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Cognición Corporizada y
Embodiment
Jaime Yáñez-Canal
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Serie: “Cognición, moral y desarrollo psicológico”
Tomo II
Cognición y Embodiment
Jaime Yáñez Canal Ph.D.
Adriana Milena Perdomo Salazar
(Editores)
Autores:
Jaime Yáñez Canal
María Clara Garavito
Esteban Quesada
Texto producto del convenio entre el grupo de investigación "Estudios en
desarrollo socio-moral" y el Departamento de Psicología de la Corporación
Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. El documento publicado es
parte del informe de un proyecto inanciado por la Universidad Nacional de
Colombia. Convocatoria Fals Borda. 2009-2010. Código 201010012958.
Este informe fue mejorado en el trabajo adelantado entre el grupo de in-
vestigación y el programa de Psicología de la Corporación Universitaria
Minuto de Dios.
CORPORACIÒN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS
-UNIMINUTO-
Leonidas López Herrán
Rector General
Alonso Ortíz
Rector Sede Bogotá
P. Harold Castilla de Voz. CJM
Vicerrector Académico
Bernardo Nieto Sotomayor
Decano Facultad de Ciencia Humanas y Sociales
Claudia Patricia Cortés Cuellar
Directora Programa de Psicología
Jaime Yánez Canal
Adriana Milena Perdomo Salazar
Editores
Adriana Milena Perdomo Salazar
Coordinadora Editorial
Jorge Helberth Sánchez Tirado
Corrección de Estilo
Ferney Saavedra Estrada
Diagramación e Ilustración
Giovanni Vanegas Díaz
Diseño de Carátula
Imagen Gráica
PBX: 5432174
Bogotá – Colombia.
Impresión
ISBN: 978-958-8635-46-0
8
12
12
14
17
22
30
38
43
55
74
74
77
77
79
82
83
89
91
94
94
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
CAPITULO I.
MERLEAU-PONTY Y LAS RAÍCES DE LA
COGNICIÓN ENCARNADA
Introducción
1. ALGUNOS DEBATES Y DESARROLLOS
INICIALES EN LA PSICOLOGÍA
2. DILUCIDACIONES EN TORNO AL
REFLEJO SIMPLE
2.1. La explicación asociacionista de los
comportamientos superiores
2.2. Teoría de Gestalt en la obra de Merleau-
Ponty
2.3. A riesgo de parecer reiterativos: la acción en
la obra de Piaget
2.4. La noción de cuerpo a partir del análisis de
un caso clínico: Gelb y Goldstein en la obra de
Merleau-Ponty
2.5. El desarrollo, el cuerpo y el mundo en
Merleau-Ponty
CAPITULO II
TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS
DEL DESARROLLO DE LA
CATEGORIZACIÓN, MANEJO DE
PERSPECTIVA Y NOCIÓN DE OBJETO
Resumen
1. TEORÍAS CLÁSICAS DE LOS PROCESOS
COGNITIVOS EN EL DESARROLLO
1.1. La noción de permanencia de objeto
1.2. Otras interpretaciones del error A-no-B
1.3. El conocimiento de las propiedades de los
objetos
1.4. Categorización
1.5. Nociones de perspectiva y de profundidad
1.6. Conclusiones de estos primeros debates
2. LAS TEORÍAS DE LOS SISTEMAS
DINÁMICOS PARA LA COGNICIÓN
2.1. La noción de permanencia de objeto
TABLA DE CONTENIDO 98
108
112
119
119
121
127
127
132
137
141
143
149
150
154
160
163
170
171
178
180
2.2. Categorización
2.3. Noción de perspectiva y profundidad
3. CONCLUSIONES
CAPITULO III
LAS CRÍTICAS AL CONCEPTO DE
REPRESENTACIÓN Y LAS NUEVAS
POSIBILIDADES DE LA INVESTIGACIÓN
COGNITIVA DESDE LAS PERSPECTIVAS
DE COGNICIÓN SITUADA Y
CORPOREIZADA
Introducción
1. PASOS PRELIMINARES: EL PROBLEMA
DE LA REPRESENTACIÓN DESDE LA
FILOSOFÍA
2. SURGIMIENTO DEL PARADIGMA
COMPUTACIONAL
2.1. La representación desde los modelos
computacionales
2.2. Algunas críticas a las teorías
computacionales
2.3. Los modelos conexionistas
3. PROPUESTAS CONTEMPORÁNEAS
AL PROBLEMA DE LA COGNICIÓN: LA
COGNICIÓN SITUADA Y ENCARNADA
3.1. La mente extendida
3.1.1. ¿Qué papel juega la representación en la
concepción de la mente extendida?
3.2. La cognición distribuida
3.3. La cognición a partir del cuerpo
3.3.1. Teoría enactiva de Nöe: el papel de la
percepción que no es representacional
3.4. El constructivismo radical y la teoría de la
enacción de Varela
3.4.1. ¿Y el papel de la representación?
3.5. Las perspectivas de sistemas dinámicos para
entender la cognición: Esther Thelen y Linda
Smith
3.5.1. ¿Es posible hablar de cognición sin
representación?
4. CONCLUSIONES
193
193
196
196
201
209
CAPÍTULO IV
REPRESENTACIÓN Y VALOR
Introducción
1. LA DETERMINACIÓN METAFÍSICA DEL
MUNDO
1.1. El mundo representado
1.2. El mundo racional y su fundamento moral
2. EL HORIZONTE DE LA VIDA Y LA
METÁFORAARTÍSTICA
78
89
91
97
98
99
100
101
103
109
110
161
175
176
177
INDICE DE FIGURAS
Figura 1. El error ocurre cuando el objeto se
esconde debajo de un elemento distinto al inicial
(Lado A).
Figura 2. Etapa de habituación y de prueba
usados por Kellman y Spelke.
Figura 3. Precipicio visual de Gibson y Walk.
Figura 4. Tarea A-no-B alternando la postura en la
que el bebé realiza la tarea.
Figura 5. Ilustración de los artefactos usados por
Nelson y otros.
Figura 6. (a) Ejemplar (b) Dos de los objetos del
test.
Figura 7. (a) El ejemplar. (b) Las dos clases de
acciones-simétrica y asimétrica.
Figura 8. Los seis objetos del test.
Figura 9. Ejemplos de estímulos en Thelen y
Smith.
Figura 10. Precipicio verdadero de Adolph.
Figura 11. Pendiente con diversos grados de
inclinación
Figura 12. TVSS.
Figura 13. Tarea A-no-B alternando la postura en
la que el bebé realiza la tarea.
Figura 14. Pendiente con diversos grados de
inclinación.
Figura 15. Precipicio verdadero de Adolph.
[ 8 ] [ 9 ]
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
Además del concepto de conciencia el de “Embodiment” ocupa un lugar
dentro de la ciencia cognitiva actual. El concepto Embodiment puede ser
traducido como “cognición corporizada” o “embebida”. Pero independien-
temente de la traducción (la que preferimos no hacer), el término reiere
a una idea de la mente enraizada en el cuerpo, y en el contexto donde se
desenvuelve una acción.
Al contrario de la tradición computacional de la psicología cognitiva, las
teorías de la cognición embebida, rechazan la idea de “representación” y
con ella la formulación de procesos y reglas internas estables en el proce-
so de conocimiento. La crítica al concepto de Representación conduce a
la búsqueda de nuevos modelos para describir los procesos cognitivos, al
igual que genera la consideración de aspectos contextuales y de la acción
corporal en ambientes imprevistos y siempre variables.
Las formas en que la demanda del contexto, y la crítica a los procesos re-
presentacionales, se expresan, adquieren muchas formas y muchos rótulos.
Dentro de estas posiciones podemos incluir las teorías de la cognición ex-
tendida, la cognición situada, distribuida, las teorías enactivas, el construc-
tivismo radical, la teoría de sistemas dinámicos etc. Independientemente
de las diferencias entre estas posturas, lo común entre ellas es el distan-
ciamiento de los modelos computacionales y de la descomposición de lo
cognitivo en procesos discretos organizados algorítmicamente. Algunas de
estas conceptualizaciones son las que van a ser trabajadas en este texto. Los
artículos que lo componen son los siguientes.
El primer artículo se titula “Merleau-Ponty y las raíces de la cognición
encarnada”. Este artículo es escrito por Jaime Yáñez Canal y María Clara
Garavito. En él se presenta al pionero de las propuestas encarnadas de la
cognición: Maurice Merleau-Ponty. Este autor polemizando con las teorías
iniciales de la psicología, especialmente con el asociacionismo, la Gestalt,
Piaget, Wallon, entre otros, intenta llamar la atención sobre el cuerpo y
todas las sensaciones a él asociadas. El cuerpo sería el fundamento de toda
forma de conocimiento y el que garantiza la unidad de la experiencia.
Merleau-Ponty tiene una relevancia en la discusión actual ya que muchos
autores que cuestionan los modelos representacionales recurren a la argu-
mentación y a las relexiones que desarrolló este autor en los años 40s y
50s para ofrecer nuevas dimensiones de la mente y el desarrollo humano.
La presentación de sus ideas no tiene tan solo un interés histórico, sino se
realiza para poder entender y contextualizar muchas de las más recientes
formulaciones de la ciencia cognitiva.
El segundo artículo se titula: “Teorías contemporáneas del desarrollo de la
categorización, manejo de perspectiva y noción de objeto”. Este artículo
fue escrito por María Clara Garavito y Jaime Yáñez Canal. En este texto
se hace una rápida presentación por las posturas más signiicativas en la
psicología del desarrollo, especialmente por las investigaciones de éstas
sobre los dos primeros años de vida del niño. Después de presentar los de-
bates más reconocidos en las últimas décadas del siglo pasado, los autores
exponen la teoría de los sistemas dinámicos y su nueva conceptualización
sobre el desarrollo infantil.
La teoría de los sistemas dinámicos es una de las posturas actuales que
cuestiona todos los modelos tradicionales sobre la cognición y el desarro-
llo. Esta postura pone en cuestión los modelos estructurales de la mente
humana, al igual que cuestiona la idea de progreso propuesta por las teorías
piagetianas del desarrollo.
El tercer artículo tiene por título: “las críticas al concepto de represen-
tación y las nuevas posibilidades de la investigación cognitiva desde las
perspectivas de la cognición situada y corporizada”. Este texto, con algu-
nas pequeñas modiicaciones, es el trabajo de tesis de María Clara Garavito
y que contó con la dirección de Jaime Yáñez Canal.
En este texto se hace una raída presentación de la historia de la psicología
cognitiva para culminar en las diferentes posturas de la cognición corpori-
zada y contextual. Se presentan las ideas principales de la cognición exten-
dida de Andy Clark, las teorías de la cognición situada, el constructivismo
[ 10 ] [ 11 ]
radical, las teorías enactivas y las teorías de sistemas dinámicos. A pesar
de las divergencias entre estas teorías todas procuran criticar los modelos
computacionales que posibilitaron la aparición de la revolución cognitiva.
Todos los esfuerzos críticos comparten el cuestionamiento contra uno de
los pilares fundamentales de las perspectivas del procesamiento simbólico:
el concepto de representación.
Al criticar el concepto de representación se reclama la consideración del
cuerpo, del contexto y con ellos se propone la búsqueda de otros modelos
para entender la actividad mental. En contra de modelos abstractos estas
teorías demandan contemplar la variabilidad constante del contexto y la
lexibilidad humana para adaptarse a las siempre variables condiciones del
ambiente.
El último artículo de este libro titulado “Representación y valor” fue escri-
to por el único ilósofo permanente de nuestro equipo de trabajo Esteban
Quesada Salazar y el director del grupo de trabajo Jaime Yáñez Canal. En
este trabajo se hace una crítica al concepto de Representación, pero desde
una perspectiva diferente a la realizada en los artículos anteriores. En este
corto escrito se parte de las teorías de Heidegger y Nietzsche para estable-
cer el vínculo histórico del concepto de representación con algunas ideas
religiosas y especialmente con algunas concepciones cristianas. Al igual
que las nociones de espíritu y divinidad se asociaban a la permanencia y a
la universalidad, el concepto de representación se ha vinculado con sentido
de permanencia y trascendencia.
La crítica a este concepto, en este artículo, es básicamente histórica y mues-
tra como el sentido de las principales ideas de las posturas cognitivas se en-
raíza en una serie de signiicaciones y valoraciones de la cultura occidental.
A pesar de que tanto el estilo como las argumentaciones en este artículo se
diferencian notoriamente de los anteriores escritos de este libro, creemos
relevante resaltar su importancia. A pesar de que las críticas adelantadas
en los anteriores ensayos contra la psicología cognitiva y el concepto de
representación eran básicamente psicológicas, y por qué no decirlo cogni-
tivas, en este último documento la relexión es totalmente social. Si bien
puede generar sospechas en el lector sobre la uniformidad del texto, cree-
mos importante incluirlo en este trabajo ya que muestra otra perspectiva u
otra dimensión desde donde las aproximaciones cognitivas tradicionales se
evidencian con sus enormes limitaciones.
Como cierre inal de esta presentación es conveniente explicar que todos
los textos de este libro se escribieron con la intención de cada uno fuera
autosuiciente y no se reiriera a ninguno de los otros para sustentar o for-
talecer su argumentación. Inicialmente cada uno de los artículos de este
libro (al igual que en el anterior de esta serie) se realizó para ser publicado
en otros espacios. Posteriormente después de avanzadas las relaciones de
cooperación entre el grupo de investigación “Estudios sobre el desarrollo
sociomoral” y el programa de psicología de la Corporación Universitaria
Minuto de Dios, decidimos incluir estos documentos como un primer paso
para avanzar en nuestra dinámica de trabajo conjunto. Por esta razón el
lector encontrará en algunos textos algunas repeticiones. Repeticiones que
no convierten los escritos en copias de las mismas ideas. Salvo algunos pe-
queños detalles, cada artículo es un documento independiente y con estilos
y formas de argumentación completamente separadas.
Jaime Yáñez Canal
Adriana Milena Perdomo Salazar
(Editores)
[ 12 ] [ 13 ]
CAPITULO I
MERLEAU-PONTY Y LAS RAÍCES DE LA COGNICIÓN
ENCARNADA
Jaime Yáñez Canal(1)
María Clara Garavito(2)
Introducción
La historia de la psicología, como posiblemente la de otras ciencias huma-
nas, es una historia de batallas y triunfos parciales que se acompañan de
estrategias que suelen presentarse cuando los conquistadores saben que sus
periodos coloniales pueden ser poco duraderos. Los paradigmas que han
logrado cierta hegemonía en la psicología, intentan consolidar su efímero
dominio destruyendo los íconos y pilares sobre los que se ha construido la
disciplina. Los autores opositores, o que han propuesto otros caminos para
el investigar psicológico, son colocados en el anaquel de las reliquias, o en
el desván de los errores que deben ser olvidados, para poder alcanzar esos
ideales que todo imperio establece para prolongar su periodo de dominio.
Las perspectivas behavioristas y sus más cercanos continuadores, las ver-
siones anglosajonas de la cognición, han adelantado esta política de tierra
arrasada, que ha generado que los investigadores se alejaran de aquellos
problemas sobre los que se construyó todo el trabajo de nuestra joven dis-
ciplina. El cuerpo, el esquema corporal, la cognición como producto de
la acción sensoriomotora, la actividad tónica emocional como fundadora
del carácter y de la vida social, la conciencia y muchos otros problemas
son esos pilares que afortunadamente fueron escondidos en tierras nunca
movedizas.
Las perspectivas behavioristas y sus más cercanos continuadores, las ver-
(1)
Profesor asociado al Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia.
(2) Psicóloga egresada de la Universidad Nacional y actualmente docente del programa de
Psicología de la Corporación Universitaria Minuto de Dios.
siones anglosajonas de la cognición, han adelantado esta política de tierra
arrasada, que ha generado que los investigadores se alejaran de aquellos
problemas sobre los que se construyó todo el trabajo de nuestra joven dis-
ciplina. El cuerpo, el esquema corporal, la cognición como producto de
la acción sensoriomotora, la actividad tónica emocional como fundadora
del carácter y de la vida social, la conciencia y muchos otros problemas
son esos pilares que afortunadamente fueron escondidos en tierras nunca
movedizas.
Al igual que en toda historia humana, la psicología ha vuelto sobre cami-
nos escondidos y ha desenterrado algunos iconos, que en tiempos de crisis
siempre facilitan volver a pensar sobre los fundamentos y las preguntas
fundadoras.
La ciencia psicológica, y especialmente el área que dentro de ésta preocu-
pada por el estudio de la mente, ha girado nuevamente hacia aquellos mo-
mentos que le habían dado toda su tonalidad y vitalidad. La conciencia, la
corporeidad, las visiones holísticas, los vínculos de la mente con el cuerpo,
entre otros temas, han vuelto a ocupar nuevamente ese lugar central de la
investigación psicológica.
Dentro de esa historia Wundt, Köhler, Guillaume, Wallon, Piaget y Mer-
leau-Ponty, entre muchos otros, juegan un papel fundamental. El concepto
de representación, la idea de mente, cuerpo, desarrollo, vida social fueron
los temas centrales donde se encontraron y debatieron estos pioneros de la
psicología. Hoy esas discusiones y esos abordajes vuelven nuevamente a
ocupar un lugar fundamental en la disciplina psicológica.
La exposición de algunas de estas ideas pioneras, nos ayudarán a darnos
cuenta que nuestra empresa se ha establecido sobre muchos pilares que,
a pesar de que hayan sido olvidados, han determinado las preguntas y la
dirección de nuestras investigaciones. En los momentos en que una deter-
minada disciplina, o un determinado paradigma se enfrenta a los límites de
su trabajo conceptual, los clásicos tienen la tarea de volver a enfrentar a sus
miembros con aquellos fundamentos que pudieron haberse descuidado por
la rápida carrera de extensión de los dominios disciplinares, y por la ansiosa
[ 14 ] [ 15 ]
preocupación de ser admitidos en el espacio imaginario de respetabilidad
cientíica.
Merleau-Ponty es uno de esos íconos que en la actualidad se intenta volver
a colocar en el pedestal que ayudaría a ver el horizonte en dimensiones más
abarcadoras. La crítica al concepto de representación, la cognición como
un proceso de variación constante y como parte de una actividad corpo-
rizada, es parte de la agenda actual de las ciencias cognitivas. El renacer
de la fenomenología, el avance de la robótica, las propuestas dinámicas y
de modelos caóticos, al igual que la consideración de formas prerelexivas
en el estudio actual de la ciencia cognitiva, han conducido a que muchos
investigadores desempolven muchas de las ideas precursoras de autores
como Merleau-Ponty.
En este artículo intentaremos recrear la escena intelectual donde las prin-
cipales ideas de Merleau-Ponty se fueron gestando y las maneras como
este autor planteó algunos conceptos que hoy en día, después de muchas
décadas, han vuelto a tener el reconocimiento que nunca debieron perder.
Presentaremos algunos debates y distancias de Merleau-Ponty con las ini-
ciales ideas asociacionistas, la cercanía y diferencias con la teoría de la
Gestalt, con Piaget, Wallon, Goldstein, Lacan y otras teorías pioneras de
la psicología.
1. ALGUNOS DEBATES Y DESARROLLOS INICIALES EN LA
PSICOLOGÍA
Para los historiadores, con la obra de Wilhelm Wundt se constituyó la disci-
plina psicológica como ciencia y como área del conocimiento independien-
te de la ilosofía. Pero independientemente de ser la primera formulación
experimental sobre problemáticas relacionadas con el ser humano, la obra
de este autor tiene una fundamental importancia ya que sobre sus ideas
se desarrollaron las perspectivas que iban a determinar el discurso de esta
novel ciencia.
Wundt formuló como tareas centrales para la psicología el estudio de la
mente(3)
, entendida ésta como el conjunto de elementos que se relacionaban
gracias a la conciencia. La conciencia tenía, en el esquema de Wundt, la
función de organizar y determinar las relaciones que podían adquirir to-
dos los elementos o estados mentales (Murphy, 1964). Los estados menta-
les eran descompuestos en elementos objetivos (como rojo, calor, dureza,
etc.), y subjetivos (como los sentimientos) y en una serie de relaciones entre
ellos. Con la introspección controlada, el investigador buscaba al mismo
tiempo identiicar, controlar y cuantiicar las variables psicológicas que se
estaban estudiando.
Independientemente de la fortuna que tuvieron, estas primeras ideas ge-
neraron en la psicología diferentes vías de investigación. La primera, tra-
tando de cuestionar la idea atomista de Wundt, se concentró en proponer
una visión holística de la mente humana e intentó abordar el problema de
la conciencia desde otros ángulos. Dentro de esta perspectiva la escuela de
Würzburg, la teoría de la Gestalt, las formulaciones de William James, e in-
cluso del mismo Husserl, intentaron vincular la conciencia con la identidad,
y con una particular idea de unidad psíquica (Humphrey, 1978).
La otra tendencia investigativa, mantenía por el contrario la idea atomista,
pero se alejaba de la idea mentalista propuesta por Wundt. Para Sherring-
ton, Pavlov, Watson, y otros autores behavioristas, la introspección resulta-
ba problemática, ya que no era posible coniar en el reporte de fenómenos
no observables. Estas distancias se establecieron no sólo en relación con
el método introspectivo, sino también respecto a la presunción de que la
psicología tenía como objetivo estudiar la conciencia. La psicología sólo
adquiriría el estatus de ciencia, dirían los autores citados en este párrafo, si
su trabajo se concentraba en el estudio de la conducta. La conducta ya no se
entendería como un medio que da indicios de unos procesos internos, sino
que es en ella donde se ubica lo estrictamente psicológico.
La psicología entonces dirige la mirada hacia un estudio del comportamien-
to, basado en descubrimientos isiológicos y en la relación de las reacciones
(3)
En Las preocupaciones de Wundt y otros autores de la Volkerpsychologie sobre la psicolo-
gía social obviamente constituyen otro pilar de las primeras épocas de la psicología. Este tipo
de preocupación no será parte de nuestra actual exposición.
[ 16 ] [ 17 ]
físicas con los estímulos, entendidos como fenómenos externos al orga-
nismo. De esta manera, con la relexología y el conductismo, la psicología
empezó a preocuparse por identiicar las asociaciones que un organismo
hace entre estímulos diferentes.
Estas tendencias en la investigación inicial de la psicología generaron una
tensión que en la obra de Merleau-Ponty se expresó en la búsqueda del
esclarecimiento de una visión holista de la mente, aunque en ésta no nece-
sariamente la conciencia (como era entendida por Wundt y algunos psicó-
logos pioneros) ocupaba el lugar que sus antecesores le habían otorgado.
La acción y la percepción podrían ser las raíces de lo psicológico, pero de
una manera no atomista, ni vinculadas a la concepción estimular del con-
ductismo asociacionista(4)
.
