISOLETANO (1909)
CARGO NOMBRE I APELLIDO II APELLIDO
_______________________________________________________________________
Presidente Vicente Gay Fournier
Secretario 1º Mariano Sanz Izquierdo
Secretario 2º Andrés Torre Ruiz
Contador Eduardo Villegas
Tesorero Francisco Zorrilla
Bibliotecario Baldomero Díez
Vocal 1º Benito de la Cuesta Maroto
Vocal 2º Isidoro de la Villa
Vocal 3º Baldomero Villegas
Vocal 4º Antonio Royo Villanova
Pres. Secc. Literatura y Bellas Artes Narciso Alonso Cortés
Pres. Secc. Ciencias Sociales Ángel María Álvarez Taladriz
Pres. Secc. CC. Físicas y Naturales Cesáreo Martínez Aguirre
Pres. Secc. Militar Daniel Gabarda
Fuente: Campos Setién, op. cit. Elaboración propia.
Santiago Alba actuó como mecenas de la nueva docta casa, e incluso cuando el
Círculo mercantil cambió su domicilio, cedió parte de sus enseres a la entidad cultural88
.
Entre el plantel de colaboradores que desfilaba por la tribuna del ateneo, destacan Emili
Gómez Díez, Ricardo Allué, Matías Peñalba, Enrique Gavilán, Justo González Garrido,
Francisco de Cossío, Álvaro Olea Pimentel, Royo Villanova, Narciso Alonso Cortés, Óscar
Pérez Solís, María Teresa León, Misael Bañuelos, José María Barbáchano, Gregorio
Fernández, Carlos Alonso Sánchez... es decir, hombres de política, albistas o antiguos
88
COSSÏO, F. De. Confesiones. Mi familia. Mis amigos. Mi época. Madrid: Espasa-Calpe,
1959. pp. 82-86.
39
gamacistas ahora vinculados al maurismo, hombres de negocios, catedráticos, la mayor
parte abogados o licenciados en leyes... y con la preocupación del regionalismo castellano
como tema común a todos ellos89
.
En 1915, se inauguran las conferencias de pago. En el púlpito de oradores, César
Silió, Miguel de Unamuno, Royo Villanova, Blanca de los Ríos y Santiago Alba, quien fue
sustituido por el senador y catedrático de Farmacia de la Universidad Central de Madrid,
José Rodríguez Carracido90
. Entre los títulos de las ponencias, de nuevo referencias a la
crisis del Estado (en alusión al problema catalán) y al regionalismo. Así destacan la de
César Silió Necesidad de ideales nacionales para el resurgimiento español; la de Unamuno
Lo que puede aprender Castilla de los poetas Catalanes; Castilla, Aragón y Cataluña como
factor de la nacionalidad española; y Concepto positivo de la Patria, de Royo Villanova y
Carracido, respectivamente.
Estas conferencias de pago que se venían celebrando en el Teatro Lope de Vega,
pasaron, por necesidades del aforo, al Teatro Calderón de la Barca. Allí, pudieron lanzar u
mensaje Emilia Pardo Bazán, con La realidad de la Patria, Eugenio D´Ors, La cultura
militante. Un año después, en 1921, Manuel Burgos disertaba sobre El momento político
pañol. Era la víspera del golpe de estado.
GRÁFICO V
FUENTE: Carasa Soto (1999). Elaboración propia.
89
ORDUÑA, E. El regionalismo en Castilla y León. Valladolid: Ámbito, 1986.
90
CAMPOS Setién, J.M. op. cit. p. 836
40
CUADRO V
____________________________________JUNTA DE ACCIONISTAS (REUNIONES ANUALES)_________________________________________
NOMBRE Y APELLIDOS 1922 b 1923a 1923 b 1924 1925 1926 1927 1928 1929 a 1929 b 1930 a
_____________________________________________________________________________________________________________________________
1. Baldomero Alonso 65 67 67 67 67 67 72 72 72 72 72
2. Aquilino Sánchez 38 38 38 38 38 38 38 38 38 38 38
3. Eustaquio Sánchez 37 37 37 37 37 - - - - - -
4. María Martínez - - - - - 31 31 31 31 31 31
5. Julio Alonso 15 15 15 15 15 - - - - - -
6. Mauro Miguel 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15
7. Martín Sanz 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15
8. Victoria Alonso 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15
9. Miguel Uña 8 8 8 8 8 8 8 8 8 8 8
10. Asunción Pimentel 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6
11. Cándido Pintó 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6
12. Josefa Reynoso 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6
13. Jerónimo López 5 5 5 5 5 5 5 - - - -
14. Petra Calvo - - - - - - - 5 5 - -
15. Federico Tejedor 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4
16. Agustín Cacho 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3
17. Julio Camacho 3 3 3 3 3 3 - - - -
18. Mª Concepción Perez 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3
19. Jesús Sánchez - - - - - 3 3 3 3 3 3
20. Luis Sánchez - - - - - 3 3 3 3 3 3
21. Antonio Royo (Villanova) 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
22. Hº de Catalina Morales 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
23. Manuel Montalvo 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
24. Alberto Montalvo 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
25. Rita Álvarez 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
26. Elisa Álvarez Bisbal 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
27. Primitivo Palacios 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
28. Dionisio Pintó Lara 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
29. Tomás Villanueva 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
30. Enrique León 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
31. Francisco Guzmán 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
32. Luis Hurtado 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
33. José Rico Martín 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
34. César Tresgallo 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
35. Francisco Pisón 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
36. Vicente Quijano 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
37. Mª del Carmen y
Manuel Casado Tranesi- 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
38. (...) Luis Callejo 2 - - - - - - - - - -
39. Mercedes Villanueva 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
40. Herculano Pinilla 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2
41. Filomena Mínguez - - - - - - - - - 2 2
42. Pilar Cavada 1 1 1 1 1 1 2 - - - -
43. Carlos Gutiérrez (y Hnos) 1 1 1 1 1 1 - - - - -
TOTAL ACCIONES 284 284 284 284 284 284 284 284 284 284 284
TOTAL ACCIONISTAS 37 36 36 36 36 38 35 35 35 34 34
CUADRO DE FECHAS
1922 b 20 Ocubre 1922
1923 a 30 Abril 1923
1923 b 14 Noviembre 1923
1924 14 Mayo 1924
1925 14 Mayo 1925
1926 14 Mayo 1926
1927 14 Noviembre 1927
1928 28 Mayo 1928
1929 a 29 Mayo 1929
1929 b 25 Noviembre 1929
1930 a 31 Mayo 1930
FUENTE: ATC. Libro de Accionistas del Teatro Calderón. Elaboración propia.
41
6. OTROS ÁMBITOS IDEOLÓGICOS: LA ÍGLESIA
La Iglesia se ha mantenido a lo largo de la restauración muy ensimismada. Tras su
alto nivel de actividad durante los inicios del siglo XIX vinculados a la Guerra de la
Independencia y la posterior pugna por el poder contra los liberales, entra en el siglo XX en
una fase de decaimiento, fruto del auge de teorías relativistas y materialistas, que van a
marcar las pautas hasta la Guerra civil. Tan sólo los breves años de la Dictadura de Miguel
primo de Rivera van a suponer un balón de oxígeno para la Iglesia Española. No obstante,
habría que citar a un puñado de obispos,que supieron llevar las riendas de la institución
dando grandes muestras de capacidad, de decisión y de responsabilidad en el uso del poder.
Es ineludible señalar la figura de Remigio Gandásegui, el Arzobispo de Valladolid91
que renovó la concepción de fe pública durante los años de su pontificado. Vicente Alonso
Salgado, senador por Valladolid y Granada durante los años 1899 y 1900, 1907 y 1921-
1922; o Antonio Álvaro Ballano, senador en el año 1922-23; Manuel Castro y Alonso,
senador por el Arzobispado de Zamora entre 1918-1919, y en 1923 por Valladolid; y Juan
Diego y García de Alcolea, senador entre 1905-1908 y 1914-1915.
Álvaro Ballano fue una de las mentes religiosas más preclaras. Con 37 años era
nombrado Obispo de Apolonia, a lo que sumaba ya los cargos de Catedrático de Metafísica,
fue profesor de hebreo y llegó a ser juez de grados de Teología y derecho Canónico. Por
otro lado,
Vicente Alonso Salgado destacó entre sus méritos intelectuales su docencia en las
Escuelas Pías de Escolapios, y el Rectorado del Colegio Hispalense. En su etapa astorgana
dirigió el Seminario Mayor.
Juan Diego y García de Alcolea se graduó en la Universidad Pontificia de Santiago
de Compostela. Doctor en sagrada teología y licenciado en derecho canónico, su afán
estudioso le permitió ocupar sucesivas cátedras: de Metafísica, de Instituciones Sagradas,
de Sagrada Escritura. Fue senador por el Arzobispado de Valladolid entre 1905-1908, y
1914-15. Puede resumirse su apostolado en dos adjetivos calificativos: pedagógico, y
social.
Manuel Castro y Alonso estudió derecho en Valladolid, siendo nombrado doctor en
la Universidad Central de Madrid. Cursó filosofía y teología en el Seminario Mayor
Conciliar de Valladolid. Obtuvo en 1889 el cargo de Archivero diocesano en la Catedral de
Valladolid. Sus méritos le hicieron ascender hacia el episcopado. Fue amigo personal de
Germán Gamazo, y discípulo de Cascajares. Dirigió los periódicos eclesiásticos Revista
Eclesiástica (1900-1907) y Revista del Clero, en cuya fundación había participado.
De este modo nos encontramos que, a las puertas de la llegada de la dictadura, la
Iglesia, pese a vivir unos tiempos de incertidumbre propios de la restauración, mantiene
91
Cfr. Con BERZAL de la Rosa, E. Remigio Gandásegui, un obispo para una España en
crisis. Madrid. BAC, 1999.
42
entre sus altas esferas a personajes de muy alta valía intelectual, que suelen ocupar cargos
de importancia y acaban por promocionar hacia la política, gracias a la designación
senatorial que corresponde a cada arzobispado. La importancia de estos personajes, que
influyen sobre una parte importante de la sociedad en temas clave, supone una notable
ventaja estratégico-social.
43
VII. LA REACCIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES ANTE EL SONIDO DE
LOS SABLES
1. LA PRENSA
1.1 El grupo en torno a El Norte de Castilla:
Como bien relata Palomares en su libro sobre la Dictadura en Valladolid92
la primera
reacción notoria es la producida por el Norte de Castilla, que abría la primera plana de su
edición del día 14 de Septiembre93
con el titular “Un momento crítico para España”. El
diario castellano, se ponía desde el primer momento a la vanguardia de la oposición a lo
que en cuestión de horas iba a suponer ser una fulminación del régimen liberal-
parlamentario.
El mismo tratamiento de los acontecimientos –aún poco claros- se podía leer en la
sección habitual de ensayos de Francisco de Cossío94
, quien se indignaba ante lo que
consideraba una vuelta al ruido de sables decimonónico.
No tardaría Santiago Alba en dimitir de su cargo al frente del Ministerio de Estado
del gabinete de García Prieto. El Ejército no había visto con buenos ojos sus intentos
negociadores con Abd-el-krim, responsable rifeño de la sangría española en Marruecos, por
lo que muchos de los oficiales castrenses le consideraban un traidor a la patria. Previendo
su inminente procesamiento en un Consejo de Guerra, Alba decidió que el exilio francés le
permitiría estar lo suficientemente cerca, como para seguir los avatares de la turbulenta
política española.
Numerosas multas al periódico por saltarse la censura o simplemente por publicar
artículos que se le pasaron a algún que otro censor, se tradujeron en suspensiones
temporales, multas, cierres temporales e incluso destierros como el que le valió a Cossío en
Chafarinas.
Con todo, la posición de El norte de Castilla se mantuvo en la misma línea editorial
que le había caracterizado, ya que el equipo de redacción seguía siéndole de aque círculo de
periodistas, empresarios y escritores, que compartían el proyecto político de Santiago Alba.
De la situación vivida da cuenta Cossío en sus memorias, y los primeros artículos
tras la caída de la Dictadura, cuando ante la imposibilidad de criticar al poder censor, se
haga leña del árbol caído.
92
Palomares Ibáñez (1996). Op. cit. P. 11
93
ENC, 14-10-1923
94
ENC, 14-10-1923
44
1.2 El católico Diario Regional:
El segundo periódico de la región se diferenció notablemente en su actuación
profesional en lo referente a la Dictadura. Si bien antes de la llegada de ésta, se había
caracterizado por ser un diario católico -comprometido como era de esperar en el
periodismo de la época- es cierto que fue uno de los medios que más se plegó a los dictados
del grupo dirigente.
Es durante el Directorio Militar cuando más va a aplaudir la necesidad de un
“gobierno vigoroso, de la sustitución del Régimen parlamentario por el representativo “.
Justo Garrán, propietario y director del mismo hasta 1927, en que es vendido a una empresa
privada, marcará su línea, si bien tras la venta del diario ésta se mantuvo en los mismos
parámetros conservadores y católicos que le habían caracterizado hasta ese momento.
El apoyo del diario conservador hacia los diferentes pilares del régimen es evidente,
especialmente cuando, excluidos los artículos de economía, internacional... etc... se ocupen
de la crónica local. Las concentraciones del Somatén, las reuniones de la Unión Patriótica
Castellana y las numerosas procesiones religiosas por la ciudad son motivo para hacer todo
un panegírico a favor de estas instituciones del Estado Corporativo, así como para aumentar
las cifras de asistencia y mostrar un aparente pero inexistente apoyo popular al gobirno,
nacional, y local.
2. LA ÉLITE UNIVERSITARIA. ENTRE LA ADHESIÓN POLÍTICA Y LA DEFENSA
DE SUS INTERESES ACADÉMICOS
La tónica general de los investigadores locales ocupados de investigar este tema ha
sido la de presentar a la Universidad como una institución carente de compromiso político,
que se pliega a los dictados del Régimen desde el primer momento. Es en parte así y en
parte no.
El Libro de Actas de la Junta de Decanos y Autoridades va a dar una información
preciosa al respecto, que contrastará con el vacío de otras fuentes universitarias. La primera
acta consultada de esta Junta,95
es buen indicador de las primeras reacciones de la siete
veces centenaria institución castellana. En una amplia redacción, se recoge la copia
manuscrita de la moción remitida por el Rector al Directorio, a propósito de los rumores
que indican la posible suspensión de algunas universidades, entre ellas la de Valladolid.
En un excelso ejercicio intelectual, el responsable de la Universidad de Valladolid
efectúa un doble juego. Por un lado, evita la confrontación directa, adheriéndose
95
AUV. Libro de Actas de la Junta de Decanos y Autoridades (1902-1925). Sesión 14-11-
1923. fol. 24. También en Palomares Ibáñez, Nuevos políticos... op. cit. p. 17 y en VVAA,
Historia de la Universidad de Valladolid. Valladolid: Servicio de publicaciones de la
Universidad, 1990. Vol.2, p. 608-609.
