El documento discute el valor de la educación. Argumenta que la educación es valiosa porque cree en la capacidad humana de aprender y mejorarse unos a otros a través del conocimiento. También requiere optimismo y valentía. Explica que nacemos humanos pero necesitamos confirmar nuestra humanidad a través del aprendizaje y la interacción con otros, lo que nos diferencia de los animales. El principal objetivo de la educación es enseñarnos a pensar y aprender a pensar sobre lo que pensamos.
Powerpoint sobre principalmente a influencia das clases políticas, os medios de comunicación e as mensaxes que crean certas tendencias na cidadanía para atemorizala e manipulala ó seu antoxo.
Traballo feito por alumnos de 1ºBachillerato do I.E.S. Antón Losada Diéguez.
Unha reflexión acerca dun debate que está moi de actualidade. Nunha situación excepcional, como pode ser a ameaza ante un atentado terrorista, que debe prevalecer: a liberdade ou a seguridade?
IMÁGENES SUBLIMINALES EN LAS PUBLICACIONES DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁClaude LaCombe
Recuerdo perfectamente la primera vez que oí hablar de las imágenes subliminales de los Testigos de Jehová. Fue en los primeros años del foro de religión “Yahoo respuestas” (que, por cierto, desapareció definitivamente el 30 de junio de 2021). El tema del debate era el “arte religioso”. Todos compartíamos nuestros puntos de vista sobre cuadros como “La Mona Lisa” o el arte apocalíptico de los adventistas, cuando repentinamente uno de los participantes dijo que en las publicaciones de los Testigos de Jehová se ocultaban imágenes subliminales demoniacas.
Lo que pasó después se halla plasmado en la presente obra.
Presentación de la conferencia sobre la basílica de San Pedro en el Vaticano realizada en el Ateneo Cultural y Mercantil de Onda el jueves 2 de mayo de 2024.
LA PEDAGOGIA AUTOGESTONARIA EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJEjecgjv
La Pedagogía Autogestionaria es un enfoque educativo que busca transformar la educación mediante la participación directa de estudiantes, profesores y padres en la gestión de todas las esferas de la vida escolar.
Durante el período citado se sucedieron tres presidencias radicales a cargo de Hipólito Yrigoyen (1916-1922),
Marcelo T. de Alvear (1922-1928) y la segunda presidencia de Yrigoyen, a partir de 1928 la cual fue
interrumpida por el golpe de estado de 1930. Entre 1916 y 1922, el primer gobierno radical enfrentó el
desafío que significaba gobernar respetando las reglas del juego democrático e impulsando, al mismo
tiempo, las medidas que aseguraran la concreción de los intereses de los diferentes grupos sociales que
habían apoyado al radicalismo.
La Unidad Eudista de Espiritualidad se complace en poner a su disposición el siguiente Triduo Eudista, que tiene como propósito ofrecer tres breves meditaciones sobre Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. En cada día encuentran una oración inicial, una meditación y una oración final.
1. EL VALOR DE EDUCAR
FERNANDO SAVATER
Educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el
deseo de saber que la anima, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por
medio del conocimiento.
El optimismo es imprescindible para estudiar o ejercer la educación.
El término “valor” del título, se refiere tanto a que la educación es valiosa y válida
como a que es un acto de valentía (valor, coraje), un paso al frente.
Cap.1 El aprendizaje humano
Nacemos humanos, pero no basta: tenemos también que llegar a serlo.
Decía Píndaro, el gran poeta griego: “llega a ser el que eres”.
Nuestra humanidad biológica necesita una confirmación posterior, algo así como un
segundo nacimiento, en el que por medio de nuestro propio esfuerzo y de la relación con
nuestros semejantes se confirme definitivamente el primero. Solo llegamos a ser
plenamente humanos cuando los demás nos contagian su humanidad.
