El documento habla sobre San Pedro Canisio, un santo de la Compañía de Jesús. Canisio se unió a los jesuitas después de ver lo feliz que vivía su amigo Pedro Fabro como miembro. Canisio predicó en su país natal y en Alemania y Suiza. La gente veía en él a un hombre de Dios bien preparado. Trató a los hermanos con amabilidad y promovió la renovación del clero y los fieles. Creía que la imprenta debía usarse para difundir el reino de Dios. Fue un hombre
2. LUNES 27 DE ABRIL
San Pedro Canisio
Hoy la Compañía de Jesús celebra la fiesta de uno de sus
santos, Pedro Canisio. Tuvo, además, la suerte de encontrarse
con Pedro Fabro.
Debido a su amistad y al ver lo feliz que vivía como jesuita,
decidió formar parte de la Compañía de Jesús.
Comenzó predicando en su país y a continuación se trasladó a
Alemania y Suiza…
Enseguida la gente cercana a él, veía en sus escritos y en su
palabra a un hombre de Dios y muy bien preparado.
Trató a los hermanos con dulzura y amabilidad. A él le gustaba
más la palabra “renovación” que reforma. Renovación del
clero, bastante ignorante y de los fieles, mucho más.
La imprenta –el gran instrumento de difusión cultural en aquella
época-era un arma de doble filo, podía ser utilizada con fines
buenos o malos. El dijo que todo invento debe servir para el
reino de Dios. Fue en definitiva un hombre bueno que quiso
hacer el bien a los demás y que lo consiguió.
3. MARTES 28 DE ABRIL
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BÚSCATE UN AMIGO-A
No es preciso que el amigo-a sea un ser perfecto; basta que sea
profundamente humano, que tenga sentimientos y un buen corazón. Que
sepa compartir dolores y alegrías, hablar y saber callar, pero sobre todo
saber escuchar.
Que guste de la poesía, de la música, del sol y de la luna, que sienta un
gran amor por la vida, que sepa guardar un secreto.
Tu amigo/a debe adivinar los días tristes y respetarlos, ha de tener un ideal
y el deseo de integrarse al mundo porque comprende el
inmenso vacío de los solitarios; debe gustar de la sencillez de los niños,
sentir pena de los que tuvieron y perdieron cosas queridas, ser ‘quijote’ sin
menospreciar a ‘sancho’.
Búscate un amigo-a para pasear, disfrutar de la naturaleza, deleitare con
la música, leer, sentir a un ser humano.
Búscate un amigo para poder contar lo que se vio de lo bello y triste
durante el día, los gustos, las angustias y alegrías.
Pero sobre todo, búscate un amigo que de la mano te acerque a DIOS.
4. MIÉRCOLES 29 DE ABRIL
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UN SABIHONDO EN EL TREN
Un joven universitario se sentó en el tren frente a un señor de edad, que
estaba rezando . El muchacho, con ignorancia, le dice:
"Parece mentira que todavía crea usted en esas tonterías...".
- "Así es. ¿Tú, no?", le respondió el anciano.
- "iYo! - dice el estudiante lanzando una estrepitosa carcajada-.
Créame: deje de leer ese libro y aprenda lo que dice la ciencia".
- "¿La ciencia? -pregunta el anciano con sorpresa-. Yo no lo entiendo así.
¿Tal vez tú podrías explicármelo?".
- "Deme su dirección - replica el muchacho, haciéndose el importante y
en tono protector-, que le puedo mandar algunos libros que le podrán
ilustrar".
El anciano saca de su cartera una tarjeta de visita y se la alarga al
estudiante, que lee asombrado:
"Louis Pasteur. Instituto de Investigaciones Científicas de París".
El pobre estudiante se sonrojó y no sabía dónde meterse. Se había
ofrecido a instruir en la ciencia al que, descubriendo la vacuna
antirrábica, había prestado, precisamente con su ciencia, uno de los
mayores servicios a la humanidad.
Era Pasteur, el gran sabio que tanto bien hizo a los hombres, no ocultó
nunca su fe ni su devoción a la Virgen.
5. JUEVES 30 DE ABRIL
CAMBIAR PARA TRIUNFAR
Eran cerca de las once de la noche. Hacía algunos minutos
había dejado a mi novia en su casa. Al parar en el semáforo una
persona caminó hacia el vehículo e inmediatamente puse el seguro. Era
un joven con el rostro sucio que blandía en su mano derecha un trapo
pretendiendo limpiar el parabrisas... Dije que no sin mucho entusiasmo.
El insistió y mi paciencia se agotó, sentí que la sangre se me subía a la
cabeza y baje la ventanilla y encaré al joven casi gritándole: “¡Ya te
dije que no!”
Al fijarme detenidamente en su rostro observé que estaba sucio, pálido
y con una expresión de tristeza.
Con ese trapo tan sucio, dije, más bien me vas a ensuciar el cristal.
Él bajo su cabeza y guardó silencio. La actitud humilde del joven me
impactó. Es que no tengo dinero -respondió con voz suave .
Bueno, pues ahorra y cómprate una -le respondí.
Ese joven no tenía recursos ni esperanzas. Pero la necesidad y la
voluntad de salir adelante bastaron para agarrarse a una posibilidad.
Cuántas veces, me pregunto, muchos de nosotros con más recursos y
más estudios, nos hundimos en el desánimo…