Buenovela Una curvy para el Alfa 🔥nuevo libro caliente🔥 Buenovela Apr 14 2024 Capítulo 1: Una humana Tatiana —Ella es solo una débil humana, alguien más de quien preocuparse y que no pueda defenderse. —Es solo alguien más que mantener —yo los escuchaba decir. —¡Solo mira como está! Y así había sido toda mi vida. Era solo una humana entre hombres lobos, unos que odiaban especialmente a los humanos. Una mujer de la manada Medianoche, llamada Lucía, me había encontrado en el bosque llorando, era simplemente una niña… y no quería dejarme sola a morir. Yo era pequeña y no recordaba nada. Solo algo me definía: no era igual que ellos. —Ella debe comportarse y ayudar a la manada como pueda —dijo Mauricio, el alfa de la manada. Y Lucía me cuidó, era una mujer fuerte y no dejó que nada me pasara. Los hombres lobos tienen una estructura muy clara en su manada, donde más arriba estaban el alfa y su familia, y más abajo, los omegas. Y abajo de ellos… yo. Yo ayudaba a las omegas en los quehaceres, y me dediqué a servir a la manada. Lucía hacía lo que podía… pero el alfa mandaba. Pero luego de años tranquila con Lucía que se preocupaba por mí, cuando iba a comenzar la adolescencia… ella murió en un ataque a nuestro territorio. Y a partir de ahí, todo cambió. Cuando pasaba me empujaban y me ponían nombres. Me quitaban mis cosas y me mudaron a una pequeña habitación lejos. Era ahora una especie de esclava. Viví en un cuarto pequeño, y con el tiempo lo empecé a notar: las miradas, las risas cuando yo pasaba, y los comentarios. —Es fácil ver que es una humana… es decir, ¡Solo mírenla! —decían en voz alta y se burlaban de mí. —¡Es pequeña y no tiene ni un músculo fuerte! —decían riéndose. Si algo caracterizaba a los hombres lobos es que eran muy activos y ágiles, desde pequeños eran entrenados y sus cuerpos eran atléticos y en forma. En cambio, yo... no lo era precisamente. Estaba a punto de comenzar la adolescencia, veía que mi cuerpo empezaba a cambiar. Era una niña rechoncha, pero al crecer empezaba a mostrar curvas y formas más redondas. Los otros escondían mi ropa, robaban mis cosas y yo regresaba a mi habitación a llorar a escondidas. Estaba en la más baja escala social, y jamás mejoraría. Porque… ¿Cómo iba a dejar de ser humana? Un día estaba limpiando la casa principal y varios chicos se acercaron a reírse de mí. —Si en algún momento nos atacan los enemigos, ella va a ser la primera que va a caer—decían unas chicas de mi edad. Ellas eran esbeltas, con piernas largas y estómagos tonificados. Yo no tenía amigos, ni nadie me hablaba. —¡Solo de imaginar a la chica gordita corriendo y siendo atrapada por los rouges! —decía otro chico y se reían. Los rouges eran hombres lobos salvajes, sin manada y muy violentos. —¡Se van a dar un festín cuando se la vayan a comer! —comentaban otros y se reían. —Coméntanos… ¿No puedes hacer dieta? ¿Hacer algo con ese cuerpo tan humano que tienes? —decía otro empujándome y yo me caía y se d