Aprendemos de la imitación de nuestros congéneres, pero a diferencia de los animales,
en nuestro caso el adulto obliga al niño a fijarse en lo que hay que hacer. Prácticamente
todo en la sociedad humana tiene intención pedagógica. Otra diferencia con el reino
animal estriba en el hecho de que los miembros de la sociedad humana además de saber
lo que saben, también son capaces de corregir la ignorancia de los que aún no saben.
El ser humano tiene de forma innata la vocación de compartir lo que sabe, enseñando a
los recién llegados al grupo. Enseñar es siempre enseñar al que no sabe, por tanto para
ser maestro no basta con saber, es imprescindible conocer la ignorancia ajena y desear
enseñarle lo que no sabe.
El hombre llega a ser hombre a través del aprendizaje.
El afán por educar y convivir armónicamente con nuestros semejantes es lo que ha
hecho aparecer la sociedad humana y la educación; reforzando los lazos afectivos más
allá del ámbito familiar. De esto se deduce que el amor potencia el aprendizaje, pero no
puede sustituirlo: los animales también aman a sus hijos, pero la combinación de amor y
pedagogía es lo que nos diferencia de ellos.
Gran parte de nuestros conocimientos básicos los aprendemos de nuestra propia
experiencia y del roce con las cosas del mundo que nos rodea, pero esto también les
sucede a los animales; a diferencia de ellos nuestro más importante maestro no es el
mundo que nos rodea sino nuestra interrelación con otras conciencias.
La principal lección de la educación tiene que corroborar este extremo y partir de él
para poder transmitir. Enseñar y aprender de nuestros semejantes es lo más importante
para desarrollar nuestra humanidad, así comprendemos que aunque la realidad que nos
rodea no depende de nosotros, lo que ésta realidad significa sí es una opción nuestra,
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2. entendiendo por significado la forma mental que le damos a esa realidad para
relacionarnos a través de ella con nuestros congéneres.
Los significados no pueden sostenerse en aislamiento del sujeto porque dependen de la
mente de los otros, es decir “mi” propia existencia como ser mental depende de la
capacidad de participar en la mente de los otros. Podemos estudiar y memorizar
conocimientos en aislamiento, pero así no recibimos una educación humana.
La verdadera educación consiste en enseñar a pensar y en aprender a pensar sobre lo
que se piensa, esto es lo que marca nuestro salto evolutivo con respecto a otras especies,
y esto exige la pertenencia a una comunidad de criaturas pensantes.
Según Kant, en sus “Reflexiones sobre la educación”, la educación nos viene siempre
de otros seres humanos (“el hombre sólo es educado por hombres y por hombres que a
su vez fueron educados”), “si por una vez un ser de naturaleza superior se encargase
de nuestra educación, se vería por fin lo que se puede hacer del hombre”.
Pero hay que señalar que si esto sucediera se perdería para siempre algo esencial: el
parentesco entre enseñantes y enseñados. La principal asignatura que los hombres nos
enseñamos unos a otros es en qué consiste ser hombre, y esto los que mejor lo saben son
los propios humanos.
Debemos tener siempre presente que nadie es sujeto en la soledad o el aislamiento, se es
sujeto entre sujetos.
El primer objetivo de la educación es hacernos conscientes de la realidad de nuestros
semejantes y la más importante lección ha de ser la de aprender a ver la vida y las cosas
con ojos humanos.
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3. Cap.2 Los contenidos de la enseñanza
Eibl-Eibesfeldt, etólogo, asegura que estamos genéticamente programados para
aprender habilidades que sólo pueden enseñarnos los demás.
Lo primero que aprendemos es que no somos únicos (no estamos solos), nuestra
condición humana implica interrelación con otros; y lo segundo que no somos
iniciadores de nuestro linaje, aparecemos en un mundo donde la huella humana ya
existe de mil modos diferentes y vamos a formar parte y a formarnos en ese medio: la
sociedad y el tiempo.
