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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo intenta una siste-
matización clara y concisa de algunos de los
resultados más importantes que investigacio-
nes precedentes han aportado con respecto a
la temática del liderazgo y la motivación en el
ambiente laboral.
A partir de las investigaciones recopila-
das, se aclara que los mayores niveles de moti-
vación concuerdan con la existencia de lideraz-
gos de tendencia democrática, donde la parti-
cipación, el respeto y el compromiso son parte
del trato que se les brinda a los educadores.
Por el contrario cuando en el ambiente educa-
tivo prevalecen el control y la imposición, los
educadores se manifiestan resistentes y poco
colaboradores.
Sin embargo, a pesar de la existencia de
esta relación del liderazgo con la motivación de
los trabajadores, se sigue ocultando o negando
esta realidad, y se cae una y otra vez en análisis
reduccionistas de la problemática de la falta de
motivación laboral. Se culpa al individuo de su
falta de interés y compromiso laboral, y por el
contrario, no se examina toda la trama sistémi-
ca que hay detrás de la manifestación del sínto-
ma amotivacional, donde los juegos de poder, el
Rev. Ciencias Sociales: 106, 2004 (IV)-107, 2005 (I) / 203-214
ISSN: 0482-5276
ESTILOS DE LIDERAZGO Y MOTIVACIÓN LABORAL
EN EL AMBIENTE EDUCATIVO
Alejandra Cortés Mejía
En los procesos laborales,
la democracia es una demanda
no negociable de la dignidad humana.
RESUMEN
El presente trabajo consiste en una investigación teórica sobre la temática del lide-
razgo y la motivación, las investigaciones retomadas sobre dicho tema, fueron rea-
lizadas en diferentes contextos y situaciones, lo que permite tener una perspectiva
más amplia sobre los procesos del liderazgo y la motivación en el ambiente laboral. A
partir de estas investigaciones se intenta evidenciar el vínculo existente entre el lide-
razgo y la motivación laboral, pero tratando de profundizar en las características de
la relación entre dichos factores (liderazgo-motivación) en el ambiente educativo.
PALABRAS CLAVES: LIDERAZGO * MOTIVACIÓN * AMBIENTE LABORAL * EDUCACIÓN
* ORGANIZACIÓN DEMOCRÁTICA
KEYWORDS: LEADERSHIP * MOTIVATION * LABOR ENVIRONMENT * EDUCATION
* DEMOCRATIC ORGANIZATION
ARTÍCULOS
204 Alejandra Cortés Mejía
control y el dominio que se tiene sobre el otro,
en el ambiente laboral son factores altamente
importantes para ser considerados en el análisis
de estos síntomas que denigran paulatinamente
el desarrollo integral de los trabajadores.
Los procesos laborales se retroalimentan
constantemente y esto genera un determinado
ambiente psicológico en la institución. Muchas
veces, se tiene una mala concepción sobre el
ejercicio del liderazgo, y por ello al tratar de
hacer un buen papel en el mismo, se denigra a
las personas, tratando de “educarlas, presionar-
las, corregirlas o cambiarlas” de manera que se
logren “adaptar” al proceso laboral, incurriendo
con estas prácticas en una violación de los dere-
chos humanos de las personas. Los trabajadores
por su parte, muchas veces se resisten ante este
tipo de prácticas insanas y todo ello genera el
desarrollo de una trama vincular que propicia
un ambiente laboral viciado y nocivo para los
participantes de la organización.
DEFINICIÓN Y CLARIFICACIÓN
DE LA RELACIÓN EXISTENTE
ENTRE EL LIDERAZGO Y LA MOTIVACIÓN
La motivación es un fenómeno multicau-
sal, originado por diversas fuentes, tales como
los tipos de incentivos, reconocimientos, pro-
mociones, el trabajo por sí mismo, las necesida-
des de las personas, las metas y objetivos que se
tengan, las condiciones de trabajo, los salarios,
etc. Dentro de estas fuentes de motivación se
encuentra el ejercicio del liderazgo.
En investigaciones precedentes se ha
logrado determinar que existe una relación
directa entre el liderazgo que ejerce el jefe y
la motivación de los trabajadores, este vínculo
entre ambos factores parece prevalecer sobre
otro tipo de variables (entre estas se encuen-
tran por ejemplo, las condiciones ambientales o
sistemas de incentivos y su respectiva relación
con la motivación).
Dentro de este contexto relacional, se
puede definir la motivación como un conjunto de
reacciones y actitudes naturales, propias de las
personas, que se manifiestan cuando determi-
nados estímulos del medio circundante se hacen
presentes (Marín, Melgar y Castaño, 1990).
A un nivel general, la motivación se
puede explicar como la forma prototípica de
la autodeterminación: con un completo senti-
do de elección, con la experiencia de hacer lo
que se quiere, y sin la sensación de coerción
o compulsión, donde la persona se involucra
espontáneamente en una actividad que le inte-
resa (Deci y Ryan, 1990). Esta definición es
igualmente aplicable al ambiente laboral. Si
una persona siente que puede hacer lo que la
satisface, sin presiones y castigos que la rodeen,
se podría afirmar que dicha persona cuenta con
un ambiente propicio para el desarrollo de la
motivación laboral.
Ante esto, se puede comprender que la
motivación laboral está asociada al liderazgo
que se ejerce sobre esa persona, pues el estilo
de liderazgo es el que va a proveer el ambiente
propicio para la elección personal sin que exis-
tan coerciones o castigos posteriores. Se podría
teorizar que el liderazgo que se asocia con nive-
les aceptables de motivación, sería aquel lide-
razgo que se desarrolle con una visión amplia
del desarrollo humano, de manera que logre el
avance social, integral y sostenible de cada per-
sona. A la vez, esto trae como consecuencia que
cada ser humano pueda desarrollar sus poten-
cialidades en un marco de solidaridad, respeto y
compromiso.
Dentro de esta concepción el ejercicio del
liderazgo no significa imponer soluciones (Deci
y Ryan, 1990). La persona que ejerce liderazgo
no es la que provee respuestas o da órdenes
para ser acatadas al momento, sino aquella
persona que dirige los esfuerzos del grupo para
definir sus propios problemas y encontrar sus
propias respuestas.
En este sentido, un jefe puede lograr obe-
diencia, diciéndole a la gente qué hacer, pero
esto, por sí mismo, no modifica la comprensión
y el compromiso de la gente y lo que sucede
a largo plazo con un ambiente impositivo, es
que se debilitan las capacidades del grupo para
desenvolverse en un entorno complejo (Deci y
Ryan, 1990).
Los procesos laborales no consisten en
tener a la gente “robotizada”. No se trata de pro-
cesar órdenes y dar soluciones inmediatas, sino
que el trabajo es una actividad de carácter pro-
ductivo, que va más allá, el trabajo conlleva en
205Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo
sí mismo, implicaciones importantes para los
seres humanos, tales como el desarrollo de los
procesos de abstracción, representación psíqui-
ca de la realidad y su inserción en ella, elabora-
ción de procesos de conciencia, etc. En general,
el trabajo mantiene un papel fundamental en la
construcción de la personalidad, pues el pensa-
miento humano se vigoriza fundamentalmente
en la práctica del trabajo.
Por todo lo anterior, si el liderazgo coarta
las capacidades deliberativas y reflexivas de los
trabajadores, “robotizándolos”, los procesos
laborales se verían truncados en toda su dimen-
sión humana y esto volvería al trabajo una acti-
vidad hueca y sin sentido, y al ser humano en
una mercancía más.
Por ello, un buen liderazgo debe mejorar
la capacidad del grupo para realizar las aspira-
ciones y llegar a ser una organización en la que
los trabajadores puedan realizar su labor con
satisfacción y se progrese frente a los problemas
que deben enfrentar (Deci y Ryan, 1990). De
tal manera que el trabajo no solo sea un ins-
trumento para obtener beneficios económicos,
sino una actividad con valor intrínseco que
permita el desarrollo y crecimiento personal y
profesional de cada individuo.
Además, el trabajo debe adaptarse a las
características y expectativas de los trabajado-
res y las trabajadoras, para que se consolide en
una actividad integral que implique la realiza-
ción propia, la identidad social y personal, y la
construcción de relaciones humanas enrique-
cedoras, que conlleven a un desarrollo humano
mucho más integral.
Por otro lado, muchas veces, en el desa-
rrollo de los procesos laborales, la dinámica que
se generaba en el ambiente laboral era y sigue
siendo obnubilada por diversas razones e inte-
reses (por ejemplo, facilidad de imponer lide-
razgos autoritarios), por ello, los problemas con
respecto a los bajos niveles motivacionales son
entendidos de una manera reduccionista, pues
no se toma en cuenta la trama psicológica y los
vínculos desarrollados en el ambiente laboral,
sino que se responsabiliza de este hecho al
individuo, y no se considera al sistema donde se
encuentra inserto él mismo.
Manzoni y Barsoux (1998) realizan una
investigación sobre “El síndrome del fracaso”
la cual tuvo como propósito explorar cómo los
jefes y sus trabajadores se influyen respectiva-
mente en sus comportamientos.
Los investigadores (Manzoni y Barsoux,
1998) comentan que cuando un trabajador fra-
casa, se afirma que es porque está desmotivado
o porque tiene un desempeño deficiente, y que
por lo general, los jefes no se responsabilizan a
sí mismos de lo que está sucediendo, y por ello,
se presume que el problema es del trabajador.
Sin embargo, los investigadores afirman que al
jefe le recae gran parte de la responsabilidad del
desempeño deficiente y de la desmotivación del
trabajador. Ellos afirman que los resultados de
su investigación hacen pensar que los jefes aun-
que inadvertidamente y por lo general con las
mejores intenciones, muchas veces son cóm-
plices de la falta de éxito del trabajador, al crear
y reforzar una dinámica que esencialmente
prepara a quienes se consideran trabajadores de
bajo desempeño para fracasar. Este fenómeno
(Manzoni y Barsoux, 1998) lo denominan “sín-
drome de disposición para el fracaso”, en el cual
se genera una dinámica en la que los trabajado-
res percibidos como mediocres o de desempeño
deficiente satisfacen las bajas expectativas que
tienen sus jefes de ellos. El resultado de este
síndrome es que la motivación del trabajador
termina devastada.
Los autores (Manzoni y Barsoux, 1998)
comentan que el “síndrome de disposición para
el fracaso” comienza a presentarse cuando el
jefe comienza a pensar que el desempeño del
trabajador no es el que se espera de él, y por
ello los jefes tienden a aumentar la cantidad
de tiempo en la atención, se piden más infor-
mes, se observa más de cerca al trabajador y
se critica más intensamente; todo ello con el
propósito de mejorar el desempeño e impedir
que se cometan más errores. Pero a la vez,
esta dinámica genera que con el tiempo el tra-
bajador, debido a las bajas expectativas, llegue
a dudar de su propia capacidad de pensamien-
to y de sus habilidades, y pierda la motivación
requerida para tomar decisiones autónomas
o emprender cualquier acción. Los autores
(Manzoni y Barsoux, 1998) comentan que quizá
el aspecto más desalentador del síndrome es que
tiende a autosatisfacerse y autorreforzarse, con-
virtiéndose en un círculo vicioso por excelencia.
