SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 16
Descargar para leer sin conexión
Prolegómenos. Derechos y Valores
ISSN: 0121-182X
derechos.valores@umng.edu.co
Universidad Militar Nueva Granada
Colombia
Silva García, Germán
LA TEORÍA DEL CONFLICTO. Un marco teórico necesario
Prolegómenos. Derechos y Valores, vol. XI, núm. 22, julio-diciembre, 2008, pp. 29-43
Universidad Militar Nueva Granada
Bogotá, Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87602203
Cómo citar el artículo
Número completo
Más información del artículo
Página de la revista en redalyc.org
Sistema de Información Científica
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X
Prolegómenos - Derechos y Valores
29
LA TEORÍA DEL CONFLICTO
Un marco teórico necesario*
Germán Silva García – Ph’D**
Universidad Militar Nueva Granada
Fecha de recepción: 18 de mayo de 2008
Fecha de aceptación: 15 de septiembre de 2008
Resumen
El trabajo realiza una revisión crítica de teo-
ría sociológica del conflicto en sus distintas
variantes, que entrecruza con aportes propios
a la teoría, con el fin de construir un marco
teórico idóneo para el análisis socio jurídico en
Colombia.
Palabras clave
Conflicto, teoría sociológica.
THE THEORY OF CONFLICT
A theoretical framework necessary
Abstract
The work makes a critical review of sociologi-
cal theory of the conflict in its different variants,
which interweaves own with contributions to
the theory, to construct a theoretical framework
suitable for analysis legal partner in Colombia.
Key words:
Conflict, sociological theory.
INTRODUCCIÓN
El conflicto es un fenómeno natural en toda
sociedad, es decir, se trata de un hecho social
consustancial a la vida en sociedad. Así mismo,
las disputas son una constante histórica, puesto
que han comparecido en todas las épocas y so-
ciedades a lo largo de los tiempos. Incluso, el
cambio social que determina toda la dinámica
de la vida de los seres humanos es una conse-
cuencia que debe ser imputada de modo mayori-
tario, aun cuando no de manera absoluta, al
conflicto.
Por todo lo dicho, tampoco puede afirmarse
que las contiendas sociales sean algo anómalo,
ya que constituyen una expresión normal de la
vida en sociedad; pero, en otro plano, ni siquie-
ra puede predicarse de manera generalizada
que se trata de algo malo o negativo para la so-
ciedad o las personas. Aun cuando los dos últi-
mos son juicios de valor, que se emiten dentro
del contexto de la filosofía, no de la sociología,
igual habría que ver de qué clase de conflicto
se trata y si la motivaciones que impulsan a las
partes en la confrontación son justas o no, se
hayan justificadas o no. Probablemente, ade-
más, la calificación como inmoral o reprobable
dada al conflicto o a las acciones desplegadas
por uno de los actores dentro de éste depende-
rá, en muchos casos, del cristal con que se mire,
o sea, de la posición desde la cual es observado
y ponderado el conflicto.
Es más, como ya se apuntó, lo cierto es que sin
antagonismo social no habría transformacio-
nes sociales o éstas ocurrirían en forma excesi-
vamente lenta, lo que haría a la sociedad algo
demasiado estático (Dahrendorf, 1992; Coser,
1970). El progreso social, con frecuencia apa-
rejado a la idea de cambio, es no pocas veces
un efecto de las luchas sociales. Por ejemplo,
el radar, el sonar, los aviones a reacción, el he-
licóptero, la energía nuclear, Internet, etc., son
avances tecnológicos que han transformado la
vida de las personas y han emergido de graves
choques bélicos, de la amenaza de ellos o de los
preparativos para enfrentarlos. Incluso puede
*
Este artículo corresponde al resultado de la investiga-
ción “El derecho, la guerra y la paz en Colombia”, de-
sarrollada dentro de la línea de investigación “Derecho
Penal” perteneciente al Grupo de Investigación en Dere-
cho Público de la Facultad de Derecho de la Universidad
Militar Nueva Granada y categorizado por Colciencias
como grupo A de investigación (2006 -2009).
**
Docente e investigador de la Universidad Militar Nue-
va Granada. Abogado de la Universidad Externado
de Colombia, Doctor en Sociología de la Universidad
de Barcelona. Director del Instituto Latinoamericano
de Altos Estudios ILAE. Correo electrónico: german.
silva@umng.edu.co Dirección: Carrera 11 Nº 101-80.
Bloque B. Piso 1
Prolegómenos - Derechos y Valores
30 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
declararse que la vida sin conflicto será notable-
mente aburrida, puesto para que no lo hubiera,
todas las personas tendrían que pensar lo mis-
mo, pertenecer al mismo sexo, vestirse igual, se-
guir al mismo equipo, tener los mismos gustos,
todo lo cual es también un imposible fáctico. El
conflicto, puede decirse, si se permite la expre-
sión, es la “sal” de la vida.
Dentro del panorama descrito no puede, por
tanto, aseverarse que Colombia es una nación
conflictiva, por excepción. Ni siquiera es aque-
lla donde las luchas tienen mayor continuidad
o son más agudas, a pesar de la larga duración
del conflicto armado interno, ya que histórica-
mente varios países, por ejemplo europeos, han
superado los niveles de conflictividad nacio-
nales, particularmente, con guerras o procesos
de invasión coloniales. Empero, lo importante
por ahora es señalar que tratándose el conflicto
social de un fenómeno universal, en términos
sociales e históricos, es posible construir una
teoría sociológica general para describir e inter-
pretar el conflicto. En pocas palabras, a partir
de la teoría general expuesta por la sociología
sobre la conflictividad social es posible cons-
truir unos conceptos, adoptar un determinado
enfoque o mirada sobre la sociedad, introducir
unas categorías interpretativas y obtener unas
pautas metodológicas o procedimientos de in-
dagación, que sumados servirán como instru-
mentos para el análisis global de la sociedad
y, en particular, de aquellos segmentos que se
relacionan con el derecho, que son los que más
nos interesan.
1. TEORÍAS DEL CONFLICTO
Y CONTRADICTORES
En sociología, de un modo bastante general,
hoy se habla de teorías del conflicto y teorías de
la cooperación, según el dominio de uno u otro
planteo como vértice principal de la explicación
o interpretación acerca de la sociedad. Sobre la
base anterior, es posible la clasificación de la
totalidad de las distintas doctrinas sociológicas
que podrían ser, entonces, alinderadas como
teorías del conflicto o de la cooperación según
el caso. No obstante, más allá de esta distinción
generalizadora, que agrupa y clasifica a toda la
ciencia sociológica, se encuentran unas teorías
sociológicas que, de manera bastante más es-
pecífica, corresponde a la corriente sociológica
del conflicto.
A su vez, entre las teorías sociológicas conflic-
tualistas, es posible encontrar dos grandes
variantes históricas. La primera de ellas, que
precedió a la otra en nacimiento y no sólo en
la presentación en este escrito, es la marxista;
mientras que la segunda, que nunca ocultó su
inspiración en la primera, radica en la teoría so-
ciológica liberal sobre el conflicto. A pesar de
su identidad teórica en varios aspectos hay, no
obstante, numerosas diferencias de fondo entre
la teoría marxista y la liberal sobre el conflicto,
que serán expuestas más adelante. Cabe acotar
que la diferenciación entre marxista y liberal
de las dos tendencias obedece, sobre todo, a
los distintos enfoques políticos que poseen. El
asunto es relevante porque las teorías socioló-
gicas del conflicto son, por excelencia, teorías
de sociología política, ya que el tema del poder
ocupa un lugar principalísimo entre sus postu-
lados. Por ende, las mayores diferencias entre
las variantes marxista y liberal del conflicto re-
side en la forma como enfocan el poder y las di-
sidencias que comparten en torno a las diversas
lecturas políticas que hacen sobre las contradic-
ciones sociales1
.
En el campo de la teoría sociológica conflictua-
lista del marxismo, que emerge en la primera
mitad del siglo XIX en Alemania, Francia e
Inglaterra, con la activa participación de Karl
Marx y Federico Engels, seguida de la contri-
bución amplia de multitud de teóricos a lo largo
y ancho del mundo durante el siglo XX, espe-
cialmente; la unida básica de análisis utilizada
1
Aunque tanto el marxismo como el liberalismo inspi-
raron movimientos y agrupaciones políticas partidarias
que seguían una u otra filosofía, en sociología cuando
se distingue entre las variantes liberal y marxista de las
teorías sociológicas del conflicto se alude a puntos de
vista científicos de la sociología política, no a cuestio-
nes propias del activismo político.
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
31
GERMÁN SILVA GARCÍA
en sus estudios, a fin de explicar el conflicto, los
movimientos y los cambios en la sociedad, es la
clase social.
Es decir, el marxismo concibe a la sociedad
como cuerpo de organización integrado y divi-
dido entre distintas clases sociales, con intere-
ses enfrentados. Históricamente, en los diferen-
tes periodos de la vida en sociedad, han variado
las clases sociales: esclavos y patricios, siervos y
señores feudales, proletarios y burgueses, etc.,
pero siempre la sociedad ha estado fraccionada
en clases sociales con objetivos contra opuestos.
A su vez, la lucha de clases sociales ha sido el
motor de las grandes transformaciones sociales
y el aguijón que ha espoleado el conflicto en
todas las épocas y lugares de la historia de la
humanidad. La lucha de clases en los distintos
periodos o fases de la historia aparece motivada
en contradicciones principales y secundarias.
Las contradicciones principales, son aquellas
que tienen un carácter antagónico, puesto que
no pueden ser conciliadas y solamente se re-
suelven por una pugna entre contrarios que
conlleva a un nuevo estado de cosas, o supera-
ción de la contradicción mediante la destruc-
ción dialéctica de los opuestos. En el contexto
de las relaciones capitalistas, la contradicción
entre capital y trabajo es antagónica y, se su-
ponía, sería superada por medio de la erección
del socialismo y del comunismo que dejarían
atrás al sistema capitalista. En ese mismo esce-
nario el componente económico de la sociedad
pasaba a ser el preponderante y, aun cuando
numerosos seguidores del marxismo han repe-
lido y negado como propio de Marx cualquier
determinismo económico, lo cierto es que éste
adquiría una posición central en la explicación
de la sociedad y sus conflictos.
En la teoría sociológica liberal varios de los
hitos anteriores, algunos de ellos con un eleva-
do significado ideológico, no podían ser acep-
tados. El conflictualismo liberal, aun cuando
contó con la influencia pionera de Georg Si-
mmel a comienzos del siglo XX en Alemania,
vino a desarrollarse en Europa y Estados Uni-
dos a mediados de ese siglo, con la importante
participación de Ralf Dahrendorf, junto a otros
autores como George B. Vold, de invaluables
aportes en el ámbito de la sociología jurídica, y
John Rex. Varios de los autores mencionados,
en particular los europeos, recibieron una fuer-
te influencia del marxismo en el que se inspi-
raron, pero a pesar de ello se separaron de los
enunciados descritos en el párrafo anterior.
Para el conflictualismo liberal, la sociedad cier-
tamente se encuentra estratificada en clases
sociales. Incluso se admite que en la clase de
conflictos de los que se ocupó de estudiar Marx
en los siglos XVIII y XIX los conflictos de clase
obtuvieron un lugar protagónico. Sin embargo,
ya en el siglo XX, la categoría de clase social
resultaba demasiado general para ser útil en el
análisis social. Esto ocurre puesto que muchos
conflictos no tenían como referente una clase
social, sino que era otro el factor que los carac-
terizaba o que servía para la agrupación de los
actores sociales. Igualmente, no pocos conflic-
tos se presentaban dentro de una misma clase
social, por lo que no podían ser explicados o
entendidos como de una clase contra otra al es-
tilo tradicional del marxismo.
Por ejemplo, en Colombia las fuerzas políticas
partidariastradicionales,liberal yconservadora,
se disputaron el poder por décadas y sus pugnas
arribaron a varias guerras civiles, regionales y
nacionales, y condujeron a lo que se conoció
en la historia nacional como el periodo de La
Violencia (1946-1964), una de las mayores ex-
presiones de la conflictividad social en el país.
Esas agrupaciones políticas eran dirigidas por
personas provenientes de la misma clase social,
luego no puede tomarse la categoría de clases
y la idea de lucha entre clases sociales como el
pilar para examinar esos conflictos. Hace años,
cuando un instituto del Estado construía vivien-
das para personas pobres, de clase baja, que las
iban pagando por cuotas y aprovechaban sub-
sidios, ocurrieron hechos en los que otros, to-
davía más pobres invadieron las casas a medio
construir y se apropiaron de ellas. El conflicto
acaecía entre personas de la misma clase social,
no podía por tanto entenderse como conflicto
Prolegómenos - Derechos y Valores
32 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
entre clases, luego la categoría empleada por
el marxismo no servía. Desde luego, tampoco
resultaba sociológicamente creíble sostener que
alguno de los dos grupos anteriores, si bien per-
tenecía al proletariado, estaba ideológicamente
alineado con la burguesía (era un traidor de cla-
se), por lo que se trataba igual de un conflicto
de clase; porque esa idea supone que la gente
es incapaz de establecer cuáles son sus intere-
ses y, cuando no piensa y actúa de la manera
que alguien cree correcta, es debido a que vive
engañada.
A diferencia de lo planteado por el marxismo,
los conflictualistas liberales emplean la catego-
ría de grupo social para identificar las partes
que se encuentran envueltas en el conflicto
(Dahrendorf, 1962). Obviamente, la idea de
una disputa sugiere siempre que hay dos partes
contrarias que se enfrentan por algo, y la cate-
goría de clase o de grupo sirve para entender
quienes son los actores de la confrontación. De
allí la importancia de dilucidar cuál es la catego-
ría teórica más útil para los estudios sociológi-
cos. Empero, la noción de grupo, que tiene una
escala más micro y por ello más comprensiva,
no significa que en las sociedades no haya cla-
ses sociales o, inclusive, conflictos entre ellas.
Simplemente es una herramienta más apropia-
da, pues en los ejemplos antes citados sí puede
visualizarse la presencia de grupos partidarios
liberales y conservadores o la concurrencia de
grupos de propietarios y de poseedores, como
los actores del conflicto social.
Un corolario del debate anterior apuntaría
que el conflicto se manifiesta como una lucha
de grupos sociales y no, al menos en términos
generales, entre clases sociales. Otra cuestión
de relevancia, conectada a la anterior, denota
adicionalmente que una buena porción de los
conflictos sociales modernos no son conflictos
de clase, ni encajan dentro de esa categoría. Los
conflictos culturales, de índole religiosa, entre
católicos y protestantes o aquellos que enfren-
tan a cristianos y musulmanes nada o poco
tienen que ver con clases sociales, al igual que
los conflictos de género, los que se suceden en-
tre distintos grupos etáreos que, por ejemplo,
llevan a los jóvenes a chocar con los adultos
mayores. La naturaleza de la contradicción no
tiene que ver, en un sentido que resulte prepon-
derante, con la existencia de clases, por cuanto
esos conflictos y otros análogos son manifesta-
ciones de otra clase antagonismos. De allí que
para la teoría sociológica conflictualista liberal,
de nuevo, aunque ahora desde otro punto de
vista, insista en la idea de grupo como la prime-
ra noción para iniciar el análisis. Los jóvenes,
las mujeres, los negros, los gay, los indígenas, al
igual que los adultos mayores, los blancos, los
homofóbicos, los mestizos, etc., pueden confor-
mar grupos que se oponen y desafían, a la vez
que varios de sus integrantes pertenecen a la
misma clase social.
Lo que ocurre en el evento anterior es que la
clase es una categoría social de base económi-
ca, pero el substrato de todo conflicto no es eco-
nómico, punto que nos lleva a otro ingrediente
del distanciamiento entre la teoría sociológica
conflictualista de origen marxista y la liberal.
Con frecuencia los conflictos sociales poseen un
aspecto o una faceta económica, en otras oca-
siones nada tienen que ver con lo económico o
éste componente aparece tan atenuado dentro
de la coyuntura que viene a ser irrelevante. Por
ello para la teoría sociológica liberal del con-
flicto social concurren una pluralidad de aspec-
tos: políticos, sociales, culturales, económicos
o de la personalidad, con incidencia sobre las
disputas sociales, aunque con distintos grados
y alcances. En verdad, debe examinarse cada
conflicto en particular, no partir de prejuzga-
mientos, para identificar las aristas envueltas y
sopesar sus repercusiones.
Un buen ejemplo de lo anterior se encuentra en
la lucha por la prohibición de ciertas drogas. El
asunto ha involucrado aspectos de orden econó-
mico, por ejemplo en la guerra del opio en el siglo
XIX, cuando los comerciantes de las potencias
de Europa occidental y Estados Unidos, sobre
todo de Inglaterra, se empecinaban en contra-
bandear y vender la droga en China para extraer
en grandes cantidades su plata. También es una
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
33
GERMÁN SILVA GARCÍA
cuestión económica cuando, en años recientes,
la cosecha de marihuana en Estados Unidos al-
canza a convertirla en el primer producto agrí-
cola de ese país en valores. Pero es igualmente
un problema político cuando a comienzos de si-
glo Estados Unidos buscaba restarle influencia
a Alemania, por lo que atacaba a su floreciente
industria farmacéutica que se enriquecía con la
producción de cocaína, inventada por el labora-
torio Bayer. Del mismo modo que es un proble-
ma político en aquellos eventos en que la guerra
contemporánea a las drogas ilícitas se utiliza
para intervenir en los asuntos internos de otras
naciones. Pero viene a ser un tema cultural en
aquellos casos en los que alguna cierta droga o
sus insumos, a la postre prohibida, aparece aso-
ciada a un grupo étnico como en los casos del
peyote y de la hoja de coca. Cultural sería así
mismo en ese tipo de situaciones en que la dro-
ga es usada por un determinado grupo, los jó-
venes, en ciertos entornos como las discotecas,
en un consumo en grupo que sirve para afirmar
la unidad del colectivo, como acontece con el
éxtasis. Aunque también puede ser un problema
sanitario, cuando su abuso genera daños en la
salud pública. Incluso puede ser una materia de
tipo psicológico cuando lo que está en juego es
una personalidad dependiente que se aficiona
en demasía a consumo.
Siguiendo la línea de críticas de las teorías del
conflicto liberales, se tendría que no hay contra-
dicciones que puedan ser calificadas como an-
tagónicas e irreconciliables. Eso depende de las
particularidades de cada conflicto, de sus ras-
gos singulares, pero no puede ser tomada con
anticipación, a modo de prejuicio, la idea de
que hay ciertos conflictos ante los cuales se tie-
ne que arribar a un estado más avanzado, en el
que las contradicciones anteriores son elimina-
das y superadas. Una batalla de género en me-
dio de los conflictos de pareja no sería para el
marxismo antagónica, pero muchas veces cul-
mina con el asesinato de un cónyuge y el suici-
dio del sobreviviente, o con la muerte de ambos
como en el filme La Guerra de los Rose (1989), en
el que ninguna opción de conciliación existía.
En cambio, una conflagración obrero/patro-
nal puede finiquitar con una negociación, por
ejemplo, una que hace copropietarios de la em-
presa a los trabajadores.
No obstante, el conflictualismo liberal se apo-
yo en gran medida en varias tesis de la teoría
marxista del conflicto. Postulados como los re-
feridos al papel desempeñado por el conflicto
como motor del cambio y del progreso sociales,
a la naturaleza conflictiva de la sociedad, a la in-
fluencia del contexto social sobre la consciencia
de las personas, a la continuidad del conflicto
en sociedades en permanente transformación y
a la índole social e histórica del conflicto, hacen
parte del legado de la teoría marxista. La visión
dialéctica del conflicto social proveniente del
