Los beneficios de la lactancia materna incluyen una mejor nutrición y protección contra infecciones para el bebé, una recuperación más rápida del útero y una menor probabilidad de cáncer y fracturas óseas para la madre, y ahorros económicos y beneficios ambientales para la sociedad. La posición correcta para amamantar incluye apoyar al bebé de forma que esté bien sujeto frente al pecho de la madre, y señales como la succión rítmica y el vaciado del pecho indican que la lactancia está y
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Lactancia
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Beneficios de la lactancia materna
Ventajas para el bebé
Nutricionales: Los niños amamantados experimentan un mayor aumento de peso y talla
durante los 3 primeros meses de vida. Al final del primer año de vida los niños amamantados
ganan menos peso y son más delgados. Los bebés alimentados con leche artificial tienen el
triple de probabilidades de ser obesos que los alimentados con leche materna.
Protección frente a las infecciones y atopias: Los niños amamantados presentan menos
diarreas, infecciones respiratorias, otitis invasivas, infecciones intestinales y enterocolitis
necrotizantes. Mediante la transferencia de anticuerpos se estimula activamente el sistema
inmunitario del lactante.
Desarrollo cognitivo: En cuanto al crecimiento cerebral expresado por el aumento de la
circunferencia craneal, destaca el mayor aumento observado en niños lactados. La lactancia
materna tiene un efecto positivo en la evolución cognitiva del niño, a mayor tiempo de
amamantamiento mejor desarrollo, también en las habilidades motoras y el desarrollo
temprano del lenguaje.
Enfermedades a largo plazo: efecto protector de la leche materna en relación con la muerte
súbita del lactante, colitis ulcerosa, y patología alérgica. Menor desarrollo de enfermedades
autoinmunes, diabetes mellitus, enfermedad de Crohn y cáncer. Favorece la liberación de la
hormona del crecimiento. Previene problemas dentales.
Beneficios psicológicos: Amamantar al niño es relajante, favorece la aparición del vínculo
materno y del apego del niño a la madre. La lactancia bien establecida es percibida por la
mayoría de las mujeres como muy satisfactoria, pues proporciona no sólo alimento sino
consuelo, ternura y comunicación entre madre e hijo. Predispone en el niño buenos hábitos
alimentarios para el futuro.
Ventajas para la madre
Recuperación uterina post-parto y disminución del sangrado: La succión del pecho en las dos
primeras horas tras el parto produce liberación de oxitocina, hormona que actúa sobre el útero
de la mujer provocando su contracción. Las siguientes descargas de oxitocina producen nuevas
contracciones del útero con lo que éste recupera más pronto el tono y el tamaño.
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Mejora de la anemia y aumento de las reservas de hierro: El cierre precoz del lecho vascular
de la placenta disminuye el sangrado puerperal contribuyendo a la recuperación de la anemia
del embarazo. También durante varios meses inhibe la ovulación por lo que no hay
menstruación y favorece el ahorro de hierro.
Recuperación más precoz del peso corporal previo al embarazo.
Disminuye el riesgo de cáncer de mama post-menopáusico, cáncer de ovario.
Disminuye fracturas de cadera y espinales por osteoporosis en la post-menopausia.
Reduce las necesidades de insulina en madres diabéticas y normaliza antes el metabolismo de
las madres que han tenido diabetes gestacional.
Ventajas para la sociedad
Beneficio social: La lactancia materna supone un gran ahorro económico en el presupuesto
familiar, no sólo por lo que se ahorra por la compra de leche artificial sino por el menor
consumo de consultas médicas, ingresos hospitalarios, medicamentos y otros recursos
sanitarios. Por otro lado, la reducción del número de episodios de enfermedad en los niños
amamantados en los primeros meses de vida disminuye el ausentismo laboral de los padres.
Beneficio medioambiental: Disminuye la huella ecológica (botes de fórmula, biberones,
tetinas) ya que no genera residuos, contribuyendo al cuidado del planeta.
Técnica adecuadas para amamantar al bebé
Es fundamental observar en el niño signos de posición del cuerpo eficaz. El niño debe estar bien
apoyado, vuelto hacia la madre y situado a la altura de su pecho. No es recomendable forzar al
bebé a tomar el pecho.
En el niño los signos de agarre de la boca eficaz son:
Boca bien abierta.
Labios evertidos.
La barbilla contacta con el pecho.
El agarre es asimétrico (hay más areola visible por encima de la boca del bebé que por debajo).
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En el niño los signos de transferencia de leche son:
Patrón de succión/deglución/respiración con ritmo sostenido, con pausas periódicas de
descanso.