206 Alejandra Cortés Mejía
Por otro lado, es importante evidenciar
que el estudio de situaciones tan complejas,
como es la dinámica del liderazgo y la moti-
vación en los procesos laborales, se deben de
abordar desde modelos teóricos comprensivos
e incluyentes, de manera tal que el enfoque
teórico permita el análisis de la mayor cantidad
de factores posibles, pertenecientes al fenómeno
en estudio.
Por ello, el modelo sistémico se presenta
como un modelo teórico idóneo para analizar el
fenómeno y a la vez mantener una visión inte-
gral y globalizadora de la realidad del mismo.
Desde este enfoque se percibe las relacio-
nes y la organización en general, como un sistema
unitario e intencional compuesto de partes inte-
rrelacionadas (Stoner y Wankel, 1989). Así, en vez
de concebir a los individuos y los conflictos acon-
tecidos por separado, y de forma independiente
se trata de entender al sujeto y sus conflictos de
forma relacional, de manera que el contexto del
sistema pueda explicar las pautas interaccionales
que se suscitan en el ambiente laboral.
La organización entendida desde esta
perspectiva, es un conjunto de elementos en
interacción dinámica en el que el estado de
cada elemento está determinado por el estado
de cada uno de los demás elementos que confi-
guran el sistema. Así, se tendrá, que el cambio
en un miembro del sistema afecta a los otros,
puesto que sus acciones están interconectadas
mediante pautas de interacción. Haciendo que
las pautas de funcionamiento del sistema no
sean reducibles a la suma de sus elementos
constituyentes.
En este sentido, una premisa importante
del enfoque sistémico es que concibe que cual-
quier actividad de cualquier parte de la organi-
zación afecta a todas las demás. Por lo tanto, es
indiscutible que la actividad de liderazgo afecta
de una manera importante a los trabajadores,
máxime que existe una directriz jerárquica
entre ambos subsistemas.
Desde esta perspectiva el estilo de lide-
razgo del jefe es un elemento clave que debe
tomarse en cuenta para el análisis de la satis-
facción motivacional de los trabajadores. Al
respecto existe una serie de investigaciones que
se han dedicado a señalar el vínculo existente
entre ambos procesos.
Turnipseed y Turnipseed (1992), Ostroff
y Rothausen (1997), Valecillos (1996) y Hoy,
Smith y Sweetland (2003) hicieron una eva-
luación del clima organizacional en diferentes
ambientes tales como; escuelas, colegios y la
fuerza aérea. En estas investigaciones se encon-
tró que la presión del trabajo y el control sobre
los maestros son mayores que los niveles desea-
dos; esto, según los estándares establecidos por
los investigadores. A pesar de que el control
y el ejercicio del poder autoritario es mucho
más bajo en el sistema escolar que en la fuer-
za aérea, la percepción del control, según las
investigaciones, es mucho mayor en el sistema
escolar. Por otro lado, también se indicó que en
el sistema escolar se requerían niveles más ele-
vados de apoyo del director hacia los profesores.
Ante este hallazgo tan importante, se
podría decir que los sistemas laborales condi-
cionan a las personas de manera que se espere
un determinado tipo de liderazgo, y un deter-
minado nivel de apoyo en el trabajo. Por ejem-
plo, en la fuerza aérea, por su constitución tan
rígida se espera un tipo de liderazgo que tienda
a un mayor control y a un menor nivel de apoyo
en el trabajo, y esto se constituye en una de las
normas implícitas del sistema, por lo que al
evaluar la presión y el control, los trabajadores
en la fuerza aérea mantienen una tolerancia
mayor que los maestros para soportar lideraz-
gos autoritarios o con tendencia al control.
Por otro lado, se evidenció que los líderes
abiertos (aquellos que mantienen un trato con
los profesores como colegas, que son amistosos,
considerados y que establecen parámetros razo-
nables), son aceptados por los maestros y además
recompensados con su confianza. Lo que puede
indicar que el tipo de liderazgo que requieren los
educadores se acerca más a un estilo democrático,
donde la participación, la confianza y el respeto
son elementos fundamentales en la interacción.
La asociación entre el liderazgo y el clima
organizacional, y en específico, la relación exis-
tente entre un liderazgo de tipo democrático
y un clima organizacional agradable, en las
investigaciones anteriores, tiene implicaciones
importantes, tales como; la confirmación de la
necesidad de modelos democráticos que conlle-
ve la toma de decisiones participativas dentro
del grupo de profesores.
207Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo
Esta asociación entre el liderazgo demo-
crático y el clima organizacional satisfactorio,
puede tener su origen en el plano de las mani-
festaciones ideológicas de una institución, y
más específicamente en los procesos observa-
bles de la acción social, entre los que pueden
consignarse las pautas de interacción en el
grupo (Kornblit, 1984), así de acuerdo con la
ideología establecida en la institución se logran
determinar los parámetros de lo aceptable o
inaceptable dentro del sistema.
Una institución es un sistema organizado
que está separado del exterior por sus fronteras,
y que está estructuralmente compuesto por
subsistemas; estos se encuentran demarcados
por límites con diferentes grados de permeabi-
lidad y con diversas formas de jerarquización
interna entre ellos. Los miembros del sistema
organizan y regulan su interacción mediante
procesos comunicativos, que definen sus rela-
ciones (Minuchin 1985).
En este sentido, es la organización del
sistema propiamente la que va a demarcar o
delinear la idoneidad de las interrelaciones,
según las ideologías sobre el manejo del poder
y las relaciones que han estado implícitas en
dicho sistema. De esta manera el acuerdo y
la aceptación de las pautas de interacción, la
rigidez o flexibilidad de las fronteras, los gra-
dos de permeabilidad, las diversas formas de
jerarquización, los procesos comunicativos y
las relaciones de simetría y complementariedad
están regidos por las filosofías administrativas
y del ejercicio del poder en las que el sistema
institucional está inserto, es así como los pará-
metros de lo aceptado y lo rechazado estarán
claramente delimitados por estas tendencias.
Por ello, la ideología con respecto al
manejo del poder y a las relaciones, que man-
tienen los educadores parece acercarse a un
criterio de idoneidad con tendencia hacia el
liderazgo de tipo democrático, por lo que, cuan-
do dicho estilo está presente, se puede prever
un ambiente propicio para que las demás inte-
racciones (personales y profesionales) se con-
figuren dentro de los parámetros deseables del
sistema.
Por otro lado, Casales (1996) realiza un
programa de investigaciones de varios años
cuyo objetivo consistió en determinar el papel
del estilo de dirección en la productividad gru-
pal, y el grado en que diversas variables situa-
cionales; tales como: disposiciones comunicati-
vas dirigente (jefe formal, dado por una estruc-
tura jerárquica) – grupo, capacidad de liderazgo
del dirigente, disposiciones comunicativas recí-
procas entre el líder emergente y el dirigente,
las características de personalidad del dirigente,
las peculiaridades del grupo y la actividad que
realiza el grupo, y cómo estas variables afectan
dicha relación.
El programa se ocupó exclusivamente de
grupos naturales existentes en Cuba; esto es,
grupos que tienen una existencia independiente
de los objetivos de la investigación. Esta inves-
tigación permitió aclarar un problema teórico
importante concerniente al estilo del dirigen-
te, ya que, pone en evidencia que el estilo del
dirigente resulta absolutamente dependiente
de las características específicas de los grupos
analizados y del contexto particular, logrando
identificar las condiciones específicas en las
que los estilos contrastados han resultado más
o menos efectivos.
Esta investigación tiene hallazgos impor-
tantes, ya que da cuenta de que el estilo de
liderazgo es dependiente absolutamente del
sistema en el que se desarrolle, y se destaca
que aún en condiciones tan específicas como el
trabajo industrial, no es cierto que resulta más
apropiado un dirigente de estilo autoritario e
intolerante, muy centrado en las tareas y poco
motivado por las relaciones humanas, en con-
traste con otro democrático y preocupado por
las relaciones, ya que, cada uno de los estilos
puede alcanzar su mejor nivel de ejecución en
dependencia de otros factores del sistema, como
por ejemplo la existencia de la relación entre el
dirigente y el líder informal, que es un factor
clave en el desempeño del grupo que se había
desatendido antes.
En dicho estudio se evidencia claramen-
te como el liderazgo y su manifestación “más
apropiada”, o sea, aquella que logre adecuarse a
las reglas sistémicas y satisfacer a sus integran-
tes, tiene absoluta adhesión al sistema en donde
se encuentre.
Por su parte, Elangovan y Lin (2000)
examinaron las relaciones entre las percep-
ciones del poder del supervisor y las actitudes,
208 Alejandra Cortés Mejía
motivaciones y el estrés de trabajo de los subor-
dinados. Los resultados mostraron que el poder
legítimo; o sea, aquel que es atribuido por el
puesto que ocupa la persona, y el poder coer-
citivo; que es el poder restrictivo y represivo
que se ejerce sobre los trabajadores, fueron los
principales predictores del estrés del subordi-
nado, así mismo el poder coercitivo no afectó
la motivación del subordinado hacia su trabajo
como se pensaba. Además, el poder legítimo y el
poder de la recompensa, (este último se adquie-
re al estar en una posición superior y poder dar
algún tipo de incentivo al trabajador), fueron
los predictores más importantes de la moti-
vación del empleado, por otro lado, el poder
legítimo estuvo asociado con la satisfacción y el
compromiso; pero también estuvo asociado con
los niveles más elevados de estrés de parte del
subordinado.
Esta investigación sienta algunos fun-
damentos importantes como son: tomar en
cuenta las percepciones (variable subjetiva por
naturaleza) como elemento de transición entre
el liderazgo y la motivación, además retoma el
poder, y lo correlaciona con diversas variables
y entre ellas lo correlaciona con la motivación.
Esta investigación aclara cómo los diferentes
tipos del poder correlacionan de determina-
da manera con la motivación, siendo que la
percepción de poder legítimo (poder que se
presenta por ocupar un puesto determinado),
poder de recompensa (poder con capacidad de
recompensar a los trabajadores), estuvieron
positivamente relacionados con la motivación
del trabajador.
Al analizar más profundamente las aso-
ciaciones entre los diferentes tipos de poder,
la motivación, y el estrés de los trabajadores,
se puede ver que el poder legítimo se asocia
positivamente con la motivación pero también
se asocia positivamente con el estrés, por lo
que se podría especular que el poder legítimo
que tiene una persona por su puesto en una
institución se asocia con el estrés y la moti-
vación de los trabajadores, de acuerdo con el
ejercicio particular del liderazgo que se haga,
y de las características particulares del sistema
donde se encuentre, así entre más concuerde el
liderazgo con las características del sistema se
esperaría una mejor motivación.
