El documento discute cómo los estados usan diferentes instrumentos como el ejército, los medios de comunicación y las escuelas para promover una lengua dominante y suprimir otras lenguas. Esto a menudo conduce al "linguicidio", la muerte de lenguas a través de políticas explícitas de promoción unilingüe. El documento también sugiere que el prestigio de una lengua depende de factores políticos, económicos y sociales, no de su propia naturaleza.