45
plenamente a la voluntad del Directorio. Se afirma la tranquilidad de la Universidad de
Valladolid frente a los rumores de cierre, basadas además en su limpia y significativa
trayectoria histórica y existencial. No obstante, el eje vertebrador del escrito va a estar
constituido por la defensa de los intereses universitarios. Para esta defensa recurre ya a la
crítica, en la que los dos temas fundamentales que reclama el Rector son mayores fondos
para la universidad española, y la contrariedad hacia la creación de nuevos centros,
especialmente en el norte de España, ya que perjudicarían al distrito de Valladolid.
2.1 Cerrando filas en pro de la convivencia pacífica en la Universidad:
La mayor parte de los catedráticos y profesores ayudantes de la Universidad de
Valladolid se plegaron sin más vacilaciones a la nueva situación política. Esta reacción no
resultaba ilógica, ya que en pleno estado de guerra interior cualquier mínimo movimiento
en falso suponía de facto el cierre automático de las aulas.
Algunos de estos profesores llegaron más lejos, y se unieron a la Unión Patriótica,
significándose al menos inicialmente con el Régimen. Cierto es que muchos lo hicieron
como medio para desterrar toda posible duda que sobre su adhesión al Directorio pudiera
recaer, pero son los menos. El siguiente cuadro muestra los catedráticos firmantes del
Manifiesto de la Unión Patriótica y los primeros profesores adheridos:
CUADRO VI
CATEDRÁTICOS FIRMANTES DEL MANIFIESTO DE LA UPC Y PRIMERAS
ADHESIONES
NOMBRE I APELLIDO II APELLIDO FACULTAD
Manuel Burillo Stolle (¿PT?)
Eduardo Callejo de la Cuesta Derecho
José Fernández González Derecho
Clodoaldo García Muñoz Medicina
Ramón López Prieto Medicina
Francisco Mendizábal García Derecho
Arsenio Misol Martín Derecho
Enrique Nogueras Corona Medicina
Vicente Sagarra Lascutain Medicina
Mariano Sánchez Sánchez Medicina
Saturnino Rivera Menescau (PT)
FUENTE: Palomares Ibáñez (1996). Elaboración propia.
46
GRÁFICO VI
FUENTE: Palomares Ibañez (1996). Elaboración propia.
Hubo otros que, desde puestos de responsabilidad, y no siendo servidores del
régimen, sí que se aprecia, no obstante, en ellos cierto mimentismo. Así apreciamos en la
lectura del discurso del Rector González de Echávarri en la inauguración del curso
académico 1928-192996
, que versaba sobre la hispanidad y el catolicismo como lazo de
unión, un tema muy vinculado al directorio. También observamos este mimetismo en el
anuncio de las conferencias de 1928 en Anales de la Universidad de Valladolid97
:
“ boletín de noticias
Extensión universitaria
La labor desarrollada hasta la fecha en el curso 1927-28, de Extensión
Universitaria es la siguiente:
El día 21 de Enero comenzó el curso. Desarrolla el Rector de esta
universidad, Excmo, Sr. D. Calixto Valverde el tema, “El régimen corporativo del
Estado. su trascendencia en el derecho”.
(...) día 21 de Marzo, el Ilmo. Sr. d. Santiago Fuentes Pila, Abogado y
Gobernador civil de la provincia, se ocupó de la Crisis y transformación de la
democracia”.
96
- GONZÁLEZ de Echávarri y Vivanco, J.M. Perspectiva internacional de la Santa Sede
ante los pueblos de raza ibérica. Discurso de apertura curso 1928-29.
97
AUV. Anales de la Universidad de Valladolid. Nº1. Julio-Septiembre 1928. p.51
47
Ante temática tan elocuente, pocas dudas quedan al respecto de los intentos
normalizadores de la universidad, y de otras muchas instituciones para con el régimen.
En cuanto a la oposición de un grupo de docentes, existió, es verdad. Pero no tuvo
entidad física. Las diferencias de opinión con la postura entonces “políticamente correcta”
–en términos actuales- no era motivo de exteriorización en el ámbito público, por las
gravosas consecuencias que ello conllevaba. Multas, detenciones y la devaluación pública
del prestigio profesional, si bien esta actitud tendió a cambiar en los últimos momentos de
la Dictadura, donde la significación política se hacía necesaria para forzar la máquina del
cambio.
El corporativismo existente entre la clase universitaria, además, evita cualquier tipo
de delación o denuncia ante la autoridad pertinente en caso de críticas. El acendrado
espíritu universitario – por un lado- y las aspiraciones librepensadoras de los catedráticos,
formados con anterioridad bajo criterios de libertad hace difícil que apoyen activamente la
Dictadura.
Sobre los catedráticos que públicamente se oponen a la nueva situación política se
encuentran Antonio Royo Villanova, Joaquín Fernández Prida, docente de derecho en
cuatro de las principales universidades del país, el profesor Federico Landrove Moiño,
hacia quien se lanzarán una serie de acusaciones no aclaradas en las fuentes98
.
2.2 El compromiso político del alumnado :
El alumnado de la Universidad de Valladolid no va a destacar por su virulencia o
agitación política. A decir verdad, si bien las fuentes hablan de huelgas y disturbios99
, no es
menos cierto que éstos se producen desde principios de la década –lo que demuestra el
inestable estado social en el que se encontraba el país-.
La huelga, recurso indisoluble de la protesta, va a ser el medio elegido por los
estudiantes para manifestarse en diferentes momentos. Así en 1923, ante el nuevo rumbo
antiparlamentario que tomaba la nación, los estudiantes salen a la calle para mostrar su
descontento. Los cargos académicos reaccionan con la autoridad que les compete. De este
modo, el Consejo Universitario resolverá saldar la situación con las siguientes medidas:
sanciones académicas, entre las que se encuentran la pérdida del curso, la supresión de
exámenes, pérdida de matrículas, pérdida de matrículas de honor... así como otras medidas
no académicas, sino judiciales100
.
98
AMVLA. Acta ordinaria de 3 de Diciembre de 1925. Fol. 1. Dice que se retiran las
acusaciones hacia Federico Landrove, pero no precisa cuáles son éstas.
99
AUV, Libro de actas de la Junta de Decanos y Autoridades. Años 1902-1930. Acta de
21-4-29.
100
AUV. Libro de Actas del Consejo Universitario. Acta ordinaria de 6 de noviembre de
1923. Fol. 276.
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Elitismo e intelectualismo en el Valladolid del Directorio

  • 1. EEELLLIIITTTIIISSSMMMOOO EEE IIINNNTTTEEELLLEEECCCTTTUUUAAALLLIIISSSMMMOOO EEENNN EEELLL VVVAAALLLLLLAAADDDOOOLLLIIIDDD DDDEEELLL DDDIIIRRREEECCCTTTOOORRRIIIOOO IIIVVVÁÁÁNNN GGGAAARRRCCCÍÍÍAAA VVVÁÁÁZZZQQQUUUEEEZZZ MMMEEETTTOOODDDOOOLLLOOOGGGÍÍÍAAA CCCOOONNNTTTEEEMMMPPPOOORRRÁÁÁNNNEEEAAA LLLIIICCCEEENNNCCCIIIAAATTTUUURRRAAA EEENNN HHHIIISSSTTTOOORRRIIIAAA 555ºººAAA
  • 2. 2 “La obra española, la obra del patriotismo, es hoy obra de cultura, ésta abrirá el espíritu al ideal, es la suprema necesidad presente para llenar ese vacío del ideal director que (...) falta en la vida española desde que acabó, por haberse realizado, el ideal que se llamó Granada.” Vicente Gay Fournier El Renacimiento Cultural, discurso de inauguración del Ateneo Vallisoletano (27 de Febrero de 1909)
  • 3. 3 ÍNDICE: I. CONSIDERACIONES PREVIAS: 1. A MODO DE PRÓLOGO GALEATO 6 2. SOBRE LAS FUENTES INÉDITAS 7 3. ABREVIATURAS EMPLEADAS EN ESTE TRABAJO 8 II. INTRODUCCIÓN 1. SOBRE LO QUE ES, Y SOBRE LO QUE NO ES 9 III. ESTADO DE LA CUESTIÓN 1. EVOLUCIÓN EN EL ESTUDIO DE LAS ÉLITES 1.1 ¿Cómo surge la teoría de las élites? 10 1.2 La cuestión de las élites en Castilla y León 12 1.3 Las élites en el marco de las monografías locales 13 1.4 La prosopografía como herramienta historiográfica 14 2. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA EN VALLADOLID 2.1 Las primeras hagiografías del Régimen 15 2.2 Las obras de la República 15 2.3 Un puente identificativo tendido desde el Franquismo 16 2.4 El vacío de la Transición 17 2.5 La recuperación de los 80: una historia política y local 18 3. EL INTELECTUALISMO EN VALLADOLID 3.1 Una cuestión poco abordada 19 3.2 La obra editorial del Ateneo vallisoletano 19 3.3 La Universidad de Valladolid, motor de estudios y monografías 20 IV. HACIA UNA CONCEPTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO INTELECTUAL 1. DIFERENTES FORMAS DE COMPROMISO DE LOS INTELECTUALES 21 2. LA INTELECTUALIDAD VALLISOLETANA EN LA TRIBUNA DE LOS ORADORES 22 3. LA CULTURA COMO ESPACIO DE SOCIABILIDAD DE LAS ÉLITES 24 V. LA IRRUPCIÓN DE LA DICTADURA EN VALLADOLID 1. La caza de brujas hacia el albismo vallisolletano 25 2. Ataques a la autonomía universitaria 29
  • 4. 4 VI. HACIA UNA IDENTIFICACIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES 1. MUNDO UNIVERSITARIO 31 2. PRENSA 32 3. ABOGADOS Y HOMBRES DE LEYES 34 4. MËDICOS 36 5. EL ATENEO DE VALLADOLID: ENTRE EL REGIONALISMO Y LA CULTURA 37 6. OTROS ÁMBITOS INTELECTUALES: LA IGLESIA 41 VII. LA REACCIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES ANTE EL SONIDO DE LOS SABLES 1. LA PRENSA 1.1 El grupo en torno a El Norte de Castilla 43 1.2 El católico Diario Regional 44 2. LA ÉLITE UNIVERSITARIA, ENTRE LA ADHESIÓN POLÍTICA Y LA DEFENSA DE SUS INTERESES ACADÉMICOS 2.1 Cerrando filas en pro de la convivencia pacífica en la universidad 45 2.2 El compromiso político del alumnado 47 2.3 Pugnas de despacho 50 2.4 La adhesión d los boletines universitarios 51 2.5 Otros ámbitos intelectuales de adhesión 52 3. EL ATENEO. ENTRE LA MAREJADA Y LA ZOZOBRA 52 4. LA IGLESIA 54 VIII. EL PRIMORRIVERSIMO, A LA TOMA DEL ADOQUINADO 56 IX. CONCLUSIONES GENERALES 60 X. CONSIDERACIONES FINALES. LA INCURSIÓN EN LOS ARCHIVOS 61 XI. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 1. FUENTES 64 2. BIBLIOGRAFÍA 66
  • 5. 5 ÍNDICE DE GRÁFICOS Y CUADROS CUADROS TÍTULO PÁGINA _________________________________________________________________________ I Relación entre los albistas y empresas de Valladolid 26 II Políticos e intelectuales exiliados 28 III Médicos firmantes del Manifiesto de la UPC 37 IV Junta Directiva del Ateneo vallisoletano (1909) 38 V Accionistas del Teatro Calderón (1922-1930) 40 VI Catedráticos firmantes del Manifiesto de la UPC 45 VII Archiveros firmantes del Manifiesto de la UPC 52 GRÁFICOS TÍTULO PÁGINA _________________________________________________________________________ I Publicaciones de las élites en Valladolid 23 II. Participación periodística de las élites en Valladolid 32 III Estructura profesional de las élites en Valladolid 33 IV Parlamentarios por Valladolid 35 V Asociacionismo de las élites en Valladolid 39 VI Socios fundadores de la JUP 46
  • 6. 6 I. CONSIDERACIONES PREVIAS. 1. A MODO DE PRÓLOGO GALEATO: Era común entre los autores clásicos, el anteponer a sus obras un prólogo que, a modo de casco, les protegiese de las posibles críticas que pudieran recibir. Quizá el carácter científico de este trabajo no necesite de tal prólogo, pero si es bien cierto que algunos de los temas de la contemporaneidad, debido a ese apasionamiento con que el investigador se entrega a su labor, y a la en ocasiones escasa distancia cronológica que separa al historiador del hecho, provoca debates historiográficos, a veces muy encendidos y más cercanos a las grandes disputas entre literatos del siglo XIX -que en no pocas ocasiones acababan en duelo- que a provechosas tertulias en las que intercambiar impresiones. Este trabajo nace como la atracción personal hacia una época, los años veinte, que ha sido tradicionalmente ignorada por la historiografía, estando muy vinculada -por sus características lógicas- al mundo cuartelero y de la historia militar. Sólo a partir de los años ochenta se va a iniciar una apertura de esta época hacia el mundo universitario, que como ya se ha señalado, ha sentido mayor atracción por otras épocas inmediatamente posteriores que por ésta, lo que resulta en parte incomprensible, ya que, si bien el poder de seducción de la Segunda República y la Guerra Civil resulta evidente, a nadie se le escapa que tiene gran parte de sus explicaciones sociales, políticas y culturales en la década anterior, es decir, en la España del Directorio. Con todo, cada una de las aseveraciones que en este trabajo se recogen se encuentra debidamente justificada documentalmente, en un intento de traer al presente, un trozo de ese pasado, que se hace cada vez más necesario conocer.
  • 7. 7 2. SOBRE LAS FUENTES INÉDITAS: Para este trabajo han sido consultadas fuentes tanto impresas como inéditas. La labor, por ser novedosa, no ha resultado fácil. En ocasiones hemos topado en nuestra acción investigadora con el vacío documental de los archivos, o la inexplicable falta de importante documentación. Otra de las trabas ha sido el traslado o reforma de algunos archivos. Buen ejemplo de ello es el Archivo Diocesano y Catedralicio, que aún no dispone de la totalidad de sus fondos documentales disponibles. O el Archivo Municipal de Valladolid, que se halla a caballo del Archivo de la Real Chancillería, del edificio del Ayuntamiento y de la nueva ubicación en San Benito, donde finalmente ubicará sus fondos. Caso aparte merece el “redescubrimiento”, junto a dos compañeros de la asignatura, del Archivo del Teatro Calderón, que se halla depositado en el Departamento de Musicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid. La titularidad que en más de una ocasión se le suponía al Archivo Municipal en este caso hizo que los tres argonautas1 realizásemos nuestro particular periplo por los archivos, en busca del vellocino documental del Teatro Calderón. Esta dispersión dificulta en parte la labor investigadora, si bien el personal ha resultado en todo momento atento y eficaz en su cometido, demostrando una gran profesionalidad en su trabajo. Baste terminar esta entrada señalando la dificultad que en ocasiones ha entrañado la falta de experiencia del autor en el mundo de los archivos. Quizá hagan falta más horas prácticas en los actuales planes de estudio, y una mayor vinculación de los alumnos de los últimos cursos en el manejo de la metodología histórica y de la documentación. Por lo pronto, hemos acudido con entusiasmo a la llamada de la memoria, en un tiempo, en que parece que conviene que sea condenada al ostracismo del recuerdo. Eso sí, en un cómodo estante visible para poder disponer de ella a nuestro antojo, siempre que así nos convenga, en un momento de apuro... 1 Es de justicia señalar a aquellos con quienes he compartido bastantes horas (sin duda no las suficientes) de labor investigadora: Miguel de la Rosa Lorente, Rodrígo García Cubillo y Alfonso Ibáñez Colmenares, entusiastas de la Historia.