Derivado de estos descubrimientos, es
importante denotar que el sistema de las ins-
tituciones educativas tiene características muy
específicas que hace que el liderazgo deba ejer-
cerse con características determinadas; en tér-
minos generales se podría decir que los lide-
razgos educativos eficientes y eficaces (a un
nivel de la tarea y a un nivel de relaciones inter-
personales) se dirigen hacia un estilo de tipo
democrático.
El sistema del gremio de los profesores
en general parece modularse más satisfactoria-
mente con un liderazgo participativo y de com-
promiso (que son tendencias democráticas del
liderazgo), que con liderazgos autoritarios con
fuertes estrategias de control.
Al respecto Leithwood, Steinbach y Jantzi
(2002), y Demorest y Grady (2002) realizaron
algunas investigaciones y una de las conclu-
siones más importantes que se deriva de estos
estudios, es que las estrategias de control de
los gobiernos con los profesores son exageradas
para la implementación de sus propias políticas,
en contraste con las estrategias de compromi-
so, y que esto desemboca en las más serias y
negativas consecuencias; como por ejemplo,
se encontró que es difícil en el gremio de edu-
cadores un paso exitoso de una estrategia de
control, utilizada por parte del liderazgo guber-
namental al uso posterior de una estrategia de
compromiso.
Se determina además, que los sistemas de
incentivos y de castigos, a pesar de que podrían
aumentar la efectividad en las políticas, podrían
erosionar la legitimidad social del gobierno ante
los educadores.
En la investigación se encontró que el
liderazgo del director actúa como un antídoto
para lo que de otra manera sería un ambiente
de implementación tóxico.
En el estudio, las creencias positivas de
los maestros estuvieron asociadas con las prác-
ticas de liderazgo escolar, pues el líder ayudaba
a clarificar las razones del gobierno, dándoles
poder a los maestros de participar en las deci-
siones, haciendo posible adquirir nuevas habili-
dades necesarias para la implementación de las
políticas.
Se ha visto que los gobiernos no tienen
claridad en la estrategia que han utilizado con
209Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo
los educadores, emplean estrategias de control y
esto hace reaccionar negativamente al grupo de
maestros provocando que los objetivos propues-
tos no se logren. Ante estas malas estrategias
de liderazgo gubernamental, los directores tie-
nen un papel fundamental y la investigación de
Leithwood, Steinbach y Jantzi (2002) lo descu-
brió, pues ante procesos de cambio en donde las
estrategias de los gobiernos eran absolutamente
erradas, por poseer características altamente
impositivas, los directores fueron el elemento
clave de conciliación, pues al encargarse estos
de que los maestros tuvieran conocimientos y
herramientas que los potenciara para la parti-
cipación, lograron un ambiente más propicio
para la implementación de políticas.
En estas investigaciones los aportes más
importantes radican en el hecho de que el lide-
razgo ejercido sobre grupos de docentes, debe
tener características muy particulares, ya que,
el líder no solo provee directrices, sino que se
constituye en un mediador entre las políticas
gubernamentales y los educadores, y parale-
lamente se evidencia que el estilo de lideraz-
go autoritario genera una serie de emociones
negativas como frustración, estrés, incomodi-
dad y ansiedad en los educadores.
Además, se evidenció que las manifesta-
ciones del líder influencian en un grado signi-
ficativo la motivación del trabajador; o sea; que
existe una conexión directa y significativa entre
la conducta emanada del líder y los procesos
motivacionales del trabajador.
Las investigaciones explicitan elementos
muy importantes. Entre los factores más rele-
vantes, se encuentra que la relación del lideraz-
go con la motivación es una relación real; las
diversas investigaciones dan cuenta de que dicha
relación existe y que no es una relación espuria.
Y que como toda relación tiene su fundamento
en un contexto específico y debe adecuarse a
las características particulares del sistema para
lograr concordar con las pautas interaccionales
requeridas, y con ello lograr la comodidad de los
participantes de la organización.
Además, se logra determinar que la
población de docentes, por sus características
particulares de educadores, requiere de modelos
de liderazgo democráticos y de toma de decisio-
nes participativas.
Se evidencia que el liderazgo que ejercen los
directores sobre los profesores es crítico en el desa-
rrollo de la confianza de los profesores y además
ante las estrategias de control de los gobiernos,
el ejercicio del liderazgo, por parte del director, es
un elemento clave, ya que las creencias y actitudes
positivas de los maestros se encontraron asociadas
con las prácticas del liderazgo escolar.
PROPUESTA DE LIDERAZGO
Buckingham y Coffman (2000) realiza-
ron una investigación con más de 400 empre-
sas, y encontraron que los mejores jefes del
mundo difieren en muchas cosas, pero tienen
algo en común, y eso es que rompen las reglas
de la sabiduría convencional.
Los investigadores afirman que dichos
jefes argumentan no creer que una persona
pueda lograr todo lo que se propone y que tam-
poco se trata de ayudar a la gente a superar sus
debilidades. Ellos afirman que en sus investiga-
ciones encuentran que los trabajadores talento-
sos necesitan gerentes excepcionales.
También encuentran que el tiempo de
permanencia de los trabajadores capaces, en
una empresa, va a depender de la relación con
el supervisor inmediato. Ellos determinan en su
estudio que el jefe es el factor crítico para cons-
truir un sitio de trabajo sólido.
Algunos de los jefes entrevistados man-
tienen un deseo de ayudar a los trabajadores a
ser más de lo que ya son, procuran tratar a cada
persona de manera diferente, desean crear una
relación estrecha con sus trabajadores y sobre
todo aceptan que no pueden cambiar a la gente
y lo único que pueden hacer es ser un facilita-
dor (Buckingham y Coffman, 2000).
Buckingham y Coffman afirman que la
investigación señala que los criterios de bene-
ficios al trabajador que utilizan las compañías
no apuntan al blanco. Ellos afirman que “el
jefe inmediato es lo más importante, pues él
es el que define y forja el ambiente de trabajo.
Si este establece expectativas claras, conoce al
trabajador, confía e invierte en él, entonces se
le puede perdonar a la compañía que no cuente
con beneficios extraordinarios” (2000, p. 21).
Los trabajadores argumentan que “... es
mejor trabajar para un jefe extraordinario en
210 Alejandra Cortés Mejía
una compañía anticuada, que para un jefe atroz
en una empresa que ofrezca una cultura escla-
recida y enfocada en sus trabajadores”. (Buc-
kingham y Coffman, 2000, p. 21).
Los investigadores (Buckingham
y Coffman, 2000, p.46), argumentan que la
concepción tradicional de gerente, así:
... el jefe tiene el deber de orientar los
cambios en sus colaboradores, diseñar
reglas y políticas para controlar las incli-
naciones díscolas de sus trabajadores;
enseñarles las destrezas y competencias
necesarias para llenar sus carencias; con-
centrar su mejor esfuerzo como jefe en
acallar o corregir a sus trabajadores.
Buckingham y Coffman (2000, p.47)
argumentan que los mejores gerentes, de acuer-
do con su investigación, rechazan el argumento
anterior. Pues, estos jefes
... reconocen que cada persona tiene moti-
vaciones diferentes, que cada persona
tiene su propia forma de pensar y su pro-
pio estilo de relacionarse con los demás,
ellos entienden que hay un límite para
lo que pueden hacer por cambiar a una
persona. Pero no se lamentan de esas dife-
rencias, ni tratan de eliminarlas. Lo que
hacen es aprovecharlas. Tratan de ayudar
a cada quien a ser más y más lo que ya es.
Los mejores gerentes, (Buckingham y
Coffman, 2000, p.47), hacen eco del siguiente
pensamiento:
La gente no cambia mucho.
No hay que perder tiempo tratando
de llenar vacíos.
Es mejor tratar de aprovechar lo que ya existe.
Eso de por sí ya es difícil.
Esta investigación deja muy en claro que
el jefe debe hacer morir toda esperanza o fan-
tasía de lograr un cambio en sus trabajadores,
ellos no van a cambiar, ni tampoco es su deber
cambiarlos, al entender esto el jefe logra adquirir
respeto hacia el otro, a la vez que esta posición
trae consigo, paz para el sistema, ya que no van
a haber individuos “forzando a otros a conver-
tirse en lo que no son”.
Esta posición tiene un fundamento en la
libertad real, porque se acepta a la persona tal
como es, con sus virtudes y sus defectos, sin
tratar de cambiar al otro, por el contrario cada
quien asume sus responsabilidades personales.
Esta perspectiva permite a las personas
asumir y desarrollar cada vez más la autono-
mía que les pertenece y además lograr que esta
pueda ser reconocida como un factor inherente
a todos los seres humanos.
El jefe debe aceptar que no es posible
convertir a alguien en una persona diferente a
la que ya es, a pesar de todo lo que él mismo
haga. Aceptar esta premisa trae al sistema (jefes
y trabajadores) un estado de paz, a la vez aca-
rrea como consecuencia la aparición del respeto
y la tolerancia por las diferencias individuales.
Por otro lado, además de comprender
que es imposible transformar una persona y
que a la vez, este acto de transformar a alguien
es irrespetuoso y transgrede la dignidad de las
personas y la tolerancia por las diferencias indi-
viduales, hay algunos autores (Vargas, 2003)
que plantean la necesidad inminente de un
cambio del ejercicio del liderazgo transaccional,
(como se ha venido gestando a lo largo de la
historia de los sistemas educativos), a un tipo
de liderazgo de transformación.
LIDERAZGO EN EL SISTEMA EDUCATIVO
Vargas (2003), comenta que la puesta en
práctica de esta posición teórica en el liderazgo
educativo puede traer algunos cambios impor-
tantes en las instituciones.
El liderazgo de transformación se podría
definir
... como el rol que desarrolla un tipo
de líder, capaz de ayudar a los demás
a tomar conciencia de sus posibilida-
des y capacidades, de liderar sus propias
actividades dentro de la organización,
pensando en su crecimiento y desarrollo
profesional (Vargas, 2003, p. 19).
211Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo
Algunas características importantes del
liderazgo transformacional para el desarrollo de
las y los profesores y de la institución en gene-
ral son los siguientes (Vargas, 2003, p.20):
✧ Consideración individual: consiste en
dedicar tiempo y atención a las necesidades
y diferencias individuales de las y los
profesores esto quiere decir que la relación y
la comunicación es personalizada.
✧ Tolerancia psicológica: el permanecer
periodos largos y constantes en un centro
educativo hace que los docentes generen
grandes dosis de ansiedad, entre ellos
mismos y con sus alumnos, a lo cual se le
denomina espacio de interacción turbulenta.
Bajo este clima, es fundamental que el líder
no solo posea, sino manifieste grandes dosis
de empatía, para que pueda manejar el
conflicto y la tensión de una mejor manera.
Pues este liderazgo tiene como uno de
los pilares fundamentales, el crecimiento
integral del personal.
