El documento discute el poder de las palabras y cómo su uso afecta a la sociedad. Señala que escuchó a cuatro adolescentes que se llamaban constantemente "boludo" de forma alegre. Esto le hizo pensar en cómo las palabras que usan los jóvenes han cambiado a través del tiempo, de "che" a "loco" a ahora "boludo". Argumenta que cada palabra que decimos tiene un efecto como una descarga eléctrica que se expande y puede ayudar o destruir, por lo que debemos elegir nuestras palabras cuidados