Antes de que existieran las monedas, diversos objetos se usaron como dinero o medios de intercambio, incluyendo metales preciosos como plata, cobre y oro, así como bienes como té, cebada, arroz, ganado, sal, conchas, pimienta y grandes piedras. Cada cultura desarrolló su propio sistema monetario basado en los recursos disponibles que servían para facilitar el comercio y las transacciones.