  • 8. 8 3. ABREVIATURAS EMPLEADAS EN ESTE TRABAJO: 1. Entidades públicas: ADV Archivo Diocesano de Valladolid AHPV Archivo Histórico Provincial de Valladolid AMVA Archivo Municipal de Valladolid AUV Archivo Universitario de Valladolid BFYL Biblioteca de Filosofía y Letras BPCYL Biblioteca Pública de Castilla y León BURS Biblioteca Universitaria Reina Sofía 2. Documentación: AMVLA Archivo Municipal de Valladolid Libro de Actas AUVA Anales de la Universidad de Valladolid BOEAV Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Valladolid BOP Boletín Oficial de la Provincia (de Valladolid) BOS Boletín Oficial del Somatén DR Diario Regional EDP El Día de Palencia ENC El Norte de Castilla
  • 9. 9 II. INTRODUCCIÓN. 1. SOBRE LO QUE ES Y SOBRE LO QUE NO ES A priori pudiera parecer que este trabajo se enmarca dentro del campo de la historia cultural, muy en boga en los años noventa del presente siglo, respuesta inequívoca a la última renovación historiográfica. Pero no se trata de ello. Este trabajo no pretende hacer un recorrido por la historia literaria, musical o universitaria del Valladolid de los años veinte. Para eso, mejor dirigirse a los títulos de María Antonia Virgili2 y de Lorenzo Rubio3 publicados por el Ateneo sobre música y literatura. Lo que este trabajo pretende son dos objetivos fundamentales. El primero de ellos, reivindicar una nueva lectura de las élites de la Restauración en clave intelectual o ideológica. Es conocido que los detentadores del poder político durante este período, que además poseían grandes intereses económicos (industriales, agrarios y financieros) eran personas cuya formación universitaria les unía en un alto porcentaje de los casos. Por otro lado, muchos de ellos profesionalmente habían encauzado sus vidas hacia actividades consideradas en mayor o en menor medida intelectuales, en el sentido en el que se les diferencia del esfuerzo físico. Así pues, encontramos en la nómina de estas gentes a abogados, periodistas, banqueros, catedráticos... No se hallará, sin embargo, en este plantel a literatos o artistas con dedicación exclusiva a tales actividades, pero sí a muchos personajes que alternan su actividad con la prosa. Resulta de obligada mención Francisco de Cossío, Santiago Alba... etc... El segundo de los objetivos marcados, es intentar localizar, identificar y caracterizar a esta particular élite, dentro de los límites espaciales que hemos prefijado en Valladolid, y de los cronológicos de la Dictadura de Primo de Rivera. El tercer y último objetivo de la investigación es ver el alcance de este grupo de poder, conocidas ya sus posibilidades de promoción al poseer plataformas como la prensa local, asociaciones culturales, y empresas de todo tipo, especialmente del mundo de la cultura: participación en la sociedad capitalista del Teatro Calderón, Norte de Castilla, Diario Regional... Pero tampoco se caerá en el fácil recurso de efectuar unas cuantas semblanzas de personalidades -por lo general suficientemente conocidas- ni caer en la descripción fácil de situaciones anecdóticas con mayor o menor repercusión. El análisis historiográfico habrá de estar, por consiguiente, presente en cada una de las páginas de esta investigación. 2 VIRGILI Blanquet, M.A. La música en Valladolid en el siglo XX. (Historia de Valladolid XI). Valladolid: Ateneo, 1985. 3 RUBIO González, L. La literatura en Valladolid en el siglo XX (1900-1939). (Historia de Valladolid X-1). Valladolid: Ateneo, 1989.
  • 10. 10 III. ESTADO DE LA CUESTIÓN La naturaleza de este trabajo hace necesario que el estado de la cuestión sea centrado en tres ámbitos diferentes. El primero de ellos hace referencia a las élites ideológicas, como sujetos históricos y protagonistas del cambio. El segundo de ellos hace referencia a una época, los años veinte, en el marco de la Dictadura del General Don Miguel Primo de Rivera. El tercer ámbito, Valladolid, su ciudad y su provincia. Establecidos estos tres ejes principales de actuación, que acotan en su conjunto el diagrama básico del presente trabajo, resulta inexcusable pasar a analizar la evolución historiográfica que cada uno de estos elementos ha experimentado individualmente. 1. EVOLUCIÓN EN EL ESTUDIO DE LAS ÉLITES. 1.1 ¿Cómo surge la teoría de las élites? La teoría de las élites se inicia en los años 40, aunque no de forma generalizada. Aparecen en aquella época trabajos centrados en la teoría elitista de la democracia, en el mundo anglosajón. Los trabajos de Schumpeter, Lipset y Dahl4 . Habrá que esperar hasta 1956, cuando aparezca la obra de C.W. Mills5 , centrada en el estudio de la élite de poder en el mundo estadounidense, si bien dicho autor no entiende esta élite en clave de poder. Pese a ser una obra calificable de pionera, no pasa de ser puramente descriptiva, que no entra en valoraciones, quizá por el marco político en el que se ve contextualizada su publicación, en plena Guerra Fría. Resulta significativa esta barrera de los años 50, en tanto que se ha producido un agotamiento de la revolución historiográfica de los años 60: del marxismo, del analismo, y del cuantitativismo. Se plantea de este modo una recuperación de lo político, denostado por el positivismo, y se vuelven los ojos hacia las élites, olvidadas por las corrientes anteriores. Surge un viejo axioma histórico: la élite dinámica frente a una masa inerte, en función del cual los grupos de poder van a ser los dinamizadores de las diferentes sociedades. Pero, ¿por qué las élites? Porque son un producto de la crisis, y un excelente medio para profundizar en los viejos tópicos a los que ninguna de las anteriores teorías ha sabido dar respuesta de una forma satisfactoria. Ante una nueva teoría, resulta inextricable armarse de un nuevo vocabulario, y de un nuevo corpus teórico. La teoría de las élites va a nutrirse, de este modo, del mundo de la politología y de la sociología, tan en auge en estos años. El debate, pronto se va a centrar en la estructura de poder. Así Max Weber6 subordinará las clases sociales y el status (diferentes formas de elitismo) al principio 4 LIPSET, S.M. et al. Clase, status y poder. Madrid: Euramérica, 1972 5 MILLS, C.W. La élite de poder. México: Fondo de Cultura Económica, 1975. 6 WEBER, M. Designación social: teorías de estratificación y movimiento social. México: Secretariado de Ediciones y Publicaciones, 1974.
  • 11. 11 burocrático. Ello se encontraría, no obstante enmarcado en el contexto de las sociedades capitalistas. Por su parte, Giddens7 se va a oponer a esta teoría explicativa. Serán Pareto y Mosca los conceptualizadores de la estructura de poder en términos políticos, entendiéndose a la élite como minoría selecta con influencia en las decisiones que conducen al cambio. Dos corrientes van a enfrentarse en pleno siglo XX: por un lado, la escuela economicista, identificable con el marxismo y con el materialismo histórico. La segunda escuela será la política, tan despreciada por los materialistas, que centrará su discurso en dos términos: la política entendida como coto privado de las élites; y la pluralidad de ideas dentro de este cerrado grupo. Nuevos intentos en los años 60. Keller planteará en 1963 el problema de la relación entre la élite y la sociedad, desde un punto de vista estructuralista. Un año después, Bottomore8 admitirá la interpretación de la teoría elitista como válida, pero bajo los presupuestos de un análisis de clase. Será en los años 70 cuando resurjan nuevas interpretaciones, algo más desvinculadas a las clásicas teorías historiográficas. Se centrará el discurso en el papel de la burocracia, a la vez que se señalaran las limitaciones de la democracia para frenar la influencia de los grupos de poder. El concepto de poder se torna entonces como clave para la correcta interpretación de la teoría. De la observación de la estructura de poder y del análisis de su naturaleza, se llega a las siguientes conclusiones, paso previo para poder sistematizar la teoría dentro de los parámetros de la racionalidad: el poder influye en la propia voluntad de la élite, se distribuye de forma asimétrica, no asume patrones fijos, responde a un examen de intereses, y se enmarca en un contexto institucional... De nuevo procedente del materialismo, esta vez del neomarxismo encarnado por Miliband9 , se va a establecer una nueva visión de conjunto. Así en 1969, el autor defenderá la identificación de la élite con la clase dominante que controla los medios de producción, a la vez que observará que la cohesión de la clase capitalista limita el poder del gobierno. Por otro lado, fijará en las instituciones poderosas el gran aliado de las élites. Estas cuestiones fomentarán su enfrentamiento con los neopluralistas. Giddens10 , en la década siguiente, y siguiendo los postulados de Weber11 y Marx, se centrará en la estructura de relaciones de clase. Ofrecerá el marco para el estudio de la élite política en el contexto de la estructura social. En los años 80, por último, se considerarán otros agentes de influencia en la configuración de la élite, desestimados anteriormente, bien porque no se veían como elementales, bien porque no se reparaba en ellos. No obstante, resulta generalizada la postura de rechazo de la infraestructura económica. 7 GIDDENS, A. La estructura de clases en sociedades avanzadas. Madrid: Alianza, 1979. 8 BOTTOMORE, T.B. Minorías selectas y sociedad. Madrid: Gredos, 1965. 9 MILIBAND, R. El Estado en la sociedad capitalista. México: Siglo XXI, 1970. 10 GIDDENS, A. Op. cit. 11 WEBER, M. Op. cit.
  • 12. 12 1.2 La cuestión de las élites en Castilla y León Es ilustrativo el impulso que la Universidad de Valladolid ha dado a la problemática de las élites. Centrándose principalmente en la élite de la Restauración, en su vertiente agraria, harinera, industrial... al amparo del proyecto Élites Castellanas de la Restauración12 . A grandes rasgos, éstos son los campos que han sido estudiados: Celso Almuiña, se ocupó de investigar el mundo de las élites a través de su relación en la prensa. Rafael Serrano, por su parte, se decantó por su actividad político-revolucionaria. Ángel García Sanz y Bartolomé Yun optaron por estudiar el mundo económico agrario, y Germán Rueda, José Ramón Díez Espinosa y Félix Castillejo analizaron la implicación de estas élites en los procesos desamortizadores. De la actividad industrial se encargaron Fernando Manero, Javier Moreno, Pedro Amigo y Pablo García Colmenares. Por último, Ricardo Robledo se ocupaba de lo relativo a la distribución de la renta y de la riqueza, y Elena Maza y Pedro Carasa se encargaron de la relación entre élites políticas y el mundo marginal. El estudio de las élites en Castilla y León comienza a mediados de los años 70, cuando diversos estudios se ocupan del fenómeno caciquil. Así José Varela Ortega publica en 1977 su obra (casi de referencia) Los amigos políticos13 muy centrado en el mundo de la sociología electoral, siguiendo las palabras de José Vidal Pelaz. Esta sociología electoral, junto a la prosopografía, son los dos medios principales de los que se valen los historiadores a la hora de estudiar el mundo de las élites de la Restauración. En esta primera fase de estudio, el sujeto histórico fue el fenómeno del caciquismo. El congreso celebrado en Medina del Campo en 198914 supone el pistoletazo de salida del estudio de las élites desde una perspectiva global de trabajo, desde un proyecto de departamento. Nuevas aportaciones han supuesto las Jornadas de Sedano de 199115 , sobre prosopografía contemporánea de las élites en Castilla y León, el Congreso Internacional sobre Historia de Valladolid16 (en su vertiente contemporánea) donde se abordó la historia reciente de la ciudad desde la óptica del estudio de las élites; o el Seminario sobre Ayuntamiento, Estado y Sociedad celebrado en 1999 en Valladolid17 . Todos estos 12 CARASA Soto, P. (coord..). Élites Castellanas de la Restauración I. Diccionario biográfico de parlamentarios castellanos y leoneses 1876-1923. Valladolid: Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, 1997. 13 VARELA Ortega, J. Los amigos políticos. Partidos elecciones y caciquismo en la Restauración (1875-1900). Madrid: Alianza Universidad, 1977. 14 VVAA. Actas del Congreso Caciquismo y Elecciones. Realidades políticas en la Castilla de la Restauración. Medina del Campo 30-31 de Enero y 1 de febrero de 1989. (en prensa). 15 CARASA Soto, P. (coord..). Élites. Prosopografía Contemporánea. Jornadas de Sedano. Valladolid: Universidad, 1991. 16 VVAA. Actas del Congreso Internacional Valladolid, historia de una Ciudad. (3 vols.). Valladolid: Ayuntamiento, 1999. 17 CARASA Soto, P. (coord..) Actas del Congreso Ayuntamiento, Estado y Sociedad. Poderes municipales en la España Contemporánea. Valladolid: Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 2000.
  • 13. 13 encuentros internacionales, seminarios, jornadas... han tenido una clara doble función: por un lado, han servido para contrastar planteamientos metodológicos, para presentar nuevas vias de estudio y nuevas formas de análisis, y para "crear" un clima historiográfico propicio para el satisfactorio desarrollo de diferentes proyectos de investigación. 1.3 Las élites en el marco de las monografías locales 1991 supone un punto de inflexión en la historiografía castellana. 1991 es la fecha en que se imparte un curso de Doctorado en la Universidad de Valladolid, dirigido por Pedro Carasa, que inicia una serie de investigaciones locales sobre los Diputados a Cortes durante la Restauración. Fruto de este proyecto, es la publicación de sendas monografías provinciales de Valladolid, Palencia, Salamanca y Zamora, y la creación de un grupo investigador, con centro en Valladolid y tres vértices fundamentales Valladolid-Salamanca- Burgos18 . Sobre otras provincias, existe bibliografía (publicada, aunque también inédita). En Soria, por ejemplo, la tesis de Romero publicada por la Diputación Soria 1860-193619 o las tesis doctorales inéditas de Caballero20 y de García Encabo21 , de la Universidad de Zaragoza sobre las elecciones en Soria durante la Restauración. Valladolid, Palencia y Salamanca son tres áreas bien conocidas, gracias al impulso investigador de la Universidad de Valladolid. Palencia y la capital vallisoletana, por los trabajos de Palomares22 sobre la Segunda República y la Guerra Civil, y el más reciente sobre la Dictadura de Primo de Rivera. Valladolid, por trabajos de Concepción Marcos del Olmo23 sobre las elecciones en la Segunda República, de Pedro Carasa24 sobre la Restauración o de Celso Almuiña25 y Ricardo Martín de la Guardia26 sobre la prensa en el siglo XIX y XX, respectivamente. Así mismo, la obra de Palomares sobre la Dictadura en 18 VIDAL Pelaz, J. Élites políticas de la Restauración: Estado de la Cuestión, en “Élites. Prosopografía Contemporánea. Jornadas de Sedano”. Valladolid: Universidad, 1991. 19 ROMERO, C. Soria 1860-1936 (2 vols.). Soria: Diputación, 1981. 20 CABALLERO, M. Las elecciones municipales en Soria capital 1876-1923. Zaragoza: Universidad, S/A. Memoria de Licenciatura Inédita. 21 GARCÍA Encabo, L.C. Elecciones y partidos políticos en la provincia de Soria durante el período 1875-1907. Zaragoza: Universidad, 1989. Tesis doctoral inédita. 22 PALOMARES Ibañez, J.M. Nuevos políticoss para un nuevo caciquismo: La dictadura de Primo de Rivera en Valladolid. Valladolid: Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 1996. 23 MARCOS del Olmo, C. Sociología electoral en Castilla y León durante la Segunda República: pervivencias y cambios. Valladolid: Universidad, 1990. Tesis doctoral inédita. 24 CARASA Soto, P. Pauperismo y Revolución Burguesa. Burgos 1750-1900. Valladolid: Universidad, 1987. 25 ALMUIÑA, C. La prensa vallisoletana durante el siglo XIX (2 vols.). Valladolid: Institución Cultural Simancas, 1977. 26 MARTÍN de la Guardia, R.M. Catálogo de prensa de Valladolid en el siglo XX. Valladolid: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1992.