✧ Liderazgo compartido: fundamentado
en la cultura de la participación, el líder
crea condiciones para que sus compañeros
colaboren con él en la definición de la
misión, les hace partícipes de su visión
y crea un consenso sobre los valores que
deben dar estilo a la organización. Además él
no busca sobresalir o recibir todo el mérito
de los logros obtenidos por el sistema.
✧ Trabajo en equipo produce sinergia: esta
estrategia genera mejores resultados.
✧ Un liderazgo fundamentado en valores: los
líderes deben conducirse bajo la directriz de
los valores humanos básicos, tales como la
dignidad de la vida, el mejoramiento de la
salud, la fraternidad, la necesidad de justicia
social y el respeto.
En síntesis, un liderazgo ejercido en las
instituciones educativas, para que sea efecti-
vo en el nivel de las relaciones humanas debe
considerar algunos elementos básicos, entre los
cuales se encuentra:
Una concepción integral de ser humano.
Desde esta perspectiva se debe tener considera-
ción por las personas. Dedicar tiempo, atención
y un trato agradable a los y las trabajadoras es
fundamental. Algunas veces, resulta mucho
más fácil regañar, insultar y agredir a una per-
sona, que analizar las causas del error y que
el líder haga su propio autoanálisis para que
detecte cuáles son sus propios fallos y errores.
Es lamentable, observar que algunas
personas por encontrarse en un puesto de
poder se creen con el derecho de insultar,
denigrar y maltratar a sus colaboradores.
Estas prácticas de control y opresión sobre el o
la trabajadora se han realizado por años (explí-
cita o implícitamente), y esto es consecuencia
de las concepciones erróneas que se ha tenido
sobre el ejercicio del liderazgo. Y aunque la
teoría ha ido desarrollándose y planteando
nuevos modelos que tratan de salvaguardar la
dignidad humana, en la práctica, este proceso
se ha rezagado.
Parte de la consideración individual, que
se hablaba anteriormente, es el respeto por
las diferencias individuales. Querer cambiar la
forma de ser de un o una trabajadora a través
de gritos, regaños, suspensiones, todos de tipo
disciplinario, es transgredir la dignidad huma-
na. Muchas veces, se piensa que el jefe está en
un puesto de liderazgo para corregir, manipular
y educar, cuando en realidad, el líder debe ser
un facilitador de los procesos laborales, y no
un “dictador” que impone qué, cómo y cuándo
deben de hacerse las cosas.
Algunas teorías, manifiestan que la agre-
sión a los demás, es un síntoma que se evi-
dencia cuando la persona quiere que el otro
sea como él quiere que sea, y cuando esto no
sucede, la agresión puede ser una de las mani-
festaciones brutales del enojo que se siente al
contrastar ideales con realidades.
Ante esto, la solución más eficaz es que
se dé muerte a los ideales que se tienen sobre
el otro, y lograr así comprender que no se
puede cambiar las personas y que querer reco-
rrer nuestro mundo, pensando y deseando
cambiar a los demás es imposible y además
irrespetuoso.
Cuando esta concepción del ser humano,
pueda ser llevada a las empresas y organizaciones,
212 Alejandra Cortés Mejía
quizás muchos jefes dejen de forzar a sus tra-
bajadores a que sean lo que no son, y ellos mis-
mos puedan tener reposo al dejar de cargar una
demanda tan fuerte que durante años ha estado
sobre sus hombros.
Partiendo de esta concepción de ser
humano individual, cada quien tiene sus
defectos, errores, virtudes, así como distin-
tas formas de hacer frente a la cotidianidad
laboral. Vargas (2003) habla de la tolerancia
psicológica, donde el director o directora de
la institución educativa trate de ser empático
con sus colaboradores que se encuentran en
un clima que ella denomina de “interacción
turbulenta” (Vargas, 2003). Cada profesor o
profesora va a manifestar su enojo, frustra-
ción, dolor, alegría de formas muy diferentes,
por ello, el director debe tener una capacidad
fundamental que es tratar de comprender al
otro desde sus características personales, a
través de un análisis sistémico, comprendien-
do el papel que dicha persona está ocupando
en la trama vincular, y poder cooperar desde
esta perspectiva de contexto como un elemen-
to de contención y de apoyo.
Otra implicación importante que se deri-
va de la concepción del liderazgo desde la pers-
pectiva sistémica, es que existen (quiérase o no)
procesos de retroalimentación entre los diferen-
tes subsistemas, y el liderazgo no está exento
de estos procesos, por ello la flexibilidad del
liderazgo en cuanto a la apertura con respecto
a los otros subsistemas es fundamental, pues
cuando se rigidiza una postura del liderazgo y
se tienen problemas para adaptarlo a los dis-
tintos momentos y fluctuaciones del sistema,
el liderazgo puede sucumbir, o sea, puede ser
inadecuado para ejercerse en las condiciones
existentes.
De allí que el liderazgo compartido, no
sea, solo un deseo del líder sino una realidad
que se vive, por el movimiento mismo del
sistema.
Al ser un liderazgo compartido, el líder
debe tener los valores, tales como; la justicia, el
respeto y el reconocimiento por quienes día con
día forman parte del sistema, y, en última ins-
tancia mejoran, adaptan, optimizan el sistema
en el que todos y todas se encuentran y confor-
man: la organización educativa.
CONCLUSIONES
A partir de los resultados obtenidos en
las investigaciones, es conveniente retomar que
el liderazgo juega un papel fundamental en la
constitución de los niveles motivacionales de
los trabajadores y en este caso en específico de
los profesores y profesoras.
Sin embargo, en la práctica de la direc-
ción de instituciones, se siguen ejecutando
prácticas desfavorables, que hacen mermar la
motivación de las personas.
Las investigaciones describen a los pro-
fesores como personas inscritas dentro de un
sistema especial y específico, que los hace tener
ciertas características similares. Siguiendo esta
línea, se puede aducir, según las investigacio-
nes (Turnipseed y Turnipseed, 1992; Ostroff y
Rothausen, 1997; Valecillos 1996 y Hoy, Smith
y Sweetland, 2003) que las y los educadores son
personas con una alta susceptibilidad para la
percepción de situaciones de control y autori-
tarismo, y que frente a estas realidades reaccio-
nan negativamente. Por el contrario, según las
mismas investigaciones, los docentes aceptan
y recompensan a líderes que tienen una pers-
pectiva de su ejercicio más abierta, es decir,
jefes que son amistosos y considerados con sus
colaboradores.
Además los docentes, según las investi-
gaciones anteriores, son poco complacientes
con las estrategias de control que los gobiernos
utilizan para la implementación de sus políti-
cas, pues son reticentes con las políticas auto-
ritarias de los gobiernos y lo que ocurre es que
el paso posterior de la implementación requiere
muchas veces del apoyo operativo de los docen-
tes, y es en este proceso en que los profesores
se muestran renuentes a colaborar, por lo que
muchas de las políticas no son lo efectivas que
pudieron haber sido, por causa de las malas
estrategias de los gobiernos. Ante esta repul-
sión que los docentes experimentan frente a las
prácticas autoritarias, es importante evidenciar,
que los educadores manifiestan fuertes emocio-
nes negativas, tales como estrés, frustración,
ansiedad, incomodidad y desmotivación. La
vivencia de dichas emociones desgastan y per-
judican a la persona, su trabajo, su eficiencia y
en consecuencia a la misma organización.
213Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo
Por todo esto, es necesario la puesta en
práctica de modelos democráticos, en los que
los docentes, puedan sentirse cómodos y pue-
dan desarrollarse en su proceso laboral tanto
personal como profesionalmente.
Un modelo democrático dentro del sis-
tema educativo, está compuesto por múltiples
premisas ideológicas, entre las cuales están la
libertad como elemento fundamental del desa-
rrollo del ser humano, la tolerancia, el respeto,
la consideración y un liderazgo fundamentado
en valores.
Con la presencia de estos valores básicos
en los centros educativos, se podría decir que
los docentes contarían con un clima organiza-
cional propicio para el desarrollo de múltiples
actitudes y capacidades que generen un desa-
rrollo integral del ser.
Sin embargo, teniendo una visión más
amplia sobre la temática, se debe tener en cuen-
ta un factor indispensable en cualquier ambien-
te (ya sea este laboral, familiar, religioso o edu-
cativo), y es el tomar en cuenta las diferencias
individuales, y el respeto y la consideración
ante las mismas.
Los dirigentes deben procurar deshacer-
se de la visión de sí mismos, donde se conciben
como omnipotentes, supremos y soberanos.
Para así, poder reconocerse como vulnerables,
como sujetos en falta (carentes), que necesitan
y requieren de los demás.
Las demandas que han pesado sobre los
hombros de los y las dirigentes han sido muy
grandes, y a veces imposibles; se les ha dicho,
que deben orientar los cambios en sus trabaja-
dores, que deben controlar las inclinaciones per-
turbadoras de los y las colaboradores, que deben
enseñar, aquietar y corregir a los mismos.
En pro del cumplimiento de esta gran
hazaña, los jefes emprenden el camino que
les fue trazado y se impulsan hacia el reto que
se les impuso. Pero poco a poco se van dando
cuenta de que todo fue un engaño, que ellos no
pueden controlar todo, que no pueden ser los
líderes perfectos que una vez soñaron ser, que
comenten errores y que muchas veces necesi-
tan del apoyo y la comprensión del equipo.
Los jefes, que insisten en el reto de “cam-
biar y mejorar a sus colaboradores” terminan
por sentirse decepcionados por no lograrlo, y
por haber sometido a muchos de sus traba-
jadores a prácticas impositivas poco funcio-
nales, pues en lugar de cambiar y mejorar al
colaborador, logran (en el mejor de los casos)
que este se aleje de ellos y en casos peores lo
que sucede es que una o un trabajador poten-
cialmente bueno, se vaya de la organización o
peor aún permanezca en ella, con desmotiva-
ción o frustración por la puesta en práctica
de situaciones coercitivas que deterioran la
dignidad humana.
Es por todo esto, que la corriente de pen-
samiento en que se fundamenta este artículo,
tiene como premisa básica que EN LOS PROCESOS
LABORALES LA DEMOCRACIA ES UNA DEMANDA NO
NEGOCIABLE DE LA DIGNIDAD HUMANA.