Se escucha la deglución que hace el bebé.
Los brazos y manos del bebé se van relajando a lo largo de la toma.
La boca del bebé está húmeda al final de la toma
En la madre los signos de transferencia de leche son:
La mama se va ablandando a lo largo de la toma.
Relajación y somnolencia.
Sed.
Contracciones uterinas y aumento del flujo de loquios durante o tras la toma.
Goteo de leche del otro pecho mientras el bebé mama.
Tras la toma el pezón aparece elongado pero no aplastado.
Indicadores que muestran a la madre que su bebé está mamando bien:
El bebé succiona y traga leche de forma rítmica y regular.
Mueve las mandíbulas a la altura de los oídos y los labios.
No se le hunden las mejillas al succionar, al contrario parecen como infladas.
Algunos hacen ruidos al tragar y babean mientras maman.
Si solo toma el pezón, se le hunden las mejillas al succionar y se oyen chasquidos o chupetones,
esto nos indica que solo ha cogido el pezón y no podrá sacar leche, solo logrará lastimar sus
pezones. Entonces hay que romper el vacío, retirar el pecho, tranquilizarlo si es necesario y
volver a comenzar para que agarre correctamente el pecho.
Al mamar se activa el reflejo de eyección en la madre, le gotea el otro pecho y el bebé comienza
a succionar y tragar en sorbos más largos y espaciados.
El pecho de la madre se va sintiendo menos lleno.
El bebé parece quedarse satisfecho.
Moja al menos 5-6 pañales al día partir del tercer día de vida.
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Deposiciones de 2-5 veces al día en las primeras 6 semanas de vida.
Posición adecuada del lactante durante el amamantamiento
El éxito de la lactancia materna depende bastante de una posición adecuada de la madre y su hijo,
así como de un buen acoplamiento de la boca del niño al pecho de su madre. Existen muchas
posiciones para el amamantamiento, pero la más adecuada en cada momento, será aquella en que
la madre y el niño se encuentren más cómodos ya que pasarán muchas horas al día amamantando.
Posición del niño con la madre acostada: (Muy útil por la noche): Madre e hijo se acuestan en
decúbito lateral, frente a frente y la cara del niño enfrentada al pecho y abdomen del niño
pegado al cuerpo de su madre. La madre apoya su cabeza sobre una almohada doblada. La
cabeza del niño sobre el antebrazo de la madre.
Posición tradicional o de cuna: La espalda de la madre debe de estar recta y los hombros
relajados. El niño está recostado sobre el antebrazo de la madre del lado que amamanta. La
cabeza del niño se queda apoyada en la parte interna del ángulo del codo y queda orientada en
el mismo sentido que el eje de su cuerpo. El abdomen del niño toca el abdomen de la madre y
su brazo inferior la abraza por el costado del tórax: La cabeza del niño en el antebrazo de la
madre.
Posición de cuna cruzada: (Útil para dar ambos pechos sin cambiar al niño de posición en casos
en los que el bebé tenga predilección por uno de los dos pechos). Una variante de la anterior
en la que la madre con la mano del mismo lado que amamanta, la coloca en posición de “U” y
sujeta el pecho, la otra es para sujetar al bebé por la espalda y la nuca. Es necesario disponer
de una almohada para colocar el cuerpo del bebé a la altura del pecho.
Posición sentada: La madre se coloca con la espalda recta, hombros relajados y un taburete o
reposapiés para evitar la orientación de los muslos hacia abajo. El bebé mirando a la madre y
barriga con barriga, colocando una almohada o cojín debajo para acercarlo al pecho de la
madre, si fuera necesario (no el pecho al bebé).
a. Normalmente existe un incremento progresivo hasta alcanzar su máxima cantidad entre cinco y
seis meses del posparto; llega a producir hasta 780 mL por día. Aunque no existen investigaciones
sobre las cantidades de agua que se deben ingerir durante la lactancia, se considera que se requiere
al menos un incremento de 12 a 16%. Para estimar la cantidad de líquidos que debe ingerir una
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mujer durante la lactancia, se recomienda sumar a la ingesta recomendada en no embarazadas, la
cantidad de agua contenida en la leche durante los primeros seis meses de lactancia. Así, el agua
recomendada durante la lactancia sería: a) si la mujer tiene 14 a 19 años, 2.9 L de agua por día,
incluyendo la contenida en alimentos sólidos; El agua no interfiere en el cálculo de las necesidades
calóricas diarias ni promueve ganancia de peso. No obstante, se debe hacer énfasis que en caso de
aumentar la actividad física, o en ambientes cálidos y secos, estas cantidades deberán
incrementarse.