  • 14. 14 Valladolid, o las monografías de Pablo Colmenares27 sobre Palencia. Salamanca, es también una provincia muy bien estudiada gracias a las aportaciones de Diez-Cano28 sobre las relaciones de poder entre lo económico y lo político de las élites salmantinas de la Restauración. Segovia, León, Burgos y Zamora, son las cuatro provincias que, si bien presentan algunos estudios muy fiables, dista mucho aún de ser bien conocida en su fase restauradora, mostrando, una vez más, la preferencia de los investigadores por la Segunda República y la Guerra Civil. Destacan sobre Zamora, los trabajos de Miguel Ángel Mateos29 ; en León, los trabajos de Carmelo de Lucas30 . Segovia y Burgos tenían desconocida la fase de la restauración hasta hace no mucho tiempo, debido a lo anteriormente expuesto. Finalmente, Ávila resulta una provincia totalmente desconocida para los investigadores, hasta la creación de la monografía respectiva dentro del proyecto de estudio de los parlamentarios en Castilla y León.31 1.4 La prosopografía como herramienta historiográfica La prosopografía, el estudio de los personajes históricos como motor de la historia no es nuevo. La pequeña historia de los grandes hombres se ha transmitido desde la antigüedad hasta nuestros días. Pero sí resulta novedosa la utilización de este medio en la investigación. Hasta ahora, esta técnica únicamente buscaba la promoción de las hazañas de tal o cual personaje. Es dentro del marco de las élites donde la prosopografía cobra especial relevancia, al emplearse como corpus metodológico principal. De este modo, si queremos conocer la verdadera profundidad de un fenómeno histórico como es el de la Restauración, debe recurrirse al estudio de todos los aspectos de la vida de aquellos personajes que hicieron posible tal cambio. En el tema que nos ocupa, la biografía de Maximiliano García Venero sobre Santiago Alba32 escrita en 1963 resulta una de las obras pioneras en el campo de la 27 COLMENARES, P. Evolución y crisis de la industria textil castellana. Palencia 1750- 1900. Madrid: Mediterráneo, 1992. 28 DÍEZ Cano, L.S. “Aproximación a los grupos dominantes en la Salamanca de la Restauración”, en VVAA: Actas del Congreso Caciquismo y Elecciones... op. Cit. 29 MATEOS Rodríguez, M.A. “Sociedad y poder en la crisis del sistema político de la Restauración en Zamora 1912-1923” en VVAA Actas del congreso caciquismo y Elecciones... op. Cit. (en prensa). 30 LUCAS del Ser, C. (et al.) Crónica Contemporánea de León. León: Crónica 16, 1991. 31 VIDAL Pelaz, op. cit. 32 GARCÍA Venero, M. Santiago Alba, monárquico de razón. Madrid: Aguilar, 1963.
  • 15. 15 Restauración. Otras obras biográficas son las dedicadas a Filiberto Villalobos33 , Antonio Royo-Villanova34 , Abilio Calderón35 ... escritas la mayor parte de ellas en los años ochenta. En 1997 la Junta de Castilla y León publica el ya mencionado Élites Castellanas de la Restauración, con un subtítulo esclarecedor: Diccionario biográfico de parlamentarios castellanos y leoneses (1876-1923). La obra es el resultado de una titánica labor de investigación en el mundo prosopográfico, donde más de veinte investigadores de la Universidad de Valladolid han sido coordinados por Pedro Carasa para elaborar algo tan inédito como un diccionario de políticos a caballo entre dos siglos. Es una vuelta de tuerca más a la hora de buscar el máximo rendimiento a la técnica prosopográfica. 2. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA: EL ESTADO DE LA CUESTIÓN 2.1 Las primeras hagiografías del régimen La Dictadura de Primo de Rivera, pese a resultar controvertida, no ha sido uno de los campos de la contemporaneidad más estudiados por los investigadores, más seducidos por el sonido de los cañones de la Guerra Civil, o por los cuarenta años de la España franquista que por los "locos veinte", han dejado un poco más de lado la cuestión del directorio. Para el historiador que se haya acercado a este tema, y que haya llevado a cabo lecturas preliminares no se le puede escapar que las obras que hacían referencia a la dictadura, comenzaron en los mismos años veinte. De este modo, a través de conductos oficiales el gobierno va a ir vendiendo sus logros a los posibles grupos de presión (por un lado la banca y el ejército pero por otro los sindicatos y los partidos políticos, sin olvidar a la Iglesia) en primer lugar, y a la población llana en segundo. Dos tipos de vías se dan de esta manera para proselitar a favor del Régimen: el conducto oficial, anuarios, boletines oficiales, el Boletín de la Unión Patriótica... y la publicación de libros y monografías a cargo de organismos e instituciones paraestatales. Así resulta ser que a finales de la década de los años veinte, con una visión histórica de tan sólo cinco años, comienzan a publicarse monografías proclives al gobierno. La mayor parte de ellas, son editadas por la Junta de Propaganda Patriótica y Ciudadana. En 1928 aparece el libro de José Pemartín Los valores históricos en la Dictadura española36 , o los folletos Del General Primo de Rivera37 , 33 RODRÍGUEZ de la Hera, A. Filiberto Villalobos, su obra social y política 1900-1936. Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos: 1985. 34 GUTIÉRREZ, T. “Perfil y trayectoria del diputado D. Antonio Royo-Villanova”, en VVAA: Las Cortes de Castilla y León 1188-1988. Valladolid: Cortes de Castilla y León, 1990. 35 BARREDA, P.M. D. Abilio Calderón Rojo. Palencia paso a paso. Palencia: Caja España, 1991. 36 PEMARTÍN, J. Los valores históricos en la Dictadura Española. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1928. 37 Del General Primo de Rivera. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929.
  • 16. 16 Discurso del ministro de Hacienda don José Calvo Sotelo38 . Al año siguiente, comienza la gran explosión de obras iniciadas con los folletos Mirando al Futuro39 , La Nueva España40 , o El avance de las provincias españolas en el quinquenio 1923-2841 . Las monografías que se publicarán este año destacan la "premiada en concurso nacional" Psicología del Dictador, por Emilio Rodríguez Tarduchy42 , y el Pensamiento de Primo de Rivera43 o Curso de Ciudadanía: Conferencias del Alcázar de Toledo44 , en las que intervienen el catedrático de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona Eduardo Pérez Agudo, los asambleístas José Pemartín y Sanjuán, Juan Francisco Correas Fernández, Manuel Siurot Rodríguez, José María Pemán y Pemartín, Álvaro López Nuñez, Subdirector del Instituto Nacional de Previsión, El Ministro de Trabajo y Previsión Eduardo Aunós Pérez, Antonio Horcada Mateo, Director General de Sanidad, el General de División José Villalba Riquelme, el Director General de Agricultura José Vicente Arche, el Presidente de la Asamblea Nacional José Yanguas Messía, y el Ministro de Economía José Calvo Sotelo. Posteriormente surgirán otras obras significativas vinculadas a personajes del Directorio, como las memorias de Calvo Sotelo45 o de algunos de los ministros del mismo. 2.2 Las obras de la República: Tras la caída de la monarquía, y en el contexto político de la Segunda República, se va a abrir un período de claros ataques a la obra de la Dictadura en general, y de la figura de Primo de Rivera en particular. Son continuas en la prensa, especialmente entre los años del gobierno Berenguer y finales de 1931, las críticas a la década anterior, muchas veces sin fundamento alguno. Pocas serán las voces que salgan en defensa del régimen anterior. Tan sólo, algunos “hombres fieles” como Tarduchy, Calvo Sotelo, Jose María Pemán o José Pemartín, Ya que la mayor parte de los altos cargos del gobierno habían abjurado de sus convicciones primorriveristas. Ni siquiera el Ejército parecía una balsa de salvación para la memoria de quien gobernara durante siete años el timón de la nave española. 38 Discurso del Ministro de Hacienda Don José Calvo Sotelo. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929. 39 Mirando al Futuro. Madrid: Junta de propaganda patriótica y ciudadana, 1929. 40 El avance de las provincias españolas en el quinquenio 1923-1928. Madrid: junta de propaganda patriótica y ciudadana., 1929. 41 La Nueva España. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929. 42 RODRÍGUEZ de Tarduchy, E. Psicología del Dictador. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929. 43 El pensamiento de Primo de Rivera. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana., 1929. 44 VVAA. Curso de ciudadanía: Conferencias del Alcázar de Toledo. Madrid: Junta de Propaganda patriótica y ciudadana, 1929. 45 CALVO Sotelo, J. Mis servicios al Estado. Madrid, 1974.
  • 17. 17 De entre estas voces defensoras, salta a la luz la de su hijo José Antonio Primo de Rivera, que después será fundador de FE y cofundador de FE de las JONS. En esta su etapa política inicial, va a entrar en la Unión Monárquica Nacional, eso sí, con la única misión de la defensa de la Dictadura en su vertiente administrativa46 –es necesario recordar que el hijo del Dictador era doctor en Derecho-. Pese a ello, una de las más rigurosas críticas hacia la labor social del Directorio también va a venir de él, en su crítica a la supeditación del trabajo al capital, en lugar de una conciliación47 de ambos factores de la producción . 2.3 Un puente identificativo tendido desde el Franquismo: Es por todos conocida la manipulación que desde diferentes ámbitos del franquismo se hizo de la historia, llegando en muchos casos a dar toda suerte de mitos en las escuelas. Dejando aparte este discurso que tampoco viene a colación de este trabajo, lo cierto es que, si bien por un lado no fue la dictadura primorriversita uno de los ejes temáticos fundamentales susceptibles de ser mitificados (ahí están los Reyes Católicos, los Tercios de Flandes o la mismísima conversión de Recaredo) no es menos cierto tampoco que el franquismo sí va a ver en el Directorio un precedente reivindicable. Son muchas las distancias que salvan ambos regímenes, pero el esquema básico se reducía a la ya conocida apelación a un “cirujano de hierro” que salvara al país no ya en crisis, sino sumido en el caos, víctima del terrorismo y con una catastrófica situación económica. Muchos serán los detalles y cuestiones estructurales que diferencien a ambas dictaduras, pero en los años cuarenta y cincuenta éstas eran meras aristas fácilmente pulibles con el esmeril de la tergiversación. 2.4 El vacío de la Transición: Los años de la Transición española fueron prolíficos en obras de todo tipo. En un momento historiográfico de hegemonía del materialismo histórico y de algunas de las escuelas más importantes de Europa –caso de la segunda escuela de annales- condenadas hasta pocos años antes a un ostracismo científico en España, supone un momento de vertiginoso auge editorial. El centro de esa explosión, el revisionismo de los años treinta y posteriores, y recuperar lo que se dio en acuñar “la historia perdida”. Los estudios sobre la Guerra Civil, el movimiento obrero, la historia de los partidos políticos y de los sindicatos serán los grandes bloques temáticos que sujetarán el peso de la historia hasta mediados de los años ochenta. En esta situación no es el tramo final de la Restauración el objeto de estudio de los investigadores. Ello responde a dos causas. La primera de ellas es la que acabamos de hacer referencia. La segunda, a que los años treinta suponen una ruptura con respecto a los años veinte, que pertenecen a una generación anterior. 46 PRIMO DE RIVERA, J. A. Defensa de la Dictadura. “Obras Completas”. Madrid: Editora Nacional, 1942. 47 HILLERS de Luque, S. El pensamiento social de Primo de Rivera. Madrid: Fondo de Estudios Sociales, 1981.
  • 18. 18 Tan sólo en 1973 van a brillar con luz propia dos monografías: un estudio económico, efectuado por el economista muy allegado al régimen franquista que va a ser el profesor Juan Velarde Fuertes48 ; o la de Carlos Mainer sobre la Edad de Plata de la cultura49 . Es fundamentalmente a partir de estas dos obras, el momento en el comenzarán estudios alejados de lo estrictamente político para el período que ocupa este trabajo. 2.5 La recuperación de los ochenta: una historia política y local Los ochenta, tras el boom anterior, van a suponer una normalización de los estudios historiográficos. El agotamiento del estudio de los años treinta que se había producido, abre nuevas posibilidades de investigación a otros campos: la revolución industrial, la Restauración, la Guerra de la Independencia o los estudios constitucionalistas de la mano del Centro de Estudios Políticos (heredero del IEP franquista) –desde las Cortes de Cádiz de 1812-. Entre estos “nuevos” temas, va a encontrar sitio la cuestión primorriverista. Las obras que se van a publicar en este momento van a caracterizarse por dos rasgos plenamente definitorios: el primero de ellos, pasa por la recuperación de la historia política, que otras escuelas habían despreciado tradicionalmente, al hacerla patrimonio exclusivo del positivismo. El segundo es el carácter local de la historia. No debe confundirse esta reducción geográfica de la investigación con aquella otra teoría que se pondrá de moda por estos años en Italia, que será la microhistoria. Nada que ver. Las monografías locales, patrocinadas por el nuevo Estado de las Autonomías a través de sus instituciones de gobierno –diputaciones, juntas, ayuntamientos…- van a encontrar aquí un subterfugio que permitirá la publicación de muy importantes trabajos de investigación, obras inexcusables de referencia, que muy posiblemente no encontrarían su sitio en las cada vez más dictatoriales grandes editoriales. Entre las aportaciones más sobresalientes, brilla con luz propia la de Gómez Navarro, quien, en La dictadura de Primo de Rivera, empleó fondos procedentes de tres archivos no empleados por los historiadores de este periodo: se trata del Archivo de Natalio Rivas, el Archivo Maura, y el Archivo de la Foreing Office (Ministerio de Exteriores británico). A ello habría que sumar la labor investigadora de la Universidad de Valladolid, cuyo Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América ha sido, por un lado referente investigador y se ha situado a la vanguardia de las universidades españolas, mientras que por otro ha sabido formar a varias generaciones de investigadores. 48 VELARDE Fuertes, J. Política económica de la Dictadura. Madrid: 1973. 49 MAINER, J.C. La edad de Plata (1902-1931). Ensayo interpretativo de un proceso cultural. Madrid: Taurus, 1973.
