2. La importancia del papel que cumple el personal
docente como agente de cambio, favoreciendo el
entendimiento mutuo y la tolerancia, nunca ha sido
tan evidente como hoy. Este papel será sin duda más
decisivo todavía en el siglo XXI.
Para mejorar la calidad de la educación hay que
empezar por mejorar la contratación, la formación,
la situación social y las condiciones de trabajo del
personal docente, porque éste no podrá responder a
lo que de él se espera si no posee los conocimientos
y la competencia, las cualidades personales, las
posibilidades profesionales y la motivación que se
requieren.
3. La competencia, el profesionalismo y la
dedicación que se exige a los docentes hacen
que recaiga en ellos una ardua responsabilidad.
Es mucho lo que se les pide, y las necesidades
que han de satisfacer parecen casi ilimitadas.
Es deseable mejorar el diálogo entre las
organizaciones del personal docente y las
autoridades responsables de la educación y,
aparte delas cuestiones salariales y de
condiciones de trabajo, ampliar el debate al
problema del papel clave que deben desempeñar
los profesores y maestros en la concepción y
ejecución delas reformas.
4. El trabajo del docente no consiste tan sólo
en transmitir información ni siquiera
conocimientos, sino en presentarlos en forma
de problemática, situándolos en un contexto
y poniendo los problemas en perspectiva, de
manera que el alumno pueda establecer el
nexo entre su solución y otros interrogantes
de mayor alcance.
5. La calidad de la formación pedagógica y de
la enseñanza depende en gran medida de la
de los medios de enseñanza, particularmente
los manuales". La renovación de los
programas escolares es un proceso
permanente al que hay que asociar al
personal docente en las etapas de
concepción y ejecución.
6. En algunos países se reprocha al sistema
descuidar la pedagogía, mientras que en
otros se estima que está excesivamente
privilegiada, lo que da como resultado
profesores con un conocimiento insuficiente
de la asignatura que enseñan. Ambas cosas
son necesarias, y ni la formación inicial ni la
formación continua deben sacrificarse una a
otra. La formación del personal docente
debe además inculcarle una concepción de la
pedagogía que vaya más allá de lo útil para
fomentar la crítica, la interacción y el
examen de diferentes hipótesis.
7. Cuando ellos mismos forman parte de la
colectividad en la que enseñan, su
implicación es más clara, son más
conscientes de las necesidades de la
colectividad y están en mejores condiciones
para trabajar por la realización de los
objetivos de ésta.
8. Un buen administrador, capaz de organizar
un correcto trabajo de equipo y con
reputación de persona competente y abierta,
logra a menudo introducir en su
establecimiento mejoras cualitativas
importantes.
9. La elaboración de los programas escolares y
del material pedagógico debería hacerse con
la participación de los docentes en ejercicio,
en la medida en que la evaluación del
aprendizaje no se puede disociar dela
práctica pedagógica.
10. Para poder realizar un buen trabajo, el
profesorado no sólo debe ser competente,
sino también contar con suficientes apoyos.
Además delas condiciones materiales y los
medios de enseñanza adecuados, esto supone
que exista un sistema de evaluación y control
que permita diagnosticar y superar las
dificultades y en el que la inspección sirva de
instrumento para distinguir la enseñanza de
calidad y estimularla.