El documento describe la serenidad como una virtud que se obtiene a través del crecimiento espiritual y la experiencia. La serenidad implica controlar los sentimientos mediante la dirección y expresión correcta de los mismos, y mantener la calma ante los problemas enfrentándolos con prontitud y objetividad sin dramatizarlos. La serenidad permite aprender, enseñar y tomar decisiones de forma equilibrada.