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El túnel
Cap. I
Soy JuanpabloCastel,el pintorque matoa mira Iribarne; supongo que el proceso estáenel recuerdode todosyque no
se necesitanmayoresexplicacionessobre mi persona.
La frase “todotiempopasadofue mejor”noindicaque antessucedieranmenoscosasmalas,sinoque lagente lasecha
enel olvido.Yo,por ejemplo,me caracterizoporrecordarpreferentemente loshechosmalosy, así,casi podría decirque
“todo tiempopasadofue peor”, si nofueraporque el presente me parece tanhorrible comoel pasado.
En lo que a mí se refiere,deboconfesarque ahoralamentonohaberaprovechadomejorel tiempode mi libertad,
liquidandoaseisosiete tiposque conozco.Que el mundoes horrible,esunaverdadque nonecesita demostración.
Bastaría unhechopara probarlo,entodo caso: enun campode concentración unex pianistase quejode hambre y
entoncesloobligaronacomerse unarata, peroviva.
Cap. II
No sé si ya dije que voya relatarmi crimen.Conozcobastante bienel almahumanapara prever qué pensaránenla
vanidad.Piensenloque quieran:me importaunbledo;la opinión ylajusticiade loshombres.Supongan,pues,que
publicoestahistoriaporvanidad.De lavanidadnodigonada: creo que nadie estádesprovistode este notable motordel
ProgresoHumano.
Cuandoera chicome desesperabalaideade que mi madre muriera algúndía, no imaginabaque mi madre pudiesetener
defectos.Ahoraque noexiste,debodecirque fue tanbuenacomopuede llegaraserlounserhumano.Sinembargono
relatoestahistoriaporvanidad,me animala débil esperanzade que algunapersonallegue aentenderme.AUNQUESEA
UNA SOLA PERSONA.
Podría hablarhasta el cansancioy a gritosante unaasambleade rusosy nadie me entendería.¿Se dancuentade loque
quierodecir?
Existióunapersonaque podríaentenderme.Perofue,precisamente,lapersonaque mate.
Cap. III
Todossabenque mate a María Iribarne Hunter,peronadie sabe comola conocí, que relacioneshuboexactamente entre
nosotrosy comofui haciéndome laideade matarla.
Presente uncuadro llamado “Maternidad”,enel Salónde Primaverade 1946, enBuenos Aires.Todoel mundopasabay
mirabael cuadro perono se fijaban enuna pequeña ventanita que habíaarriba a la izquierdadel cuadro,enlacual
había pintadauna mujerque mirabaal mar, solose fijabanenlaimagende primerplano, porque creíanque ese
pequeñodetalle soloeraunadorno.
Una mujerpaso y miroel cuadro,pero a diferenciade lasdemáspersonasse fijoen esaescenade laventanita,después
de un rato desapareció entre lamultitud,yovacilabaentre unmiedoinvencibleyunangustiosodeseode llamarla.Sin
embargocuando desapareció me sentíirritado,infeliz,pensandoque podríanoverlamás,perdidaentre habitantes
anónimos de buenosaires.
Volvía casa, nervioso,descontento,triste. Hastaque clausuroel salón,fui todoslos díasy esperabacercapara
reconocera las personasque se parabanfrente ami cuadro.Perono volvióaaparecer.Durante lossiguientesmeses
solopensé enellayenla posibilidadde volveraverla.Solopinte paraella.
Cap. IV
Una tarde, porfin,la vi por la calle.Caminabaporlaotra vereda,comoquientiene que llegaraun lugardefinidoauna
hora definida. Sentíunaindescriptibleemoción,imagine tantascosas,que al verlanosupe que hacer.La muchachapor
lovisto,solíavisitarsalonesde pintura.
Creo haberdichoque soymuy tímido;por esohabía pensadoyrepensadounprobable encuentroyentablaruna
conversaciónapropósitode algunosde loscuadros.Despuésde examinarestaposibilidad,laabandone.Yonuncaibaa
salonesde pintura. Diré antesque nada, que nome gustanlosgrupos,sectas,cofradías,gremiosy cosaspor el estilo.
Tampoco lajerga yla vanidadde estosgrupos,de creerse superioresal resto.Tomoel ejemploque se me ocurre eneste
momento:el del DoctorPrato.Tiene muchotalentoylocreía un verdaderoamigo.
Un día Prato me invitoauna fiestade unasociedada laque el pertenecía:laSociedadPsicoanalítica.Allíhabíauna gran
calidadde gente,pero decidísalira lacalle.Allípensé que losgruposque menosme gustabaneranlosde pintores,por
culpade loscríticos ya que ellossolocriticansinsabercómo se pintaun cuadro,como si unapersonaque no ha llegado
a tocar unbisturí le critique el trabajoaun cirujano.Lo mismopasacon la pintura.
Cap. V
Debía descartar,pues,laposibilidadde encontrarlaenunaexposición.Podíasuceder,que ellatuviera unamigoque asu
vezfuese amigomío.En ese caso,bastaría con unasimple presentación. Peroluegodescarte estaposibilidad,encontrar
un amigosuyoera tan difícil comoencontrarlaaellamisma.Luegopensé enotraposibilidad,el encuentro conMaría en
la calle,perolomaloesque había un problema ¿Quiéniniciaríalaconversación?soymuytímido,e incapaz,entonces
solome quedabauna posibilidad:que ellainiciaralaconversación.
Durante variostiempos me imagine encuentros,enlosque,ellainiciabalaconversaciónyapartirde esoyo continuaba.
Peroel problemaestabaenque ella,empezarapreguntándome poralgotanalejadocomoel arte o sobre la impresión
que le había causado mi ventanita.
Una noche llegue ala conclusión:eraimposible que yotomaralainiciativa,yaunmásdifícil que si ellalatomara, fuera
a preguntarpor mi cuadro.
Cap. VI
Al verlacaminarpor la vereda de enfrente,todaslasvariantesse amontonaronyrevolvieronenmi cabeza.Mientras
tanto me sentíatan nervioso yemocionadoque noatinabaa otra cosa que a seguirsu marcha por laveredade
enfrente.Caminamosvariascuadras,diovueltaenlaesquinade SanMartin,caminounospasosy entro enedificiode la
CompañíaT y entre detrás.Esperabael ascensoryle pregunte:¿este esel edificiode laCompañíaT?,ellase diovuelta
con sencillezyme respondióafirmativamente,peroenseguidaal mirarme,se sonrojotanintensamente,que comprendí
que me había reconocido
Me emocione tantoque soloatine aotra pregunta: ¿por qué se sonroja?Me ibaa respondercuandoperdíel control y
agregue:se sonrojaporque me ha reconocido.He pensadoenustedvariosmeses,tengoalgoque preguntarle,algo
referente alaventanita¿comprende?Asustadarespondió¿Qué ventanita? penséque si ellanose acordabade la
ventanita,eraporque nole había dadomayor importancia,sinoporsimple curiosidad.
Veoque me he equivocado.BuenastardesySalíapresuradamente casi corriendoenunadireccióncualquiera.Oídetrás
una vozque me decía:¡señor,señor!Era ellame había seguido,al instante dijo:perdóneme,señor...perdone mi
estupidez...estabatanasustada...que no advertíque ustedpreguntabaporlaescenadel cuadro.¿Entonceslarecuerda?
Le pregunte. Si,larecuerdoconstantementeagrego,luegoparecióarrepentirsede loque dijoyse echoa correr.
Salí corriendotrasellahastaque comprendílo ridículode la escena,noeranecesario,podríaverlaencualquier
momento,ala entradao a la salidade la oficina.Loimportante eraque recordabalaescenade la ventana,estaba
contento.
Cap. VII
¿En la oficina?Me pregunte envozalta,¿Y quién me había dichoque trabajabaen laoficina?La ideade perderlapor
variosmesesopara siempre me da vértigoy ya sinreflexionarcorrí; prontome encontré enla puertade la compañíaT,
y ellanose veía por ningún lado. Salíde la compañía y me senté enfrente aver si la veía,perono la
vi por ningúnlado.Al pocotiempo decidíiral ascensory subira versi de prontola veía,pero luegode buscarlaenlos
demáspisos,nola encontré.Salíde lacompañía y pensé en3 posibilidades:
1. La gestión eralarga; enese caso había que seguiresperando.
2. Después de loque había pasado, quizáestabademasiadoexcitaday habría idoa dar una vueltaantesde hacerla
gestión;tambiéncorrespondíaesperar.
3. Trabajabaallí; eneste caso había que esperarhastala hora de salida.
Después de que pasaron unas cuantas horas, descarte las dos primeras posibilidades, solo me quedaba esperar a que
saliera el personal de la empresa.
A lasseisy minutossalieronlosprimerosempleadosyalas seisymediaya habían salido casi todos los empleados, solo
quedabanlosempleadosque ocupabanlos cargos más altos, y decidí esperar hasta las siete. Pero a esta hora tampoco
había salido ella, todo había terminado.
Cap. VIII
Llegue muydeprimidoami casa, perono deje de ordenary clasificarlasideas,oellaentroparahacer una gestióno
trabajabaallí.
Pensé que ladiligenciaque habíaidohacer,la hubierapospuestoparaotrodía por el trastornodel encuentro,osi era
que trabajara allíhabría decidido irasu casa por el encuentro. Enestosdoscasos era conveniente que volvieraal día
siguiente.Perolaterceraposibilidaderafatal, habíapensadoenque la diligenciaque María tuvieraque hacerfueramuy
corta y que mientrasque labuscaba,ellahubierasalidoy nonos hemoscruzado.En este casode nadaserviríair al día
siguiente,perohabíadosposibilidadesfavorablesyme aferre aellascondesesperación.
La frase de María: “La recuerdoconstantemente” me habíadejado pensativo,imagine que podíapasarmuchotiempo
antesde volvera encontrarla.Era necesariome encontré diciendoenvozalta,variasveces:“¡Esnecesario,es
necesario!”.
Cap. IX
Al día siguientefui alacompañía T y me puse a esperarenel café,hasta que la vi salirdel subterráneo,inmediatamente
me levante de unsaltoy corrí hacia ella.Cuandome vio,se detuvocomo si se hubiese convertidoenpiedra,latome del
brazo y sindecirni una solapalabrala arrastre por lacalle endireccióna laplaza. Me pregunto:¿adónde me lleva?Yle
respondí:a la plazaSan Martin.NecesitohablarconUstedurgente.
Cuandollegamos ala plazabusque unbancoalejadoynos sentamos.Le pregunte ¿porque se había ido?y me
respondióque no sabía.Luegode hablarun rato,le dije que necesitabade ella,yme pregunto¿Porqué?,y le dije
porque ellaeralaúnica que se había fijadoenesaescenade mi cuadro, por lotanto pensabaigual que yo. Luegode un
largotiempode hablar, María dijo:“perono se qué ganarías con verme.Hagomal a todoslosque se me acercan”.
Cap. X
Quedamosenvernospronto.Me diovergüenzadecirle que deseabaverlaal otrodía o que deseabaseguirviéndolaallí
mismo.Esa mismanoche le hable porteléfono,me atendióunamujeryle dije que necesitabahablarconla Srta. María
Iribarne,casi instantáneamenteoísu voz,perocon un tonooficinesco.
