Atemorizar o estresar a los niños mientras intentan aprender es contraproducente y bloqueará su capacidad de aprendizaje, ya que las distracciones emocionales son más difíciles de superar que las sensoriales y pueden impedir que se concentren en lo que están aprendiendo. Es importante crear un ambiente donde los niños se sientan seguros y capaces de enfocarse, y ayudarlos a desarrollar el control cognitivo y la perseverancia para manejar mejor sus emociones.
1. "Atemorizar o estresar a los niños mientras están
intentando aprender es completamente contraproducente"
Neva Milicic, Psicologa, PUC
Saber cómo se enseña y cómo se aprende es central para la educación de los hijos. Los padres
y los educadores quisiéramos crear las mejores condiciones para el aprendizaje de nuestros
niños. Parece haber consenso entre los expertos en que, para aprender, la atención es un
requisito esencial. Para lograr un dominio sobre lo que se quiere aprender es necesario
focalizarse intensamente en ello, dejando de atender a otros aspectos de la realidad. Las
distracciones, sensoriales o emocionales, perturban la concentración en lo que se está
aprendiendo. Las distracciones sensoriales son aquellas que distraen los sentidos, por
ejemplo, si mientras lee siente un estruendo en la calle, seguramente se va a desconcentrar,
pero luego logrará rápidamente volver al contenido. Las distracciones emocionales, sin
embargo, son más complejas de superar. Si su lectura es interferida por una preocupación,
por ejemplo asociada a los problemas de algún hijo, es posible que le sea difícil apartarla y
retomar el hilo de la lectura.
La red neuronal para la atención incluye un circuito
orientado a inhibir la emoción. Por eso, el poder distraer la
atención de un estímulo a otro favorece recuperar el
bienestar y no estancarse en pensamientos recurrentes,
como la desesperanza. No se trata de desconectarse, pero
sí de ser capaces de mantener el control de la atención
mientras se está enfocado en un determinado aprendizaje.
Atemorizar o estresar a los niños mientras están
intentando aprender es completamente contraproducente y actuará bloqueando su
capacidad de aprender.
En el libro "Triple Focus", Daniel Goleman y Peter Senge abordan el tema de la atención desde
tres ejes: la conexión con nosotros mismos, la sintonización con otras personas y la
comprensión del mundo en su más amplia acepción. En relación al primer eje, los autores
señalan la importancia de fortalecer en los niños el control cognitivo, ayudándoles a establecer
muy claramente los objetivos que quieren lograr e incentivándolos a perseverar en su logro,
a pesar de los obstáculos. Quien aprende a perseverar logrará, adicionalmente, un mayor
dominio de las emociones destructivas. Son los mismos circuitos cerebrales los que se activan
en estos dos aspectos tan centrales para lograr tener una vida armoniosa: la capacidad de
centrarse en realizar tareas constructivas y la capacidad de autogestionar las emociones
difíciles.