A continuación veremos cómo el mismo Merleau-Ponty adelanta este de-
bate y va formulando las ideas centrales de su propuesta. El primer texto
al que le dedicaremos nuestra atención, y en donde se ve este debate, es La
structure du comportement (La estructura del comportamiento) que publica
en el año 1942(5)
. Este texto se concentra en los debates en contra del aso-
ciacionismo y la teoría de la Gestalt, de la cual sin embargo toma algunas
ideas importantes para su propuesta fenomenológica.
(4)
Realmente los debates de la psicología y de disciplinas cercanas son más ricos que los que
podamos presentar en este ensayo. Es preciso reconocer las discusiones de la fenomenología
sobre la conciencia y sobre la necesidad de formular instancias prerelexivas como funda-
mentos del operar de la mente. Heidegger, Sartre, y el mismo Merleau-Ponty en discusión
con Husserl, cuestionaron el marcado énfasis puesto a la conciencia. De la misma manera la
etología y la biología iniciaron un debate muy fuerte sobre la caracterización de la mente y la
deinición del pensamiento. Debate que tuvo impacto en la psicología y que condujo a ampliar
los signiicados de muchos conceptos mentales.
Sin desconocer la riqueza de los múltiples debates académicos durante las primeras décadas
de la historia psicológica, nos concentraremos en ciertas temáticas que nos permitirán ilustrar
claramente las ideas de Merleau-Ponty. Especialmente aquellas ideas que han vuelto a recupe-
rarse en la discusión actual sobre la mente.
(5)
Para la realización de este ensayo nos servimos de los textos tanto de Merleau-Ponty, como
de los autores con los que él discute, en su versión original y en la traducción consultada. Por
esto, al citar estos textos ponemos en primera medida la fecha en que aparece la versión ori-
ginal y a continuación la fecha en que fue publicada la traducción, y que puede ser consultada
en las referencias. Ponemos las dos fechas para que el lector no pierda de vista el momento
en que fueron publicados dichos textos y se haga una idea de los tiempos en que se dan las
discusiones originales.
2. DILUCIDACIONES EN TORNO AL REFLEJO SIMPLE
Merleau-Ponty comienza a cuestionar el asociacionismo analizando el con-
cepto de relejo, especialmente como es entendido en las primeras formu-
laciones de la psicología isiológica. Para estas posturas, según lo airma
Merleau-Ponty, el relejo se establece a partir de entender el sistema ner-
vioso como un conjunto de conexiones neuronales que vinculan de manera
directa los estímulos con las reacciones motoras.
El modelo para estas teorías iniciales se puede comparar con el juego de
unas bolas de billar que colisionan entre sí generando unas reacciones par-
ticulares. Los relejos, con esa imagen, pueden entenderse como parte de
una red de conexiones, que se estimulan o impactan recíprocamente, sin
ninguna valoración o atribución de sentido por parte del organismo que los
presenta.
Merleau-Ponty encuentra esta deinición de relejo en el trabajo del isiólo-
go inglés Charles Sherrington (1857-1952), quien hace importantes inves-
tigaciones al respecto. Este autor se interesó por los relejos que ocurren en
la médula espinal, los cuales estudió a partir de sus experimentos con ani-
males “descerebrados” o “espinales”. Con este término quiere dar cuenta de
los animales con los que trabajó y a los que había logrado escindir, de ma-
nera artiicial, los vínculos entre la médula y el cerebro. Para Sherrington
(1923/2010), el órgano central, la médula espinal, se puede entender como
un “panel de control” (switchboard) que activa o apaga un determinado
nervio motor ubicado en los músculos. Este nervio motor no reaccionaría a
todo lo que sucede en la supericie, sino que es especíico de una excitación
sensorial. La reacción implica unos lujos de corrientes que llegan al panel
del control, y en un relevo, estos terminan estimulando los músculos, lo
cual genera el relejo simple.
Siguiendo esa explicación, el relejo dependería de las conexiones preesta-
blecidas entre la supericie sensible y los músculos efectores, por lo que la
reacción es dependiente del lugar de la excitación. El estímulo tendrá una
función en la aparición del relejo porque posee unas propiedades que mo-
diican elementos anatómicos particulares, lo que lleva a que se desenca-
[ 18 ] [ 19 ]
dene una reacción. Sin embargo, para Merleau-Ponty no es tan clara esa
linealidad en el relejo. En primera medida, se encontrará que el estímulo
puede sufrir transformaciones sin necesidad de que la respuesta varíe, sólo
con la conservación de su forma espacio-temporal (Boburg, 1996, Merleau-
Ponty, 1942/1953). Al mismo tiempo, un relejo puede variar, sólo si la
forma del estímulo cambia, aunque su naturaleza, lugar o intensidad de la
excitación sean las mismas. Por ejemplo, un estímulo aplicado en un mis-
mo lugar (como tocar la oreja de un gato) con diferente forma (que se haga
cosquillas o que se pliegue la oreja) conduce a respuestas distintas (que la
oreja se sacuda o que se baje).
Mientras que para Sherrington (1923/2010) la complejidad del comporta-
miento se explica por la coordinación de múltiples relejos simples, que se
pueden descomponer en unidades independientes, para Merleau-Ponty la
complejidad estará relacionada con el hecho de que el organismo constitu-
ye una sola unidad con los estímulos. Merleau-Ponty ilustra su oposición
a la visión atomista airmando que no se puede caracterizar el movimiento
del tigre como unas orejas, unos ojos u otras partes, que siguen a un animal
que huye. Con esto quiere mostrar que la idea de unidad es central y no se
puede llegar a entender un fenómeno como la composición de una ininidad
de elementos (o en este caso relejos) que interactúan linealmente entre sí.
En general, podemos airmar que el comportamiento está inluenciado por
el mundo exterior, pero al mismo tiempo, ese mundo se percibe gracias a
la acción del organismo que expone, de formas particulares, los órganos
receptivos a esas inluencias exteriores. Así, Merleau-Ponty presenta al or-
ganismo como agente constructor del propio mundo de estímulos. Cuando
se habla de un mundo externo construido por el sujeto se quiere signiicar
que un determinado organismo hace signiicativo el mundo cercano, y que
el medio externo es organizado a partir de las particularidades de la espe-
cie, o de la historia de acciones que sobre él haya ejercido un particular
organismo(6)
.
(6)
Para Merleau-Ponty, al igual que Goldstein, Piaget, Köhler y muchos otros, esta idea cons-
tructiva es tomada del concepto de “Umwelt” de Von Uexkull. La expresión alemana signiica
todo “alrededor” (Um) del “mundo” (Welt). Con esto se resalta la acción que el sujeto ejerce
sobre su mundo cercano.
Para Goldstein, siguiendo a Von Uexkull, el organismo ejerce acciones par-
ticulares sobre su entorno circundante, las cuales terminan conigurando a
este último de una forma que es única; hablamos entonces de un mundo que
es exclusivo del organismo. Con esto se hace referencia a una idea de cau-
salidad particular. Ya con el concepto de mundo construido, se propone una
idea diferente a la propuesta por la teoría del relejo que invitaba a entender
la conducta del organismo como una inluencia directa (lineal) del estimulo
particular en la acción motora especíica. Al contrario, la conducta debería
ser explicada de manera circular, ya que el estímulo no será la causa directa
de la reacción, sino que la acción del organismo afectaría al estímulo, lo que
a su vez afectaría al organismo; de allí que el organismo de alguna manera
sea causa de su propia reacción. La conducta no depende, entonces, de la
naturaleza especial de un estímulo, ni de la simple sumatoria de varios de
éstos, sino de la estructura que puedan recibir. Con las palabras del título de
su primer libro Merleau-Ponty lo expresa más claramente: todo depende de
“la estructura del comportamiento”.
Pero veamos con más detalle la propuesta de Sherrington (1923/2010) para
entender más claramente la reacción de Merleau-Ponty. Sherrington inten-
ta, a pesar de su idea asociacionista, pensar el organismo como una uni-
dad coherente. Los organismos conformarían una unidad adaptativamente
diseñada, ya que los cuerpos poseen receptores con un especíico valor
biológico. Así, determinados estímulos ocasionarían reacciones especíicas
por haberse activado una red de conexiones evolutivamente establecidas
(Sherrington, 1923/2010). Biológicamente se establecerían las conexiones
y la prevalencia de algunas de ellas cuando se presentara alguna simultanei-
dad y conlicto entre varios estímulos. La presencia de estos estímulos va-
riados no generaría ninguna diicultad en el organismo porque éste ya tiene
establecido el proceso de selección atencional y la conducta que asegure un
mayor valor adaptativo. De esta manera se ve la coherencia y estabilidad de
las conductas del organismo.
Este tipo de interpretación genera una serie de dudas. La primera es que el
problema de la explicación de las conductas complejas en un organismo es
simplemente trasladado a otra instancia que parece ser ajena a Sherrington.
La referencia a una instancia evolutiva que tiene la capacidad de diseñar
[ 20 ] [ 21 ]
las maneras como un organismo debe comportarse para ser adaptativo es
simplemente una evasión de la tarea isiológica que se había propuesto el
investigador citado. Supongamos que existe este tipo de instancia diseña-
dora, o que sea adecuado este tipo de atribuciones causales a las fuerzas
evolutivas, las preguntas fundamentales serían cómo funciona esta instan-
cia y qué correspondencia tiene con una teoría del relejo.
Una teoría del relejo necesita una serie de supuestos previos para poder dar
cuenta de su operatividad. Esto si dicha teoría pretende evitar las diicul-
tades que se hacen evidentes cuando, al establecer conexiones particulares
entre estímulos y acciones, se hace referencia a cómo un mismo estímu-
lo puede ocasionar ininidad de respuestas, o cómo ininidad de estímulos
pueden generar tan solo una respuesta.
La segunda diicultad, que se deriva de la formulada anteriormente, es la
atribución antropomórica de intenciones y planes de diseño a la naturale-
za. Establecer planes de diseño adaptativo a las fuerzas de la evolución es
atribuir intenciones y voluntades a la naturaleza, lo que generaría sorpresa
sobre todo si es formulada por una concepción que condenaba la atribución
de intenciones al mismo comportamiento humano.
Contra esta visión antropomórica reacciona Merleau-Ponty señalando la
necesidad de postular otro modelo del funcionamiento corporal, un mode-
lo que se distancia de las propuestas de Sherrington y teorías semejantes
que descomponían los eventos y las conductas en elementos especíicos
conectados por líneas de transmisión nerviosa. Para esto habrá de adelantar
una visión del cuerpo como un sistema integrado que posee una estructura
lexible que se acomoda a las constantes variaciones del contexto.
Ante la consideración del comportamiento como parte de un circuito
cerrado(7)
Merleau-Ponty, siguiendo a Goldstein, argumentará que muchos
(7)
Sherrington (1923/2010) no ignoraba el hecho de que muchas veces un estímulo puede
ocasionar diferentes respuestas, y en algunos momentos de su obra parece abandonar la idea
clásica de la correspondencia uno a uno de los relejos, que los supone producto de unos cir-
cuitos cerrados. Así, Sherrington dirá que una misma raíz aferente hace que la espina dorsal
haga una descarga “centrífuga” de impulsos eléctricos a diferentes vías eferentes, lo que lleva
a una descarga plurisegmental. De esta manera un mismo sustrato nervioso puede provocar...
estudios conirman que el relejo se encuentra bajo la inluencia de condi-
ciones químicas, secretorias y vegetativas de los órganos externos o inter-
nos, y bajo inluencias cerebrales y cerebelosas. Este complejo entramado
de factores puede suprimir o hasta invertir el efecto que se espera de un
estímulo.
Si para Sherrington el cerebro tenía como función inhibir el relejo, desde
los estudios de Goldstein, éste es concebido como un sistema dinámico
donde todos sus órganos interactúan de formas complejas de manera que
posibilitan que el organismo a la vez afecte y se vea afectado por el ambien-
te. El organismo no está diseñado para cumplir con unos ines adaptativos
previamente establecidos, sino que la adaptación se da en la marcha, ape-
lando a las características corporales en relación con entornos particulares.
Para Merleau-Ponty, era necesario abolir la teoría de la inhibición y su co-
rrespondiente propuesta teleológica para otorgar otras funciones al cerebro
y para dar cuenta de la complejidad del comportamiento. El cerebro, diría
nuestro autor, no tiene la tarea de autorizar la expresión de particulares
relejos, ni posee una capacidad predeterminada de hacia dónde deberían
dirigirse las acciones del organismo.
El cerebro asume en esta teoría un papel más activo, un papel constructor y
reorganizador del comportamiento, papel que permitiría explicar la enorme
versatilidad del comportamiento humano y de sus conductas superiores.
De acuerdo a esto, Merleau-Ponty, siguiendo a Goldstein, propone abolir
la teoría de la inhibición, que además de atribuirle un papel bastante res-
trictivo al cerebro, supone que el sistema nervioso sigue leyes estrictas de
asociación, en donde el relejo se maniiesta a su vez con un proceso de
inhibición de las inervaciones contrarias al canal estimulado. Si pensamos
en los movimientos inos, nos sugiere Merleau-Ponty, podemos entender
la propuesta de que el sistema nervioso puede hacer varias cosas a la vez y
(7)
...reacciones cualitativamente diferentes. Pero este tipo de situaciones son más planteadas
en este autor como excepciones o “anomalías” dentro de su teoría, ya que las asociaciones
uno-a-uno seguirían siendo consideradas los aspectos fundamentales dentro de su teoría. De
la misma manera cuando un relejo esperado no se presentaba, la explicación podría darse
recurriendo a una instancia extramedular, que en muchos casos era el cerebro, que inhibía una
determinada respuesta.
[ 22 ] [ 23 ]
podemos hacer evidente que los movimientos antagónicos pueden coor-
dinarse de manera integrada, dependiendo de las situaciones particulares.
De igual manera si pensamos en el relejo rotular podemos ver cómo en
relejos simples también los comportamientos dependen del estado del or-
ganismo y de las excitaciones especíicas: por ejemplo, un golpe bajo la
rótula provoca una reacción de extensión si la pierna estaba cruzada encima
de la otra, y de lexión si está extendida.
Si las condiciones de la situación generan reacciones diferentes en un rele-
jo simple, es claro que en situaciones algo más complejas, las condiciones
estimulares no generaran las mismas respuestas, de igual modo hay que
tener en cuenta que las situaciones a las que se enfrentan los individuos
no siempre son las mismas. Esa variabilidad de las situaciones y de las
respuestas de los organismos demanda un modelo que opere sobre otro tipo
de parámetros y que considere el entorno en estrecha vinculación con el
cuerpo y añada una idea diferente de la totalidad.
Si Merleau-Ponty cuestiona insistentemente las propuestas asociacionistas
en relación con el relejo simple, su polémica contra esta corriente se ex-
tiende de manera aún más fuerte en los espacios que hacen referencia a
los comportamientos “superiores”. La obra de Pavlov, entre otros autores,
es el otro campo de batalla donde nuestro autor habrá de abogar por una
“estructura” del comportamiento en contra de las ideas atomistas y de des-
composición de los eventos psicológicos.
2.1. La explicación asociacionista de los comportamientos superiores
El mayor esfuerzo investigativo de Sherrington giró alrededor del arco re-
lejo, airmando en algunos apartes de su obra no estar capacitado para
estudiar los comportamientos superiores. Incluso llegó a pensar, según lo
anota García (1993), que la ciencia no podría abordar este tipo de compor-
tamientos.
Esta declaración de imposibilidad investigativa fue censurada por Pavlov,
quien la interpretó como dualista. Este último autor, tomando el aparataje
conceptual de Sherrington, se propuso dar cuenta de la inteligencia y otros
procesos caliicados como superiores.
Al contrario del asociacionismo de Sherrington, que más bien se parecía
a una conexión predeterminada biológicamente entre los estímulos y las
respuestas relejas, el asociacionismo pavloviano establece, en un sentido
empirista estricto, la asociación entre ciertos tipo de reacción biológica y la
experiencia particular del organismo. Con otras palabras, en esta propuesta
la asociación se daría entre un instinto o reacción automática del organismo
y un estímulo o evento nuevo a los que se haya visto sometido el ente bio-
lógico. Una reacción natural a un evento especíico podría asociarse por
contigüidad (que se formula como el mecanismo asociativo fundamental)
a un estímulo propio de la experiencia de un sujeto particular (Humphrey,
1978).
Un relejo será entendido por Pavlov “como la reacción necesaria que sigue
a un estímulo estrictamente deinido en condiciones estrictamente deini-
das” (Humphrey, 1978, p. 17). La psicología conductista que de allí surge
con Watson hablará de un relejo incondicionado como la reacción gene-
rada por la sensación, mientras que el condicionado “reemplaza a las ela-
boraciones asociativamente derivadas de la sensación” (Humphrey, 1978,
p. 18).
En este nuevo esquema reactivo el relejo condicionado vendría a ser la
unidad fundamental a partir de la cual se forma el hábito y toda conducta
compleja. Toda conducta puede ser descompuesta en unidades, siendo cada
una de ellas a su vez un relejo condicionado. A esta suma de relejos, tanto
incondicionados como condicionados, se reducirán todo tipo de procesos
psicológicos, incluyendo el pensamiento y el lenguaje.
La explicación asociacionista del comportamiento superior se basará en un
argumento básico fuertemente criticado por autores como Merleau-Ponty:
que las partes involucradas no sufren en sí mismas modiicaciones, tal como
operaría un átomo que no sufre modiicaciones porque entre a participar de
una molécula u otra. Las asociaciones no implican una reproducción, o
reinstalación (como una especie de interpretación) sino una simple suma
[ 24 ] [ 25 ]
lineal de elementos (Humphrey, 1978).
En la caracterización del condicionamiento se proponen tres propiedades:
la irradiación, la concentración y la inducción recíproca. La irradiación su-
pone que en el sistema nervioso, toda región excitada o inhibida, tiende a
extrapolar su poder a otras zonas circundantes. Esto lleva a que, por ejem-
plo, un perro, que asocia la nota musical “do” con la llegada de alimento,
comience a salivar no sólo con la aparición de esta nota sino que también
con otras notas musicales. La concentración implica que progresivamente,
se va inhibiendo la respuesta a estímulos que no están relacionados con el
estímulo incondicionado, por ejemplo, la progresiva inhibición de la res-
puesta frente a notas musicales diferentes a do. Finalmente, la inducción
recíproca implica que la región de la corteza en que se ha concentrado el
proceso de excitación, se encuentra rodeado de una zona de inhibición y
viceversa (García, 1993).
Merleau-Ponty, argumentando de manera parecida a como lo hizo con She-
rrington, pondrá en duda el proceso de irradiación como categoría expli-
cativa. Para que el mecanismo de irradiación sea operativo se requerirá
postular una gran cantidad de fuerzas que habrían de corregir, o limitar
dicho proceso. Suponiendo que un estímulo excite una determinada zona
cerebral, la pregunta que podría formularse es ¿cómo se habría de evitar
que la irradiación no se extienda de una manera indeterminada? La exten-
sión indeinida e ilimitada de una zona excitada se evita postulando a su
vez una contrafuerza que corrija tanto los efectos de la irradiación, como
la posibilidad de que un estímulo venga a provocar cualquier reacción con
la que se ha asociado. Nuevamente las teorías reactivas del funcionamiento
isiológico han de suponer un mecanismo de inhibición.
Pero este freno, demandaría a su vez un freno que limite su propio accio
nar. Con otras palabras, el freno necesita de un freno, que reclamaría
nuevamente un freno para establecer los límites a un proceso que parece
operar fuera del modelo de asociación. Para Merleau-Ponty este tipo de
explicación parece funcionar a la saga de la conducta producida en una
situación especíica.
Ilustremos esta argumentación a través de un ejemplo. Si pensamos en el
perro que empieza a salivar con el sonido “do” con el que se ha condiciona-
do, el mecanismo de irradiación podría extenderse inicialmente hacia otras
notas musicales, como “re” “fa” etc. Posteriormente, el mismo principio de
irradiación y la asociación de contigüidad podrían llevar a que el perro con-
dicione su salivación hacia cualquier sonido, no necesariamente musical, o
hacia la persona que carga una batuta de dirección de orquestas, o cualquier
otro estímulo que caprichosamente se le ocurra a nuestro ocasional lector.
Obviamente para que el proceso de asociación tenga alguna funcionalidad
debe establecerse algún límite a las posibilidades de conexión. Este límite,
es el “freno” propuesto, que simplemente se agrega por el investigador para
dar cuenta de cada caso especiico. Pero este freno, y su mecanismo con-
trario de irradiación solo son dos conceptos imprecisos que operan según
la necesidad del caso y de acuerdo a unas valoraciones externas al modelo
que parece que el observador habrá de establecer de manera caprichosa y
nunca delimitable.
Para Merleau-Ponty, esa necesidad de buscar corregir una ley con otra ley
para explicar cada situación, mostrará que no se ha descubierto un eje cen-
tral desde el que se entiendan los hechos. Toda teoría que pretenda descom-
poner un proceso en componentes elementales interactuando de manera
lineal habrá de enfrentar los mismos problemas. Toda teoría asociacionista
operará de manera caprichosa en el establecimiento de los límites de la
descomposición y de las maneras en como los átomos interactúan entre sí.
El proceso de signiicación, o las ideas antropomóricas permearán cons-
tantemente una teoría que no establece los límites al mecanismo de asocia-
ción. Después de analizar las primeras formulaciones conductuales, en la
teoría del relejo simple de Sherrington y el relejo condicionado de Pavlov,
continúa su argumentación con el conductismo de Watson y la teoría del
aprendizaje instrumental de Thorndike.
Thorndike y Watson utilizan las ideas anteriormente descritas para explicar
el aprendizaje y el comportamiento que no necesariamente está vinculado
a un relejo. Thorndike propondrá una teoría “conexionista” que intentará
vincular los estímulos y las respuestas a partir de procesos de ensayo y
error y del efecto que tenga una determinada conducta (Schunk, 1998).
[ 26 ] [ 27 ]
Esta propuesta de ensayo y error supondría que el organismo actúa sin
ninguna intención o sin ninguna búsqueda dirigida de la estimulación. Sin
embargo, cómo se explica que un animal despliegue una serie de conductas
variadas ante una estimulación particular, conductas que parecen guardar
algún tipo de vínculo con el contexto especíico. De la misma manera po-
demos preguntar por qué el mismo organismo sigue desplegando una serie
de respuestas ante una situación a pesar de que éstas sean completamente
infructuosas. Merleau-Ponty (1942/1953) pone como ejemplo una rata que
está encerrada en una jaula y a la que se le muestra el alimento fuera de su
alcance; ella desplegará una multiplicidad de gestos y de acciones a pesar
de que estos sean infructuosos la mayoría de las veces (es decir, que no le
permiten salir de la jaula para alcanzar el alimento). De igual manera, si el
organismo es descrito como un ente que reacciona de manera automática y
releja, no queda claro cómo es que se “mantienen” las respuestas exitosas
o “felices”, según observa el investigador conductista.
