La salsa boloñesa tiene sus orígenes en la cocina romana antigua. En la Edad Media, se popularizó en Bolonia, Italia, donde se perfeccionó como un guiso largo de carne de buey, panceta, verduras y leche. En el siglo XX, para preservar la receta auténtica, la academia culinaria italiana depositó la versión oficial en la Cámara de Comercio de Bolonia.