Le dije que necesitabaverla,yellame pidióque esperaraunmomento, descargolabocinadel teléfono, ycuandovolvió
al teléfono le dije:“necesitoverla,María”,el silenciode surespuestame inquietohastaque dijo:“yotambién,nohe
dejadode pensarenUsted, todo estome parece muyextrañoy estoy muyperturbada.
De repente me dijoque debíacolgarporque viene gente,noconforme le respondíque lallamaríapor lamañana muy
temprano.Ellaaccedió.
Cap. XI
Pase una noche agitada.Nopude dibujarni pintar,aunque intente muchasvecesempezaralgo. Salía caminar y de
prontome encontré enlacalle Corrientes.Me sentídiferente,mirabaala gente consimpatíay antessiempre he mirado
con antipatíay hasta con asco, sobre todoenlos amontonamientos.
Esa noche,pues,mi desprecioporlahumanidadhabíadesaparecido.Entre al café Marzotto,en ese lugarva gente a oír
tangos,peroa oírloscomo uncreyente enDiosoye “La pasión según San Mateo”
Cap. XII
A la mañanasiguiente,aesode las diez,llame por teléfonoaMaría, me dijeronque habíasalidopara el campo.Me
quede helado, perome habíadejadounacarta. Fui a buscar dichacarta encasa de María, esahí cuando conocí al Sr.
Allende,esposo de María. Era unhombre altoy flaco, tenía losojosbienabiertos,pues,eraciego.Me pidióque leyera
mi carta con tranquilidad,aunquesiendode María no debe sernadaurgente,me dijo.
Abrí el sobre,saque lacarta; decía unasola frase:“Yo tambiénpiensoenusted.MARIA”.
CuandoAllende sintiódoblarel papel me dijo:“Nadaurgente,supongo.”No,le respondí.
Allende me dijoque María se había idoa la estanciade sufamilia,peroque en estosmomentosestabaenmanosde su
primoHunter.“He oído hablarde él” respondícon amargura. En ese momento decidíirme,me acompañohastala
puertay me despidió.
Cap. XII
Después de lacharla con Allende,necesitabadespejarmeypensarcontranquilidad. Me preguntabacosas:¿cómo
porque María no me había dicho que eracasada, y porque teníaque ir a laestanciaa estar con Hunter?Estas yotras
preguntasdabanvueltasenmi cabeza.
Todavía me seguía pareciendoextrañoel porqué se encerrabaMaría para hablar por teléfono. Deduje que ellatambién
hablabacon otroshombres,comolo hacía conmigo,ya que a la mucamale parecióextrañocuando llame a sucasa
preguntandoporlaseñoritaIribarne,cuandolosdemásle decían soloMaría.
Volviendoal temade lacarta, reflexione ysaque másdeducciones,comolaformaenque me hizollegarlacarta.
Olvide mis razonamientos y me dedique mejoratratar de recordar que eralo que tenía surostro, ya que me hacia
recordar algodel pasado. Sentíque el amor anónimo que había alimentadodurante años de soledad, se habían
concentradoen María.
Trate de dejaratrás misstontas deduccionesacercade Hunter,la Estancia,el teléfono,etc. Peronopude.
Cap. XIV
Los días siguientesfueronagitados.Enmi precipitaciónnohabíapreguntadocuandovolveríaMaría de laestancia;ese
mismodía llame porteléfonoparaaveriguarlo,lamucamano sabía nada, entonces le pedíladirecciónde laestancia.
Esa noche escribíuna carta desesperada,preguntándole cuando volveríayque me llamaraurgente.
Tuve un sueño:visitabade noche unaviejacasasolitaria.Erauna casa conocidapor mi desde lainfancia,algunos
recuerdosme decíanel caminoque debía seguir,perosentíaque habíanenemigosygente que se burlabande mi,yde
mi ingenuidad. Tambiénsentí que renacíanlosamoresde infanciaque había tenidoylassensacionesque estosme
hacían sentir,perocuandodesperté, comprendíque lacasa del sueñoera María.
Cap. XV
Mi pensamientoeracomounexploradorperdidoenunpaisaje neblinoso: veíacosasvagas,siluetasde hombresycosas,
indecisos perfilesde peligrosyabismos.Lallegadade lacarta fue como la salidadel sol.
Un sol nocturno, nosé si se puede decirestopero,“Nocturno”erala palabra másapropiadapara María.
La carta que me enviódecíaque los paisajesque veíale traían recuerdosy que cuando se paraba enfrente del marveía
como Yo me interponíaentre el mary ella.Luegode que termine de leerlacarta,tuve la extrañacertezade que María
era mía ysolomía. Sinembargolahabía matado,debidoa que soy un estúpido,egoístay cruel.
Cap. XVI
AmabadesesperadamenteaMaría y no obstante lapalabraamor no se había pronunciadoentre nosotros.Espere
ansiososuregresode la estancia,peroellano volvía.Crecióenmi unaespecie de locura,le escribínuevamente pero
ahora le confesé mi cariñohaciaella.
A losdías recibí unarespuesta:”tengomiedode hacerte muchomal”.Le conteste que nome importabael mal que
puedahacerme,sinopodríaamarla,me moriría.Cada segundoque pasabalejosde ellaeraunatortura.Pasaron días y la
contestaciónde María nollego,desesperado escribí:“estaspisoteandoeste amor”.Al otrodía, por teléfono oísu voz:
vuelvomañanaa BuenosAires.Te habloapenasllegue.
Al otro día me llamo,le pedíque nosviéramospronto,me dijo:“si,nosveremoshoymismo,enlaRecoleta.”
Cuandonos encontramos allíle pregunte porque se había ido,peroellanome respondióyenvezde eso,elladijoque
no queríahablar de ella,sinode mí. Mi respuestaeraobvia,noqueríahablar de mí, sinode losdos.“te quiero”le dije,
¿Qué sentíspor mi María? y ellanorespondió.Me Altere y prendíunfosforoparaverle lacara, estaballorando
silenciosamente yala vezme miraba conternura.Luego me respondióque tambiénme quería,peronoconforme le
pregunte ¿De qué manera,me quieres?yaque habíamuchas formasde querera un sery que no era lomismoquerera
un hermanooa un amigoque a el novio.
LuegoMaría se paro y me dijoque ya se iba,le pregunte porque se ibatan rápido, a lo que ella respondió diciéndome
que tenía miedode que nola entendiera,tambiéndijoque ellame habíaadvertidode que me haría muchomal.
Respondídiciéndole que esoeraculpamía.
Le pregunte suedad,yellame respondió preguntándomelomismo.Le respondíque tenia38y María me dijoque era
muyjoven. Volví a preguntarle suedadperoellano respondióyme dijoloabsurdode laconversación.
Cap. XVII
Durante más de un mesnos vimoscasi todoslosdías. María comenzóa veniral taller,yovivíaobsesionadoconlaidea
que su amor era,enel mejorde los casos,amor de madre o de hermana.De modoque la uniónfísicase me aparecía
como unagarantía de verdaderoamor.El amor físico,lejosde tranquilizarme,me perturbo más.Enalgunosencuentros
la agarraba del brazoy la apretabafuerte lastimándola;otrasvecesel encuentroconellaerapositivo.
En uno de esosencuentrosviolentos,llegueatal extremode gritarle “PUTA”,por locual ellase pasmoy se pusoa llorar;
arrepentido, corríy le pedíque me perdonara, hastatal puntode llorarsuplicándoley diciéndoleque eraunmonstruo
cruel.Apenas María se calmocomenzóa sonreír,y esome pareciósospechosoyaque cualquiermujerala que le digan
esono se pondría contentaaun despuésde que le pidieranperdón. Estasescenasse repetíanvarias vecesyentonces
decidíamossaliradar unavueltapor PlazaFranciacomo dosadolescentesenamorados.
Peroesosmomentosse fueronhaciendo másrarosycortos, como inestables.Misdudasymisinterrogatoriosfueron
envolviéndolotodo,comounalianaque fueraenredandoyahogandolosarbolesde unparque enunamonstruosa
trama.
Cap. XVIII
Mis interrogatorios,cadadíamás frecuentesyretorcidos,eranapropósitode sussilencios,susmiradas,suspalabras
perdidas,algúnviaje alaestancia,susamores.
Un día le pregunte porque usabael apellidode solteraynoel de Allende,respondióque esono teníaimportancia,pero
para mí si le dije.Se rioy dijo:“esoescostumbre de familia”.Al instantele dije:”sinembargo,laprimeravezque hable a
tu casa y pregunte porla Srta. Iribarne,lamucamavacilouninstante antesde responderme”.“te habráparecido,es
costumbre nuestrade maneraque la mucamatambiénlosabe.Todosme llaman María Iribarne”dijo; le dije:“nome
parece natural que siendocasada,cuandote llamenseñoritalamucamase extrañe”. Agrego:“Ah...Nome di cuentaque
era esoloque te sorprendía.Nadade estotiene importancia JuanPablo,y nosé que quieres demostrar”.
En ese momentome elogiomientrasse reía,peroyoseguía completamente serioy continúe conel interrogatoriohasta
que ya no aguante y le pregunte quieneraese Richard,del que ellaenotrasoportunidadesme habíahablado. Dijoque
era unhombre que le enviabacartas,y que probablementeellafue lacausadel suicidio. Le pedíque me mostraralas
cartas, a lo que ellarespondióque lashabíaquemadoporque erantristesyladeprimían.Se me ocurriópreguntarle si
estuvoenamoradade ese hombre,me respondióque no,Richardnoera de su tipoy que enciertomodose parecía
muchoa mi.Cuandomuriódecidiódestruirtodo loque prolongabasuexistencia.Quedodeprimidaynopude sacarle
una solapalabramás acerca de Richard.
Cap. XIX
Naturalmente,puestoque se habíacasadocon Allende,eralógico pensarque algunavezdebiósentiralgoporese
hombre,eranvariosenigmasque queríadilucidar,perosobre todoestosdos:¿lohabíaqueridoenalgunaoportunidad?,
¿Lo quería todavía?Estas dos preguntasnose podían tomar enformaasilada:estabanvinculadas aotras:si no queríaa
Allende,¿aquienquería?¿A mí? ¿A Hunter?¿A algunode losotros misteriosospersonajesdelteléfono?Perotambién
era posible que noquisieraanadie.
Decidíaclarar el problemacon María, le pregunte porque se había casado con él,larespuestafue que loquería.
Entoncesahora no lo quieres,penséenvozalta; no he dichoque haya dejadode quererlo,refuto.Siempre haces
cuestionesde palabrasyretorcestodo,hastaloincreíble.
Repetími preguntay ellase quedoensilencio.Le pregunte si se acostabacon Allende,aloque me respondió:“si”;
entonceslodeseas,afirmeconmalaintención,tardoenresponderyal findijo:“¡he dichoque me acuestocon él,no
que lodesee!Me sentíaliviado,yexclame:“¡lohacessindesearloperohaciéndolecreerque lodeseas!”. Maríase
quedomuday empezóallorarmirandoal suelo,luegomurmuro:“yonohe dichoeso,sosincreíblemente cruel”.