Thorndike presentará ante este tipo de preguntas, que posiblemente puedan
parecer triviales a un investigador conductual, unas ideas similares a las de
Sherrington y Pavlov. Thorndike airmará que las múltiples respuestas o en-
sayos que un animal presente ante un estimulo especíico, se deben a que a
nivel isiológico existen múltiples vías eferentes frente a unas vías aferentes
individuales. De esta manera una misma estimulación podrá generar, o si se
quiere “irradiar”, múltiples respuestas posibles.
Respecto a la permanencia de ciertas respuestas a pesar del fracaso en la
consecución de una meta (recuerde el lector el caso de la rata que sigue
mostrando el mismo repertorio conductual a pesar de no conseguir aban-
donar la jaula) podríamos remitirnos, tal como hace Merleau-Ponty, al con-
cepto de inducción recíproca de Pavlov. La inducción recíproca, explicaría
que un animal intente un nuevo ensayo a pesar del fracaso, ya que en estos
casos se excitan puntos de la corteza que con un ensayo anterior se habían
inhibido (esas regiones que rodean el proceso excitatorio inicial), pero que
pueden entrar en juego una vez dichos excitantes han desaparecido. Esta
sería la explicación de autores como Watson y Edward Tolman, el cual es
citado por Merleau-Ponty debido a su investigación en el aprendizaje de
ratas de estímulos negativos y positivos.
Este tipo de explicaciones evidencian nuevamente, siguiendo a Merleau-
Ponty, una atribución antropomórica y la simpleza y evidencia de las situa-
ciones analizadas evita la explicitación de este proceder. Será obvio airmar
que en una situación de encerramiento la rata solitaria no exhibe conductas
de canto o de apareamiento, porque el mecanismo que se activa de manera
adaptativa inhibe este tipo de conductas. Pero podemos preguntarnos si el
modelo de ensayo y error puede establecer cuáles son las conductas que
se adaptan de manera previa a una situación particular y si la rata dispone
de algún mecanismo que le permita establecer la conducta adecuada a la
situación.
Planteemos con otras palabras. El modelo del ensayo y error no establece
un parámetro para decidir cuál respuesta se acomoda mejor a la situación
especíica. Si toda conducta tiene la misma posibilidad de aparecer (en este
caso la irradiación puede proponerse para dar cuenta de este caso), o una de
ellas es la seleccionada para dar cuenta de la situación de manera adecuada
(la inhibición, o la inducción recíproca aparecen como explicación en este
caso) queda oculto el poder predictivo de la teoría, ya que cada situación
llevará al investigador a completar la información necesaria. En algunos
casos la irradiación está expresándose; en otros es la inhibición y el freno a
la irradiación la que pueden dar cuenta de la conducta del animal.
De la misma manera se puede proceder para analizar el éxito de una con-
ducta como factor determinante de la permanencia de la misma. El fracaso
de las conductas de la rata para escapar de la jaula no la hace desistir de
buscar con otras conductas (e incluso con las mismas) la salida de su estre-
cho encerramiento. De igual manera, un solo evento feliz, en algunos casos,
puede estabilizar y volver una conducta especíica parte del repertorio de
un animal. En estos casos el investigador, con la obviedad que generan
las situaciones simples de las investigaciones conductistas, puede airmar
o que el vínculo puede hacerse más fuerte porque la conducta está más
vinculada biológicamente con la situación (en el caso de una sola respues-
ta efectiva), o porque las respuestas se relacionan con una necesidad más
primaria de la especie (como la necesidad de estar libre de todo aprisio-
namiento) y por eso las respuestas pueden ser más persistentes. Con esto
Merleau-Ponty señala que la teoría asociacionista y reactiva de la acción
[ 28 ] [ 29 ]
termina demandando explicaciones antropomóricas.
El mismo problema lo tendría la utilización de los conceptos “éxito” o “fe-
liz”, para dar cuenta del vínculo y asociación que se establece entre un es-
tímulo y una conducta. Qué se entiende por feliz, o adecuado, depende de
un proceso de valoración del organismo, que dentro de esta corriente se ob-
via simplemente al observarse que una respuesta se ha instaurado. Podría-
mos quedarnos eternamente estableciendo los casos en que esta valoración
del “éxito” puede expresarse de múltiples maneras. El éxito o lo feliz puede
relacionarse desde la satisfacción de una necesidad hasta la evitación de un
dolor, pasando por cualquier posibilidad intermedia que se le pueda ocurrir
al lector, incluyendo dentro de éstas aquellas situaciones confusas donde
la mezcla de sensaciones opuestas pueda presentarse. La consecuencia de
esta manera de proceder, sería un ediicio de detalles siempre variables y de
relaciones triviales, o una sugerencia general que el investigador habrá de
completar siempre de manera velada, según sean las demandas especíicas
de la situación.
Para Merleau-Ponty, la única forma de explicar que una conducta exitosa
se mantenga es viendo al organismo y al entorno como una totalidad y no
como un repertorio de respuestas sucesivas. Si se expresa en el lenguaje
conductual lo que dice este autor, se dirá que, en el caso de la rata que hala
una palanca para liberarse y alcanzar el alimento, la palanca no sólo es un
estímulo condicionado de los relejos de prensión y masticación que se dan
frente al alimento, sino que también de las manipulaciones previas a la
apertura de la puerta. Es decir, se confunden en una totalidad las reacciones
dirigidas al alimento con aquellas que son preparatorias a la solución que
se podría establecer.
Pero esta visión no atomista no pretende reintroducir de manera confusa el
problema de la “irradiación”, para agregar nuevas dimensiones al análisis
de la acción, sino que se propone para enfatizar que son vitales todas las
relaciones que se dan entre los elementos de la situación a la que se enfren-
tan los organismos. Para Merleau-Ponty, la conducta del organismo sólo se
explica porque esas manipulaciones, antes de ser ensayadas, o después de
logradas, deben estar integradas con la percepción del objetivo. Él airmará
que el aprendizaje no es simplemente una suma de reacciones a conductas
antiguas, ni de conexiones entre ciertos estímulos con ciertos movimientos,
sino que es una alteración global del comportamiento, dependiente de una
signiicación constante.
Merleau-Ponty ilustra su idea a través de un ejemplo propuesto por Koffka,
quien es representante de la Gestalt. El ejemplo es el de un gato que ha
aprendido a halar una cuerda para obtener comida. Este animal hala la cuer-
da con la pata en la primera prueba de manera exitosa; después lo hace con
los dientes. Con este ejemplo se mostraría, cree Koffka y nuestro autor
con él, que el animal busca la consecución de cierto objetivo y algunos
elementos son medios para su consecución. La acción puede variar, pero
ésta se supedita al objetivo y el animal le atribuye a los diferentes medios
una determinada signiicación o uso. Así concluiría que “aprender no es,
pues, nunca volverse capaz de repetir el mismo gesto, sino de proporcionar
a la situación una respuesta adaptada por diferentes medios” (1942/1953,
p. 144). Por otra parte concluirá que la reacción no es sólo a una situación
individual, sino que implica una aptitud nueva para resolver una serie de
problemas similares.
Esta deinición de aprendizaje recuerda la idea de inteligencia(8)
que
propusieron la Gestalt y una serie de autores de las primeras décadas del
siglo XX. Pero independientemente del término utilizado es claro que el de-
bate conceptual estaba dirigido a proponer a los organismos como entes con
capacidad de seleccionar ciertos eventos y con una capacidad de determinar
y seleccionar las condiciones de su entorno(9)
.
Es precisamente la Gestalt la fuente de donde Merleau-Ponty retomó mu-
cho de los argumentos y las ideas anteriormente expuestos. Pero si siguió a
esta escuela de pensamiento en sus debates contra el asociacionismo y las
primeras formulaciones conductuales, es preciso resaltar que se preocupó
(8)
En esta época el concepto de inteligencia no era muy preciso y en algunos autores el
término usado era el de pensamiento o incluso aprendizaje. (Köhler, 1929b/1967; Lorenz,
1949/1972; Piaget, 1936/1969; Vigotsky, 1934/1964; Wallon, 1949/1982).
(9)
Este tipo de críticas al conductismo se dio no solamente desde la Gestalt, sino que se dio
desde muy variados lancos. La etología y el movimiento critico denominado “New look”
señalaron similares inconsistencias dentro de la perspectiva conductual.
[ 30 ] [ 31 ]
de señalar hasta qué momento seguía a esta propuesta de pensamiento. En
el siguiente apartado nos referiremos a la concepción que tenía Merleau-
Ponty sobre la Gestalt.
2.2. Teoría de Gestalt en la obra de Merleau-Ponty
La psicología de la Gestalt tiene como antecedentes el trabajo respecto a la
experiencia sensorial que hacen Mach (1888) y su discípulo Von Ehrenfels
(1890) quien funda la escuela de Gestaltqualität(10)
. Ambos tienen interés
en el estudio de los procesos perceptivos, de manera diferente a como lo
había entendido la propuesta asociacionista.
Estos dos autores establecen una diferencia entre los procesos sensoriales y
la percepción; siendo este último proceso el que tiene la tarea de organizar
la información y establecer relaciones entre diferentes sensaciones. Si las
cosas pueden estimular los órganos de los sentidos de manera individual,
los sujetos captarían los eventos gracias a un proceso organizador que es-
tablece muy variadas relaciones entre las sensaciones o entre los objetos y
estímulos del mundo.
Mientras Mach hacía más énfasis en las sensaciones y como éstas se cor-
respondían con las relaciones entre los objetos, Von Ehrenfels consideraría
que en la percepción el sujeto agrega cualidades que van más allá de las cu-
alidades sensoriales por separado. Así comienza a plantearse que el pensa-
miento puede tener unas características particulares independientes de las
relaciones directas con los objetos. Entre estas estarían la coniguración, la
forma o el diseño.
Si bien estos autores pueden ser unos antecesores remotos, serán Max Wert-
heimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka (alrededor de 1910), los verdader-
os creadores de la teoría de la Gestalt. Desde esta teoría se propondrá una
(10)
Para Gurwitsch (1979), Humphrey (1978) y Klein (1989), tanto Mach como Von Ehren-
fels son parte de la escuela de Graz, que puede ser incluida dentro de la Gestalt. Realmente la
diferencia esencial entre las dos posturas está en que la escuela de Graz establecía una separa-
ción entre el proceso de la sensación y la percepción. Separación que no aceptaba la Escuela
de Berlín que es conocida de manera excluyente como la teoría de la Gestalt.
unidad mayor, una totalidad organizada o gestalt como aquella que puede
explicar los comportamientos adaptados al entorno (Köhler, 1929a/1959;
Wertheimer, 1945/1991). Siguiendo la deinición clásica de la Gestalt, en
La estructura del comportamiento, Merleau-Ponty se referirá al enunciado
central de la teoría de la “forma”, como un enunciado fundamental en su
discusión con el asociacionismo. El enunciado reiere a cómo los “proce-
sos totales (…) no son la suma de las que poseyeran las partes aisladas”
(1942/1953, p. 76).
Esta formulación de la Gestalt hace que todo proceso perceptivo y toda
acción de un organismo empiece a entenderse como parte de una totalidad
dinámica. Cada componente adquiere un valor, o una valencia según el
término de Köhler, de acuerdo al lugar que ocupen en la totalidad. En un
intento de precisar el funcionamiento de esta totalidad Wertheimer pro-
pone una serie de leyes dentro de las que podemos destacar las siguientes:
la ley del “carácter de miembro” (Murphy, 1964, p. 292) según la cual los
elementos de un todo no tienen cualidades ijas sino que estas dependen del
lugar que ocupen en la totalidad; y por otro lado, la ley de la “buena forma”,
que supone que toda totalidad estructurada tiende a una organización sus-
ceptible de ser predecible. Esta organización sería la forma “más ordenada,
más amplia, más estable y más libre de lo casual y lo arbitrario” (Murphy,
1964, p. 292-293).
Las fuentes conceptuales de la Gestalt fueron la teoría del campo de la fí-
sica y las relexiones de la fenomenología de Husserl. Esta mezcla teórica
lleva a dicha escuela(11)
, a considerar que el mundo (dentro del que se pue-
de incluir el sujeto y su experiencia anterior) funciona como un campo de
fuerzas, donde cada elemento es un vector que dependiendo de la presencia
de otras fuerzas generará una Gestalt particular. Estas leyes físicas se utili-
zarán para analizar la percepción como problema básico del actuar humano,
ya que siguiendo las primeras formulaciones de Husserl(12)
, en el presente
se actualizan todos los estímulos y experiencias vividas por un sujeto.
(11)
Realmente las relexiones conceptuales de esta escuela se pueden seguir de manera más
clara en la obra de Wolfgang Köhler, especialmente en su texto “Gestalt Psychologie”.
(12)
La Gestalt, igual a una serie de autores que, rescatando la idea de la vivencia y el concepto
de intención propuesta desde la fenomenología, se distancian de la idea de que la conciencia...
[ 32 ] [ 33 ]
Las ideas del campo perceptivo se pueden ilustrar con un experimento de
Köhler. Este autor encerraba a un chimpancé en una jaula y fuera del al-
cance del animal colocaba un banano. Entre la fruta y la mano que se ex-
tendía para alcanzar la comida se interponía un palo, colocado en diferentes
posiciones. Cuando el animal, que no había sido enfrentado anteriormente
a este tipo de situaciones, encontraba el instrumento paralelo a su brazo,
de modo que “aparentara” ser una prolongación de su brazo, tendía con
mayor probabilidad a utilizarlo como medio para alcanzar el alimento. Si el
palo se colocaba perpendicularmente al brazo, las posibilidades de su uso
disminuían. Y si el palo se colocaba en una situación que no estableciera
un vínculo perceptivo entre el brazo y el objetivo que dirigía la acción del
primate (por ejemplo en la misma jaula pero a espaldas del animal), este
último no utilizaba el instrumento. La mayor probabilidad del uso del in-
strumento se debía a que el palo y la mano conformaban dos vectores que
ofrecían perceptivamente la solución al animal.
De esta manera la teoría de la Gestalt establecía el comportamiento como el
producto dinámico de fuerzas que podían alterarse continuamente, por las
mismas variaciones del ambiente. La experiencia del sujeto participaba de
las situaciones presentes como un componente dentro de una totalidad que
determinaba por encima de cualquier otra categoría psicológica la conducta
del sujeto(13)
. Pero si la Gestalt había posibilitado la noción de totalidad y
las constantes variaciones de la acción de un organismo, Merleau-Ponty y
una serie de autores más le cuestionarán el sometimiento de la acción a
(12)
...es el elemento fundamental del psiquismo. La percepción, como forma prerelexiva
permitirá no solamente oponerse a la explicación asociacionista sobre la conducta, sino que
además permitirá abordar la cuestión de el pensamiento sin el lenguaje, y eliminará los límites
radicales con otras formas de vida animal y con otras manifestaciones del psiquismo humano.
(13)
Realmente la Gestalt (especíicamente Köhler, 1929a/1959) establecía una oposición en-
tre los fenómenos perceptivos o la acción motora y los procesos relexivos que entendían
como una actividad simbólica. Los símbolos (entendidos en el uso que era más corrien-
te encontrar en lingüistas y semiólogos europeos, como proceso transformador del mundo
perceptible) podrían incluso convertirse en un obstáculo para el adecuado funcionamiento
del cuerpo y del sistema perceptivo. Estos esbozos de Köhler que se referían a los primeros
momentos de vida de un niño, no solo posibilitaron una visión genética de la cognición, sino
que establecieron una separación entre el cuerpo y la imagen corporal que habrá de ser funda-
mental en las teorizaciones de Merleau-Ponty y de los clásicos de la psicología del desarrollo
(nos referimos a Piaget, (1936/1969); Wallon (1949/1982), Werner (1940/1965), Vigotsky,
(1934/1964) entre otros).
condiciones físicas o a eventos externos al sujeto(14)
.
Para entender con más detalle cómo Merleau-Ponty llega a dicha conclu-
sión, necesitamos pasar rápidamente por aquellas relexiones fenomenoló-
gicas(15)
que permitan contextualizar la perspectiva gestáltica y los comen-
tarios de dicho autor. Empecemos por la observación de un objeto externo.
Pensemos en un cubo por ejemplo. Si observamos un cubo por uno de sus
lados, lo que podría presentarse ante los ojos es una igura geométrica de
dos dimensiones, un cuadrado. Pero a pesar de lo que se nos presenta apa-
rentemente, nosotros podemos estar seguros de estar viendo un cubo. De
la misma manera si observamos un escritorio, podemos tener una sensación
de globalidad y que este objeto tiene otras partes a pesar de que no estén
siendo percibidas actualmente.
Si nos desplazamos alrededor del escritorio, posiblemente vemos otros
pedazos o percibamos otros elementos del mismo objeto que no necesari-
amente son similares a la parte inicialmente vista. El que todas las partes
del escritorio conformen una unidad (piense el lector en un escritorio, o en
una mesa con toda la complejidad que sea capaz de imaginarse) no es por
una similitud entre las partes, sino por una actividad de integración que sólo
es parte del sujeto que percibe. El que la parte delantera de un escritorio se
uniique dentro de la misma percepción del objeto, con las gavetas u otras
partes del mismo se debe a una actividad de síntesis que funciona en el
(14)
Realmente Merleau-Ponty no es el único ni el primero que hace este tipo de crítica a la
Gestalt. Piaget (1936/1969; 1950/1975) establece una diferencia entre fenómenos de campo
(reiriéndose a lo que proponía la Gestalt) y actividad perceptiva. Esta última llevaba a Piaget
a plantear que la actividad organizadora era parte de las estructuras de la vida que se expresaba
de manera diferente en cada especie. De esta manera el mundo sería claramente una construc-
ción del sujeto. Gurwitsch (1979), siguiendo algunas críticas a la Gestalt hechas por Husserl,
igualmente plantea la necesidad de otorgar un papel más activo al sujeto y de contemplar
las sensaciones subjetivas del mismo. En esta dirección se desarrollaría la obra de Merleau-
Ponty. Esto porque una orientación fenomenológica que se orienta hacia la explicación de la
conciencia, de la sensación de unidad, de la estabilidad del sí-mismo y de la experiencia, trae
a colación lo subjetivo que inluirá en la caracterización del cuerpo y de la conducta que hace
Merleau-Ponty.
(15)
La relexión que hace Husserl sobre la conciencia ha tenido diferentes momentos. Nos
referiremos a las primeras relexiones sobre el problema de la intencionalidad y la conciencia,
en las que este autor establecía los primeros pasos para una psicología fenomenológica. Para
evitar malinterpretaciones, nos hemos basado en los textos de algunos autores que analizan la
obra de Husserl (Dartigues, 1981; San Martín, 1987; Szilasi, 1973).
[ 34 ] [ 35 ]
mismo acto de percepción. La parte delantera (o cualquier otra parte) del
escritorio que primero es observada se va integrando en el momento si-
guiente a una misma unidad perceptiva; esto lo hará un agente que de algu-
na manera garantiza la continuidad de su experiencia.
Si pensamos en la percepción de un ritmo podemos sacar conclusiones si-
milares. Pensemos por ejemplo en un concierto para piano que esté dando
Mozart, o en un concierto de música norteña. En la mitad de un movimien-
to, o del coro de un corrido, percibimos la nota “do” de determinada mane-
ra. Esa nota es percibida de acuerdo al conjunto de todo lo oído hasta ese
momento. Posiblemente, si somos unos músicos de profesión, percibimos
mal tocada la nota “do”. La percepción de desarmonía o de armonía depen-
de del conjunto de notas anteriores que nos hace captar los sonidos como
conformando en conjunto un ritmo o una canción particular. La sensación
de unidad está dada nuevamente por ese conjunto de sensaciones que va
integrando y armando una secuencia uniicada. La unidad no es un proceso
de memoria y de comparaciones constantes entre lo escuchado y lo que va a
ser escuchado, sino es una continuidad que se garantiza por la permanencia
de un proceso uniicador por parte del sujeto. Este es el sentido del concep-
to de conciencia.
La conciencia no es el proceso de relexión, o de conocimiento explícito de
que estamos realizando una determinada actividad, es la actualización de la
unidad en un momento presente. Por esto para las relexiones de la unidad
del conocimiento, la percepción es un proceso fundamental ya que sólo en
momentos presentes se actualizan las experiencias pasadas.
Si este proceso de integración se da sobre las percepciones de objetos en
el espacio presente, podemos pensar en otras situaciones que garantizan
esa misma unidad. Siguiendo con esta relexión fenomenológica podemos
ampliar el sentido de la idea de subjetividad. Podemos pensar en otra serie
de situaciones, de situaciones, como la presencia de una foto y un recuerdo.
Cuando recordamos una determinada situación, o cuando comparamos un
evento actual con otro hecho antes vivido, o incluso cuando experimen-
tamos un de javù, la sensación de similitud no está necesariamente en el
hecho objetivo, ni porque realicemos la comparación de las dos situaciones
elemento por elemento; antes bien, una sensación subjetiva nos aporta la
similitud y la certeza de unidad. Con toda seguridad el recuerdo de un even-
to, o el establecimiento de la igualdad de un recuerdo con un hecho real,
no se corresponde con la realidad del evento (suponiendo que tuviéramos
una imagen precisa cuando recordamos algún hecho especíico, lo que es
claramente cuestionable). La similitud es parte de una continuidad subje-
tiva que puede agrupar experiencias diferentes a partir del signiicado o el
sentimiento que generen.
Este proceso se hace más evidente en el caso de la identidad, o la per-
cepción del sí-mismo. Un observador externo puede observar que nosotros
mismos nos comportamos de manera diferente en variadas situaciones. Si
el observador externo nos viera con máscaras diferentes podría suponer
que se trata de personas diversas. Pero independientemente del observador
externo, o de las máscaras con las que nos vean terceras personas, nosotros
nos sentimos los mismos en esas diversas ocasiones. Piense el lector en
las diferentes maneras de comportarse que puede exhibir en una reunión
laboral, en un encuentro con amigos, o en la intimidad con su pareja. En
cada una de estas situaciones, con toda seguridad, nuestro compañero en
este viaje imaginario, se comporta de manera particular, pero en ninguna de
ellas se siente menos él mismo, o se siente que es parte de un juego teatral
ajeno (bueno, eso esperamos de alguien que haya sido capaz de llegar hasta
este momento de la lectura).
Para hacer de este ejercicio imaginativo algo más dramático, piense en la
historia de su vida. Por el profundo grado de conianza que ya hemos esta-
blecido en este extenso camino de compartir símbolos, podríamos esperar
que nuestro lector nos cuente su historia personal desde los 7 años de vida,
sin alterar para nada el signiicado del pronombre “yo”.
A pesar de que cuente historias que no se corresponden con la de una
persona adulta y menos con las de un profesional de la psicología, o de
las ciencias humanas, ciencias humanas, con toda seguridad no pondrá en
duda que el niño con el que empieza su narración es el mismo “yo”, que
actualmente cuenta la historia.
