Hace tiempo, un joven de dieciséis años de edad salió de su hogar para buscar fortuna. Todo lo que poseía lo tenía envuelto en un pañuelo que llevaba en la mano. Se encontró con un hombre de Dios que le recomendó dar para el Señor la décima parte de lo que ganara y le narró la historia de Jacob. Cómo siendo éste muy joven, y huyendo de su hermano Esaú se hallaba tan pobre que tenía que dormir debajo de un árbol. Y nuestro Señor se le apareció para prometerle que lo ayudaría toda la vida.