Hacia 1870, los ataques masivos de malones aborígenes contra estancias y poblados dificultaban el progreso del país. En 1879, el general Julio Argentino Roca dirigió una Campaña al Desierto que extendió las fronteras hasta los ríos Negro y Neuquén. La Expedición permitió la ocupación del centro del país y la Patagonia, la fundación de colonias agrícolas y nuevos pueblos contribuyendo al progreso.