[ 36 ] [ 37 ]
La identidad sólo es posible por unas sensaciones subjetivas que aseguran
la unidad y la continuidad de las experiencias. La unidad de nosotros mis-
mos no se construye sobre la certeza de unos recuerdos, ni siquiera sobre
el decirnos a nosotros mismos, en cada momento de nuestras vidas, que
somos nosotros los que estamos viviendo una determinada experiencia. La
unidad de la experiencia es parte de una sensación que nos acompaña per-
manentemente, a pesar de que no nos reiramos a ella de manera explícita.
Es importante resaltar que esta unidad solo es posible por las sensaciones,
ya que ellas son las actualizaciones de lo que las situaciones producen a los
sujetos. Los objetos, o los comportamientos, no pueden asemejarse ni por
su parecido, ni por su contigüidad, ni por otro mecanismo asociativo, sino
por un sujeto que valora, o mejor, tiene la misma sensación ante diferentes
momentos o eventos del ambiente. Esta sensación es el componente subje-
tivo que garantiza las comparaciones, la permanencia de ciertas conductas
y que los objetos sean percibidos de ciertas maneras.
Este tipo de relexión va a ser seguida por la Gestalt, pero despojando a la
percepción de toda actividad subjetiva y de toda referencia a las sensacio-
nes y sentimientos que acompañan todo acto perceptivo. Por esta razón el
insight del chimpancé de nuestro ejemplo anterior, va depender de fuerzas
externas y no de una experiencia subjetiva. El animal alcanza el banano
con el palo (en la situación donde el palo se coloca paralelamente al brazo),
porque el instrumento se le presenta como una continuación de su brazo
y no como una unidad producto de la conciencia. Las posiciones de los
componentes de la situación hacen que el palo y el brazo sean percibidos
de manera uniicada y como vectores que dan como resultado necesario
la acción de alcance del banano. El medio se vincula estrechamente con
el objetivo (por percibirse en el mismo espacio) y la acción simplemente
actúa como producto de ese vínculo evidente. La unidad del mundo y las
respuestas coherentes con este mundo se dan por un juego de fuerzas físicas
donde el sujeto está inscrito. La percepción conforma que el sujeto actué
de determinada manera determinada manera, según las reglas que se han
propuesto desde esta teoría.
Si la conciencia es parte de un proceso relexivo humano, entonces el aná-
lisis de conductas de otras especies no reclama este tipo de conceptos. Al
chimpancé que utiliza el palo para alcanzar el banano, no le podemos atri-
buir ningún grado de conciencia, por lo menos con el sentido aquí expues-
to. Por esta razón el mismo animal puede tener algunas diicultades para
utilizar el mismo instrumento en situaciones algo diferentes(16)
, o puede
evidenciar una incapacidad para alterar las formas del instrumento, o para
mostrar conductas de búsqueda sin ningún indicador perceptible.
Pero la negación de la conciencia no solo se produce para observar la con-
ducta de animales pre-humanos, sino como supuesto esencial para anali-
zar todas las conductas que muestran alguna forma de organización. Los
fenómenos de percepción y las conductas humanas pueden ser analizados
sin remitirse a la conciencia. Al igual que los primeros asociacionistas, los
teóricos de la Gestalt colonizan un tipo de fenómenos donde creen hacer
evidentes sus formulaciones y posteriormente (sin la misma rigurosidad
utilizada en sus estudios empíricos) extrapolan sus conclusiones a otros
problemas y aspectos del actuar humano. Nuestro interés no es evaluar las
extrapolaciones que hacen los teóricos de la psicología, sino estudiar las
maneras como analizan los fenómenos que abordan. Por eso seguiremos
nuestra exposición ampliando la concepción gestáltica de la percepción
para poder comprender el foco de los cuestionamientos de Merleau-Ponty.
Ampliemos sus ideas con otro ejemplo.
Reirámonos al fenómeno Phi estudiado inicialmente por Wertheimer (Mer-
leau-Ponty, 1945). El fenómeno phi es una ilusión óptica según la cual unos
puntos ijos expuestos a determinada distancia entre sí y a intervalos de
tiempo especíicos, llevan a que la persona no perciba puntos ijos sino mo-
vimiento (recuérdese las luces navideñas que se prenden individualmente
(16)
Esta airmación hay que entenderla como parte de los datos que sobre el comportamiento
animal existían en los años 30s y 40s de siglos XX. En esta época, Köhler(1929a/1959), Pia-
get(1936/1969), Viaud (1946/1976), Vygostski (1934 /1964) y Wallon (1949/1982), suponían
que el animal tenía solamente una inteligencia (era capaz de coordinar medios y ines de
manera adaptativa y lexible) sensoriomotora o práctica. Es decir, sólo operaba cuando los
eventos estaban presentes. El animal no era capaz de alejarse del presente y por eso sólo utili-
zaba el instrumento para situaciones especíicas con las que se había vinculado el medio y el
objetivo. Independientemente de esta concepción sobre la inteligencia animal, el sentido de lo
expuesto en este texto se mantiene. Es decir, no es necesario invocar la idea de conciencia, ni
de sensación subjetiva de unidad para poder dar cuenta de la idea de totalidad y de la unidad
de nuestras experiencias.
[ 38 ] [ 39 ]
en cierto momento y dan la sensación de un movimiento del punto lumi-
noso a lo largo de una trayectoria). Este no se puede entender a partir de
las manchas de luz separadas, sino como una mancha que se mueve de un
punto espacial a otro. La percepción de movimiento es producto de una ley
de cierre de las formas perceptivas, y no depende de otro tipo de factores.
El fenómeno Phi aplicado a las notas musicales, o a cualquier otro evento,
operaría de la misma manera. Las notas son escuchadas de determinada
manera y en intervalos y tonos tan particulares que los sujetos tienden a es-
perar que los siguientes movimientos se presenten con la misma secuencia
y con las mismas características.
Con lo expuesto hasta acá se puede entender la separación de Merleau-
Ponty de las ideas de la Gestalt. Interpretar la idea de totalidad a partir de
la teoría del campo de la física y de la dinámica de los vectores conllevaría,
cree el ilósofo francés, a un sometimiento del sujeto a las fuerzas exterio-
res, lo que limitaría la participación activa del sujeto en la selección y deter-
minación de su mundo. Si bien, dicho autor se distancia de toda referencia
a la conciencia en los términos en que la entiende Husserl, mantiene de su
herencia fenomenológica la idea de la sensación o de experiencia subjetiva.
De manera resumida repetiremos lo hasta aquí planteado en relación con la
crítica a la teoría de la Gestalt. Una teoría que entiende la percepción como
el resultado de fuerzas físicas, o de tensiones entre ciertos eventos que ac-
túan a la manera de unos vectores, acaba sometiendo la actividad humana
a la pasividad y a ser un producto de fuerzas ajenas. La primera y más
evidente duda que genera una perspectiva tal, es que su idea de totalidad
se desvirtúa, al no considerar la experiencia y la participación del sujeto
(Merleau-Ponty, 1942/1953). Si la totalidad sólo se aplica para analizar las
fuerzas, o las relaciones entre los objetos, es claro que no se está hablando
de una verdadera totalidad al no contemplarse al organismo que actúa.
2.3. A riesgo de parecer reiterativos: la acción en la obra de Piaget
Merleau-Ponty emprende ese camino para incorporar en la percepción la
“actividad” y las maneras como los organismos establecen demandas en la
interacción con su Umwelt. La “acción” en la obra de Merleau-Ponty se
integra a una concepción de un cuerpo cargado de subjetividad. Esta inte-
gración es el producto de recoger algunas ideas que operaban en la psicolo-
gía europea de los años 30 y 40s(17)
. Por un lado estaban las elaboraciones
sobre el concepto de la actividad perceptiva y por otra la idea de un cuerpo
cargado de subjetividad. Algunas ideas que de aquí tomó Merleau-Ponty
pudieron inluir en su concepción de la Gestalt y en la manera en que él for-
mula sus tesis esenciales. En este apartado nos concentraremos en la obra
de Piaget y su concepto de acción. En los siguientes apartados abordaremos
algunas ideas sobre la corporalidad y la idea de unidad.
Piaget cuestiona a la Gestalt por considerar la percepción como un someti-
miento a las condiciones del ambiente. Piaget caliica de empirista a la Ges-
talt, ya que esta teoría no considera la acción, o el comportamiento de los
organismos. El creador de la epistemología genética(18)
diferencia los fenó-
menos de campo de la actividad perceptiva. Los primeros, “los fenómenos
de campo”, además de ser evidentes en los primeros estadios del sensorio-
motor, expresan la manera como la Gestalt comprendió la percepción.
Los recién nacidos, por ejemplo, no logran establecer una separación en-
tre su cuerpo y los estímulos del ambiente. Por esta razón el niño puede
ser afectado por alguna sensación que pueda tener la madre mientras está
siendo amamantado. O incluso el llanto de otro niño desencadena automá-
ticamente la misma reacción en los bebés. Este sometimiento a los eventos
del mundo, hace al niño un ser susceptible a las condiciones variables del
ambiente (Piaget, 1936/1947; 1946/1987; 1957/1979).
(17)
La presentación que haremos a continuación la hacemos bajo nuestra responsabilidad y
nuestro esfuerzo por vincular ciertas discusiones. Airmamos esto debido a que en la época no
era usual que los autores citaran todas sus fuentes, ni explicaran cuál era el origen o historia
de algunos de sus conceptos.
(18)
Realmente Piaget tomó el concepto de epistemología genética y las ideas de la acción
sensoriomotora de James Mark Baldwin (1902/2008). Baldwin fue el primero que planteó
algunas ideas del desarrollo sensoriomotor en el niño (las reacciones circulares, la experimen-
tación de los estadios inales de este periodo del desarrollo, y los conceptos de asimilación y
acomodación, entre otras cosas). Pero Piaget, a pesar de no ser el creador de estos conceptos,
les da un sentido biológico y establece más claramente el papel de la acción en el desarrollo
infantil y en el desarrollo de la función simbólica. Nos centraremos en la obra del maestro
ginebrino porque en éste se da un proceso de distanciamiento de la Gestalt similar al operado
por Merleau-Ponty, y porque nos permite mostrar claramente las tendencias de la psicología
del desarrollo en cuanto al papel de la acción en el desarrollo de la representación y en relación
con la corporeidad.
[ 40 ] [ 41 ]
Apartir de los 8 o más meses, el niño empieza a mostrar conductas intencio-
nales y un mayor control de su acción, al igual que evidencia una búsqueda
más activa de ciertos objetos que empiezan a ser parte de sus intereses.
En este momento del desarrollo (que se corresponde con el cuarto estadio
del sensoriomotor en el esquema piagetiano) aparece la inteligencia, la in-
tencionalidad y una mayor capacidad de exploración del mundo. En estos
momentos Piaget habla de actividad perceptiva, para referirse a las maneras
como el sujeto explora su mundo y varía ciertas condiciones del mundo, de
acuerdo a su experiencia anterior(19)
. El niño del cuarto estadio (entre los 8
y 12 meses de edad) es capaz de variar su conducta para vincular medios y
ines de una manera inteligente(20)
. Un niño no sólo conecta un palo con un
banano (o en este caso un juguete atractivo) por simple resultado de unos
vectores perceptivos, sino que es capaz de explorar y variar las condiciones
o usos del instrumento de acuerdo a su experiencia anterior.
Pero si en estos casos se hace evidente el papel de la acción en las tareas
sensoriomotoras del niño, Piaget se reiere a otras investigaciones donde
se maniiesta claramente el papel de la acción. Una de estas tareas es la
realizada sobre unos gatos recién nacidos. Inmediatamente después de na-
cidos los dos animales fueron aislados de estímulos visuales y limitados en
su movimiento. Luego de unas cuantas semanas de su nacimiento fueron
colocados en una especie de carruaje, que era movido por uno de ellos,
permaneciendo el otro amarrado a la parte superior de este objeto sin que
(19)
El concepto de actividad no solo lo establece Piaget para dar cuenta de cómo un niño
pequeño puede abordar ciertas tareas de inteligencia, sino para dar cuenta de la historia y la
explicación del desarrollo. Al postular el desarrollo de la actividad sensoriomotora, introduce
la consideración de la historia del sujeto y cómo su experiencia anterior participa en los actos
que se desarrollan en un presente. La teoría de la Ge stalt (o como lo hemos dicho su más claro
teórico, W. Köhler) describe a los niños de manera similar a Piaget (siendo este último el que
retoma estos datos e investigaciones de la Gestalt) pero antes de los 8 meses los niños no mere-
cen su atención. Los logros de los niños de 8 meses se explican por un proceso maduracional.
Es decir, el niño no tiene una historia de interacción con su ambiente, ya que sus habilidades
perceptivas se desarrollan como parte de un automático proceso de crecimiento neuronal.
(20)
El concepto de inteligencia de Piaget es claramente tomado de los experimentos y la
conceptualización de Köhler. En el debate con etólogos y biólogos alrededor del instinto y
del aprendizaje, este psicólogo deinió la inteligencia (o los insights) como la coordinación
novedosa de medios y ines. Este mismo autor estableció el paralelo entre los chimpancés y
los últimos momentos de la primera infancia. Comparación que Piaget mantuvo al llamar al
quinto estadio del sensoriomotor “La edad del chimpancé”, en clara referencia a las pruebas
de la escuela alemana de psicología.
pudiera dirigir su desplazamiento. Esta situación prolongada en el tiempo
generó que el animal, que tuvo alguna posibilidad de movimiento, pudiera
desarrollar su motricidad y orientación de manera adecuada en el espacio.
El otro gato, al contrario, mostró posteriormente un caminar torpe y unas
diicultades para mantenerse erguido y para orientarse en el espacio (Fla-
vell, 1968).
Aunque creemos suiciente este ejemplo para ilustrar la importancia que
Piaget le da la acción, nos queremos referir a un experimento clásico que
dicho autor toma de Ivo Köhler. Este investigador desarrolló unas gafas
que invertían la percepción del mundo. Los sujetos a los que les colocaba
las gafas eran incapaces de mantener el equilibrio y de desplazarse por el
espacio. Lo curioso del experimento es que los sujetos, al cabo de un tiem-
po de usar estos dispositivos, no solo eran capaces de caminar, sino incluso
realizar tareas de equilibrio como el montar en bicicleta. Ellos iban regu-
lando y compensando los efectos perceptivos de acuerdo a los resultados
de su acción.
De esta manera, Piaget incorporó la acción como el factor fundamental para
entender la percepción y toda forma de conocimiento. La acción sensorio-
motora sería el factor que permitiría incorporar la experiencia del sujeto en
la determinación de su mundo perceptivo, además de ser la raíz de toda for-
ma de conocimiento. La acción sensoriomotora posibilitaría no solamente
la adecuada y lexible utilización de los instrumentos, sino que sería a su
vez la raíz de todas las formas abstractas de conocimiento. La acción, al po-
sibilitar la organización de los eventos, lograría dar cuenta de las relaciones
y otras formas de organización propias del pensamiento lógico del adulto.
Si el conocimiento se construye sobre la experiencia, éste no es producto
de las relaciones entre los objetos, sino el producto de las acciones que el
sujeto ejerce sobre los objetos. Algunos aspectos de esta idea diferenciarán
a Merleau a Merleau-Ponty de Piaget.
No creemos necesario plantear la idea general sobre la acción que puede
compartir Merleau-Ponty con Piaget, ya que creemos que su originalidad
está en las maneras como él se distancia de esta conceptualización. A pesar
de que algunos elementos se entienden mejor con lo que vamos a presentar
[ 42 ] [ 43 ]
en nuestro último apartado, queremos adelantar algo inicial, que va a per-
mitir seguir con el desarrollo de nuestra exposición.
En un primer punto, Piaget se separa de cualquier perspectiva fenomenoló-
gica al considerar que el conocimiento se vuelve cada vez más abstracto y
separado del cuerpo. Más adelante se ampliará esta postura, y la respuesta
de Merleau-Ponty al respecto. Otro segundo aspecto en el que se distan-
cian estos dos autores, tiene que ver con la idea de acción de Piaget y su
signiicado poco preciso. Piaget, como ya lo dijimos, establecía la acción
sensoriomotora como la fuente de todo conocimiento y el mecanismo por
el cual la percepción y la interacción con el mundo se regulaban y lograban
la adaptación de los organismos. Los sujetos que no tenían posibilidades de
actuar sobre el mundo verían limitados sus esquemas de conocimiento y,
como los gatos del experimento anteriormente citado, verían truncado su
desarrollo.
Los seres humanos que no tuvieran posibilidades de moverse y actuar sobre
el mundo no lograrían alcanzar los periodos más avanzados del esquema de
desarrollo piagetiano. Pero, ¿qué quiere decir exactamente Piaget cuando
habla de acción sensoriomotora?, ¿quiere con esto signiicar que el sujeto
debe poseer todos sus sentidos funcionando adecuadamente?(21)
O, ¿quiere
decir que el movimiento corporal es el componente fundamental de este
desarrollo y de esta idea de acción?.
Si este fuera el caso, ¿qué pasaría con niños ciegos de nacimiento, o con los
niños parapléjicos, o que nacen con una limitación total en su movimiento?,
¿qué pasaría con los niños que están limitados en su movimiento a la vez
que carecen de visión? Este tipo de cuestionamiento, que recibió Piaget, no
fue aclarado con la suiciencia y precisión que era común en sus escritos
(Flavell, 1991). En estos casos, a pesar de presentarse algún retraso en
el desarrollo, se encuentran las características cognitivas que Piaget le atri-
buyó a los sujetos normales.
(21)
Por los experimentos realizados por Piaget parece que la visión fuera el sentido más fun-
damental. Las observaciones realizadas en el periodo sensoriomotor demandan la participa-
ción de la visión principalmente. Sólo en un estudio posterior (Piaget e Inhelder, 1959/1983)
y reiriéndose a las operaciones concretas, utiliza situaciones donde participa la percepción
quinestésica.
Si un niño no muestra adecuadamente los sentidos o su motricidad y logra
avanzar en su desarrollo, ¿cuál sería entonces el papel de la acción senso-
riomotora? ¿Qué función de organización se le puede atribuir entonces a
los sentidos y a la acción motora, si aquellos que carecen de ellas logran
las mismas capacidades cognitivas de aquellos que gozan de mejor suerte?.
Estas diicultades nos conducen nuevamente a la idea de subjetividad y de
unidad como condición de posibilidad para la percepción y la interacción
con el mundo. Pero la sensación de unidad en el niño pequeño y en algunos
animales pre-humanos no se da a través de la conciencia, sino a través de
un cuerpo que siempre se presenta como garantía de organización. Es ésta
precisamente la vía que tomará Merleau-Ponty y que le permitirá airmar
que el cuerpo es el fundamento de todo conocimiento, y no sólo el origen de
posteriores formas cognitivas. El cuerpo y el sentido de unidad y organiza
ción asociado a su sensibilidad son los componentes fundamentales que
siempre están presentes en toda actividad humana y los que garantizan la
continuidad de la experiencia. A continuación nos concentraremos en am-
pliar la idea de la corporeidad en Merleau-Ponty.
2.4. La noción de cuerpo a partir del análisis de un caso clínico: Gelb y
Goldstein en la obra de Merleau-Ponty
A pesar de que las formulaciones de la Gestalt, como lo mostramos ante-
riormente, se dirigían a comprender la percepción, sus ideas tuvieron otras
interpretaciones y otros campos de aplicación. Una de estas nuevas aplica-
ciones fueron las de Kurt Goldstein (1878-1965) y Adhemar Gelb (1887-
1936) a la neuroisiología.
Según ellos, el cuerpo humano es una totalidad, que aunque está compuesta
por órganos, no debe entenderse como la simple yuxtaposición de ellos,
sino bajo una mirada holística, es decir, el cerebro no es un ensamblaje de
segmentos que funcionan autónomamente, como si las interacciones entre
estas partes fueran posteriores al funcionamiento independiente de esas
partes. Antes bien, en cada acción y reacción está involucrado el sistema
nervioso en su totalidad, que se vuelca completo a desarrollar una tarea
(Gurwitsch, 1966).
[ 44 ] [ 45 ]
Gelb y Goldstein trabajaron juntos en investigaciones que utilizaban pa-
cientes con lesiones cerebrales. En su estudio de casos patológicos, Golds-
tein encontró que una lesión se puede extender a lugares imposibles de
identiicar, lo que complementaría su idea de no reducir una función a un
lugar especíico del cerebro. Si una lesión en una región especíica del cere-
bro se presenta acompañada de una alteración de una determinada función
cognitiva, no se sigue necesariamente que en el área dañada se ubique la
función y que los procesos fuera de esa sean irrelevantes. Si bien el aisla-
miento de regiones del cerebro permite entender ciertos fenómenos, no se
puede de esto concluir, dirá Goldstein, que el comportamiento del organis-
mo sea la simple suma de esos fenómenos particulares que se observan al
ver cada región separadamente. Estos fenómenos se deben entender a partir
del organismo como totalidad.
Con esto no se está negando que existan áreas determinadas que tienen un
signiicado especial para particulares funciones. En dichos casos, incluso
se puede hablar de que en estas regiones se dan los sucesos de primer plano
respecto a una determinada función, mientras que en el resto del cerebro se
dan los de segundo plano. Esta conceptualización de Goldstein se formula
siguiendo los lineamientos de la Gestalt sobre la relación igura-fondo. Así
como en un proceso perceptivo no se puede entender la identiicación de
la “igura” sin el “fondo”, en el campo de la neuroisiología no se puede
entender el “primer plano” sin considerar la participación del “segundo
plano”.
Muchas de las formulaciones de Merleau-Ponty en contra de los “postu-
lados atomistas” (1942/1953, p. 94) de autores como Pavlov, se basaron
en estas formulaciones gestálticas de la neuroisiología. Para Pavlov un
excitante complejo era una sumatoria de excitantes simples, por lo que el
sistema nervioso estaba organizado mecánicamente, y una lesión corres-
pondía linealmente con la pérdida de una función. Si, como Goldstein y
Gelb sugieren, la función no se localiza en un punto especíico, entonces la
enfermedad no se explica por una lesión en una región especíica, sino por
una reorganización de la manera en que se asume el mundo, en que se da
respuesta a él, lo que involucra a todo el cuerpo.
Esta nueva conceptualización explicará, según Merleau-Ponty, las particu-
laridades en los casos de afasias, amnesias, alexias y agnosias y permitirá
ofrecer una nueva mirada sobre muchas patologías humanas. Esta visión de
totalidad mostrará que las diferencias entre un sano y un enfermo no son
variaciones de tipo cuantitativo (de supresión o déicit de habilidades es-
pecíicas), como sugerían las iniciales posturas asociacionistas, sino trans-
formaciones cualitativas. Una patología supone un cambio en la totalidad
del sujeto, en donde el comportamiento adquiere una nueva signiicación.