“porque esevidente que esasí, si lohaces esporque loengañas,nosoloen sus sentimientos si notambiénensus
sensaciones.”Le dije,yporun momentosentíel deseode llevarlacrueldadhastael máximoyagregue,aunque me
daba cuentade su vulgaridadytorpeza:“Engañandoa un ciego”.
Cap. XX
Despuésde deciresafrase me sentíadivido,sentíadospersonalidades:unacruel ymezquinayla otra pura ytierna;
dispuestaahumillarme,arrodillándome ypidiendoperdón.De todosmodos,yaeratarde para cerrar laheridaque
había provocadoenel alma de María. Lo únicoque logre fue unamirada piadosamientrasellasalíadel tallerque
asegurabaque no me guardaba rencor.Quede sinhacernada,hasta que tuve concienciade que debíahacer unaserie
de cosas. Corrí a lacalle,pero María ya no se veía por ningúnlado;tome untaxi y decidíesperarlaensucasa, luego
llame asu casa desde unteléfono públicoynose encontraba.Salí a caminar porlos lugaresque recorríamosjuntos,
cuandopensé que ellanoqueríaverme después del episodio. Corríhastasu casa,pero eramuy tarde entonces
telefonee nuevamenteyenefectohabíavuelto;perome dijeronque estabaencamay que le era imposible atenderel
teléfono.Habíadadomi nombre,sinembargo.
Algose había roto entre nosotros.
Cap. XXI
Volvía casa con la sensaciónde unaabsolutasoledad,enaquel momentome encontrabasolocomoconsecuenciasde
mispeoresatributos,de misbajasacciones.Enesoscasos sientoque el mundoesdespreciable,perocomprendoque yo
tambiénformoparte de él;enesosmomentosme invade unafuriade aniquilación,me dejoacariciarporlatentación
del suicidio,me emborracho,buscoalasprostitutas.
Esa noche me emborrache enun cafetíndel bajo,sentítanto asco de la mujerque estabaconmigoyde losmarineros
que me rodeabanque Salí corriendoa lacalle.Me senté juntoal mar y pensé entodaslasproyectosde suicidioque
tenia.En lamadrugada cuando decidívolverami casa, de golpe me encontré frente alacasa de Allende,eraabsurdo
que a esas horaspudieraverlade algúnmodo.Se me ocurrióuna idea,baje porla avenidabusque uncafé yllame por
teléfono.Me atendierondespuésde cincominutos,enese momentome quede paralizadoysinabrirlaboca colgué.
Hui despavoridoy comencé acaminaral azar, de prontoestabanuevamente enel café, pedíunaginebray mientrasla
bebíame propuse volverami casa.
Luegode un tiempome encontré porfinenel taller.Me eché,vestido,sobre lacamay me dormí.
Cap. XXII
Desperté tratandode gritary me encontré de pie enmediodel taller.Tuve unsueño:me habíancitadojuntoa unos
amigosa una casa. Luego de que llegue,observelacasapor fueray parecía común e igual a lasotras. Decidíentrar,
perouna vezadentrovi que esa casa era diferenteatodaslasotras y el dueñode la casa me dijoque me había estado
esperando;fue allícuando comprendíque eso habíasidouna trampa, e intente huirperomi cuerpono respondía; me
resigne averlo que sucedía.
Luegoel sujeto me convirtió enunpájaro,llegaronmis amigosynote que ellosno se habían dadocuenta de que estaba
convertidoenpájaroyme veíannormal,entonces decidígritarlesparaadvertirlesdel peligroperosolosalíaun chillidoy
ademásde esomisamigosno escucharon;entonces me di cuentaque estabaperdidoparasiempre yel secreto iría
conmigoa la tumba.
Cap. XXIII
Cuandodesperté estabaenmediode la habitación,de pie,bañadoensudorfrio.Eranlas diezde lamañana, corrí al
teléfono.Me dijeronque se habíaidoa laestancia,quede anonadado. Resolvíescribirleunacarta,no recuerdoahoralas
palabrasexactas,eramuy larga,le decía que me perdonase que erauna basuraque no merecía suamor, estaba
condenadoconjusticiaa morirenla soledadabsoluta.
Pasarondías sin que llegararespuesta,le enviéunasegundacartay luegounaterceray una cuarta en laque decidí
relatarle todoloque había pasadoaquellanoche que siguióanuestraseparación.A lavueltade correollegounacarta
de María, llenade ternura,queríaque fueraa laestancia.Prepare lavalija,unacaja de pinturasy corrí a laestación
Constitución.
Cap. XXIV
La estaciónAllendeesunade esasestacionesde campo.Me estabaesperandounchofer,me dijo que María no había
idopor que estabaenferma.
El choferme llevoala estancia,donde se encontrabaMaría, una vezahí me recibieronHuntery Mimí Hunterque
realizaron unaserie de preguntas.LuegoHunterme dijoque María estabaindispuestay que bajaríaluego. Decidió
llevarme aconocerla casa, también dijoque el cuartoenel que el dormía era el del difuntoabueloy luegome dirigióal
cuarto que ocuparía.
Me dejosoloenla piezaydijoque me esperaríaabajo para él te.Pensé que María podía estar encualquierade losotros
cuartos,tuve una idea:me acerque a la paredy golpee,conlaesperanzaque si fuera María contestaríacon un golpe.
Salí al corredor,mire si no había nadie,me acerque ala puertade al ladoy mientras sentíauna gran agitacióntrate de
golpearlapuerta.No me anime a hacerloy volvícasi corriendoa mi cuarto. Después decidíbajaral jardín. Estaba muy
desorientado.
Cap. XXV
Fue una vezenla mesaque la flacame preguntoaque pintoresprefería,cite algunosnombresmuyimportantesy Mimí
dijoque a ellanole gustabanesa clase de artistasy si ellafuerauna artistano haría cosas que llamaran la atención.
Luegome preguntosi era capaz de leerunanovelarusa,sindejarme responderdijoque eramuydifícil,de bidoquea
cada rato cambiabanlosnombresde lospersonajesenlanovela.Enese momento comprendíque estaclase de gente,
esla que a María le produce tristezayde ningunamanerason rivalespara mí.
Cambiamosde temay nos dirigimos hacialasnovelas policiales,enese momento Mimíle dice aHunter que el sería
incapazde escribirunanovelapolicial,instantáneamenteHunter le demuestraque si puede yempiezaarelataruna.
Luegode un rato deduje que María no quería bajar,para no soportarlas opinionesde suprimo.Recordé unaspalabras
que dijoel chofera lasque no había prestadoatención,algoreferente aunaprimadel señorque acababa de llegarde
Mar del Plata,para tomar el té.María desesperadaporlallegadarepentinade esamujer,se habíaencerradoensu
dormitoriofingiendosentirse mal.Mi capa másprofundase entristecióal pensarque María formaba tambiénparte de
ese círculo y que,de algunamanera,podría teneratributosparecidos.
Cap. XXVI
Cuandonos levantamosde lamesaparacaminar por el parque,vi que María se acercaba a nosotros,loque confirmaba
mi hipótesis. Inmediatamente volvieronlas sensacionesde culpaque habíasentidocuandole había dichoa María que
engañabaa un ciego. Me saludo,peroyano eracomo antes,como unsaludode un amigo y me pregunto por las
manchas,enese momentonosupe que decir,no sabía a qué manchasse refería; María dijolasmanchas que prometiste
mostrarme entonces comprendíloque María quería lograr con esaspreguntasyle respondíque sí, claro que lastraje las
tengoenel dormitorio.Elladijotenermuchaansiedadde verlas,lainvite averlasydude porun momentode que se nos
unieraMimí, peroMaría supoque hacer que impidieracualquiertipode entrometimiento.
Me tomo del brazocon decisiónyme condujohaciala casa. Observara losque quedabanyme parecióadvertirun
relámpagointencionadoenlosojosconque Mimí miroa Hunter.
Cap. XXVII
Pensabaquedarme variosdíasenlaestancia,perosolopase una noche.Subimosabuscar laspresuntasmanchasy
finalmentebajamosconmi cajade pinturay unacarpeta de dibujos,destinaasimularlasmanchas. Los primoshabían
desaparecidode todosmodos, María comenzóa sentirse de buenhumor eraunamujerdiferentede laque yohabía
conocidohastaese momento;ylejosde producirme alegría,me entristecíaydesesperanzaba,porque intuíaque esa
formade María me era casi totalmente ajenayque,de algúnmododebíaperteneceraHuntero a algúnotro.
Luegode caminar por el bosque,fuimosaunasrocas que había enla playay durante muchotiempoestuvimosen
silenciohastaque María me dijocuantasveceshabía soñadocompartirese momentoconmigo,le parecíaque esa
escenalahubiéramosvividosiempre juntos.Cuandovi aquellamujersolitariade tuventana,sentícomoque erascomo
yo y que tambiénbuscabasciegamente aalguien,unaespeciade interlocutormudo,desdeaquel díapensé
constantemente envos,te soñé muchasveces acáeneste mismolugar,pensé enbuscarte pero teníamiedode
equivocarme;conmi mente te llamaba,poresome quede paralizadaenese absurdoencuentroenel ascensor.
María empezóa contarme comoera ellaantes,me hablode un primoJuan,de la infanciaenlaestanciayotros
momentostormentososvividosconese primo, María estabahaciendounaconfesióncruel ytormentosa.
Cap. XXVIII
Pasaroncosas muyraras. Cuando llegamosalacasa encontramosa Huntermuy agitado,tratabade disimularlo. Mimíse
había idoy en el comedortodoestabadispuestoparalacomida.Durante la comidacasi no se hablo,vigileaHunter,
cada palabra y susgestostambiénvigile lacarade María, que comentoacerca de la novelade Sartre que estaba
leyendo.
A Hunterparecióno gustarle,eraevidente que teníaalgocontraMaría que había nacidodurante nuestralarga
conversación.Mi conclusiónfue:Hunterestacelosoyesopruebaque entre ellos yellahayalgo másque una simple
relaciónde amistadyde parentesco.
Pretexte cansancioapenasnoslevantamosde lamesa,simuleentrarami pieza,yme quede paradoenel corredorpara
versi lograbaescucharalgo; enseguida oíla vozagitada de Hunter pero no descifré loque decía,no huborespuestade
María, Hunterrepitiólafrase más agitadaque la vezanteriory María dijounaspalabrasenvoz muybaja seguidasde un
ruidode sillas;al instante oípasos enla escaleray corrí a encerrarme enmi cuarto, me quede escuchandoporel agujero
de la llave.Nopude dormirysaque una conclusión:“María esamante de Hunter”.
Amanecióybaje lasescalerasconmi valijaymi caja de pinturas,le pedía unmucamo que saludaraal señorde mi parte
y que tenía que viajarde urgenciaa BuenosAires.Camine hastalaestaciónytuve que esperarvariashoras,por
momentospensé que aparecería María, perono vino.Cuandollegoel trenmire por últimavezconlaesperanzade que
aparecieraa últimomomentoynola vi llegar,sentíunainfinitatristeza.
