El entrenamiento total se originó en Francia en el siglo XIX y se utiliza en la mayoría de los deportes para mejorar la condición física. Consiste en alternar carreras a diferentes ritmos y ejercicios como saltos y lanzamientos realizados de forma continua en un parque o bosque durante 30 minutos, manteniendo la frecuencia cardíaca por encima de 120 pulsaciones por minuto.