Este poema describe la capacidad innata de los niños para comunicarse y aprender a través de los "cien lenguajes", incluyendo las manos, el pensamiento, el juego y más. Sin embargo, la escuela y la cultura tradicionales tienden a reprimir noventa y nueve de estos lenguajes, diciéndole al niño que debe separar la cabeza del cuerpo y que solo puede aprender de forma limitada. El niño, por el contrario, sabe que tiene cien maneras de descubrir y experimentar el mundo.