1. El clima como factor formador
La decisiva acción del clima en la formación del suelo se desprende al considerar que el clima va a
regular el aporte de agua al suelo, así como su temperatura. Ambos factores (humedad y
temperatura) ejercen una influencia decisiva en los tres procesos básicos de formación de los
suelos .
Por otra parte el clima también influye directamente en otros factores formadores, como es el
factor biótico y el relieve.
La disponibilidad y el flujo de agua regulan la velocidad de desarrollo de la mayoría de los procesos
edáficos. Es por ello que la intensidad de percolación (infiltración) se considera un factor decisivo
en la formación del suelo (condicionada por factores climáticos, cantidad y distribución anual de
las precipitaciones, y algunos parámetros edáficos, como la permeabilidad). La intensidad de
percolación nos va a indicar si en un suelo se produce suficiente exceso de agua como para
producir el lavado y la translocación de materiales o si por el contrario el agua queda retenida sin
que apenas se desplace hacia los horizontes profundos. La intensidad de la alteración, la clase de
procesos que se presentan, el tipo de horizontes que se formen y el espesor del suelo van a ser
muy diferentes según que los suelos sean percolantes (abundante infiltración de agua) o
subpercolantes