Cap. XXIX
Los días que precedieronalamuerte de María fueronlos más atrocesde mi vida,recordé muchosacontecimientos
como si fueransueños.Tengolaimpresión que durante díasestuve borrachoy seguítomandohasta que alguienme
llevoami casa. Cuando desperté, abríladucha yme metí, empecé arecordar cosas que María me preguntabacomo por
lasmanchas, lode las novelaspoliciales, etc.…Yluego,amedidaque me enfriaba, aquellostrozosde recuerdosse
unierony así todo concordabay encajababien. Salí del baño,me vestíy decidíescribirle otracartaa María. En ellale
dije porque me había idode la estancia así, y tambiénque nose explicaba cómopodíaestarcon Allende, Hunter y
conmigoal mismotiempo.Esaclase de actitudesdabamucho que pensar. Releílacarta y me parecióque conlos
cambiosanotadosquedabalosuficiente hiriente.La cerré,fui al correo central yla despache.
Cap. XXX
Apenas Salídel correo advertí doscosas: no había dichoenla carta porque había inferidoque ellaeraamante de
Hunter;y no sabía que me proponía al herirlatan despiadadamente. Asíque busque el reciboparaira reclamar lacarta
perono lo encontré.Decidívolveral correoy le dije a laempleadaque atendíaque habíaperdidoel reciboperoque
quería sacar una carta que hace poco había enviadoporque ya no la quería enviar,perolaempleadame dijoque eso
era imposible yaque el reglamentonose lopermitía. Le insistídiciendoque le podríamostrardocumentosque le
podían acreditarque esacarta era mía, losmiroy respondiódiciendo que esosdocumentosnoservían.
Al final lamujeraccedióa buscar la carta y comprobar que eramía, y para ellome hizounaserie de preguntas. Le dije
que le podría mostrar el borrador,peroelladijoque esotampoco servía,entonces estalleenrabiayle dije que la
mandara si así loquería. Decidí esperarlasalidadel personal parainsultarala empleadasolterona.
Cap. XXXI
Despuésde esperarunahora, decidíirme la carta estababieny erabuenoque llegase amanosde María. Luegodecidíir
a dar unavuelta,fui ala Recoleta allíme puse a pensarenloque realmente queríayllegue alaconclusiónde que debía
llamara María por el teléfonoy emprendícamino ami casa. Cuandollegue inmediatamente llame aMaría, perome
dijeronque ellanoestabayque llamaríaen unahora. La esperame parecióinterminable.
Al finhable conMaría y le pregunte variascosas,pero nocontestoa ningunade mispreguntasy esohizo que terminara
diciéndole agritosque me mataría y que necesitabaverlaenseguidaenBuenosAires. Me prometióvenirBuenosAires,
al día siguiente,loúnicoque lograremoseslastimarnoscruelmente,unavez más;dijoconvozmuy débil.Le pedíque lo
pensarabienantesde tomar cualquierdecisiónycolgué sinagregarnadamás.
Cap. XXXII
Salíde mi tallerfuriosamente,apesarde que lavería al otro día estabadesconsoladoysentíaunodiosordo e
impreciso.Esatarde empecé a beber, termine yendoaunbar donde contrate a una prostitutayluegopelee conun
marinero.A la madrugadala lleve al talleryellase rióde unode loscuadrosque allí había, no me importabael juiciode
esadesgraciadasobre mi arte.
Estábamosenla cama y enesosmomentosvi unaexpresiónenellaque yahabíavistoantesen María. “¡Puta!”grite
apartándome conasco, la prostitutaofendidame agarrofuerte y me mordióel brazo hasta sangrar. Pensabaque me
referíaa ella. La saque de mi casa a puntapiésyle dije que si nose ibala mataría como a un perro.Se fue gritando
insultosapesarde la cantidadde dineroque le arroje detrás.
Fui al baño,llene labañaderade agua fría, me desnude yentre.Queríaaclararmis pensamientos,pocoapocopuse en
funcionamientomi cerebrohastaque logre formularlaideaenestaformaterrible,peroindudable:“María y la
prostitutahantenidounaexpresiónsemejante;laprostitutasimulabaplacer; María, pues,simulabaplacer; María esuna
prostituta”.
Furiososalte de labañaderagritando:“puta,puta, puta”…me vestía con rapidezcuandopasaronante mi todoslos
momentossospechosos. Todoencajaba, María me había engañado.
Cap. XXXIII
Muchas de lasconclusionesque extraje enaquel lucidopero fantasmagórico exameneranhipotéticas,nolaspodía
demostrar,aunque teníalacertezade noequivocarme.Despuésde concluirestollame aLartigue, eraamigode Hunter
y le dije que loiría a visitar.
Ya estandoencasa de Lartigue le elogie el librode versos,peroluegole pregunte secamente: ¿hace cuantosonamantes
Huntery María? Lartigue es vanidosoperonozonzoy creyóevadirmi preguntacontestandoque no sabíanada y
rápidamente volvióahablardel libroydel premio.Me fui corriendo,eranlastresde la tarde, María ya debíahaber
llegadoaBuenos Aires;entonces fui ylallame desde uncafé,quedamos de encontrarnos enlaRecoleta, enel lugarde
siempre alascinco. María tambiéndijoque solovinoporque se lo pedí,perodeberíahaberse quedadoenlaestanciaya
que Hunterestabaenfermo.
Cap. XXXIV
Antesde lascinco estuve enlarecoleta,enel bancodonde solíamosencontrarnos.Pensé,condesesperadamelancolía,
enlosmomentosque habíamospasadoenaquellosjardines. A medidaque me ibaanalizandoesasreflexiones,masiba
haciéndome alaideade aceptar su amor así, sincondicionesyme aterrorizabalaideade quedarme sinnada.
Desgraciadamente Maríame fallouna vez más,fui y la llame desde unteléfono público,lamucamame dijoque hacía
poco había partidoa la estanciayse quedaríauna semana.Indignadovolvíal taller,penséque entre consolarme a míen
un parque y acostarse con Hunterenla estancianopodía haberlugar a dudas.Se me ocurrióuna idea,llame
nuevamente ypregunte si antes de que ellapartierahabíarecibidounallamadade laEstancia yme dijeronque si,era
Hunter.
Iba a salircorriendocuandose me ocurrió una idea,fui ala cocinay agarre un cuchillogrande y destrocé lapinturade la
playamientrasllorabaveíacomo caían lospedazos de aquellamujeransiosayaquellaespera. Corría la casa de Mapelli,
perono se encontraba,estabaenuna librería. Corrí hastaahí y loencontré,le pedíque me prestarasu auto y con
asombrome preguntosi pasaba algograve,se me ocurriódecirle que mi padre estabamuygrave y no teniatrenhastael
otro día. Se ofrecióa llevarme perome negué,me miroconasombronuevamente,peroterminopordarme lasllaves.
Cap. XXXV
Eran las seisde latarde,calcule que con el auto podíallegarencuatro horas,de modoque a las diezestaría allá.
Mientrasviajabapensabaenque María y yo parecíamos separados porun muro de vidrio,porel cual nos podíamos ver
peronunca hablar,oír ni tocar.
Sentíauna voluptuosidadque le hacíapensarenel desprecioque él sentíaporella. Me acordaba de lacita a laque ella
no fue,paraque la había citadosi nos volveríamos adeciresascosas oscuras y ásperas, y así una vezmás
pareceríamos separadosporesa paredde vidrio. Llegue alaestanciaa las diezycuarto, detuve el autoenel camino
real,para no llamarlaatencióncon el ruidodel motory camine.Cuandollegueala casa grande,vi que estaban
encendidaslaslucesde laplantabaja;pensé que todavíaestaríanen el comedor.
Me oculte enun lugardel parque que me permitíavigilarlasalidade gente porla escalerayespere.
Cap. XXXVI
Fue una esperainterminable, nosé cuántotiempopasoperode mi propiotiempofue unacantidadinmensay
complicada,llenode cosasyvueltasatrás.Me parecía que había vividoenuntúnel oscuro, al igual que María, enuna
especie de pasadizosparalelos,perolahoradel encuentrofinalmente habíallegado. ¿Lospasadizosse habíanunido?,
no,los pasadizosseguíanparaleloscomoantes;todalahistoriade lospasadizoseraunaridículainvenciónocreencia
mía que en todocaso había un solotúnel,oscuroy solitario:el mío,el túnel enque habíatranscurridomi infancia,mi
juventud,todami vida.Y enunode esostrozos transparentes del murode piedrayohabía vistoa esta muchacha yhabía
creído ingenuamente que veníaporotro túnel paraleloal mío,cuandoenrealidadpertenecíaal anchomundo,al mundo
sinlímitesde losque no vivenen túneles yporcasualidadse había acercadoa unade misextrañasventanas.Mientras
yo avanzabasiempre pormi pasadizo,ellavivíaafuerasuvidanormal.Entoncessentíaque mi destinoerainfinitamente
más solitarioque loque habíaimaginado.
Cap. XXXVII
Despuésde este inmensotiempode maresy túneles,bajaronlentamente porlaescalinata,sabiendoque mientrasella
gozaba encalma yoestaría atormentadoenunminuciosoinfiernode razonamientos,de imaginaciones.
Pensabaenque podríanestar charlandoy en que lenguaje,mientrashicieronunalargarecorridaporel parque,la
tormentaestabaencimade nosotros,negra,desgarradaporlosrelámpagosytruenos. El pamperosoplabacon fuerzay
comenzaronlasprimerasgotas,corrierona refugiarse enlacasa.Desde mi escondite vigilabalaslucesdel primerpiso,al
poco tiempose encendió laluzdel cuartocentral:el de Hunter;esperabaque se encendierael del cuartode María, pero
la luzno se encendió.Eraobvioque dormiríanjuntos.
Mi cuerpose derrumbolentamente,comosi le hubierallegadolahorade la vejez.
Cap. XXXVIII
Entre losarbolesagitadosporel vendaval,empapadoporlalluvia, sentíque pasabauntiempoimplacablehastaque a
travésde mis ojosvi que una luzse encendíaenotro dormitorio.Lo que sucedióluego,lorecuerdocomounapesadilla.
Luchandocon la tormenta,trepe hastala plantaaltapor la rejade una ventana.Luegocamine porla terraza hasta
encontraruna puerta.Entre a lagalería interiorybusque sudormitorio.Temblandoempuñe el cuchilloy abríla puerta,
ahí estabaella,me acerque a su cama, me miroy luegome pregunto qué ibaa hacer,acariciándole el pelole respondí
que tenía que matarla.Llorandole clave el cuchilloenel pecho,ellaapretólasmandíbulasy cerrólosojosy cuandoyo
saque el cuchilloconsangre,me mirocon una miradadolorosay humilde.Clave el cuchillovariasvecesensupechoy
vientre,luego Salíporlaterraza y descendí. Corrí a buenosaires,telefoneealacasa de Allende,lohice despertaryle
dije que debíaverlourgente.
Le dije que veníade laestanciay que desde luego María era laamante de Hunter,y tambiénerami amante y lade
muchosotros.Insensatome dijoel ciegomientras corríahacia mí con unas manosque parecían garras, me hice a un
ladoy tropezócon unamesita.Se incorporoy me persiguióportodala sala,escape a lacalle por la escalera.
Cuandome entregue enlacomisariaerancasi lasseis,sentíque unacaverna negrase ibaagrandandodentrode mi
cuerpo.
