Bajtín argumenta que el lenguaje es "dialógico" y sólo puede entenderse en relación con otros. El signo no es una unidad fija, sino que varía según el contexto social. El signo refleja la realidad de forma compleja, generando nuevas interpretaciones. La unidad básica de comunicación es el enunciado, que contextualiza las palabras. El "yo" es esencialmente social, formado por voces interiores asimiladas a lo largo de la vida.