1. Evaluaciones diferenciadas
Era un situación ética, pero actualmente es reglamentaria.
Algunos rechazan la idea de evaluación diferenciada, pues creen que
tiende a la discriminación y, prefieren hablar de evaluación inclusiva,
perspectiva que asume las diferencias individuales, por lo que debemos ser
atendidos desde nuestras propias experiencias de aprendizaje.
Con los proyectos de integración y los nuevos enfoques de la institución
pedagógica, se tiene a pensar y establecer que en la sociedad no existen
seres iguales o diferentes de otros, sino que todos somos sujetos únicos y
diferentes, y debemos ser respetados a partir de nuestra individualidad.
2. Evaluaciones diferenciadas
Nuestra educación, en sus inicios republicanos, tenía carácter de Exclusión, no
asociados a problemas físicos o motores, sino a condiciones sociales. Cosa que se
sigue perpetuando hasta el día de hoy. La educación no es igual para todos,
tiene un carácter sectorizado, derivada de la política educativa de nuestro país.
El concepto de segregación emana de la existencia de las muy escasas escuelas
diferenciadas, donde se atendía a personas con problemas de carácter
intelectual (con retraso) o problemas motores. Posteriormente se integran los niños
con problemas físicos o biológicos, como ciegos y sordomudos.
Nuestro sistema de educación presenta el problema de haber primero integrado
a los niños que necesitan una atención particular dentro del aula, pero ignorando
que los profesores no están capacitados para atender a esa necesidad.
3. Los Proyectos de integración
Se decretan a partir del decreto 170, que establece que los
establecimientos educacionales deben dar atención a las necesidades
educativas especiales. Es decir, establece que dentro de la institución
escolar van a aceptarse a todos los niños, independiente de su dificultad
física, motora o intelectual. Los establecimientos obtienen recursos del
estado, pues debe haber un equipo multidisciplinario dentro de la escuela:
psicólogo, psicopedagogo, educador diferencial, fonoaudiólogo.
El decreto 170 establece que hay cupo para 7 estudiante por curso, 5 de
carácter permanente (siempre deben estar en la sala con los compañeros)
y dos de cupos de carácter transitorio, que son los que tienen las dificultades
más graves de aprendizaje, y están autorizados para trabajar fuera del aula
común, directamente con los especialistas.
4. Hacia la educación inclusiva
El problema es que estamos avanzando hacia la educación inclusiva pero nuestras evaluaciones siguen siendo y teniendo un
carácter homogéneo. Enseñamos para la diversidad, aplicamos metodologías diferentes, pero aplicamos la misma evaluación.
Somos inconsistentes e incoherentes con nuestra práctica pedagógica. Hay que evaluar a partir de lo que hemos trabajado en
clases. Esa el la crisis y tensión que tenemos actualmente en educación, uno de los grandes dilemas de la educación inclusiva es
como conciliar una enseñanza atenta a la diversidad y a los procesos individuales de aprendizaje con una evaluación igual para
todos.
No se a logrado bajar una diversidad de técnicas a la hora de implementar evaluaciones.
La solución: Levantar una modelo de evaluación que sean coherente con la inclusión, la evaluación debe ser entendida como una
instancia de participación y aprendizaje para todos. Atender a los estudiantes a partir de sus propios aprendizajes y características,
no de una característica estandarizada, no evaluaciones de carácter homogéneo, sino heterogéneo.
Porque la finalidad de la evaluación no puede ser la de clasificar o comparar a los alumnos sino ser un facilitador para el proceso
de aprendizaje. Evaluación para los aprendizajes y no de los aprendizajes.
Uno de los estudios más completos es el que se desarrolla en Europa, en los años 2005 y 2008, cuyo objetivo es analizar como nos
trasladamos de los enfoques tradicionales a los auténticos Y como funcionan las evaluaciones inclusivas donde se aplican estos
modelos.
Conclusiones de este estudio: definición de evaluación inclusiva, no de evaluación diferenciada que es superada. Su finalidad es
promover el aprendizaje los alumnos que sea posible, no al nivel que dice un ministerio, un estándar, un objetivo, sino que el
aprendizaje se promueve a partir de las posibilidades del estudiante.
5. 13 propuestas del estudio de evaluación inclusiva
1. Evitar los procedimientos de evaluación demasiado burocráticos, reforzando la autonomía escolar.
2. Colaboración entre profesores, planificando y compartiendo experiencias de la práctica inclusiva.
3. Implicación del alumno, de los padres y compañeros en actividades de evaluación continua, planificadas y
apoyadas desde la escuela por el equipo docente y el profesor tutor.
4. Evaluación especializada en la identificación inicial de las necesidades educativas en el contexto del aula.
5. Variedad de recursos y herramientas sobre evaluación, como manuales técnicos, materiales de evaluación
en aspectos no académicos, instrumentos de autoevaluación y coevaluación, etc.
6. Tiempo de dedicación para actividades relacionadas con la evaluación y asegurar las tareas cooperativas
necesarias.
7. Estar claramente unidas a otros aspectos como la financiación y los recursos que apoyan la inclusión.
8. Evaluación formativa.
9. La evaluación no puede ser solamente una situación puntual, sino de carácter continuo, tengo que
enfocarme en el proceso.
10. Todos los procesos de evaluación tiene que estar ligados con el currículum escolar.
11. Promover el aprendizaje de todos los estudiantes, considerando la evaluación como un elemento eficaz
para progresos y la planificación.
12. Identificación de las potencias y habilidades de los estudiantes.
13. Evitar la deformaciones de las evaluaciones formativas y comunicar a los alumnos y familias los objetivos
de los procedimientos de evaluación, no los resultados. Comunicar propósito. Comunicarse con los
apoderados para formar alianzas en pos de apoyar al estudiante en su proceso de enseñanza-aprendizaje.