Cap. XXXIX
En estosmesesde encierrohe intentadomuchasvecesrazonarlaultima palabradel ciego,lapalabrainsensato.Algún
día tal vezlogre hacerloy entoncesanalizare tambiénlosmotivosque pudohabertenidoAllende parasuicidarse-
Al menospuedopintar, aunque sospechoque losmédicosse ríena misespaldas,solosé que existióunserque entendía
mi pintura.Mientrastanto,estoscuadros debende confirmarloscadavezmasensu estúpidopuntode vista.Ylos
murosde este infiernoserán,así,cada día mas herméticos.
FIN.

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Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
 

El encuentro fortuito

  • 1. El túnel Cap. I Soy JuanpabloCastel,el pintorque matoa mira Iribarne; supongo que el proceso estáenel recuerdode todosyque no se necesitanmayoresexplicacionessobre mi persona. La frase “todotiempopasadofue mejor”noindicaque antessucedieranmenoscosasmalas,sinoque lagente lasecha enel olvido.Yo,por ejemplo,me caracterizoporrecordarpreferentemente loshechosmalosy, así,casi podría decirque “todo tiempopasadofue peor”, si nofueraporque el presente me parece tanhorrible comoel pasado. En lo que a mí se refiere,deboconfesarque ahoralamentonohaberaprovechadomejorel tiempode mi libertad, liquidandoaseisosiete tiposque conozco.Que el mundoes horrible,esunaverdadque nonecesita demostración. Bastaría unhechopara probarlo,entodo caso: enun campode concentración unex pianistase quejode hambre y entoncesloobligaronacomerse unarata, peroviva. Cap. II No sé si ya dije que voya relatarmi crimen.Conozcobastante bienel almahumanapara prever qué pensaránenla vanidad.Piensenloque quieran:me importaunbledo;la opinión ylajusticiade loshombres.Supongan,pues,que publicoestahistoriaporvanidad.De lavanidadnodigonada: creo que nadie estádesprovistode este notable motordel ProgresoHumano. Cuandoera chicome desesperabalaideade que mi madre muriera algúndía, no imaginabaque mi madre pudiesetener defectos.Ahoraque noexiste,debodecirque fue tanbuenacomopuede llegaraserlounserhumano.Sinembargono relatoestahistoriaporvanidad,me animala débil esperanzade que algunapersonallegue aentenderme.AUNQUESEA UNA SOLA PERSONA. Podría hablarhasta el cansancioy a gritosante unaasambleade rusosy nadie me entendería.¿Se dancuentade loque quierodecir? Existióunapersonaque podríaentenderme.Perofue,precisamente,lapersonaque mate. Cap. III Todossabenque mate a María Iribarne Hunter,peronadie sabe comola conocí, que relacioneshuboexactamente entre nosotrosy comofui haciéndome laideade matarla. Presente uncuadro llamado “Maternidad”,enel Salónde Primaverade 1946, enBuenos Aires.Todoel mundopasabay mirabael cuadro perono se fijaban enuna pequeña ventanita que habíaarriba a la izquierdadel cuadro,enlacual había pintadauna mujerque mirabaal mar, solose fijabanenlaimagende primerplano, porque creíanque ese pequeñodetalle soloeraunadorno. Una mujerpaso y miroel cuadro,pero a diferenciade lasdemáspersonasse fijoen esaescenade laventanita,después de un rato desapareció entre lamultitud,yovacilabaentre unmiedoinvencibleyunangustiosodeseode llamarla.Sin embargocuando desapareció me sentíirritado,infeliz,pensandoque podríanoverlamás,perdidaentre habitantes anónimos de buenosaires.
  • 2. Volvía casa, nervioso,descontento,triste. Hastaque clausuroel salón,fui todoslos díasy esperabacercapara reconocera las personasque se parabanfrente ami cuadro.Perono volvióaaparecer.Durante lossiguientesmeses solopensé enellayenla posibilidadde volveraverla.Solopinte paraella. Cap. IV Una tarde, porfin,la vi por la calle.Caminabaporlaotra vereda,comoquientiene que llegaraun lugardefinidoauna hora definida. Sentíunaindescriptibleemoción,imagine tantascosas,que al verlanosupe que hacer.La muchachapor lovisto,solíavisitarsalonesde pintura. Creo haberdichoque soymuy tímido;por esohabía pensadoyrepensadounprobable encuentroyentablaruna conversaciónapropósitode algunosde loscuadros.Despuésde examinarestaposibilidad,laabandone.Yonuncaibaa salonesde pintura. Diré antesque nada, que nome gustanlosgrupos,sectas,cofradías,gremiosy cosaspor el estilo. Tampoco lajerga yla vanidadde estosgrupos,de creerse superioresal resto.Tomoel ejemploque se me ocurre eneste momento:el del DoctorPrato.Tiene muchotalentoylocreía un verdaderoamigo. Un día Prato me invitoauna fiestade unasociedada laque el pertenecía:laSociedadPsicoanalítica.Allíhabíauna gran calidadde gente,pero decidísalira lacalle.Allípensé que losgruposque menosme gustabaneranlosde pintores,por culpade loscríticos ya que ellossolocriticansinsabercómo se pintaun cuadro,como si unapersonaque no ha llegado a tocar unbisturí le critique el trabajoaun cirujano.Lo mismopasacon la pintura. Cap. V Debía descartar,pues,laposibilidadde encontrarlaenunaexposición.Podíasuceder,que ellatuviera unamigoque asu vezfuese amigomío.En ese caso,bastaría con unasimple presentación. Peroluegodescarte estaposibilidad,encontrar un amigosuyoera tan difícil comoencontrarlaaellamisma.Luegopensé enotraposibilidad,el encuentro conMaría en la calle,perolomaloesque había un problema ¿Quiéniniciaríalaconversación?soymuytímido,e incapaz,entonces solome quedabauna posibilidad:que ellainiciaralaconversación. Durante variostiempos me imagine encuentros,enlosque,ellainiciabalaconversaciónyapartirde esoyo continuaba. Peroel problemaestabaenque ella,empezarapreguntándome poralgotanalejadocomoel arte o sobre la impresión que le había causado mi ventanita. Una noche llegue ala conclusión:eraimposible que yotomaralainiciativa,yaunmásdifícil que si ellalatomara, fuera a preguntarpor mi cuadro. Cap. VI Al verlacaminarpor la vereda de enfrente,todaslasvariantesse amontonaronyrevolvieronenmi cabeza.Mientras tanto me sentíatan nervioso yemocionadoque noatinabaa otra cosa que a seguirsu marcha por laveredade enfrente.Caminamosvariascuadras,diovueltaenlaesquinade SanMartin,caminounospasosy entro enedificiode la CompañíaT y entre detrás.Esperabael ascensoryle pregunte:¿este esel edificiode laCompañíaT?,ellase diovuelta con sencillezyme respondióafirmativamente,peroenseguidaal mirarme,se sonrojotanintensamente,que comprendí que me había reconocido Me emocione tantoque soloatine aotra pregunta: ¿por qué se sonroja?Me ibaa respondercuandoperdíel control y agregue:se sonrojaporque me ha reconocido.He pensadoenustedvariosmeses,tengoalgoque preguntarle,algo referente alaventanita¿comprende?Asustadarespondió¿Qué ventanita? penséque si ellanose acordabade la ventanita,eraporque nole había dadomayor importancia,sinoporsimple curiosidad.
  • 3. Veoque me he equivocado.BuenastardesySalíapresuradamente casi corriendoenunadireccióncualquiera.Oídetrás una vozque me decía:¡señor,señor!Era ellame había seguido,al instante dijo:perdóneme,señor...perdone mi estupidez...estabatanasustada...que no advertíque ustedpreguntabaporlaescenadel cuadro.¿Entonceslarecuerda? Le pregunte. Si,larecuerdoconstantementeagrego,luegoparecióarrepentirsede loque dijoyse echoa correr. Salí corriendotrasellahastaque comprendílo ridículode la escena,noeranecesario,podríaverlaencualquier momento,ala entradao a la salidade la oficina.Loimportante eraque recordabalaescenade la ventana,estaba contento. Cap. VII ¿En la oficina?Me pregunte envozalta,¿Y quién me había dichoque trabajabaen laoficina?La ideade perderlapor variosmesesopara siempre me da vértigoy ya sinreflexionarcorrí; prontome encontré enla puertade la compañíaT, y ellanose veía por ningún lado. Salíde la compañía y me senté enfrente aver si la veía,perono la vi por ningúnlado.Al pocotiempo decidíiral ascensory subira versi de prontola veía,pero luegode buscarlaenlos demáspisos,nola encontré.Salíde lacompañía y pensé en3 posibilidades: 1. La gestión eralarga; enese caso había que seguiresperando. 2. Después de loque había pasado, quizáestabademasiadoexcitaday habría idoa dar una vueltaantesde hacerla gestión;tambiéncorrespondíaesperar. 3. Trabajabaallí; eneste caso había que esperarhastala hora de salida. Después de que pasaron unas cuantas horas, descarte las dos primeras posibilidades, solo me quedaba esperar a que saliera el personal de la empresa. A lasseisy minutossalieronlosprimerosempleadosyalas seisymediaya habían salido casi todos los empleados, solo quedabanlosempleadosque ocupabanlos cargos más altos, y decidí esperar hasta las siete. Pero a esta hora tampoco había salido ella, todo había terminado. Cap. VIII Llegue muydeprimidoami casa, perono deje de ordenary clasificarlasideas,oellaentroparahacer una gestióno trabajabaallí. Pensé que ladiligenciaque habíaidohacer,la hubierapospuestoparaotrodía por el trastornodel encuentro,osi era que trabajara allíhabría decidido irasu casa por el encuentro. Enestosdoscasos era conveniente que volvieraal día siguiente.Perolaterceraposibilidaderafatal, habíapensadoenque la diligenciaque María tuvieraque hacerfueramuy corta y que mientrasque labuscaba,ellahubierasalidoy nonos hemoscruzado.En este casode nadaserviríair al día siguiente,perohabíadosposibilidadesfavorablesyme aferre aellascondesesperación. La frase de María: “La recuerdoconstantemente” me habíadejado pensativo,imagine que podíapasarmuchotiempo antesde volvera encontrarla.Era necesariome encontré diciendoenvozalta,variasveces:“¡Esnecesario,es necesario!”. Cap. IX Al día siguientefui alacompañía T y me puse a esperarenel café,hasta que la vi salirdel subterráneo,inmediatamente me levante de unsaltoy corrí hacia ella.Cuandome vio,se detuvocomo si se hubiese convertidoenpiedra,latome del brazo y sindecirni una solapalabrala arrastre por lacalle endireccióna laplaza. Me pregunto:¿adónde me lleva?Yle respondí:a la plazaSan Martin.NecesitohablarconUstedurgente.