  • 19. 19 3. EL INTELECTUALISMO EN VALLADOLID 3.1 Una cuestión poco abordada: No ha sido el mundo de los intelectuales, siquiera en su más generalista concepción, el objeto de grandes debates entre los estudiosos, bien de la historia, de la literatura, de la ciencia... tan sólo un puñado de nombres despuntan cuando se menciona el tema: Rosa Chacel, Jorge Guillén... pero anterior a ellos apenas si la gente conoce a César de Medina Bocos, Narciso Alonso Cortés o a Hernando García Luengo, por poner tres ejemplos contundentes. Valladolid no conoce su propia historia ni la de los hombres que más se han significado con ella. Tan sólo algunos estudios sectoriales han aportado luz sobre la vida cultural del Valladolid del tramo final de la Restauración. Los trabajos de Frechilla50 , Virgili51 o Rubio52 son los ejemplos más identificativos, a los que habría de sumar alguna melancólica aportación de Grupo Pinciano allá por los ochenta53 . 3.2 La obra editorial del Ateneo Vallisoletano: El Ateneo de Valladolid será una de las instituciones que velará por la memoria cultural de la ciudad, si no la única. En los ochenta inicia un proyecto editorial sobre la historia de Valladolid, que se va a materializar en una serie de monografías realizadas en su mayor parte por docentes e investigadores de la universidad vallisoletana. La mayor parte de estas obras serán de tipo eminentemente político-social, pero van a destacarse entre ellas tres por su vertiente puramente cultural: las ya citadas obras de Virgili Blanquet sobre la música, de Rubio González sobre la literatura, y la de Cano de Gardoqui sobre el arte en el siglo XX. Por lo demás, pocas instituciones tienen a bien decir que han trabajado por la recuperación de la memoria de sus más ilustres hombres de artes y de ciencias. 50 FRECHILLA, M. 100 años de música en Valladolid. Ambrosio Rodríguez 1898-1998. Valladolid: Casa Ambrosio Rodríguez, 1998. 51 VIRGILI Blanquet, M.A. La música en Valladolid en el siglo XX. (Historia de Valladolid XI). Valladolid: Ateneo, 1985. 52 RUBIO González, L. La literatura en Valladolid en el siglo XX (1900-1939). (Historia de Valladolid X-1). Valladolid: Ateneo, 1989. 53 GRUPO PINCIANO. Valladolid, imágenes del ayer. Valladolid, 1986. Edición de los autores.
  • 20. 20 3.3 La Universidad de Valladolid, motor de estudios y monografías: Es de justicia señalar, así mismo, la ardua labor investigadora de la Universidad de Valladolid, a través de distintos departamentos de la Facultad de Filosofía y Letras. Si bien no van a ser muchos los estudios centrados en este tema del intelectualismo, si es verdad que ha sido un tema abordado coyunturalmente, e incluso accesoriamente para llegar a los objetivos marcados en los proyectos de investigación sin que tenga mucho que ver. Aun con todo, se conoce bastante bien la trayectoria profesional de docentes como Calixto Valverde, su sucesor al frente del rectorado Echávarri, y de otros no menos ilustres hombres de letras y de ciencia. Buen ejemplo de esta última circunstancia es la obra de conjunto Historia de la Universidad de Valladolid54 o algunos de los anteriores trabajos sobre prosopografía de las élites ya señalados. Los estudios de esta institución, salvo algunos literarios muy específicos que han salido de los despachos del departamento de Filología Hispánica de la Facultad de Filosofía y letras, se centran en la prensa como sujeto de análisis. Su imbricación con el poder, su desarrollo, influencia, contenidos... Ricardo Martín de la Guardia y Celso Almunia55 han sido dos de los motores de esta preocupación investigadora. Por otro lado, algunos artículos pioneros aparecidos en las líneas de la prensa universitaria, entre los que cabe citarse El Ateneo y la Sociedad Literaria, Casa de Cervantes en Valladolid, firmado por Manuel Basas Fernández, y publicado en Revista Santa Cruz56 . No obstante, los anteriores trabajos referidos de Martín de la Guardia y Almunia, ninguno se ha ocupado en investigar la vertiente elitista de la intelectualidad. Así pues, ante el vacío de una cuestión, si bien no inédita, si al menos descuidada, se hace necesaria una relectura de todas estas obras de historia cultural, erudición local... para darle un soporte teórico problemático, y alejarlo de ese descriptivismo propio de otras épocas e intereses. ¿Existe una élite intelectual en Valladolid? ¿Quiénes la componen? ¿Cómo actúa? ¿Cómo reacciona el gobierno? A estas interrogaciones intentaremos dar respuesta. 54 VVAA. Historia de la Universidad de Valladolid (2 vols.) op. cit. 55 ALMUIÑA, C. La prensa vallisoletana durante el siglo XIX (2 vols.). Valladolid: Institución Cultural Simancas, 1977; y también La prensa vallisoletana en el siglo XX (2 vols.) Valladolid: Diputación Provincial, 1977. MARTÍN de la Guardia, R.M. Catálogo de prensa de Valladolid en el siglo XX. Valladolid: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1992. 56 BASAS Fernández, M. El Ateneo y la Sociedad Literaria, Casa de Cervantes en Valladolid, en “Revista Santa Cruz”,. Valladolid: Universidad, 1947-48- pp. 45-50 (tomado de CAMPOS Setién, J.M. El Ateneo de Valladolid en la vida de la ciudad. Separata de Valladolid, Arte y cultura. Guía Cultural de Valladolid y Provincia. Valladolid: Diputación, 1999. p. 828.)
  • 21. 21 IV. HACIA UNA CONCEPTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO INTELECTUAL: En primer lugar, habría que delimitar el concepto y atribuciones del fenómeno intelectual. Sobre ello ha teorizado Paul Aubert en su ponencia del Simposio sobre la España de Alfonso XIII57 . Aubert sitúa el origen del compromiso de los intelectuales en la Francia del affaire Dreyfuss, con Zola como protagonista, equiparando el proceso de Montjuic con el origen de este compromiso en España. Lo cierto es que los intelectuales se habían comprometido con causas socio-políticas desde la época moderna. En el siglo XVIII, es fácil encontrar ejemplos de hombres de letras que defienden la razón ilustrada y que incluso llegarán a participar activamente en la revolución liberal-burguesa de 1789. En España, el XVIII dio buena muestra de intelectuales, si bien incluso remontándose al siglo XV, se hallan obras apologéticas del poder. Pero el sentido que aquí debe darse comienza con la Segunda Revolución Industrial, a la que España se incorpora a duras marchas. Es en este momento, cuando se produce una politización de la sociedad civil por obra de los sindicatos y de los partidos de masas. Es aquí, donde gente del mundo de la cultura une su voz al grito de la masa obrera, y se hace valedora de su causa. Aquí podríamos decir, nace el intelectual en su sentido más contemporáneo. 4.1 Diferentes formas de compromiso de los intelectuales - Dos parámetros van a delimitar la faceta del intelectual. El primero de ellos, es el sociológico, que entiende a esta figura en términos de transmisión y reproducción del saber. La segunda es la coyuntura histórica que evidencia la existencia de un grupo que se autoproclama, como tal, intelectual. En este caso, es norma general la lucha de éstos contra alguna razón de Estado, no siendo pues el intelectual un oficio, sino una actitud.58 En la faceta militante, el autoproclamarse y reconocerse públicamente como intelectual implica cierto grado de chantaje, valiéndose de un argumento de autoridad -en este caso cultural- para formar o influir en las opiniones de la sociedad, lo que presupone un cierto agravio comparativo con respecto a la gran masa popular, que sería poco menos que inmadura, inculta o irresponsable. Los intelectuales se plantean una dicotomía entre la vía de la reflexión y la vía de la acción. En términos generales, se sigue la tradición ilustrada del "decir hacer", pero no hay una coadyuvación material hacia la consecución de los fines proclamados por parte de la intelectualidad. 57 AUBERT, P. Elitismo y antiintelectualismo en la España del primer tercio del siglo XX, en "Simposio La España de Alfonso XIII 1902-1931: Las elites españolas en la transición del liberalismo a la democracia" (Separata de Espacio, tiempo y forma, serie V, Contemporánea, t. 6). Madrid: UNED, 1993. 58 AUBERT, P. Op. cit.
  • 22. 22 Las herramientas de los intelectuales son bien conocidas: por un lado, la frecuente crítica en medios periodísticos. Por otro, la publicación de manifiestos, conferencias, discursos... Entre los primeros cabría citarse a Don Miguel de Unamuno, bilbaíno universal, a quien sus críticas al Directorio le valieron el destierro a Fuerteventura, o los manifiestos de los años diez contra la guerra de Marruecos, la postura de los intelectuales barceloneses ante el caso Montjuic, etc... Será en Castilla - concretamente desde la revista Castilla la Vieja – Teófilo Ortega, quien lance el guante para que los intelectuales tomaran conciencia y actuaran en consecuencia de la nueva situación surgida del 13 de Septiembre, y que suponía para Palencia la posibilidad de ser absorbida por Valladolid o Burgos59 Con todo, las élites en las que se centra esta investigación son intelectuales en tanto que precisan del trabajo intelectual para ejercitar su profesión. En función de esta definición, abogados, médicos, eclesiásticos, catedráticos... se van a valer de las plataformas sobre las que se sujetan estas ocupaciones, y que en no pocas ocasiones se encuentran interrelacionadas entre sí, tejiendo una urdimbre compuesta por cientos de casos de relaciones humanas, de subordinaciones y de influencias mutuas, que van a ser la herramienta principal a la hora de ultimar las decisiones de poder elegidas en cada momento, así como detentar los resortes de poder más convenientes en cada momento.. 4.2 La intelectualidad vallisoletana, en la tribuna de los oradores - Entre los que hemos identificado como intelectuales del Valladolid tardo- restaurador, encontramos que estas personalidades tienen buenas tribunas desde las que hacer oír su voz. La mayor parte están integradas en clientelas políticas y en grupos de poder, bien sea mediático, como la prensa, bien sea ideológico, la Iglesia, político, en partidos propios del período inmediatamente anterior a la Dictadura, bien sea económico: los grandes capitalistas castellanos y los grandes terratenientes vinculados, por un lado a la próspera industria harinera, con intereses añadidos en el mundo industrial, en la propia Castilla interior, o en los núcleos industriales del litoral cantábrico. Tal y como reivindicábamos en la introducción, este trabajo no se va a ocupar del paradigma de intelectual definido en el punto 4.1, sino que a través de la documentación consultada hemos reconceptualizado tal figura. Así pues, a quien consideramos élites intelectuales es a un grupo heterogéneo, no movidos por un interés comúnmente compartido. Entre este conglomerado vamos a encontrar un fuerte corporativismo profesional, que como veremos será determinante en lo concerniente a las reacciones de la Universidad de Valladolid frente a la Dictadura); por otro lado se encuentra el lobby mediático, creado a partir de capital harinero (Santiago Alba, Antonio Royo-Villanova, Justo Garrán, Zorita, Giraldo...) y que tanto protagonismo desempeñará en la vida local. La Iglesia, que se fortalecerá durante los años extraños ( en palabras de Palomares para definir a la dictadura) encabezada en Valladolid por el popular Arzobispo Gandásegui, y de donde saldrá fortalecida para encarar los turbulentos años de la República. 59 EDP, 20-11-23. En Palomares (1990).
  • 23. 23 Como anunciamos en este epígrafe, el mundo cultural de Valladolid se va a encontrar en cierto modo marginado de estos canales de influencia. Lo más llamativo va a ser la concentración de la presencia en estos medios. Así por ejemplo, en el Norte de Castilla aparecerán las firmas de lógicamente Villanova y Alba, Cossío, algunos catedráticos de la Universidad de Valladolid... en el Ateneo estos mismos personajes serán los que pronuncien conferencias o abran cursos, a la vez que representan un importante grado de publicaciones a nivel local durante los años diez, y copan los cargos directivos del asociacionismo vallisoletano en general, y del cultural en particular: el Círculo de Recreo, el Ateneo Vallisoletano... hasta 1918 la Sociedad Castellana de Excursiones o el complejo mundo del asociacionismo católico... en definitiva, la vida cultural local va a girar en torno a estos grupos de poder que van a controlar de este modo, también el ocio alto-burgués de la ciudad. En consecuencia, los pocos escritores y poetas, por así decirlo de plena dedicación, van representar una minoría que por lo general no va a encontrar en la política uno de sus medios de actuación, aunque sí figure su rúbrica entre las páginas de la prensa diaria y las cotidianas actividades culturales de la ciudad. GRÁFICO I FUENTE: Carasa Soto (1999)60 . Elaboración propia. 60 en VVAA. Valladolid, Historia de una ciudad. Op. cit. p. 939
  • 24. 24 4.3 La cultura, como espacio de sociabilidad de la élite La élite se va a valer del asociacionismo como otra de sus plataformas de promoción. Si ya hemos señalado cómo estas gentes se hacen valer en sus ámbitos laborales, de contactos e influencias, observamos que actividades lúdicas y de ocio representan un nuevo peldaño en el ascenso al poder. El Círculo de Recreo de Valladolid, aún hoy inexpugnable en sus archivos, supone la cota más alta de ocio, y es vetado a algunos a pesar de su índice económico. Privilegio, prestigio e influencias, serán las tres únicas armas para entrar a formar parte de tan selecto círculo social. El Teatro Calderón de Valladolid, supone otro hito fundamental de la cultura del elitismo. Posee este teatro una doble lectura: por un lado, la de la clientela que acude a presenciar los diferentes espectáculos o hechos sociales que en él se desarrollan, como proyecciones de cinematógrafo, conferencias... No cabe duda de que los abonos y el reparto de butacas corresponde a una cuestión económica, pero también de privilegio (aún hoy en día en ciertos lugares de caché ésta circunstancia se produce). En el mundo de la musicología, se ha dado en llamar a todo un grupo social que acude a estos espectáculos sin ningún interés musical o artístico como oyentes de prestigio, cuya única motivación es la asistencia al espectáculo como acto social, no como representaciones dramáticas o actuaciones musicales. La segunda lectura que debe hacerse del Teatro Calderón es que es una institución de las élites y para las élites. La cata efectuada entre los accionistas del mismo durante los años 1922 a 1930, muestra que se encuentra en manos (aunque sea simbólicamente) de un puñado de nombres muy conocidos en otros niveles. Pondremos unos cuantos ejemplos ilustrativos: Mauro Miguel, Miguel Uña, Cándido Pintó, el fotógrafo Agustín Cacho, Antonio Royo-Villanova, César Tresgallo... pero además, la empresa arrendataria de las instalaciones del teatro está formada por los albistas de El Norte de Castilla, Ricardo Allué y Federico Santander. Por otro lado, si bien no nos detendremos en ello, si merece la pena destacar que esta participación se extiende al ámbito católico, donde las tradicionales familias de derechas participan en una vida social muy atractiva y participativa, dedicándose muchos de estos personajes, y aun sus familiares, a la beneficencia y a organización de semanas ascéticas, conferencias, jornadas de convivencia... etc. El Ateneo, por su parte, supone, un selecto círculo de intelectuales y hombres activos de la ciudad. Fundado en 1872 al amparo de la Casa de Cervantes (redescubierta diez años antes en el Archivo de la Real Chancillería), su refundación, en 1909, marcará de aquí en adelante, el discurrir de la vida cultural de la ciudad, desarrollada fundamentalmente por la Universidad de Valladolid, el mencionado Ateneo vallisoletano, y algunas asociaciones católicas y sindicatos obreros. Conferencias, actos culturales, tertulias... serán las nuevas vías sobre las que discurra el convoy de las discusiones artísticas, históricas, literarias, políticas o sociales, y será un ámbito en el cual se desarrollen, de forma extraordinaria, las relaciones de dependencia y de influencia entre las élites.