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Alejandra Cortés Mejía
alecor464@hotmail.com
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  • 1. INTRODUCCIÓN El presente trabajo intenta una siste- matización clara y concisa de algunos de los resultados más importantes que investigacio- nes precedentes han aportado con respecto a la temática del liderazgo y la motivación en el ambiente laboral. A partir de las investigaciones recopila- das, se aclara que los mayores niveles de moti- vación concuerdan con la existencia de lideraz- gos de tendencia democrática, donde la parti- cipación, el respeto y el compromiso son parte del trato que se les brinda a los educadores. Por el contrario cuando en el ambiente educa- tivo prevalecen el control y la imposición, los educadores se manifiestan resistentes y poco colaboradores. Sin embargo, a pesar de la existencia de esta relación del liderazgo con la motivación de los trabajadores, se sigue ocultando o negando esta realidad, y se cae una y otra vez en análisis reduccionistas de la problemática de la falta de motivación laboral. Se culpa al individuo de su falta de interés y compromiso laboral, y por el contrario, no se examina toda la trama sistémi- ca que hay detrás de la manifestación del sínto- ma amotivacional, donde los juegos de poder, el Rev. Ciencias Sociales: 106, 2004 (IV)-107, 2005 (I) / 203-214 ISSN: 0482-5276 ESTILOS DE LIDERAZGO Y MOTIVACIÓN LABORAL EN EL AMBIENTE EDUCATIVO Alejandra Cortés Mejía En los procesos laborales, la democracia es una demanda no negociable de la dignidad humana. RESUMEN El presente trabajo consiste en una investigación teórica sobre la temática del lide- razgo y la motivación, las investigaciones retomadas sobre dicho tema, fueron rea- lizadas en diferentes contextos y situaciones, lo que permite tener una perspectiva más amplia sobre los procesos del liderazgo y la motivación en el ambiente laboral. A partir de estas investigaciones se intenta evidenciar el vínculo existente entre el lide- razgo y la motivación laboral, pero tratando de profundizar en las características de la relación entre dichos factores (liderazgo-motivación) en el ambiente educativo. PALABRAS CLAVES: LIDERAZGO * MOTIVACIÓN * AMBIENTE LABORAL * EDUCACIÓN * ORGANIZACIÓN DEMOCRÁTICA KEYWORDS: LEADERSHIP * MOTIVATION * LABOR ENVIRONMENT * EDUCATION * DEMOCRATIC ORGANIZATION ARTÍCULOS
  • 2. 204 Alejandra Cortés Mejía control y el dominio que se tiene sobre el otro, en el ambiente laboral son factores altamente importantes para ser considerados en el análisis de estos síntomas que denigran paulatinamente el desarrollo integral de los trabajadores. Los procesos laborales se retroalimentan constantemente y esto genera un determinado ambiente psicológico en la institución. Muchas veces, se tiene una mala concepción sobre el ejercicio del liderazgo, y por ello al tratar de hacer un buen papel en el mismo, se denigra a las personas, tratando de “educarlas, presionar- las, corregirlas o cambiarlas” de manera que se logren “adaptar” al proceso laboral, incurriendo con estas prácticas en una violación de los dere- chos humanos de las personas. Los trabajadores por su parte, muchas veces se resisten ante este tipo de prácticas insanas y todo ello genera el desarrollo de una trama vincular que propicia un ambiente laboral viciado y nocivo para los participantes de la organización. DEFINICIÓN Y CLARIFICACIÓN DE LA RELACIÓN EXISTENTE ENTRE EL LIDERAZGO Y LA MOTIVACIÓN La motivación es un fenómeno multicau- sal, originado por diversas fuentes, tales como los tipos de incentivos, reconocimientos, pro- mociones, el trabajo por sí mismo, las necesida- des de las personas, las metas y objetivos que se tengan, las condiciones de trabajo, los salarios, etc. Dentro de estas fuentes de motivación se encuentra el ejercicio del liderazgo. En investigaciones precedentes se ha logrado determinar que existe una relación directa entre el liderazgo que ejerce el jefe y la motivación de los trabajadores, este vínculo entre ambos factores parece prevalecer sobre otro tipo de variables (entre estas se encuen- tran por ejemplo, las condiciones ambientales o sistemas de incentivos y su respectiva relación con la motivación). Dentro de este contexto relacional, se puede definir la motivación como un conjunto de reacciones y actitudes naturales, propias de las personas, que se manifiestan cuando determi- nados estímulos del medio circundante se hacen presentes (Marín, Melgar y Castaño, 1990). A un nivel general, la motivación se puede explicar como la forma prototípica de la autodeterminación: con un completo senti- do de elección, con la experiencia de hacer lo que se quiere, y sin la sensación de coerción o compulsión, donde la persona se involucra espontáneamente en una actividad que le inte- resa (Deci y Ryan, 1990). Esta definición es igualmente aplicable al ambiente laboral. Si una persona siente que puede hacer lo que la satisface, sin presiones y castigos que la rodeen, se podría afirmar que dicha persona cuenta con un ambiente propicio para el desarrollo de la motivación laboral. Ante esto, se puede comprender que la motivación laboral está asociada al liderazgo que se ejerce sobre esa persona, pues el estilo de liderazgo es el que va a proveer el ambiente propicio para la elección personal sin que exis- tan coerciones o castigos posteriores. Se podría teorizar que el liderazgo que se asocia con nive- les aceptables de motivación, sería aquel lide- razgo que se desarrolle con una visión amplia del desarrollo humano, de manera que logre el avance social, integral y sostenible de cada per- sona. A la vez, esto trae como consecuencia que cada ser humano pueda desarrollar sus poten- cialidades en un marco de solidaridad, respeto y compromiso. Dentro de esta concepción el ejercicio del liderazgo no significa imponer soluciones (Deci y Ryan, 1990). La persona que ejerce liderazgo no es la que provee respuestas o da órdenes para ser acatadas al momento, sino aquella persona que dirige los esfuerzos del grupo para definir sus propios problemas y encontrar sus propias respuestas. En este sentido, un jefe puede lograr obe- diencia, diciéndole a la gente qué hacer, pero esto, por sí mismo, no modifica la comprensión y el compromiso de la gente y lo que sucede a largo plazo con un ambiente impositivo, es que se debilitan las capacidades del grupo para desenvolverse en un entorno complejo (Deci y Ryan, 1990). Los procesos laborales no consisten en tener a la gente “robotizada”. No se trata de pro- cesar órdenes y dar soluciones inmediatas, sino que el trabajo es una actividad de carácter pro- ductivo, que va más allá, el trabajo conlleva en
  • 3. 205Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo sí mismo, implicaciones importantes para los seres humanos, tales como el desarrollo de los procesos de abstracción, representación psíqui- ca de la realidad y su inserción en ella, elabora- ción de procesos de conciencia, etc. En general, el trabajo mantiene un papel fundamental en la construcción de la personalidad, pues el pensa- miento humano se vigoriza fundamentalmente en la práctica del trabajo. Por todo lo anterior, si el liderazgo coarta las capacidades deliberativas y reflexivas de los trabajadores, “robotizándolos”, los procesos laborales se verían truncados en toda su dimen- sión humana y esto volvería al trabajo una acti- vidad hueca y sin sentido, y al ser humano en una mercancía más. Por ello, un buen liderazgo debe mejorar la capacidad del grupo para realizar las aspira- ciones y llegar a ser una organización en la que los trabajadores puedan realizar su labor con satisfacción y se progrese frente a los problemas que deben enfrentar (Deci y Ryan, 1990). De tal manera que el trabajo no solo sea un ins- trumento para obtener beneficios económicos, sino una actividad con valor intrínseco que permita el desarrollo y crecimiento personal y profesional de cada individuo. Además, el trabajo debe adaptarse a las características y expectativas de los trabajado- res y las trabajadoras, para que se consolide en una actividad integral que implique la realiza- ción propia, la identidad social y personal, y la construcción de relaciones humanas enrique- cedoras, que conlleven a un desarrollo humano mucho más integral. Por otro lado, muchas veces, en el desa- rrollo de los procesos laborales, la dinámica que se generaba en el ambiente laboral era y sigue siendo obnubilada por diversas razones e inte- reses (por ejemplo, facilidad de imponer lide- razgos autoritarios), por ello, los problemas con respecto a los bajos niveles motivacionales son entendidos de una manera reduccionista, pues no se toma en cuenta la trama psicológica y los vínculos desarrollados en el ambiente laboral, sino que se responsabiliza de este hecho al individuo, y no se considera al sistema donde se encuentra inserto él mismo. Manzoni y Barsoux (1998) realizan una investigación sobre “El síndrome del fracaso” la cual tuvo como propósito explorar cómo los jefes y sus trabajadores se influyen respectiva- mente en sus comportamientos. Los investigadores (Manzoni y Barsoux, 1998) comentan que cuando un trabajador fra- casa, se afirma que es porque está desmotivado o porque tiene un desempeño deficiente, y que por lo general, los jefes no se responsabilizan a sí mismos de lo que está sucediendo, y por ello, se presume que el problema es del trabajador. Sin embargo, los investigadores afirman que al jefe le recae gran parte de la responsabilidad del desempeño deficiente y de la desmotivación del trabajador. Ellos afirman que los resultados de su investigación hacen pensar que los jefes aun- que inadvertidamente y por lo general con las mejores intenciones, muchas veces son cóm- plices de la falta de éxito del trabajador, al crear y reforzar una dinámica que esencialmente prepara a quienes se consideran trabajadores de bajo desempeño para fracasar. Este fenómeno (Manzoni y Barsoux, 1998) lo denominan “sín- drome de disposición para el fracaso”, en el cual se genera una dinámica en la que los trabajado- res percibidos como mediocres o de desempeño deficiente satisfacen las bajas expectativas que tienen sus jefes de ellos. El resultado de este síndrome es que la motivación del trabajador termina devastada. Los autores (Manzoni y Barsoux, 1998) comentan que el “síndrome de disposición para el fracaso” comienza a presentarse cuando el jefe comienza a pensar que el desempeño del trabajador no es el que se espera de él, y por ello los jefes tienden a aumentar la cantidad de tiempo en la atención, se piden más infor- mes, se observa más de cerca al trabajador y se critica más intensamente; todo ello con el propósito de mejorar el desempeño e impedir que se cometan más errores. Pero a la vez, esta dinámica genera que con el tiempo el tra- bajador, debido a las bajas expectativas, llegue a dudar de su propia capacidad de pensamien- to y de sus habilidades, y pierda la motivación requerida para tomar decisiones autónomas o emprender cualquier acción. Los autores (Manzoni y Barsoux, 1998) comentan que quizá el aspecto más desalentador del síndrome es que tiende a autosatisfacerse y autorreforzarse, con- virtiéndose en un círculo vicioso por excelencia.
