El documento describe cómo el aprendizaje vivencial en el aula escolar va más allá de la mera transmisión de contenidos. Se convierte en un escenario de interacción donde la experimentación fortalece los procesos de aprendizaje. El hacer en el aula debe involucrar la ejercitación y asimilación de contenidos de manera práctica, estimulando el pensamiento, la reflexión y la innovación. Además, la socialización y la ayuda entre compañeros permite aprender con todos los sentidos, involucrándose completamente con el proceso

1. APRENDIZAJE VIVENCIAL EN EL AULA ESCOLAR
Por: Martha Irene Londoño Jaramillo
La práctica educativa en instituciones con características de antecedentes de vulneración de
derechos y falta de oportunidades, con entornos mediados por situaciones de violencia, y
con población que presenta en su mayoría dificultades de aprendizaje y/o de relaciones
interpersonales, va mas allá de la mera transmisión de contenidos y se convierte en
escenarios de interacción donde las experimentación fortalece los procesos de aprendizaje,
a la vez que provee de sentido la labor educativa, en ese sentido, el hacer en el aula escolar
debe ser un espacio que involucre la ejercitación y asimilación de contenidos, de manera
práctica y que estimule el pensamiento, la reflexión y la innovación a la vez que
potencialice sus fortalezas frente al conocimiento, así mismo la socialización y la ayuda
entre pares académicos hace del aprendizaje vivencial una excusa que permite aprender con
todos los sentidos, donde el estudiante se involucra por completo con su proceso desde la
realización de la tarea de conocer, saber e investigar conceptos particulares, propuestos por
el docente.
De este modo se puede afirmar que en el desarrollo del aprendizaje vivencial se desarrolla
haciendo, es decir, el aprendizaje se realiza por medio de acciones individuales y
colectivas, no solo escuchando u observando, dicha experiencia permite hacer de la labor
en el aula una acción más creativa, integral y lúdica que compromete los sentidos en su
totalidad.
Así desde lo cognitivo toda la labor docente termina siendo para el estudiante un proceso
mental que le permite adquirir, estructurar y reestructurar los conocimientos; y cuyo
resultado es un proceso de enseñanza-aprendizaje que genera reorganizaciones mentales y
que al pasar por sus sentidos estimula el correcto aprendizaje de un contenido educativo.