La Guerra de Flandes se originó en los Países Bajos (Holanda, Bélgica y Luxemburgo) en el siglo XVI, cuando Felipe II de España asumió el control y trató de imponer el catolicismo, lo que llevó a los nobles protestantes a rebelarse. A lo largo de las décadas siguientes, los españoles y los rebeldes protestantes lucharon por el control de la región, con Francia e Inglaterra apoyando a los rebeldes. Finalmente, en 1648, la Paz de Westfalia reconoció formalmente la independencia