Se descubrieron esporas bacterianas encerradas en una roca durante 250 millones de años. Cuando se extrajeron cuidadosamente y se incubaron, se desarrollaron bacterias vivas a partir de esas esporas antiquísimas, más viejas que los fósiles de dinosaurio más antiguos. Las bacterias son capaces de vivir en una amplia variedad de condiciones extremas en todos los lugares de la Tierra, incluso los polos, desiertos, fondo marino y pantanos.