  • 25. 25 V. LA IRRUPCIÓN DE LA DICTADURA EN VALLADOLID. El 12 de Septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña lanza un manifiesto Al País y al Ejército61 que es publicado al día siguiente. El mismo día 13 se proclama el estado de guerra por medio de un bando62 y el 15 se establece un Directorio Militar por medio de real decreto63 . En quince días, se suspenden las garantías constitucionales64 , se confirmándose el estado de guerra y se disuelven las Cortes y la parte electiva del senado65 y los ayuntamientos y diputaciones de toda España66 , a la vez que se aprueban reales decretos para reorganizar la vida administrativa del país67 . La Dictadura pretende de este modo acabar de un plumazo con la obra de la vieja política, para sobre las ruinas de las anteriores instituciones, erigir el edificio del corporativismo. En Valladolid, capital material y espiritual del liberalismo albista, se producirá un constante acoso hacia las diferentes fuentes del poder político-económico construidas por Santiago Alba. El exilio de éste a Biarritz ante su inminenete procesamiento por un tribunal militar (y dadas las pocas garantías de independencia jurídica existentes) supone el inicio de la obr de la Dictadura en la capital del Pisuerga. 1. La caza de brujas contra el albismo vallisoletano Si hay un grupo político, social, económico, o de otra índole que sin duda fue perseguido sensu stricto por la Dictadura, ésos fueron los albistas. El grupo político liderado por Santiago Alba Bonifaz -la Izquierda Liberal Monárquica- experimentó toda clase de decisiones sectarias que, procedentes de instancias superiores, conducían a torpedear sus proyectos, negocios, periódicos... Alba era considerado por Primo de Rivera como el máximo responsable de la situación político-social española, en general, y del desastre humano en Marruecos, en particular. Su política de diálogo con Abd-el-krim era a los ojos del militar gaditano una traición a España y a los españoles, y aseguraba en su manifiesto del 12 de Septiembre una depuración de responsabilidades de los miembros del anterior ejecutivo, especialmente de Alba. 61 Moral Sandoval, E. (dir.) Actas del Consejo de Ministros: Alfonso XIII: Presidencia del General Primo de Rivera. Directorio Civil (1925-1930). Madrid: Ministerio de Relaciones con las Cortes y de la Secretaría del Gobierno, 1992. p. 507 62 Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. p. 511 63 Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. p. 515 64 Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. p. 517 65 Moral Sandoval, E. (dir.) Op. cit. p. 519 66 Moral Sandoval, E. (dir) Op. cit. pp. 525 67 Moral Sandoval, E. (dir.) Op. cit. pp. 529-530
  • 26. 26 Exiliado el político liberal en la localidad francesa de Biarritz, decidió recurrir a Alfonso XIII para que mediara en este caso. Pero no estuvo el monarca a la altura de las circunstancias (ni en este ni en otros muchos casos y escándalos antes, durante y después de la Dictadura), por lo que el político vallisoletano debió permanecer en el exilio hasta 1930. Por su parte, sus hombres de confianza en la capital del Pisuerga vieron como se intentaba truncar su vida profesional, política y social. Enrique Gavilán, antiguo senador y miembro del Consejo de Administración de El Norte de Castilla en no pocas ocasiones salió en defensa de su buen amigo en el exilio. Ello le valió el cierre del Círculo Liberal de Valladolid por orden de la autoridad militar local. Ello era un anuncio de lo que habría de venir después. Como señala Palomares, a fines de 1923 llegaba a Valladolid José Álvarez Rodríguez, que se iba a encargar de llevar a cabo rigurosas auditorias a las empresas que o bien habían estado vinculadas a Santiago Alba, o pertenecían a alguno de sus hombres de confianza. De este modo, un plantel de las mayores y más significativas industrias del Valladolid de los años veinte, vinculadas a la modernización de la ciudad por su importancia estratégica, fueron sometidas al yugo implacable del auditor de cuentas. En el siguiente cuadro se ve un ejemplo (no se hallan todos pero sí los principales) parlamentarios albistas vallisoletanos y las empresas en las cuales fueron propietarios, copropietarios o formaron parte de su consejo de administración: CUADRO I POLÍTICO EMPRESAS________________ Santiago Alba Electra Popular Vallisoletana Tranvías de Valladolid El Norte de Castilla Banco Castellano Luis Antonio Conde Rodríguez Banco Peninsular Hipotecario Enrique Gavilán Almuzara El Norte de Castilla Emilio Gómez Díez El Norte de Castilla Julio Guillén Sáez Banco Castellano Electra Popular Vallisoletana Tranvías de Valladolid Carburador IRZ El Norte de Castilla Financiera “Guillén, Zorrilla y cía” Talleres de Palencia SA Diario La Libertad (Madrid) Ricardo Power Zabala Pradera y Power (Bilbao) Sociedad Power y Echaguren (Bilbao) Antonio Royo-Villanova El Norte de Castilla Sociedad Gestora Teatro Calderón Federico Santander Teatro Calderón (arrendatario) Ricardo Allué Teatro Calderón (arrendatario) El Norte de Castilla FUENTE: Carasa Soto (1997); Palomares Ibáñez (1990, 1996); y ATC leg. 46. Elaboración propia.
  • 27. 27 Las sucesivas consultas y peticiones que por parte de Gavilán se hicieron al Directorio Militar para acelerar la situación jurídica de Santiago Alba cayeron en saco roto. Ni una sola nota de prensa al respecto. En cuanto a la nueva situación política nacida del RD de 30 de Septiembre, para los liberales albistas de Valladolid supuso un mazazo. La renovación del Consistorio se efectuó manu militari. Lógicamente los albistas que hasta ese momento formaban parte de la corporación municipal (el alcalde Isidoro de la Villa, y los concejales Francisco de Cossío, Federico Santander y Alfredo Stampa) se suponían expulsados ipso facto del Ayuntamiento. El destierro fue una de las mejores armas con las que contó el gobierno para deshacerse de políticos incómodos. Es conocido el de Unamuno a Fuerteventura, el de Jiménez de Asúa a Chafarinas... pues fue Valladolid una de las ciudades donde mejor se pudo poner en práctica esta política. Basta un pequeño vistazo al CUADRO II para ver el destino de algunos de los desterrados por la dictadura:
  • 28. 28 CUADRO II POLÍTICO EXILIO DESTIERRO DURACIÓN En Valladolid Santiago Alba Biarritz (Francia) hasta 1927? Leopoldo Stampa68 Guadalajara Emilio Gómez Díez69 Soria Pedro Carreño70 Toledo Francisco de Cossío71 Chafarinas En Palencia72 Salustiano del Olmo73 ¿? 3 meses Evasio Rodríguez74 ¿? 1 mes Teófilo Ortega Matilla75 San Sebastián 1 mes Algunos ejemplos en el resto de España76 Jiménez Asúa Chafarinas 15 días Arturo Casanueva Chafarinas Salvador María Vila Chafarinas Miguel de Unamuno Fuerteventura Varela Chafarinas Abogados del Colegio de Barcelona Chafarinas Miguel Sbert77 Mallorca FUENTE: Palomares Ibañez (1990, 1996) y Queipo de Llano (1987). Elaboración propia. 68 Ex-alcalde de Valladolid 69 Ex-alcalde de Valladolid 70 Administrador de Electra Popular Vallisoletana, considerado por el gobierno “enlace revolucionario”y trabajador de El Norte de Castilla. 71 A raíz de un artículo publicado en El Norte de Castilla ridiculizando al Somatén. 72 EDP 13-10-1923, p. 2. En palomares Ibáñez (1990) op. cit. p. 579. 73 Ex –alcalde de Palencia. Cfr. Palomares Ibáñez. La Dictadura de Primo de Rivera en Palencia (1923-1930). Palencia: Diputación, 1990. 74 Ex –gobernador civil de Palencia. Palomares Ibáñez (1990), op. cit. 75 Médico y miembro del Ateneo palentino. Palomares Ibáñez (1990), op. cit. Inicialmente deportado a Cuéllar, se le confinó finalmente en la capital donostiarra por tener allí a una hija enferma. 76 Algunos de los más sonados ostracismos de la época en España. 77 Líder de la FUE, acusado de provocar agitación. Cfr. QUEIPO de Llano,op. cit. y JATO Miranda, D. La rebelión de los estudiantes. Madrid: edición del autor, 1954.
  • 29. 29 2. Ataques a la autonomía universitaria La actuación del Directorio con respecto al mundo universitario, es fácilmente calificable como de ataque, de confrontación a una institución que era, apara los militares en el gobierno, reflejo del decadentismo moral que había regido en España durante los últimos años. La situación puede resumirse en los siguientes párrafos. Ya en 1924, recién estrenado el gobierno castrense, Primo de Rivera muestra cuáles van a ser sus líneas maestras en lo que se refiere a la Universidad. En el decreto que redacta ve a las universidades como “corporaciones de interés público con personalidad jurídica”. Como tales corporaciones debían contar con la autorización delo ministerio, a quien debía, además, rendir cuentas sobre su patrimonio. Al año siguiente se va a limitar la libertad de cátedra78 –lo que resulta extraño es que no se hubiera suspendido con la proclamación de estado de guerra interior en Septiembre del 23- . Tan sólo dos medidas durante el Directorio Civil permitieron cierta dosis de conformidad (muy discutible) entre los universitarios: la primera es la creación de los Patronatos Universitarios (por RD de 13 de Octubre de 1926), que permitirá una mayor libertad económica de las instituciones, y la segunda es la creación de los colegios mayores. No va a mejorar la situación durante este Directorio Civil. Eduardo Callejo, Ministro de Instrucción Pública (y muy vinculado a la Universidad de Valladolid de la cual era catedrático) va a criticar duramente el papel de los claustros universitarios a la hora de elegir a los directores de los centros docentes. El principal argumento esgrimido por el poder central era que si las universidades eran órganos representativos del gobierno, debía recaer en el señor Ministro la potestad de nombramiento de tales directores de centro, fundamentándose en los principios de jerarquía y autoridad por los cuales se guiaba el gobierno. Era una clara forma de mantener el control ideológico de las direcciones de los institutos de segunda Enseñanza, patente el divorcio existente entre el gobierno y la Universidad. Las demandas de reforma eran constantes desde hacía años por parte del alumnado y de las plantillas docentes. Finalmente, en 1928, se sentaron las bases para una reforma universitaria (RD de 19 de Mayo de 1926), si bien los anhelos de autonomía nunca fueron satisfechos. Los principios antes aludidos de jerarquía y autoridad se dejan entrever en la elaboración de la nueva legislación. Los planes de estudio van a ser profundamente reformados, si bien serán las Juntas de Facultad las encargadas de organizarlos. Pese a ello, una de las nuevas medidas creará un profundo malestar entre los estudiantes y los profesores. Se trata de la equiparación de los títulos de ciertas universidades privadas con los oficiales. A raíz del artículo 53 del Plan Callejo, varios catedráticos dimitieron y un amplio sector del alumnado –liderado por la FUE- iniciaron la huelga a la que el gobierno respondió con el cierre de las aulas y la pérdida de matrículas. 78 RO sobre las propagandas por medio de la Cátedra, en Moral Sandoval, E. (dir.) Op. cit. p. 541
  • 30. 30 Esta situación repercutirá en el gobierno Berenguer, que mediante la reforma del Estatuto General de la Enseñanza Universitaria, intentará normalizar la situación, si bien ésta será una nueva falla entre el ejecutivo y la comunidad estudiantil.
  • 31. 31 VI. HACIA UNA IDENTIFICACIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES 1. MUNDO UNIVERSITARIO En estos años, coexisten en Castilla dos universidades: la de Salamanca, y la de Valladolid. Si bien la primera, en lo que respecta a la relación con las élites se encuentra muy identificada a nivel nacional, es bien cierto también que en la región le va a ganar la partida la Universidad de Valladolid, más vinculada a la élite local que aquélla, pero más alejada del grupo dirigente del país. Predominan, por lo tanto, los parlamentarios de principios del siglo XX que han sido formados en la Universidad de Valladolid. En esta época ejercen su mandato dos rectores: Calixto Valverde Valverde, y José María González Echávarri. El primero, cuyo gobierno comenzará antes de que tuviese lugar la Dictadura, llevará a cabo una gestión impecable de la institución académica, debiendo dimitir por motivos de salud79 . Católico muy significado, en todo tipo de causas sociales y culturales80 no se adhirió de forma pública a la dictadura, pero tampoco fue uno de sus más firmes opositores. En este sentido, Tanto Valverde como Echávarri, también significado católico, marcan la línea de la Universidad: la aceptación tácita del nuevo statu quo gubernamental, pero sin entusiasmo, y dejando bien claros dos privilegios tradicionales del fuero universitario: autonomía e independencia jurídica. Ambas serán atacadas por el gobierno surgente. Entre los catedráticos más vinculados a los demás grupos de poder encontramos los ya omnipresentes Antonio Royo-Villanova, hermano del Rector de la Universidad de Zaragoza, -son sobradamente conocidos sus intereses en la región- y brazo derecho de Santiago Alba tanto en política como en algunos de sus negocios, Eduardo Callejo de la Cuesta, que será concejal del consistorio vallisoletano durante el directorio militar, para pasar a ser Ministro de Instrucción Pública con el Civil, Claudio Sánchez Albornoz, que en 1926 ingresará en la RAH... son sólo algunos de los ejemplos más representativos. 79 AUV nº 5 Julio-Septiembre 1929 (p.364) 80 Estudiando con detenimiento el BOEAV se aprecian algunos de los más significativos actos en los que el Rector tuvo participación: la significativa donación económica en la creación de la estatua del Sagrado Corazón de la Catedral de Valladolid (BOEAV nº8, 1923), en el homenaje a Don Remigio Gandásegui (BOEAV nº 15, 24-12-1924), en la Organización de la Semana Ascética (BOEAV nº 4, 24-3-1924) y en la peregrinación de católicos a Roma junto a otras personalidades de la vida vallisoletana.