  • 4. 206 Alejandra Cortés Mejía Por otro lado, es importante evidenciar que el estudio de situaciones tan complejas, como es la dinámica del liderazgo y la moti- vación en los procesos laborales, se deben de abordar desde modelos teóricos comprensivos e incluyentes, de manera tal que el enfoque teórico permita el análisis de la mayor cantidad de factores posibles, pertenecientes al fenómeno en estudio. Por ello, el modelo sistémico se presenta como un modelo teórico idóneo para analizar el fenómeno y a la vez mantener una visión inte- gral y globalizadora de la realidad del mismo. Desde este enfoque se percibe las relacio- nes y la organización en general, como un sistema unitario e intencional compuesto de partes inte- rrelacionadas (Stoner y Wankel, 1989). Así, en vez de concebir a los individuos y los conflictos acon- tecidos por separado, y de forma independiente se trata de entender al sujeto y sus conflictos de forma relacional, de manera que el contexto del sistema pueda explicar las pautas interaccionales que se suscitan en el ambiente laboral. La organización entendida desde esta perspectiva, es un conjunto de elementos en interacción dinámica en el que el estado de cada elemento está determinado por el estado de cada uno de los demás elementos que confi- guran el sistema. Así, se tendrá, que el cambio en un miembro del sistema afecta a los otros, puesto que sus acciones están interconectadas mediante pautas de interacción. Haciendo que las pautas de funcionamiento del sistema no sean reducibles a la suma de sus elementos constituyentes. En este sentido, una premisa importante del enfoque sistémico es que concibe que cual- quier actividad de cualquier parte de la organi- zación afecta a todas las demás. Por lo tanto, es indiscutible que la actividad de liderazgo afecta de una manera importante a los trabajadores, máxime que existe una directriz jerárquica entre ambos subsistemas. Desde esta perspectiva el estilo de lide- razgo del jefe es un elemento clave que debe tomarse en cuenta para el análisis de la satis- facción motivacional de los trabajadores. Al respecto existe una serie de investigaciones que se han dedicado a señalar el vínculo existente entre ambos procesos. Turnipseed y Turnipseed (1992), Ostroff y Rothausen (1997), Valecillos (1996) y Hoy, Smith y Sweetland (2003) hicieron una eva- luación del clima organizacional en diferentes ambientes tales como; escuelas, colegios y la fuerza aérea. En estas investigaciones se encon- tró que la presión del trabajo y el control sobre los maestros son mayores que los niveles desea- dos; esto, según los estándares establecidos por los investigadores. A pesar de que el control y el ejercicio del poder autoritario es mucho más bajo en el sistema escolar que en la fuer- za aérea, la percepción del control, según las investigaciones, es mucho mayor en el sistema escolar. Por otro lado, también se indicó que en el sistema escolar se requerían niveles más ele- vados de apoyo del director hacia los profesores. Ante este hallazgo tan importante, se podría decir que los sistemas laborales condi- cionan a las personas de manera que se espere un determinado tipo de liderazgo, y un deter- minado nivel de apoyo en el trabajo. Por ejem- plo, en la fuerza aérea, por su constitución tan rígida se espera un tipo de liderazgo que tienda a un mayor control y a un menor nivel de apoyo en el trabajo, y esto se constituye en una de las normas implícitas del sistema, por lo que al evaluar la presión y el control, los trabajadores en la fuerza aérea mantienen una tolerancia mayor que los maestros para soportar lideraz- gos autoritarios o con tendencia al control. Por otro lado, se evidenció que los líderes abiertos (aquellos que mantienen un trato con los profesores como colegas, que son amistosos, considerados y que establecen parámetros razo- nables), son aceptados por los maestros y además recompensados con su confianza. Lo que puede indicar que el tipo de liderazgo que requieren los educadores se acerca más a un estilo democrático, donde la participación, la confianza y el respeto son elementos fundamentales en la interacción. La asociación entre el liderazgo y el clima organizacional, y en específico, la relación exis- tente entre un liderazgo de tipo democrático y un clima organizacional agradable, en las investigaciones anteriores, tiene implicaciones importantes, tales como; la confirmación de la necesidad de modelos democráticos que conlle- ve la toma de decisiones participativas dentro del grupo de profesores.
  • 5. 207Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo Esta asociación entre el liderazgo demo- crático y el clima organizacional satisfactorio, puede tener su origen en el plano de las mani- festaciones ideológicas de una institución, y más específicamente en los procesos observa- bles de la acción social, entre los que pueden consignarse las pautas de interacción en el grupo (Kornblit, 1984), así de acuerdo con la ideología establecida en la institución se logran determinar los parámetros de lo aceptable o inaceptable dentro del sistema. Una institución es un sistema organizado que está separado del exterior por sus fronteras, y que está estructuralmente compuesto por subsistemas; estos se encuentran demarcados por límites con diferentes grados de permeabi- lidad y con diversas formas de jerarquización interna entre ellos. Los miembros del sistema organizan y regulan su interacción mediante procesos comunicativos, que definen sus rela- ciones (Minuchin 1985). En este sentido, es la organización del sistema propiamente la que va a demarcar o delinear la idoneidad de las interrelaciones, según las ideologías sobre el manejo del poder y las relaciones que han estado implícitas en dicho sistema. De esta manera el acuerdo y la aceptación de las pautas de interacción, la rigidez o flexibilidad de las fronteras, los gra- dos de permeabilidad, las diversas formas de jerarquización, los procesos comunicativos y las relaciones de simetría y complementariedad están regidos por las filosofías administrativas y del ejercicio del poder en las que el sistema institucional está inserto, es así como los pará- metros de lo aceptado y lo rechazado estarán claramente delimitados por estas tendencias. Por ello, la ideología con respecto al manejo del poder y a las relaciones, que man- tienen los educadores parece acercarse a un criterio de idoneidad con tendencia hacia el liderazgo de tipo democrático, por lo que, cuan- do dicho estilo está presente, se puede prever un ambiente propicio para que las demás inte- racciones (personales y profesionales) se con- figuren dentro de los parámetros deseables del sistema. Por otro lado, Casales (1996) realiza un programa de investigaciones de varios años cuyo objetivo consistió en determinar el papel del estilo de dirección en la productividad gru- pal, y el grado en que diversas variables situa- cionales; tales como: disposiciones comunicati- vas dirigente (jefe formal, dado por una estruc- tura jerárquica) – grupo, capacidad de liderazgo del dirigente, disposiciones comunicativas recí- procas entre el líder emergente y el dirigente, las características de personalidad del dirigente, las peculiaridades del grupo y la actividad que realiza el grupo, y cómo estas variables afectan dicha relación. El programa se ocupó exclusivamente de grupos naturales existentes en Cuba; esto es, grupos que tienen una existencia independiente de los objetivos de la investigación. Esta inves- tigación permitió aclarar un problema teórico importante concerniente al estilo del dirigen- te, ya que, pone en evidencia que el estilo del dirigente resulta absolutamente dependiente de las características específicas de los grupos analizados y del contexto particular, logrando identificar las condiciones específicas en las que los estilos contrastados han resultado más o menos efectivos. Esta investigación tiene hallazgos impor- tantes, ya que da cuenta de que el estilo de liderazgo es dependiente absolutamente del sistema en el que se desarrolle, y se destaca que aún en condiciones tan específicas como el trabajo industrial, no es cierto que resulta más apropiado un dirigente de estilo autoritario e intolerante, muy centrado en las tareas y poco motivado por las relaciones humanas, en con- traste con otro democrático y preocupado por las relaciones, ya que, cada uno de los estilos puede alcanzar su mejor nivel de ejecución en dependencia de otros factores del sistema, como por ejemplo la existencia de la relación entre el dirigente y el líder informal, que es un factor clave en el desempeño del grupo que se había desatendido antes. En dicho estudio se evidencia claramen- te como el liderazgo y su manifestación “más apropiada”, o sea, aquella que logre adecuarse a las reglas sistémicas y satisfacer a sus integran- tes, tiene absoluta adhesión al sistema en donde se encuentre. Por su parte, Elangovan y Lin (2000) examinaron las relaciones entre las percep- ciones del poder del supervisor y las actitudes,
  • 6. 208 Alejandra Cortés Mejía motivaciones y el estrés de trabajo de los subor- dinados. Los resultados mostraron que el poder legítimo; o sea, aquel que es atribuido por el puesto que ocupa la persona, y el poder coer- citivo; que es el poder restrictivo y represivo que se ejerce sobre los trabajadores, fueron los principales predictores del estrés del subordi- nado, así mismo el poder coercitivo no afectó la motivación del subordinado hacia su trabajo como se pensaba. Además, el poder legítimo y el poder de la recompensa, (este último se adquie- re al estar en una posición superior y poder dar algún tipo de incentivo al trabajador), fueron los predictores más importantes de la moti- vación del empleado, por otro lado, el poder legítimo estuvo asociado con la satisfacción y el compromiso; pero también estuvo asociado con los niveles más elevados de estrés de parte del subordinado. Esta investigación sienta algunos fun- damentos importantes como son: tomar en cuenta las percepciones (variable subjetiva por naturaleza) como elemento de transición entre el liderazgo y la motivación, además retoma el poder, y lo correlaciona con diversas variables y entre ellas lo correlaciona con la motivación. Esta investigación aclara cómo los diferentes tipos del poder correlacionan de determina- da manera con la motivación, siendo que la percepción de poder legítimo (poder que se presenta por ocupar un puesto determinado), poder de recompensa (poder con capacidad de recompensar a los trabajadores), estuvieron positivamente relacionados con la motivación del trabajador. Al analizar más profundamente las aso- ciaciones entre los diferentes tipos de poder, la motivación, y el estrés de los trabajadores, se puede ver que