marxismo impregnó también la teoría liberal y
dejó huella.
Empero, a fines de la década de los 50 y co-
mienzos de los agitados años 60, el gran debate
no se trenzaba entre las corrientes marxista y
liberal del conflicto que, a pesar de las dispa-
ridades, sostuvieron relaciones relativamente
pacíficas. Las discusiones se concentran entre
la teoría sociológica estructural funcionalista y
las corrientes conflictualistas.
Durante los años 40 y 50 del siglo anterior el
estructural funcionalismo, de raigambre conser-
vadora, había imperado en la sociología esta-
dounidense y buena parte de los centros de es-
tudios de Europa y América Latina. Al menos
en Estados Unidos había ejercido un control
férreo y dogmático, que dejaba poco espacio
a otros puntos de vista. La teoría estructural
funcionalista hacía énfasis en las relaciones de
cooperación como nota que caracterizaba la
vida social, defendía el cambio paulatino y la
evolución pacífica, aunque en realidad le pres-
taba poca atención al cambio social, para en
cambio preocuparse por el orden y exaltar la es-
tabilidad social. Emil Durkheim fue uno de sus
pioneros, pero Talcott Parsons fue su principal
exponente.
Las ideas estructural funcionalistas emergían y
se hacían dominantes en la época de la guerra
Prolegómenos - Derechos y Valores
34 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
fría, y para Estados Unidos representaban una
versión ideológicamente apropiada a la propa-
ganda que promovía su estilo de vida. La ima-
gen de una sociedad armónica, en la primaba la
estabilidad resultante del desarrollo natural de
relaciones de cooperación entre los miembros
del tejido social, reflejaba una sociedad idílica.
Ella se oponía a la propuesta ideológica soviéti-
ca, basada en la teoría conflictualista marxista,
que hacía hincapié en un cambio revolucionario
de la sociedad derivado del conflicto de clases,
que aboliría el sistema capitalista para reempla-
zarlo por el socialismo.
La sociedad del bienestar, de los chicos que se
reunían en la fuente de soda, amable y tran-
quila, se ve profundamente sacudida en la dé-
cada de los 60, con el movimiento hippie, las
drogas, el pacifismo, la oposición a la guerra de
Vietnam, la revolución sexual, el feminismo,
los movimientos estudiantiles, el alzamiento de
Checoslovaquia, las guerrillas en América lati-
na y el triunfo de la revolución cubana, la figura
mítica del Che Guevara, los Guardias Rojos en
China, la música rock y mayo del 68. En ese
escenario aflora la teoría conflictualista liberal
que ya se insinuaba desde la década de los 50,
pero que en esos años encuentra un terreno
abonado para explicar los conflictos sociales. El
estructural funcionalismo había entrado en cri-
sis, avasallado por los agitados acontecimientos
de los “años locos”.
Para el estructural funcionalismo, la sociedad
se encuentra conformada por estructuras so-
ciales y éstas, a su vez, por subestructuras, las
cuales forman el sistema social, cuyas partes
tienen por objeto la realización de un serie de
tareas o la ejecución de unas atribuciones que
desempeñan en forma armónica, pues persi-
guen una finalidad común, cual es la genera-
ción de la estabilidad que permite el desarrollo
de la vida social. Esas partes del sistema, en la
medida en que colaboran entre sí para lograr la
meta perseguida cumplen con funciones socia-
les que son benéficas para la sociedad, la más
importante de ellas, la señalada de preservar la
estabilidad social.
El punto de vista del conflictualismo rechazaba
esa explicación, que consideraba una creencia
fundada en la conveniencia política de promo-
ver el modelo de vida estadounidense. De modo
más amplio, el renacimiento de las teorías con-
flictualistas fue una reacción contra los profun-
dos matices conservadores de las interpretacio-
nes sociales fundadas en la teoría estructural
funcionalista (Ritzer, 1993). La sociedad sólo
podría ser contemplada como compuesta por
estructuras para efectos analíticos o pedagó-
gicos, esto es, para configurar referentes que
sirvieran para identificar los grandes cuerpos
institucionalizados de la vida en sociedad. La
sociedad no sería un sistema, como tampoco
podría hablarse de subsistemas, salvo como un
deber ser que se acostumbraba buscar a modo
de ideal, pero que nunca se alcanzaba. Sobre
esa base no habría fines comunes que se mate-
rializarán, ni un funcionamiento armónico de
las partes o estructuras que integraban la socie-
dad. En dirección del todo opuesta, se sostenía
que los diferentes componentes de la sociedad
podían disponer de ciertas competencias que
procuraban desarrollar al máximo, para su pro-
pio beneficio, incluso usurpando las atribucio-
nes de otros componentes y, desde luego, tra-
bando conflictos y disputas con ellos.
Por ejemplo, la administración de justicia podía
ser imaginada como un sistema, esto es, como
un conjunto de instituciones y actores organi-
zados para realizar unos objetivos compartidos,
mediante un despliegue de actividades de cola-
boración armónica. La teoría conflictualista la
vería como un conjunto de instituciones y agen-
tes, dueños de sus propios intereses que tratan
de realizar en detrimento de los intereses y obje-
tivos de otras instituciones, las cuales, a su vez,
intentan imponerse sobre las primeras. De allí
que en Colombia, el poder judicial tenga rela-
ciones bastante negativas con el ejecutivo, que el
último intente controlar a la rama jurisdiccional,
que las relaciones de la Corte Constitucional y
la Corte suprema de Justicia estén marcadas por
altos grados de conflictividad, que el consejo
Superior de la judicatura entre en pugnas con la
Corte Suprema y el Consejo de Estado a raíz de
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
35
GERMÁN SILVA GARCÍA
las listas de elegibles a los cargos de las altas cor-
tes, que el consejo de estado y la Corte Suprema
de Justicia tengan relaciones tirantes cuando de
algunos temas jurídicos se trate.
2. COMPONENTES TEÓRICOS
FUNDAMENTALES
Hay, con todo, muy distintas clases de conflicto
social, con consecuencias muy diversas sobre las
personas y las naciones. En un extremo podría
colocarse a la guerra, la expresión más cruenta
del conflicto, aquella que suele ocasionar eleva-
dos costos en materia de vidas humanas y su-
frimientos. En el otro polo podría situarse a la
competencia, otra expresión típica del conflicto
social, por regla general pacífica. Las confronta-
ciones bélicas han producido grandes cambios
históricos y han sido, a veces, justas o necesarias.
La competencia suele ser considerada deseable
o conveniente, como en materia económica,
donde se le juzga imprescindible para evitar
prácticas monopólicas que deterioran la calidad
de los productos o de los servicios, cuando no
generan costos exagerados para el consumidor
o usuario. En medio de estas dos tipologías de
conflicto, se encuentran otras múltiples expre-
siones del antagonismo social, lo que representa
diferencias de escala y de naturaleza.
También la conflictividad social cubre muy va-
riados campos. Existen conflictos políticos, lo
que abarca un amplio espectro. Pero también
los hay referidos a las relaciones interpersona-
les, lo que comprende los conflictos de familia,
de pareja, generacionales o escolares, entre
otros. También se encuentran los conflictos eco-
nómicos, con manifestaciones en los ámbitos
comercial, sindical, etc. Hay también conflictos
culturales, gestados entre grupos étnicos dispa-
res, de índole religiosa y de otras muchas clases.
Con la anterior relación, bastante incompleta,
no se pretende elaborar un catalogo de especies
de confrontaciones o contradicciones, lo que se
quiere indicar es que la conflictividad social pe-
netra todos los campos de la vida sin excepción
y que, alcanza tanto la dimensión macrosocial
como la microsocial de la vida social. En el úl-
timo sentido, cabe explicar que, por ejemplo,
los conflictos macrosociales suelen movilizar a
grandes grupos o colectivos e, incluso, a nacio-
nes enteras, en torno a contradicciones o pro-
blemáticas estructurales; mientras que los que
responden a la dimensión micro involucran a
individuos o pequeños grupos, dentro de rela-
ciones de interacción social. Esta última cues-
tión, relativa a lo macrosocial y lo micro en el
conflicto social, será retomada más adelante.
En el análisis del conflicto social es forzoso
considerar algunos elementos. El primero de
ellos es el grupo. El grupo social es la unidad
básica de análisis, ya que, como se explicó an-
tes, el análisis no trabaja de manera prepon-
derante con la categoría de clase social. Los
grupos son los actores del conflicto social, por
tanto, identificarlos es indispensable para, en
seguida, indagar sobre los intereses, valores o
creencias que han generado la disputa. Desde
el punto de vista metodológico una de las pri-
meras preguntas sería, si hay conflicto, cuáles
son los grupos sociales que se encuentran en-
frentados. Esto es de suma importancia para
estar en condiciones de examinar otros elemen-
tos claves, por ejemplo, cuánto poder tienen los
grupos sociales que se enfrentan, cuáles son sus
características y cómo pueden influir ellas en la
dinámica del conflicto.
Pero comencemos por lo fundamental. ¿Qué
es el conflicto? En principio, el conflicto no
es causa ni condición de ningún hecho social,
en el sentido del positivismo científico, o de
conformidad con cualquier otro enfoque teóri-
co que pretenda, usando un lenguaje distinto,
identificar los factores que motivan la ocurren-
cia de un fenómeno social2
. El conflicto es una
2
El positivismo es una concepción teórica que aspira
dilucidar los hechos sociales, determinando cuáles son
sus causas explicativas, resultado al que arribaría estu-
diando las relaciones entre los elementos de su objeto
de conocimiento y los efectos de los hechos. En mi
caso, no me trasnocha descubrir las causas de los he-
chos, ejercicio difícil y, tal vez, inútil, sino comprender
las características de los fenómenos sociales y de los
procesos a los que pertenecen.
Prolegómenos - Derechos y Valores
36 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
consecuencia de un determinado de estado de
cosas. ¿De cuál estado? De una situación de di-
vergencia social, es decir, de una relación con-
tradictoria (disputa) que sostienen personas o
grupos sociales separados al poseer intereses
y/o valores diferentes (Silva García, 1996). En
una línea similar (Ferrari, 1989) distingue en-
tre los conflictos por intereses (competencias)
y aquellos que versan sobre valores (disensos).
Mientras, en lo que respecta al conflicto, surgirá
como manifestación, cuando se intente despla-
zar a otro grupo social de la posesión o acceso a
bienes, recursos, derechos, valores o posiciones
escasas o apreciadas (Dahrendorf, 1993; Vold,
1967).
Por tanto, los intereses y los valores constituyen
los elementos materiales esenciales en el con-
flicto, sobre todo, de los conflictos sociales de
mayor envergadura3
. Entonces el conflicto será
y versará sobre la realización de intereses o de
valores. Con todo, los intereses y los valores,
como las creencias y las concepciones, no son
intangibles, serán variables y estarán sujetos a
procesos de ajuste (Vold, 1967). Empero, los va-
lores en su dimensión más general, las creencias
y las concepciones, en tanto estén vinculadas a
la cultura, tendrán tiempos de ajuste más lentos
y pausados que los intereses. A su vez, en favor
del ajuste de los valores conspira su carácter
general y abstracto, lo que permite un elevado
grado de adaptación de las interpretaciones so-
bre ellos a cada situación específica.
Ahora, la lucha para la ejecución o realización
de unos intereses en desmedro de otros o por
la imposición de determinados valores o ciertas
creencias sobre otras genera un campo de se-
paración que impide la convergencia entre los
individuos y grupos sociales en confrontación
(Silva García, 1999)4
. Pocas veces los conflic-
tos sociales ocurren por diferencias en cuanto
a concepciones científicas, mientras que, para-
dójicamente, las meras creencias han generado
toda clase de confrontaciones y guerras (Rodrí-
guez Arramberri, 1985). Ese campo de separa-
ción, es indicativo de la existencia de una forma
particular de relaciones sociales, que serán dia-
lécticamente contradictorias. En el campo de
separación se ubican los intereses y valores dis-
tintos que sostienen los grupos sociales enfren-
tados, por cuya existencia simultánea no acae-
ce una situación de convergencia. La distinción
intergrupal o interpersonal sobre intereses y va-
lores traduce, adicionalmente, la existencia de
una situación de diversidad. Teóricamente la
diversidad es el objeto central de la divergencia
social y, por ende, del conflicto.
La diversidad depende de su grado de recono-
cimiento social. Aun cuando siempre, en toda
sociedad, según su proceso histórico y social,
hay una escala coetánea, con grados variable
de reconocimiento y desconocimiento social de
la diversidad. En condiciones de relativa ampli-
tud, la aceptación de la diversidad significa plu-
ralidad, competencia, coexistencia y tolerancia.
Pero incluso, en tales casos, existen linderos
que restringen la aprobación de la diversidad,
fundamentalmente establecidos en los límites
donde comienzan los derechos de otros, la legi-
timidad para salvaguardar un interés o un valor
poseído por un tercero.
Las relaciones sociales constituyen otro ele-
mento fundamental en la teoría del conflicto.
Ellas suponen la existencia de acciones sociales
en cabeza de distintos actores, es decir, actua-
ciones que influyen sobre otros sujetos titulares,
3
En el campo de las ideas, además de los valores, los
individuos pueden diferir en torno a concepciones o
creencias, pero un enfrentamiento en esos campos, rara
vez, conducirá a un conflicto con una entidad relevante.
Aunque, sobre todo en la edad media, los conflictos en
torno a creencias llegaron a ser bastante significativos.
4
En la mayoría de las ocasiones los conflictos por valo-
res tienen como trasfondo una diferencia de intereses,
donde los valores han sido argüidos para legitimar cier-
tos intereses que, en realidad, son los que importan. Sin
embargo, los valores y, por ende, el conflicto originado
en las controversias sobre ellos, pueden adquirir auto-
nomía respecto de los intereses. En tal caso, podemos
hablar de un conflicto cultural como elemento predo-
minante en el escenario.
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
37
GERMÁN SILVA GARCÍA
a su vez, de intereses y valores. Para el efecto es
necesario un encuentro, un punto de intersec-
ción social, que posee determinadas condicio-
nes dadas por el contexto histórico y social y la
definición específica de la situación. Además,
a ese punto de intersección los sujetos compa-
recen siendo portadores de ciertas cualidades
variables y desiguales, como una mayor o me-
nor posesión de poder, una identidad personal
y otra social, distintas posiciones de status, una
ideología variada, etc.
Las relaciones sociales son interactivas, o sea,
los sujetos participes del conflicto se expresan
a través de acciones sociales que conllevan in-
tercambios entre los actores. Esas acciones, por
regla general, hacen parte de un proceso, no
suelen ser aisladas, ocasionales, ni arbitrarias.
En tanto proceso de actuaciones de una per-
sona, un grupo o un pueblo, sólo pueden ser
entendidas en términos históricos y sociales. El
concepto de proceso traduce, también, que las
relaciones sociales se prolongan a lo largo del
tiempo y del espacio, en continuo movimiento.
Como proceso social la interacción y el conflic-
to social aparecen como un flujo interminable
de influencias recíprocas, movimientos, contra-
movimientos, controles y verificaciones (Vold,
1967). Opinión anterior de Vold, cercana a la
de Ferrari, para quien el proceso social conflicto
significa una secuencia de acciones expresivas,
que en encajan en múltiples niveles simbólicos
(Ferrari, 1989). Su carácter interactivo implica,
así mismo, que las acciones sociales desarrolla-
das por éste o aquel actor se ven mutuamente
influidas por el comportamiento del otro. Las
relaciones sociales cuando son divergentes, lo
son en cuanto a las acciones sociales ejecutadas
por los distintos actores, que serán recíproca-
mente divergentes. Igualmente, en el evento de
la divergencia, las relaciones sociales son dialé-
cticas, conllevan una negación de las acciones
del adversario, produciendo cambios sociales.
En definitiva, las relaciones sociales son diná-
micas, según se desprende de sus principales
propiedades (proceso, intercambio, movimien-
to, reciprocidad, comunicación, contradicción,
cambio).
Los sujetos participes del conflicto social son
personas o grupos, pero en este trabajo habré
de concentrarme en los grupos sociales como
unidad básica de análisis. Dicha decisión tiene
fundamento en varias premisas: los grupos son
la categoría principal de organización de la so-
ciedad; la mayoría de los individuos tienden a
organizarse en grupos sociales, a veces, ubicán-
dose en varios grupos de distinta especie; respec-
to de los grupos, no de los individuos, afluyen
los conflictos sociales de mayor dimensión.
También las relaciones sociales aumentan en es-
cala y complejidad en cuanto involucran la par-
ticipación de grupos sociales. De acuerdo a las
líneas anteriores, la sociedad constituiría “una
acumulación de grupos unidos en un equilibrio
oscilante, pero dinámico, de intereses y esfuer-
zos contrarios de grupo” (Vold, 1967: 204).
Acogemos la categoría de grupo y no la de
clase social, pues es más representativa de las
alineaciones que acontecen en la realidad so-
cial, tal como también se explicó páginas atrás.
Los grupos muchas veces son pluriclasistas o
enfrentan a otros grupos con una composición
de clase alternada. Además la noción de clase
hace referencia a una ubicación preponderan-
te dentro de la estructura económica, mientras
que la de grupos puede involucrar intereses y
posiciones diferentes a las económicas, siendo
más útil, pues el conflicto no tiene en todas sus
hipótesis un carácter económico, o ese factor no
es el único presente o el de mayor importancia.
Los grupos sociales, dueños de una fuerza va-
riable, participan de un equilibrio oscilante,
inestable y relativo, sujeto a un proceso social
dinámico, que depende de los ajustes en los in-
tereses, la actividad de los demás grupos en la
interacción social y los cambios en posiciones y
situación. Por ende, los grupos sociales perma-
necen en continuo movimiento, deshaciéndose
y reintegrándose, de acuerdo a la dinámica se-
ñalada de la relaciones sociales y, en su caso,
del conflicto social. El objeto de todo grupo es
la realización de unos intereses o valores preten-
didos, mediante la acción colectiva (Vold,
1967). En ese proceso son comunes las alianzas
Prolegómenos - Derechos y Valores
38 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
coyunturales o temporales entre diferentes gru-
pos sociales, a fin de enfrentar a quien es visua-
lizado como un oponente común o para efectos
de realizar un interés superior, compartido por
los grupos entrelazados. La unidad de grupo en
sus actuaciones es posible por intermedio de la
experiencia, la dirección y la coordinación efec-
tiva de sus integrantes (Vold, 1967).
Para el análisis de los grupos envueltos en el
conflicto no debe de olvidarse que ellos com-
puestos por individuos, los cuales tienen una
determinada posición social, son partícipes de
un tipo específico de cultura y, además, son
dueños de una personalidad. Tales factores in-
ciden en las actuaciones de las personas dentro
de una situación conflictiva. A la vez, el punto
anterior, conduce al análisis de la interacción
social, junto a lo elementos microsociales que
inciden en ella, los cuales tienen un impacto
significativo en la dinámica que asume el con-
flicto social (Collins, 1975).
Cuando la evolución del conflicto social no
conduce a la creación de situaciones que sean
nuevas es altamente probable una situación de
estancamiento relativo, que acarrea desgaste,
con elevado aumento en los costos del conflic-
to. A su vez, la habilidad para manejar situacio-
nes novedosas y la capacidad para interpretar
las características del conflicto repercuten de
manera decida sobre el rumbo que toma el con-
