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Autoestima y condición física con artes marciales
1. MUJER: AUTOESTIMA SALUDABLE.
Mejora tu autoestima y tu condición física.
Coaching practicando artes marciales.
Quizás muchas de vosotras no sepáis que la primera medalla de oro para
España en unas olimpiadas en categoría femenina la consiguió la judoka Miriam
Blasco. Corría el año 1992, en las olimpiadas de Barcelona. Si bien con anterioridad
algunas españolas habían destacado en el panorama internacional de las artes
marciales, fue sin duda está medalla junto al también primer puesto de su compañera
de selección Almudena Muñoz las que encumbraron al judo femenino español y
abrieron la práctica deportiva de base y de rendimiento a una sociedad que en
aquellos momentos era reticente a que las “chicas” practicaran deportes de
combate.
Afortunadamente a ese éxito deportivo de resultados se acompañó un
incremento sustancial del número practicantes y de licencias federativas. Judo,
Taekwondo y kárate como modalidades mayoritarias han arraigado con fuerza y han
permitido que la mujer saque el carácter luchador, la capacidad de superación y la
fuerte creencia en una misma necesaria en estas disciplinas. Actualmente las artes
marciales olímpicas, judo y Taekwondo, son un valor seguro en nuestro medallero
nacional, pero lo que creo más importante, su práctica se ha normalizado y
generalizado en los colegios, gimnasios y centros deportivos, utilizándolas incluso en
sesiones especiales de defensa personal femenina y en distintas campañas contra la
violencia de género.
Dejar que os diga varias de las razones por las que os invito a iniciaros en las
artes marciales o para recoger el testigo si alguna vez las practicasteis y tenéis dudas
por si podéis volver y “estar a la altura”.
Después de muchos años de práctica (tampoco hay que decir cuántos…) y
otros tantos como competidor y profesor (maestro en nuestra terminología) puedo
asegurar que las artes marciales están indicadas para mujeres de cualquier edad y
condición física, con independencia del nivel deportivo previo. No es ninguna “locura”
empezar a los treinta, cuarenta o cincuenta y tantos. Hemos vivido esto antes con
otras disciplinas como el running, la tonificación o los entrenamientos funcionales.
Afortunadamente practicar deporte no es patrimonio de la juventud, más bien todo lo
contrario, practicar deporte debe convertirse en un hábito a cualquier edad, y su
disfrute es especialmente intenso, debido a otros condicionantes que no viene ahora
al caso, en la madurez de las personas.
Permitirme que como coach os haga una primera recomendación: que
vuestros objetivos se correspondan con las capacidades que en ese momento tengáis,
disfrutando del camino de la mano de profesionales contrastados. Veréis como poco
a poco se asientan las mejoras, los conocimientos y la seguridad en vosotras mismas,
mediante un incremento sustancial de vuestra condición física y con ganas de seguir
aprendiendo.
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2. Para responder a las preguntas que seguramente os estéis haciendo tengo que
empezar por enumerar las características más destacadas de las artes marciales y
alguna breve reseña de destacadas instituciones a cerca de ellas.
La U.N.E.S.C.O. declaró el judo como el mejor deporte formativo para niñ@s y
jóvenes de 4 a 21 años y el Comité Olímpico Internacional lo considera el deporte más
completo, cito textualmente… porque promueve valores como amistad, participación
respeto y esfuerzo por mejorar…
Según los datos del estudio del año 2005 del Consejo Superior de Deportes del
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte español, las artes marciales están, en
relación porcentual al número de practicantes de cualquier modalidad deportiva, en
un discreto lugar, el número 22 con un 3,5%. Según esto, de cada 100 españoles y
españolas que hacen deporte al menos una vez a la semana, 3,5 practican artes
marciales. La clasificación la encabezan natación y fútbol. Pero si nos detenemos en
los dos siguientes datos las cosas “cambian”. Si buscamos el deporte más practicado
por los españoles 3 o más días a la semana, el primer lugar si le corresponde a las artes
marciales, seguido por la gimnasia de mantenimiento, la tonificación muscular y la
carrera a pie. Por último y teniendo en cuenta el número de deportistas afiliados, esto
es, con licencia federativa, el judo ocupa en 5º lugar con de 107.826 afiliados.
