La escuela nueva surgió a finales del siglo XIX con el objetivo de renovar los principios de la escuela tradicional. Se basa en principios como considerar al niño como sujeto activo del aprendizaje, modificar el papel del profesorado para que sea más flexible y adaptable a cada niño, y priorizar métodos como la imaginación y el pensamiento crítico. Uno de sus mayores exponentes fue John Dewey, fundador de la filosofía del pragmatismo estadounidense y precursor de una enseñanza centrada en el niño.