La arquitectura barroca se caracteriza por tres elementos principales: 1) Una nueva concepción dinámica y participativa del espacio, con énfasis en las perspectivas y la integración de los edificios en el entorno urbano; 2) El uso prevalente de formas curvas como elipses y parábolas en lugar de las líneas rectas del Renacimiento; 3) Una rica ornamentación decorativa incluyendo elementos como columnas retorcidas, cúpulas, nichos y estucos, con el objetivo de crear la ilusión