Documentos de identidad. la construcción de la memoria histórica en un mundo global
1. "2016. Año del Centenario de la Instalación del Congreso Constituyente"
ESCUELANORMAL No. 3 DE NEZAHUALCÓYOTL
Control de Lectura
DOCUMENTOS DE IDENTIDAD. LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA EN
UN MUNDO GLOBAL.
CARRETERO, M. (2006).
Presenta: Gloria Trujillo Cristina Aideé
Curso: Educación Histórica en el Aula
Profesor: Zeyla María Luna Gutiérrez
Grado: 2º Grupo: Único
Nezahualcóyotl, México, 2016
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN BÁSICA Y NORMAL
DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN NORMAL Y DESARROLLO DOCENTE
SUBDIRECCIÓN DE EDUCACIÓN NORMAL
ESCUELA NORMAL No. 3 DE NEZAHUALCÓYOTL
SAN MATEO ESQ. NARVARTE S/N, COL. AMP. VICENTE VILLADA
NEZAHUALCOYOTL, MÉXICO, 57710
TEL/FAX 57-97-16-43
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C.C.T. 15ENS0047T
2. Documentos de identidad. La construcción de la memoria histórica en un mundo
global.
Este libro analiza cómo la enseñanza de la historia en la escuela resulta ser mucho más que la
impartición de un contenido escolar, y analiza su situación en países tan diversos como Argentina,
México, Alemania, España, Estados Unidos y Japón, con el fin de lograr conclusiones comparativas y
globales. Así las cosas, los diferentes personajes y héroes históricos escolares, los rituales patrióticos
y los libros de texto, se constituyen en auténticos “documentos de identidad” producidos por las
naciones mismas,conel fin de trazar la línea divisoria entre “nosotros” y “otros”, así comola justificación
de más y mejores características idiosincráticas y derechos para los primeros. La historia escolar se
encuentra en una creciente contradicción, que resulta de cómo atender a sus objetivos explícitos
instructivos, de carácter racional e ilustrado, y al mismo tiempo a sus objetivos implícitos de carácter
identitario, de innegables raíces afectivas y románticas. Los primeros pretenden que los futuros
ciudadanos comprendan el presente y el pasado de una manera objetivada y disciplinar, mientras que
los segundos aseguran la adhesión emocional e identitaria al proyecto nacional. Por otro lado, en la
medida en que el proceso globalizador está erosionando el sentido tradicional de las naciones mismas,
la contradicción citada se erige como una urgencia cuya resolución debería basarse en una conciencia
de los problemas que plantea y una discusión sobre el sentido y el futuro de las identidades nacionales
en un mundo cada vez más global. Identidad, memoria e historia son palabras que se entrecruzan
permanentemente buscando dar respuesta a preguntas que surgen de los fracasos del pasado, la
incertidumbre del futuro y, sobre todo, las angustias del presente.
Carretero comienzahaciendo una distinción entre tres sentidos de la palabra historia: la historia escolar,
comoregistro que aparece en la escuela; la historia cotidiana, comoelemento de una memoriacolectiva
inscripta en cada miembro de la sociedad; y la historia académica que refiere a la historiografía como
conocimiento y práctica propia de historiadores y científicos sociales.
Esta distinción no divide el concepto historia en tres compartimentos aislados del saber, sino que
permite un análisis más profundo, comprendiendo como la historia penetra a cada sociedad y a cada
sujeto de manera general y en todos los ámbitos de la vida, dando como resultado la construcción de
una subjetividad determinada.
Por más que la historia no se aprenda sólo en la escuela, ésta tiene un indiscutible lugar principal en
cuanto a la construcciónde la subjetividad. Enseñarla historia es algo más que enseñar una asignatura,
implica construir una mirada acerca del pasado, como así también acerca del presente y del futuro.
Implica construir la historia, como así también moldear la subjetividad e identidad de los sujetos a los
cuales se enseña. La historia que se enseña en las escuelas no es la misma en todos los momentos
históricos y en todos los lugares del mundo, sino que responde a las necesidades, muchas veces
contradictorias, de cada época y lugar.
De éste modo, el relato de las "historias nacionales" surge debido a la necesidad de construir una
identidad nacional que pueda fusionar las diferentes culturas, lenguajes, religiones, en el territorio único
que supone la construcción de un Estado nacional. Esto sucede en un mundo donde la identidad
nacional parecía ser agua para la vida de los pueblos. La historia nacional se escribe para ser enseñada
y, en esa enseñanza, construir al sujeto nacional (nacionalista). Pero desde fines de los años ochenta,
con la caída del Muro de Berlín y fin de la Guerra Fría, surgen nuevas necesidades: un régimen político
cae y las sociedades que antes estaban bajo su dominio comienzan a reescribir una historia que
cambió. Este es un proceso complejo donde aparecen nuevas voces para escribir la historia. Se
3. produce así una especie de reequilibración en la construcción de la identidad y la subjetividad,
expresando las nuevas contradicciones del nuevo mapa político mundial.