Nos referiremos a un caso clínico que Goldstein y Gelb estudiaron duran-
te un buen tiempo y que será esencial para la concepción sobre corporei-
dad que Merleau-Ponty presenta en la Fenomenología de la Percepción
(1945/1985). Este es el caso de Schneider, un herido de guerra que presen-
taba trastornos de la percepción, del reconocimiento y del recuerdo visual
(por ejemplo, no podía describir algo que estuviera tocando, si cerraba los
ojos; olvidaba aquello que estaba viendo; y si se le preguntaba donde que-
daba su nariz, no podía responder); además, tenía problemas de motricidad
porque no podía hacer un movimiento con los ojos cerrados.
Según Merleau-Ponty, se podía diagnosticar este caso como ceguera psí-
quica, astereognosia (incapacidad de reconocer objetos por el tacto) y tras-
tornos de inteligencia. Sin embargo, para este autor, el caso era llamativo
porque el sujeto, aunque aparentemente sólo tenía una lesión en un punto
especíico de la región occipital, no parecía haber perdido la sensibilidad y
motricidad básicas.
El paciente, que antes de la lesión trabajaba como fabricante de carteras,
podía desempeñarse de manera adecuada en sus habituales tareas profesio-
nales. Igualmente el mismo sujeto podía desempeñar actividades cotidianas
como lavarse los dientes, sonarse la nariz, rascarse donde le picaba un
mosquito o abrir una puerta; hasta podía desempeñar sus actividades coti-
dianas con los ojos cerrados, con la única condición de que fueran habitua-
les para él. Por todo esto, Schneider aparentemente tenía una vida práctica
normal, aunque fracasaba en la reacción a situaciones novedosas, o cuando
se le demandaba la realización de una tarea especíica, como por ejemplo,
cuando se le daba una orden como “señálame tu nariz”.
Cognicion_corporizada_y_Embodiment-with-cover-page-v2.pdf
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  • 3. Serie: “Cognición, moral y desarrollo psicológico” Tomo II Cognición y Embodiment Jaime Yáñez Canal Ph.D. Adriana Milena Perdomo Salazar (Editores) Autores: Jaime Yáñez Canal María Clara Garavito Esteban Quesada Texto producto del convenio entre el grupo de investigación "Estudios en desarrollo socio-moral" y el Departamento de Psicología de la Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. El documento publicado es parte del informe de un proyecto inanciado por la Universidad Nacional de Colombia. Convocatoria Fals Borda. 2009-2010. Código 201010012958. Este informe fue mejorado en el trabajo adelantado entre el grupo de in- vestigación y el programa de Psicología de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. CORPORACIÒN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS -UNIMINUTO- Leonidas López Herrán Rector General Alonso Ortíz Rector Sede Bogotá P. Harold Castilla de Voz. CJM Vicerrector Académico Bernardo Nieto Sotomayor Decano Facultad de Ciencia Humanas y Sociales Claudia Patricia Cortés Cuellar Directora Programa de Psicología Jaime Yánez Canal Adriana Milena Perdomo Salazar Editores Adriana Milena Perdomo Salazar Coordinadora Editorial Jorge Helberth Sánchez Tirado Corrección de Estilo Ferney Saavedra Estrada Diagramación e Ilustración Giovanni Vanegas Díaz Diseño de Carátula Imagen Gráica PBX: 5432174 Bogotá – Colombia. Impresión ISBN: 978-958-8635-46-0
  • 4. 8 12 12 14 17 22 30 38 43 55 74 74 77 77 79 82 83 89 91 94 94 PRESENTACIÓN DEL LIBRO CAPITULO I. MERLEAU-PONTY Y LAS RAÍCES DE LA COGNICIÓN ENCARNADA Introducción 1. ALGUNOS DEBATES Y DESARROLLOS INICIALES EN LA PSICOLOGÍA 2. DILUCIDACIONES EN TORNO AL REFLEJO SIMPLE 2.1. La explicación asociacionista de los comportamientos superiores 2.2. Teoría de Gestalt en la obra de Merleau- Ponty 2.3. A riesgo de parecer reiterativos: la acción en la obra de Piaget 2.4. La noción de cuerpo a partir del análisis de un caso clínico: Gelb y Goldstein en la obra de Merleau-Ponty 2.5. El desarrollo, el cuerpo y el mundo en Merleau-Ponty CAPITULO II TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS DEL DESARROLLO DE LA CATEGORIZACIÓN, MANEJO DE PERSPECTIVA Y NOCIÓN DE OBJETO Resumen 1. TEORÍAS CLÁSICAS DE LOS PROCESOS COGNITIVOS EN EL DESARROLLO 1.1. La noción de permanencia de objeto 1.2. Otras interpretaciones del error A-no-B 1.3. El conocimiento de las propiedades de los objetos 1.4. Categorización 1.5. Nociones de perspectiva y de profundidad 1.6. Conclusiones de estos primeros debates 2. LAS TEORÍAS DE LOS SISTEMAS DINÁMICOS PARA LA COGNICIÓN 2.1. La noción de permanencia de objeto TABLA DE CONTENIDO 98 108 112 119 119 121 127 127 132 137 141 143 149 150 154 160 163 170 171 178 180 2.2. Categorización 2.3. Noción de perspectiva y profundidad 3. CONCLUSIONES CAPITULO III LAS CRÍTICAS AL CONCEPTO DE REPRESENTACIÓN Y LAS NUEVAS POSIBILIDADES DE LA INVESTIGACIÓN COGNITIVA DESDE LAS PERSPECTIVAS DE COGNICIÓN SITUADA Y CORPOREIZADA Introducción 1. PASOS PRELIMINARES: EL PROBLEMA DE LA REPRESENTACIÓN DESDE LA FILOSOFÍA 2. SURGIMIENTO DEL PARADIGMA COMPUTACIONAL 2.1. La representación desde los modelos computacionales 2.2. Algunas críticas a las teorías computacionales 2.3. Los modelos conexionistas 3. PROPUESTAS CONTEMPORÁNEAS AL PROBLEMA DE LA COGNICIÓN: LA COGNICIÓN SITUADA Y ENCARNADA 3.1. La mente extendida 3.1.1. ¿Qué papel juega la representación en la concepción de la mente extendida? 3.2. La cognición distribuida 3.3. La cognición a partir del cuerpo 3.3.1. Teoría enactiva de Nöe: el papel de la percepción que no es representacional 3.4. El constructivismo radical y la teoría de la enacción de Varela 3.4.1. ¿Y el papel de la representación? 3.5. Las perspectivas de sistemas dinámicos para entender la cognición: Esther Thelen y Linda Smith 3.5.1. ¿Es posible hablar de cognición sin representación? 4. CONCLUSIONES
  • 5. 193 193 196 196 201 209 CAPÍTULO IV REPRESENTACIÓN Y VALOR Introducción 1. LA DETERMINACIÓN METAFÍSICA DEL MUNDO 1.1. El mundo representado 1.2. El mundo racional y su fundamento moral 2. EL HORIZONTE DE LA VIDA Y LA METÁFORAARTÍSTICA 78 89 91 97 98 99 100 101 103 109 110 161 175 176 177 INDICE DE FIGURAS Figura 1. El error ocurre cuando el objeto se esconde debajo de un elemento distinto al inicial (Lado A). Figura 2. Etapa de habituación y de prueba usados por Kellman y Spelke. Figura 3. Precipicio visual de Gibson y Walk. Figura 4. Tarea A-no-B alternando la postura en la que el bebé realiza la tarea. Figura 5. Ilustración de los artefactos usados por Nelson y otros. Figura 6. (a) Ejemplar (b) Dos de los objetos del test. Figura 7. (a) El ejemplar. (b) Las dos clases de acciones-simétrica y asimétrica. Figura 8. Los seis objetos del test. Figura 9. Ejemplos de estímulos en Thelen y Smith. Figura 10. Precipicio verdadero de Adolph. Figura 11. Pendiente con diversos grados de inclinación Figura 12. TVSS. Figura 13. Tarea A-no-B alternando la postura en la que el bebé realiza la tarea. Figura 14. Pendiente con diversos grados de inclinación. Figura 15. Precipicio verdadero de Adolph.
  • 6. [ 8 ] [ 9 ] PRESENTACIÓN DEL LIBRO Además del concepto de conciencia el de “Embodiment” ocupa un lugar dentro de la ciencia cognitiva actual. El concepto Embodiment puede ser traducido como “cognición corporizada” o “embebida”. Pero independien- temente de la traducción (la que preferimos no hacer), el término reiere a una idea de la mente enraizada en el cuerpo, y en el contexto donde se desenvuelve una acción. Al contrario de la tradición computacional de la psicología cognitiva, las teorías de la cognición embebida, rechazan la idea de “representación” y con ella la formulación de procesos y reglas internas estables en el proce- so de conocimiento. La crítica al concepto de Representación conduce a la búsqueda de nuevos modelos para describir los procesos cognitivos, al igual que genera la consideración de aspectos contextuales y de la acción corporal en ambientes imprevistos y siempre variables. Las formas en que la demanda del contexto, y la crítica a los procesos re- presentacionales, se expresan, adquieren muchas formas y muchos rótulos. Dentro de estas posiciones podemos incluir las teorías de la cognición ex- tendida, la cognición situada, distribuida, las teorías enactivas, el construc- tivismo radical, la teoría de sistemas dinámicos etc. Independientemente de las diferencias entre estas posturas, lo común entre ellas es el distan- ciamiento de los modelos computacionales y de la descomposición de lo cognitivo en procesos discretos organizados algorítmicamente. Algunas de estas conceptualizaciones son las que van a ser trabajadas en este texto. Los artículos que lo componen son los siguientes. El primer artículo se titula “Merleau-Ponty y las raíces de la cognición encarnada”. Este artículo es escrito por Jaime Yáñez Canal y María Clara Garavito. En él se presenta al pionero de las propuestas encarnadas de la cognición: Maurice Merleau-Ponty. Este autor polemizando con las teorías iniciales de la psicología, especialmente con el asociacionismo, la Gestalt, Piaget, Wallon, entre otros, intenta llamar la atención sobre el cuerpo y todas las sensaciones a él asociadas. El cuerpo sería el fundamento de toda forma de conocimiento y el que garantiza la unidad de la experiencia. Merleau-Ponty tiene una relevancia en la discusión actual ya que muchos autores que cuestionan los modelos representacionales recurren a la argu- mentación y a las relexiones que desarrolló este autor en los años 40s y 50s para ofrecer nuevas dimensiones de la mente y el desarrollo humano. La presentación de sus ideas no tiene tan solo un interés histórico, sino se realiza para poder entender y contextualizar muchas de las más recientes formulaciones de la ciencia cognitiva. El segundo artículo se titula: “Teorías contemporáneas del desarrollo de la categorización, manejo de perspectiva y noción de objeto”. Este artículo fue escrito por María Clara Garavito y Jaime Yáñez Canal. En este texto se hace una rápida presentación por las posturas más signiicativas en la psicología del desarrollo, especialmente por las investigaciones de éstas sobre los dos primeros años de vida del niño. Después de presentar los de- bates más reconocidos en las últimas décadas del siglo pasado, los autores exponen la teoría de los sistemas dinámicos y su nueva conceptualización sobre el desarrollo infantil. La teoría de los sistemas dinámicos es una de las posturas actuales que cuestiona todos los modelos tradicionales sobre la cognición y el desarro- llo. Esta postura pone en cuestión los modelos estructurales de la mente humana, al igual que cuestiona la idea de progreso propuesta por las teorías piagetianas del desarrollo. El tercer artículo tiene por título: “las críticas al concepto de represen- tación y las nuevas posibilidades de la investigación cognitiva desde las perspectivas de la cognición situada y corporizada”. Este texto, con algu- nas pequeñas modiicaciones, es el trabajo de tesis de María Clara Garavito y que contó con la dirección de Jaime Yáñez Canal. En este texto se hace una raída presentación de la historia de la psicología cognitiva para culminar en las diferentes posturas de la cognición corpori- zada y contextual. Se presentan las ideas principales de la cognición exten- dida de Andy Clark, las teorías de la cognición situada, el constructivismo
  • 7. [ 10 ] [ 11 ] radical, las teorías enactivas y las teorías de sistemas dinámicos. A pesar de las divergencias entre estas teorías todas procuran criticar los modelos computacionales que posibilitaron la aparición de la revolución cognitiva. Todos los esfuerzos críticos comparten el cuestionamiento contra uno de los pilares fundamentales de las perspectivas del procesamiento simbólico: el concepto de representación. Al criticar el concepto de representación se reclama la consideración del cuerpo, del contexto y con ellos se propone la búsqueda de otros modelos para entender la actividad mental. En contra de modelos abstractos estas teorías demandan contemplar la variabilidad constante del contexto y la lexibilidad humana para adaptarse a las siempre variables condiciones del ambiente. El último artículo de este libro titulado “Representación y valor” fue escri- to por el único ilósofo permanente de nuestro equipo de trabajo Esteban Quesada Salazar y el director del grupo de trabajo Jaime Yáñez Canal. En este trabajo se hace una crítica al concepto de Representación, pero desde una perspectiva diferente a la realizada en los artículos anteriores. En este corto escrito se parte de las teorías de Heidegger y Nietzsche para estable- cer el vínculo histórico del concepto de representación con algunas ideas religiosas y especialmente con algunas concepciones cristianas. Al igual que las nociones de espíritu y divinidad se asociaban a la permanencia y a la universalidad, el concepto de representación se ha vinculado con sentido de permanencia y trascendencia. La crítica a este concepto, en este artículo, es básicamente histórica y mues- tra como el sentido de las principales ideas de las posturas cognitivas se en- raíza en una serie de signiicaciones y valoraciones de la cultura occidental. A pesar de que tanto el estilo como las argumentaciones en este artículo se diferencian notoriamente de los anteriores escritos de este libro, creemos relevante resaltar su importancia. A pesar de que las críticas adelantadas en los anteriores ensayos contra la psicología cognitiva y el concepto de representación eran básicamente psicológicas, y por qué no decirlo cogni- tivas, en este último documento la relexión es totalmente social. Si bien puede generar sospechas en el lector sobre la uniformidad del texto, cree- mos importante incluirlo en este trabajo ya que muestra otra perspectiva u otra dimensión desde donde las aproximaciones cognitivas tradicionales se evidencian con sus enormes limitaciones. Como cierre inal de esta presentación es conveniente explicar que todos los textos de este libro se escribieron con la intención de cada uno fuera autosuiciente y no se reiriera a ninguno de los otros para sustentar o for- talecer su argumentación. Inicialmente cada uno de los artículos de este libro (al igual que en el anterior de esta serie) se realizó para ser publicado en otros espacios. Posteriormente después de avanzadas las relaciones de cooperación entre el grupo de investigación “Estudios sobre el desarrollo sociomoral” y el programa de psicología de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, decidimos incluir estos documentos como un primer paso para avanzar en nuestra dinámica de trabajo conjunto. Por esta razón el lector encontrará en algunos textos algunas repeticiones. Repeticiones que no convierten los escritos en copias de las mismas ideas. Salvo algunos pe- queños detalles, cada artículo es un documento independiente y con estilos y formas de argumentación completamente separadas. Jaime Yáñez Canal Adriana Milena Perdomo Salazar (Editores)
  • 8. [ 12 ] [ 13 ] CAPITULO I MERLEAU-PONTY Y LAS RAÍCES DE LA COGNICIÓN ENCARNADA Jaime Yáñez Canal(1) María Clara Garavito(2) Introducción La historia de la psicología, como posiblemente la de otras ciencias huma- nas, es una historia de batallas y triunfos parciales que se acompañan de estrategias que suelen presentarse cuando los conquistadores saben que sus periodos coloniales pueden ser poco duraderos. Los paradigmas que han logrado cierta hegemonía en la psicología, intentan consolidar su efímero dominio destruyendo los íconos y pilares sobre los que se ha construido la disciplina. Los autores opositores, o que han propuesto otros caminos para el investigar psicológico, son colocados en el anaquel de las reliquias, o en el desván de los errores que deben ser olvidados, para poder alcanzar esos ideales que todo imperio establece para prolongar su periodo de dominio. Las perspectivas behavioristas y sus más cercanos continuadores, las ver- siones anglosajonas de la cognición, han adelantado esta política de tierra arrasada, que ha generado que los investigadores se alejaran de aquellos problemas sobre los que se construyó todo el trabajo de nuestra joven dis- ciplina. El cuerpo, el esquema corporal, la cognición como producto de la acción sensoriomotora, la actividad tónica emocional como fundadora del carácter y de la vida social, la conciencia y muchos otros problemas son esos pilares que afortunadamente fueron escondidos en tierras nunca movedizas. Las perspectivas behavioristas y sus más cercanos continuadores, las ver- (1) Profesor asociado al Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia. (2) Psicóloga egresada de la Universidad Nacional y actualmente docente del programa de Psicología de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. siones anglosajonas de la cognición, han adelantado esta política de tierra arrasada, que ha generado que los investigadores se alejaran de aquellos problemas sobre los que se construyó todo el trabajo de nuestra joven dis- ciplina. El cuerpo, el esquema corporal, la cognición como producto de la acción sensoriomotora, la actividad tónica emocional como fundadora del carácter y de la vida social, la conciencia y muchos otros problemas son esos pilares que afortunadamente fueron escondidos en tierras nunca movedizas. Al igual que en toda historia humana, la psicología ha vuelto sobre cami- nos escondidos y ha desenterrado algunos iconos, que en tiempos de crisis siempre facilitan volver a pensar sobre los fundamentos y las preguntas fundadoras. La ciencia psicológica, y especialmente el área que dentro de ésta preocu- pada por el estudio de la mente, ha girado nuevamente hacia aquellos mo- mentos que le habían dado toda su tonalidad y vitalidad. La conciencia, la corporeidad, las visiones holísticas, los vínculos de la mente con el cuerpo, entre otros temas, han vuelto a ocupar nuevamente ese lugar central de la investigación psicológica. Dentro de esa historia Wundt, Köhler, Guillaume, Wallon, Piaget y Mer- leau-Ponty, entre muchos otros, juegan un papel fundamental. El concepto de representación, la idea de mente, cuerpo, desarrollo, vida social fueron los temas centrales donde se encontraron y debatieron estos pioneros de la psicología. Hoy esas discusiones y esos abordajes vuelven nuevamente a ocupar un lugar fundamental en la disciplina psicológica. La exposición de algunas de estas ideas pioneras, nos ayudarán a darnos cuenta que nuestra empresa se ha establecido sobre muchos pilares que, a pesar de que hayan sido olvidados, han determinado las preguntas y la dirección de nuestras investigaciones. En los momentos en que una deter- minada disciplina, o un determinado paradigma se enfrenta a los límites de su trabajo conceptual, los clásicos tienen la tarea de volver a enfrentar a sus miembros con aquellos fundamentos que pudieron haberse descuidado por la rápida carrera de extensión de los dominios disciplinares, y por la ansiosa
  • 9. [ 14 ] [ 15 ] preocupación de ser admitidos en el espacio imaginario de respetabilidad cientíica. Merleau-Ponty es uno de esos íconos que en la actualidad se intenta volver a colocar en el pedestal que ayudaría a ver el horizonte en dimensiones más abarcadoras. La crítica al concepto de representación, la cognición como un proceso de variación constante y como parte de una actividad corpo- rizada, es parte de la agenda actual de las ciencias cognitivas. El renacer de la fenomenología, el avance de la robótica, las propuestas dinámicas y de modelos caóticos, al igual que la consideración de formas prerelexivas en el estudio actual de la ciencia cognitiva, han conducido a que muchos investigadores desempolven muchas de las ideas precursoras de autores como Merleau-Ponty. En este artículo intentaremos recrear la escena intelectual donde las prin- cipales ideas de Merleau-Ponty se fueron gestando y las maneras como este autor planteó algunos conceptos que hoy en día, después de muchas décadas, han vuelto a tener el reconocimiento que nunca debieron perder. Presentaremos algunos debates y distancias de Merleau-Ponty con las ini- ciales ideas asociacionistas, la cercanía y diferencias con la teoría de la Gestalt, con Piaget, Wallon, Goldstein, Lacan y otras teorías pioneras de la psicología. 1. ALGUNOS DEBATES Y DESARROLLOS INICIALES EN LA PSICOLOGÍA Para los historiadores, con la obra de Wilhelm Wundt se constituyó la disci- plina psicológica como ciencia y como área del conocimiento independien- te de la ilosofía. Pero independientemente de ser la primera formulación experimental sobre problemáticas relacionadas con el ser humano, la obra de este autor tiene una fundamental importancia ya que sobre sus ideas se desarrollaron las perspectivas que iban a determinar el discurso de esta novel ciencia. Wundt formuló como tareas centrales para la psicología el estudio de la mente(3) , entendida ésta como el conjunto de elementos que se relacionaban gracias a la conciencia. La conciencia tenía, en el esquema de Wundt, la función de organizar y determinar las relaciones que podían adquirir to- dos los elementos o estados mentales (Murphy, 1964). Los estados menta- les eran descompuestos en elementos objetivos (como rojo, calor, dureza, etc.), y subjetivos (como los sentimientos) y en una serie de relaciones entre ellos. Con la introspección controlada, el investigador buscaba al mismo tiempo identiicar, controlar y cuantiicar las variables psicológicas que se estaban estudiando. Independientemente de la fortuna que tuvieron, estas primeras ideas ge- neraron en la psicología diferentes vías de investigación. La primera, tra- tando de cuestionar la idea atomista de Wundt, se concentró en proponer una visión holística de la mente humana e intentó abordar el problema de la conciencia desde otros ángulos. Dentro de esta perspectiva la escuela de Würzburg, la teoría de la Gestalt, las formulaciones de William James, e in- cluso del mismo Husserl, intentaron vincular la conciencia con la identidad, y con una particular idea de unidad psíquica (Humphrey, 1978). La otra tendencia investigativa, mantenía por el contrario la idea atomista, pero se alejaba de la idea mentalista propuesta por Wundt. Para Sherring- ton, Pavlov, Watson, y otros autores behavioristas, la introspección resulta- ba problemática, ya que no era posible coniar en el reporte de fenómenos no observables. Estas distancias se establecieron no sólo en relación con el método introspectivo, sino también respecto a la presunción de que la psicología tenía como objetivo estudiar la conciencia. La psicología sólo adquiriría el estatus de ciencia, dirían los autores citados en este párrafo, si su trabajo se concentraba en el estudio de la conducta. La conducta ya no se entendería como un medio que da indicios de unos procesos internos, sino que es en ella donde se ubica lo estrictamente psicológico. La psicología entonces dirige la mirada hacia un estudio del comportamien- to, basado en descubrimientos isiológicos y en la relación de las reacciones (3) En Las preocupaciones de Wundt y otros autores de la Volkerpsychologie sobre la psicolo- gía social obviamente constituyen otro pilar de las primeras épocas de la psicología. Este tipo de preocupación no será parte de nuestra actual exposición.
