Las principales razones por las que fracasan las startups son: no resolver un problema real del mercado, falta de financiación, y no contar con un equipo sólido. Otras razones incluyen enfrentar demasiada competencia, fijar precios incorrectos, desarrollar un producto deficiente, carecer de un modelo de negocio claro, realizar un mal marketing, ignorar los comentarios de los clientes, y lanzar el producto en el momento equivocado.