WorldCom era una empresa de telecomunicaciones que disfrazó gastos operativos como inversiones de capital, inflando artificialmente sus ganancias en $3.8 mil millones. Esto llevó a investigaciones regulatorias en 2002 que revelaron deudas ocultas de $30 mil millones, lo que resultó en la quiebra de la empresa, el despido de 17,000 empleados y la suspensión de su cotización en bolsa.