el poder legítimo se asocia positivamente con la motivación pero también se asocia positivamente con el estrés, por lo que se podría especular que el poder legítimo que tiene una persona por su puesto en una institución se asocia con el estrés y la moti- vación de los trabajadores, de acuerdo con el ejercicio particular del liderazgo que se haga, y de las características particulares del sistema donde se encuentre, así entre más concuerde el liderazgo con las características del sistema se esperaría una mejor motivación. Derivado de estos descubrimientos, es importante denotar que el sistema de las ins- tituciones educativas tiene características muy específicas que hace que el liderazgo deba ejer- cerse con características determinadas; en tér- minos generales se podría decir que los lide- razgos educativos eficientes y eficaces (a un nivel de la tarea y a un nivel de relaciones inter- personales) se dirigen hacia un estilo de tipo democrático. El sistema del gremio de los profesores en general parece modularse más satisfactoria- mente con un liderazgo participativo y de com- promiso (que son tendencias democráticas del liderazgo), que con liderazgos autoritarios con fuertes estrategias de control. Al respecto Leithwood, Steinbach y Jantzi (2002), y Demorest y Grady (2002) realizaron algunas investigaciones y una de las conclu- siones más importantes que se deriva de estos estudios, es que las estrategias de control de los gobiernos con los profesores son exageradas para la implementación de sus propias políticas, en contraste con las estrategias de compromi- so, y que esto desemboca en las más serias y negativas consecuencias; como por ejemplo, se encontró que es difícil en el gremio de edu- cadores un paso exitoso de una estrategia de control, utilizada por parte del liderazgo guber- namental al uso posterior de una estrategia de compromiso. Se determina además, que los sistemas de incentivos y de castigos, a pesar de que podrían aumentar la efectividad en las políticas, podrían erosionar la legitimidad social del gobierno ante los educadores. En la investigación se encontró que el liderazgo del director actúa como un antídoto para lo que de otra manera sería un ambiente de implementación tóxico. En el estudio, las creencias positivas de los maestros estuvieron asociadas con las prác- ticas de liderazgo escolar, pues el líder ayudaba a clarificar las razones del gobierno, dándoles poder a los maestros de participar en las deci- siones, haciendo posible adquirir nuevas habili- dades necesarias para la implementación de las políticas. Se ha visto que los gobiernos no tienen claridad en la estrategia que han utilizado con
  • 7. 209Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo los educadores, emplean estrategias de control y esto hace reaccionar negativamente al grupo de maestros provocando que los objetivos propues- tos no se logren. Ante estas malas estrategias de liderazgo gubernamental, los directores tie- nen un papel fundamental y la investigación de Leithwood, Steinbach y Jantzi (2002) lo descu- brió, pues ante procesos de cambio en donde las estrategias de los gobiernos eran absolutamente erradas, por poseer características altamente impositivas, los directores fueron el elemento clave de conciliación, pues al encargarse estos de que los maestros tuvieran conocimientos y herramientas que los potenciara para la parti- cipación, lograron un ambiente más propicio para la implementación de políticas. En estas investigaciones los aportes más importantes radican en el hecho de que el lide- razgo ejercido sobre grupos de docentes, debe tener características muy particulares, ya que, el líder no solo provee directrices, sino que se constituye en un mediador entre las políticas gubernamentales y los educadores, y parale- lamente se evidencia que el estilo de lideraz- go autoritario genera una serie de emociones negativas como frustración, estrés, incomodi- dad y ansiedad en los educadores. Además, se evidenció que las manifesta- ciones del líder influencian en un grado signi- ficativo la motivación del trabajador; o sea; que existe una conexión directa y significativa entre la conducta emanada del líder y los procesos motivacionales del trabajador. Las investigaciones explicitan elementos muy importantes. Entre los factores más rele- vantes, se encuentra que la relación del lideraz- go con la motivación es una relación real; las diversas investigaciones dan cuenta de que dicha relación existe y que no es una relación espuria. Y que como toda relación tiene su fundamento en un contexto específico y debe adecuarse a las características particulares del sistema para lograr concordar con las pautas interaccionales requeridas, y con ello lograr la comodidad de los participantes de la organización. Además, se logra determinar que la población de docentes, por sus características particulares de educadores, requiere de modelos de liderazgo democráticos y de toma de decisio- nes participativas. Se evidencia que el liderazgo que ejercen los directores sobre los profesores es crítico en el desa- rrollo de la confianza de los profesores y además ante las estrategias de control de los gobiernos, el ejercicio del liderazgo, por parte del director, es un elemento clave, ya que las creencias y actitudes positivas de los maestros se encontraron asociadas con las prácticas del liderazgo escolar. PROPUESTA DE LIDERAZGO Buckingham y Coffman (2000) realiza- ron una investigación con más de 400 empre- sas, y encontraron que los mejores jefes del mundo difieren en muchas cosas, pero tienen algo en común, y eso es que rompen las reglas de la sabiduría convencional. Los investigadores afirman que dichos jefes argumentan no creer que una persona pueda lograr todo lo que se propone y que tam- poco se trata de ayudar a la gente a superar sus debilidades. Ellos afirman que en sus investiga- ciones encuentran que los trabajadores talento- sos necesitan gerentes excepcionales. También encuentran que el tiempo de permanencia de los trabajadores capaces, en una empresa, va a depender de la relación con el supervisor inmediato. Ellos determinan en su estudio que el jefe es el factor crítico para cons- truir un sitio de trabajo sólido. Algunos de los jefes entrevistados man- tienen un deseo de ayudar a los trabajadores a ser más de lo que ya son, procuran tratar a cada persona de manera diferente, desean crear una relación estrecha con sus trabajadores y sobre todo aceptan que no pueden cambiar a la gente y lo único que pueden hacer es ser un facilita- dor (Buckingham y Coffman, 2000). Buckingham y Coffman afirman que la investigación señala que los criterios de bene- ficios al trabajador que utilizan las compañías no apuntan al blanco. Ellos afirman que “el jefe inmediato es lo más importante, pues él es el que define y forja el ambiente de trabajo. Si este establece expectativas claras, conoce al trabajador, confía e invierte en él, entonces se le puede perdonar a la compañía que no cuente con beneficios extraordinarios” (2000, p. 21). Los trabajadores argumentan que “... es mejor trabajar para un jefe extraordinario en
  • 8. 210 Alejandra Cortés Mejía una compañía anticuada, que para un jefe atroz en una empresa que ofrezca una cultura escla- recida y enfocada en sus trabajadores”. (Buc- kingham y Coffman, 2000, p. 21). Los investigadores (Buckingham y Coffman, 2000, p.46), argumentan que la concepción tradicional de gerente, así: ... el jefe tiene el deber de orientar los cambios en sus colaboradores, diseñar reglas y políticas para controlar las incli- naciones díscolas de sus trabajadores; enseñarles las destrezas y competencias necesarias para llenar sus carencias; con- centrar su mejor esfuerzo como jefe en acallar o corregir a sus trabajadores. Buckingham y Coffman (2000, p.47) argumentan que los mejores gerentes, de acuer- do con su investigación, rechazan el argumento anterior. Pues, estos jefes ... reconocen que cada persona tiene moti- vaciones diferentes, que cada persona tiene su propia forma de pensar y su pro- pio estilo de relacionarse con los demás, ellos entienden que hay un límite para lo que pueden hacer por cambiar a una persona. Pero no se lamentan de esas dife- rencias, ni tratan de eliminarlas. Lo que hacen es aprovecharlas. Tratan de ayudar a cada quien a ser más y más lo que ya es. Los mejores gerentes, (Buckingham y Coffman, 2000, p.47), hacen eco del siguiente pensamiento: La gente no cambia mucho. No hay que perder tiempo tratando de llenar vacíos. Es mejor tratar de aprovechar lo que ya existe. Eso de por sí ya es difícil. Esta investigación deja muy en claro que el jefe debe hacer morir toda esperanza o fan- tasía de lograr un cambio en sus trabajadores, ellos no van a cambiar, ni tampoco es su deber cambiarlos, al entender esto el jefe logra adquirir respeto hacia el otro, a la vez que esta posición trae consigo, paz para el sistema, ya que no van a haber individuos “forzando a otros a conver- tirse en lo que no son”. Esta posición tiene un fundamento en la libertad real, porque se acepta a la persona tal como es, con sus virtudes y sus defectos, sin tratar de cambiar al otro, por el contrario cada quien asume sus responsabilidades personales. Esta perspectiva permite a las personas asumir y desarrollar cada vez más la autono- mía que les pertenece y además lograr que esta pueda ser reconocida como un factor inherente a todos los seres humanos. El jefe debe aceptar que no es posible convertir a alguien en una persona diferente a la que ya es, a pesar de todo lo que él mismo haga. Aceptar esta premisa trae al sistema (jefes y trabajadores) un estado de paz, a la vez aca- rrea como consecuencia la aparición del respeto y la tolerancia por las diferencias individuales. Por otro lado, además de comprender que es imposible transformar una persona y que a la vez, este acto de transformar a alguien es irrespetuoso y transgrede la dignidad de las personas y la tolerancia por las diferencias indi- viduales, hay algunos autores (Vargas, 2003) que plantean la necesidad inminente de un cambio del ejercicio del liderazgo transaccional, (como se ha venido gestando a lo largo de la historia de los sistemas educativos), a un tipo de liderazgo de transformación. LIDERAZGO EN EL SISTEMA EDUCATIVO Vargas (2003), comenta que la puesta en práctica de esta posición teórica en el liderazgo educativo puede traer algunos cambios impor- tantes en las instituciones. El liderazgo de transformación se podría definir ... como el rol que desarrolla un tipo de líder, capaz de ayudar a los demás a tomar conciencia de sus posibilida- des y capacidades, de liderar sus propias actividades dentro de la organización, pensando en su crecimiento y desarrollo profesional (Vargas, 2003, p. 19).
