El documento discute la importancia de la independencia de los auditores y propone varias formas de garantizar esta independencia. Sugiera que los auditores sean asignados a las empresas de forma aleatoria por el ICAC para evitar relaciones entre auditores y empresas auditadas. También argumenta que deberían establecerse honorarios estándar para las sociedades auditoras con el fin de garantizar la ética profesional de ambas partes.

1. Auditoría
“Tarea Colaborativa I: El altavoz”
Nombre del alumno/a: García De Arboleya Frías, Miguel Ángel
Independencia de los auditores
La total independencia del auditor en este tema es esencial. La objetividad en estos
casos es fundamental. Si el auditor tiene como cliente a una empresa en la que directa o
indirectamente existan intereses, probablemente no sea objetivo y deje pasar por alto
errores favorables para la empresa o para él mismo. Sin embargo, si no tiene nada que
perder en dicha empresa, será un profesional que respete la ética que le corresponde.
Creo que se debería ampliar más los grados de consanguinidad para la incompatibilidad
por relaciones, en definitiva, todos queremos, que lo poco o lo mucho, quede en casa.
Por otro lado, pienso que la mejor operativa para la auditoría de empresas sería que el
ICAC asignara de forma aleatoria el auditor a las empresas. Podrían existir licitaciones de
la administración para la prestación de estos servicios, en el que se establecieran unos
honorarios en función al tipo de empresa a auditar (forma jurídica, facturación, sector de
actividad, etc.) y todas las auditoras tuviesen la oportunidad de ofrecer sus servicios. De
esta forma no existiría ,en un porcentaje muy alto, ningún tipo de relación entre
auditora-empresa auditada.
Además, bajo mi punto de vista, es necesario que existan profesionales especialistas en
diferentes sectores; fiscal, laboral, contable, financiero, etc. y con unas competencias
específicas. El mercado laboral necesita de profesionales en todos los sectores, si
centralizamos y globalizamos todo en un único profesional , cerraríamos el mercado al
resto.
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2. Auditoría para PYME´s
Pienso que se deberían auditar a todo tipo de empresas. En definitiva, lo que se pretende
es comprobar que éstas operan dentro de la legalidad.
Si hablamos de la auditoría financiera, el resultado del análisis que se realiza, beneficia a
todos. Por una parte, la empresa obtiene una información fiable frente a terceros, y
todos sabremos si se están haciendo las cosas como debe, y por otra, si sus procesos
internos realmente son eficaces.
En el caso de la auditoría operativa, sigue siendo la empresa la que se beneficia, ya que
el informe que se obtiene tras su análisis, no es más que lo que todas las empresas
persiguen, comprobar y evaluar que su gestión, su proceso productivo, sus objetivos, etc.
se llevan a cabo de una forma eficaz y obteniendo la rentabilidad prevista.
Considero que el someter a una PYME a la auditoría, no supone un mayor trabajo para
ésta, ya que el procedimiento debería ser el establecido para el resto de empresas, la
evaluación por una entidad externa.
El trabajo de una auditora es comprobar y evaluar la información que refleja una
entidad, otra cuestión es, que la información que se obtiene se pueda utilizar para
valorar la solidez de ésta, y al proceder de una fuente externa que ha examinado de
manera objetiva, resulte más fiable.
Además, se deberían establecer los honorarios de las sociedades auditoras, básicamente
por el hecho de garantizar la ética profesional de ambas partes, auditores y empresas, y
de estamos forma existiría un mecanismo de control en todos los sentidos, las empresas
no tendrían “armas” para que los auditores dejen de ser objetivos , y se produciría la
competencia pura entre las auditoras (mismo servicio-mismo precio).
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