El documento contrasta los juegos cooperativos frente a los juegos competitivos. Los juegos cooperativos son divertidos para todos, fomentan sentimientos de victoria compartida y aprendizaje de valores como confianza y unidad. En cambio, los juegos competitivos solo divierten a algunos, generan más derrotas que victorias y pueden fomentar desconfianza, egoísmo e incluso intimidación entre los jugadores.