flicto. Un cálculo obtuso sobre las posibilidades
de destrucción o sometimiento del adversario
podría contraer no sólo daños irreversibles, sino
además efectos sociales insospechados.
En el ámbito de los intereses que motivan las
disputas o confrontaciones se ha distinguido
entre titularidades, esto es, el reconocimiento
de derechos y, por otra parte, las provisiones, es
decir, los recursos económicos o las prestacio-
nes sociales (Dahrendorf, 1993). En otros tiem-
pos, buena parte de los conflictos se trenzaron
en torno al reconocimiento de titularidades, val-
ga decir, versaron sobre la aceptación de lo que
podrían llamarse derechos de ciudadanía. Los
derechos de los analfabetas, las mujeres, lo no
propietarios a votar; los derechos de las mino-
rías negras en varios países, como Estados Uni-
dos y Sudáfrica; los derechos al matrimonio, la
adopción o la libre expresión de la sexualidad
de la población gay; el derecho a la libertad y
asociación sindical, junto a los derechos a una
determinada jornada de trabajo y a la huelga,
son todos ejemplos de titularidades. Las provi-
siones se refieren a recursos escasos como la vi-
vienda, la alimentación, el trabajo, los servicios
de cobertura en salud, la recreación, etc. Aho-
ra, la cuestión es que con el avance en Occiden-
te de la figura del estado social de derecho cada
vez impera más el reconocimiento de derechos
de ciudadanía, pero en cambio, paralelamente,
con el impulso de las políticas neoliberales aun-
que la riqueza ha crecido en el mundo al tiem-
po se encuentra un mayor número de personas
en situación de pobreza o de miseria absoluta.
De allí que los conflictos, al menos en Occiden-
te, aparezcan sobre todo como disputa en torno
a provisiones.
El conflicto puede cumplir determinadas fun-
ciones sociales respecto de los grupos com-
prometidos. En seguida, indico algunas de las
funciones sociales que pueden llegar a desarro-
llarse, con un sentido hipotético, pues el con-
cepto de función demanda de la ocurrencia de
un efecto con dimensión y significados sociales
en la realidad material (Merton, 1992)5
. Una de
tales funciones sociales consistiría en generar
coherencia al interior del grupo, que cierra filas
en sus ideas y prácticas sociales con el objeto de
propender por los intereses o valores comparti-
dos. La gestación de sacrificios personales mo-
tivados en el conflicto, que significa la primacía
de los intereses grupales sobre los individuales,
puede ser una función separada; también el
conflicto social contribuye también al mante-
5
Hay una diferencia clara entre fin y función. El con-
cepto de fin, conectado al mundo del deber ser, señala
un objetivo que es perseguido, no necesariamente rea-
lizado, el cual puede ser debatido en razón a sus justi-
ficaciones. La noción de función, vinculada al mundo
del ser, esta referida a las consecuencias sociales de
un fenómeno, estando sujeta a su constatación en la
realidad social.
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
39
GERMÁN SILVA GARCÍA
nimiento de los grupos sociales y el desarrollo
de las relaciones interpersonales; otra función
es la de producir una identificación del indivi-
duo con el grupo al cual se encuentra adscrito,
la que provee un sentido de pertenencia a algo
(Vold, 1967). Una función múltiple, dentro del
ámbito de los vínculos sociales desarrollados
entre los miembros del grupo, es la promoción
de relaciones de solidaridad social (Durkheim).
Así mismo, el conflicto contribuye al desarrollo
de funciones de lealtad, que son reforzadas por
factores emocionales; al igual el desarrollo de
ideales y valores, pulidos y perfeccionados por
las demandas del conflicto social, es otra de la
funciones verificables (Vold, 1967).
Sin embargo, la principal función social del con-
flicto es la promoción del cambio social. Ello es
cierto no sólo en un sentido general, referido a
la potencialidad que para generar cambios po-
drían tener ciertos intereses de ser realizados.
La simple dinámica del conflicto social tiene la
propiedad de gestar cambios sociales, pues los
partícipes del conflicto, obligados por las cir-
cunstancias dadas por la lucha, deben diseñar
nuevos medios, elaborar proyectos originales
que sirven al propósito inmediato del conflicto,
pero cuyos beneficios sociales se prolongan en
la historia mucho más allá del conflicto o reper-
cuten sobre áreas nunca imaginadas.
Las acciones sociales divergentes, con ello el
conflicto social, pueden adoptar formas muy
diferentes de expresión. Las variables que in-
fluyen en la interacción conflictual devienen
de tres ámbitos relacionados entre sí, son ellos:
la organización social, las partes y la cuestión
en disputa (Ferrari, 1989). De acuerdo con la
opinión anterior, agregaría de manera más es-
pecífica, que las características de la actuación
conflictual están directamente relacionadas con
la clase de poder a disposición (tipo de atribu-
ciones), las condiciones implícitas en el contex-
to (físicas, sociales, económicas y políticas), las
condiciones y los roles sociales previstos en la
definición de la situación particular, los medios
que se encuentran (asequibles e idóneos), el
grado de institucionalización del conflicto, los
objetivos perseguidos y los costos involucrados.
Por su parte, la violencia, en tanto modalidad
de los medios seleccionados, es sólo una de las
formas que puede asumir el conflicto social,
siendo además variadas las clases de violencia
que podrían ser puestas en práctica.
Una historia y situación de conflictividad pre-
existente puede incidir sobre la definición de
una situación que involucra a los actores histó-
ricos, lo mismo que en torno a las expectativas
de rol esperadas de cada uno de los agentes. Es
decir, ante un nuevo encuentro de las partes, la
situación respectiva, aunque ella no lo sea, será
definida como conflictiva. Así mismo, dentro
de ese cuadro, cada uno de los sujetos esperará
que el otro actúe de manera agresiva y, siendo
esa su expectativa, es probable que alguno pre-
tenda anticiparse ejecutando el primer ataque
contra el oponente.
Un estado de convergencia social, lugar opues-
to a la divergencia, implica una situación pre-
via de no/conflicto o, con características muy
variadas, una posición posterior de conflicto/
tratado. Acerca del primer evento no voy a
profundizar demasiado, pues de lo que trató
en detalle es del conflicto social y no acerca de
la situación opuesta. Con todo, acá la conver-
gencia entre las personas o los grupos sociales
concurre al haberse construido una comunidad
de intereses y/o de valores, como consecuencia
de la inexistencia de cualquier capacidad de re-
sistencia, o en términos de Vold a la ausencia
de competencia6
. La comunidad de intereses
o de valores no implica que ellos sean siempre
idénticos para los sujetos de la relación social,
pueden ser diversos, pero en la medida en que
posean un nivel complementario o interdepen-
diente que resulte beneficioso o aceptable para
las partes involucradas, no habrá conflicto. En
el otro caso, comparece la convergencia a pesar
de un posible disentimiento potencial, pues no
se dispone de poder alguno, pertinente o sufi-
ciente y, por tanto, de capacidad de resistencia
que conduzca a un conflicto más allá de un es-
6
George B. Vold.
Prolegómenos - Derechos y Valores
40 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
tado latente (Ferrari, 1989; Simmel, 1977)7
. La
falta de competencia acaece cuando los grupos
sociales pueden realizar sus metas sin entrome-
terse en los intereses o valores de otros grupos.
La situación de conflicto/tratado, contiene un
estado previo de conflictividad que se ha visto
modificado para llegar a una situación de con-
vergencia. El tratamiento del conflicto no impli-
ca, por regla general, su resolución, lo que suele
acaecer es su transformación. Esa variación del
conflictopodríasercualitativa,conllevandocam-
bios en su naturaleza o efectos sociales, por ejem-
plo, convirtiéndose en un conflicto que recurre a
medios pacíficos en vez de violentos, volviéndo-
se un conflicto institucionalizado con interven-
ción del Estado y del derecho en reemplazo de
un conflicto particular carente de un tipo especí-
fico de reglamentación y ritualización.
El conflicto puede ser afectado o tratado a tra-
vés de la desaparición, la negociación, la ab-
sorción, la eliminación o la subordinación. En
la desaparición, por sustracción de materia no
hay conflicto, ya que uno o ambos intereses en-
frentados, cuando no los mismos grupos socia-
les, se han extinguido o perdido vigencia. En la
negociación los grupos sociales mantienen su
identidad, las diferencias de intereses o valores
perduran, aunque se verifican mutuas conce-
siones, estableciéndose un acuerdo relativo a lo
que uno y otro grupo pueden hacer (pretensio-
nes permitidas) y/o sobre las vías para llevar a
cabo sus objetivos (medios tolerados). En la ab-
sorción uno de los grupos sociales desaparece
como entidad autónoma, quedando integrando
al primero de ellos. La eliminación supone el
aniquilamiento físico o virtual de uno de los
adversarios. En la subordinación opera una re-
ducción del contrario, constreñido a someterse
a la voluntad y al poder del vencedor.
Es claro que la desaparición, la absorción y la
eliminación, conllevan el fin del conflicto, en
términos de sus inmediatez. Al contrario, en
la negociación y la subordinación, acaece una
transformación en la situación, pero el conflic-
to subsiste por medio de otros canales de expre-
sión. A la vez, en todos los casos relacionados,
habría un nuevo estado definido en términos de
convergencia social.
De cualquier modo, se habla de terminación,
conclusión o resolución del conflicto, lo que
debe se contemplado como un diagnóstico re-
lativo, pero cierto en ese sentido. En verdad,
podría aseverarse que el conflicto concluye con
relación a una de sus etapas, pero en la medida
en que siguen a continuación otras, bajo carac-
terísticas diferentes, el conflicto social no ha
acabado (negociación, subordinación). Pero
también con referencia a las situaciones que de-
rivan en una supuesta terminación del conflicto
o que expresan el no conflicto (absorción, eli-
minación virtual, identificación), el transitorio
estado de calma, no es más que la antesala de
nuevos conflictos sociales, que habrán de nacer
cuando culmine el período indicado para el par-
to. Solamente la eliminación física, predicable
de los conflictos personales, o la desaparición
del grupo o del interés, valor o creencia, como
sino ineludible de la marcha de la historia, ten-
drán la potestad de marcar el fin del conflicto
social, en lo que a las cuestiones relacionadas
con ellas atañe.
Las circunstancias que se producen como co-
rrelato de la terminación o resolución relativa
o, inclusive, absoluta del conflicto social, com-
portan como síntesis un emplazamiento iné-
dito, que jamás es obra exclusiva de una de
las partes, ni siquiera aquella reputada como
vencedora. Es decir, la respuesta a una deter-
minada etapa del conflicto que restablece un
equilibrio relativo, es resultado del conflicto
concebido globalmente, no una respuesta uni-
7
El conflicto es latente cuando existe inconformidad,
pero ella no se ha manifestado en acciones sociales,
por motivo de la debilidad del interlocutor. En estric-
to sentido, el conflicto social latente no ha ocurrido,
aunque la situación ya contendría la semilla necesaria
para propiciarlo. El conflicto latente sería opuesto al
declarado, en realidad la forma auténtica de conflicto
social, según Vincenzo Ferrari son: “los conflictos tra-
ducidos en exigencias de comportamiento dirigidas al
antagonista.” Por su parte, la idea de conflicto latente
ya había sido enunciada por George Simmel.
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
41
GERMÁN SILVA GARCÍA
lateral. En otros términos, la síntesis lograda,
es un producto de la interacción entre divergen-
cia social y control social. Como lo señaló de
forma clarividente George Simmel (1977): “la
terminación de la lucha es un acto especial que
no pertenece ni a una ni a otra categoría; de la
misma manera que un puente es distinto de las
dos orillas que une”.
La negociación, que dentro de las perspectivas
de este trabajo ha de ocupar un importante es-
pacio en sus reflexiones, por regla general, im-
plica un compromiso que no se lleva a cabo con
los débiles (Vold, 1967). La negociación com-
parece cuando existe un equilibrio relativo en la
correlación de fuerzas entre los grupos sociales
enfrentados. De lo contrario, el grupo social en
posición de superioridad preferirá la destruc-
ción o aniquilamiento del adversario. Con todo,
a la opción de la negociación debe sumarse, a
manera de aliciente, la posibilidad de mejorar
la situación por ese medio (Coser). Desde otro
ángulo, habrá de anotarse, que también es im-
prescindible que el interés en controversia sea
divisible, o sea, objeto de concesiones (Simmel,
1977).
El conflicto social no es anómalo, en realidad,
no es por definición ni bueno ni malo, es una
consecuencia histórica y social natural de las re-
laciones sociales. Es decir, el conflicto expresa
una forma de relación social universal, lo que
permite distinguir el conflicto como contenido
de las relaciones, de la interacción misma, sus
circunstancias de tiempo, espacio o las particu-
laridades del episodio (Simmel, 1977). En algu-
nas de sus manifestaciones el conflicto puede
comportar serios daños a los intereses de uno
o ambos grupos sociales participes de él, según
los criterios particulares de juicio residentes en
cada grupo. En otras ocasiones, el conflicto pue-
de aparecer, nuevamente de conformidad con
los criterios persistente en los respectivos gru-
pos, como algo socialmente constructivo. En
cualquier caso, el conflicto social, derivado de
situaciones de divergencia, es el principal motor
de las transformaciones y cambios que viven las
sociedades, sean ellos para bien o para mal.
Desde el punto de vista de su naturaleza, hay
dos clases de relación social, ellas son la diver-
gencia y la convergencia, que tienen su equiva-
lente en distintas consecuencia sociales, cuales
son el conflicto y la cooperación.
Las relaciones entre divergencia y convergencia
que, de acuerdo a las teorías sociológicas tra-
dicionales, son expuestas en términos de sus
efectos, es decir de conflicto o cooperación,
no son nunca dicotómicas. Existen, de modo
afirmativo, unos vínculos contradictorios entre
convergencia y divergencia, o entre conflicto y
cooperación, lo cual no significa una relación
bipolar, donde se trata de dos entidades o fenó-
menos sociales opuestos, distintos y autónomos
entre si. Siendo fenómenos sociales que poseen
una conexión dialéctica, son diferentes y a la
vez interdependientes, pues se influyen y deter-
minan entre si, conteniendo cada uno de ellos
elementos recíprocos del otro. Y, por ello, preci-
samente, puede advertirse que la convergencia,
es un estado al que se arriba como consecuen-
cia de la diversidad y del conflicto social y vice-
versa. Ya sea porque se quiere evitar o prevenir
las consecuencias del conflicto, lo que lleva a
un estado de convergencia, o debido a que la
divergencia y el conflicto emanado de ella han
derivado, luego de su tratamiento, en una situa-
ción de convergencia donde prima la coopera-
ción. Es más, la paz, como situación idílica de
cooperación y unidad social, ya contiene en su
vientre las condiciones necesarias para desatar
el conflicto social, tal como la realidad empíri-
ca y la historia lo han demostrado de manera
fehaciente (Simmel, 1977).
Acerca del carácter dialéctico de las confronta-
ciones sociales, la obra de Karl Marx es abun-
dante. Igualmente, el asunto ya había sido ex-
puesto, dentro de la teoría sociológica, cuando
se planteaba: “La lucha es ya una distensión de
las fuerzas adversarias; el hecho de que termine
en paz, no es sino una expresión que demuestra
que la lucha es una síntesis de elementos, una
contraposición, que juntamente con la com-
posición, esta contenida bajo un concepto su-
perior” (Simmel, 1977). La visión claramente
Prolegómenos - Derechos y Valores
42 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO
dialéctica de Simmel no ha tenido, sin embar-
go, la deseada continuidad en el pensamiento
sociológico sobre el conflicto.
Por otra parte, la intervención del derecho su-
giere una modificación peculiar del conflicto
social, que reglamentado, resulta transforma-
do en sus características. No obstante, nos me
adentraré ahora en esa materia, el examen so-
bre el derecho y el conflicto social será adelan-
tado en el capítulo cuarto. Empero, importa
señalar aquí que el orden social, que constituye
por excelencia la forma de control del conflicto
social, puede también contribuir al desarrollo
del conflicto, directa o indirectamente. Así, su-
cesivamente el orden social coadyuva, muchas
veces, a darle estabilidad a los grupos sociales
envueltos en conflicto (por ejemplo, los sindica-
tos o las Fuerzas Armadas)8
. Así mismo, el or-
den social, por conducto del derecho no repre-
senta una negación del conflicto, colabora en su
desarrollo, aun cuando dentro de determinados
parámetros, cuando no es un mecanismo que
exacerba la conflictividad. Estas condiciones
expresan, así mismo, la relación dialéctica de
intercambios entre el control social y la diver-
gencia social.
Por otra parte, conviene apuntar que la exis-
tencia de conflictos no tratados por el derecho,
donde predomina la fuerza, fácilmente pueden
caer bajo la regulación de otros sistemas nor-
mativos, no jurídicos o alternativos al sistema
legal predominante (Ferrari, 1989).
La teoría Sociológica del Conflicto no es la
única, ni tampoco necesariamente, la herra-
mienta más importante que puede utilizarse en
el análisis social. En otros apartes, se recurrirá
con frecuencia a puntos de vista que podrán ser
ubicados en otras teorías de la sociología ge-
neral, como el Interaccionismo Simbólico y la
Fenomenología, entre las principales, aunque
deberá entenderse que se va a trabajar dentro
de parámetros teóricos matizados por una am-
plia heterodoxia, donde será difícil reconocer
lo propio y lo ajeno, lo que pertenece a ésta o
aquella otra teoría. No obstante lo cual, se ha
dedicado este apartado a hacer una presenta-
ción de los principales postulados teóricos de la
sociología del conflicto, con una mezcla de al-
gunos conceptos propios y de otros provenien-
tes de la teoría clásica, pues se considera que,
habida consideración del tema, en este caso
tienen una relevancia significativa para obtener
una visión general acerca de la guerra, la paz y
el derecho en Colombia.
BIBLIOGRAFÍA
Collins, Randall. Conflict Sociology, Nueva
York, Academic, 1975.
Coser, Lewis. Nuevos aportes a la teoría del con-
flicto social, Buenos Aires, Amorrortu, 1970.
Dahrendorf, Ralf. Las clases sociales y su con-
flicto en la sociedad industrial, Madrid, Rialp,
1962.
Dahrendorf, Ralf. “Hacia una teoría del con-
flicto social”, en Amitai y Eva Etzioni (Comp.)
Los cambios sociales, México, Fondo de Cultu-
ra Económica, 1992.
Dahrendorf, Ralf. El conflicto social moderno,
Madrid, Mondadori, 1993.
Ferrari, Vincenzo. Funciones del derecho, Ma-
drid, Debate, 1989.
Merton, Robert K. Teoría y estructura sociales,
3ª ed., México, Fondo de Cultura Económica,
1992.
Ritzer, George. Teoría sociológica contemporá-
nea, 3ª ed., Madrid, McGraw Hill, 1993.
Rodríguez Arramberri, Julio. “Las ideologías,
en T. II, Tratado de sociología, Madrid, Taurus,
1985.
Silva García, Germán. “La concepción sobre
el crimen. Un punto de partida para la explo-
8
George B. Vold.
Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43
Prolegómenos - Derechos y Valores
43
GERMÁN SILVA GARCÍA
ración teórica”, en Derecho público, filosofía y
sociología jurídicas: perspectivas para el próxi-
mo milenio, Bogotá, Universidad Externado de
Colombia y Consejo Superior de la Judicatura,
1996.
Silva García, “Criminología. Bases para una
teoría sociológica del delito”, en Carlos Elbert
(Coord.) La criminología en América Latina,
Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 1999.
Simmel, George. Sociología, 2ª. Ed., Vol. I, Ma-
drid, Biblioteca Revista de Occidente, 1977.
Vold, George B. Theoretical Criminology, 4ª
ed., Nueva York, Oxford University, 1967.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