Dice el filósofo español José Gaos en el título de su libro: “Dos exclusivas del hombre:
la mano y el tiempo”
El tiempo es nuestro invento más característico, nuestro rasgo menos animal. En el
medio social se desarrollarán nuestras capacidades biológicas convirtiéndose en
humanidad afectiva mediante la relación con los demás (Sociedad), pero al mismo
tiempo esos semejantes de los que aprendemos no están todos presentes, muchos ya
murieron, y a pesar de ello sus descubrimientos y luchas siguen contando para nosotros
como lecciones vitales; al igual que nuestros aprendizajes, luchas y descubrimientos
perdurarán más allá de nuestra vida en el mundo (Tiempo).
Los animales no necesitan el tiempo, porque no saben de antemano que van a morir.
Nosotros a través del tiempo minimizamos el aislamiento aterrador que nos produce
nuestra conciencia de la muerte inevitable. A través de la educación nacemos al tiempo
y nos cargamos de símbolos del pasado y amenazas y esperanzas futuras, entre las que
se nos cuela el presente sin apenas darnos cuenta.
Juan Delval dice: “el manejo del tiempo es la fuente de nuestra grandeza y el origen de
nuestras miserias y es un componente esencial de nuestros modelos mentales”.
Cualquier aprendizaje está ligado directa o indirectamente al tiempo: es primordial para
educar a otros haber vivido antes que ellos, es decir haber vivido (experimentado) antes
el conocimiento que se pretende transmitir. Esto nos lleva a afirmar que todos los
hombres somos capaces de enseñar algo a nuestros semejantes. Los niños, por ejemplo,
son los mejores maestros de otros niños en la enseñanza de diversos juegos. Los jóvenes
enseñan a sus padres el manejo de sofisticados aparatos electrónicos. Los ancianos
enseñan a los jóvenes artesanías ya olvidadas. El mutuo aprendizaje es inherente a la
condición humana.
Así seguimos hoy día: en el seno de la familia, los padres enseñan a los hijos. Es así
como aprendemos el lenguaje, el más primordial de los saberes y llave para cualquier
otro. Pero esto no implica que cualquiera sea capaz de enseñar cualquier cosa.
La Educación como institución aparece cuando lo que ha de enseñarse es un saber
científico (gramática, matemáticas…).
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4. Volviendo a Juan Delval: “una reflexión sobre los fines de la educación es una
reflexión sobre el destino del hombre, sobre el puesto que ocupa en la naturaleza, sobre
las relaciones entre los seres humanos”.
Los griegos hicieron una distinción entre las funciones educativas, que en parte aún
perdura en nuestros días: Educación e Instrucción. Consideraban la Educación
primordial y la Instrucción secundaria. La educación (formación del espíritu, valores
morales, patrióticos, etc.) era impartida por alguien del seno familiar (pedagogo) y la
Instrucción (destrezas técnicas y teorías científicas) por alguien externo a la familia
(maestro). Hasta finales del S. XVIII la instrucción técnico-científica no alcanzó la
misma consideración que la educación cívico-moral.
John Passmore establece una dicotomía similar, pero entre capacidades abiertas y
capacidades cerradas. Las capacidades cerradas serían aquéllas que se llegan a
dominar por completo de modo perfecto y que, una vez se dominan, no cabe más
progreso (lavarse, vestirse, leer, escribir, contar…) Las capacidades abiertas en cambio,
se dominan gradualmente y son infinitas, es decir nunca se llegan a dominar de forma
perfecta (escribir poesía, razonar, pintar, componer música…).
Una vez aprendidas, las capacidades cerradas se ejercen olvidando que las sabemos, en
las abiertas, en cambio, cada vez somos más conscientes de lo que aún nos queda por
saber.
La habilidad de aprender es la capacidad abierta más necesaria y humana. En cualquier
plan de enseñanza será prioritario considerar este saber que nunca acaba y que hace
posibles todos los demás. Según Jaime Balmes, el arte de enseñar a aprender consiste
en formar fábricas y no almacenes: aunque es necesario tener ciertos conocimientos
almacenados para poder fabricar nuevos productos, la capacidad de aprender del alumno
está hecha de “actividad” permanente (preguntas, respuestas, búsquedas….) y no de la
aceptación pasiva de los conocimientos digeridos por el maestro y depositados luego en
la cabeza del alumno.
