Este capítulo discute cómo la educación tiene como objetivo universalizar y completar la humanidad de los estudiantes. A lo largo de la historia, la educación ha servido para transmitir la cultura y los valores de una sociedad a nuevas generaciones. Sin embargo, también debe ayudar a los estudiantes a apreciar y fortalecer sus propias raíces culturales. La educación en una sociedad democrática debe ser inclusiva y pluralista, dando acceso a todos los grupos por igual.