  • 4. Cuandollegamos ala plazabusque unbancoalejadoynos sentamos.Le pregunte ¿porque se había ido?y me respondióque no sabía.Luegode hablarun rato,le dije que necesitabade ella,yme pregunto¿Porqué?,y le dije porque ellaeralaúnica que se había fijadoenesaescenade mi cuadro, por lotanto pensabaigual que yo. Luegode un largotiempode hablar, María dijo:“perono se qué ganarías con verme.Hagomal a todoslosque se me acercan”. Cap. X Quedamosenvernospronto.Me diovergüenzadecirle que deseabaverlaal otrodía o que deseabaseguirviéndolaallí mismo.Esa mismanoche le hable porteléfono,me atendióunamujeryle dije que necesitabahablarconla Srta. María Iribarne,casi instantáneamenteoísu voz,perocon un tonooficinesco. Le dije que necesitabaverla,yellame pidióque esperaraunmomento, descargolabocinadel teléfono, ycuandovolvió al teléfono le dije:“necesitoverla,María”,el silenciode surespuestame inquietohastaque dijo:“yotambién,nohe dejadode pensarenUsted, todo estome parece muyextrañoy estoy muyperturbada. De repente me dijoque debíacolgarporque viene gente,noconforme le respondíque lallamaríapor lamañana muy temprano.Ellaaccedió. Cap. XI Pase una noche agitada.Nopude dibujarni pintar,aunque intente muchasvecesempezaralgo. Salía caminar y de prontome encontré enlacalle Corrientes.Me sentídiferente,mirabaala gente consimpatíay antessiempre he mirado con antipatíay hasta con asco, sobre todoenlos amontonamientos. Esa noche,pues,mi desprecioporlahumanidadhabíadesaparecido.Entre al café Marzotto,en ese lugarva gente a oír tangos,peroa oírloscomo uncreyente enDiosoye “La pasión según San Mateo” Cap. XII A la mañanasiguiente,aesode las diez,llame por teléfonoaMaría, me dijeronque habíasalidopara el campo.Me quede helado, perome habíadejadounacarta. Fui a buscar dichacarta encasa de María, esahí cuando conocí al Sr. Allende,esposo de María. Era unhombre altoy flaco, tenía losojosbienabiertos,pues,eraciego.Me pidióque leyera mi carta con tranquilidad,aunquesiendode María no debe sernadaurgente,me dijo. Abrí el sobre,saque lacarta; decía unasola frase:“Yo tambiénpiensoenusted.MARIA”. CuandoAllende sintiódoblarel papel me dijo:“Nadaurgente,supongo.”No,le respondí. Allende me dijoque María se había idoa la estanciade sufamilia,peroque en estosmomentosestabaenmanosde su primoHunter.“He oído hablarde él” respondícon amargura. En ese momento decidíirme,me acompañohastala puertay me despidió. Cap. XII Después de lacharla con Allende,necesitabadespejarmeypensarcontranquilidad. Me preguntabacosas:¿cómo porque María no me había dicho que eracasada, y porque teníaque ir a laestanciaa estar con Hunter?Estas yotras preguntasdabanvueltasenmi cabeza. Todavía me seguía pareciendoextrañoel porqué se encerrabaMaría para hablar por teléfono. Deduje que ellatambién hablabacon otroshombres,comolo hacía conmigo,ya que a la mucamale parecióextrañocuando llame a sucasa preguntandoporlaseñoritaIribarne,cuandolosdemásle decían soloMaría. Volviendoal temade lacarta, reflexione ysaque másdeducciones,comolaformaenque me hizollegarlacarta. Olvide mis razonamientos y me dedique mejoratratar de recordar que eralo que tenía surostro, ya que me hacia recordar algodel pasado. Sentíque el amor anónimo que había alimentadodurante años de soledad, se habían
  • 5. concentradoen María. Trate de dejaratrás misstontas deduccionesacercade Hunter,la Estancia,el teléfono,etc. Peronopude. Cap. XIV Los días siguientesfueronagitados.Enmi precipitaciónnohabíapreguntadocuandovolveríaMaría de laestancia;ese mismodía llame porteléfonoparaaveriguarlo,lamucamano sabía nada, entonces le pedíladirecciónde laestancia. Esa noche escribíuna carta desesperada,preguntándole cuando volveríayque me llamaraurgente. Tuve un sueño:visitabade noche unaviejacasasolitaria.Erauna casa conocidapor mi desde lainfancia,algunos recuerdosme decíanel caminoque debía seguir,perosentíaque habíanenemigosygente que se burlabande mi,yde mi ingenuidad. Tambiénsentí que renacíanlosamoresde infanciaque había tenidoylassensacionesque estosme hacían sentir,perocuandodesperté, comprendíque lacasa del sueñoera María. Cap. XV Mi pensamientoeracomounexploradorperdidoenunpaisaje neblinoso: veíacosasvagas,siluetasde hombresycosas, indecisos perfilesde peligrosyabismos.Lallegadade lacarta fue como la salidadel sol. Un sol nocturno, nosé si se puede decirestopero,“Nocturno”erala palabra másapropiadapara María. La carta que me enviódecíaque los paisajesque veíale traían recuerdosy que cuando se paraba enfrente del marveía como Yo me interponíaentre el mary ella.Luegode que termine de leerlacarta,tuve la extrañacertezade que María era mía ysolomía. Sinembargolahabía matado,debidoa que soy un estúpido,egoístay cruel. Cap. XVI AmabadesesperadamenteaMaría y no obstante lapalabraamor no se había pronunciadoentre nosotros.Espere ansiososuregresode la estancia,peroellano volvía.Crecióenmi unaespecie de locura,le escribínuevamente pero ahora le confesé mi cariñohaciaella. A losdías recibí unarespuesta:”tengomiedode hacerte muchomal”.Le conteste que nome importabael mal que puedahacerme,sinopodríaamarla,me moriría.Cada segundoque pasabalejosde ellaeraunatortura.Pasaron días y la contestaciónde María nollego,desesperado escribí:“estaspisoteandoeste amor”.Al otrodía, por teléfono oísu voz: vuelvomañanaa BuenosAires.Te habloapenasllegue. Al otro día me llamo,le pedíque nosviéramospronto,me dijo:“si,nosveremoshoymismo,enlaRecoleta.” Cuandonos encontramos allíle pregunte porque se había ido,peroellanome respondióyenvezde eso,elladijoque no queríahablar de ella,sinode mí. Mi respuestaeraobvia,noqueríahablar de mí, sinode losdos.“te quiero”le dije, ¿Qué sentíspor mi María? y ellanorespondió.Me Altere y prendíunfosforoparaverle lacara, estaballorando silenciosamente yala vezme miraba conternura.Luego me respondióque tambiénme quería,peronoconforme le pregunte ¿De qué manera,me quieres?yaque habíamuchas formasde querera un sery que no era lomismoquerera un hermanooa un amigoque a el novio. LuegoMaría se paro y me dijoque ya se iba,le pregunte porque se ibatan rápido, a lo que ella respondió diciéndome que tenía miedode que nola entendiera,tambiéndijoque ellame habíaadvertidode que me haría muchomal. Respondídiciéndole que esoeraculpamía. Le pregunte suedad,yellame respondió preguntándomelomismo.Le respondíque tenia38y María me dijoque era muyjoven. Volví a preguntarle suedadperoellano respondióyme dijoloabsurdode laconversación.
  • 6. Cap. XVII Durante más de un mesnos vimoscasi todoslosdías. María comenzóa veniral taller,yovivíaobsesionadoconlaidea que su amor era,enel mejorde los casos,amor de madre o de hermana.De modoque la uniónfísicase me aparecía como unagarantía de verdaderoamor.El amor físico,lejosde tranquilizarme,me perturbo más.Enalgunosencuentros la agarraba del brazoy la apretabafuerte lastimándola;otrasvecesel encuentroconellaerapositivo. En uno de esosencuentrosviolentos,llegueatal extremode gritarle “PUTA”,por locual ellase pasmoy se pusoa llorar; arrepentido, corríy le pedíque me perdonara, hastatal puntode llorarsuplicándoley diciéndoleque eraunmonstruo cruel.Apenas María se calmocomenzóa sonreír,y esome pareciósospechosoyaque cualquiermujerala que le digan esono se pondría contentaaun despuésde que le pidieranperdón. Estasescenasse repetíanvarias vecesyentonces decidíamossaliradar unavueltapor PlazaFranciacomo dosadolescentesenamorados. Peroesosmomentosse fueronhaciendo másrarosycortos, como inestables.Misdudasymisinterrogatoriosfueron envolviéndolotodo,comounalianaque fueraenredandoyahogandolosarbolesde unparque enunamonstruosa trama. Cap. XVIII Mis interrogatorios,cadadíamás frecuentesyretorcidos,eranapropósitode sussilencios,susmiradas,suspalabras perdidas,algúnviaje alaestancia,susamores. Un día le pregunte porque usabael apellidode solteraynoel de Allende,respondióque esono teníaimportancia,pero para mí si le dije.Se rioy dijo:“esoescostumbre de familia”.Al instantele dije:”sinembargo,laprimeravezque hable a tu casa y pregunte porla Srta. Iribarne,lamucamavacilouninstante antesde responderme”.“te habráparecido,es costumbre nuestrade maneraque la mucamatambiénlosabe.Todosme llaman María Iribarne”dijo; le dije:“nome parece natural que siendocasada,cuandote llamenseñoritalamucamase extrañe”. Agrego:“Ah...Nome di cuentaque era esoloque te sorprendía.Nadade estotiene importancia JuanPablo,y nosé que quieres demostrar”. En ese momentome elogiomientrasse reía,peroyoseguía completamente serioy continúe conel interrogatoriohasta que ya no aguante y le pregunte quieneraese Richard,del que ellaenotrasoportunidadesme habíahablado. Dijoque era unhombre que le enviabacartas,y que probablementeellafue lacausadel suicidio. Le pedíque me mostraralas cartas, a lo que ellarespondióque lashabíaquemadoporque erantristesyladeprimían.Se me ocurriópreguntarle si estuvoenamoradade ese hombre,me respondióque no,Richardnoera de su tipoy que enciertomodose parecía muchoa mi.Cuandomuriódecidiódestruirtodo loque prolongabasuexistencia.Quedodeprimidaynopude sacarle una solapalabramás acerca de Richard. Cap. XIX Naturalmente,puestoque se habíacasadocon Allende,eralógico pensarque algunavezdebiósentiralgoporese hombre,eranvariosenigmasque queríadilucidar,perosobre todoestosdos:¿lohabíaqueridoenalgunaoportunidad?, ¿Lo quería todavía?Estas dos preguntasnose podían tomar enformaasilada:estabanvinculadas aotras:si no queríaa Allende,¿aquienquería?¿A mí? ¿A Hunter?¿A algunode losotros misteriosospersonajesdelteléfono?Perotambién era posible que noquisieraanadie. Decidíaclarar el problemacon María, le pregunte porque se había casado con él,larespuestafue que loquería. Entoncesahora no lo quieres,penséenvozalta; no he dichoque haya dejadode quererlo,refuto.Siempre haces cuestionesde palabrasyretorcestodo,hastaloincreíble.