Retomando la contraposición de educación e instrucción, la primera equivaldría al
conjunto de capacidades abiertas y la segunda a las cerradas. Es mucha la controversia
acerca de la importancia de una de ellas sobre la otra, pero ambas deben ir unidas o la
educación nunca será completa.
La escuela debe formar el núcleo básico del desarrollo del conocimiento al mismo
tiempo que el de la personalidad. Si no fuera así la autoestima e identidad del individuo
se verían sin apoyo y como dice Jerome Bruner: “la escuela compite con miríadas de
“antiescuelas” que ofrecen también tales valores, quizá con deplorables consecuencias
para ala sociedad”. Los medios audiovisuales, las bandas callejeras, las sectas
integristas y un largo etcétera, sustituirán a la escuela en este terreno y de esta
sustitución provienen la mayoría de los trastornos juveniles.
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5. Cap.3 El eclipse de la familia
Históricamente los niños siempre han pasado mucho más tiempo en familia que en la
escuela, por lo que al llegar a la escuela ya es un miembro más o menos estándar de la
sociedad. Ya han aprendido aptitudes fundamentales como asearse, vestirse, comer, así
como a convivir :obedecer a los mayores, proteger a los pequeños, compartir alimentos,
participar en juegos; es lo que se llama “socialización primaria”. Después en la escuela,
en los grupos de amigos o trabajo, se llevará a cabo la “socialización secundaria”. Si la
socialización primaria ha sido satisfactoria, la secundaria será mucho más fructífera.
Es fundamental que esta primera etapa de socialización en la familia se lleve a cabo de
una forma correcta para asentar una buena base para continuar el crecimiento personal
del individuo. El clima familiar debe estar impregnado de afectividad constante, de
amor; es el lugar en el que el niño se refugiará del mundo exterior mucho más hostil. De
no ser así, el niño no tiene dónde refugiarse y esto le ocasionará un trauma que, en esos
primeros años de vida, no es capaz de afrontar ni resolver.
Hay que tener presente en todo momento que la principal motivación de nuestras
actitudes sociales es el miedo a dejar de ser amado. Goethe: “La certeza del amor,
cuando existe, nos hace invulnerables”. Los niños que fueron niños felices tendrán
confianza en el vínculo humano para toda su vida, los que no tuvieron amor en esa etapa
no conseguirán sustituirlo satisfactoriamente con nada.
Este protagonismo de la familia en la socialización del individuo atraviesa por un
momento de indudable eclipse en la mayoría de los países desarrollados, no cubriéndose
esta etapa adecuadamente y demandando a la escuela este papel, para el que no está
preparada.
El grito de André Gide de los años sesenta del pasado siglo: “familias os odio” se ha
sustituido en la actualidad por un suspiro: “familias, os echamos de menos”
Este eclipse de la familia en el ámbito de la educación se atribuye a varios motivos:
incorporación de la mujer al mundo laboral, la profesionalización del servicio del hogar,
el divorcio, etc. Pero hay otros motivos de corte más estrictamente moral como el
fanatismo por lo juvenil en los modelos de comportamiento: lo joven, la moda joven, el
cuerpo ágil y joven eternamente, dietas, despreocupación juvenil, etc. En definitiva una
obsesión de nuestros Estados que propone los síntomas de pérdida de juventud como la
primera y más grave de las enfermedades. Pretendemos ser el amigo de nuestros hijos,
su hermano/a mayor.
Para que la familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se
resigne a ser adulto, de no ser así la formación de la conciencia moral y social de
nuestros hijos será muy deficiente y acabaremos pidiéndole al Estado que haga nuestro
trabajo y no lo hará de una forma afectiva ni amorosa sino por la fuerza.
La autoridad amorosa de la familia es fundamental para ayudar a crecer a los miembros
más jóvenes, debemos enseñarles a ser adultos porque carecen de la experiencia vital
necesaria para ello. Hay que educarles para que crezcan mejor, porque crecer van a
crecer de todas formas.
