El documento discute el fracaso de las políticas de e-competencias. Argumenta que los estudiantes necesitan prepararse para un mundo cambiante mediante el desarrollo de resiliencia, identidades digitales, pensamiento conectivo e interdisciplinario. Sin embargo, las e-competencias a menudo se desarrollan de forma aislada en lugar de integrarse en el currículo. Esto conduce a objetivos y actuaciones superficiales que no abordan la complejidad del mundo.