Este documento trata sobre la educación para el amor y la sexualidad en los hijos. Resalta que los padres son los primeros responsables de educar a los hijos en estos temas de manera adecuada a su edad a través del diálogo y con lenguaje claro. También habla sobre los cambios en la adolescencia y la necesidad de preparar a los hijos para la atracción del sexo opuesto. Finalmente, enfatiza que la sexualidad humana debe ordenarse al amor y la persona, no al placer, y que se debe conocer y respetar la dign
Ayudar a los hijos a vivir bien el amor y la sexualidad
1. Ayudar a los hijos a vivir bien el
amor y la sexualidad
Mgtr. Mariella Briceño de Caminati
Seminario: “Ser padres de adolescentes hoy”
2. Educación para el Amor
Los padres: primeros responsables de la
educación de sus hijos. Tienen el derecho y
el deber de educarles en y para el amor
Los hijos necesitan que se les muestre el
camino del buen amor y que se les ayude a
distinguir las claves para una acertada
elección de la persona a la que entregarán su
vida
Educación basada en la verdad y adecuada a la
realidad y capacidad cognitiva y afectiva de
los hijos.
Hablarles con sencillez, naturalidad, claridad,
con un lenguaje adecuado y acorde a la edad
de los hijos y que el contenido de la
sexualidad sea positivo
3. Influencia de los medios de comunicación en el
amor y la sexualidad
Tratan el amor de una manera reducida y corporal
lo que afecta la comprensión y vivencia
humana de la sexualidad.
El placer pasa a ser su fin y el varón y la mujer a
instrumentalizarse convirtiéndose en medios
para su consecución, con el desorden moral
que esto conlleva.
El mensaje a los jóvenes es que vivan su
sexualidad y la disfruten plenamente, sin
límites. Trasluce la idea de que la libertad es
hacer lo que venga en ganas sin conciencia del
bien o del mal.
Así la persona que experimenta la fuerza del
deseo.
4. Educación para el amor en la
adolescencia
La atracción por la persona del sexo opuesto
surge de manera natural: 11 a 13 años en
las mujeres; 13 y 15 años en los varones.
Los padres deben preparar a los hijos para
estos cambios. Su autoestima variará.
Junto a acompañarles y estar
emocionalmente dispuestos a acogerles y
escucharles, es necesario que los padres
dialoguen con sus hijos sobre el sentido y
fin de la sexualidad y su necesaria
integración en la persona.
5. Educación para el amor en la
adolescencia
El pensamiento y la forma de razonar en el
adolescentes cambiarán e irán en búsqueda de su
identidad personal, psico-sexual.
En esta búsqueda, se confrontarán con los padres. Los
padres no deben ceder a sus principios y criterios
del bien personal y familiar. Deben mostrar
claramente las normas y límites a los hijos, con la
flexibilidad de transar en todo aquello que no ponga
en riesgo su vida.
Los hijos necesitan la firmeza de los padres, les dará
seguridad.
6. Educación para el amor en la
adolescencia
En la pubertad y en parte de la
adolescencia media, el impulso sexual y
sentimiento de ternura están disociadas.
El amor es todavía inmaduro y por ello al
adolescente le sobra impulsividad y le
falta autocontrol.
Se produce el logro de la madurez física o
adultez biológica, pero no psicológica ni
social, por lo que no existe madurez
para el uso adecuado positivo y
responsable de la sexualidad.
7. La sexualidad humana
La sexualidad es una dimensión
constitutiva de la persona
Los hijos deben comprender que en el ser
humano la sexualidad se ordena al
amor, cuyo fruto es la unión y la
procreación.
En el ser humano, la sexualidad forma
parte de la vocación al amor y la
persona es libremente invitada a
descubrir y vivir plenamente su
significado.
8. Conocimiento de la persona
La conciencia de que la persona de sexo
diferente es un “alguien”, un fin y bien en si
misma, despierta la necesidad de
integración del amor sexual.
Atributos de la persona humana:
Dignidad: valemos por nosotros mismos, no
somos utilizables
Identidad: somos creaciones únicas en la
historia de la humanidad. Al amar, debemos
hacernos expertos en la persona que
amamos
9. Conocimiento de la persona
Intimidad : tenemos un dentrus, se llama
inmanencia. Ese dentro, ese mundo interior
es la intimidad en donde están los
pensamientos, sentimientos, decisiones.
tenemos una intimidad libre
El éxito de una relación entre un hombre y
una mujer es compartir ese mundo interior,
cuanto más ponemos en común lo intimo,
lo que nos pasa, lo que sentimos hay un
“nosotros” más rico
10. Conocimiento de la persona
El cuerpo: No somos ángeles, somos cuerpo, y
lo que hacemos con el cuerpo de nuestro
enamorado o de nuestro cónyuge lo hacemos
con alguien, no con algo. Se debe respetar el
cuerpo
Además de cuerpo en unidad somos espíritu,
tenemos facultades racionales: la inteligencia
y la voluntad. Con la inteligencia podemos
captar la verdad, es decir la realidad de las
cosas, la realidad de mi novio /a, para poder
amarlo/a en la línea de lo propio.
11. Conocimiento de la persona
La libertad: Somos seres libres. Nos
autogobernamos a nosotros mismos,
tenemos el dominio de nosotros mismos.
El sentido de la libertad es amar, somos
libres para amar. Amamos a quien
elegimos amar, amamos a las personas
que conviven con nosotros, pero
principalmente somos libres para elegir
una persona (los que tenemos la vocación
al matrimonio, para formar una familia) y
renunciar a todas las demás y focalizar
nuestro amor sexuado a esa persona
12. El amor conyugal
El amor es MOVIMIENTO DE UNION DE
TODA LA PERSONA HACIA EL SER
AMADO, brota desde dentro de la
persona arrastrando los sentidos y
afectos integrándolos de modo que la
entera persona se dirija hacia el amado
en orden al bien personal y mutuo.
El amor conyugal es el amor entre un
hombre y una mujer en cuanto y por
cuanto ambos son seres distintos y
complementarios.
13. El amor conyugal
El amor tiene una dinámica bidireccional, una doble
dirección: dar y recibir.
Es muy difícil llegar a la felicidad:
desde una perspectiva individualista o utilitarista, donde se ve al
otro como un bien para mí y no buscando el bien para el otro.
desde el igualitarismo, donde se pretende que el otro funcione como
yo funciono, piense como yo pienso, decida como yo decido,
desde una sexualidad reducida donde no se incorpora la inteligencia
y la voluntad para conocer la verdad la realidad del otro, para buscar su
bien, que es lo que le conviene.
desde una sexualidad no integrada al amor, donde no se da el dar y
el darse
Si se quiere ser feliz, se debe vivir una sexualidad basada en la
persona