(Educaci 363n en cuatro tiempos
(Educaci 363n en cuatro tiempos(Educaci 363n en cuatro tiempos
(Educaci 363n en cuatro tiemposmartha alejo ochoa
 
Multitud n°2 aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoy
Multitud n°2   aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoyMultitud n°2   aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoy
Multitud n°2 aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoyrevistamultitud
 
Portantiero -la_sociologia_clasica
Portantiero  -la_sociologia_clasicaPortantiero  -la_sociologia_clasica
Portantiero -la_sociologia_clasicaJimena Prates
 
Fraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialista
Fraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialistaFraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialista
Fraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialistaComunicacionyEducacionCat2
 
Libro integracion latinoamericana
Libro integracion latinoamericanaLibro integracion latinoamericana
Libro integracion latinoamericanapoohmolina
 
Descolonizar el saber final c%c3%b3pia
Descolonizar el saber final   c%c3%b3piaDescolonizar el saber final   c%c3%b3pia
Descolonizar el saber final c%c3%b3piabibliomiranda
 
8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia
8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia
8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologiaCristian Barria
 
Teoria del conflicto
Teoria del conflictoTeoria del conflicto
Teoria del conflictoAlvaro Mejia
 
La historia de la sociología como disciplina académica
La historia de la sociología como disciplina académicaLa historia de la sociología como disciplina académica
La historia de la sociología como disciplina académicarutnomi65ere
 
El intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa Santos
El intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa SantosEl intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa Santos
El intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa SantosAndrés Cabanas Díaz
 
U1. Guía de lectura Herramientas (1).pdf
U1. Guía de lectura Herramientas (1).pdfU1. Guía de lectura Herramientas (1).pdf
U1. Guía de lectura Herramientas (1).pdfOrii1
 
Castoriadis cornelius miseria de la etica
Castoriadis cornelius   miseria de la eticaCastoriadis cornelius   miseria de la etica
Castoriadis cornelius miseria de la eticaUPTAEB
 

La actualidad más candente (20)

(Educaci 363n en cuatro tiempos
(Educaci 363n en cuatro tiempos(Educaci 363n en cuatro tiempos
(Educaci 363n en cuatro tiempos
 
revista Movimiento N.5
revista Movimiento N.5 revista Movimiento N.5
revista Movimiento N.5
 
Multitud n°2 aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoy
Multitud n°2   aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoyMultitud n°2   aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoy
Multitud n°2 aporte del pensamiento marxista al anticapitalismo hoy
 
Portantiero -la_sociologia_clasica
Portantiero  -la_sociologia_clasicaPortantiero  -la_sociologia_clasica
Portantiero -la_sociologia_clasica
 
Fraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialista
Fraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialistaFraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialista
Fraser - Reflexiones críticas desde la posición postsocialista
 
Libro integracion latinoamericana
Libro integracion latinoamericanaLibro integracion latinoamericana
Libro integracion latinoamericana
 
Resena1
Resena1Resena1
Resena1
 
Descolonizar el saber final c%c3%b3pia
Descolonizar el saber final   c%c3%b3piaDescolonizar el saber final   c%c3%b3pia
Descolonizar el saber final c%c3%b3pia
 
8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia
8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia
8971400 juan-carlos-portantiero-el-origen-de-la-sociologia
 
Programa 2020
Programa 2020Programa 2020
Programa 2020
 
Teoria del conflicto
Teoria del conflictoTeoria del conflicto
Teoria del conflicto
 
La historia de la sociología como disciplina académica
La historia de la sociología como disciplina académicaLa historia de la sociología como disciplina académica
La historia de la sociología como disciplina académica
 
Ansart saint simon resumido subrayado
Ansart saint simon resumido subrayadoAnsart saint simon resumido subrayado
Ansart saint simon resumido subrayado
 
Giddens sobre-durkheim
Giddens sobre-durkheimGiddens sobre-durkheim
Giddens sobre-durkheim
 
El intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa Santos
El intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa SantosEl intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa Santos
El intelectual en la retaguardia Boaventura de Sousa Santos
 
U1. Guía de lectura Herramientas (1).pdf
U1. Guía de lectura Herramientas (1).pdfU1. Guía de lectura Herramientas (1).pdf
U1. Guía de lectura Herramientas (1).pdf
 
Castoriadis cornelius miseria de la etica
Castoriadis cornelius   miseria de la eticaCastoriadis cornelius   miseria de la etica
Castoriadis cornelius miseria de la etica
 
Economía y sociedad
Economía y sociedadEconomía y sociedad
Economía y sociedad
 
Sociología y el mundo actual.
Sociología y el mundo actual.Sociología y el mundo actual.
Sociología y el mundo actual.
 
Elemento de la teoría social
Elemento de la teoría socialElemento de la teoría social
Elemento de la teoría social
 

Similar a Teoria del conflicto_IAFJSR

Roberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.syp
Roberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.sypRoberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.syp
Roberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.syppaulminiguano
 
Diccionario de política y trabajo social
Diccionario de política y trabajo socialDiccionario de política y trabajo social
Diccionario de política y trabajo socialTrabajo Social
 
diccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdf
diccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdfdiccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdf
diccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdfCARLOSQUEZADA89
 
174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica
174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica
174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politicaJuan Carlos Sanchez
 
Qué es la ciencia política
Qué es la ciencia políticaQué es la ciencia política
Qué es la ciencia políticaEnrique Medina
 
¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?Jorge Olvera
 
Articulo clases sociales
Articulo clases socialesArticulo clases sociales
Articulo clases socialesEPSUAEM
 
Nuevos enfoques de sociedad civil
Nuevos enfoques de sociedad civilNuevos enfoques de sociedad civil
Nuevos enfoques de sociedad civilgdiaznovoa
 
El futuro de la tecnología
El futuro de la tecnologíaEl futuro de la tecnología
El futuro de la tecnologíaGiselle Frias
 
4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf
4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf
4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdfVictorManuelleChuqui
 
Dia positiva ana maria sanchez iiiiii
Dia positiva ana maria sanchez iiiiiiDia positiva ana maria sanchez iiiiii
Dia positiva ana maria sanchez iiiiiiAndrea Mero
 
Iniciativas+de+paz+en+colombia
Iniciativas+de+paz+en+colombiaIniciativas+de+paz+en+colombia
Iniciativas+de+paz+en+colombiaFavio Cuellar
 
La política como ciencia miquel caminal badía (manual de ciencia política)
La política como ciencia   miquel caminal badía (manual de ciencia política)La política como ciencia   miquel caminal badía (manual de ciencia política)
La política como ciencia miquel caminal badía (manual de ciencia política)Alberto Espinoza Castellares
 
El futuro de la tecnología
El futuro de la tecnologíaEl futuro de la tecnología
El futuro de la tecnologíadanielasosa1991
 
El futuro de la Tecnología
El futuro de la TecnologíaEl futuro de la Tecnología
El futuro de la Tecnologíadanielasosa1991
 
26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF
26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF
26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDFLEIDYYOHANA14
 

Similar a Teoria del conflicto_IAFJSR (20)

Roberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.syp
Roberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.sypRoberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.syp
Roberto rguezguerra.eltriunfoylascrisisdelademocracialiberal.syp
 
Diccionario de política y trabajo social
Diccionario de política y trabajo socialDiccionario de política y trabajo social
Diccionario de política y trabajo social
 
diccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdf
diccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdfdiccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdf
diccionariodepoliticaytrabajosocial-161111210421.pdf
 
174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica
174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica
174588567 josep-colomer-ciencia-de-la-politica
 
Qué es la ciencia política
Qué es la ciencia políticaQué es la ciencia política
Qué es la ciencia política
 
¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?
 
