1. Enfermedades de transmisión sexual
La salud sexual es un aspecto esencial en la vida. Tener una salud sexual
adecuada influye poderosamente en su bienestar general. El sexo no es sólo
un medio para la reproducción, sino que tiene implicaciones en su cuerpo, en
su vida.
Las enfermedades de transmisión sexual, conocerlas, aprender a tratarlas y a
prevenirlas es un aspecto esencial en la salud sexual. Entre las enfermedades
más conocidas destacamos las siguientes:
Virus del Papiloma Humano (VPH)
El virus del papiloma humano (VPH) es una de las enfermedades de
transmisión sexual más comunes (Cortes, Castellsagué, Torné, Gil, &
San Martín, 2011). Puede propagarse con el contacto de piel a pie
l(Solares, Safora Enriquez, & Rodríguez Izquierdo, 2009). Existen
muchos tipos de VPH. Algunos tipos causan verrugas genitales (Mataix
Díaz, Betlloch Mas, Pastor Tomás, Bañuls Roca, & Martínez, 2008) y se
llaman de bajo riesgo, otros pueden provocar cáncer de cuello uterino:
son los de alto riesgo(Cortes et al., 2009).
Entre treinta y cuarenta tipos de VPH se transmiten normalmente por contacto
sexual e infectan la región anogenital (ESPINOZA & Fuenzalida, 2008).
Algunos tipos de VPH transmitidos por contacto sexual pueden
producir verrugas genitales (Mataix Díaz et al., 2008). La infección persistente
con algunos tipos de VPH transmitidos sexualmente denominados de «alto
riesgo» (diferentes de los que causan verrugas) puede evolucionar y producir
lesiones precancerosas y cáncer invasivo. La infección con VPH es la causa
principal de casi todos los casos de cáncer cervical, aunque en la mayor parte
de las infecciones con este tipo de virus no se produce ninguna patología. En el
año 2008 el médico alemán Harald zur Hausen (1936–) recibió el Premio Nobel
de Medicina por el descubrimiento de VPH como una causa de cáncer cervical.
La mayor parte de las infecciones con VPH en mujeres jóvenes son
temporales, y tienen poca importancia a largo plazo(Solares et al., 2009). El
70% de las infecciones desaparecen en 1 año y el 90% en 2 años. Sin
embargo, cuando la infección persiste —entre el 5 y el 10 por ciento de las
mujeres infectadas— existe el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas en
el cuello del útero (el cérvix), que puede progresar a cáncer cervical invasivo.
Este proceso normalmente lleva entre 15 y 20 años, dando muchas
oportunidades a la detección y el tratamiento de las lesiones precancerosas, a
menudo con altas tasas de curación.
En los países con recursos financieros suficientes se utiliza el test
cervical papanicolaou (pap) para detectar células anormales que podrían
2. degenerar en cancerosas(Cortés, 2007). Un examen cervical (inspección
visual) también puede detectar verrugas y otros crecimientos anormales, que
aparecen como manchas blancas en la piel cuando se lavan con ácido acético.
Las células anormales y cancerosas pueden eliminarse con un procedimiento
simple, normalmente con un asa cauterizante o – más frecuentemente en el
mundo desarrollado – por congelación (crioterapia). Recientemente se han
desarrollado tests de ADN para detectar VPH, más sensibles que el test pap y
la inspección visual. Se están desarrollando también tests de bajo coste,
adecuados para centros con pocos recursos, lo que permitirá realizar tests de
manera sistemática en lugares donde ahora no es posible en África, Asia y
Latinoamérica.
Los tests pap han reducido la incidencia y los fallecimientos por cáncer cervical
en el mundo desarrollado, pero aun así hubo 11.000 casos y
3.900 fallecimientos en EE. UU. en el año 2008. El cáncer cervical presenta
una elevada mortalidad en áreas pobres en recursos; a nivel mundial, se
producen 490.000 casos y 270.000 fallecimientos. Sobre todo debido a que el
test pap es difícil de mantener en centros con pocos recursos, entre el 80-85%
de los fallecimientos por cáncer cervical tienen lugar en los países en
desarrollo.
Las vacunas VPH (Juanes Toledo & Ruiz-Canela Cáceres,
2007), Cervarix y Gardasil, que previenen la infección con los tipos de VPH que
causan el 70% del cáncer cervical (tipos 16 y 18), pueden conducir a
reducciones mayores(Largeron et al., 2008).
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