Todo esto demuestra que estamos ante una práctica deportiva reglada de
amplia difusión y que “engancha” a sus seguidores, que hacen de ella una parte
importante en su día a día, convirtiéndolo en un hábito saludable a nivel físico y
mental
Desde mi más profunda convicción y deseo como coach y entrenador de
apoyar a las personas a dar lo mejor de si mismas, a capacitar su talento y a mejorar
sus habilidades, dejar que os diga cómo pueden las artes marciales ayudaros a
cualquier de vosotras a mejorar la autoestima y la condición física, a sentirnos mejor y
por encima de todo a ser más felices.
Es sorprendente ver como términos tan en boca de todos hoy día como
empatía, resiliencia, autoestima etc están perfectamente definidos en la práctica y el
estudio de las artes marciales. Si nos vamos al área de la preparación física y la mejora
del rendimiento, son los deportes que ocupan entre en quinto y el octavo lugar (según
la fuente consultada) en cuanto a calorías “quemadas” por hora practicada. Sin
pretender enumerar todos los beneficios de carácter físico y fisiológico que ocurren en
nuestro organismo, quiero destacar que fundamentalmente nos da un desarrollo y
mejora compensada y armónica de los sistemas corporales, con mejoras a nivel
cardiovascular y respiratorio, potencia el sistema inmune y endocrino, fortalece el
sistema osteo-articular, activa el metabolismo favoreciendo la quema de grasas y
azucares y a nivel del sistema neuro vegetativo actúa desarrollando nuevas rutas y
áreas cerebrales que favorecen la coordinación, la tolerancia a la fatiga y al dolor, lo
que resulta determinante para que el deportista haga suyo valores como la
capacidad de superación y la seguridad en si mismo.
Es en este punto donde quiero detenerme para desmenuzar por que los
practicantes de artes marciales suelen presentar unas características comunes entorno
a su personalidad, disposición ante nuevas situaciones, resolución de conflictos y
superación de la adversidad.
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3. Cuando nos apuntamos a una escuela de artes marciales, y nos iniciamos en
su práctica, tras los primeros conocimiento técnicos básicos, las deportistas realizan
combates frente a una compañera o rival de manera directa. Las reglas propias de
cada modalidad nos impiden provocar lesiones o daño en el adversario, pero si
permiten convivir y familiarizarnos, desde el primer momento, con la victoria y la
derrota. “Nos enseñan a caer para aprender a levantarnos” es una de nuestras
máximas.
Con independencia de las técnicas de defensa y ataque que se van
aprendiendo, las mejoras físicas a nivel de fuerza y resistencia se hacen patentes en las
primeras semanas. Pero por encima de esto, he observado grandes cambios en las
mujeres que asisten a mis clases de defensa personal o de judo. Estos cambios son
significativos en su autoestima y en su mentalidad. Soy muy feliz cuando pasan del “no
puedo” inicial al “lo conseguí”, del yo eso “ni loca” al “poco a poco” me van saliendo
las técnicas. De quejarse por un mínimo golpe a superarse día a día y sobreponerse al
cansancio para intentar una repetición o un ataque más.
Dice el doctor Rojas Marcos que la autoestima se fundamenta y se cultiva bajo
las bases de unas relaciones gratificantes y en la búsqueda de objetivos válidos a base
de esfuerzos constantes que nos permitan poner en marcha nuestros talentos
naturales. Tras leer estas líneas hace apenas un año establecí un paralelismo que los
maestros de artes marciales venimos aplicando de una forma natural en nuestras
clases. La autodisciplina mediante el tesón y la sana competencia que nos dan las
reglas establecidas para el cuidado personal y del compañero durante la práctica y
los combates. Es la posibilidad de aprender de los fallos propios los que nos hacen
mejorar, y esto es posible por qué la gran variedad de gestos técnicos existentes se
adaptan a la morfología de los practicantes. Los distintos condicionantes físicos
implicados, fuerza, velocidad, resistencia, flexibilidad permiten que cada uno
desarrolle aquello en lo que es mejor y que busquemos nuestras ventajas con respecto
a un rival que descubrirá las suyas. Al ser conscientes de nosotros mismos nos
valoramos, mejoramos la capacidad personal de introspección, identificando y
entendiendo nuestros sentimientos. Pasar del no puedo al voy a intentarlo y conseguir
pequeñas metas facilita la superación de creencias limitantes y los nuevos hábitos. En
las artes marciales existen grados de cinturón, desde los colores blanco, amarillo…
hasta el negro como primera gran recompensa. Son pequeños pasos ante un objetivo
final, como en una gran sesión de coaching.