Articulo clases sociales
Articulo clases socialesArticulo clases sociales
Articulo clases sociales
 
Nuevos enfoques de sociedad civil
Nuevos enfoques de sociedad civilNuevos enfoques de sociedad civil
Nuevos enfoques de sociedad civil
 
El futuro de la tecnología
El futuro de la tecnologíaEl futuro de la tecnología
El futuro de la tecnología
 
4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf
4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf
4_CyP_SituaCienPolí_DiscipAmericaLatina.pdf
 
Dia positiva ana maria sanchez iiiiii
Dia positiva ana maria sanchez iiiiiiDia positiva ana maria sanchez iiiiii
Dia positiva ana maria sanchez iiiiii
 
18100516
1810051618100516
18100516
 
Iniciativas+de+paz+en+colombia
Iniciativas+de+paz+en+colombiaIniciativas+de+paz+en+colombia
Iniciativas+de+paz+en+colombia
 
La política como ciencia miquel caminal badía (manual de ciencia política)
La política como ciencia   miquel caminal badía (manual de ciencia política)La política como ciencia   miquel caminal badía (manual de ciencia política)
La política como ciencia miquel caminal badía (manual de ciencia política)
 
Diapositiva sociologia ana maria sanchez
Diapositiva sociologia ana maria sanchezDiapositiva sociologia ana maria sanchez
Diapositiva sociologia ana maria sanchez
 
Tema 3
Tema 3Tema 3
Tema 3
 
El futuro de la tecnología
El futuro de la tecnologíaEl futuro de la tecnología
El futuro de la tecnología
 
El futuro de la Tecnología
El futuro de la TecnologíaEl futuro de la Tecnología
El futuro de la Tecnología
 
26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF
26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF
26756-Texto del artículo-26775-6-10-20111031.PDF
 
Etica y cultura política Grupos CUN
Etica y cultura política Grupos CUNEtica y cultura política Grupos CUN
Etica y cultura política Grupos CUN
 

Más de Mauri Rojas

Informe de auditoria plaza_IAFJSR
Informe de auditoria plaza_IAFJSRInforme de auditoria plaza_IAFJSR
Informe de auditoria plaza_IAFJSRMauri Rojas
 
Propuesta de auditoria_IAFJSR
Propuesta de auditoria_IAFJSRPropuesta de auditoria_IAFJSR
Propuesta de auditoria_IAFJSRMauri Rojas
 
Auditoria condominio leonora latorre
Auditoria condominio leonora latorreAuditoria condominio leonora latorre
Auditoria condominio leonora latorreMauri Rojas
 
Auditoria de control interno
Auditoria de control internoAuditoria de control interno
Auditoria de control internoMauri Rojas
 
Modelo de informe de auditoria_IAFJSR
Modelo de informe de auditoria_IAFJSRModelo de informe de auditoria_IAFJSR
Modelo de informe de auditoria_IAFJSRMauri Rojas
 
Opinion de auditoria_IAFJSR
Opinion de auditoria_IAFJSROpinion de auditoria_IAFJSR
Opinion de auditoria_IAFJSRMauri Rojas
 
Programa de auditoria para condominios_IAFJSR
Programa de auditoria para condominios_IAFJSRPrograma de auditoria para condominios_IAFJSR
Programa de auditoria para condominios_IAFJSRMauri Rojas
 
El regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSR
El regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSREl regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSR
El regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSRMauri Rojas
 
El ofrecimiento de pruebas_IAFJSR
El ofrecimiento de pruebas_IAFJSREl ofrecimiento de pruebas_IAFJSR
El ofrecimiento de pruebas_IAFJSRMauri Rojas
 
La prueba en segunda instancia1_IAFJSR
La prueba en segunda instancia1_IAFJSRLa prueba en segunda instancia1_IAFJSR
La prueba en segunda instancia1_IAFJSRMauri Rojas
 
Las pruebas en segunda instancia_IAFJSR
Las pruebas en segunda instancia_IAFJSRLas pruebas en segunda instancia_IAFJSR
Las pruebas en segunda instancia_IAFJSRMauri Rojas
 
La prueba de informe1_IAFJSR
La prueba de informe1_IAFJSRLa prueba de informe1_IAFJSR
La prueba de informe1_IAFJSRMauri Rojas
 
La prueba de informe
La prueba de informeLa prueba de informe
La prueba de informeMauri Rojas
 
La prueba de experticia_IAFJSR
La prueba de experticia_IAFJSRLa prueba de experticia_IAFJSR
La prueba de experticia_IAFJSRMauri Rojas
 
Prueba documental_IAFJSR
Prueba documental_IAFJSRPrueba documental_IAFJSR
Prueba documental_IAFJSRMauri Rojas
 
La prueba de confesion_IAFJSR
La prueba de confesion_IAFJSRLa prueba de confesion_IAFJSR
La prueba de confesion_IAFJSRMauri Rojas
 
VALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDF
VALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDFVALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDF
VALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDFMauri Rojas
 
LA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSR
LA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSRLA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSR
LA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSRMauri Rojas
 
Promocion de pruebas_IAFJSR
Promocion de pruebas_IAFJSRPromocion de pruebas_IAFJSR
Promocion de pruebas_IAFJSRMauri Rojas
 
Ensayo - mauri lorenis_anna
Ensayo - mauri lorenis_annaEnsayo - mauri lorenis_anna
Ensayo - mauri lorenis_annaMauri Rojas
 

Más de Mauri Rojas (20)

Informe de auditoria plaza_IAFJSR
Informe de auditoria plaza_IAFJSRInforme de auditoria plaza_IAFJSR
Informe de auditoria plaza_IAFJSR
 
Propuesta de auditoria_IAFJSR
Propuesta de auditoria_IAFJSRPropuesta de auditoria_IAFJSR
Propuesta de auditoria_IAFJSR
 
Auditoria condominio leonora latorre
Auditoria condominio leonora latorreAuditoria condominio leonora latorre
Auditoria condominio leonora latorre
 
Auditoria de control interno
Auditoria de control internoAuditoria de control interno
Auditoria de control interno
 
Modelo de informe de auditoria_IAFJSR
Modelo de informe de auditoria_IAFJSRModelo de informe de auditoria_IAFJSR
Modelo de informe de auditoria_IAFJSR
 
Opinion de auditoria_IAFJSR
Opinion de auditoria_IAFJSROpinion de auditoria_IAFJSR
Opinion de auditoria_IAFJSR
 
Programa de auditoria para condominios_IAFJSR
Programa de auditoria para condominios_IAFJSRPrograma de auditoria para condominios_IAFJSR
Programa de auditoria para condominios_IAFJSR
 
El regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSR
El regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSREl regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSR
El regimen probatorio en la apelacion civil_IAFJSR
 
El ofrecimiento de pruebas_IAFJSR
El ofrecimiento de pruebas_IAFJSREl ofrecimiento de pruebas_IAFJSR
El ofrecimiento de pruebas_IAFJSR
 
La prueba en segunda instancia1_IAFJSR
La prueba en segunda instancia1_IAFJSRLa prueba en segunda instancia1_IAFJSR
La prueba en segunda instancia1_IAFJSR
 
Las pruebas en segunda instancia_IAFJSR
Las pruebas en segunda instancia_IAFJSRLas pruebas en segunda instancia_IAFJSR
Las pruebas en segunda instancia_IAFJSR
 
La prueba de informe1_IAFJSR
La prueba de informe1_IAFJSRLa prueba de informe1_IAFJSR
La prueba de informe1_IAFJSR
 
La prueba de informe
La prueba de informeLa prueba de informe
La prueba de informe
 
La prueba de experticia_IAFJSR
La prueba de experticia_IAFJSRLa prueba de experticia_IAFJSR
La prueba de experticia_IAFJSR
 
Prueba documental_IAFJSR
Prueba documental_IAFJSRPrueba documental_IAFJSR
Prueba documental_IAFJSR
 
La prueba de confesion_IAFJSR
La prueba de confesion_IAFJSRLa prueba de confesion_IAFJSR
La prueba de confesion_IAFJSR
 
VALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDF
VALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDFVALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDF
VALORACION PROBATORIA TESTIMONIAL_PDF
 
LA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSR
LA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSRLA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSR
LA VALORACION TESTIMONIAL_IAFJSR
 
Promocion de pruebas_IAFJSR
Promocion de pruebas_IAFJSRPromocion de pruebas_IAFJSR
Promocion de pruebas_IAFJSR
 
Ensayo - mauri lorenis_anna
Ensayo - mauri lorenis_annaEnsayo - mauri lorenis_anna
Ensayo - mauri lorenis_anna
 

Último

RÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RG
RÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RGRÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RG
RÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RGAndreeAngelSalcedoLu
 
LGSM.pdf ley general sociedades mercantiles
LGSM.pdf ley general sociedades mercantilesLGSM.pdf ley general sociedades mercantiles
LGSM.pdf ley general sociedades mercantilesmoraledulxe
 
Impedimentos y Recusación Procesal Civil
Impedimentos y Recusación Procesal CivilImpedimentos y Recusación Procesal Civil
Impedimentos y Recusación Procesal CivilAidaTejada5
 
M15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
M15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICOM15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
M15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICOMarianaCuevas22
 
EL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptx
EL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptxEL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptx
EL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptxanamlazaro25
 
Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...
Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...
Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...OscarArgueta22
 
articulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptx
articulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptxarticulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptx
articulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptxCanelitaI
 
Esquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptx
Esquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptxEsquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptx
Esquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptxcarmen579579
 
Libro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdf
Libro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdfLibro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdf
Libro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdfEdgar Jaimes Cruz
 
Dictamen de la ONU sobre las leyes de concordia
Dictamen de la ONU sobre las leyes de concordiaDictamen de la ONU sobre las leyes de concordia
Dictamen de la ONU sobre las leyes de concordia20minutos
 
ESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptx
ESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptxESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptx
ESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptxVictoriaCanales6
 
linea de tiempo .evolución histórica de los derechos humanos
linea de tiempo  .evolución histórica de los derechos humanoslinea de tiempo  .evolución histórica de los derechos humanos
linea de tiempo .evolución histórica de los derechos humanosmarcovalor2005
 
Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...
Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...
Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...OmarFernndez26
 
Derecho Laboral General y Otras Disposiciones
Derecho Laboral General y Otras DisposicionesDerecho Laboral General y Otras Disposiciones
Derecho Laboral General y Otras DisposicionesDiegoMorales287268
 
EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...
EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...
EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...Corporación Hiram Servicios Legales
 
sistema tributario boliviano en el contexto actual
sistema tributario boliviano en el contexto actualsistema tributario boliviano en el contexto actual
sistema tributario boliviano en el contexto actualJose Navarro
 
Conflicto de leyes en el tiempo y en el espacio
Conflicto de leyes en el tiempo y en el espacioConflicto de leyes en el tiempo y en el espacio
Conflicto de leyes en el tiempo y en el espacioEdwinRubio14
 
Ensayo Critico sobre Garantismo Funcional
Ensayo Critico sobre Garantismo FuncionalEnsayo Critico sobre Garantismo Funcional
Ensayo Critico sobre Garantismo FuncionalPoder Judicial
 

Último (18)

RÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RG
RÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RGRÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RG
RÉGIMENES TRIBUTARIOS EN EL PERU -RUS, RER, RG
 
LGSM.pdf ley general sociedades mercantiles
LGSM.pdf ley general sociedades mercantilesLGSM.pdf ley general sociedades mercantiles
LGSM.pdf ley general sociedades mercantiles
 
Impedimentos y Recusación Procesal Civil
Impedimentos y Recusación Procesal CivilImpedimentos y Recusación Procesal Civil
Impedimentos y Recusación Procesal Civil
 
M15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
M15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICOM15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
M15_U1_S1_UNADM_DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
 
EL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptx
EL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptxEL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptx
EL PROCEDIMIENTO REGISTRAL EN EL PERU.pptx
 
Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...
Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...
Ejercicio abusivo del derecho a la libertad de expresion de los medios de com...
 
articulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptx
articulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptxarticulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptx
articulo 87 Ley General de Sociedades Ley N° 26887.pptx
 
Esquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptx
Esquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptxEsquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptx
Esquema proceso contencioso administrativo - copia - copia.pptx
 
Libro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdf
Libro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdfLibro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdf
Libro el miedo a la libertad_ El Miedo A La Libertad.pdf
 
Dictamen de la ONU sobre las leyes de concordia
Dictamen de la ONU sobre las leyes de concordiaDictamen de la ONU sobre las leyes de concordia
Dictamen de la ONU sobre las leyes de concordia
 
ESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptx
ESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptxESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptx
ESQUEMAS IAD introduccion al analisi del derecho.pptx
 
linea de tiempo .evolución histórica de los derechos humanos
linea de tiempo  .evolución histórica de los derechos humanoslinea de tiempo  .evolución histórica de los derechos humanos
linea de tiempo .evolución histórica de los derechos humanos
 
Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...
Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...
Act_3.2_FernandezIzquerrdo_MartinezMillet_RodriguezCarmona_InvestigacionenRec...
 
Derecho Laboral General y Otras Disposiciones
Derecho Laboral General y Otras DisposicionesDerecho Laboral General y Otras Disposiciones
Derecho Laboral General y Otras Disposiciones
 
EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...
EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...
EL INTERÉS LEGÍTIMO DE LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS CONTRARIOS A ...
 
sistema tributario boliviano en el contexto actual
sistema tributario boliviano en el contexto actualsistema tributario boliviano en el contexto actual
sistema tributario boliviano en el contexto actual
 
Conflicto de leyes en el tiempo y en el espacio
Conflicto de leyes en el tiempo y en el espacioConflicto de leyes en el tiempo y en el espacio
Conflicto de leyes en el tiempo y en el espacio
 
Ensayo Critico sobre Garantismo Funcional
Ensayo Critico sobre Garantismo FuncionalEnsayo Critico sobre Garantismo Funcional
Ensayo Critico sobre Garantismo Funcional
 