  • 10. [ 16 ] [ 17 ] físicas con los estímulos, entendidos como fenómenos externos al orga- nismo. De esta manera, con la relexología y el conductismo, la psicología empezó a preocuparse por identiicar las asociaciones que un organismo hace entre estímulos diferentes. Estas tendencias en la investigación inicial de la psicología generaron una tensión que en la obra de Merleau-Ponty se expresó en la búsqueda del esclarecimiento de una visión holista de la mente, aunque en ésta no nece- sariamente la conciencia (como era entendida por Wundt y algunos psicó- logos pioneros) ocupaba el lugar que sus antecesores le habían otorgado. La acción y la percepción podrían ser las raíces de lo psicológico, pero de una manera no atomista, ni vinculadas a la concepción estimular del con- ductismo asociacionista(4) . A continuación veremos cómo el mismo Merleau-Ponty adelanta este de- bate y va formulando las ideas centrales de su propuesta. El primer texto al que le dedicaremos nuestra atención, y en donde se ve este debate, es La structure du comportement (La estructura del comportamiento) que publica en el año 1942(5) . Este texto se concentra en los debates en contra del aso- ciacionismo y la teoría de la Gestalt, de la cual sin embargo toma algunas ideas importantes para su propuesta fenomenológica. (4) Realmente los debates de la psicología y de disciplinas cercanas son más ricos que los que podamos presentar en este ensayo. Es preciso reconocer las discusiones de la fenomenología sobre la conciencia y sobre la necesidad de formular instancias prerelexivas como funda- mentos del operar de la mente. Heidegger, Sartre, y el mismo Merleau-Ponty en discusión con Husserl, cuestionaron el marcado énfasis puesto a la conciencia. De la misma manera la etología y la biología iniciaron un debate muy fuerte sobre la caracterización de la mente y la deinición del pensamiento. Debate que tuvo impacto en la psicología y que condujo a ampliar los signiicados de muchos conceptos mentales. Sin desconocer la riqueza de los múltiples debates académicos durante las primeras décadas de la historia psicológica, nos concentraremos en ciertas temáticas que nos permitirán ilustrar claramente las ideas de Merleau-Ponty. Especialmente aquellas ideas que han vuelto a recupe- rarse en la discusión actual sobre la mente. (5) Para la realización de este ensayo nos servimos de los textos tanto de Merleau-Ponty, como de los autores con los que él discute, en su versión original y en la traducción consultada. Por esto, al citar estos textos ponemos en primera medida la fecha en que aparece la versión ori- ginal y a continuación la fecha en que fue publicada la traducción, y que puede ser consultada en las referencias. Ponemos las dos fechas para que el lector no pierda de vista el momento en que fueron publicados dichos textos y se haga una idea de los tiempos en que se dan las discusiones originales. 2. DILUCIDACIONES EN TORNO AL REFLEJO SIMPLE Merleau-Ponty comienza a cuestionar el asociacionismo analizando el con- cepto de relejo, especialmente como es entendido en las primeras formu- laciones de la psicología isiológica. Para estas posturas, según lo airma Merleau-Ponty, el relejo se establece a partir de entender el sistema ner- vioso como un conjunto de conexiones neuronales que vinculan de manera directa los estímulos con las reacciones motoras. El modelo para estas teorías iniciales se puede comparar con el juego de unas bolas de billar que colisionan entre sí generando unas reacciones par- ticulares. Los relejos, con esa imagen, pueden entenderse como parte de una red de conexiones, que se estimulan o impactan recíprocamente, sin ninguna valoración o atribución de sentido por parte del organismo que los presenta. Merleau-Ponty encuentra esta deinición de relejo en el trabajo del isiólo- go inglés Charles Sherrington (1857-1952), quien hace importantes inves- tigaciones al respecto. Este autor se interesó por los relejos que ocurren en la médula espinal, los cuales estudió a partir de sus experimentos con ani- males “descerebrados” o “espinales”. Con este término quiere dar cuenta de los animales con los que trabajó y a los que había logrado escindir, de ma- nera artiicial, los vínculos entre la médula y el cerebro. Para Sherrington (1923/2010), el órgano central, la médula espinal, se puede entender como un “panel de control” (switchboard) que activa o apaga un determinado nervio motor ubicado en los músculos. Este nervio motor no reaccionaría a todo lo que sucede en la supericie, sino que es especíico de una excitación sensorial. La reacción implica unos lujos de corrientes que llegan al panel del control, y en un relevo, estos terminan estimulando los músculos, lo cual genera el relejo simple. Siguiendo esa explicación, el relejo dependería de las conexiones preesta- blecidas entre la supericie sensible y los músculos efectores, por lo que la reacción es dependiente del lugar de la excitación. El estímulo tendrá una función en la aparición del relejo porque posee unas propiedades que mo- diican elementos anatómicos particulares, lo que lleva a que se desenca-
  • 11. [ 18 ] [ 19 ] dene una reacción. Sin embargo, para Merleau-Ponty no es tan clara esa linealidad en el relejo. En primera medida, se encontrará que el estímulo puede sufrir transformaciones sin necesidad de que la respuesta varíe, sólo con la conservación de su forma espacio-temporal (Boburg, 1996, Merleau- Ponty, 1942/1953). Al mismo tiempo, un relejo puede variar, sólo si la forma del estímulo cambia, aunque su naturaleza, lugar o intensidad de la excitación sean las mismas. Por ejemplo, un estímulo aplicado en un mis- mo lugar (como tocar la oreja de un gato) con diferente forma (que se haga cosquillas o que se pliegue la oreja) conduce a respuestas distintas (que la oreja se sacuda o que se baje). Mientras que para Sherrington (1923/2010) la complejidad del comporta- miento se explica por la coordinación de múltiples relejos simples, que se pueden descomponer en unidades independientes, para Merleau-Ponty la complejidad estará relacionada con el hecho de que el organismo constitu- ye una sola unidad con los estímulos. Merleau-Ponty ilustra su oposición a la visión atomista airmando que no se puede caracterizar el movimiento del tigre como unas orejas, unos ojos u otras partes, que siguen a un animal que huye. Con esto quiere mostrar que la idea de unidad es central y no se puede llegar a entender un fenómeno como la composición de una ininidad de elementos (o en este caso relejos) que interactúan linealmente entre sí. En general, podemos airmar que el comportamiento está inluenciado por el mundo exterior, pero al mismo tiempo, ese mundo se percibe gracias a la acción del organismo que expone, de formas particulares, los órganos receptivos a esas inluencias exteriores. Así, Merleau-Ponty presenta al or- ganismo como agente constructor del propio mundo de estímulos. Cuando se habla de un mundo externo construido por el sujeto se quiere signiicar que un determinado organismo hace signiicativo el mundo cercano, y que el medio externo es organizado a partir de las particularidades de la espe- cie, o de la historia de acciones que sobre él haya ejercido un particular organismo(6) . (6) Para Merleau-Ponty, al igual que Goldstein, Piaget, Köhler y muchos otros, esta idea cons- tructiva es tomada del concepto de “Umwelt” de Von Uexkull. La expresión alemana signiica todo “alrededor” (Um) del “mundo” (Welt). Con esto se resalta la acción que el sujeto ejerce sobre su mundo cercano. Para Goldstein, siguiendo a Von Uexkull, el organismo ejerce acciones par- ticulares sobre su entorno circundante, las cuales terminan conigurando a este último de una forma que es única; hablamos entonces de un mundo que es exclusivo del organismo. Con esto se hace referencia a una idea de cau- salidad particular. Ya con el concepto de mundo construido, se propone una idea diferente a la propuesta por la teoría del relejo que invitaba a entender la conducta del organismo como una inluencia directa (lineal) del estimulo particular en la acción motora especíica. Al contrario, la conducta debería ser explicada de manera circular, ya que el estímulo no será la causa directa de la reacción, sino que la acción del organismo afectaría al estímulo, lo que a su vez afectaría al organismo; de allí que el organismo de alguna manera sea causa de su propia reacción. La conducta no depende, entonces, de la naturaleza especial de un estímulo, ni de la simple sumatoria de varios de éstos, sino de la estructura que puedan recibir. Con las palabras del título de su primer libro Merleau-Ponty lo expresa más claramente: todo depende de “la estructura del comportamiento”. Pero veamos con más detalle la propuesta de Sherrington (1923/2010) para entender más claramente la reacción de Merleau-Ponty. Sherrington inten- ta, a pesar de su idea asociacionista, pensar el organismo como una uni- dad coherente. Los organismos conformarían una unidad adaptativamente diseñada, ya que los cuerpos poseen receptores con un especíico valor biológico. Así, determinados estímulos ocasionarían reacciones especíicas por haberse activado una red de conexiones evolutivamente establecidas (Sherrington, 1923/2010). Biológicamente se establecerían las conexiones y la prevalencia de algunas de ellas cuando se presentara alguna simultanei- dad y conlicto entre varios estímulos. La presencia de estos estímulos va- riados no generaría ninguna diicultad en el organismo porque éste ya tiene establecido el proceso de selección atencional y la conducta que asegure un mayor valor adaptativo. De esta manera se ve la coherencia y estabilidad de las conductas del organismo. Este tipo de interpretación genera una serie de dudas. La primera es que el problema de la explicación de las conductas complejas en un organismo es simplemente trasladado a otra instancia que parece ser ajena a Sherrington. La referencia a una instancia evolutiva que tiene la capacidad de diseñar
  • 12. [ 20 ] [ 21 ] las maneras como un organismo debe comportarse para ser adaptativo es simplemente una evasión de la tarea isiológica que se había propuesto el investigador citado. Supongamos que existe este tipo de instancia diseña- dora, o que sea adecuado este tipo de atribuciones causales a las fuerzas evolutivas, las preguntas fundamentales serían cómo funciona esta instan- cia y qué correspondencia tiene con una teoría del relejo. Una teoría del relejo necesita una serie de supuestos previos para poder dar cuenta de su operatividad. Esto si dicha teoría pretende evitar las diicul- tades que se hacen evidentes cuando, al establecer conexiones particulares entre estímulos y acciones, se hace referencia a cómo un mismo estímu- lo puede ocasionar ininidad de respuestas, o cómo ininidad de estímulos pueden generar tan solo una respuesta. La segunda diicultad, que se deriva de la formulada anteriormente, es la atribución antropomórica de intenciones y planes de diseño a la naturale- za. Establecer planes de diseño adaptativo a las fuerzas de la evolución es atribuir intenciones y voluntades a la naturaleza, lo que generaría sorpresa sobre todo si es formulada por una concepción que condenaba la atribución de intenciones al mismo comportamiento humano. Contra esta visión antropomórica reacciona Merleau-Ponty señalando la necesidad de postular otro modelo del funcionamiento corporal, un mode- lo que se distancia de las propuestas de Sherrington y teorías semejantes que descomponían los eventos y las conductas en elementos especíicos conectados por líneas de transmisión nerviosa. Para esto habrá de adelantar una visión del cuerpo como un sistema integrado que posee una estructura lexible que se acomoda a las constantes variaciones del contexto. Ante la consideración del comportamiento como parte de un circuito cerrado(7) Merleau-Ponty, siguiendo a Goldstein, argumentará que muchos (7) Sherrington (1923/2010) no ignoraba el hecho de que muchas veces un estímulo puede ocasionar diferentes respuestas, y en algunos momentos de su obra parece abandonar la idea clásica de la correspondencia uno a uno de los relejos, que los supone producto de unos cir- cuitos cerrados. Así, Sherrington dirá que una misma raíz aferente hace que la espina dorsal haga una descarga “centrífuga” de impulsos eléctricos a diferentes vías eferentes, lo que lleva a una descarga plurisegmental. De esta manera un mismo sustrato nervioso puede provocar... estudios conirman que el relejo se encuentra bajo la inluencia de condi- ciones químicas, secretorias y vegetativas de los órganos externos o inter- nos, y bajo inluencias cerebrales y cerebelosas. Este complejo entramado de factores puede suprimir o hasta invertir el efecto que se espera de un estímulo. Si para Sherrington el cerebro tenía como función inhibir el relejo, desde los estudios de Goldstein, éste es concebido como un sistema dinámico donde todos sus órganos interactúan de formas complejas de manera que posibilitan que el organismo a la vez afecte y se vea afectado por el ambien- te. El organismo no está diseñado para cumplir con unos ines adaptativos previamente establecidos, sino que la adaptación se da en la marcha, ape- lando a las características corporales en relación con entornos particulares. Para Merleau-Ponty, era necesario abolir la teoría de la inhibición y su co- rrespondiente propuesta teleológica para otorgar otras funciones al cerebro y para dar cuenta de la complejidad del comportamiento. El cerebro, diría nuestro autor, no tiene la tarea de autorizar la expresión de particulares relejos, ni posee una capacidad predeterminada de hacia dónde deberían dirigirse las acciones del organismo. El cerebro asume en esta teoría un papel más activo, un papel constructor y reorganizador del comportamiento, papel que permitiría explicar la enorme versatilidad del comportamiento humano y de sus conductas superiores. De acuerdo a esto, Merleau-Ponty, siguiendo a Goldstein, propone abolir la teoría de la inhibición, que además de atribuirle un papel bastante res- trictivo al cerebro, supone que el sistema nervioso sigue leyes estrictas de asociación, en donde el relejo se maniiesta a su vez con un proceso de inhibición de las inervaciones contrarias al canal estimulado. Si pensamos en los movimientos inos, nos sugiere Merleau-Ponty, podemos entender la propuesta de que el sistema nervioso puede hacer varias cosas a la vez y (7) ...reacciones cualitativamente diferentes. Pero este tipo de situaciones son más planteadas en este autor como excepciones o “anomalías” dentro de su teoría, ya que las asociaciones uno-a-uno seguirían siendo consideradas los aspectos fundamentales dentro de su teoría. De la misma manera cuando un relejo esperado no se presentaba, la explicación podría darse recurriendo a una instancia extramedular, que en muchos casos era el cerebro, que inhibía una determinada respuesta.
  • 13. [ 22 ] [ 23 ] podemos hacer evidente que los movimientos antagónicos pueden coor- dinarse de manera integrada, dependiendo de las situaciones particulares. De igual manera si pensamos en el relejo rotular podemos ver cómo en relejos simples también los comportamientos dependen del estado del or- ganismo y de las excitaciones especíicas: por ejemplo, un golpe bajo la rótula provoca una reacción de extensión si la pierna estaba cruzada encima de la otra, y de lexión si está extendida. Si las condiciones de la situación generan reacciones diferentes en un rele- jo simple, es claro que en situaciones algo más complejas, las condiciones estimulares no generaran las mismas respuestas, de igual modo hay que tener en cuenta que las situaciones a las que se enfrentan los individuos no siempre son las mismas. Esa variabilidad de las situaciones y de las respuestas de los organismos demanda un modelo que opere sobre otro tipo de parámetros y que considere el entorno en estrecha vinculación con el cuerpo y añada una idea diferente de la totalidad. Si Merleau-Ponty cuestiona insistentemente las propuestas asociacionistas en relación con el relejo simple, su polémica contra esta corriente se ex- tiende de manera aún más fuerte en los espacios que hacen referencia a los comportamientos “superiores”. La obra de Pavlov, entre otros autores, es el otro campo de batalla donde nuestro autor habrá de abogar por una “estructura” del comportamiento en contra de las ideas atomistas y de des- composición de los eventos psicológicos. 2.1. La explicación asociacionista de los comportamientos superiores El mayor esfuerzo investigativo de Sherrington giró alrededor del arco re- lejo, airmando en algunos apartes de su obra no estar capacitado para estudiar los comportamientos superiores. Incluso llegó a pensar, según lo anota García (1993), que la ciencia no podría abordar este tipo de compor- tamientos. Esta declaración de imposibilidad investigativa fue censurada por Pavlov, quien la interpretó como dualista. Este último autor, tomando el aparataje conceptual de Sherrington, se propuso dar cuenta de la inteligencia y otros procesos caliicados como superiores. Al contrario del asociacionismo de Sherrington, que más bien se parecía a una conexión predeterminada biológicamente entre los estímulos y las respuestas relejas, el asociacionismo pavloviano establece, en un sentido empirista estricto, la asociación entre ciertos tipo de reacción biológica y la experiencia particular del organismo. Con otras palabras, en esta propuesta la asociación se daría entre un instinto o reacción automática del organismo y un estímulo o evento nuevo a los que se haya visto sometido el ente bio- lógico. Una reacción natural a un evento especíico podría asociarse por contigüidad (que se formula como el mecanismo asociativo fundamental) a un estímulo propio de la experiencia de un sujeto particular (Humphrey, 1978). Un relejo será entendido por Pavlov “como la reacción necesaria que sigue a un estímulo estrictamente deinido en condiciones estrictamente deini- das” (Humphrey, 1978, p. 17). La psicología conductista que de allí surge con Watson hablará de un relejo incondicionado como la reacción gene- rada por la sensación, mientras que el condicionado “reemplaza a las ela- boraciones asociativamente derivadas de la sensación” (Humphrey, 1978, p. 18). En este nuevo esquema reactivo el relejo condicionado vendría a ser la unidad fundamental a partir de la cual se forma el hábito y toda conducta compleja. Toda conducta puede ser descompuesta en unidades, siendo cada una de ellas a su vez un relejo condicionado. A esta suma de relejos, tanto incondicionados como condicionados, se reducirán todo tipo de procesos psicológicos, incluyendo el pensamiento y el lenguaje. La explicación asociacionista del comportamiento superior se basará en un argumento básico fuertemente criticado por autores como Merleau-Ponty: que las partes involucradas no sufren en sí mismas modiicaciones, tal como operaría un átomo que no sufre modiicaciones porque entre a participar de una molécula u otra. Las asociaciones no implican una reproducción, o reinstalación (como una especie de interpretación) sino una simple suma
  • 14. [ 24 ] [ 25 ] lineal de elementos (Humphrey, 1978). En la caracterización del condicionamiento se proponen tres propiedades: la irradiación, la concentración y la inducción recíproca. La irradiación su- pone que en el sistema nervioso, toda región excitada o inhibida, tiende a extrapolar su poder a otras zonas circundantes. Esto lleva a que, por ejem- plo, un perro, que asocia la nota musical “do” con la llegada de alimento, comience a salivar no sólo con la aparición de esta nota sino que también con otras notas musicales. La concentración implica que progresivamente, se va inhibiendo la respuesta a estímulos que no están relacionados con el estímulo incondicionado, por ejemplo, la progresiva inhibición de la res- puesta frente a notas musicales diferentes a do. Finalmente, la inducción recíproca implica que la región de la corteza en que se ha concentrado el proceso de excitación, se encuentra rodeado de una zona de inhibición y viceversa (García, 1993). Merleau-Ponty, argumentando de manera parecida a como lo hizo con She- rrington, pondrá en duda el proceso de irradiación como categoría expli- cativa. Para que el mecanismo de irradiación sea operativo se requerirá postular una gran cantidad de fuerzas que habrían de corregir, o limitar dicho proceso. Suponiendo que un estímulo excite una determinada zona cerebral, la pregunta que podría formularse es ¿cómo se habría de evitar que la irradiación no se extienda de una manera indeterminada? La exten- sión indeinida e ilimitada de una zona excitada se evita postulando a su vez una contrafuerza que corrija tanto los efectos de la irradiación, como la posibilidad de que un estímulo venga a provocar cualquier reacción con la que se ha asociado. Nuevamente las teorías reactivas del funcionamiento isiológico han de suponer un mecanismo de inhibición. Pero este freno, demandaría a su vez un freno que limite su propio accio nar. Con otras palabras, el freno necesita de un freno, que reclamaría nuevamente un freno para establecer los límites a un proceso que parece operar fuera del modelo de asociación. Para Merleau-Ponty este tipo de explicación parece funcionar a la saga de la conducta producida en una situación especíica. Ilustremos esta argumentación a través de un ejemplo. Si pensamos en el perro que empieza a salivar con el sonido “do” con el que se ha condiciona- do, el mecanismo de irradiación podría extenderse inicialmente hacia otras notas musicales, como “re” “fa” etc. Posteriormente, el mismo principio de irradiación y la asociación de contigüidad podrían llevar a que el perro con- dicione su salivación hacia cualquier sonido, no necesariamente musical, o hacia la persona que carga una batuta de dirección de orquestas, o cualquier otro estímulo que caprichosamente se le ocurra a nuestro ocasional lector. Obviamente para que el proceso de asociación tenga alguna funcionalidad debe establecerse algún límite a las posibilidades de conexión. Este límite, es el “freno” propuesto, que simplemente se agrega por el investigador para dar cuenta de cada caso especiico. Pero este freno, y su mecanismo con- trario de irradiación solo son dos conceptos imprecisos que operan según la necesidad del caso y de acuerdo a unas valoraciones externas al modelo que parece que el observador habrá de establecer de manera caprichosa y nunca delimitable. Para Merleau-Ponty, esa necesidad de buscar corregir una ley con otra ley para explicar cada situación, mostrará que no se ha descubierto un eje cen- tral desde el que se entiendan los hechos. Toda teoría que pretenda descom- poner un proceso en componentes elementales interactuando de manera lineal habrá de enfrentar los mismos problemas. Toda teoría asociacionista operará de manera caprichosa en el establecimiento de los límites de la descomposición y de las maneras en como los átomos interactúan entre sí. El proceso de signiicación, o las ideas antropomóricas permearán cons- tantemente una teoría que no establece los límites al mecanismo de asocia- ción. Después de analizar las primeras formulaciones conductuales, en la teoría del relejo simple de Sherrington y el relejo condicionado de Pavlov, continúa su argumentación con el conductismo de Watson y la teoría del aprendizaje instrumental de Thorndike. Thorndike y Watson utilizan las ideas anteriormente descritas para explicar el aprendizaje y el comportamiento que no necesariamente está vinculado a un relejo. Thorndike propondrá una teoría “conexionista” que intentará vincular los estímulos y las respuestas a partir de procesos de ensayo y error y del efecto que tenga una determinada conducta (Schunk, 1998).