Las historias nacionales antes escritas ya no son eficaces en éste nuevo mundo. La globalización como
proceso social impulsa a la conformación de nuevos relatos sobre la historia. Cabe aclarar que éste
mundo globalizado no es un mundo igualitario, ni equitativo, ni justo "Probablemente es el mundo más
injusto jamás imaginado" y el hecho de que aparezcan voces antes calladas no lo hace de por sí más
igualitario. En este sentido Mario Carretero se ocupa también de problematizar la articulación entre
memoria e historia. El eje de ésta articulación se toma en relación al nuevo mapa mundial, marcado,
comoseñalé anteriormente, por la caída del Muro de Berlín (y con él la de una perspectiva socio-política
determinada); la consecuente imposición de otra (única) visión del mundo; y el establecimiento de un
nuevo orden mundial.
Por otro lado, la memoria histórica que se construye hoy en el nuevo mundo, tiene también algunos
puntos, hechos, situaciones que no son fácilmente digeribles por la memoria. El terror, el horror y el
dolor, del pasado reciente no resultan fácilmente aceptables. De este modo se forja una memoria
histórica que cuestiona y juzga los hechos de terror con el imperativo de "no olvidar para no repetir"
aquellos terribles capítulos de nuestro pasado.
El relato de la historia entonces, no es un relato estático, no es el estudio de hechos que se nos
presentan inmutables "para ser conocidos", sino que los hechos históricos son comprendidos en esta
obra como construcciones. De éste modo, comprendiendo la historia como construcción humana y por
tanto siemprecomouna construcciónideológica, la lectura de este libro nos lleva a preguntarnos acerca
de la función de la escuela polemizando con la potencialidad que tiene la misma como herramienta
emancipadora. En palabras de Carretero, “¿hasta qué punto puede la enseñanza de la historia
contribuir a la formación de valores humanistas (...)?”
Es preciso tener en cuenta que el hecho de que el autor comprenda la historia como una construcción
de sujetos socialmente determinados, en un momento histórico concreto, no significa que cualquier
historia construida tenga la misma validez que otra. Es decir, la explicación no cae en un relativismo
absoluto donde toda historia contada es tan legítima (o ilegitima) como otra, sino que da la pauta para
pensar que ninguna versión unívoca de la historia puede ser legítima, lo que establece la necesidad de
incorporar otros puntos de vista, para obtener una visión más acabada.
La complejidad de la construcción y enseñanza de la historia es aún mayor; durante largo tiempo la
historia ha sido comprendida, enseñada y aprendida desde una mirada estática de la realidad, donde
lo que sucedió es lo único que podía suceder, así como lo que sucederá es algo inevitable. La última
parte de este libro explica a partir de investigaciones empíricas cómo se resignifican las identidades y
las historias nacionales. En esas páginas se realiza un análisis comparado entre países centrales y
periféricos, dando como resultado una relación de contradicción, sobre todo en América Latina, entre
la enseñanza romántica nacionalista y la enseñanza ilustrada.
Estudiando específicamente el caso de Argentina, se explica cómolos niños "son llevados" a la historia
desde jardín de infantes a partir de prácticas escolares que se ligan más a lo emotivo que al "saber".
Los niños son introducidos por primera vez en el relato del pasado como a un cuento de hadas, con
buenos y malvados, en donde siempre el final es el mismo: "vivieron felices para siempre", es decir,
"ganaron los buenos". El pasado así se les presenta como una historia estática, resultado de acciones
individuales de personas especiales que dan lugar a sucesos inevitables. Cuando, luego de algunos
años, se introduce a esos mismos sujetos a la historia "intelectual", tienen ya una compresión estática
y personalista de la historia, ligada a un aprendizaje emotivo que resulta muy difícil modificar. De todos
modos la historia "ilustrada" a la que se acercan tampoco focaliza la idea de construcción de la historia.
4. La historia es para ellos la biografía de los próceres y algo que sucedió "porque tenía que suceder". La
historia se naturaliza, se ratifica, y con ello se naturaliza el futuro y se destruye la posibilidad de cambio.
El sujeto que se construye entonces es un sujeto pasivo que no tiene lugar como constructor de la
historia. Simplemente porque la historia no ha sido comprendida, enseñada y aprendida como
construcción. La historia de la humanidad se enseña como una sucesión de hechos naturales, donde
todo lo sucedido era lo único que podía suceder.