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6. Hay otro importante motivo del eclipse familiar como factor de socialización primaria,
es la transformación del estatuto de los propios niños, “la desaparición de la infancia”
según Neil Postman. El progresivo desvelamiento de la realidad de la vida humana al
niño, ha terminado con la aparición de la televisión. Los niños con la televisión
descubren de repente y no progresivamente esa realidad, en cualquier momento, sin
estar preparados para ello: escenas bélicas, de sexo, agonías en hospitales, estafas,etc.
No hay nada tan subversivo como un televisor: hace a los niños aprender todo desde el
principio, sin trámites ni etapas. Esto tiene otra vertiente negativa para el maestro que
antes podía jugar con la curiosidad de los alumnos para incentivarles, esa curiosidad
ahora ya está más que satisfecha con la televisión.
Sin embargo esta nueva situación educativa también abre una nueva etapa para la
formación social y moral de los alumnos por parte del maestro, con menos prejuicios
que la socialización familiar que educaba la mayor parte de las veces a imagen y
semejanza de las carencias paterno-maternas, proyectando así en los hijos sus propias
frustraciones.
En cuanto a las cuestiones de ética, religión, sexo, drogas y violencia, que mas bien
serían competencia de la socialización primaria familiar, la escuela también debe
acercarse a ellas.
Ética y religión
La ética se distingue de la religión en el objetivo que cada una de ellas persigue. La
ética persigue una vida mejor basada en la razón y la experiencia; la religión persigue
algo mejor que la vida basado en la revelación. No todo el que se interesa por la ética
ha de tener intereses religiosos. La ética debe impartirse en la escuela, es cosa de todos,
enseña principios racionales que todos podemos comprender y compartir, aún siendo
críticos con ellos. La instrucción religiosa es una opción privada de cada individuo, que
aún siendo una opción totalmente libre y lícita no debe impartirse en la escuela ni estar
financiada con fondos públicos. Tal vez fuera interesante una asignatura que tratase de
la historia de las religiones.
Sexo
La educación sexual debía combatir el ocultamiento que convertía todo lo sexual en
“obsceno”, ahora tiene que enfrentarse al exceso que pone el sexo de forma continua a
la atención pública. Es necesaria una información clara y con sentido común para evitar
desastres posteriores debidos a la ignorancia. Es importante hacer llegar a los jóvenes
que el sexo nada tiene que ver con récords olímpicos y que es más rico cuando se
involucra con sentimientos y no sólo con sensaciones, que no importa practicarlo cuanto
antes y cuanto más mejor, sino convertirlo en el más dulce vínculo humano.
Drogas
Quizá el tema de las drogas sea el más difícil de tratar. En la escuela sólo se pueden
enseñar los usos responsables de la libertad, no se debe aconsejar a los alumnos a
renunciar a la libertad. Y que cada elección libre que tomamos determina decisivamente
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7. la orientación de nuestras posteriores elecciones, este es el mejor argumento para
tomarla en serio y ser responsable, siempre desde la libertad no desde el miedo.
Violencia
Es un componente de la condición humana que ha de ser contrarrestado de forma
racional por el uso de nuestros impulsos naturales de cooperación, empatía, amor…
Decir que nuestra civilización es violenta porque los niños y adolescentes ven mucha
televisión es como decir que es violenta porque la principal de nuestras religiones adora
un instrumento de tortura (la cruz) y glorifica la sangre de los mártires. Decimos que se
debe enseñar que la violencia nunca debe ser respondida con violencia. Esto es falso.
Por el contrario la violencia, antes o después, siempre es respondida con violencia como
único medio de atajarla. Hay que instar a los alumnos a hablar libremente de sus
sentimientos o tendencias agresivas, a fin de ayudarles a que reconozcan las causas de
estas tendencias. Solo así llegarán a algo más constructivo que la negación y represión
de esos sentimientos que inevitablemente les conducirá a un estallido violento en un
momento u otro.