  • 15. [ 26 ] [ 27 ] Esta propuesta de ensayo y error supondría que el organismo actúa sin ninguna intención o sin ninguna búsqueda dirigida de la estimulación. Sin embargo, cómo se explica que un animal despliegue una serie de conductas variadas ante una estimulación particular, conductas que parecen guardar algún tipo de vínculo con el contexto especíico. De la misma manera po- demos preguntar por qué el mismo organismo sigue desplegando una serie de respuestas ante una situación a pesar de que éstas sean completamente infructuosas. Merleau-Ponty (1942/1953) pone como ejemplo una rata que está encerrada en una jaula y a la que se le muestra el alimento fuera de su alcance; ella desplegará una multiplicidad de gestos y de acciones a pesar de que estos sean infructuosos la mayoría de las veces (es decir, que no le permiten salir de la jaula para alcanzar el alimento). De igual manera, si el organismo es descrito como un ente que reacciona de manera automática y releja, no queda claro cómo es que se “mantienen” las respuestas exitosas o “felices”, según observa el investigador conductista. Thorndike presentará ante este tipo de preguntas, que posiblemente puedan parecer triviales a un investigador conductual, unas ideas similares a las de Sherrington y Pavlov. Thorndike airmará que las múltiples respuestas o en- sayos que un animal presente ante un estimulo especíico, se deben a que a nivel isiológico existen múltiples vías eferentes frente a unas vías aferentes individuales. De esta manera una misma estimulación podrá generar, o si se quiere “irradiar”, múltiples respuestas posibles. Respecto a la permanencia de ciertas respuestas a pesar del fracaso en la consecución de una meta (recuerde el lector el caso de la rata que sigue mostrando el mismo repertorio conductual a pesar de no conseguir aban- donar la jaula) podríamos remitirnos, tal como hace Merleau-Ponty, al con- cepto de inducción recíproca de Pavlov. La inducción recíproca, explicaría que un animal intente un nuevo ensayo a pesar del fracaso, ya que en estos casos se excitan puntos de la corteza que con un ensayo anterior se habían inhibido (esas regiones que rodean el proceso excitatorio inicial), pero que pueden entrar en juego una vez dichos excitantes han desaparecido. Esta sería la explicación de autores como Watson y Edward Tolman, el cual es citado por Merleau-Ponty debido a su investigación en el aprendizaje de ratas de estímulos negativos y positivos. Este tipo de explicaciones evidencian nuevamente, siguiendo a Merleau- Ponty, una atribución antropomórica y la simpleza y evidencia de las situa- ciones analizadas evita la explicitación de este proceder. Será obvio airmar que en una situación de encerramiento la rata solitaria no exhibe conductas de canto o de apareamiento, porque el mecanismo que se activa de manera adaptativa inhibe este tipo de conductas. Pero podemos preguntarnos si el modelo de ensayo y error puede establecer cuáles son las conductas que se adaptan de manera previa a una situación particular y si la rata dispone de algún mecanismo que le permita establecer la conducta adecuada a la situación. Planteemos con otras palabras. El modelo del ensayo y error no establece un parámetro para decidir cuál respuesta se acomoda mejor a la situación especíica. Si toda conducta tiene la misma posibilidad de aparecer (en este caso la irradiación puede proponerse para dar cuenta de este caso), o una de ellas es la seleccionada para dar cuenta de la situación de manera adecuada (la inhibición, o la inducción recíproca aparecen como explicación en este caso) queda oculto el poder predictivo de la teoría, ya que cada situación llevará al investigador a completar la información necesaria. En algunos casos la irradiación está expresándose; en otros es la inhibición y el freno a la irradiación la que pueden dar cuenta de la conducta del animal. De la misma manera se puede proceder para analizar el éxito de una con- ducta como factor determinante de la permanencia de la misma. El fracaso de las conductas de la rata para escapar de la jaula no la hace desistir de buscar con otras conductas (e incluso con las mismas) la salida de su estre- cho encerramiento. De igual manera, un solo evento feliz, en algunos casos, puede estabilizar y volver una conducta especíica parte del repertorio de un animal. En estos casos el investigador, con la obviedad que generan las situaciones simples de las investigaciones conductistas, puede airmar o que el vínculo puede hacerse más fuerte porque la conducta está más vinculada biológicamente con la situación (en el caso de una sola respues- ta efectiva), o porque las respuestas se relacionan con una necesidad más primaria de la especie (como la necesidad de estar libre de todo aprisio- namiento) y por eso las respuestas pueden ser más persistentes. Con esto Merleau-Ponty señala que la teoría asociacionista y reactiva de la acción
  • 16. [ 28 ] [ 29 ] termina demandando explicaciones antropomóricas. El mismo problema lo tendría la utilización de los conceptos “éxito” o “fe- liz”, para dar cuenta del vínculo y asociación que se establece entre un es- tímulo y una conducta. Qué se entiende por feliz, o adecuado, depende de un proceso de valoración del organismo, que dentro de esta corriente se ob- via simplemente al observarse que una respuesta se ha instaurado. Podría- mos quedarnos eternamente estableciendo los casos en que esta valoración del “éxito” puede expresarse de múltiples maneras. El éxito o lo feliz puede relacionarse desde la satisfacción de una necesidad hasta la evitación de un dolor, pasando por cualquier posibilidad intermedia que se le pueda ocurrir al lector, incluyendo dentro de éstas aquellas situaciones confusas donde la mezcla de sensaciones opuestas pueda presentarse. La consecuencia de esta manera de proceder, sería un ediicio de detalles siempre variables y de relaciones triviales, o una sugerencia general que el investigador habrá de completar siempre de manera velada, según sean las demandas especíicas de la situación. Para Merleau-Ponty, la única forma de explicar que una conducta exitosa se mantenga es viendo al organismo y al entorno como una totalidad y no como un repertorio de respuestas sucesivas. Si se expresa en el lenguaje conductual lo que dice este autor, se dirá que, en el caso de la rata que hala una palanca para liberarse y alcanzar el alimento, la palanca no sólo es un estímulo condicionado de los relejos de prensión y masticación que se dan frente al alimento, sino que también de las manipulaciones previas a la apertura de la puerta. Es decir, se confunden en una totalidad las reacciones dirigidas al alimento con aquellas que son preparatorias a la solución que se podría establecer. Pero esta visión no atomista no pretende reintroducir de manera confusa el problema de la “irradiación”, para agregar nuevas dimensiones al análisis de la acción, sino que se propone para enfatizar que son vitales todas las relaciones que se dan entre los elementos de la situación a la que se enfren- tan los organismos. Para Merleau-Ponty, la conducta del organismo sólo se explica porque esas manipulaciones, antes de ser ensayadas, o después de logradas, deben estar integradas con la percepción del objetivo. Él airmará que el aprendizaje no es simplemente una suma de reacciones a conductas antiguas, ni de conexiones entre ciertos estímulos con ciertos movimientos, sino que es una alteración global del comportamiento, dependiente de una signiicación constante. Merleau-Ponty ilustra su idea a través de un ejemplo propuesto por Koffka, quien es representante de la Gestalt. El ejemplo es el de un gato que ha aprendido a halar una cuerda para obtener comida. Este animal hala la cuer- da con la pata en la primera prueba de manera exitosa; después lo hace con los dientes. Con este ejemplo se mostraría, cree Koffka y nuestro autor con él, que el animal busca la consecución de cierto objetivo y algunos elementos son medios para su consecución. La acción puede variar, pero ésta se supedita al objetivo y el animal le atribuye a los diferentes medios una determinada signiicación o uso. Así concluiría que “aprender no es, pues, nunca volverse capaz de repetir el mismo gesto, sino de proporcionar a la situación una respuesta adaptada por diferentes medios” (1942/1953, p. 144). Por otra parte concluirá que la reacción no es sólo a una situación individual, sino que implica una aptitud nueva para resolver una serie de problemas similares. Esta deinición de aprendizaje recuerda la idea de inteligencia(8) que propusieron la Gestalt y una serie de autores de las primeras décadas del siglo XX. Pero independientemente del término utilizado es claro que el de- bate conceptual estaba dirigido a proponer a los organismos como entes con capacidad de seleccionar ciertos eventos y con una capacidad de determinar y seleccionar las condiciones de su entorno(9) . Es precisamente la Gestalt la fuente de donde Merleau-Ponty retomó mu- cho de los argumentos y las ideas anteriormente expuestos. Pero si siguió a esta escuela de pensamiento en sus debates contra el asociacionismo y las primeras formulaciones conductuales, es preciso resaltar que se preocupó (8) En esta época el concepto de inteligencia no era muy preciso y en algunos autores el término usado era el de pensamiento o incluso aprendizaje. (Köhler, 1929b/1967; Lorenz, 1949/1972; Piaget, 1936/1969; Vigotsky, 1934/1964; Wallon, 1949/1982). (9) Este tipo de críticas al conductismo se dio no solamente desde la Gestalt, sino que se dio desde muy variados lancos. La etología y el movimiento critico denominado “New look” señalaron similares inconsistencias dentro de la perspectiva conductual.
  • 17. [ 30 ] [ 31 ] de señalar hasta qué momento seguía a esta propuesta de pensamiento. En el siguiente apartado nos referiremos a la concepción que tenía Merleau- Ponty sobre la Gestalt. 2.2. Teoría de Gestalt en la obra de Merleau-Ponty La psicología de la Gestalt tiene como antecedentes el trabajo respecto a la experiencia sensorial que hacen Mach (1888) y su discípulo Von Ehrenfels (1890) quien funda la escuela de Gestaltqualität(10) . Ambos tienen interés en el estudio de los procesos perceptivos, de manera diferente a como lo había entendido la propuesta asociacionista. Estos dos autores establecen una diferencia entre los procesos sensoriales y la percepción; siendo este último proceso el que tiene la tarea de organizar la información y establecer relaciones entre diferentes sensaciones. Si las cosas pueden estimular los órganos de los sentidos de manera individual, los sujetos captarían los eventos gracias a un proceso organizador que es- tablece muy variadas relaciones entre las sensaciones o entre los objetos y estímulos del mundo. Mientras Mach hacía más énfasis en las sensaciones y como éstas se cor- respondían con las relaciones entre los objetos, Von Ehrenfels consideraría que en la percepción el sujeto agrega cualidades que van más allá de las cu- alidades sensoriales por separado. Así comienza a plantearse que el pensa- miento puede tener unas características particulares independientes de las relaciones directas con los objetos. Entre estas estarían la coniguración, la forma o el diseño. Si bien estos autores pueden ser unos antecesores remotos, serán Max Wert- heimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka (alrededor de 1910), los verdader- os creadores de la teoría de la Gestalt. Desde esta teoría se propondrá una (10) Para Gurwitsch (1979), Humphrey (1978) y Klein (1989), tanto Mach como Von Ehren- fels son parte de la escuela de Graz, que puede ser incluida dentro de la Gestalt. Realmente la diferencia esencial entre las dos posturas está en que la escuela de Graz establecía una separa- ción entre el proceso de la sensación y la percepción. Separación que no aceptaba la Escuela de Berlín que es conocida de manera excluyente como la teoría de la Gestalt. unidad mayor, una totalidad organizada o gestalt como aquella que puede explicar los comportamientos adaptados al entorno (Köhler, 1929a/1959; Wertheimer, 1945/1991). Siguiendo la deinición clásica de la Gestalt, en La estructura del comportamiento, Merleau-Ponty se referirá al enunciado central de la teoría de la “forma”, como un enunciado fundamental en su discusión con el asociacionismo. El enunciado reiere a cómo los “proce- sos totales (…) no son la suma de las que poseyeran las partes aisladas” (1942/1953, p. 76). Esta formulación de la Gestalt hace que todo proceso perceptivo y toda acción de un organismo empiece a entenderse como parte de una totalidad dinámica. Cada componente adquiere un valor, o una valencia según el término de Köhler, de acuerdo al lugar que ocupen en la totalidad. En un intento de precisar el funcionamiento de esta totalidad Wertheimer pro- pone una serie de leyes dentro de las que podemos destacar las siguientes: la ley del “carácter de miembro” (Murphy, 1964, p. 292) según la cual los elementos de un todo no tienen cualidades ijas sino que estas dependen del lugar que ocupen en la totalidad; y por otro lado, la ley de la “buena forma”, que supone que toda totalidad estructurada tiende a una organización sus- ceptible de ser predecible. Esta organización sería la forma “más ordenada, más amplia, más estable y más libre de lo casual y lo arbitrario” (Murphy, 1964, p. 292-293). Las fuentes conceptuales de la Gestalt fueron la teoría del campo de la fí- sica y las relexiones de la fenomenología de Husserl. Esta mezcla teórica lleva a dicha escuela(11) , a considerar que el mundo (dentro del que se pue- de incluir el sujeto y su experiencia anterior) funciona como un campo de fuerzas, donde cada elemento es un vector que dependiendo de la presencia de otras fuerzas generará una Gestalt particular. Estas leyes físicas se utili- zarán para analizar la percepción como problema básico del actuar humano, ya que siguiendo las primeras formulaciones de Husserl(12) , en el presente se actualizan todos los estímulos y experiencias vividas por un sujeto. (11) Realmente las relexiones conceptuales de esta escuela se pueden seguir de manera más clara en la obra de Wolfgang Köhler, especialmente en su texto “Gestalt Psychologie”. (12) La Gestalt, igual a una serie de autores que, rescatando la idea de la vivencia y el concepto de intención propuesta desde la fenomenología, se distancian de la idea de que la conciencia...
  • 18. [ 32 ] [ 33 ] Las ideas del campo perceptivo se pueden ilustrar con un experimento de Köhler. Este autor encerraba a un chimpancé en una jaula y fuera del al- cance del animal colocaba un banano. Entre la fruta y la mano que se ex- tendía para alcanzar la comida se interponía un palo, colocado en diferentes posiciones. Cuando el animal, que no había sido enfrentado anteriormente a este tipo de situaciones, encontraba el instrumento paralelo a su brazo, de modo que “aparentara” ser una prolongación de su brazo, tendía con mayor probabilidad a utilizarlo como medio para alcanzar el alimento. Si el palo se colocaba perpendicularmente al brazo, las posibilidades de su uso disminuían. Y si el palo se colocaba en una situación que no estableciera un vínculo perceptivo entre el brazo y el objetivo que dirigía la acción del primate (por ejemplo en la misma jaula pero a espaldas del animal), este último no utilizaba el instrumento. La mayor probabilidad del uso del in- strumento se debía a que el palo y la mano conformaban dos vectores que ofrecían perceptivamente la solución al animal. De esta manera la teoría de la Gestalt establecía el comportamiento como el producto dinámico de fuerzas que podían alterarse continuamente, por las mismas variaciones del ambiente. La experiencia del sujeto participaba de las situaciones presentes como un componente dentro de una totalidad que determinaba por encima de cualquier otra categoría psicológica la conducta del sujeto(13) . Pero si la Gestalt había posibilitado la noción de totalidad y las constantes variaciones de la acción de un organismo, Merleau-Ponty y una serie de autores más le cuestionarán el sometimiento de la acción a (12) ...es el elemento fundamental del psiquismo. La percepción, como forma prerelexiva permitirá no solamente oponerse a la explicación asociacionista sobre la conducta, sino que además permitirá abordar la cuestión de el pensamiento sin el lenguaje, y eliminará los límites radicales con otras formas de vida animal y con otras manifestaciones del psiquismo humano. (13) Realmente la Gestalt (especíicamente Köhler, 1929a/1959) establecía una oposición en- tre los fenómenos perceptivos o la acción motora y los procesos relexivos que entendían como una actividad simbólica. Los símbolos (entendidos en el uso que era más corrien- te encontrar en lingüistas y semiólogos europeos, como proceso transformador del mundo perceptible) podrían incluso convertirse en un obstáculo para el adecuado funcionamiento del cuerpo y del sistema perceptivo. Estos esbozos de Köhler que se referían a los primeros momentos de vida de un niño, no solo posibilitaron una visión genética de la cognición, sino que establecieron una separación entre el cuerpo y la imagen corporal que habrá de ser funda- mental en las teorizaciones de Merleau-Ponty y de los clásicos de la psicología del desarrollo (nos referimos a Piaget, (1936/1969); Wallon (1949/1982), Werner (1940/1965), Vigotsky, (1934/1964) entre otros). condiciones físicas o a eventos externos al sujeto(14) . Para entender con más detalle cómo Merleau-Ponty llega a dicha conclu- sión, necesitamos pasar rápidamente por aquellas relexiones fenomenoló- gicas(15) que permitan contextualizar la perspectiva gestáltica y los comen- tarios de dicho autor. Empecemos por la observación de un objeto externo. Pensemos en un cubo por ejemplo. Si observamos un cubo por uno de sus lados, lo que podría presentarse ante los ojos es una igura geométrica de dos dimensiones, un cuadrado. Pero a pesar de lo que se nos presenta apa- rentemente, nosotros podemos estar seguros de estar viendo un cubo. De la misma manera si observamos un escritorio, podemos tener una sensación de globalidad y que este objeto tiene otras partes a pesar de que no estén siendo percibidas actualmente. Si nos desplazamos alrededor del escritorio, posiblemente vemos otros pedazos o percibamos otros elementos del mismo objeto que no necesari- amente son similares a la parte inicialmente vista. El que todas las partes del escritorio conformen una unidad (piense el lector en un escritorio, o en una mesa con toda la complejidad que sea capaz de imaginarse) no es por una similitud entre las partes, sino por una actividad de integración que sólo es parte del sujeto que percibe. El que la parte delantera de un escritorio se uniique dentro de la misma percepción del objeto, con las gavetas u otras partes del mismo se debe a una actividad de síntesis que funciona en el (14) Realmente Merleau-Ponty no es el único ni el primero que hace este tipo de crítica a la Gestalt. Piaget (1936/1969; 1950/1975) establece una diferencia entre fenómenos de campo (reiriéndose a lo que proponía la Gestalt) y actividad perceptiva. Esta última llevaba a Piaget a plantear que la actividad organizadora era parte de las estructuras de la vida que se expresaba de manera diferente en cada especie. De esta manera el mundo sería claramente una construc- ción del sujeto. Gurwitsch (1979), siguiendo algunas críticas a la Gestalt hechas por Husserl, igualmente plantea la necesidad de otorgar un papel más activo al sujeto y de contemplar las sensaciones subjetivas del mismo. En esta dirección se desarrollaría la obra de Merleau- Ponty. Esto porque una orientación fenomenológica que se orienta hacia la explicación de la conciencia, de la sensación de unidad, de la estabilidad del sí-mismo y de la experiencia, trae a colación lo subjetivo que inluirá en la caracterización del cuerpo y de la conducta que hace Merleau-Ponty. (15) La relexión que hace Husserl sobre la conciencia ha tenido diferentes momentos. Nos referiremos a las primeras relexiones sobre el problema de la intencionalidad y la conciencia, en las que este autor establecía los primeros pasos para una psicología fenomenológica. Para evitar malinterpretaciones, nos hemos basado en los textos de algunos autores que analizan la obra de Husserl (Dartigues, 1981; San Martín, 1987; Szilasi, 1973).
  • 19. [ 34 ] [ 35 ] mismo acto de percepción. La parte delantera (o cualquier otra parte) del escritorio que primero es observada se va integrando en el momento si- guiente a una misma unidad perceptiva; esto lo hará un agente que de algu- na manera garantiza la continuidad de su experiencia. Si pensamos en la percepción de un ritmo podemos sacar conclusiones si- milares. Pensemos por ejemplo en un concierto para piano que esté dando Mozart, o en un concierto de música norteña. En la mitad de un movimien- to, o del coro de un corrido, percibimos la nota “do” de determinada mane- ra. Esa nota es percibida de acuerdo al conjunto de todo lo oído hasta ese momento. Posiblemente, si somos unos músicos de profesión, percibimos mal tocada la nota “do”. La percepción de desarmonía o de armonía depen- de del conjunto de notas anteriores que nos hace captar los sonidos como conformando en conjunto un ritmo o una canción particular. La sensación de unidad está dada nuevamente por ese conjunto de sensaciones que va integrando y armando una secuencia uniicada. La unidad no es un proceso de memoria y de comparaciones constantes entre lo escuchado y lo que va a ser escuchado, sino es una continuidad que se garantiza por la permanencia de un proceso uniicador por parte del sujeto. Este es el sentido del concep- to de conciencia. La conciencia no es el proceso de relexión, o de conocimiento explícito de que estamos realizando una determinada actividad, es la actualización de la unidad en un momento presente. Por esto para las relexiones de la unidad del conocimiento, la percepción es un proceso fundamental ya que sólo en momentos presentes se actualizan las experiencias pasadas. Si este proceso de integración se da sobre las percepciones de objetos en el espacio presente, podemos pensar en otras situaciones que garantizan esa misma unidad. Siguiendo con esta relexión fenomenológica podemos ampliar el sentido de la idea de subjetividad. Podemos pensar en otra serie de situaciones, de situaciones, como la presencia de una foto y un recuerdo. Cuando recordamos una determinada situación, o cuando comparamos un evento actual con otro hecho antes vivido, o incluso cuando experimen- tamos un de javù, la sensación de similitud no está necesariamente en el hecho objetivo, ni porque realicemos la comparación de las dos situaciones elemento por elemento; antes bien, una sensación subjetiva nos aporta la similitud y la certeza de unidad. Con toda seguridad el recuerdo de un even- to, o el establecimiento de la igualdad de un recuerdo con un hecho real, no se corresponde con la realidad del evento (suponiendo que tuviéramos una imagen precisa cuando recordamos algún hecho especíico, lo que es claramente cuestionable). La similitud es parte de una continuidad subje- tiva que puede agrupar experiencias diferentes a partir del signiicado o el sentimiento que generen. Este proceso se hace más evidente en el caso de la identidad, o la per- cepción del sí-mismo. Un observador externo puede observar que nosotros mismos nos comportamos de manera diferente en variadas situaciones. Si el observador externo nos viera con máscaras diferentes podría suponer que se trata de personas diversas. Pero independientemente del observador externo, o de las máscaras con las que nos vean terceras personas, nosotros nos sentimos los mismos en esas diversas ocasiones. Piense el lector en las diferentes maneras de comportarse que puede exhibir en una reunión laboral, en un encuentro con amigos, o en la intimidad con su pareja. En cada una de estas situaciones, con toda seguridad, nuestro compañero en este viaje imaginario, se comporta de manera particular, pero en ninguna de ellas se siente menos él mismo, o se siente que es parte de un juego teatral ajeno (bueno, eso esperamos de alguien que haya sido capaz de llegar hasta este momento de la lectura). Para hacer de este ejercicio imaginativo algo más dramático, piense en la historia de su vida. Por el profundo grado de conianza que ya hemos esta- blecido en este extenso camino de compartir símbolos, podríamos esperar que nuestro lector nos cuente su historia personal desde los 7 años de vida, sin alterar para nada el signiicado del pronombre “yo”. A pesar de que cuente historias que no se corresponden con la de una persona adulta y menos con las de un profesional de la psicología, o de las ciencias humanas, ciencias humanas, con toda seguridad no pondrá en duda que el niño con el que empieza su narración es el mismo “yo”, que actualmente cuenta la historia.