Teoria del conflicto_IAFJSR

  • 1. Prolegómenos. Derechos y Valores ISSN: 0121-182X derechos.valores@umng.edu.co Universidad Militar Nueva Granada Colombia Silva García, Germán LA TEORÍA DEL CONFLICTO. Un marco teórico necesario Prolegómenos. Derechos y Valores, vol. XI, núm. 22, julio-diciembre, 2008, pp. 29-43 Universidad Militar Nueva Granada Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87602203 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X Prolegómenos - Derechos y Valores 29 LA TEORÍA DEL CONFLICTO Un marco teórico necesario* Germán Silva García – Ph’D** Universidad Militar Nueva Granada Fecha de recepción: 18 de mayo de 2008 Fecha de aceptación: 15 de septiembre de 2008 Resumen El trabajo realiza una revisión crítica de teo- ría sociológica del conflicto en sus distintas variantes, que entrecruza con aportes propios a la teoría, con el fin de construir un marco teórico idóneo para el análisis socio jurídico en Colombia. Palabras clave Conflicto, teoría sociológica. THE THEORY OF CONFLICT A theoretical framework necessary Abstract The work makes a critical review of sociologi- cal theory of the conflict in its different variants, which interweaves own with contributions to the theory, to construct a theoretical framework suitable for analysis legal partner in Colombia. Key words: Conflict, sociological theory. INTRODUCCIÓN El conflicto es un fenómeno natural en toda sociedad, es decir, se trata de un hecho social consustancial a la vida en sociedad. Así mismo, las disputas son una constante histórica, puesto que han comparecido en todas las épocas y so- ciedades a lo largo de los tiempos. Incluso, el cambio social que determina toda la dinámica de la vida de los seres humanos es una conse- cuencia que debe ser imputada de modo mayori- tario, aun cuando no de manera absoluta, al conflicto. Por todo lo dicho, tampoco puede afirmarse que las contiendas sociales sean algo anómalo, ya que constituyen una expresión normal de la vida en sociedad; pero, en otro plano, ni siquie- ra puede predicarse de manera generalizada que se trata de algo malo o negativo para la so- ciedad o las personas. Aun cuando los dos últi- mos son juicios de valor, que se emiten dentro del contexto de la filosofía, no de la sociología, igual habría que ver de qué clase de conflicto se trata y si la motivaciones que impulsan a las partes en la confrontación son justas o no, se hayan justificadas o no. Probablemente, ade- más, la calificación como inmoral o reprobable dada al conflicto o a las acciones desplegadas por uno de los actores dentro de éste depende- rá, en muchos casos, del cristal con que se mire, o sea, de la posición desde la cual es observado y ponderado el conflicto. Es más, como ya se apuntó, lo cierto es que sin antagonismo social no habría transformacio- nes sociales o éstas ocurrirían en forma excesi- vamente lenta, lo que haría a la sociedad algo demasiado estático (Dahrendorf, 1992; Coser, 1970). El progreso social, con frecuencia apa- rejado a la idea de cambio, es no pocas veces un efecto de las luchas sociales. Por ejemplo, el radar, el sonar, los aviones a reacción, el he- licóptero, la energía nuclear, Internet, etc., son avances tecnológicos que han transformado la vida de las personas y han emergido de graves choques bélicos, de la amenaza de ellos o de los preparativos para enfrentarlos. Incluso puede * Este artículo corresponde al resultado de la investiga- ción “El derecho, la guerra y la paz en Colombia”, de- sarrollada dentro de la línea de investigación “Derecho Penal” perteneciente al Grupo de Investigación en Dere- cho Público de la Facultad de Derecho de la Universidad Militar Nueva Granada y categorizado por Colciencias como grupo A de investigación (2006 -2009). ** Docente e investigador de la Universidad Militar Nue- va Granada. Abogado de la Universidad Externado de Colombia, Doctor en Sociología de la Universidad de Barcelona. Director del Instituto Latinoamericano de Altos Estudios ILAE. Correo electrónico: german. silva@umng.edu.co Dirección: Carrera 11 Nº 101-80. Bloque B. Piso 1
  • 3. Prolegómenos - Derechos y Valores 30 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO declararse que la vida sin conflicto será notable- mente aburrida, puesto para que no lo hubiera, todas las personas tendrían que pensar lo mis- mo, pertenecer al mismo sexo, vestirse igual, se- guir al mismo equipo, tener los mismos gustos, todo lo cual es también un imposible fáctico. El conflicto, puede decirse, si se permite la expre- sión, es la “sal” de la vida. Dentro del panorama descrito no puede, por tanto, aseverarse que Colombia es una nación conflictiva, por excepción. Ni siquiera es aque- lla donde las luchas tienen mayor continuidad o son más agudas, a pesar de la larga duración del conflicto armado interno, ya que histórica- mente varios países, por ejemplo europeos, han superado los niveles de conflictividad nacio- nales, particularmente, con guerras o procesos de invasión coloniales. Empero, lo importante por ahora es señalar que tratándose el conflicto social de un fenómeno universal, en términos sociales e históricos, es posible construir una teoría sociológica general para describir e inter- pretar el conflicto. En pocas palabras, a partir de la teoría general expuesta por la sociología sobre la conflictividad social es posible cons- truir unos conceptos, adoptar un determinado enfoque o mirada sobre la sociedad, introducir unas categorías interpretativas y obtener unas pautas metodológicas o procedimientos de in- dagación, que sumados servirán como instru- mentos para el análisis global de la sociedad y, en particular, de aquellos segmentos que se relacionan con el derecho, que son los que más nos interesan. 1. TEORÍAS DEL CONFLICTO Y CONTRADICTORES En sociología, de un modo bastante general, hoy se habla de teorías del conflicto y teorías de la cooperación, según el dominio de uno u otro planteo como vértice principal de la explicación o interpretación acerca de la sociedad. Sobre la base anterior, es posible la clasificación de la totalidad de las distintas doctrinas sociológicas que podrían ser, entonces, alinderadas como teorías del conflicto o de la cooperación según el caso. No obstante, más allá de esta distinción generalizadora, que agrupa y clasifica a toda la ciencia sociológica, se encuentran unas teorías sociológicas que, de manera bastante más es- pecífica, corresponde a la corriente sociológica del conflicto. A su vez, entre las teorías sociológicas conflic- tualistas, es posible encontrar dos grandes variantes históricas. La primera de ellas, que precedió a la otra en nacimiento y no sólo en la presentación en este escrito, es la marxista; mientras que la segunda, que nunca ocultó su inspiración en la primera, radica en la teoría so- ciológica liberal sobre el conflicto. A pesar de su identidad teórica en varios aspectos hay, no obstante, numerosas diferencias de fondo entre la teoría marxista y la liberal sobre el conflicto, que serán expuestas más adelante. Cabe acotar que la diferenciación entre marxista y liberal de las dos tendencias obedece, sobre todo, a los distintos enfoques políticos que poseen. El asunto es relevante porque las teorías socioló- gicas del conflicto son, por excelencia, teorías de sociología política, ya que el tema del poder ocupa un lugar principalísimo entre sus postu- lados. Por ende, las mayores diferencias entre las variantes marxista y liberal del conflicto re- side en la forma como enfocan el poder y las di- sidencias que comparten en torno a las diversas lecturas políticas que hacen sobre las contradic- ciones sociales1 . En el campo de la teoría sociológica conflictua- lista del marxismo, que emerge en la primera mitad del siglo XIX en Alemania, Francia e Inglaterra, con la activa participación de Karl Marx y Federico Engels, seguida de la contri- bución amplia de multitud de teóricos a lo largo y ancho del mundo durante el siglo XX, espe- cialmente; la unida básica de análisis utilizada 1 Aunque tanto el marxismo como el liberalismo inspi- raron movimientos y agrupaciones políticas partidarias que seguían una u otra filosofía, en sociología cuando se distingue entre las variantes liberal y marxista de las teorías sociológicas del conflicto se alude a puntos de vista científicos de la sociología política, no a cuestio- nes propias del activismo político.
  • 4. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 31 GERMÁN SILVA GARCÍA en sus estudios, a fin de explicar el conflicto, los movimientos y los cambios en la sociedad, es la clase social. Es decir, el marxismo concibe a la sociedad como cuerpo de organización integrado y divi- dido entre distintas clases sociales, con intere- ses enfrentados. Históricamente, en los diferen- tes periodos de la vida en sociedad, han variado las clases sociales: esclavos y patricios, siervos y señores feudales, proletarios y burgueses, etc., pero siempre la sociedad ha estado fraccionada en clases sociales con objetivos contra opuestos. A su vez, la lucha de clases sociales ha sido el motor de las grandes transformaciones sociales y el aguijón que ha espoleado el conflicto en todas las épocas y lugares de la historia de la humanidad. La lucha de clases en los distintos periodos o fases de la historia aparece motivada en contradicciones principales y secundarias. Las contradicciones principales, son aquellas que tienen un carácter antagónico, puesto que no pueden ser conciliadas y solamente se re- suelven por una pugna entre contrarios que conlleva a un nuevo estado de cosas, o supera- ción de la contradicción mediante la destruc- ción dialéctica de los opuestos. En el contexto de las relaciones capitalistas, la contradicción entre capital y trabajo es antagónica y, se su- ponía, sería superada por medio de la erección del socialismo y del comunismo que dejarían atrás al sistema capitalista. En ese mismo esce- nario el componente económico de la sociedad pasaba a ser el preponderante y, aun cuando numerosos seguidores del marxismo han repe- lido y negado como propio de Marx cualquier determinismo económico, lo cierto es que éste adquiría una posición central en la explicación de la sociedad y sus conflictos. En la teoría sociológica liberal varios de los hitos anteriores, algunos de ellos con un eleva- do significado ideológico, no podían ser acep- tados. El conflictualismo liberal, aun cuando contó con la influencia pionera de Georg Si- mmel a comienzos del siglo XX en Alemania, vino a desarrollarse en Europa y Estados Uni- dos a mediados de ese siglo, con la importante participación de Ralf Dahrendorf, junto a otros autores como George B. Vold, de invaluables aportes en el ámbito de la sociología jurídica, y John Rex. Varios de los autores mencionados, en particular los europeos, recibieron una fuer- te influencia del marxismo en el que se inspi- raron, pero a pesar de ello se separaron de los enunciados descritos en el párrafo anterior. Para el conflictualismo liberal, la sociedad cier- tamente se encuentra estratificada en clases sociales. Incluso se admite que en la clase de conflictos de los que se ocupó de estudiar Marx en los siglos XVIII y XIX los conflictos de clase obtuvieron un lugar protagónico. Sin embargo, ya en el siglo XX, la categoría de clase social resultaba demasiado general para ser útil en el análisis social. Esto ocurre puesto que muchos conflictos no tenían como referente una clase social, sino que era otro el factor que los carac- terizaba o que servía para la agrupación de los actores sociales. Igualmente, no pocos conflic- tos se presentaban dentro de una misma clase social, por lo que no podían ser explicados o entendidos como de una clase contra otra al es- tilo tradicional del marxismo. Por ejemplo, en Colombia las fuerzas políticas partidariastradicionales,liberal yconservadora, se disputaron el poder por décadas y sus pugnas arribaron a varias guerras civiles, regionales y nacionales, y condujeron a lo que se conoció en la historia nacional como el periodo de La Violencia (1946-1964), una de las mayores ex- presiones de la conflictividad social en el país. Esas agrupaciones políticas eran dirigidas por personas provenientes de la misma clase social, luego no puede tomarse la categoría de clases y la idea de lucha entre clases sociales como el pilar para examinar esos conflictos. Hace años, cuando un instituto del Estado construía vivien- das para personas pobres, de clase baja, que las iban pagando por cuotas y aprovechaban sub- sidios, ocurrieron hechos en los que otros, to- davía más pobres invadieron las casas a medio construir y se apropiaron de ellas. El conflicto acaecía entre personas de la misma clase social, no podía por tanto entenderse como conflicto
  • 5. Prolegómenos - Derechos y Valores 32 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO entre clases, luego la categoría empleada por el marxismo no servía. Desde luego, tampoco resultaba sociológicamente creíble sostener que alguno de los dos grupos anteriores, si bien per- tenecía al proletariado, estaba ideológicamente alineado con la burguesía (era un traidor de cla- se), por lo que se trataba igual de un conflicto de clase; porque esa idea supone que la gente es incapaz de establecer cuáles son sus intere- ses y, cuando no piensa y actúa de la manera que alguien cree correcta, es debido a que vive engañada. A diferencia de lo planteado por el marxismo, los conflictualistas liberales emplean la catego- ría de grupo social para identificar las partes que se encuentran envueltas en el conflicto (Dahrendorf, 1962). Obviamente, la idea de una disputa sugiere siempre que hay dos partes contrarias que se enfrentan por algo, y la cate- goría de clase o de grupo sirve para entender quienes son los actores de la confrontación. De allí la importancia de dilucidar cuál es la catego- ría teórica más útil para los estudios sociológi- cos. Empero, la noción de grupo, que tiene una escala más micro y por ello más comprensiva, no significa que en las sociedades no haya cla- ses sociales o, inclusive, conflictos entre ellas. Simplemente es una herramienta más apropia- da, pues en los ejemplos antes citados sí puede visualizarse la presencia de grupos partidarios liberales y conservadores o la concurrencia de grupos de propietarios y de poseedores, como los actores del conflicto social. Un corolario del debate anterior apuntaría que el conflicto se manifiesta como una lucha de grupos sociales y no, al menos en términos generales, entre clases sociales. Otra cuestión de relevancia, conectada a la anterior, denota adicionalmente que una buena porción de los conflictos sociales modernos no son conflictos de clase, ni encajan dentro de esa categoría. Los conflictos culturales, de índole religiosa, entre católicos y protestantes o aquellos que enfren- tan a cristianos y musulmanes nada o poco tienen que ver con clases sociales, al igual que los conflictos de género, los que se suceden en- tre distintos grupos etáreos que, por ejemplo, llevan a los jóvenes a chocar con los adultos mayores. La naturaleza de la contradicción no tiene que ver, en un sentido que resulte prepon- derante, con la existencia de clases, por cuanto esos conflictos y otros análogos son manifesta- ciones de otra clase antagonismos. De allí que para la teoría sociológica conflictualista liberal, de nuevo, aunque ahora desde otro punto de vista, insista en la idea de grupo como la prime- ra noción para iniciar el análisis. Los jóvenes, las mujeres, los negros, los gay, los indígenas, al igual que los adultos mayores, los blancos, los homofóbicos, los mestizos, etc., pueden confor- mar grupos que se oponen y desafían, a la vez que varios de sus integrantes pertenecen a la misma clase social. Lo que ocurre en el evento anterior es que la clase es una categoría social de base económi- ca, pero el substrato de todo conflicto no es eco- nómico, punto que nos lleva a otro ingrediente del distanciamiento entre la teoría sociológica conflictualista de origen marxista y la liberal. Con frecuencia los conflictos sociales poseen un aspecto o una faceta económica, en otras oca- siones nada tienen que ver con lo económico o éste componente aparece tan atenuado dentro de la coyuntura que viene a ser irrelevante. Por ello para la teoría sociológica liberal del con- flicto social concurren una pluralidad de aspec- tos: políticos, sociales, culturales, económicos o de la personalidad, con incidencia sobre las disputas sociales, aunque con distintos grados y alcances. En verdad, debe examinarse cada conflicto en particular, no partir de prejuzga- mientos, para identificar las aristas envueltas y sopesar sus repercusiones. Un buen ejemplo de lo anterior se encuentra en la lucha por la prohibición de ciertas drogas. El asunto ha involucrado aspectos de orden econó- mico, por ejemplo en la guerra del opio en el siglo XIX, cuando los comerciantes de las potencias de Europa occidental y Estados Unidos, sobre todo de Inglaterra, se empecinaban en contra- bandear y vender la droga en China para extraer en grandes cantidades su plata. También es una
  • 6. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 33 GERMÁN SILVA GARCÍA cuestión económica cuando, en años recientes, la cosecha de marihuana en Estados Unidos al- canza a convertirla en el primer producto agrí- cola de ese país en valores. Pero es igualmente un problema político cuando a comienzos de si- glo Estados Unidos buscaba restarle influencia a Alemania, por lo que atacaba a su floreciente industria farmacéutica que se enriquecía con la producción de cocaína, inventada por el labora- torio Bayer. Del mismo modo que es un proble- ma político en aquellos eventos en que la guerra contemporánea a las drogas ilícitas se utiliza para intervenir en los asuntos internos de otras naciones. Pero viene a ser un tema cultural en aquellos casos en los que alguna cierta droga o sus insumos, a la postre prohibida, aparece aso- ciada a un grupo étnico como en los casos del peyote y de la hoja de coca. Cultural sería así mismo en ese tipo de situaciones en que la dro- ga es usada por un determinado grupo, los jó- venes, en ciertos entornos como las discotecas, en un consumo en grupo que sirve para afirmar la unidad del colectivo, como acontece con el éxtasis. Aunque también puede ser un problema sanitario, cuando su abuso genera daños en la salud pública. Incluso puede ser una materia de tipo psicológico cuando lo que está en juego es una personalidad dependiente que se aficiona en demasía a consumo. Siguiendo la línea de críticas de las teorías del conflicto liberales, se tendría que no hay contra- dicciones que puedan ser calificadas como an- tagónicas e irreconciliables. Eso depende de las particularidades de cada conflicto, de sus ras- gos singulares, pero no puede ser tomada con anticipación, a modo de prejuicio, la idea de que hay ciertos conflictos ante los cuales se tie- ne que arribar a un estado más avanzado, en el que las contradicciones anteriores son elimina- das y superadas. Una batalla de género en me- dio de los conflictos de pareja no sería para el marxismo antagónica, pero muchas veces cul- mina con el asesinato de un cónyuge y el suici- dio del sobreviviente, o con la muerte de ambos como en el filme La Guerra de los Rose (1989), en el que ninguna opción de conciliación existía. En cambio, una conflagración obrero/patro- nal puede finiquitar con una negociación, por ejemplo, una que hace copropietarios de la em- presa a los trabajadores. No obstante, el conflictualismo liberal se apo- yo en gran medida en varias tesis de la teoría marxista del conflicto. Postulados como los re- feridos al papel desempeñado por el conflicto como motor del cambio y del progreso sociales, a la naturaleza conflictiva de la sociedad, a la in- fluencia del contexto social sobre la consciencia de las personas, a la continuidad del conflicto en sociedades en permanente transformación y a la índole social e histórica del conflicto, hacen parte del legado de la teoría marxista. La visión dialéctica del conflicto social proveniente del marxismo impregnó también la teoría liberal y dejó huella. Empero, a fines de la década de los 50 y co- mienzos de los agitados años 60, el gran debate no se trenzaba entre las corrientes marxista y liberal del conflicto que, a pesar de las dispa- ridades, sostuvieron relaciones relativamente pacíficas. Las discusiones se concentran entre la teoría sociológica estructural funcionalista y las corrientes conflictualistas. Durante los años 40 y 50 del siglo anterior el estructural funcionalismo, de raigambre conser- vadora, había imperado en la sociología esta- dounidense y buena parte de los centros de es- tudios de Europa y América Latina. Al menos en Estados Unidos había ejercido un control férreo y dogmático, que dejaba poco espacio a otros puntos de vista. La teoría estructural funcionalista hacía énfasis en las relaciones de cooperación como nota que caracterizaba la vida social, defendía el cambio paulatino y la evolución pacífica, aunque en realidad le pres- taba poca atención al cambio social, para en cambio preocuparse por el orden y exaltar la es- tabilidad social. Emil Durkheim fue uno de sus pioneros, pero Talcott Parsons fue su principal exponente. Las ideas estructural funcionalistas emergían y se hacían dominantes en la época de la guerra
