2. Todos los niños necesitan límites. Establecer límites a los niños no resulta
solamente necesario para su seguridad, sino también para un sano
desarrollo y un conocimiento del mundo en el que deberá vivir.
Saber que no todo se puede conseguir cuando lo quiere, aprender a tolerar
la frustración, aprender los tiempos de demora y de espera, aprender las
normas de convivencia social, harán que en la vida adulta estas mismas
cosas, que también le van a pasar, las pueda vivir de otra manera.
11. Recordemos:
Los castigos deben ser siempre el último recurso y no lo primero que
apliquemos ante una conducta desobediente, desafiante o fuera de lugar. Si lo
que realmente pretendemos es que nuestros hijos aprendan a respetar las
normas y los límites establecidos en casa o fuera de ella de un modo efectivo,
que entiendan qué es lo que está bien y qué no, más que castigar hay que
ser un ejemplo a seguir a parte de intentar reforzar siempre que sea posible
sus conductas adecuadas.
Sin embargo hay ocasiones que es necesario enseñar a nuestros hijos las
consecuencias negativas que tienen sus actos aplicando sanciones a su
comportamiento inadecuado. Y aunque yo personalmente apuesto más por las
consecuencias educativas, los castigos puntuales tienen también su espacio en
nuestra labor educativa.