  • 7. Repetími preguntay ellase quedoensilencio.Le pregunte si se acostabacon Allende,aloque me respondió:“si”; entonceslodeseas,afirmeconmalaintención,tardoenresponderyal findijo:“¡he dichoque me acuestocon él,no que lodesee!Me sentíaliviado,yexclame:“¡lohacessindesearloperohaciéndolecreerque lodeseas!”. Maríase quedomuday empezóallorarmirandoal suelo,luegomurmuro:“yonohe dichoeso,sosincreíblemente cruel”. “porque esevidente que esasí, si lohaces esporque loengañas,nosoloen sus sentimientos si notambiénensus sensaciones.”Le dije,yporun momentosentíel deseode llevarlacrueldadhastael máximoyagregue,aunque me daba cuentade su vulgaridadytorpeza:“Engañandoa un ciego”. Cap. XX Despuésde deciresafrase me sentíadivido,sentíadospersonalidades:unacruel ymezquinayla otra pura ytierna; dispuestaahumillarme,arrodillándome ypidiendoperdón.De todosmodos,yaeratarde para cerrar laheridaque había provocadoenel alma de María. Lo únicoque logre fue unamirada piadosamientrasellasalíadel tallerque asegurabaque no me guardaba rencor.Quede sinhacernada,hasta que tuve concienciade que debíahacer unaserie de cosas. Corrí a lacalle,pero María ya no se veía por ningúnlado;tome untaxi y decidíesperarlaensucasa, luego llame asu casa desde unteléfono públicoynose encontraba.Salí a caminar porlos lugaresque recorríamosjuntos, cuandopensé que ellanoqueríaverme después del episodio. Corríhastasu casa,pero eramuy tarde entonces telefonee nuevamenteyenefectohabíavuelto;perome dijeronque estabaencamay que le era imposible atenderel teléfono.Habíadadomi nombre,sinembargo. Algose había roto entre nosotros. Cap. XXI Volvía casa con la sensaciónde unaabsolutasoledad,enaquel momentome encontrabasolocomoconsecuenciasde mispeoresatributos,de misbajasacciones.Enesoscasos sientoque el mundoesdespreciable,perocomprendoque yo tambiénformoparte de él;enesosmomentosme invade unafuriade aniquilación,me dejoacariciarporlatentación del suicidio,me emborracho,buscoalasprostitutas. Esa noche me emborrache enun cafetíndel bajo,sentítanto asco de la mujerque estabaconmigoyde losmarineros que me rodeabanque Salí corriendoa lacalle.Me senté juntoal mar y pensé entodaslasproyectosde suicidioque tenia.En lamadrugada cuando decidívolverami casa, de golpe me encontré frente alacasa de Allende,eraabsurdo que a esas horaspudieraverlade algúnmodo.Se me ocurrióuna idea,baje porla avenidabusque uncafé yllame por teléfono.Me atendierondespuésde cincominutos,enese momentome quede paralizadoysinabrirlaboca colgué. Hui despavoridoy comencé acaminaral azar, de prontoestabanuevamente enel café, pedíunaginebray mientrasla bebíame propuse volverami casa. Luegode un tiempome encontré porfinenel taller.Me eché,vestido,sobre lacamay me dormí. Cap. XXII Desperté tratandode gritary me encontré de pie enmediodel taller.Tuve unsueño:me habíancitadojuntoa unos amigosa una casa. Luego de que llegue,observelacasapor fueray parecía común e igual a lasotras. Decidíentrar, perouna vezadentrovi que esa casa era diferenteatodaslasotras y el dueñode la casa me dijoque me había estado esperando;fue allícuando comprendíque eso habíasidouna trampa, e intente huirperomi cuerpono respondía; me resigne averlo que sucedía. Luegoel sujeto me convirtió enunpájaro,llegaronmis amigosynote que ellosno se habían dadocuenta de que estaba convertidoenpájaroyme veíannormal,entonces decidígritarlesparaadvertirlesdel peligroperosolosalíaun chillidoy ademásde esomisamigosno escucharon;entonces me di cuentaque estabaperdidoparasiempre yel secreto iría conmigoa la tumba.
  • 8. Cap. XXIII Cuandodesperté estabaenmediode la habitación,de pie,bañadoensudorfrio.Eranlas diezde lamañana, corrí al teléfono.Me dijeronque se habíaidoa laestancia,quede anonadado. Resolvíescribirleunacarta,no recuerdoahoralas palabrasexactas,eramuy larga,le decía que me perdonase que erauna basuraque no merecía suamor, estaba condenadoconjusticiaa morirenla soledadabsoluta. Pasarondías sin que llegararespuesta,le enviéunasegundacartay luegounaterceray una cuarta en laque decidí relatarle todoloque había pasadoaquellanoche que siguióanuestraseparación.A lavueltade correollegounacarta de María, llenade ternura,queríaque fueraa laestancia.Prepare lavalija,unacaja de pinturasy corrí a laestación Constitución. Cap. XXIV La estaciónAllendeesunade esasestacionesde campo.Me estabaesperandounchofer,me dijo que María no había idopor que estabaenferma. El choferme llevoala estancia,donde se encontrabaMaría, una vezahí me recibieronHuntery Mimí Hunterque realizaron unaserie de preguntas.LuegoHunterme dijoque María estabaindispuestay que bajaríaluego. Decidió llevarme aconocerla casa, también dijoque el cuartoenel que el dormía era el del difuntoabueloy luegome dirigióal cuarto que ocuparía. Me dejosoloenla piezaydijoque me esperaríaabajo para él te.Pensé que María podía estar encualquierade losotros cuartos,tuve una idea:me acerque a la paredy golpee,conlaesperanzaque si fuera María contestaríacon un golpe. Salí al corredor,mire si no había nadie,me acerque ala puertade al ladoy mientras sentíauna gran agitacióntrate de golpearlapuerta.No me anime a hacerloy volvícasi corriendoa mi cuarto. Después decidíbajaral jardín. Estaba muy desorientado. Cap. XXV Fue una vezenla mesaque la flacame preguntoaque pintoresprefería,cite algunosnombresmuyimportantesy Mimí dijoque a ellanole gustabanesa clase de artistasy si ellafuerauna artistano haría cosas que llamaran la atención. Luegome preguntosi era capaz de leerunanovelarusa,sindejarme responderdijoque eramuydifícil,de bidoquea cada rato cambiabanlosnombresde lospersonajesenlanovela.Enese momento comprendíque estaclase de gente, esla que a María le produce tristezayde ningunamanerason rivalespara mí. Cambiamosde temay nos dirigimos hacialasnovelas policiales,enese momento Mimíle dice aHunter que el sería incapazde escribirunanovelapolicial,instantáneamenteHunter le demuestraque si puede yempiezaarelataruna. Luegode un rato deduje que María no quería bajar,para no soportarlas opinionesde suprimo.Recordé unaspalabras que dijoel chofera lasque no había prestadoatención,algoreferente aunaprimadel señorque acababa de llegarde Mar del Plata,para tomar el té.María desesperadaporlallegadarepentinade esamujer,se habíaencerradoensu dormitoriofingiendosentirse mal.Mi capa másprofundase entristecióal pensarque María formaba tambiénparte de ese círculo y que,de algunamanera,podría teneratributosparecidos. Cap. XXVI Cuandonos levantamosde lamesaparacaminar por el parque,vi que María se acercaba a nosotros,loque confirmaba mi hipótesis. Inmediatamente volvieronlas sensacionesde culpaque habíasentidocuandole había dichoa María que engañabaa un ciego. Me saludo,peroyano eracomo antes,como unsaludode un amigo y me pregunto por las manchas,enese momentonosupe que decir,no sabía a qué manchasse refería; María dijolasmanchas que prometiste mostrarme entonces comprendíloque María quería lograr con esaspreguntasyle respondíque sí, claro que lastraje las
  • 9. tengoenel dormitorio.Elladijotenermuchaansiedadde verlas,lainvite averlasydude porun momentode que se nos unieraMimí, peroMaría supoque hacer que impidieracualquiertipode entrometimiento. Me tomo del brazocon decisiónyme condujohaciala casa. Observara losque quedabanyme parecióadvertirun relámpagointencionadoenlosojosconque Mimí miroa Hunter. Cap. XXVII Pensabaquedarme variosdíasenlaestancia,perosolopase una noche.Subimosabuscar laspresuntasmanchasy finalmentebajamosconmi cajade pinturay unacarpeta de dibujos,destinaasimularlasmanchas. Los primoshabían desaparecidode todosmodos, María comenzóa sentirse de buenhumor eraunamujerdiferentede laque yohabía conocidohastaese momento;ylejosde producirme alegría,me entristecíaydesesperanzaba,porque intuíaque esa formade María me era casi totalmente ajenayque,de algúnmododebíaperteneceraHuntero a algúnotro. Luegode caminar por el bosque,fuimosaunasrocas que había enla playay durante muchotiempoestuvimosen silenciohastaque María me dijocuantasveceshabía soñadocompartirese momentoconmigo,le parecíaque esa escenalahubiéramosvividosiempre juntos.Cuandovi aquellamujersolitariade tuventana,sentícomoque erascomo yo y que tambiénbuscabasciegamente aalguien,unaespeciade interlocutormudo,desdeaquel díapensé constantemente envos,te soñé muchasveces acáeneste mismolugar,pensé enbuscarte pero teníamiedode equivocarme;conmi mente te llamaba,poresome quede paralizadaenese absurdoencuentroenel ascensor. María empezóa contarme comoera ellaantes,me hablode un primoJuan,de la infanciaenlaestanciayotros momentostormentososvividosconese primo, María estabahaciendounaconfesióncruel ytormentosa. Cap. XXVIII Pasaroncosas muyraras. Cuando llegamosalacasa encontramosa Huntermuy agitado,tratabade disimularlo. Mimíse había idoy en el comedortodoestabadispuestoparalacomida.Durante la comidacasi no se hablo,vigileaHunter, cada palabra y susgestostambiénvigile lacarade María, que comentoacerca de la novelade Sartre que estaba leyendo. A Hunterparecióno gustarle,eraevidente que teníaalgocontraMaría que había nacidodurante nuestralarga conversación.Mi conclusiónfue:Hunterestacelosoyesopruebaque entre ellos yellahayalgo másque una simple relaciónde amistadyde parentesco. Pretexte cansancioapenasnoslevantamosde lamesa,simuleentrarami pieza,yme quede paradoenel corredorpara versi lograbaescucharalgo; enseguida oíla vozagitada de Hunter pero no descifré loque decía,no huborespuestade María, Hunterrepitiólafrase más agitadaque la vezanteriory María dijounaspalabrasenvoz muybaja seguidasde un ruidode sillas;al instante oípasos enla escaleray corrí a encerrarme enmi cuarto, me quede escuchandoporel agujero de la llave.Nopude dormirysaque una conclusión:“María esamante de Hunter”. Amanecióybaje lasescalerasconmi valijaymi caja de pinturas,le pedía unmucamo que saludaraal señorde mi parte y que tenía que viajarde urgenciaa BuenosAires.Camine hastalaestaciónytuve que esperarvariashoras,por momentospensé que aparecería María, perono vino.Cuandollegoel trenmire por últimavezconlaesperanzade que aparecieraa últimomomentoynola vi llegar,sentíunainfinitatristeza. Cap. XXIX Los días que precedieronalamuerte de María fueronlos más atrocesde mi vida,recordé muchosacontecimientos como si fueransueños.Tengolaimpresión que durante díasestuve borrachoy seguítomandohasta que alguienme llevoami casa. Cuando desperté, abríladucha yme metí, empecé arecordar cosas que María me preguntabacomo por