Es especialmente importante incidir en otros tres conceptos particularmente
determinantes en las artes marciales y en cierto modo diferenciadores sobre otras
actividades deportivas: el respeto, el autocontrol y la resiliencia.
Me gusta la definición de respeto (del latín respectus, “mirar atrás”) que dice
reconocer el derecho ajeno, atención o deferencia que se deben a otras personas,
como condición para saber vivir y alcanzar la paz, tratando con cuidado a quien te
rodea. Esa es la esencia que intentamos trasmitir los profesores de artes marciales y
que marca la diferencia con el concepto de deporte como tal.
Quizás habéis presenciado el inicio o el final de una clase de judo, kárate o
Taekwondo y os sorprendisteis del saludo que realizan como “ceremonia”. O como al
comienzo o al final de casa combate, pierdas o ganes, saludas a tu rival con una leve
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4. inclinación de la cabeza. Eso es respeto, a tu maestro, a tus compañeras, a la que
pierde, la que gana y sobre todo a ti misma.
Cuando en charlas con nuevos conocidos o alumnos de otras disciplinas
deportivas aparece mi experiencia deportiva o si he sido campeón o conseguí tal o
cual título, la referencia inmediata es “cualquiera se mete contigo”, aunque con
posterioridad solemos llegar a la conclusión de que en general los deportistas que
practican artes marciales suelen ser muy tranquilos en su día a día. En ese punto estoy
de acuerdo. El autocontrol es otros de los pilares donde se asienta la eficacia de
nuestros deportes y requiere fundamentalmente motivación y fuerza de voluntad.
Motivación para alcanzar el objetivo deseado a pesar de los imponderables. Fuerza
de voluntad para no dejarse llevar por los acontecimientos inmediatos y perdurar en el
esfuerzo. La esencia de un deporte como el mío, el judo, es enfrentarse a un rival de
manera directa, cuerpo a cuerpo con el objetivo que mi mejora mediante el
entrenamiento me permita ganar al rival que en esos momentos tengo delante. Saber
superar momentos de fatiga, ir perdiendo y mantener la calma, esperar tu
oportunidad desarrolla el autocontrol y economiza energía mental. Así contribuimos
para formar un sistema de creencias potenciadoras, que sea capaz de regular
nuestros pensamientos, emociones y conductas, permitiéndonos dar lo mejor de
nosotros y mejorar nuestra autoestima. Yo le llamo, haciendo un juego de palabras,
“autoestima depor-saludable” a la que ganamos mediante la práctica deportiva,
entendida en las artes marciales como equilibrio emocional, crecimiento y paz interior,
sentido de seguridad en uno mismo y de disposición en general hacia la felicidad.
¿Queréis saber por que las deportistas de artes marciales son tan duras y
resistentes? ¿Por qué cuando les duele algo se levantan y siguen?
Son así porque lo entrenan: Resiliencia. Me gusta definirla como el coraje que
aparece ante la adversidad. Y se entrena. La superación de barreras, pequeñas al
principio, pero que crecen con la experiencia y el entrenamiento se traduce en una
transformación positiva en la deportista, ayuda a soportar la presión y a encontrar,
aunque pueda parecer paradójico, el equilibrio emocional en situaciones de estrés.
Habré realizado cientos de combates a lo largo de mi carrera deportiva, en
competiciones de primer nivel y en torneos “amistosos”, con rivales mejores y con otros
no tan destacados, pero lo que interiorice casi desde el principio de mi carrera
deportiva y fue quizás uno de mis sellos de identidad como judoka fue no dar nunca
por perdido un combate. Luchar hasta el final, darlo todo, sobreponerme al
cansancio, a la derrota y a la victoria buscando dar lo mejor de mí. La resiliencia se
entrena, la llevamos dentro y hay que buscarla, dejarla salir y desarrollarla.
Así pues, ¡Hajime! O lo que es lo mismo, que empiece tu momento…
“La vida es una oportunidad para ser feliz, no es un lugar donde ir, es un
camino que recorrer” Chechu Cabas
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