Hay dos fases para gestionar quejas y reclamaciones. Primero, se presenta la queja al servicio de atención al cliente de la empresa. Si es desestimada, se puede elevar la queja al organismo administrativo correspondiente. Segundo, para gestionar las quejas, se debe controlar la situación del cliente, escuchar su explicación, resumir el problema, ofrecer una solución, disculparse si es necesario, y comprobar si el cliente queda satisfecho. Si no, se ofrecen alternativas como el arbitraje de consumo.