  • 32. 32 2. PRENSA La prensa va a ser una escuela de promoción para las élites muy importante, llegando a formar parte de los negocios de más de un político del final de la Restauración. Para el período de 1921-1923, entre 52 diputados contabilizados, 17 de ellos se encuentran relacionados de una u otra forma con el mundo periodístico81 . GRÁFICO II FUENTE: Carasa Soto (1999). Elaboración propia. En el plantel de periodistas nos encontramos a César Silió, Santiago Alba, Antonio Royo Villanova, Enrique Gavilán, Diego González Garrido, Gómez Díez, Martín Fernández, Zarandona... No sólo vinculados de una u otra forma al periódico fuerte, El Norte de Castilla, sino propiciando y desarrollando proyectos empresariales de creación de nuevos diarios, como La Libertad, El Eco de Castilla, La Opinión, Diario Regional, y los intentos de Zorita y Giraldo de fundar sendos periódicos en Tordesillas y Medina del Campo, respectivamente. 81 CARASA Soto, P. Élites políticas en la Restauración. “Congreso Valladolid, historia de una ciudad”. Op. cit.
  • 33. 33 Pero este grupo de poder no sólo se nutre de estos grandes periodistas. Hay un elevado porcentaje de miembros de esta élite que participa y colabora con artículos de fondo y de opinión en los periódicos de la región. GRÁFICO III FUENTE: Carasa Soto (1997). Elaboración propia. - El Norte de Castilla – Es de sobra conocida la trayectoria liberal del decano de la prensa castellana. Fundado en 1851, fue en 1893 convertido en sociedad anónima por Santiago Alba y Antonio Royo-Villanova, conversión en la cual participó Julio Guillén. Con un merecido prestigio periodístico ganado en toda Castilla por su seriedad y rigor, fue El Norte de Castilla la auténtica plataforma política del albismo vallisoletano, si bien Alba compró junto a Guillén La Libertad de Madrid como medio propagandístico para afianzar su carrera en la capital de España. Francisco de Cossío, llevó bajo su dirección al diario castellano hasta uno de sus mejores momentos profesionales.
  • 34. 34 Durante la Dictadura, con Alba en Biarritz, serán directores Ricardo Allué, y posteriormente Federico Santander, quienes a su vez eran arrendatarios del Teatro Calderón de Valladolid82 . Contaba El Norte de Castilla entre su pléyade de plumas inquietas a personajes muy bien conocidos por los vallisoletanos del primer tercio de siglo: los citados Santander, Cossío, que obtenía en su sección Ensayos gran popularidad entre los lectores; Royo- Villanova, Juan Bellogín, Carlos Rodríguez Díaz, Eduardo López Pérez, Jacinto Altés, los hermanos Ricardo y Fernando Allué, Pedro Carreño, José María Vela, Nicolás Pedrogín, Francisco Carmo, José Antonio Sanfelices, Francisco Gallardo, Luis de Benito, Agapito Velasco, y el caricaturista Gregorio Hernández (Geache). -El Diario Regional- Será la voz del confesionalismo desde su fundación allá por 1907 por el abogado Justo Garrán Moso83 que había participado anteriormente en la creación del periódico El Porvenir. Si bien era este último conservador, con la aparición de Diario Regional vino a llenar el vacío existente entre la prensa tradicionalista, conceptualizado más en términos ideológicos de la necesidad de una plataforma pública sobre la que proselitar las bondades de aquéllos, que como el medio empresarial de obtener pingües beneficios. Justo Garrán, amén de su importancia en lo que a proyectos periodísticos se refiere, fue un, si no intelectual, si en cambio un ilustrado inquieto y peculiar. Promocionó diversas asociaciones relacionadas con la Iglesia, como la creación de una sociedad anónima que gestionase el Colegio de San José de Valladolid. Dejando de lado su actuación política del lado del gamacismo y del maurismo, perteneció a la Casa Social Católica, co-organizador de las Conferencias de San Vicente de Paúl, y miembro del Claustro Extraordinario de Doctores de la Universidad de Valladolid. El Diario Regional, el segundo después de El Norte de Castilla, contaba con personalidades de la derecha vallisoletana. Entre suscriptores y accionistas, como bien señala Palomares, destacan Luis Silió, Francisco Presa, Manuel Valls, Andrés Martín Mateo, Rafael Alonso Lasheras, Andrés Mateo Brezmes, Ignacio Pizarro, Francisco Mendizábal, Mauro García, Virgilio García Antón, o Antonio González Martín. La labor periodística de Diario Regional era la de, siendo un aparentemente diario independiente, cantar las excelsas virtudes del Régimen. Lógicamente, no sufrió la censura de un modo implacable, como ocurrió con El Norte, es por ello que supone una excelente herramienta de trabajo para el historiador, ya que da numerosos datos sobre los principales acontecimientos de la provincia. 82 ATC. Leg. 46. Contrato de Arrendamiento entre la Sociedad propietaria del Teatro Calderón y Federico Santander y Ricardo Allué. 83 Carasa Soto, P. (1997) op. cit.
  • 35. 35 3. ABOGADOS Y HOMBRES DE LEYES Abogados y magistrados son moneda común en la élite política de este período. Incluso sagas familiares de hombres de leyes que amplían su carrera a través de la política en función de sus contactos a todos los niveles de la administración. Estos abogados, acabarán por ocuparse exclusivamente al parlamentarismo, en detrimento de su profesión. Entre los parlamentarios del final de la Restauración (por el Distrito de Valladolid) encontramos, de cerca de cuarenta, la mitad que son licenciados en derecho o abogados. GRÁFICO IV FUENTE: Carasa Soto (1997). Elaboración propia. Entre estos parlamentarios nos encontramos con Lázaro Alonso; por supuesto Santiago Alba y Antonio Royo-Villanova; Francisco Clemente de Diego, además catedrático; Joaquín Fernández-Prida; Juan Antonio Gamazo, hijo de Germán Gamazo (el Cacique de Boecillo); el también periodista Justo Garrán, Enrique Gavilán, que sería después alcalde, Emilio Gómez Díez; Justo González Garrido; Antonio Jalón Jalón; Mariano Martín Fernández; literato y periodista además de licenciado en leyes, Mauro Miguel Romero; Julio Pimentel Alonso-Pesquera; el también militar Rodríguez de Morales; Manuel Semprún Pombo; César Silió; uno de los lugartenientes de Alba, Leopoldo Stampa; el Rector Calixto Valverde; o Santos Callejo Díez.
  • 36. 36 Algunos de ellos no ejercen en Valladolid, sino que optan por desarrollar su trabajo en Madrid, la capital del poder político nacional, creándose toda suerte de contactos y de vínculos amistosos con una única finalidad: su promoción política. 4. MÉDICOS Serán los médicos algunos de los grandes apoyos de la dictadura. Al contrario que en otros sectores socio-laborales, la sólida burguesía medio-alta formada por los profesionales de la salud suponen un grupo importante a tener en cuenta, no por su cuantía, pero sí por su capacidad económica y por su corporativismo, máxime, cuando la figura del médico rural era entre los pueblos una de las tradicionalmente consideradas como fuerzas vivas. A ello se suma la característica omnipresencia del médico rural en la gran mayoría de los pueblos de la provincia. Controlar este sector laboral era controlar gran parte de los pueblos, si bien estaban mejor considerados públicamente los médicos que los sacerdotes, encontrándose éstos en la misma situación: fuerzas vivas, extendidas por todos los núcleos con una gran capacidad de influencia sobre sus conciudadanos. El siguiente cuadro muestra algunos de los médicos más importantes de Valladolid, que firmaron en los primeros momentos el manifiesto de adhesión a la UPC:
  • 37. 37 CUADRO III MÉDICOS FIRMANTES DEL MANIFIESTO DE LA UPC NOMBRE I APELLIDO II APELLIDO José Barreda Rodrigo Francisco Becares Fernández Jesús Benito84 Cipriano Blanco85 Florentín Bobo Francisco Burgo de Prada Rigoberto Cortejoso Alfredo Echávarri Rodrigo Esteban Cebrián Mariano Fernández Corredor Julio Francia Manjón Miguel García Canal Félix Igea Antonio Laguna Antonio Miguel Román José Morales Moreno Leandro Pastor Amando Represa Navas Antonio Rodríguez Moro Vicente Segarra Lascutain86 Blas Sierra Rodríguez Hilario Uña87 Daniel Vaca González Ramón Valverde Alonso FUENTE:Palomares Ibáñez (1996). Elaboración propia. 5. EL ATENEO DE VALLADOLID: ENTRE EL REGIONALISMO Y LA CULTURA El Ateneo de 1909 había sido un empeño personal de algunos de los más importantes hombres de la ciudad, que a su vez pertenecían a otras instituciones y empresas de respaldo y solvencia. Vicente Gay, Francisco Zorrilla, Villegas, Ignacio Villa, Sanz 84 Dentista 85 Dentista 86 Catedrático de Medicina y ex -rector 87 Familiar del ex senador Miguel Uña, accionista del Teatro Calderón
  • 38. 38 Izquierdo, Sanz Benito, Ilera Medina, Ignacio Vergara, Tejerían, Manzanares, Gómez Argüello, Federico Santander, Pérez Mínguez, Samaniego Cegama, García Lesmes, Torrecilla, Emilio Villegas, Fernández Gabalda, Andrés Torre Ruiz... es decir, catedráticos, escritores, historiadores, ingenieros y hombres de negocios con hondas inquietudes intelectuales, serán los que, en primera instancia, formen el cuerpo local de la cultura. Su sede en el Círculo Mercantil, no resulta casual. Muchos de estos nombres se encontraban detrás de las empresas más significativa de la ciudad. La Junta de gobierno quedó configurada del siguiente modo: CUADRO IV JUNTA DIRECTIVA DEL ATENEO VALLISOLETANO (1909) CARGO NOMBRE I APELLIDO II APELLIDO _______________________________________________________________________ Presidente Vicente Gay Fournier Secretario 1º Mariano Sanz Izquierdo Secretario 2º Andrés Torre Ruiz Contador Eduardo Villegas Tesorero Francisco Zorrilla Bibliotecario Baldomero Díez Vocal 1º Benito de la Cuesta Maroto Vocal 2º Isidoro de la Villa Vocal 3º Baldomero Villegas Vocal 4º Antonio Royo Villanova Pres. Secc. Literatura y Bellas Artes Narciso Alonso Cortés Pres. Secc. Ciencias Sociales Ángel María Álvarez Taladriz Pres. Secc. CC. Físicas y Naturales Cesáreo Martínez Aguirre Pres. Secc. Militar Daniel Gabarda Fuente: Campos Setién, op. cit. Elaboración propia. Santiago Alba actuó como mecenas de la nueva docta casa, e incluso cuando el Círculo mercantil cambió su domicilio, cedió parte de sus enseres a la entidad cultural88 . Entre el plantel de colaboradores que desfilaba por la tribuna del ateneo, destacan Emili Gómez Díez, Ricardo Allué, Matías Peñalba, Enrique Gavilán, Justo González Garrido, Francisco de Cossío, Álvaro Olea Pimentel, Royo Villanova, Narciso Alonso Cortés, Óscar Pérez Solís, María Teresa León, Misael Bañuelos, José María Barbáchano, Gregorio Fernández, Carlos Alonso Sánchez... es decir, hombres de política, albistas o antiguos 88 COSSÏO, F. De. Confesiones. Mi familia. Mis amigos. Mi época. Madrid: Espasa-Calpe, 1959. pp. 82-86.
  • 39. 39 gamacistas ahora vinculados al maurismo, hombres de negocios, catedráticos, la mayor parte abogados o licenciados en leyes... y con la preocupación del regionalismo castellano como tema común a todos ellos89 . En 1915, se inauguran las conferencias de pago. En el púlpito de oradores, César Silió, Miguel de Unamuno, Royo Villanova, Blanca de los Ríos y Santiago Alba, quien fue sustituido por el senador y catedrático de Farmacia de la Universidad Central de Madrid, José Rodríguez Carracido90 . Entre los títulos de las ponencias, de nuevo referencias a la crisis del Estado (en alusión al problema catalán) y al regionalismo. Así destacan la de César Silió Necesidad de ideales nacionales para el resurgimiento español; la de Unamuno Lo que puede aprender Castilla de los poetas Catalanes; Castilla, Aragón y Cataluña como factor de la nacionalidad española; y Concepto positivo de la Patria, de Royo Villanova y Carracido, respectivamente. Estas conferencias de pago que se venían celebrando en el Teatro Lope de Vega, pasaron, por necesidades del aforo, al Teatro Calderón de la Barca. Allí, pudieron lanzar u mensaje Emilia Pardo Bazán, con La realidad de la Patria, Eugenio D´Ors, La cultura militante. Un año después, en 1921, Manuel Burgos disertaba sobre El momento político pañol. Era la víspera del golpe de estado. GRÁFICO V FUENTE: Carasa Soto (1999). Elaboración propia. 89 ORDUÑA, E. El regionalismo en Castilla y León. Valladolid: Ámbito, 1986. 90 CAMPOS Setién, J.M. op. cit. p. 836
  • 40. 40 CUADRO V ____________________________________JUNTA DE ACCIONISTAS (REUNIONES ANUALES)_________________________________________ NOMBRE Y APELLIDOS 1922 b 1923a 1923 b 1924 1925 1926 1927 1928 1929 a 1929 b 1930 a _____________________________________________________________________________________________________________________________ 1. Baldomero Alonso 65 67 67 67 67 67 72 72 72 72 72 2. Aquilino Sánchez 38 38 38 38 38 38 38 38 38 38 38 3. Eustaquio Sánchez 37 37 37 37 37 - - - - - - 4. María Martínez - - - - - 31 31 31 31 31 31 5. Julio Alonso 15 15 15 15 15 - - - - - - 6. Mauro Miguel 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 7. Martín Sanz 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 8. Victoria Alonso 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 15 9. Miguel Uña 8 8 8 8 8 8 8 8 8 8 8 10. Asunción Pimentel 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 11. Cándido Pintó 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 12. Josefa Reynoso 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 13. Jerónimo López 5 5 5 5 5 5 5 - - - - 14. Petra Calvo - - - - - - - 5 5 - - 15. Federico Tejedor 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 16. Agustín Cacho 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 17. Julio Camacho 3 3 3 3 3 3 - - - - 18. Mª Concepción Perez 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 19. Jesús Sánchez - - - - - 3 3 3 3 3 3 20. Luis Sánchez - - - - - 3 3 3 3 3 3 21. Antonio Royo (Villanova) 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 22. Hº de Catalina Morales 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 23. Manuel Montalvo 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 24. Alberto Montalvo 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 25. Rita Álvarez 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 26. Elisa Álvarez Bisbal 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 27. Primitivo Palacios 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 28. Dionisio Pintó Lara 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 29. Tomás Villanueva 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 30. Enrique León 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 31. Francisco Guzmán 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 32. Luis Hurtado 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 33. José Rico Martín 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 34. César Tresgallo 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 35. Francisco Pisón 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 36. Vicente Quijano 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 37. Mª del Carmen y Manuel Casado Tranesi- 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 38. (...) Luis Callejo 2 - - - - - - - - - - 39. Mercedes Villanueva 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 40. Herculano Pinilla 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 41. Filomena Mínguez - - - - - - - - - 2 2 42. Pilar Cavada 1 1 1 1 1 1 2 - - - - 43. Carlos Gutiérrez (y Hnos) 1 1 1 1 1 1 - - - - - TOTAL ACCIONES 284 284 284 284 284 284 284 284 284 284 284 TOTAL ACCIONISTAS 37 36 36 36 36 38 35 35 35 34 34 CUADRO DE FECHAS 1922 b 20 Ocubre 1922 1923 a 30 Abril 1923 1923 b 14 Noviembre 1923 1924 14 Mayo 1924 1925 14 Mayo 1925 1926 14 Mayo 1926 1927 14 Noviembre 1927 1928 28 Mayo 1928 1929 a 29 Mayo 1929 1929 b 25 Noviembre 1929 1930 a 31 Mayo 1930 FUENTE: ATC. Libro de Accionistas del Teatro Calderón. Elaboración propia.