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8. Cap.4 La disciplina de la libertad
La enseñanza siempre implica una cierta forma de coacción. Ningún niño quiere
aprender aquello que le supone un trabajo y que le quita tiempo de juego. El maestro
ejerce una cierta tiranía puesto que obliga desde su condición de poder a hacer algo al
alumno que éste no quiere hacer. La justificación de esta tiranía es que lo hacemos por
el propio bien del alumno, no por el nuestro. Dice Hurbert Hannoun que educamos
“para no morir….para perpetuarnos a través del educando, como el artista intenta
perdurar a través de su obra". También en cierto sentido la educación responde a los
intereses del maestro antes que a los del alumno: para que nuestra sociedad funcione es
preciso asegurar un reemplazo.
Les imponemos la humanidad tal como nosotros la concebimos, igual que les
imponemos la vida.
El objetivo del buen maestro es formar individuos que sean capaces de prescindir de
ellos y caminar por sí mismos, rescatándoles de la fatalidad zoológica y de la limitación
de la experiencia meramente personal. Es el precio que se paga irremediablemente por
entrar en la condición humana.
El objetivo de la enseñanza es conseguir individuos auténticamente libres, pero para
llegar a este punto hay que pasar por un aprendizaje lleno de coacciones y disciplinas y
obediencias. A esto se refería Hegel: “Ser libre no es nada, devenir libre lo es todo”.
No partimos de la libertad sino que llegamos ella cuando nos liberamos de la ignorancia
del condicionamiento genético y de los impulsos instintivos que la convivencia con
nuestros semejantes nos enseña a controlar.
Es decir no se puede educar al niño sin contrariarle en mayor o menor medida, porque
para ilustrar su espíritu hay que formar su voluntad y eso siempre implica coacciones. Si
la educación no le ofrece modelos racionales, el niño se identificará con los que le
propone la televisión, la brutalidad callejera o cualquier otro.
Hay quien propone que al niño hay que dejarle que desarrolle su genialidad innata
siguiéndole la corriente, porque la pedagogía mutila y encadena esta creatividad. Según
Claude Levi-Strauss, en efecto todos los niños son creadores, pero en cuanto a sus
posibilidades no en la capacidad efectiva de realizarlas. Todo aprendizaje se traduce en
un empobrecimiento, pero para consolidar otros dones del niño. La mas clara evidencia
de la creatividad infantil es su capacidad para similar la educación y es innata, no
podemos olvidar que el mejor de los maestros solo es capaz de enseñar, pero es sel niño
quien realiza siempre el genial acto de aprender.
No es posible ningún proceso educativo sin una parte de disciplina. Actualmente la
orientación coactiva del aprendizaje se realiza mediante la vigilancia que controla
psicológicamente al individuo a fin de hacerlo productivo para la sociedad. El poder
siempre impone disciplina. De lo que se puede deducir que tan manipuladores eran los
castigos físicos impuestos antaño por la enseñanza que la vigilancia moderna.
Dice Platón en su República: “No habrá pues… que emplear la fuerza para la
educación de los niños,…. Deberá enseñárseles jugando, para llegar también a conocer
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9. mejor las inclinaciones naturales de cada uno” “Instruir deleitando” ó “aprender
jugando”. Mntaigne se inclina por no aceptar otro estímulo para la enseñanza que el
placer del neófito y descarta cualquier imposición. Otros más tarde, como María
Montessori, incorporan esta perspectiva lúdica a sus propios métodos pedagógicos.
“Jugar es experimentar con el azar”. La mayoría de las cosas que aprendemos en la
escuela no se pueden enseñar jugando. A jugar aprendemos solos o con los amigos, a la
escuela vamos a aprender lo que no enseñan en los demás sitios. Recordemos que a los
niños se les educa para ser adultos y los adultos no sólo juegan, sobre todo trabajan y se
esfuerzan.
La difícil tarea del maestro pasa por conciliar de forma adecuada magisterio y
autoridad: practicar una enseñanza que se haga respetar pero incluyendo las necesarias
lecciones del aprendizaje de la irreverencia y la disidencia razonada como vía de
madurez intelectual.