  • 20. [ 36 ] [ 37 ] La identidad sólo es posible por unas sensaciones subjetivas que aseguran la unidad y la continuidad de las experiencias. La unidad de nosotros mis- mos no se construye sobre la certeza de unos recuerdos, ni siquiera sobre el decirnos a nosotros mismos, en cada momento de nuestras vidas, que somos nosotros los que estamos viviendo una determinada experiencia. La unidad de la experiencia es parte de una sensación que nos acompaña per- manentemente, a pesar de que no nos reiramos a ella de manera explícita. Es importante resaltar que esta unidad solo es posible por las sensaciones, ya que ellas son las actualizaciones de lo que las situaciones producen a los sujetos. Los objetos, o los comportamientos, no pueden asemejarse ni por su parecido, ni por su contigüidad, ni por otro mecanismo asociativo, sino por un sujeto que valora, o mejor, tiene la misma sensación ante diferentes momentos o eventos del ambiente. Esta sensación es el componente subje- tivo que garantiza las comparaciones, la permanencia de ciertas conductas y que los objetos sean percibidos de ciertas maneras. Este tipo de relexión va a ser seguida por la Gestalt, pero despojando a la percepción de toda actividad subjetiva y de toda referencia a las sensacio- nes y sentimientos que acompañan todo acto perceptivo. Por esta razón el insight del chimpancé de nuestro ejemplo anterior, va depender de fuerzas externas y no de una experiencia subjetiva. El animal alcanza el banano con el palo (en la situación donde el palo se coloca paralelamente al brazo), porque el instrumento se le presenta como una continuación de su brazo y no como una unidad producto de la conciencia. Las posiciones de los componentes de la situación hacen que el palo y el brazo sean percibidos de manera uniicada y como vectores que dan como resultado necesario la acción de alcance del banano. El medio se vincula estrechamente con el objetivo (por percibirse en el mismo espacio) y la acción simplemente actúa como producto de ese vínculo evidente. La unidad del mundo y las respuestas coherentes con este mundo se dan por un juego de fuerzas físicas donde el sujeto está inscrito. La percepción conforma que el sujeto actué de determinada manera determinada manera, según las reglas que se han propuesto desde esta teoría. Si la conciencia es parte de un proceso relexivo humano, entonces el aná- lisis de conductas de otras especies no reclama este tipo de conceptos. Al chimpancé que utiliza el palo para alcanzar el banano, no le podemos atri- buir ningún grado de conciencia, por lo menos con el sentido aquí expues- to. Por esta razón el mismo animal puede tener algunas diicultades para utilizar el mismo instrumento en situaciones algo diferentes(16) , o puede evidenciar una incapacidad para alterar las formas del instrumento, o para mostrar conductas de búsqueda sin ningún indicador perceptible. Pero la negación de la conciencia no solo se produce para observar la con- ducta de animales pre-humanos, sino como supuesto esencial para anali- zar todas las conductas que muestran alguna forma de organización. Los fenómenos de percepción y las conductas humanas pueden ser analizados sin remitirse a la conciencia. Al igual que los primeros asociacionistas, los teóricos de la Gestalt colonizan un tipo de fenómenos donde creen hacer evidentes sus formulaciones y posteriormente (sin la misma rigurosidad utilizada en sus estudios empíricos) extrapolan sus conclusiones a otros problemas y aspectos del actuar humano. Nuestro interés no es evaluar las extrapolaciones que hacen los teóricos de la psicología, sino estudiar las maneras como analizan los fenómenos que abordan. Por eso seguiremos nuestra exposición ampliando la concepción gestáltica de la percepción para poder comprender el foco de los cuestionamientos de Merleau-Ponty. Ampliemos sus ideas con otro ejemplo. Reirámonos al fenómeno Phi estudiado inicialmente por Wertheimer (Mer- leau-Ponty, 1945). El fenómeno phi es una ilusión óptica según la cual unos puntos ijos expuestos a determinada distancia entre sí y a intervalos de tiempo especíicos, llevan a que la persona no perciba puntos ijos sino mo- vimiento (recuérdese las luces navideñas que se prenden individualmente (16) Esta airmación hay que entenderla como parte de los datos que sobre el comportamiento animal existían en los años 30s y 40s de siglos XX. En esta época, Köhler(1929a/1959), Pia- get(1936/1969), Viaud (1946/1976), Vygostski (1934 /1964) y Wallon (1949/1982), suponían que el animal tenía solamente una inteligencia (era capaz de coordinar medios y ines de manera adaptativa y lexible) sensoriomotora o práctica. Es decir, sólo operaba cuando los eventos estaban presentes. El animal no era capaz de alejarse del presente y por eso sólo utili- zaba el instrumento para situaciones especíicas con las que se había vinculado el medio y el objetivo. Independientemente de esta concepción sobre la inteligencia animal, el sentido de lo expuesto en este texto se mantiene. Es decir, no es necesario invocar la idea de conciencia, ni de sensación subjetiva de unidad para poder dar cuenta de la idea de totalidad y de la unidad de nuestras experiencias.
  • 21. [ 38 ] [ 39 ] en cierto momento y dan la sensación de un movimiento del punto lumi- noso a lo largo de una trayectoria). Este no se puede entender a partir de las manchas de luz separadas, sino como una mancha que se mueve de un punto espacial a otro. La percepción de movimiento es producto de una ley de cierre de las formas perceptivas, y no depende de otro tipo de factores. El fenómeno Phi aplicado a las notas musicales, o a cualquier otro evento, operaría de la misma manera. Las notas son escuchadas de determinada manera y en intervalos y tonos tan particulares que los sujetos tienden a es- perar que los siguientes movimientos se presenten con la misma secuencia y con las mismas características. Con lo expuesto hasta acá se puede entender la separación de Merleau- Ponty de las ideas de la Gestalt. Interpretar la idea de totalidad a partir de la teoría del campo de la física y de la dinámica de los vectores conllevaría, cree el ilósofo francés, a un sometimiento del sujeto a las fuerzas exterio- res, lo que limitaría la participación activa del sujeto en la selección y deter- minación de su mundo. Si bien, dicho autor se distancia de toda referencia a la conciencia en los términos en que la entiende Husserl, mantiene de su herencia fenomenológica la idea de la sensación o de experiencia subjetiva. De manera resumida repetiremos lo hasta aquí planteado en relación con la crítica a la teoría de la Gestalt. Una teoría que entiende la percepción como el resultado de fuerzas físicas, o de tensiones entre ciertos eventos que ac- túan a la manera de unos vectores, acaba sometiendo la actividad humana a la pasividad y a ser un producto de fuerzas ajenas. La primera y más evidente duda que genera una perspectiva tal, es que su idea de totalidad se desvirtúa, al no considerar la experiencia y la participación del sujeto (Merleau-Ponty, 1942/1953). Si la totalidad sólo se aplica para analizar las fuerzas, o las relaciones entre los objetos, es claro que no se está hablando de una verdadera totalidad al no contemplarse al organismo que actúa. 2.3. A riesgo de parecer reiterativos: la acción en la obra de Piaget Merleau-Ponty emprende ese camino para incorporar en la percepción la “actividad” y las maneras como los organismos establecen demandas en la interacción con su Umwelt. La “acción” en la obra de Merleau-Ponty se integra a una concepción de un cuerpo cargado de subjetividad. Esta inte- gración es el producto de recoger algunas ideas que operaban en la psicolo- gía europea de los años 30 y 40s(17) . Por un lado estaban las elaboraciones sobre el concepto de la actividad perceptiva y por otra la idea de un cuerpo cargado de subjetividad. Algunas ideas que de aquí tomó Merleau-Ponty pudieron inluir en su concepción de la Gestalt y en la manera en que él for- mula sus tesis esenciales. En este apartado nos concentraremos en la obra de Piaget y su concepto de acción. En los siguientes apartados abordaremos algunas ideas sobre la corporalidad y la idea de unidad. Piaget cuestiona a la Gestalt por considerar la percepción como un someti- miento a las condiciones del ambiente. Piaget caliica de empirista a la Ges- talt, ya que esta teoría no considera la acción, o el comportamiento de los organismos. El creador de la epistemología genética(18) diferencia los fenó- menos de campo de la actividad perceptiva. Los primeros, “los fenómenos de campo”, además de ser evidentes en los primeros estadios del sensorio- motor, expresan la manera como la Gestalt comprendió la percepción. Los recién nacidos, por ejemplo, no logran establecer una separación en- tre su cuerpo y los estímulos del ambiente. Por esta razón el niño puede ser afectado por alguna sensación que pueda tener la madre mientras está siendo amamantado. O incluso el llanto de otro niño desencadena automá- ticamente la misma reacción en los bebés. Este sometimiento a los eventos del mundo, hace al niño un ser susceptible a las condiciones variables del ambiente (Piaget, 1936/1947; 1946/1987; 1957/1979). (17) La presentación que haremos a continuación la hacemos bajo nuestra responsabilidad y nuestro esfuerzo por vincular ciertas discusiones. Airmamos esto debido a que en la época no era usual que los autores citaran todas sus fuentes, ni explicaran cuál era el origen o historia de algunos de sus conceptos. (18) Realmente Piaget tomó el concepto de epistemología genética y las ideas de la acción sensoriomotora de James Mark Baldwin (1902/2008). Baldwin fue el primero que planteó algunas ideas del desarrollo sensoriomotor en el niño (las reacciones circulares, la experimen- tación de los estadios inales de este periodo del desarrollo, y los conceptos de asimilación y acomodación, entre otras cosas). Pero Piaget, a pesar de no ser el creador de estos conceptos, les da un sentido biológico y establece más claramente el papel de la acción en el desarrollo infantil y en el desarrollo de la función simbólica. Nos centraremos en la obra del maestro ginebrino porque en éste se da un proceso de distanciamiento de la Gestalt similar al operado por Merleau-Ponty, y porque nos permite mostrar claramente las tendencias de la psicología del desarrollo en cuanto al papel de la acción en el desarrollo de la representación y en relación con la corporeidad.
  • 22. [ 40 ] [ 41 ] Apartir de los 8 o más meses, el niño empieza a mostrar conductas intencio- nales y un mayor control de su acción, al igual que evidencia una búsqueda más activa de ciertos objetos que empiezan a ser parte de sus intereses. En este momento del desarrollo (que se corresponde con el cuarto estadio del sensoriomotor en el esquema piagetiano) aparece la inteligencia, la in- tencionalidad y una mayor capacidad de exploración del mundo. En estos momentos Piaget habla de actividad perceptiva, para referirse a las maneras como el sujeto explora su mundo y varía ciertas condiciones del mundo, de acuerdo a su experiencia anterior(19) . El niño del cuarto estadio (entre los 8 y 12 meses de edad) es capaz de variar su conducta para vincular medios y ines de una manera inteligente(20) . Un niño no sólo conecta un palo con un banano (o en este caso un juguete atractivo) por simple resultado de unos vectores perceptivos, sino que es capaz de explorar y variar las condiciones o usos del instrumento de acuerdo a su experiencia anterior. Pero si en estos casos se hace evidente el papel de la acción en las tareas sensoriomotoras del niño, Piaget se reiere a otras investigaciones donde se maniiesta claramente el papel de la acción. Una de estas tareas es la realizada sobre unos gatos recién nacidos. Inmediatamente después de na- cidos los dos animales fueron aislados de estímulos visuales y limitados en su movimiento. Luego de unas cuantas semanas de su nacimiento fueron colocados en una especie de carruaje, que era movido por uno de ellos, permaneciendo el otro amarrado a la parte superior de este objeto sin que (19) El concepto de actividad no solo lo establece Piaget para dar cuenta de cómo un niño pequeño puede abordar ciertas tareas de inteligencia, sino para dar cuenta de la historia y la explicación del desarrollo. Al postular el desarrollo de la actividad sensoriomotora, introduce la consideración de la historia del sujeto y cómo su experiencia anterior participa en los actos que se desarrollan en un presente. La teoría de la Ge stalt (o como lo hemos dicho su más claro teórico, W. Köhler) describe a los niños de manera similar a Piaget (siendo este último el que retoma estos datos e investigaciones de la Gestalt) pero antes de los 8 meses los niños no mere- cen su atención. Los logros de los niños de 8 meses se explican por un proceso maduracional. Es decir, el niño no tiene una historia de interacción con su ambiente, ya que sus habilidades perceptivas se desarrollan como parte de un automático proceso de crecimiento neuronal. (20) El concepto de inteligencia de Piaget es claramente tomado de los experimentos y la conceptualización de Köhler. En el debate con etólogos y biólogos alrededor del instinto y del aprendizaje, este psicólogo deinió la inteligencia (o los insights) como la coordinación novedosa de medios y ines. Este mismo autor estableció el paralelo entre los chimpancés y los últimos momentos de la primera infancia. Comparación que Piaget mantuvo al llamar al quinto estadio del sensoriomotor “La edad del chimpancé”, en clara referencia a las pruebas de la escuela alemana de psicología. pudiera dirigir su desplazamiento. Esta situación prolongada en el tiempo generó que el animal, que tuvo alguna posibilidad de movimiento, pudiera desarrollar su motricidad y orientación de manera adecuada en el espacio. El otro gato, al contrario, mostró posteriormente un caminar torpe y unas diicultades para mantenerse erguido y para orientarse en el espacio (Fla- vell, 1968). Aunque creemos suiciente este ejemplo para ilustrar la importancia que Piaget le da la acción, nos queremos referir a un experimento clásico que dicho autor toma de Ivo Köhler. Este investigador desarrolló unas gafas que invertían la percepción del mundo. Los sujetos a los que les colocaba las gafas eran incapaces de mantener el equilibrio y de desplazarse por el espacio. Lo curioso del experimento es que los sujetos, al cabo de un tiem- po de usar estos dispositivos, no solo eran capaces de caminar, sino incluso realizar tareas de equilibrio como el montar en bicicleta. Ellos iban regu- lando y compensando los efectos perceptivos de acuerdo a los resultados de su acción. De esta manera, Piaget incorporó la acción como el factor fundamental para entender la percepción y toda forma de conocimiento. La acción sensorio- motora sería el factor que permitiría incorporar la experiencia del sujeto en la determinación de su mundo perceptivo, además de ser la raíz de toda for- ma de conocimiento. La acción sensoriomotora posibilitaría no solamente la adecuada y lexible utilización de los instrumentos, sino que sería a su vez la raíz de todas las formas abstractas de conocimiento. La acción, al po- sibilitar la organización de los eventos, lograría dar cuenta de las relaciones y otras formas de organización propias del pensamiento lógico del adulto. Si el conocimiento se construye sobre la experiencia, éste no es producto de las relaciones entre los objetos, sino el producto de las acciones que el sujeto ejerce sobre los objetos. Algunos aspectos de esta idea diferenciarán a Merleau a Merleau-Ponty de Piaget. No creemos necesario plantear la idea general sobre la acción que puede compartir Merleau-Ponty con Piaget, ya que creemos que su originalidad está en las maneras como él se distancia de esta conceptualización. A pesar de que algunos elementos se entienden mejor con lo que vamos a presentar
  • 23. [ 42 ] [ 43 ] en nuestro último apartado, queremos adelantar algo inicial, que va a per- mitir seguir con el desarrollo de nuestra exposición. En un primer punto, Piaget se separa de cualquier perspectiva fenomenoló- gica al considerar que el conocimiento se vuelve cada vez más abstracto y separado del cuerpo. Más adelante se ampliará esta postura, y la respuesta de Merleau-Ponty al respecto. Otro segundo aspecto en el que se distan- cian estos dos autores, tiene que ver con la idea de acción de Piaget y su signiicado poco preciso. Piaget, como ya lo dijimos, establecía la acción sensoriomotora como la fuente de todo conocimiento y el mecanismo por el cual la percepción y la interacción con el mundo se regulaban y lograban la adaptación de los organismos. Los sujetos que no tenían posibilidades de actuar sobre el mundo verían limitados sus esquemas de conocimiento y, como los gatos del experimento anteriormente citado, verían truncado su desarrollo. Los seres humanos que no tuvieran posibilidades de moverse y actuar sobre el mundo no lograrían alcanzar los periodos más avanzados del esquema de desarrollo piagetiano. Pero, ¿qué quiere decir exactamente Piaget cuando habla de acción sensoriomotora?, ¿quiere con esto signiicar que el sujeto debe poseer todos sus sentidos funcionando adecuadamente?(21) O, ¿quiere decir que el movimiento corporal es el componente fundamental de este desarrollo y de esta idea de acción?. Si este fuera el caso, ¿qué pasaría con niños ciegos de nacimiento, o con los niños parapléjicos, o que nacen con una limitación total en su movimiento?, ¿qué pasaría con los niños que están limitados en su movimiento a la vez que carecen de visión? Este tipo de cuestionamiento, que recibió Piaget, no fue aclarado con la suiciencia y precisión que era común en sus escritos (Flavell, 1991). En estos casos, a pesar de presentarse algún retraso en el desarrollo, se encuentran las características cognitivas que Piaget le atri- buyó a los sujetos normales. (21) Por los experimentos realizados por Piaget parece que la visión fuera el sentido más fun- damental. Las observaciones realizadas en el periodo sensoriomotor demandan la participa- ción de la visión principalmente. Sólo en un estudio posterior (Piaget e Inhelder, 1959/1983) y reiriéndose a las operaciones concretas, utiliza situaciones donde participa la percepción quinestésica. Si un niño no muestra adecuadamente los sentidos o su motricidad y logra avanzar en su desarrollo, ¿cuál sería entonces el papel de la acción senso- riomotora? ¿Qué función de organización se le puede atribuir entonces a los sentidos y a la acción motora, si aquellos que carecen de ellas logran las mismas capacidades cognitivas de aquellos que gozan de mejor suerte?. Estas diicultades nos conducen nuevamente a la idea de subjetividad y de unidad como condición de posibilidad para la percepción y la interacción con el mundo. Pero la sensación de unidad en el niño pequeño y en algunos animales pre-humanos no se da a través de la conciencia, sino a través de un cuerpo que siempre se presenta como garantía de organización. Es ésta precisamente la vía que tomará Merleau-Ponty y que le permitirá airmar que el cuerpo es el fundamento de todo conocimiento, y no sólo el origen de posteriores formas cognitivas. El cuerpo y el sentido de unidad y organiza ción asociado a su sensibilidad son los componentes fundamentales que siempre están presentes en toda actividad humana y los que garantizan la continuidad de la experiencia. A continuación nos concentraremos en am- pliar la idea de la corporeidad en Merleau-Ponty. 2.4. La noción de cuerpo a partir del análisis de un caso clínico: Gelb y Goldstein en la obra de Merleau-Ponty A pesar de que las formulaciones de la Gestalt, como lo mostramos ante- riormente, se dirigían a comprender la percepción, sus ideas tuvieron otras interpretaciones y otros campos de aplicación. Una de estas nuevas aplica- ciones fueron las de Kurt Goldstein (1878-1965) y Adhemar Gelb (1887- 1936) a la neuroisiología. Según ellos, el cuerpo humano es una totalidad, que aunque está compuesta por órganos, no debe entenderse como la simple yuxtaposición de ellos, sino bajo una mirada holística, es decir, el cerebro no es un ensamblaje de segmentos que funcionan autónomamente, como si las interacciones entre estas partes fueran posteriores al funcionamiento independiente de esas partes. Antes bien, en cada acción y reacción está involucrado el sistema nervioso en su totalidad, que se vuelca completo a desarrollar una tarea (Gurwitsch, 1966).
  • 24. [ 44 ] [ 45 ] Gelb y Goldstein trabajaron juntos en investigaciones que utilizaban pa- cientes con lesiones cerebrales. En su estudio de casos patológicos, Golds- tein encontró que una lesión se puede extender a lugares imposibles de identiicar, lo que complementaría su idea de no reducir una función a un lugar especíico del cerebro. Si una lesión en una región especíica del cere- bro se presenta acompañada de una alteración de una determinada función cognitiva, no se sigue necesariamente que en el área dañada se ubique la función y que los procesos fuera de esa sean irrelevantes. Si bien el aisla- miento de regiones del cerebro permite entender ciertos fenómenos, no se puede de esto concluir, dirá Goldstein, que el comportamiento del organis- mo sea la simple suma de esos fenómenos particulares que se observan al ver cada región separadamente. Estos fenómenos se deben entender a partir del organismo como totalidad. Con esto no se está negando que existan áreas determinadas que tienen un signiicado especial para particulares funciones. En dichos casos, incluso se puede hablar de que en estas regiones se dan los sucesos de primer plano respecto a una determinada función, mientras que en el resto del cerebro se dan los de segundo plano. Esta conceptualización de Goldstein se formula siguiendo los lineamientos de la Gestalt sobre la relación igura-fondo. Así como en un proceso perceptivo no se puede entender la identiicación de la “igura” sin el “fondo”, en el campo de la neuroisiología no se puede entender el “primer plano” sin considerar la participación del “segundo plano”. Muchas de las formulaciones de Merleau-Ponty en contra de los “postu- lados atomistas” (1942/1953, p. 94) de autores como Pavlov, se basaron en estas formulaciones gestálticas de la neuroisiología. Para Pavlov un excitante complejo era una sumatoria de excitantes simples, por lo que el sistema nervioso estaba organizado mecánicamente, y una lesión corres- pondía linealmente con la pérdida de una función. Si, como Goldstein y Gelb sugieren, la función no se localiza en un punto especíico, entonces la enfermedad no se explica por una lesión en una región especíica, sino por una reorganización de la manera en que se asume el mundo, en que se da respuesta a él, lo que involucra a todo el cuerpo. Esta nueva conceptualización explicará, según Merleau-Ponty, las particu- laridades en los casos de afasias, amnesias, alexias y agnosias y permitirá ofrecer una nueva mirada sobre muchas patologías humanas. Esta visión de totalidad mostrará que las diferencias entre un sano y un enfermo no son variaciones de tipo cuantitativo (de supresión o déicit de habilidades es- pecíicas), como sugerían las iniciales posturas asociacionistas, sino trans- formaciones cualitativas. Una patología supone un cambio en la totalidad del sujeto, en donde el comportamiento adquiere una nueva signiicación. Nos referiremos a un caso clínico que Goldstein y Gelb estudiaron duran- te un buen tiempo y que será esencial para la concepción sobre corporei- dad que Merleau-Ponty presenta en la Fenomenología de la Percepción (1945/1985). Este es el caso de Schneider, un herido de guerra que presen- taba trastornos de la percepción, del reconocimiento y del recuerdo visual (por ejemplo, no podía describir algo que estuviera tocando, si cerraba los ojos; olvidaba aquello que estaba viendo; y si se le preguntaba donde que- daba su nariz, no podía responder); además, tenía problemas de motricidad porque no podía hacer un movimiento con los ojos cerrados. Según Merleau-Ponty, se podía diagnosticar este caso como ceguera psí- quica, astereognosia (incapacidad de reconocer objetos por el tacto) y tras- tornos de inteligencia. Sin embargo, para este autor, el caso era llamativo porque el sujeto, aunque aparentemente sólo tenía una lesión en un punto especíico de la región occipital, no parecía haber perdido la sensibilidad y motricidad básicas. El paciente, que antes de la lesión trabajaba como fabricante de carteras, podía desempeñarse de manera adecuada en sus habituales tareas profesio- nales. Igualmente el mismo sujeto podía desempeñar actividades cotidianas como lavarse los dientes, sonarse la nariz, rascarse donde le picaba un mosquito o abrir una puerta; hasta podía desempeñar sus actividades coti- dianas con los ojos cerrados, con la única condición de que fueran habitua- les para él. Por todo esto, Schneider aparentemente tenía una vida práctica normal, aunque fracasaba en la reacción a situaciones novedosas, o cuando se le demandaba la realización de una tarea especíica, como por ejemplo, cuando se le daba una orden como “señálame tu nariz”.