1. Juegos cooperativos para el cuento “A qué sabe la luna”
Materiales:
– Un pan con forma de luna redondo.
– Globo con palo para señalar el gallo kiriko. Si está tuneado de gallo mejor
– Silbato.
– Pañoletas para tapar los ojos.
– Aros.
– Una comba.
Primero enseñamos el pan circular y les explicamos que es la luna, y que vamos a representar las
peripecias que pasaron una serie de animales cuando se dirigían a buscar la luna para probarla. Igual
que los animalitos del cuento tendremos que ayudarnos para conseguirlo.
• Presentación Kíkiriquí, ¿Quién está aquí?.
Explicamos que ya que vamos a ser del mismo equipo deberíamos conocernos.
Se sientan en un corro amplio. Quien anime coge un globo y le da en la cabeza a alguien
diciendo: Kikiriki ¿Quién está aquí?. (Ej. Eva) Cantamos “Buenas tardes Eva como estás,
buenas tardes Eva como estás, buenas tardes Eva buenas tardes Eva buenas tardes Eva
como estás1”. Y así con cada niño y niña del grupo. De vez en cuando preguntamos si se
acuerdan cómo se llama alguien.
• El conejito:
Quien anime comienza a dar saltos recitando:
“Yo soy un conejito que salta y bota, si te toca un conejito, salta y rebota”. A quien le toque
en la cabeza se convierte en conejito y hará lo mismo, recitando a coro y tocando en la
cabeza hasta que no quede nadie en el suelo. Cuando esté todo el mundo de pie cantar
todavía un ratito pequeño para los que entraron de últimos.
• Los abrazos.
Explicamos que vamos a comprobar si sabemos ayudarnos. Los más pequeños y pequeñas
no conocen los números, hay que ayudarles en el siguiente juego. Los conejitos van a ir
saltando por toda la sala y cuando toque el silbato hay que agruparse según el número que
diga quien anime (números bajitos). Si alguno queda suelto hay que esconderlo. Si no son
muchísimos niños se puede pedir también que se abracen todos, si son muchos no porque se
pueden hacer daño.
• Cuidado que te ve la luna.
Correr por todo el espacio imitando distintos animales, cuando toco el silbato (o lo que sea)
la luna nos mira y nos tenemos que quedar inmóviles para que no se de cuenta que vamos a
coger un trocito.
• El tren de los animales.
Todos se sientan donde estén. Vamos a una montaña a buscar la luna. Pero está muy muy
lejos, así que vamos a subir en un tren. Quien anime se pone a circular haciendo “pi, pi,
chucu chu, pi,pi chucu chu”. Se para delante de alguien y separando las piernas le dice
“entra por la puerta y sube al tren”. El niño o la niña pasa por entre las piernas y se agarra
atrás. Sólo se pasa entre las piernas de quien anima, no de todos, porque si no cuando sean
más de cuatro habría dificultad, sobre todo los que ocupan mucho para pasar por debajo de
las piernas de niños o niñas pequeñitos. Así que quien anime es la puerta. Si vemos que se
prolonga mucho el asunto (estar sentado en el suelo no es divertido) les pedimos que pasen
todos y santas pascuas. Entonces decimos que está muy oscuro y que no se ve nada. El único
que ve es la locomotora porque tiene faro. Pero no importa porque la locomotora es la que
va delante. Así que tienen que cerrar todos y todas los ojos y dejarse guiar. Circulamos con
1 Con la música de “Si tu tienes muchas ganas de aplaudir (...) si tu tienes la razón y no hay oposición no te quedes
con las ganas de aplaudir”.
2. los ojos cerrados haciendo pi pi chucu chu un rato, mientras veamos que se divierten. Si
vemos que se lo pasan bien en el tren prolongamos la cosa abriendo los ojos y encontrando
baches, entrando en un túnel, etc. Y luego decir que ya llegamos al pie de la montaña donde
está la luna. Pero la montaña es muy empinada y el tren no puede subir. A partir de aquí
vamos andando,
• Perdidos en la niebla.
Al bajar del tren hay muchísima niebla. No se ve nada entre la oscuridad y la niebla. Los
elefantes, los leones y los monos se han perdido. Cada uno de nosotros tiene que pensar qué
animal le gustaría ser de estos tres sólo para este juego: “elefante, león o mono”. Mientras lo
piensan le pedimos a los adultos que hagan un círculo a modo de protección porque van a
caminar a ciegas dentro. Vendamos todos los ojos y los animales se tienen que reunir con los
de su misma especie llamándose a ciegas. Cuando estén todos reunidos con su manada
destapamos los ojos y ya pueden volver a ser el animal que quieran.
• La tormenta.
Camino de la luna empieza a llover. Primero podemos hacer el ruido de la lluvia con los
dedos en la palma de la mano, primero un dedo, luego dos, luego tres, etc. Después
hacemos el juego de que hay que refugiarse en alguna cueva (en los aros) y vamos quitando
aros hasta que quede un aro por cada cuatro participantes o así, para que tengan que
ayudarse unos a otros a mantenerse dentro. (Los aros al final deben estar bastante juntos
para que puedan apoyarse unos en otros).
• El cable de alta tensión.
En su camino los animales se topan con un cable de alta tensión que la tormenta ha aflojado.
El cable es peligroso y hay que pasar evitando que nos toque. Dos adultos suben y bajan la
cuerda rítmicamente. Pasar el grupo entero de la mano por debajo de la cuerda, o en tandas,
sin que les de la cuerda. Si a alguien le da la cuerda lo tenemos que curar. Le hacemos un
“sana sana culito de rana” en grupo.
• La serpiente.
Si vemos que todavía es temprano podemos convertir el cable de alta tensión en una
serpiente que se contonea por el suelo y hay que saltarla sin que nos toque. Si nos toca “sana
sana grupal”.
• Probar la luna.
Al final de todo les felicitamos por lo bien que lo han hecho. Han conseguido llegar a la
luna. Un adulto coge un cuchillo y recorta el pan dejando una luna estrecha y le da el resto
del pan a los niños y niñas para que se lo repartan. Puede dividirlo por ejemplo en cinco y
darselo a cinco niños o niñas diciéndoles “repártela, que no quede nadie sin probar la
luna”.
• A dormir.
Cuando todo el mundo tenga su trocito de luna, los animales se van a dormir todos juntos.
Nos tumbamos en el suelo y respiramos lentamente, como si durmiésemos, unos momentos.
Les pedimos que se imaginen cómo duerme su animal favorito, el animal que es cada uno de
ellos, que imaginen cómo tiene las orejas, el rabo, los ojos, las patas... Luego aplaudimos y
si vemos que todavía nos hacen caso y que el ambiente lo permite, les explicamos cómo
aplauden los sordos y aplaudimos en lenguaje de signos.