  • 9. 211Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo Algunas características importantes del liderazgo transformacional para el desarrollo de las y los profesores y de la institución en gene- ral son los siguientes (Vargas, 2003, p.20): ✧ Consideración individual: consiste en dedicar tiempo y atención a las necesidades y diferencias individuales de las y los profesores esto quiere decir que la relación y la comunicación es personalizada. ✧ Tolerancia psicológica: el permanecer periodos largos y constantes en un centro educativo hace que los docentes generen grandes dosis de ansiedad, entre ellos mismos y con sus alumnos, a lo cual se le denomina espacio de interacción turbulenta. Bajo este clima, es fundamental que el líder no solo posea, sino manifieste grandes dosis de empatía, para que pueda manejar el conflicto y la tensión de una mejor manera. Pues este liderazgo tiene como uno de los pilares fundamentales, el crecimiento integral del personal. ✧ Liderazgo compartido: fundamentado en la cultura de la participación, el líder crea condiciones para que sus compañeros colaboren con él en la definición de la misión, les hace partícipes de su visión y crea un consenso sobre los valores que deben dar estilo a la organización. Además él no busca sobresalir o recibir todo el mérito de los logros obtenidos por el sistema. ✧ Trabajo en equipo produce sinergia: esta estrategia genera mejores resultados. ✧ Un liderazgo fundamentado en valores: los líderes deben conducirse bajo la directriz de los valores humanos básicos, tales como la dignidad de la vida, el mejoramiento de la salud, la fraternidad, la necesidad de justicia social y el respeto. En síntesis, un liderazgo ejercido en las instituciones educativas, para que sea efecti- vo en el nivel de las relaciones humanas debe considerar algunos elementos básicos, entre los cuales se encuentra: Una concepción integral de ser humano. Desde esta perspectiva se debe tener considera- ción por las personas. Dedicar tiempo, atención y un trato agradable a los y las trabajadoras es fundamental. Algunas veces, resulta mucho más fácil regañar, insultar y agredir a una per- sona, que analizar las causas del error y que el líder haga su propio autoanálisis para que detecte cuáles son sus propios fallos y errores. Es lamentable, observar que algunas personas por encontrarse en un puesto de poder se creen con el derecho de insultar, denigrar y maltratar a sus colaboradores. Estas prácticas de control y opresión sobre el o la trabajadora se han realizado por años (explí- cita o implícitamente), y esto es consecuencia de las concepciones erróneas que se ha tenido sobre el ejercicio del liderazgo. Y aunque la teoría ha ido desarrollándose y planteando nuevos modelos que tratan de salvaguardar la dignidad humana, en la práctica, este proceso se ha rezagado. Parte de la consideración individual, que se hablaba anteriormente, es el respeto por las diferencias individuales. Querer cambiar la forma de ser de un o una trabajadora a través de gritos, regaños, suspensiones, todos de tipo disciplinario, es transgredir la dignidad huma- na. Muchas veces, se piensa que el jefe está en un puesto de liderazgo para corregir, manipular y educar, cuando en realidad, el líder debe ser un facilitador de los procesos laborales, y no un “dictador” que impone qué, cómo y cuándo deben de hacerse las cosas. Algunas teorías, manifiestan que la agre- sión a los demás, es un síntoma que se evi- dencia cuando la persona quiere que el otro sea como él quiere que sea, y cuando esto no sucede, la agresión puede ser una de las mani- festaciones brutales del enojo que se siente al contrastar ideales con realidades. Ante esto, la solución más eficaz es que se dé muerte a los ideales que se tienen sobre el otro, y lograr así comprender que no se puede cambiar las personas y que querer reco- rrer nuestro mundo, pensando y deseando cambiar a los demás es imposible y además irrespetuoso. Cuando esta concepción del ser humano, pueda ser llevada a las empresas y organizaciones,
  • 10. 212 Alejandra Cortés Mejía quizás muchos jefes dejen de forzar a sus tra- bajadores a que sean lo que no son, y ellos mis- mos puedan tener reposo al dejar de cargar una demanda tan fuerte que durante años ha estado sobre sus hombros. Partiendo de esta concepción de ser humano individual, cada quien tiene sus defectos, errores, virtudes, así como distin- tas formas de hacer frente a la cotidianidad laboral. Vargas (2003) habla de la tolerancia psicológica, donde el director o directora de la institución educativa trate de ser empático con sus colaboradores que se encuentran en un clima que ella denomina de “interacción turbulenta” (Vargas, 2003). Cada profesor o profesora va a manifestar su enojo, frustra- ción, dolor, alegría de formas muy diferentes, por ello, el director debe tener una capacidad fundamental que es tratar de comprender al otro desde sus características personales, a través de un análisis sistémico, comprendien- do el papel que dicha persona está ocupando en la trama vincular, y poder cooperar desde esta perspectiva de contexto como un elemen- to de contención y de apoyo. Otra implicación importante que se deri- va de la concepción del liderazgo desde la pers- pectiva sistémica, es que existen (quiérase o no) procesos de retroalimentación entre los diferen- tes subsistemas, y el liderazgo no está exento de estos procesos, por ello la flexibilidad del liderazgo en cuanto a la apertura con respecto a los otros subsistemas es fundamental, pues cuando se rigidiza una postura del liderazgo y se tienen problemas para adaptarlo a los dis- tintos momentos y fluctuaciones del sistema, el liderazgo puede sucumbir, o sea, puede ser inadecuado para ejercerse en las condiciones existentes. De allí que el liderazgo compartido, no sea, solo un deseo del líder sino una realidad que se vive, por el movimiento mismo del sistema. Al ser un liderazgo compartido, el líder debe tener los valores, tales como; la justicia, el respeto y el reconocimiento por quienes día con día forman parte del sistema, y, en última ins- tancia mejoran, adaptan, optimizan el sistema en el que todos y todas se encuentran y confor- man: la organización educativa. CONCLUSIONES A partir de los resultados obtenidos en las investigaciones, es conveniente retomar que el liderazgo juega un papel fundamental en la constitución de los niveles motivacionales de los trabajadores y en este caso en específico de los profesores y profesoras. Sin embargo, en la práctica de la direc- ción de instituciones, se siguen ejecutando prácticas desfavorables, que hacen mermar la motivación de las personas. Las investigaciones describen a los pro- fesores como personas inscritas dentro de un sistema especial y específico, que los hace tener ciertas características similares. Siguiendo esta línea, se puede aducir, según las investigacio- nes (Turnipseed y Turnipseed, 1992; Ostroff y Rothausen, 1997; Valecillos 1996 y Hoy, Smith y Sweetland, 2003) que las y los educadores son personas con una alta susceptibilidad para la percepción de situaciones de control y autori- tarismo, y que frente a estas realidades reaccio- nan negativamente. Por el contrario, según las mismas investigaciones, los docentes aceptan y recompensan a líderes que tienen una pers- pectiva de su ejercicio más abierta, es decir, jefes que son amistosos y considerados con sus colaboradores. Además los docentes, según las investi- gaciones anteriores, son poco complacientes con las estrategias de control que los gobiernos utilizan para la implementación de sus políti- cas, pues son reticentes con las políticas auto- ritarias de los gobiernos y lo que ocurre es que el paso posterior de la implementación requiere muchas veces del apoyo operativo de los docen- tes, y es en este proceso en que los profesores se muestran renuentes a colaborar, por lo que muchas de las políticas no son lo efectivas que pudieron haber sido, por causa de las malas estrategias de los gobiernos. Ante esta repul- sión que los docentes experimentan frente a las prácticas autoritarias, es importante evidenciar, que los educadores manifiestan fuertes emocio- nes negativas, tales como estrés, frustración, ansiedad, incomodidad y desmotivación. La vivencia de dichas emociones desgastan y per- judican a la persona, su trabajo, su eficiencia y en consecuencia a la misma organización.
  • 11. 213Estilos de liderazgo y motivación laboral en el ambiente educativo Por todo esto, es necesario la puesta en práctica de modelos democráticos, en los que los docentes, puedan sentirse cómodos y pue- dan desarrollarse en su proceso laboral tanto personal como profesionalmente. Un modelo democrático dentro del sis- tema educativo, está compuesto por múltiples premisas ideológicas, entre las cuales están la libertad como elemento fundamental del desa- rrollo del ser humano, la tolerancia, el respeto, la consideración y un liderazgo fundamentado en valores. Con la presencia de estos valores básicos en los centros educativos, se podría decir que los docentes contarían con un clima organiza- cional propicio para el desarrollo de múltiples actitudes y capacidades que generen un desa- rrollo integral del ser. Sin embargo, teniendo una visión más amplia sobre la temática, se debe tener en cuen- ta un factor indispensable en cualquier ambien- te (ya sea este laboral, familiar, religioso o edu- cativo), y es el tomar en cuenta las diferencias individuales, y el respeto y la consideración ante las mismas. Los dirigentes deben procurar deshacer- se de la visión de sí mismos, donde se conciben como omnipotentes, supremos y soberanos. Para así, poder reconocerse como vulnerables, como sujetos en falta (carentes), que necesitan y requieren de los demás. Las demandas que han pesado sobre los hombros de los y las dirigentes han sido muy grandes, y a veces imposibles; se les ha dicho, que deben orientar los cambios en sus trabaja- dores, que deben controlar las inclinaciones per- turbadoras de los y las colaboradores, que deben enseñar, aquietar y corregir a los mismos. En pro del cumplimiento de esta gran hazaña, los jefes emprenden el camino que les fue trazado y se impulsan hacia el reto que se les impuso. Pero poco a poco se van dando cuenta de que todo fue un engaño, que ellos no pueden controlar todo, que no pueden ser los líderes perfectos que una vez soñaron ser, que comenten errores y que muchas veces necesi- tan del apoyo y la comprensión del equipo. Los jefes, que insisten en el reto de “cam- biar y mejorar a sus colaboradores” terminan por sentirse decepcionados por no lograrlo, y por haber sometido a muchos de sus traba- jadores a prácticas impositivas poco funcio- nales, pues en lugar de cambiar y mejorar al colaborador, logran (en el mejor de los casos) que este se aleje de ellos y en casos peores lo que sucede es que una o un trabajador poten- cialmente bueno, se vaya de la organización o peor aún permanezca en ella, con desmotiva- ción o frustración por la puesta en práctica de situaciones coercitivas que deterioran la dignidad humana. Es por todo esto, que la corriente de pen- samiento en que se fundamenta este artículo, tiene como premisa básica que EN LOS PROCESOS LABORALES LA DEMOCRACIA ES UNA DEMANDA NO NEGOCIABLE DE LA DIGNIDAD HUMANA. BIBLIOGRAFÍA Allan, P. y Sienko, S. (1998). “Job Motivations of Professional and Technical Contingent. Workers: Are They Different From Permanent Workers? ” Journal of Employment Counseling 35 (4) 169. New Jersey, EE. UU. Buckingham, M. y Coffman, C. (2000). Primero, rompa todas las reglas. Editorial Norma. San José, Costa Rica. Casales, J. (1996). “Estilos de dirección, liderazgo y productividad grupal”. Cuba. Revista Cubana de Psicología, 13 (2-3), 157-177. Deci, E. y Ryan, R. (1990). A Motivational Approach to Self: Integration in Personality. En R. Dienstbier (ed). Nebraska Symposium on Motivation. Lincoln: University of Nebraska Press. Demorest, L. y Grady, D. (2002). In Search of a Leader. Women in Business 54 (2) 11-25. Kansas City. EE.UU. Elangovan A. y Lin X. (2000). “Effects of perceived power of supervisor on
  • 12. 214 Alejandra Cortés Mejía subordinate work attitudes”. Leadership & Organization Development Journal 21 (6) 319-328. Canadá. Guillén, C. (2000). Psicología del trabajo para relaciones laborales. McGraw-Hill/ Interamericana de España. Madrid, España. Globerman, J. y Bogo, M. (2003). “Changing Times: Understanding Social Workers Motivation to Be Field Instructors”. Social Work 48 (1), 65. Hoy, Smith y Sweetland (2003). “The development of the organizational climate index for high schools: Its measure and relationship to faculty trust”. The High School Journal Chapel Hill 86 (2), 38-49. North Carolina, EE.UU.: University of North Carolina Press. Kornblit, A. (1984). Semiótica de las relaciones familiares. Buenos Aires: Paidós. Leithwood, K. Steinbach, R. Jantzi, D. (2002). “School leadership and teachers motivation to implement accountability”. Educational Administration Quarterly 38. (1), 94-119. Manzoni, J. y Barsoux, J. (1998). “The Set-Up- To-Fail Síndrome”. En: Havard Business Review. Marín, J. Melgar, A. Castaño, C. (1990). “Teoría y técnicas de desarrollo organizacional. Proyecto Subregional de Desarrollo de la Capacidad Gerencial de los Servicios de Salud. Guatemala, Guatemala. Ostroff, C. y Rothausen, T. (1997). The “Moderating Effect of Tenure in Person- Environment Fit: A field Study in Educational Organizations”. Journal of Occupational and Organizational Psychology 70 (2). 173-188. EE.UU.: National Association of Secondary School Principals. Schermerhorn, J. Hunt, J. Osborn, R. (1987). Comportamiento en las organizaciones. Nueva Editorial Interamericana. México, DF. Tyler, T. (2002). “Leadership and Cooperation in Groups”. The American Behavioral Scientist 45. (5) 769-782. Turnipseed y Turnipseed (1992). Assessing Organizational Climate: Exploratory Results with a New Diagnostic Model. Leadership & Organization Development Journal 13 (5) 7. Georgia Southern University, EE.UU. Valecillos, C. (1996). “Estilos de liderazgo y clima organizacional en la pequeña y mediana industria. Venezuela”. Revista Venezolana de Gerencia, 1 (2), 258- 295. Vargas, I. “Teorías esenciales del liderazgo. Costa Rica”. Revista Umbral 15. 19-23. Alejandra Cortés Mejía alecor464@hotmail.com