  • 7. Prolegómenos - Derechos y Valores 34 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO fría, y para Estados Unidos representaban una versión ideológicamente apropiada a la propa- ganda que promovía su estilo de vida. La ima- gen de una sociedad armónica, en la primaba la estabilidad resultante del desarrollo natural de relaciones de cooperación entre los miembros del tejido social, reflejaba una sociedad idílica. Ella se oponía a la propuesta ideológica soviéti- ca, basada en la teoría conflictualista marxista, que hacía hincapié en un cambio revolucionario de la sociedad derivado del conflicto de clases, que aboliría el sistema capitalista para reempla- zarlo por el socialismo. La sociedad del bienestar, de los chicos que se reunían en la fuente de soda, amable y tran- quila, se ve profundamente sacudida en la dé- cada de los 60, con el movimiento hippie, las drogas, el pacifismo, la oposición a la guerra de Vietnam, la revolución sexual, el feminismo, los movimientos estudiantiles, el alzamiento de Checoslovaquia, las guerrillas en América lati- na y el triunfo de la revolución cubana, la figura mítica del Che Guevara, los Guardias Rojos en China, la música rock y mayo del 68. En ese escenario aflora la teoría conflictualista liberal que ya se insinuaba desde la década de los 50, pero que en esos años encuentra un terreno abonado para explicar los conflictos sociales. El estructural funcionalismo había entrado en cri- sis, avasallado por los agitados acontecimientos de los “años locos”. Para el estructural funcionalismo, la sociedad se encuentra conformada por estructuras so- ciales y éstas, a su vez, por subestructuras, las cuales forman el sistema social, cuyas partes tienen por objeto la realización de un serie de tareas o la ejecución de unas atribuciones que desempeñan en forma armónica, pues persi- guen una finalidad común, cual es la genera- ción de la estabilidad que permite el desarrollo de la vida social. Esas partes del sistema, en la medida en que colaboran entre sí para lograr la meta perseguida cumplen con funciones socia- les que son benéficas para la sociedad, la más importante de ellas, la señalada de preservar la estabilidad social. El punto de vista del conflictualismo rechazaba esa explicación, que consideraba una creencia fundada en la conveniencia política de promo- ver el modelo de vida estadounidense. De modo más amplio, el renacimiento de las teorías con- flictualistas fue una reacción contra los profun- dos matices conservadores de las interpretacio- nes sociales fundadas en la teoría estructural funcionalista (Ritzer, 1993). La sociedad sólo podría ser contemplada como compuesta por estructuras para efectos analíticos o pedagó- gicos, esto es, para configurar referentes que sirvieran para identificar los grandes cuerpos institucionalizados de la vida en sociedad. La sociedad no sería un sistema, como tampoco podría hablarse de subsistemas, salvo como un deber ser que se acostumbraba buscar a modo de ideal, pero que nunca se alcanzaba. Sobre esa base no habría fines comunes que se mate- rializarán, ni un funcionamiento armónico de las partes o estructuras que integraban la socie- dad. En dirección del todo opuesta, se sostenía que los diferentes componentes de la sociedad podían disponer de ciertas competencias que procuraban desarrollar al máximo, para su pro- pio beneficio, incluso usurpando las atribucio- nes de otros componentes y, desde luego, tra- bando conflictos y disputas con ellos. Por ejemplo, la administración de justicia podía ser imaginada como un sistema, esto es, como un conjunto de instituciones y actores organi- zados para realizar unos objetivos compartidos, mediante un despliegue de actividades de cola- boración armónica. La teoría conflictualista la vería como un conjunto de instituciones y agen- tes, dueños de sus propios intereses que tratan de realizar en detrimento de los intereses y obje- tivos de otras instituciones, las cuales, a su vez, intentan imponerse sobre las primeras. De allí que en Colombia, el poder judicial tenga rela- ciones bastante negativas con el ejecutivo, que el último intente controlar a la rama jurisdiccional, que las relaciones de la Corte Constitucional y la Corte suprema de Justicia estén marcadas por altos grados de conflictividad, que el consejo Superior de la judicatura entre en pugnas con la Corte Suprema y el Consejo de Estado a raíz de
  • 8. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 35 GERMÁN SILVA GARCÍA las listas de elegibles a los cargos de las altas cor- tes, que el consejo de estado y la Corte Suprema de Justicia tengan relaciones tirantes cuando de algunos temas jurídicos se trate. 2. COMPONENTES TEÓRICOS FUNDAMENTALES Hay, con todo, muy distintas clases de conflicto social, con consecuencias muy diversas sobre las personas y las naciones. En un extremo podría colocarse a la guerra, la expresión más cruenta del conflicto, aquella que suele ocasionar eleva- dos costos en materia de vidas humanas y su- frimientos. En el otro polo podría situarse a la competencia, otra expresión típica del conflicto social, por regla general pacífica. Las confronta- ciones bélicas han producido grandes cambios históricos y han sido, a veces, justas o necesarias. La competencia suele ser considerada deseable o conveniente, como en materia económica, donde se le juzga imprescindible para evitar prácticas monopólicas que deterioran la calidad de los productos o de los servicios, cuando no generan costos exagerados para el consumidor o usuario. En medio de estas dos tipologías de conflicto, se encuentran otras múltiples expre- siones del antagonismo social, lo que representa diferencias de escala y de naturaleza. También la conflictividad social cubre muy va- riados campos. Existen conflictos políticos, lo que abarca un amplio espectro. Pero también los hay referidos a las relaciones interpersona- les, lo que comprende los conflictos de familia, de pareja, generacionales o escolares, entre otros. También se encuentran los conflictos eco- nómicos, con manifestaciones en los ámbitos comercial, sindical, etc. Hay también conflictos culturales, gestados entre grupos étnicos dispa- res, de índole religiosa y de otras muchas clases. Con la anterior relación, bastante incompleta, no se pretende elaborar un catalogo de especies de confrontaciones o contradicciones, lo que se quiere indicar es que la conflictividad social pe- netra todos los campos de la vida sin excepción y que, alcanza tanto la dimensión macrosocial como la microsocial de la vida social. En el úl- timo sentido, cabe explicar que, por ejemplo, los conflictos macrosociales suelen movilizar a grandes grupos o colectivos e, incluso, a nacio- nes enteras, en torno a contradicciones o pro- blemáticas estructurales; mientras que los que responden a la dimensión micro involucran a individuos o pequeños grupos, dentro de rela- ciones de interacción social. Esta última cues- tión, relativa a lo macrosocial y lo micro en el conflicto social, será retomada más adelante. En el análisis del conflicto social es forzoso considerar algunos elementos. El primero de ellos es el grupo. El grupo social es la unidad básica de análisis, ya que, como se explicó an- tes, el análisis no trabaja de manera prepon- derante con la categoría de clase social. Los grupos son los actores del conflicto social, por tanto, identificarlos es indispensable para, en seguida, indagar sobre los intereses, valores o creencias que han generado la disputa. Desde el punto de vista metodológico una de las pri- meras preguntas sería, si hay conflicto, cuáles son los grupos sociales que se encuentran en- frentados. Esto es de suma importancia para estar en condiciones de examinar otros elemen- tos claves, por ejemplo, cuánto poder tienen los grupos sociales que se enfrentan, cuáles son sus características y cómo pueden influir ellas en la dinámica del conflicto. Pero comencemos por lo fundamental. ¿Qué es el conflicto? En principio, el conflicto no es causa ni condición de ningún hecho social, en el sentido del positivismo científico, o de conformidad con cualquier otro enfoque teóri- co que pretenda, usando un lenguaje distinto, identificar los factores que motivan la ocurren- cia de un fenómeno social2 . El conflicto es una 2 El positivismo es una concepción teórica que aspira dilucidar los hechos sociales, determinando cuáles son sus causas explicativas, resultado al que arribaría estu- diando las relaciones entre los elementos de su objeto de conocimiento y los efectos de los hechos. En mi caso, no me trasnocha descubrir las causas de los he- chos, ejercicio difícil y, tal vez, inútil, sino comprender las características de los fenómenos sociales y de los procesos a los que pertenecen.
  • 9. Prolegómenos - Derechos y Valores 36 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO consecuencia de un determinado de estado de cosas. ¿De cuál estado? De una situación de di- vergencia social, es decir, de una relación con- tradictoria (disputa) que sostienen personas o grupos sociales separados al poseer intereses y/o valores diferentes (Silva García, 1996). En una línea similar (Ferrari, 1989) distingue en- tre los conflictos por intereses (competencias) y aquellos que versan sobre valores (disensos). Mientras, en lo que respecta al conflicto, surgirá como manifestación, cuando se intente despla- zar a otro grupo social de la posesión o acceso a bienes, recursos, derechos, valores o posiciones escasas o apreciadas (Dahrendorf, 1993; Vold, 1967). Por tanto, los intereses y los valores constituyen los elementos materiales esenciales en el con- flicto, sobre todo, de los conflictos sociales de mayor envergadura3 . Entonces el conflicto será y versará sobre la realización de intereses o de valores. Con todo, los intereses y los valores, como las creencias y las concepciones, no son intangibles, serán variables y estarán sujetos a procesos de ajuste (Vold, 1967). Empero, los va- lores en su dimensión más general, las creencias y las concepciones, en tanto estén vinculadas a la cultura, tendrán tiempos de ajuste más lentos y pausados que los intereses. A su vez, en favor del ajuste de los valores conspira su carácter general y abstracto, lo que permite un elevado grado de adaptación de las interpretaciones so- bre ellos a cada situación específica. Ahora, la lucha para la ejecución o realización de unos intereses en desmedro de otros o por la imposición de determinados valores o ciertas creencias sobre otras genera un campo de se- paración que impide la convergencia entre los individuos y grupos sociales en confrontación (Silva García, 1999)4 . Pocas veces los conflic- tos sociales ocurren por diferencias en cuanto a concepciones científicas, mientras que, para- dójicamente, las meras creencias han generado toda clase de confrontaciones y guerras (Rodrí- guez Arramberri, 1985). Ese campo de separa- ción, es indicativo de la existencia de una forma particular de relaciones sociales, que serán dia- lécticamente contradictorias. En el campo de separación se ubican los intereses y valores dis- tintos que sostienen los grupos sociales enfren- tados, por cuya existencia simultánea no acae- ce una situación de convergencia. La distinción intergrupal o interpersonal sobre intereses y va- lores traduce, adicionalmente, la existencia de una situación de diversidad. Teóricamente la diversidad es el objeto central de la divergencia social y, por ende, del conflicto. La diversidad depende de su grado de recono- cimiento social. Aun cuando siempre, en toda sociedad, según su proceso histórico y social, hay una escala coetánea, con grados variable de reconocimiento y desconocimiento social de la diversidad. En condiciones de relativa ampli- tud, la aceptación de la diversidad significa plu- ralidad, competencia, coexistencia y tolerancia. Pero incluso, en tales casos, existen linderos que restringen la aprobación de la diversidad, fundamentalmente establecidos en los límites donde comienzan los derechos de otros, la legi- timidad para salvaguardar un interés o un valor poseído por un tercero. Las relaciones sociales constituyen otro ele- mento fundamental en la teoría del conflicto. Ellas suponen la existencia de acciones sociales en cabeza de distintos actores, es decir, actua- ciones que influyen sobre otros sujetos titulares, 3 En el campo de las ideas, además de los valores, los individuos pueden diferir en torno a concepciones o creencias, pero un enfrentamiento en esos campos, rara vez, conducirá a un conflicto con una entidad relevante. Aunque, sobre todo en la edad media, los conflictos en torno a creencias llegaron a ser bastante significativos. 4 En la mayoría de las ocasiones los conflictos por valo- res tienen como trasfondo una diferencia de intereses, donde los valores han sido argüidos para legitimar cier- tos intereses que, en realidad, son los que importan. Sin embargo, los valores y, por ende, el conflicto originado en las controversias sobre ellos, pueden adquirir auto- nomía respecto de los intereses. En tal caso, podemos hablar de un conflicto cultural como elemento predo- minante en el escenario.
  • 10. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 37 GERMÁN SILVA GARCÍA a su vez, de intereses y valores. Para el efecto es necesario un encuentro, un punto de intersec- ción social, que posee determinadas condicio- nes dadas por el contexto histórico y social y la definición específica de la situación. Además, a ese punto de intersección los sujetos compa- recen siendo portadores de ciertas cualidades variables y desiguales, como una mayor o me- nor posesión de poder, una identidad personal y otra social, distintas posiciones de status, una ideología variada, etc. Las relaciones sociales son interactivas, o sea, los sujetos participes del conflicto se expresan a través de acciones sociales que conllevan in- tercambios entre los actores. Esas acciones, por regla general, hacen parte de un proceso, no suelen ser aisladas, ocasionales, ni arbitrarias. En tanto proceso de actuaciones de una per- sona, un grupo o un pueblo, sólo pueden ser entendidas en términos históricos y sociales. El concepto de proceso traduce, también, que las relaciones sociales se prolongan a lo largo del tiempo y del espacio, en continuo movimiento. Como proceso social la interacción y el conflic- to social aparecen como un flujo interminable de influencias recíprocas, movimientos, contra- movimientos, controles y verificaciones (Vold, 1967). Opinión anterior de Vold, cercana a la de Ferrari, para quien el proceso social conflicto significa una secuencia de acciones expresivas, que en encajan en múltiples niveles simbólicos (Ferrari, 1989). Su carácter interactivo implica, así mismo, que las acciones sociales desarrolla- das por éste o aquel actor se ven mutuamente influidas por el comportamiento del otro. Las relaciones sociales cuando son divergentes, lo son en cuanto a las acciones sociales ejecutadas por los distintos actores, que serán recíproca- mente divergentes. Igualmente, en el evento de la divergencia, las relaciones sociales son dialé- cticas, conllevan una negación de las acciones del adversario, produciendo cambios sociales. En definitiva, las relaciones sociales son diná- micas, según se desprende de sus principales propiedades (proceso, intercambio, movimien- to, reciprocidad, comunicación, contradicción, cambio). Los sujetos participes del conflicto social son personas o grupos, pero en este trabajo habré de concentrarme en los grupos sociales como unidad básica de análisis. Dicha decisión tiene fundamento en varias premisas: los grupos son la categoría principal de organización de la so- ciedad; la mayoría de los individuos tienden a organizarse en grupos sociales, a veces, ubicán- dose en varios grupos de distinta especie; respec- to de los grupos, no de los individuos, afluyen los conflictos sociales de mayor dimensión. También las relaciones sociales aumentan en es- cala y complejidad en cuanto involucran la par- ticipación de grupos sociales. De acuerdo a las líneas anteriores, la sociedad constituiría “una acumulación de grupos unidos en un equilibrio oscilante, pero dinámico, de intereses y esfuer- zos contrarios de grupo” (Vold, 1967: 204). Acogemos la categoría de grupo y no la de clase social, pues es más representativa de las alineaciones que acontecen en la realidad so- cial, tal como también se explicó páginas atrás. Los grupos muchas veces son pluriclasistas o enfrentan a otros grupos con una composición de clase alternada. Además la noción de clase hace referencia a una ubicación preponderan- te dentro de la estructura económica, mientras que la de grupos puede involucrar intereses y posiciones diferentes a las económicas, siendo más útil, pues el conflicto no tiene en todas sus hipótesis un carácter económico, o ese factor no es el único presente o el de mayor importancia. Los grupos sociales, dueños de una fuerza va- riable, participan de un equilibrio oscilante, inestable y relativo, sujeto a un proceso social dinámico, que depende de los ajustes en los in- tereses, la actividad de los demás grupos en la interacción social y los cambios en posiciones y situación. Por ende, los grupos sociales perma- necen en continuo movimiento, deshaciéndose y reintegrándose, de acuerdo a la dinámica se- ñalada de la relaciones sociales y, en su caso, del conflicto social. El objeto de todo grupo es la realización de unos intereses o valores preten- didos, mediante la acción colectiva (Vold, 1967). En ese proceso son comunes las alianzas