  • 10. lasmanchas, lode las novelaspoliciales, etc.…Yluego,amedidaque me enfriaba, aquellostrozosde recuerdosse unierony así todo concordabay encajababien. Salí del baño,me vestíy decidíescribirle otracartaa María. En ellale dije porque me había idode la estancia así, y tambiénque nose explicaba cómopodíaestarcon Allende, Hunter y conmigoal mismotiempo.Esaclase de actitudesdabamucho que pensar. Releílacarta y me parecióque conlos cambiosanotadosquedabalosuficiente hiriente.La cerré,fui al correo central yla despache. Cap. XXX Apenas Salídel correo advertí doscosas: no había dichoenla carta porque había inferidoque ellaeraamante de Hunter;y no sabía que me proponía al herirlatan despiadadamente. Asíque busque el reciboparaira reclamar lacarta perono lo encontré.Decidívolveral correoy le dije a laempleadaque atendíaque habíaperdidoel reciboperoque quería sacar una carta que hace poco había enviadoporque ya no la quería enviar,perolaempleadame dijoque eso era imposible yaque el reglamentonose lopermitía. Le insistídiciendoque le podríamostrardocumentosque le podían acreditarque esacarta era mía, losmiroy respondiódiciendo que esosdocumentosnoservían. Al final lamujeraccedióa buscar la carta y comprobar que eramía, y para ellome hizounaserie de preguntas. Le dije que le podría mostrar el borrador,peroelladijoque esotampoco servía,entonces estalleenrabiayle dije que la mandara si así loquería. Decidí esperarlasalidadel personal parainsultarala empleadasolterona. Cap. XXXI Despuésde esperarunahora, decidíirme la carta estababieny erabuenoque llegase amanosde María. Luegodecidíir a dar unavuelta,fui ala Recoleta allíme puse a pensarenloque realmente queríayllegue alaconclusiónde que debía llamara María por el teléfonoy emprendícamino ami casa. Cuandollegue inmediatamente llame aMaría, perome dijeronque ellanoestabayque llamaríaen unahora. La esperame parecióinterminable. Al finhable conMaría y le pregunte variascosas,pero nocontestoa ningunade mispreguntasy esohizo que terminara diciéndole agritosque me mataría y que necesitabaverlaenseguidaenBuenosAires. Me prometióvenirBuenosAires, al día siguiente,loúnicoque lograremoseslastimarnoscruelmente,unavez más;dijoconvozmuy débil.Le pedíque lo pensarabienantesde tomar cualquierdecisiónycolgué sinagregarnadamás. Cap. XXXII Salíde mi tallerfuriosamente,apesarde que lavería al otro día estabadesconsoladoysentíaunodiosordo e impreciso.Esatarde empecé a beber, termine yendoaunbar donde contrate a una prostitutayluegopelee conun marinero.A la madrugadala lleve al talleryellase rióde unode loscuadrosque allí había, no me importabael juiciode esadesgraciadasobre mi arte. Estábamosenla cama y enesosmomentosvi unaexpresiónenellaque yahabíavistoantesen María. “¡Puta!”grite apartándome conasco, la prostitutaofendidame agarrofuerte y me mordióel brazo hasta sangrar. Pensabaque me referíaa ella. La saque de mi casa a puntapiésyle dije que si nose ibala mataría como a un perro.Se fue gritando insultosapesarde la cantidadde dineroque le arroje detrás. Fui al baño,llene labañaderade agua fría, me desnude yentre.Queríaaclararmis pensamientos,pocoapocopuse en funcionamientomi cerebrohastaque logre formularlaideaenestaformaterrible,peroindudable:“María y la prostitutahantenidounaexpresiónsemejante;laprostitutasimulabaplacer; María, pues,simulabaplacer; María esuna prostituta”. Furiososalte de labañaderagritando:“puta,puta, puta”…me vestía con rapidezcuandopasaronante mi todoslos momentossospechosos. Todoencajaba, María me había engañado.
  • 11. Cap. XXXIII Muchas de lasconclusionesque extraje enaquel lucidopero fantasmagórico exameneranhipotéticas,nolaspodía demostrar,aunque teníalacertezade noequivocarme.Despuésde concluirestollame aLartigue, eraamigode Hunter y le dije que loiría a visitar. Ya estandoencasa de Lartigue le elogie el librode versos,peroluegole pregunte secamente: ¿hace cuantosonamantes Huntery María? Lartigue es vanidosoperonozonzoy creyóevadirmi preguntacontestandoque no sabíanada y rápidamente volvióahablardel libroydel premio.Me fui corriendo,eranlastresde la tarde, María ya debíahaber llegadoaBuenos Aires;entonces fui ylallame desde uncafé,quedamos de encontrarnos enlaRecoleta, enel lugarde siempre alascinco. María tambiéndijoque solovinoporque se lo pedí,perodeberíahaberse quedadoenlaestanciaya que Hunterestabaenfermo. Cap. XXXIV Antesde lascinco estuve enlarecoleta,enel bancodonde solíamosencontrarnos.Pensé,condesesperadamelancolía, enlosmomentosque habíamospasadoenaquellosjardines. A medidaque me ibaanalizandoesasreflexiones,masiba haciéndome alaideade aceptar su amor así, sincondicionesyme aterrorizabalaideade quedarme sinnada. Desgraciadamente Maríame fallouna vez más,fui y la llame desde unteléfono público,lamucamame dijoque hacía poco había partidoa la estanciayse quedaríauna semana.Indignadovolvíal taller,penséque entre consolarme a míen un parque y acostarse con Hunterenla estancianopodía haberlugar a dudas.Se me ocurrióuna idea,llame nuevamente ypregunte si antes de que ellapartierahabíarecibidounallamadade laEstancia yme dijeronque si,era Hunter. Iba a salircorriendocuandose me ocurrió una idea,fui ala cocinay agarre un cuchillogrande y destrocé lapinturade la playamientrasllorabaveíacomo caían lospedazos de aquellamujeransiosayaquellaespera. Corría la casa de Mapelli, perono se encontraba,estabaenuna librería. Corrí hastaahí y loencontré,le pedíque me prestarasu auto y con asombrome preguntosi pasaba algograve,se me ocurriódecirle que mi padre estabamuygrave y no teniatrenhastael otro día. Se ofrecióa llevarme perome negué,me miroconasombronuevamente,peroterminopordarme lasllaves. Cap. XXXV Eran las seisde latarde,calcule que con el auto podíallegarencuatro horas,de modoque a las diezestaría allá. Mientrasviajabapensabaenque María y yo parecíamos separados porun muro de vidrio,porel cual nos podíamos ver peronunca hablar,oír ni tocar. Sentíauna voluptuosidadque le hacíapensarenel desprecioque él sentíaporella. Me acordaba de lacita a laque ella no fue,paraque la había citadosi nos volveríamos adeciresascosas oscuras y ásperas, y así una vezmás pareceríamos separadosporesa paredde vidrio. Llegue alaestanciaa las diezycuarto, detuve el autoenel camino real,para no llamarlaatencióncon el ruidodel motory camine.Cuandollegueala casa grande,vi que estaban encendidaslaslucesde laplantabaja;pensé que todavíaestaríanen el comedor. Me oculte enun lugardel parque que me permitíavigilarlasalidade gente porla escalerayespere. Cap. XXXVI Fue una esperainterminable, nosé cuántotiempopasoperode mi propiotiempofue unacantidadinmensay complicada,llenode cosasyvueltasatrás.Me parecía que había vividoenuntúnel oscuro, al igual que María, enuna especie de pasadizosparalelos,perolahoradel encuentrofinalmente habíallegado. ¿Lospasadizosse habíanunido?, no,los pasadizosseguíanparaleloscomoantes;todalahistoriade lospasadizoseraunaridículainvenciónocreencia
  • 12. mía que en todocaso había un solotúnel,oscuroy solitario:el mío,el túnel enque habíatranscurridomi infancia,mi juventud,todami vida.Y enunode esostrozos transparentes del murode piedrayohabía vistoa esta muchacha yhabía creído ingenuamente que veníaporotro túnel paraleloal mío,cuandoenrealidadpertenecíaal anchomundo,al mundo sinlímitesde losque no vivenen túneles yporcasualidadse había acercadoa unade misextrañasventanas.Mientras yo avanzabasiempre pormi pasadizo,ellavivíaafuerasuvidanormal.Entoncessentíaque mi destinoerainfinitamente más solitarioque loque habíaimaginado. Cap. XXXVII Despuésde este inmensotiempode maresy túneles,bajaronlentamente porlaescalinata,sabiendoque mientrasella gozaba encalma yoestaría atormentadoenunminuciosoinfiernode razonamientos,de imaginaciones. Pensabaenque podríanestar charlandoy en que lenguaje,mientrashicieronunalargarecorridaporel parque,la tormentaestabaencimade nosotros,negra,desgarradaporlosrelámpagosytruenos. El pamperosoplabacon fuerzay comenzaronlasprimerasgotas,corrierona refugiarse enlacasa.Desde mi escondite vigilabalaslucesdel primerpiso,al poco tiempose encendió laluzdel cuartocentral:el de Hunter;esperabaque se encendierael del cuartode María, pero la luzno se encendió.Eraobvioque dormiríanjuntos. Mi cuerpose derrumbolentamente,comosi le hubierallegadolahorade la vejez. Cap. XXXVIII Entre losarbolesagitadosporel vendaval,empapadoporlalluvia, sentíque pasabauntiempoimplacablehastaque a travésde mis ojosvi que una luzse encendíaenotro dormitorio.Lo que sucedióluego,lorecuerdocomounapesadilla. Luchandocon la tormenta,trepe hastala plantaaltapor la rejade una ventana.Luegocamine porla terraza hasta encontraruna puerta.Entre a lagalería interiorybusque sudormitorio.Temblandoempuñe el cuchilloy abríla puerta, ahí estabaella,me acerque a su cama, me miroy luegome pregunto qué ibaa hacer,acariciándole el pelole respondí que tenía que matarla.Llorandole clave el cuchilloenel pecho,ellaapretólasmandíbulasy cerrólosojosy cuandoyo saque el cuchilloconsangre,me mirocon una miradadolorosay humilde.Clave el cuchillovariasvecesensupechoy vientre,luego Salíporlaterraza y descendí. Corrí a buenosaires,telefoneealacasa de Allende,lohice despertaryle dije que debíaverlourgente. Le dije que veníade laestanciay que desde luego María era laamante de Hunter,y tambiénerami amante y lade muchosotros.Insensatome dijoel ciegomientras corríahacia mí con unas manosque parecían garras, me hice a un ladoy tropezócon unamesita.Se incorporoy me persiguióportodala sala,escape a lacalle por la escalera. Cuandome entregue enlacomisariaerancasi lasseis,sentíque unacaverna negrase ibaagrandandodentrode mi cuerpo. Cap. XXXIX En estosmesesde encierrohe intentadomuchasvecesrazonarlaultima palabradel ciego,lapalabrainsensato.Algún día tal vezlogre hacerloy entoncesanalizare tambiénlosmotivosque pudohabertenidoAllende parasuicidarse- Al menospuedopintar, aunque sospechoque losmédicosse ríena misespaldas,solosé que existióunserque entendía mi pintura.Mientrastanto,estoscuadros debende confirmarloscadavezmasensu estúpidopuntode vista.Ylos murosde este infiernoserán,así,cada día mas herméticos. FIN.