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10. Cap.5 ¿Hacia una humanidad sin humanidades?
Uno de los fantasmas de la educación contemporánea es la hipotética desaparición de
las humanidades en los planes de estudio. Los planes de enseñanza general refuerzan los
conocimientos técnicos y científicos porque se les supone una utilidad más inmediata en
el plano laboral.
La separación de la cultura científica y la literario se produce a finales del S. XIX. Pero
en realidad qué son las humanidades. ¿Cómo establecer si humanamente es más
enriquecedora la filología de las palabras o la ciencia experimental de las cosas? Todas
son útiles. Pretender dar cabida a tanta asignatura es imposible, está por un lado la
limitación de la capacidad de asimilar de los alumnos y por otro la limitación de horas
lectivas.
Dice François de Closets: “poco importa en último extremo lo que se enseñe, con tal de
que se despierten la curiosidad y el gusto de aprender”. Lo importante no es lo que se
aprende sino la forma de aprenderlo. La virtud humanista de las asignaturas no está en
su contenido, sino en la forma de impartirlas. Goethe, nada sospechoso de
antihumanismo, confesaba que la forma memorística de enseñarle griego convirtió ese
aprendizaje en el más estéril y aborrecido de su formación. Esto mismo ocurre con las
matemáticas, las cuales resultan a menudo aburridísimas para los alumnos, siendo una
asignatura científica, si el maestro es lúgubre y resultan en cambio estimuladoras de la
imaginación en manaos de Martin Gardner.
Lo fundamental es despertar la curiosidad del alumno, no agobiarlo ni impresionarlo.
Sobre todo hay que fomentar las pasiones intelectuales para evitar la rutina, no hay que
desdeñar el lenguaje llano, ni las referencias a lo popular, ni el humor.
Nada tiene que ver la crisis de las humanidades con las horas lectivas de latín o
filosofía, ni tampoco con que se impartan más ciencias que letras. La unilateralidad
humanista no es beneficiosa desde luego, es lamentable que Darwin considerase un
soporífero aburrimiento las obras de Shakespeare, pero tampoco es un modelo a seguir
el del poeta que no sabe sumar.
Es necesario desarrollar la facultad de escuchar lo que se propone. Esta disposición debe
ser la actitud del maestro, firme en lo que sabe pero dispuesto a debatirlo o incluso
modificarlo en clase con ayuda de sus alumnos. Fomentar el espíritu crítico sin hacer
concesiones al simple afán de llevar la contraria. Algunos profesores no se conforman
sólo con serlo, pretender ocupar el papel de rebeldes, en lugar de dejarles al menos esa
iniciativa a sus alumnos. Potenciar en quienes aprenden la capacidad de preguntar y
preguntarse, inquietud sin la que nunca se sabe realmente nada, aunque se repita todo.
La dimensión narrativa que engloba la educación humanista y totaliza los
conocimientos que transmite. Los humanos no somos problemas sino historias, nos
parecemos menos a las cuentas que a los cuentos. Es imprescindible por tanto saber
narrar cada una de las asignaturas vinculándolas a su pasado y a los cambios sociales
que han acompañado su desarrollo.
Otra tarea de la educación humanista es la de fomentar la lectura. Gianni Rodari dice en
su “Gramática de la fantasía: “El encuentro decisivo entre los chicos y los libros se
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11. produce en los pupitres del colegio. Si se produce en una situación creativa, donde
cuenta la ida y no el ejercicio, podrá surgir ese gusto por la lectura con el cual no se
nace, porque no es un instinto. Si se produce en una situación burocrática, si al libro se
lo maltrata como instrumento de ejercitaciones (copias, resúmenes, análisis gramatical,
etc.) sofocado por el mecanismo tradicional examen-juicio, podrá nacer la técnica de la
lectura, pero no el gusto. Los chicos sabrán leer, pero leerán solo si se les obliga.”