  • 11. Prolegómenos - Derechos y Valores 38 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO coyunturales o temporales entre diferentes gru- pos sociales, a fin de enfrentar a quien es visua- lizado como un oponente común o para efectos de realizar un interés superior, compartido por los grupos entrelazados. La unidad de grupo en sus actuaciones es posible por intermedio de la experiencia, la dirección y la coordinación efec- tiva de sus integrantes (Vold, 1967). Para el análisis de los grupos envueltos en el conflicto no debe de olvidarse que ellos com- puestos por individuos, los cuales tienen una determinada posición social, son partícipes de un tipo específico de cultura y, además, son dueños de una personalidad. Tales factores in- ciden en las actuaciones de las personas dentro de una situación conflictiva. A la vez, el punto anterior, conduce al análisis de la interacción social, junto a lo elementos microsociales que inciden en ella, los cuales tienen un impacto significativo en la dinámica que asume el con- flicto social (Collins, 1975). Cuando la evolución del conflicto social no conduce a la creación de situaciones que sean nuevas es altamente probable una situación de estancamiento relativo, que acarrea desgaste, con elevado aumento en los costos del conflic- to. A su vez, la habilidad para manejar situacio- nes novedosas y la capacidad para interpretar las características del conflicto repercuten de manera decida sobre el rumbo que toma el con- flicto. Un cálculo obtuso sobre las posibilidades de destrucción o sometimiento del adversario podría contraer no sólo daños irreversibles, sino además efectos sociales insospechados. En el ámbito de los intereses que motivan las disputas o confrontaciones se ha distinguido entre titularidades, esto es, el reconocimiento de derechos y, por otra parte, las provisiones, es decir, los recursos económicos o las prestacio- nes sociales (Dahrendorf, 1993). En otros tiem- pos, buena parte de los conflictos se trenzaron en torno al reconocimiento de titularidades, val- ga decir, versaron sobre la aceptación de lo que podrían llamarse derechos de ciudadanía. Los derechos de los analfabetas, las mujeres, lo no propietarios a votar; los derechos de las mino- rías negras en varios países, como Estados Uni- dos y Sudáfrica; los derechos al matrimonio, la adopción o la libre expresión de la sexualidad de la población gay; el derecho a la libertad y asociación sindical, junto a los derechos a una determinada jornada de trabajo y a la huelga, son todos ejemplos de titularidades. Las provi- siones se refieren a recursos escasos como la vi- vienda, la alimentación, el trabajo, los servicios de cobertura en salud, la recreación, etc. Aho- ra, la cuestión es que con el avance en Occiden- te de la figura del estado social de derecho cada vez impera más el reconocimiento de derechos de ciudadanía, pero en cambio, paralelamente, con el impulso de las políticas neoliberales aun- que la riqueza ha crecido en el mundo al tiem- po se encuentra un mayor número de personas en situación de pobreza o de miseria absoluta. De allí que los conflictos, al menos en Occiden- te, aparezcan sobre todo como disputa en torno a provisiones. El conflicto puede cumplir determinadas fun- ciones sociales respecto de los grupos com- prometidos. En seguida, indico algunas de las funciones sociales que pueden llegar a desarro- llarse, con un sentido hipotético, pues el con- cepto de función demanda de la ocurrencia de un efecto con dimensión y significados sociales en la realidad material (Merton, 1992)5 . Una de tales funciones sociales consistiría en generar coherencia al interior del grupo, que cierra filas en sus ideas y prácticas sociales con el objeto de propender por los intereses o valores comparti- dos. La gestación de sacrificios personales mo- tivados en el conflicto, que significa la primacía de los intereses grupales sobre los individuales, puede ser una función separada; también el conflicto social contribuye también al mante- 5 Hay una diferencia clara entre fin y función. El con- cepto de fin, conectado al mundo del deber ser, señala un objetivo que es perseguido, no necesariamente rea- lizado, el cual puede ser debatido en razón a sus justi- ficaciones. La noción de función, vinculada al mundo del ser, esta referida a las consecuencias sociales de un fenómeno, estando sujeta a su constatación en la realidad social.
  • 12. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 39 GERMÁN SILVA GARCÍA nimiento de los grupos sociales y el desarrollo de las relaciones interpersonales; otra función es la de producir una identificación del indivi- duo con el grupo al cual se encuentra adscrito, la que provee un sentido de pertenencia a algo (Vold, 1967). Una función múltiple, dentro del ámbito de los vínculos sociales desarrollados entre los miembros del grupo, es la promoción de relaciones de solidaridad social (Durkheim). Así mismo, el conflicto contribuye al desarrollo de funciones de lealtad, que son reforzadas por factores emocionales; al igual el desarrollo de ideales y valores, pulidos y perfeccionados por las demandas del conflicto social, es otra de la funciones verificables (Vold, 1967). Sin embargo, la principal función social del con- flicto es la promoción del cambio social. Ello es cierto no sólo en un sentido general, referido a la potencialidad que para generar cambios po- drían tener ciertos intereses de ser realizados. La simple dinámica del conflicto social tiene la propiedad de gestar cambios sociales, pues los partícipes del conflicto, obligados por las cir- cunstancias dadas por la lucha, deben diseñar nuevos medios, elaborar proyectos originales que sirven al propósito inmediato del conflicto, pero cuyos beneficios sociales se prolongan en la historia mucho más allá del conflicto o reper- cuten sobre áreas nunca imaginadas. Las acciones sociales divergentes, con ello el conflicto social, pueden adoptar formas muy diferentes de expresión. Las variables que in- fluyen en la interacción conflictual devienen de tres ámbitos relacionados entre sí, son ellos: la organización social, las partes y la cuestión en disputa (Ferrari, 1989). De acuerdo con la opinión anterior, agregaría de manera más es- pecífica, que las características de la actuación conflictual están directamente relacionadas con la clase de poder a disposición (tipo de atribu- ciones), las condiciones implícitas en el contex- to (físicas, sociales, económicas y políticas), las condiciones y los roles sociales previstos en la definición de la situación particular, los medios que se encuentran (asequibles e idóneos), el grado de institucionalización del conflicto, los objetivos perseguidos y los costos involucrados. Por su parte, la violencia, en tanto modalidad de los medios seleccionados, es sólo una de las formas que puede asumir el conflicto social, siendo además variadas las clases de violencia que podrían ser puestas en práctica. Una historia y situación de conflictividad pre- existente puede incidir sobre la definición de una situación que involucra a los actores histó- ricos, lo mismo que en torno a las expectativas de rol esperadas de cada uno de los agentes. Es decir, ante un nuevo encuentro de las partes, la situación respectiva, aunque ella no lo sea, será definida como conflictiva. Así mismo, dentro de ese cuadro, cada uno de los sujetos esperará que el otro actúe de manera agresiva y, siendo esa su expectativa, es probable que alguno pre- tenda anticiparse ejecutando el primer ataque contra el oponente. Un estado de convergencia social, lugar opues- to a la divergencia, implica una situación pre- via de no/conflicto o, con características muy variadas, una posición posterior de conflicto/ tratado. Acerca del primer evento no voy a profundizar demasiado, pues de lo que trató en detalle es del conflicto social y no acerca de la situación opuesta. Con todo, acá la conver- gencia entre las personas o los grupos sociales concurre al haberse construido una comunidad de intereses y/o de valores, como consecuencia de la inexistencia de cualquier capacidad de re- sistencia, o en términos de Vold a la ausencia de competencia6 . La comunidad de intereses o de valores no implica que ellos sean siempre idénticos para los sujetos de la relación social, pueden ser diversos, pero en la medida en que posean un nivel complementario o interdepen- diente que resulte beneficioso o aceptable para las partes involucradas, no habrá conflicto. En el otro caso, comparece la convergencia a pesar de un posible disentimiento potencial, pues no se dispone de poder alguno, pertinente o sufi- ciente y, por tanto, de capacidad de resistencia que conduzca a un conflicto más allá de un es- 6 George B. Vold.
  • 13. Prolegómenos - Derechos y Valores 40 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO tado latente (Ferrari, 1989; Simmel, 1977)7 . La falta de competencia acaece cuando los grupos sociales pueden realizar sus metas sin entrome- terse en los intereses o valores de otros grupos. La situación de conflicto/tratado, contiene un estado previo de conflictividad que se ha visto modificado para llegar a una situación de con- vergencia. El tratamiento del conflicto no impli- ca, por regla general, su resolución, lo que suele acaecer es su transformación. Esa variación del conflictopodríasercualitativa,conllevandocam- bios en su naturaleza o efectos sociales, por ejem- plo, convirtiéndose en un conflicto que recurre a medios pacíficos en vez de violentos, volviéndo- se un conflicto institucionalizado con interven- ción del Estado y del derecho en reemplazo de un conflicto particular carente de un tipo especí- fico de reglamentación y ritualización. El conflicto puede ser afectado o tratado a tra- vés de la desaparición, la negociación, la ab- sorción, la eliminación o la subordinación. En la desaparición, por sustracción de materia no hay conflicto, ya que uno o ambos intereses en- frentados, cuando no los mismos grupos socia- les, se han extinguido o perdido vigencia. En la negociación los grupos sociales mantienen su identidad, las diferencias de intereses o valores perduran, aunque se verifican mutuas conce- siones, estableciéndose un acuerdo relativo a lo que uno y otro grupo pueden hacer (pretensio- nes permitidas) y/o sobre las vías para llevar a cabo sus objetivos (medios tolerados). En la ab- sorción uno de los grupos sociales desaparece como entidad autónoma, quedando integrando al primero de ellos. La eliminación supone el aniquilamiento físico o virtual de uno de los adversarios. En la subordinación opera una re- ducción del contrario, constreñido a someterse a la voluntad y al poder del vencedor. Es claro que la desaparición, la absorción y la eliminación, conllevan el fin del conflicto, en términos de sus inmediatez. Al contrario, en la negociación y la subordinación, acaece una transformación en la situación, pero el conflic- to subsiste por medio de otros canales de expre- sión. A la vez, en todos los casos relacionados, habría un nuevo estado definido en términos de convergencia social. De cualquier modo, se habla de terminación, conclusión o resolución del conflicto, lo que debe se contemplado como un diagnóstico re- lativo, pero cierto en ese sentido. En verdad, podría aseverarse que el conflicto concluye con relación a una de sus etapas, pero en la medida en que siguen a continuación otras, bajo carac- terísticas diferentes, el conflicto social no ha acabado (negociación, subordinación). Pero también con referencia a las situaciones que de- rivan en una supuesta terminación del conflicto o que expresan el no conflicto (absorción, eli- minación virtual, identificación), el transitorio estado de calma, no es más que la antesala de nuevos conflictos sociales, que habrán de nacer cuando culmine el período indicado para el par- to. Solamente la eliminación física, predicable de los conflictos personales, o la desaparición del grupo o del interés, valor o creencia, como sino ineludible de la marcha de la historia, ten- drán la potestad de marcar el fin del conflicto social, en lo que a las cuestiones relacionadas con ellas atañe. Las circunstancias que se producen como co- rrelato de la terminación o resolución relativa o, inclusive, absoluta del conflicto social, com- portan como síntesis un emplazamiento iné- dito, que jamás es obra exclusiva de una de las partes, ni siquiera aquella reputada como vencedora. Es decir, la respuesta a una deter- minada etapa del conflicto que restablece un equilibrio relativo, es resultado del conflicto concebido globalmente, no una respuesta uni- 7 El conflicto es latente cuando existe inconformidad, pero ella no se ha manifestado en acciones sociales, por motivo de la debilidad del interlocutor. En estric- to sentido, el conflicto social latente no ha ocurrido, aunque la situación ya contendría la semilla necesaria para propiciarlo. El conflicto latente sería opuesto al declarado, en realidad la forma auténtica de conflicto social, según Vincenzo Ferrari son: “los conflictos tra- ducidos en exigencias de comportamiento dirigidas al antagonista.” Por su parte, la idea de conflicto latente ya había sido enunciada por George Simmel.
  • 14. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 41 GERMÁN SILVA GARCÍA lateral. En otros términos, la síntesis lograda, es un producto de la interacción entre divergen- cia social y control social. Como lo señaló de forma clarividente George Simmel (1977): “la terminación de la lucha es un acto especial que no pertenece ni a una ni a otra categoría; de la misma manera que un puente es distinto de las dos orillas que une”. La negociación, que dentro de las perspectivas de este trabajo ha de ocupar un importante es- pacio en sus reflexiones, por regla general, im- plica un compromiso que no se lleva a cabo con los débiles (Vold, 1967). La negociación com- parece cuando existe un equilibrio relativo en la correlación de fuerzas entre los grupos sociales enfrentados. De lo contrario, el grupo social en posición de superioridad preferirá la destruc- ción o aniquilamiento del adversario. Con todo, a la opción de la negociación debe sumarse, a manera de aliciente, la posibilidad de mejorar la situación por ese medio (Coser). Desde otro ángulo, habrá de anotarse, que también es im- prescindible que el interés en controversia sea divisible, o sea, objeto de concesiones (Simmel, 1977). El conflicto social no es anómalo, en realidad, no es por definición ni bueno ni malo, es una consecuencia histórica y social natural de las re- laciones sociales. Es decir, el conflicto expresa una forma de relación social universal, lo que permite distinguir el conflicto como contenido de las relaciones, de la interacción misma, sus circunstancias de tiempo, espacio o las particu- laridades del episodio (Simmel, 1977). En algu- nas de sus manifestaciones el conflicto puede comportar serios daños a los intereses de uno o ambos grupos sociales participes de él, según los criterios particulares de juicio residentes en cada grupo. En otras ocasiones, el conflicto pue- de aparecer, nuevamente de conformidad con los criterios persistente en los respectivos gru- pos, como algo socialmente constructivo. En cualquier caso, el conflicto social, derivado de situaciones de divergencia, es el principal motor de las transformaciones y cambios que viven las sociedades, sean ellos para bien o para mal. Desde el punto de vista de su naturaleza, hay dos clases de relación social, ellas son la diver- gencia y la convergencia, que tienen su equiva- lente en distintas consecuencia sociales, cuales son el conflicto y la cooperación. Las relaciones entre divergencia y convergencia que, de acuerdo a las teorías sociológicas tra- dicionales, son expuestas en términos de sus efectos, es decir de conflicto o cooperación, no son nunca dicotómicas. Existen, de modo afirmativo, unos vínculos contradictorios entre convergencia y divergencia, o entre conflicto y cooperación, lo cual no significa una relación bipolar, donde se trata de dos entidades o fenó- menos sociales opuestos, distintos y autónomos entre si. Siendo fenómenos sociales que poseen una conexión dialéctica, son diferentes y a la vez interdependientes, pues se influyen y deter- minan entre si, conteniendo cada uno de ellos elementos recíprocos del otro. Y, por ello, preci- samente, puede advertirse que la convergencia, es un estado al que se arriba como consecuen- cia de la diversidad y del conflicto social y vice- versa. Ya sea porque se quiere evitar o prevenir las consecuencias del conflicto, lo que lleva a un estado de convergencia, o debido a que la divergencia y el conflicto emanado de ella han derivado, luego de su tratamiento, en una situa- ción de convergencia donde prima la coopera- ción. Es más, la paz, como situación idílica de cooperación y unidad social, ya contiene en su vientre las condiciones necesarias para desatar el conflicto social, tal como la realidad empíri- ca y la historia lo han demostrado de manera fehaciente (Simmel, 1977). Acerca del carácter dialéctico de las confronta- ciones sociales, la obra de Karl Marx es abun- dante. Igualmente, el asunto ya había sido ex- puesto, dentro de la teoría sociológica, cuando se planteaba: “La lucha es ya una distensión de las fuerzas adversarias; el hecho de que termine en paz, no es sino una expresión que demuestra que la lucha es una síntesis de elementos, una contraposición, que juntamente con la com- posición, esta contenida bajo un concepto su- perior” (Simmel, 1977). La visión claramente
  • 15. Prolegómenos - Derechos y Valores 42 Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 LA TEORÍA SOCIOLÓGICA DEL CONFLICTO dialéctica de Simmel no ha tenido, sin embar- go, la deseada continuidad en el pensamiento sociológico sobre el conflicto. Por otra parte, la intervención del derecho su- giere una modificación peculiar del conflicto social, que reglamentado, resulta transforma- do en sus características. No obstante, nos me adentraré ahora en esa materia, el examen so- bre el derecho y el conflicto social será adelan- tado en el capítulo cuarto. Empero, importa señalar aquí que el orden social, que constituye por excelencia la forma de control del conflicto social, puede también contribuir al desarrollo del conflicto, directa o indirectamente. Así, su- cesivamente el orden social coadyuva, muchas veces, a darle estabilidad a los grupos sociales envueltos en conflicto (por ejemplo, los sindica- tos o las Fuerzas Armadas)8 . Así mismo, el or- den social, por conducto del derecho no repre- senta una negación del conflicto, colabora en su desarrollo, aun cuando dentro de determinados parámetros, cuando no es un mecanismo que exacerba la conflictividad. Estas condiciones expresan, así mismo, la relación dialéctica de intercambios entre el control social y la diver- gencia social. Por otra parte, conviene apuntar que la exis- tencia de conflictos no tratados por el derecho, donde predomina la fuerza, fácilmente pueden caer bajo la regulación de otros sistemas nor- mativos, no jurídicos o alternativos al sistema legal predominante (Ferrari, 1989). La teoría Sociológica del Conflicto no es la única, ni tampoco necesariamente, la herra- mienta más importante que puede utilizarse en el análisis social. En otros apartes, se recurrirá con frecuencia a puntos de vista que podrán ser ubicados en otras teorías de la sociología ge- neral, como el Interaccionismo Simbólico y la Fenomenología, entre las principales, aunque deberá entenderse que se va a trabajar dentro de parámetros teóricos matizados por una am- plia heterodoxia, donde será difícil reconocer lo propio y lo ajeno, lo que pertenece a ésta o aquella otra teoría. No obstante lo cual, se ha dedicado este apartado a hacer una presenta- ción de los principales postulados teóricos de la sociología del conflicto, con una mezcla de al- gunos conceptos propios y de otros provenien- tes de la teoría clásica, pues se considera que, habida consideración del tema, en este caso tienen una relevancia significativa para obtener una visión general acerca de la guerra, la paz y el derecho en Colombia. BIBLIOGRAFÍA Collins, Randall. Conflict Sociology, Nueva York, Academic, 1975. Coser, Lewis. Nuevos aportes a la teoría del con- flicto social, Buenos Aires, Amorrortu, 1970. Dahrendorf, Ralf. Las clases sociales y su con- flicto en la sociedad industrial, Madrid, Rialp, 1962. Dahrendorf, Ralf. “Hacia una teoría del con- flicto social”, en Amitai y Eva Etzioni (Comp.) Los cambios sociales, México, Fondo de Cultu- ra Económica, 1992. Dahrendorf, Ralf. El conflicto social moderno, Madrid, Mondadori, 1993. Ferrari, Vincenzo. Funciones del derecho, Ma- drid, Debate, 1989. Merton, Robert K. Teoría y estructura sociales, 3ª ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1992. Ritzer, George. Teoría sociológica contemporá- nea, 3ª ed., Madrid, McGraw Hill, 1993. Rodríguez Arramberri, Julio. “Las ideologías, en T. II, Tratado de sociología, Madrid, Taurus, 1985. Silva García, Germán. “La concepción sobre el crimen. Un punto de partida para la explo- 8 George B. Vold.
  • 16. Bogotá, D.C., Colombia - Volumen XI - Nº 22 - Julio - Diciembre 2008 - ISSN 0121-182X. Pág. 29-43 Prolegómenos - Derechos y Valores 43 GERMÁN SILVA GARCÍA ración teórica”, en Derecho público, filosofía y sociología jurídicas: perspectivas para el próxi- mo milenio, Bogotá, Universidad Externado de Colombia y Consejo Superior de la Judicatura, 1996. Silva García, “Criminología. Bases para una teoría sociológica del delito”, en Carlos Elbert (Coord.) La criminología en América Latina, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 1999. Simmel, George. Sociología, 2ª. Ed., Vol. I, Ma- drid, Biblioteca Revista de Occidente, 1977. Vold, George B. Theoretical Criminology, 4ª ed., Nueva York, Oxford University, 1967.