  • 41. 41 6. OTROS ÁMBITOS IDEOLÓGICOS: LA ÍGLESIA La Iglesia se ha mantenido a lo largo de la restauración muy ensimismada. Tras su alto nivel de actividad durante los inicios del siglo XIX vinculados a la Guerra de la Independencia y la posterior pugna por el poder contra los liberales, entra en el siglo XX en una fase de decaimiento, fruto del auge de teorías relativistas y materialistas, que van a marcar las pautas hasta la Guerra civil. Tan sólo los breves años de la Dictadura de Miguel primo de Rivera van a suponer un balón de oxígeno para la Iglesia Española. No obstante, habría que citar a un puñado de obispos,que supieron llevar las riendas de la institución dando grandes muestras de capacidad, de decisión y de responsabilidad en el uso del poder. Es ineludible señalar la figura de Remigio Gandásegui, el Arzobispo de Valladolid91 que renovó la concepción de fe pública durante los años de su pontificado. Vicente Alonso Salgado, senador por Valladolid y Granada durante los años 1899 y 1900, 1907 y 1921- 1922; o Antonio Álvaro Ballano, senador en el año 1922-23; Manuel Castro y Alonso, senador por el Arzobispado de Zamora entre 1918-1919, y en 1923 por Valladolid; y Juan Diego y García de Alcolea, senador entre 1905-1908 y 1914-1915. Álvaro Ballano fue una de las mentes religiosas más preclaras. Con 37 años era nombrado Obispo de Apolonia, a lo que sumaba ya los cargos de Catedrático de Metafísica, fue profesor de hebreo y llegó a ser juez de grados de Teología y derecho Canónico. Por otro lado, Vicente Alonso Salgado destacó entre sus méritos intelectuales su docencia en las Escuelas Pías de Escolapios, y el Rectorado del Colegio Hispalense. En su etapa astorgana dirigió el Seminario Mayor. Juan Diego y García de Alcolea se graduó en la Universidad Pontificia de Santiago de Compostela. Doctor en sagrada teología y licenciado en derecho canónico, su afán estudioso le permitió ocupar sucesivas cátedras: de Metafísica, de Instituciones Sagradas, de Sagrada Escritura. Fue senador por el Arzobispado de Valladolid entre 1905-1908, y 1914-15. Puede resumirse su apostolado en dos adjetivos calificativos: pedagógico, y social. Manuel Castro y Alonso estudió derecho en Valladolid, siendo nombrado doctor en la Universidad Central de Madrid. Cursó filosofía y teología en el Seminario Mayor Conciliar de Valladolid. Obtuvo en 1889 el cargo de Archivero diocesano en la Catedral de Valladolid. Sus méritos le hicieron ascender hacia el episcopado. Fue amigo personal de Germán Gamazo, y discípulo de Cascajares. Dirigió los periódicos eclesiásticos Revista Eclesiástica (1900-1907) y Revista del Clero, en cuya fundación había participado. De este modo nos encontramos que, a las puertas de la llegada de la dictadura, la Iglesia, pese a vivir unos tiempos de incertidumbre propios de la restauración, mantiene 91 Cfr. Con BERZAL de la Rosa, E. Remigio Gandásegui, un obispo para una España en crisis. Madrid. BAC, 1999.
  • 42. 42 entre sus altas esferas a personajes de muy alta valía intelectual, que suelen ocupar cargos de importancia y acaban por promocionar hacia la política, gracias a la designación senatorial que corresponde a cada arzobispado. La importancia de estos personajes, que influyen sobre una parte importante de la sociedad en temas clave, supone una notable ventaja estratégico-social.
  • 43. 43 VII. LA REACCIÓN DE LAS ÉLITES INTELECTUALES ANTE EL SONIDO DE LOS SABLES 1. LA PRENSA 1.1 El grupo en torno a El Norte de Castilla: Como bien relata Palomares en su libro sobre la Dictadura en Valladolid92 la primera reacción notoria es la producida por el Norte de Castilla, que abría la primera plana de su edición del día 14 de Septiembre93 con el titular “Un momento crítico para España”. El diario castellano, se ponía desde el primer momento a la vanguardia de la oposición a lo que en cuestión de horas iba a suponer ser una fulminación del régimen liberal- parlamentario. El mismo tratamiento de los acontecimientos –aún poco claros- se podía leer en la sección habitual de ensayos de Francisco de Cossío94 , quien se indignaba ante lo que consideraba una vuelta al ruido de sables decimonónico. No tardaría Santiago Alba en dimitir de su cargo al frente del Ministerio de Estado del gabinete de García Prieto. El Ejército no había visto con buenos ojos sus intentos negociadores con Abd-el-krim, responsable rifeño de la sangría española en Marruecos, por lo que muchos de los oficiales castrenses le consideraban un traidor a la patria. Previendo su inminente procesamiento en un Consejo de Guerra, Alba decidió que el exilio francés le permitiría estar lo suficientemente cerca, como para seguir los avatares de la turbulenta política española. Numerosas multas al periódico por saltarse la censura o simplemente por publicar artículos que se le pasaron a algún que otro censor, se tradujeron en suspensiones temporales, multas, cierres temporales e incluso destierros como el que le valió a Cossío en Chafarinas. Con todo, la posición de El norte de Castilla se mantuvo en la misma línea editorial que le había caracterizado, ya que el equipo de redacción seguía siéndole de aque círculo de periodistas, empresarios y escritores, que compartían el proyecto político de Santiago Alba. De la situación vivida da cuenta Cossío en sus memorias, y los primeros artículos tras la caída de la Dictadura, cuando ante la imposibilidad de criticar al poder censor, se haga leña del árbol caído. 92 Palomares Ibáñez (1996). Op. cit. P. 11 93 ENC, 14-10-1923 94 ENC, 14-10-1923
  • 44. 44 1.2 El católico Diario Regional: El segundo periódico de la región se diferenció notablemente en su actuación profesional en lo referente a la Dictadura. Si bien antes de la llegada de ésta, se había caracterizado por ser un diario católico -comprometido como era de esperar en el periodismo de la época- es cierto que fue uno de los medios que más se plegó a los dictados del grupo dirigente. Es durante el Directorio Militar cuando más va a aplaudir la necesidad de un “gobierno vigoroso, de la sustitución del Régimen parlamentario por el representativo “. Justo Garrán, propietario y director del mismo hasta 1927, en que es vendido a una empresa privada, marcará su línea, si bien tras la venta del diario ésta se mantuvo en los mismos parámetros conservadores y católicos que le habían caracterizado hasta ese momento. El apoyo del diario conservador hacia los diferentes pilares del régimen es evidente, especialmente cuando, excluidos los artículos de economía, internacional... etc... se ocupen de la crónica local. Las concentraciones del Somatén, las reuniones de la Unión Patriótica Castellana y las numerosas procesiones religiosas por la ciudad son motivo para hacer todo un panegírico a favor de estas instituciones del Estado Corporativo, así como para aumentar las cifras de asistencia y mostrar un aparente pero inexistente apoyo popular al gobirno, nacional, y local. 2. LA ÉLITE UNIVERSITARIA. ENTRE LA ADHESIÓN POLÍTICA Y LA DEFENSA DE SUS INTERESES ACADÉMICOS La tónica general de los investigadores locales ocupados de investigar este tema ha sido la de presentar a la Universidad como una institución carente de compromiso político, que se pliega a los dictados del Régimen desde el primer momento. Es en parte así y en parte no. El Libro de Actas de la Junta de Decanos y Autoridades va a dar una información preciosa al respecto, que contrastará con el vacío de otras fuentes universitarias. La primera acta consultada de esta Junta,95 es buen indicador de las primeras reacciones de la siete veces centenaria institución castellana. En una amplia redacción, se recoge la copia manuscrita de la moción remitida por el Rector al Directorio, a propósito de los rumores que indican la posible suspensión de algunas universidades, entre ellas la de Valladolid. En un excelso ejercicio intelectual, el responsable de la Universidad de Valladolid efectúa un doble juego. Por un lado, evita la confrontación directa, adheriéndose 95 AUV. Libro de Actas de la Junta de Decanos y Autoridades (1902-1925). Sesión 14-11- 1923. fol. 24. También en Palomares Ibáñez, Nuevos políticos... op. cit. p. 17 y en VVAA, Historia de la Universidad de Valladolid. Valladolid: Servicio de publicaciones de la Universidad, 1990. Vol.2, p. 608-609.
  • 45. 45 plenamente a la voluntad del Directorio. Se afirma la tranquilidad de la Universidad de Valladolid frente a los rumores de cierre, basadas además en su limpia y significativa trayectoria histórica y existencial. No obstante, el eje vertebrador del escrito va a estar constituido por la defensa de los intereses universitarios. Para esta defensa recurre ya a la crítica, en la que los dos temas fundamentales que reclama el Rector son mayores fondos para la universidad española, y la contrariedad hacia la creación de nuevos centros, especialmente en el norte de España, ya que perjudicarían al distrito de Valladolid. 2.1 Cerrando filas en pro de la convivencia pacífica en la Universidad: La mayor parte de los catedráticos y profesores ayudantes de la Universidad de Valladolid se plegaron sin más vacilaciones a la nueva situación política. Esta reacción no resultaba ilógica, ya que en pleno estado de guerra interior cualquier mínimo movimiento en falso suponía de facto el cierre automático de las aulas. Algunos de estos profesores llegaron más lejos, y se unieron a la Unión Patriótica, significándose al menos inicialmente con el Régimen. Cierto es que muchos lo hicieron como medio para desterrar toda posible duda que sobre su adhesión al Directorio pudiera recaer, pero son los menos. El siguiente cuadro muestra los catedráticos firmantes del Manifiesto de la Unión Patriótica y los primeros profesores adheridos: CUADRO VI CATEDRÁTICOS FIRMANTES DEL MANIFIESTO DE LA UPC Y PRIMERAS ADHESIONES NOMBRE I APELLIDO II APELLIDO FACULTAD Manuel Burillo Stolle (¿PT?) Eduardo Callejo de la Cuesta Derecho José Fernández González Derecho Clodoaldo García Muñoz Medicina Ramón López Prieto Medicina Francisco Mendizábal García Derecho Arsenio Misol Martín Derecho Enrique Nogueras Corona Medicina Vicente Sagarra Lascutain Medicina Mariano Sánchez Sánchez Medicina Saturnino Rivera Menescau (PT) FUENTE: Palomares Ibáñez (1996). Elaboración propia.
  • 46. 46 GRÁFICO VI FUENTE: Palomares Ibañez (1996). Elaboración propia. Hubo otros que, desde puestos de responsabilidad, y no siendo servidores del régimen, sí que se aprecia, no obstante, en ellos cierto mimentismo. Así apreciamos en la lectura del discurso del Rector González de Echávarri en la inauguración del curso académico 1928-192996 , que versaba sobre la hispanidad y el catolicismo como lazo de unión, un tema muy vinculado al directorio. También observamos este mimetismo en el anuncio de las conferencias de 1928 en Anales de la Universidad de Valladolid97 : “ boletín de noticias Extensión universitaria La labor desarrollada hasta la fecha en el curso 1927-28, de Extensión Universitaria es la siguiente: El día 21 de Enero comenzó el curso. Desarrolla el Rector de esta universidad, Excmo, Sr. D. Calixto Valverde el tema, “El régimen corporativo del Estado. su trascendencia en el derecho”. (...) día 21 de Marzo, el Ilmo. Sr. d. Santiago Fuentes Pila, Abogado y Gobernador civil de la provincia, se ocupó de la Crisis y transformación de la democracia”. 96 - GONZÁLEZ de Echávarri y Vivanco, J.M. Perspectiva internacional de la Santa Sede ante los pueblos de raza ibérica. Discurso de apertura curso 1928-29. 97 AUV. Anales de la Universidad de Valladolid. Nº1. Julio-Septiembre 1928. p.51
  • 47. 47 Ante temática tan elocuente, pocas dudas quedan al respecto de los intentos normalizadores de la universidad, y de otras muchas instituciones para con el régimen. En cuanto a la oposición de un grupo de docentes, existió, es verdad. Pero no tuvo entidad física. Las diferencias de opinión con la postura entonces “políticamente correcta” –en términos actuales- no era motivo de exteriorización en el ámbito público, por las gravosas consecuencias que ello conllevaba. Multas, detenciones y la devaluación pública del prestigio profesional, si bien esta actitud tendió a cambiar en los últimos momentos de la Dictadura, donde la significación política se hacía necesaria para forzar la máquina del cambio. El corporativismo existente entre la clase universitaria, además, evita cualquier tipo de delación o denuncia ante la autoridad pertinente en caso de críticas. El acendrado espíritu universitario – por un lado- y las aspiraciones librepensadoras de los catedráticos, formados con anterioridad bajo criterios de libertad hace difícil que apoyen activamente la Dictadura. Sobre los catedráticos que públicamente se oponen a la nueva situación política se encuentran Antonio Royo Villanova, Joaquín Fernández Prida, docente de derecho en cuatro de las principales universidades del país, el profesor Federico Landrove Moiño, hacia quien se lanzarán una serie de acusaciones no aclaradas en las fuentes98 . 2.2 El compromiso político del alumnado : El alumnado de la Universidad de Valladolid no va a destacar por su virulencia o agitación política. A decir verdad, si bien las fuentes hablan de huelgas y disturbios99 , no es menos cierto que éstos se producen desde principios de la década –lo que demuestra el inestable estado social en el que se encontraba el país-. La huelga, recurso indisoluble de la protesta, va a ser el medio elegido por los estudiantes para manifestarse en diferentes momentos. Así en 1923, ante el nuevo rumbo antiparlamentario que tomaba la nación, los estudiantes salen a la calle para mostrar su descontento. Los cargos académicos reaccionan con la autoridad que les compete. De este modo, el Consejo Universitario resolverá saldar la situación con las siguientes medidas: sanciones académicas, entre las que se encuentran la pérdida del curso, la supresión de exámenes, pérdida de matrículas, pérdida de matrículas de honor... así como otras medidas no académicas, sino judiciales100 . 98 AMVLA. Acta ordinaria de 3 de Diciembre de 1925. Fol. 1. Dice que se retiran las acusaciones hacia Federico Landrove, pero no precisa cuáles son éstas. 99 AUV, Libro de actas de la Junta de Decanos y Autoridades. Años 1902-1930. Acta de 21-4-29. 100 AUV. Libro de Actas del Consejo Universitario. Acta ordinaria de 6 de noviembre de 1923. Fol. 276.