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12. Cap.6 Educar es universalizar
La educación es tarea de sujetos y su meta es formarlos, de ahí su fuerte componente
histórico-subjetivo, tanto en quién la imparte como en quien la recibe.
Durkheim, en Pedagogía y sociología dice: “El hombre que la educación debe plasmar
dentro de nosotros no es el hombre tal como la naturaleza lo ha creado, sino tal como
la sociedad quiere que sea, y lo quiere tal como lo requiere su economía interna…. Así
pues, tanto en el presente como en el pasado, nuestro ideal pedagógico es, hasta en sus
menores detalles, obra de la sociedad”.
La sociedad prepara a sus nuevos miembros del modo que le parece más conveniente
para su conservación, no para su destrucción. También los padres hacen lo mismo,
protegen al niño de cuanto puede serle peligroso, pero también ellos quieren protegerse
de él, prevenir los males que puede acarrearles. Dado que la educación así vista es una
consecuencia del instinto de conservación, tanto colectivo como individual, se conclu ye
que la educación en cierto sentido siempre es conservadora.
No obstante, Hegel dijo: “el hombre no es lo que es y es lo que no es”. Se refiere a que
el deseo y el proyecto constituyen el dinamismo de nuestra identidad. Referido a la
enseñanza al entregar el mundo como pensamos que es a la generación futura, les
entregamos también sus posibilidades futuras, deseadas o temidas por nosotros y aún no
cumplidas. Quien educa se convierte en responsable del mundo ante el alumno, dice
Hannah Arendt: si le repugna esta responsabilidad más vale que se dedique a otra cosa y
no estorbe. Hacerse responsable del mundo no es aprobarlo tal como es, sino asumirlo
conscientemente porque es y porque sólo a partir de lo que es puede ser enmendado.
Universalizar la educación consiste en acabar con los manejos discriminatorios que
durante siglos se han servido de la enseñanza (hombres frente a mujeres, burgueses
frente a obreros, listos frente a tontos…) y sobre todo no excluir a nadie del proceso
educativo.
Otra vía universalizadora consiste en ayudar a cada persona a volver a sus raíces, de
forma figurada, porque no tenemos raíces que nos aten a la tierra sino pies para
trasladarnos por ella. Pero esta semejanza es apropiada para entender lo que nos
diferencia de otros animales. Lo que nos distingue es el uso del lenguaje, de los
símbolos, la capacidad de razonar, el recuerdo del pasado y la previsión del futuro, la
conciencia de la muerte, el sentido del humor, etc., es decir aquello mismo que nos hace
semejantes y que nunca falta donde hay hombres, lo que tenemos en común todas las
culturas y por tanto ninguna (ni tampoco ningún grupo o individuo) puede reclamar
como exclusivo o excluyente. Sin raíces las plantas mueren, sin flores ni frutos el
paisaje sería monótono. La diversidad cultural es el modo propio de expresarse la
común raza humana, disfrutamos de sus fragancias y sabores, pero no olvidemos la
semejanza esencial que une por la raíz tanta pluralidad de formas. Sólo si volvemos a
ala raíz que nos emparienta y nos es común podremos ser los hombres huéspedes los
unos para los otros. Nuestra humanidad común es lo verdaderamente único e irrepetible,
mientras que nuestra diversidad cultural es sólo accidental.
Es importante que en la escuela se enseñe a discutir, pero igual de importante es dejar
claro que la escuela no es un foro de debates. Debemos formar ciudadanos demócratas,
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13. inconformistas e inquietos por su destino personal. La escuela debe ser el lugar público
que puede fomentar los valores necesarios para la convivencia de los que somos de
culturas tan diversas y que en la convivencia nos enriquecen a todos. Ahora bien no se
puede ser neutral a la hora de tratar temas como el rechazo a la tortura, el racismo, el
terrorismo, la pena de muerte, las protecciones sociales de la salud la educación la
infancia o la vejez, porque no se trata de opciones personales o partidistas, sino de los
logros de la civilización humanizadora a los que no podemos ya renunciar sin caer en la
barbarie.
13